Cambio demográfico y pensiones
Jorge Herrera Fernández
Pensionado IVM
Según se nos informa, la “mesa de trabajo” facilitada por SUPEN para “fortalecer” las pensiones, ha analizado y encontrado que “los cambios demográficos presionarán las pensiones”. Sorprende que tales hallazgos se anuncien como si los cambios en las proporciones de grupos etarios en la población ocurrieran de hoy para mañana y resultaran imprevisibles.
Es importante que los cotizantes y beneficiarios de los regímenes de pensiones valoremos correctamente lo que está sucediendo. Para ello es necesario que tengamos presente una historia en la cual se anunció el cambio demográfico y se advertían sus consecuencias. Como en no pocas circunstancias del acontecer institucional y social, se trata de “crónica de una muerte anunciada”. Veamos
El Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010
Este documento, en su página 45, nos refería “una transición demográfica de grandes consecuencias”.
“En efecto, la disminución de la mortalidad infantil y el incremento de la expectativa de vida de los costarricenses, a los que se suma la disminución de las tasas de fertilidad de la población, han levado a una transición demográfica de grandes consecuencias: en el futuro la población del país será más vieja y la relación de trabajadores activos personas dependientes disminuirá. Estos dos cambios tienen impactos sobre el patrón epidemiológico del país y sobre las finanzas de la seguridad social (es decir, tanto del Seguro de Salud como como del Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte).”
El estudio de Luis Rosero y Pamela Jiménez
Mediante un acuerdo entre la Contraloría y la Universidad de Costa Rica los mencionados profesionales elaboraron el estudio “Retos y oportunidades del cambio demográfico para la política fiscal” (publicado en 2011). Algunos señalamientos puntuales de dicho estudio:
“Esta publicación presenta los resultados de un estudio efectuado en el Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica por iniciativa de la Contraloría General de la República (CGR) y según Carta de Entendimiento suscrita en enero de 2011 por Rocío Aguilar Montoya, Contralora General de la República, Libia Herrera Uribe, Rectora a.i. de la Universidad de Costa Rica y Roberto Guillén Pacheco, Delegado Ejecutivo de FUNDEVI.”
[…]
“Lo que viene en Costa Rica hacia adelante es más bien un anti-bono demográfico o un bono negativo, particularmente en el ámbito de las finanzas públicas y, dentro de ellas, en los sectores de la salud y las pensiones, especialmente en las pensiones.”
[…]
“El bono fiscal negativo informa que la base demográfica de contribuyentes crecerá a menor velocidad que la base demográfica de prestaciones demandadas a partir del 2013. Por ejemplo, lo que se espera recaudar alrededor del 2020 en contribuciones a los regímenes de pensiones crecerá cada año 3% más despacio que las obligaciones a pagar.”
Con la siguiente imagen, este estudio de Rosero y Jiménez mostraba gráficamente los significativos cambios que vendrían en la estructura de edades de la población costarricense:
La Memoria Anual de la Contraloría 2010
Con los resultados del estudio ya referido, la Contraloría en su Memoria Anual 2010 hacía lo propio advirtiendo las consecuencias y llamando a las entidades públicas para que tomaran las previsiones pertinentes:
“Desde una óptica fiscal y para la gestión pública como un todo, el cambio demográfico es una variable que debe analizarse principalmente desde una perspectiva de mediano y largo plazo. Las distintas instituciones del sector público -cuya actividad se vea directamente afectada por el cambio demográfico- deben reconocer y canalizar estos fenómenos a través de sus procesos de planificación y presupuestación, impactando directamente la calidad, eficacia y eficiencia del gasto público y en la prestación de sus bienes y servicios.”
[…]
Es decir, a partir del año 2014, el crecimiento en la recaudación tributaria (incluyendo las contribuciones sociales), inducido por la dinámica demográfica del país, será a una menor velocidad que el crecimiento en las transferencias públicas, inducido también por la dinámica demográfica. Vale decir que se reduce la base de contribuyentes potenciales (por la menor participación relativa de las personas jóvenes dentro de la población total) respecto a los receptores de transferencias públicas en su mayoría personas adultas mayores, cuya participación dentro de la población total está aumentando.” (Contraloría General de la República, Memoria Anual 2010, página 13).
La Caja, el “cambio demográfico” y sus implicaciones
El documento “La sostenibilidad financiera en el Seguro de Salud” del año 2009 muestra que las autoridades de la institución consideraban el cambio demográfico como un factor exógeno que afectaba los ingresos de los seguros sociales. Aunque en el documento que se muestra refieren al seguro de salud, los efectos no podían ser ignorados para la gestión del Seguro de Pensiones IVM.
Los informes de la Organización Panamericana de la Salud en 2011
La Comisión Especial Legislativa que estudiaba la situación de la Caja, Expediente 18.201 recibió en audiencia a funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el 21 de octubre 2011. El acta de la sesión de ese día indica:
Señor Federico Hernández Pimentel, representante de OPS
[…]
“Hay una consideración que nosotros queremos traer a cuenta, señoras diputadas y señores diputados, es el proceso por el cual este país ha atravesado. Los cambios demográficos, recientes, implican que el costo de los servicios que el tipo de atención, que el tipo de profesional, que las competencias, que las capacidades y el desempeño sea diferente, en términos de demanda, en términos de oferta y en términos de costo. No es lo mismo atender una población joven que atender una población envejeciendo”.
En resumen, las presiones del cambio demográfico sobre el sistema de pensiones no son una novedad, fueron advertidas hace muchos años. Antes que aceptar sin más las versiones actuales, es imprescindible considerar que si las entidades públicas responsables hubieran actuado oportuna y responsablemente, hoy las condiciones no serían tan críticas. La desidia, la negligencia y las acostumbradas “pataditas a la bola” cobrarán costosas facturas con drásticos ajustes en las pensiones y un mayor costo social y económico. Los responsables deberían rendir cuentas y los afectados exigirlas. Valga la frase de Joseph Stiglitz: “Quienes más sufren en una crisis son quienes no jugaron ningún rol en crearla”.