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Etiqueta: saqueo

Costa Rica y Protocolo de Nagoya: una vez más el colonialismo interno

Observatorio de Bienes Comunes

A partir del voto de la  Sala Constitucional en la resolución número 2023006154, mismo que da luz verde al Protocolo de Nagoya para que siga su curso en segunda votación en la Asamblea Legislativa sin consulta a pueblos Indígenas, nos preguntamos ¿Cuáles son los vínculos de estas acciones que violan los derechos de los pueblos orginarios?

Repasamos algunas de nuestras lecturas, y retomamos una discusión que sigue vigente en los esfuerzos institucionales por desconocer los derechos y participación de los Pueblos Indígenas, y nos referimos al Colonialismo Interno. Es el modo y forma mediante el cual las dinámicas de dominación y explotación encuentran los mecanismos para garantizar su reproducción y expansión en las diversas dimensiones de nuestras sociedades.

Parten de integrarse a los sistemas sociales, políticos y jurídicos del país, para favorecer así las desigualdades estructurales, justificando su existencia en las normas y «normalizando» las conductas racistas como muestras de la necesidad del «desarrollo».

En definitiva, lo podemos encontrar como la prolongación de las formas-modos coloniales de gestión, la defensa de privilegios y justificación de las formas de saqueo y explotación de los territorios donde habitan los pueblos originarios.

Invitamos también a leer el texto de don Pablo González Casanova sobre el Colonialismo Interno publicado por CLACSO.

Les compartirmos esta infografía para motivar el debate del colonialismo interno en nuestras sociedades.

Imagen: Grabado del siglo XVIII que refleja el tráfico de esclavos africanos en el Caribe. Tomada de: t.ly/z-Iw

¡Ya basta de monarquías!

Mag. José A. Amesty Rivera

Quedamos estupefactos, indignados, alarmados y sin creer, cuando por televisión, era transmitida a nivel mundial, la coronación del rey Carlos III en Londres.

Recordemos que, este increíble acto oficial británico obedece a la llamada Commonwealth, que es la organización, fundada en 1931, y creada por el Reino Unido, para tratar de dar continuidad territorial y política a aquellos territorios y países que habían tenido relación con el Imperio británico, pero sobre los que ya no tenían tanto poder.

Algunos países, conocidos como los reinos de la Commonwealth son actualmente: Antigua y Barbuda, Australia, las Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, las Islas Salomón, Tuvalu, el Reino Unido y, hasta hace poco, Barbados.

A su vez, quien lidera la Commonwealth, es el rey Carlos III del Reino Unido, cabeza de la organización, según los principios de la Mancomunidad, «símbolo de la libre asociación de sus miembros«.

Resulta igualmente asombroso que, según el profesor costarricense Juan Félix Montero Aguilar en su artículo: «Algún día el mundo quedará libre de monarquías«, señala que las «monarquías han dejado una estela de opresión en sus pueblos y súbditos y en particular de explotación, esclavitud, saqueo, masacres, genocidio en sus colonias y excolonias, con lo cual han alimentado su lujo y derroche».

Cuando observamos la coronación, nos indignamos ante tanto lujo y derroche como lo señala el profesor Montero Aguilar, y es lo que pretende este artículo, mostrar tanta riqueza, ante tanta necesidad en el mundo.

En la ceremonia suntuosa, por decir un mínimo adjetivo, por ejemplo, el carruaje donde fue paseado el coronado rey, según la BBC News Mundo, llamada «Carruaje del Jubileo de Diamante, la majestuosa carroza es de apariencia antigua, pero con comodidades modernas como calefacción, aire acondicionado, ventanillas eléctricas, suspensión hidráulica«.  

La Corona de San Eduardo, fue la colocada al rey durante la ceremonia, la estructura es de oro macizo, incrustada de rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y gemas de turmalina.

La Silla de la Coronación es un trono, llamado El Trono de San Eduardo, con decoraciones bañadas en oro.

El primado de la Iglesia de Inglaterra, le puso a la reina Camila (esposa del rey Carlos III), la Corona de la reina María que fue hecha en 1911, para la abuela de la reina Isabel II. La Corona es de plata, cubierta por 2.200 diamantes, tres diamantes de estos, llamados de Cullinan fueron extraídos del diamante más grande del mundo.

Otro Carruaje de Estado de Oro, hecho en madera y bañado en oro.

Para no hacer tan extenso los privilegios, fortuna y otros, de la familia real británica, resumimos según el semanario The Sunday Times, incluyó a la reina Isabel II en su lista de las personas más ricas de Reino Unido con US$430 millones, mientras que la revista Forbes estimó su riqueza en US$500 millones.

También es difícil de calcular cuánto le cuesta la familia real al contribuyente inglés, la seguridad de la familia real, de la que normalmente se encarga la Policía Metropolitana.

David McClure, experto en la realeza y autor del libro «The Queen’s True Worth» (El verdadero valor de la reina), ha estimado que el costo del gobierno para proteger a la familia supera los US$100 millones anuales.

Sin embargo, otras organizaciones como Republic, que aboga por el republicanismo, estima que el costo total de la monarquía, tomando en cuenta los costos de seguridad, es de alrededor de 345 millones de libras esterlinas (casi US$400 millones).

Lo anterior es un derroche y una desfachatez de solo una familia monárquica, que se pavonea a nivel mundial por tv.

Mientras tanto, migrantes de varios países, no importa ahora de que país y de que huyen, con niñas y niños, pululan en las fronteras de varios países de América Latina y el mundo, con hambre, semi desnudos, sucios y sin ninguna garantía de poder salir adelante en otra nación.  

Datos más macroeconómicos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, «entre 702 y 828 millones de personas enfrentaron hambre en 2021«.

Según la Fundación Acción contra el Hambre, cada día 24.000 personas mueren de hambre en el mundo. De ellas, 18.000 son niños y niñas de entre uno y cuatro años. Es decir, ocho de cada diez personas que pierden la vida por culpa del hambre son niños muy pequeños. Esta tragedia afecta especialmente a aquellos lugares que no tienen acceso a alimentos, agua potable, atención sanitaria y todos aquellos servicios básicos para una vida digna.

Así mismo, la escasez de alimentos es una de las principales causas del hambre en el mundo. La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que entre 720 y 811 millones de personas sufrieron hambre en el año 2020.

Además, la ONU ofrece datos de cómo está repartido el hambre y la desnutrición en el mundo. Unos 282 millones de personas viven en África, 418 millones viven en Asia y 60 millones viven en América Latina y el Caribe.

Los datos son abrumadores y extensos, así como los datos del derroche de las monarquias. Por ello es indignante ver como se le da cobertura a nivel mundial a un acto tan cursi, tan vano y tan inverosímil, ante tanta necesidad en el mundo.

Es momento que desaparezca la monarquía, porque es imposible mantener este tipo de gobierno que se caracteriza por: ser un sistema político basado en el gobierno de una sola persona, es decir, que tiene poder absoluto. Tener un rey o reina que solo puede acceder al cargo de manera hereditaria. Tener un monarca que es símbolo de continuidad. Ser una única organización político-administrativa. Estar constituida por normas y mandatos retrógrados. Ser un reinado vitalicio, es decir, que gobierna el mismo linaje real de por vida, excepto que el sistema evolucione o sea derrocado.

Finalmente, se agrega a esta trama perversa, inhumana y sin sentido, lo que acertadamente señala el profesor Montero Aguilar, esta monarquía inglesa y las otras son toleradas por el capitalismo, «con tal que sean monarquías capitalistas«.

Porque el capitalismo, se basa en el máximo beneficio económico sin plantearse ningún límite. Y eso, en un mundo limitado, no es compatible. Cuando el fin es la rentabilidad económica, el bienestar social queda en segundo lugar. No hay capitalismo bueno o malo, siempre es malo en sentido objetivo, no moral, porque genera enfermedad y muerte.

En una sociedad capitalista, como la que vivimos, se centraliza en el desarrollo per se del individuo, defiende la propiedad privada, acumula riqueza y poder, desarrolla la tecnología y explota los recursos naturales. La proposición fundamental del capitalismo es, “vamos a hacer dinero”.

 

Imagen: https://letraslibres.com/

Sin abrevar en El Lete

Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas

Jorge Badilla (54) de Paso Ancho, Vinicio Otárola (49) de Alajuelita, Pamela Salas (29) de Hatillo, Sonia Barahona (65) de Moravia, Roberto Rivera (51), Jorge Pacheco (52), Dany Calvo (73) de Tibás, Xinia Robles (57) de Patarrà, Raúl Fernández ( 41) de Curridabat, Gerardo Jiménez (73) de Orosí, Victor Rugama (67), Roberto Sáenz (68) de San José, Amado Villalobos (81) de Alajuelita, Felicia Hidalgo (82) de Alajuelta, Noemí Granados (64) de Tibás, Eduardo Arias (53) de Paso Ancho y Lucía Castillo (21) de Tillarán; todos ellos hermanos costarricenses que vieron minar sus fuerzas hasta fallecer, víctimas del COVID-19; al igual que más de 1 400 hermanos cuyas vidas ha arrebatado este pequeño enemigo. Diecisiete hermanos y hermanas que ya no estarán con nosotros. Nunca han de ser olvidados; hoy el vacío que dejan a familiares y amigos, debe ser llenado de hermosos recuerdos, por todas las cosas buenas que representan para sus familias y comunidades.

El olvido, semánticamente hace referencia a una acción involuntaria. Y como pueblo, como nación, no debemos de olvidar, como algunos por allí intencionadamente lo desean.

Haré referencia a dos de los actos de presumible corrupción más grandes de la era moderna costarricense. Para posteriormente detenernos en uno de ellos, tras denuncia interpuesta en los tribunales, hace tres años. La historia costarricense en estos últimos años, no ha sido marcada por las grandes obras y logros que hayamos alcanzado, como en otros momentos, de los que hemos sido capaces como hermanos, como país; sino por bochornosos y vergonzosos actos de corrupción y apropiación indebida de lo público. Y digo de lo público porque es a lo que está llamado a ser de todos nosotros y al disfrute de dicho bien, sea una moderna carretera o una nueva represa hidroeléctrica, que genere más energía limpia y aporten al desarrollo, progreso y bienestar del país.

De acuerdo con lo anterior, dos de los proyectos más escandalosos donde la depredación y colusión de empresarios y funcionarios públicos son vivo ejemplo del saqueo de las finanzas públicas, lo constituyen sin duda alguna, el proyecto Balsa Inferior de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y la fenestrada construcción de la ruta 35 Sifón-La Abundancia, trayecto de la carretera Naranjo-San Ramón-San Carlos. Ambos proyectos ubicados geográficamente muy cerca de nosotros.

Durante muchos años cúpulas empresariales y políticas estuvieron protegidas de alguna manera, por la inacción-ausencia de la fiscalía general de la república en manos de Jorge Chavarría.

El Proyecto Balsa Interior, en el periodo comprendido entre 2008 y 2015 pasó de 94 a 361 millones de dólares. No se investigó, no se acusó a nadie ni mucho menos se señalaron culpables. Dichos costos fueron internalizados y la CNFL se ve imposibilitada a bajar tarifas.

De allí el reto que enfrenta la actual Fiscala General de la República, Emilia Navas Aparicio. Depende de ella hacerlo sencillo o complejo. Empezó su trabajo con gran energía y no ha temido investigar a diputados, exdiputados, exmagistrados y hasta al mismo presidente. Pero nos da un gran temor que con el paso del tiempo haya perdido fuelle.

En gran medida la confianza que puede sentir el costarricense en nuestro régimen democrático, reside en la credibilidad que tenga el poder judicial. Siendo el último poder constitucional en configurarse hasta pocos años después de la vida independiente, hoy por hoy el comportamiento de magistrados y de quien ocupe la fiscalía general debe ser prístino, transparente y consecuente con la ley. Sus jerarcas deben darnos señas que los tenebrosos tiempos y opacidad con se manejó Jorge Chavarría quedaron atrás.

El 17 de noviembre de 2017, a raíz de las barbaridades detectadas en la construcción de la carretera Sifón-La Abundancia, donde tras la salida de la empresa RSA de China Taiwán, a partir de 2008 autoridades del MOPT CONAVI, decidieron otorgarle dicho contrato a la empresa Sánchez Carvajal sin mediar concurso público alguno ni licitación –todo frente a la CGR que no dijo ni tus ni mus– . La construcción de dicha obra que aún no concluye, se ha convertido en la obra pública más onerosa de este país. En el periodo comprendido entre 2007 al 2014, el monto inicial fue de $61 millones y ha llegado hasta 287 millones de dólares hace exactamente tres años. El desarrollo de dicha obra de 29,7 kilómetros ha sufrido un camino en extremo tortuoso y generando diversas adendas al contrato, todas avaladas con gran complacencia por parte de la CGR, donde inmisericordemente han refrendado cuanto aumento haya pedido la empresa, en el costo de la obra, sin preguntar mucho sobre las causas de dichos desajustes Conforme había nueva adenda, de esa misma manera iba aumentado el monto de la obra. El contubernio entre la empresa y CONAVI se iba consolidando y dicha situación en ningún momento fue objeto de investigación o indagación alguna, por parte de ningunas de las dos contraloras durante todo este periodo, fuera Rocío Aguilar Montoya o Marta Acosta Zúñiga. Pareciera que la ex contralora y la actual contralora, han estado más ocupadas intentando cogobernar, que cuidando -como debieran- las finanzas públicas y la ejecución de obras de calidad. Son varios los informes de LANAMME, que una y otra vez señalaron malos trabajos, despilfarro, inoperancia, obras de mala calidad y sobreprecios en materias primas y severos daños ambientales. Esto conduce a miles de costarricenses a estar en presencia de la mayor estafa que se haya cometido en este país. Interpuse senda denuncia penal por peculado ante el ministerio público, contra funcionarios de CONAVI y de la Empresa Sánchez Carvajal, de manera que la fiscalía investigara las actuaciones de: Abraham Sánchez Castro, Pablo Torres Morales, Albert Sánchez González, Carlos Solís Murillo, Cristina Vargas Calvo, Carlos Segnini Villoabos, Mauricio Salom Echeverría, German Valverde, Mario Marín Rivera, Mónica Navarro del Valle, Jorge Solano Jiménez y Cristhian Campos Monge, unos por pecar de acción y otros por omisión.

Pasamos de las palabras a los hechos y por ello la fiscalía abrió la causa 14-000808-0332-PE, a la cual se le adicionaron las otras dos anteriores tras denuncias de este servidor en la fiscalía de San Ramón y la fiscalía Agraria (causas 14-000037-611 PE y 14-808-332 PE); todas relacionadas con lo que ha estado ocurriendo en esta ruta Sifón la Abundancia y el contubernio entre CONAVI y la empresa Sánchez Carvajal. Esta última denuncia ya había sido desestimada por el ex fiscal Chavarría, pero la fiscala Navas y su equipo la reincorporaron al expediente que ahora es visto en la Fiscalía Adjunta de Probidad, Transparencia y Anticorrupción, ubicada en Ciudad Quesada y en manos de la Fiscal Auxiliar, Mariana Bolaños Hidalgo.

Dicho proceso judicial prácticamente está listo desde enero de este año y en julio solamente se estaba a la espera del auto de elevación a juicio por parte del señor fiscala general. O sea, que a pesar de que el expediente está listo y bastante completo por alguna extraña razón, en todo este 2020 no se ha avanzado más. Desconozco las razones por las cuales doña Emilia Navas Aparicio aún no procede a elevar dicha acusación y solicitar juicio contra los imputados. Cuesta creer que exista la impunidad, en este caso donde millones de dólares de las finanzas públicas han sido comprometidos y aun no hay responsables. El Poder Judicial debe hacer su trabajo; sería muy sano para nuestro Régimen democrático, si la Procuraduría General de la República también intervenga en esta gigantesca estafa al pueblo costarricense.

Confió en nuestras autoridades judiciales que no tendrán que pasar otros tres años más para que en los tribunales se haga justicia y se envié una señal directa de que la esperanza de heredar un mejor país a nuestros hijos es válida. Y a los corruptos el mensaje de que aprovecharse de esa manera de los costarricense, sólo podrá tener un resultado, que es la cárcel.

En temas referidos a las dolorosas secuelas y sufrimiento ocasionados por una penosa enfermedad; y ante el robo y asalto de las finanzas públicas, no cabe de ninguna manera, el olvido.

9-XI-20

El Lete: Río del Hades. Tomar de sus aguas provocaba olvido (mitología griega).

 

Imagen: colección de Wilhelm Wandschneider.

¿Quo Vadis independencia judicial? La jueza RB Ginsburg y la dignificación del oficio

Rosaura Chinchilla-Calderón

Juzgando a los jueces. La ciudad que desde 1923 había albergado congresos propagandísticos del Partido Nacionalsocialista alemán, al terminar la II Guerra Mundial fue elegida simbólicamente para desentrañar la responsabilidad de dirigentes del Tercer Reich en los crímenes de guerra y de lesa humanidad. Los juicios de Nuremberg sentaron las bases del Derecho Penal Internacional. Uno de esos procesos se efectuó contra jueces y fiscales: 16 abogados (todos hombres) fueron juzgados durante nueve meses. Solo tres resultaron absueltos, uno se suicidó antes y otro no lo concluyó por enfermedad. A los 11 restantes se les condenó a diversas penas. La acusación les atribuía el abuso de las causas judiciales y penales para dar ropaje de legitimidad al asesinato masivo, la tortura y el saqueo de bienes de cientos de miles de personas. Es célebre la frase del proceso que lo resume: “la daga de los asesinos estaba encubierta por el manto del jurista.”

Judicatura y muro. Más de medio siglo después, en EUA un candidato millonario gana las elecciones gracias a un discurso supremacista blanco, misógino y xenófobo. Su principal promesa: construir un gran muro fronterizo para controlar la inmigración. Pronto chocaría con una sólida pared de negativas judiciales: jueces de California detuvieron las restricciones al asilo en frontera impuestas por Trump; luego, jueces federales dictaminaron que era ilegal la declaratoria de emergencia con la que el mandatario pretendía obtener financiamiento para esa obra y también fue gracias a resoluciones judiciales de Nueva York que se evitó la entrada en vigencia de una norma que establecía que las personas inmigrantes eran una «carga pública» y eso las hacía inelegibles a la residencia permanente. Tampoco los jueces y juezas de lo migratorio (dependientes del ejecutivo y no del judicial) han cedido ante las presiones para que se aligeren deportaciones masivas. En ese marco, el presidente de la Suprema Corte, el juez John Roberts, nombrado por el republicano Bush dijo: “No tenemos jueces de Obama, o jueces de Trump, o jueces de Bush, o jueces de Clinton. Lo que tenemos es un grupo extraordinario de jueces dedicados que dan su mejor nivel por la igualdad de derechos de quienes están delante de ellos (…) Esa independencia judicial —prosiguió— es algo por lo que deberíamos estar agradecidos”. Fue el mismo juez ‘conservador’ que se unió con los ‘liberales’ para salvar parte de los fondos para población joven migrante del Obamacare.

Judicatura y democracia parlamentaria. En Reino Unido, Boris Johnson suspendió el Parlamento para, de esa manera, impedir el debate y forzar la salida dura que él patrocinaba para el Brexit con la Unión Europea. El Tribunal Supremo, por unanimidad de sus once jueces y juezas, declaró ilegal y nula, de pleno derecho, la medida, calificándola de pretender silenciar y obstaculizar la labor parlamentaria y de haber generado un engaño y un consejo erróneo a la Reina Isabel. Las sesiones del Parlamento se reanudaron en octubre del año anterior y las discusiones sobre ese tema continuaron por las vías normales establecidas al efecto. La justicia salió al paso del atajo ilegal pretendido por el político para fortalecer su agenda.

El campesino, las puertas de la ley, el molino y la judicatura. ¿Qué tienen en común esos casos? Primero, que por grave que sea la situación, esta se dirime, en definitiva y con sólidos criterios jurídicos, en un tiempo prudencial, sin dilatar las eternidades a las que, lamentablemente, nos vamos acostumbrando en C.R. y que nos hace tan cercana aquella imagen creada por Kafka, del campesino que muere frente a la puerta de la ley, a la que nunca tuvo acceso, aunque formalmente estaba “abierta”.

En segundo lugar, interesa enfatizar el poder clave que tiene la judicatura tanto para darle ropaje de legitimidad a los más perversos móviles, como cuando, actuando bajo el alero de la normativa vigente en una sociedad democrática, puede detener los desmanes del poder y evitar el quiebre institucional.

En el primer caso, el juez o la jueza se comporta como un engranaje más en la perversa máquina que muele, a su paso, a los opositores y disidentes y se arrodilla a recoger migajas con el fin de, parafraseando a Novoa Monreal, obstaculizar o impedir el cambio social y mantener un orden hegemónico (clasista, sexista, racista, xenófobo, adultocéntrico, homofóbico), excluyente de grandes grupos de la población.

En el segundo, quien ejerce la función jurisdiccional lo hace como medio para la defensa de la dignidad de las personas frente al cinismo del poderoso. Por ello, no es infrecuente hacer referencia al cuento del molinero y el rey: aquel tenía un molino cerca del palacio donde este acudía a descansar y de cacería. El ruido de las aspas impedía ambas cosas. El rey hizo llegar ante sí al campesino para comprarle el molino, pero su dueño se negó. Ante ello, el monarca le advirtió que estaba en sus manos destruir la obra, sin siquiera pagarle una sola moneda, ante lo que el molinero dijo: «Eso sería una grave injusticia, majestad y hay jueces en Berlín» refiriéndose a la capital del reino.

Sí, hasta el más grande poder puede ser controlado con una judicatura independiente. Ahora también hay juezas y no solo en Berlín sino en muchos otros lares.

Judicatura como mecanismo de tutela de derechos humanos. La judicatura en un Estado Republicano y Democrático de Derecho ha de ser un contrapoder que garantice, efectivamente, los derechos humanos de las personas. Valga enfatizarlo: todos los derechos humanos, de todas las personas. Debe hacerlo a partir de la normativa vigente y del respeto a la jerarquía de las fuentes, apartándose de criterios morales, religiosos, ideológicos o de cualquier otra índole de quien decide.

No digo, con ello, que quien juzga sea una tábula rasa impermeable a sus circunstancias y cultura. Pero no solo debe hacer un ejercicio por objetivar e identificar sus preconcepciones, sino, además, cuando estas choquen con las estatuidas para toda la ciudadanía, ha de optar por estas y no por las suyas, respetando los estándares internacionales en materia de protección de derechos humanos. Debe sustraerse a la tentación de pretender imponer su visión del mundo al conglomerado social y centrarse en decidir los conflictos de acuerdo con unas reglas preestablecidas aceptables para todos los grupos.

Juristas de la historia. Dada esa misión, de decisión en el humilde caso particular, la judicatura es un oficio en soledad. El ejercicio escrupulosamente honesto (en todo sentido) de la función jurisdiccional hace perder el favor de los poderosos (pues los contiene en sus desmanes y esto provoca ataques al funcionario/a) y, dado que las decisiones suelen ser, también, contra-mayoritarias, ubica a su titular de espaldas a los gritos de júbilo de las masas que, en no pocas ocasiones, piden crucifixiones de inocentes a cambio de liberaciones de ladrones.

Pocas veces alguien que desempeñe esta función se ubicará en los libros de historia de los pueblos. Y cuando tal cosa ocurre no es porque dicha persona lo haya buscado, sino porque se le reconoce la extraordinaria coherencia, en ocasiones a punto de inmolación, de su vida, obra y pensamiento, la cual ha logrado cambiar destinos, tanto por la incidencia directa que tienen sus decisiones, como por aquella indirecta, a largo plazo, sobre estructuras que no estaban listas, antes, para asimilar posiciones visionarias y progresistas. Por ello, se estudian los aportes del juez inglés Edward Coke, de los jueces norteamericanos John Marshall y Oliver Wendell Holmes JR, o del integrante del tribunal constitucional austriaco Hans Kelsen, para citar unos.

Y no es que las juezas no hayan hecho historia. Es que, como es lógico suponer, a ellas originalmente no les fue permitido el ingreso a la academia, el ejercicio de actividades laborales fuera de sus casas ni el integrar órganos decisores. Pese a ello, destacan nombres de mujeres, de sólida formación interdisciplinaria y primeras juristas, con aportes imprescindibles en la evolución jurídica: Concepción Arenal (España, 1820-1893), Mary Ann Shadd Cary (afroamericana, 1823-1893) y Cornelia Sorabji (India, 1866-1954), para citar unas.

La dignificación del oficio judicial en manos de una mujer. A ese Panteón de juristas insignes se ha integrado, para siempre, LA JUEZA de jueces, la «Notorious» Ruth Bader Ginsburg, la más destacable jurista mundial contemporánea, gracias a la defensa de los derechos de las personas afrodescendientes, de los y las migrantes, de la comunidad LGBTIQ+ pero, sobre todo, de las mujeres. La jueza Ginsburg hizo de la igualdad de las mujeres en la Carta Magna de los Estados Unidos (caso United States vs. Virginia) lo que, en su momento, intentara Olympe de Gouges (Francia, 1748-1793) con la Declaración de los Derechos Humanos, perdiendo la vida por ello: la “simpleza” de decir que los derechos del hombre y del ciudadano son también los de la mujer y la ciudadana.

Como mujer, vivió, en su propia piel, el ser discriminada por su género tanto en la academia (como estudiante en Harvard y Columbia) como en el ejercicio profesional, pese a ser una intelectual brillante y sobresaliente según da cuenta su trayectoria como defensora de derechos humanos en la ACLU (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, por sus siglas en inglés). Sostuvo, sin renuncia de sí, los roles de cuidados culturalmente asignados al suyo.

Su nominación a la Suprema Corte en 1993 por Clinton fue recibida con alguna frialdad por algunos colectivos, dadas sus posiciones sobre el tema del aborto, las cuales ella supo conciliar con una interpretación derivada de los principios jurídicos. En Gonzales v. Carhart (2007; 550 U.S. 124) RBG le recordó al juez Kennedy que, en sus propias decisiones anteriores sobre el aborto y los derechos de la comunidad LGBTI, él había afirmado que la obligación de los jueces es definir la libertad de todos, no imponer el código moral propio. Ojalá lo recuerde así la nominada jueza Amy Coney Barrett quien, pese a que ha externado posiciones a favor de las políticas de dureza frente a la inmigración, a favor del derecho de los estadounidenses a tener y portar armas y ha dicho que la vida humana inicia con la concepción, también ha referido que “mi filiación personal con una iglesia o mi creencia religiosa no hará que deje de cumplir mis deberes como jueza» y que «Los jueces no son legisladores y tienen que dejar a un lado cualquier opinión política que tengan.«

Magistratura costarricense en el ocaso de la Segunda República. En C.R. la selección y elección (alternada para el bipartidismo) de quienes ostentaron puestos en la cúpula judicial estuvo signada, durante parte de la Segunda República, por la independencia con que, en términos generales, se comportaban las personas designadas (en su gran mayoría hombres, pues, a hoy, de 22 escaños titulares solo 8 los ocupan mujeres).

Ese comportamiento se ha explicado por la solidez de los atestados de quienes se seleccionaba, pero acaso haya sido producto, también, de la selectividad de los conflictos que debían resolver. Recuérdese que hasta finales de los años 80 del siglo anterior, la Constitución Política era letra muerta, ante la falta de control de constitucionalidad efectivo; la jurisdicción contenciosa para exigir cuentas al y desde el Estado era una maraña impenetrable y sin uso; la criminalidad era la convencional, de grupos marginales y los conflictos civiles y de familia estaban regulados por el Código Civil de 1887, recién medio remozado, una década antes, por el Código de Familia, que se había desmembrado de él. Además, los temas laborales discurrían con la aceptación mayoritaria: las garantías sociales estaban constitucionalizadas (en una norma de simple papel), las asociaciones solidaristas se aceptaron para quebrantar el movimiento sindical, no se criminalizaba la protesta social y aún tenían aceptación las convenciones colectivas como válvulas de escape de algunos conflictos sociales.

A mediados de los años 80 se suscribe el primer Programa de Ajuste Estructural o PAE I; durante la administración de Arias Sánchez (1986-1990) se firmó el segundo y entre los gobiernos de Calderón Fournier (1990-1994) y Figueres Olsen (1998-2002) se negoció y ratificó el tercero. Todos partían de la reestructuración estatal a cambio de financiamiento.

Ese período —de finales de los 80 y la década de los 90— coincide con cambios normativos importantes: en 1989 se aprueba la Ley de la Jurisdicción Constitucional y se efectúa una reforma constitucional para crear la Sala Constitucional la que, en adelante, tendría la potestad de definir el rumbo del país. La conformación inicial del órgano asumió, con seriedad y rigor, su papel: vedó la existencia de las tan comunes normas atípicas del presupuesto y de las partidas específicas: mecanismos populistas de uso frecuente por los políticos de turno; se empezaron a controlar los excesos autoritarios del Estado, a través del poder punitivo y de policía (redadas a bares LGBTIQ+ y uso de mano de obra gratuita para obras privadas por medio de la imposición de una sanción a través de la Ley contra la vagancia la Mendicidad y el abandono para mencionar algunos); por un voto de diferencia se impidió la reelección presidencial (tema, este, clave en la conformación posterior del órgano) y el legislativo quedó desnudado en sus excesos y omisiones.

Si se piensa que, producto de aquellos programas económicos, se discutiría, en ese órgano judicial, el acople de la legislación en materia de liberación de los depósitos bancarios (1992), la privatización del ICE y la apertura de los servicios eléctricos y de telecomunicaciones (“huelga por el combo del ICE”, 1999-2000), el segundo intento de la reelección presidencial (esta vez con éxito: 2003), la eliminación del monopolio de seguros (2008, ley No. 8653), la minería a cielo abierto (2008) y otros temas relacionados con el agua y el TLC, para citar solo algunos, se comprende por qué era clave dominarlo y cambiar su composición.

Por otro lado, hacia finales de los años 90 se aprobaría un Código Procesal Penal con un modelo marcadamente acusatorio, que dejaba en manos de la Sala Tercera el juzgamiento de los miembros de los supremos poderes (y la casación en poder de la totalidad de la cúpula judicial, elegida por la Asamblea Legislativa). Eso, sumado a algunas acusaciones fiscales que generaron procesos contra políticos a quienes se les atribuyó una amplia gama de delitos relacionados con la corrupción en la función pública, haría que resultara vital la cooptación de ese órgano.

En lo que atañe a la Sala Segunda, esta tendría un papel de primer orden en la consolidación de reformas legales tendientes a la paulatina relativización de las garantías sindicales y laborales, como la flexibilización de la jornada laboral (conquista anterior a 1948, que se mantendría luego del conflicto y que aún sigue en discusión) y hasta ella llegarían los temas del reconocimiento de los derechos de la población LGBTIQ+, caballo de batalla usado por sectores conservadores con un discurso fundamentalista religioso para dividir la oposición que implicaban aquellos temas estructurales (2018-2019). Y, por último, no debe olvidarse el papel de la Sala Primera, dedicada a la materia contencioso-administrativa, en donde se discuten permisos (incluyendo sobre viabilidades ambientales), responsabilidades estatales y temas fiscales, que también se vería remozada por legislación moderna en 2008.

Ese rápido repaso permite comprender cómo se gestó y estalló la crisis del Poder Judicial costarricense de los años precedentes, en donde su cúpula empezó a ser pieza de un ajedrez partidario para impulsar, o no, intereses específicos, generándose cambios en líneas jurisprudenciales consolidadas (¡quién olvida el rol de avanzada que tuvo la Sala Constitucional en América Latina en respeto a derechos humanos!) y pugnas competenciales con órganos internacionales de protección de derechos humanos (ver votos de la Corte IDH en el caso Artavia Murillo y otros contra CR; la llamada de atención del Comité de DDHH de la ONU, etc.) rasgo, este, común a otros Poderes Judiciales de la región, como Haití, Venezuela y República Dominicana, por ejemplo.

Según datos obtenidos en la Fiscalía General de la República, a inicios de 2020 había 14 causas abiertas contra diputados y diputadas. Aunque eso no significa que sean solo 14 las personas acusadas (una sola causa puede tener varios legisladores-as involucrados-as), sí permite concluir que al menos un 24% de los diputados electores están eligiendo quiénes serán sus jueces, por lo que son los únicos ciudadanos que tienen ese privilegio. Eso explica que nuestra Asamblea Legislativa no tenga el menor interés por adoptar mecanismos para garantizar la transparencia y publicidad de los procesos de designación de magistraturas titulares y suplentes; que los votos en este tema y los de reelección sean secretos, sin motivación; que no haya compromiso contra el lobby parlamentario; que se archiven los proyectos tendientes a castigar, con la pérdida de credenciales o régimen disciplinario, los excesos de los y las parlamentarias y que allí se den el lujo de ponerle cero a los candidatos y candidatas de más alto perfil.

La clase política, así sea por mera conveniencia, debiera dejar de meter mano en los poderes judiciales del mundo. Digo que por propia conveniencia porque un juez o jueza recto, probo y que resuelva con el derecho vigente, antepondrá la defensa de lo jurídico a sus propias convicciones, como mencionaran la jueza Ginsburg (nominada por los demócratas) y el juez Roberts (nominado por republicanos), quienes bastante a menudo coincidían en sus análisis dentro de la Suprema Corte de Estados Unidos. Claro, no tolerará tampoco, sus tropelías y esto es lo que realmente se teme.

Y la judicatura nacional, la de verdad, aquella que ha llegado hasta allí por vocación y convicción democrática, debería consolidar el poder con su trabajo cotidiano, con la fuerza de los argumentos y de la razón plasmadas en las decisiones de los casos, como lo hiciera la jueza Ginsburg a través de sus votos disidentes, sin buscar ni aspirar a nada más, que no es poca cosa la que tenemos entre manos. Solo así, llegado el día que en Costa Rica tengamos que juzgar a nuestros jueces y juezas, magistrados y magistradas, se vería quiénes fueron contrapoder frente al abuso y garantía de respeto a los derechos humanos de las partes y quiénes formaron el engranaje de la maquinaria perversa de un poder cínico.

 

Imagen: MSc. Rosaura Calderón Chinchilla, Instituto de Investigaciones JurídicasFoto: Anel Kenjekeeva, UCR.

La peligrosa ignorancia de los necios

José Luis Callaci

 

Con esa prepotencia que caracteriza a los acólitos de todo lo que hace y deshace el país de las barras y las estrellas, la de los que creen saber lo que no saben a los cuales Sócrates ubicaba en la peligrosa ignorancia de los necios, un ciudadano de ese país nos hizo la temeraria afirmación, en uno de los espacios de opinión en las redes sociales, de que su adorado imperio podía destruir en pocas horas el poderío militar de Rusia y China juntas. Con la debida prudencia y respeto que nos merecen las voces discrepantes de nuestras opiniones nos permitimos responderle lo siguiente que deseamos compartir:

Tienen ustedes la lengua tan suelta cuando hablan de guerra entre naciones porque no la conocen en su propio territorio. Ni por asomo la han sufrido como sí otros pueblos, en cuenta los que hace referencia. En esa infinita estupidez humana de la que hablaba Einstein les cuesta identificar un país en el mapa, ignoran quiénes son sus habitantes su historia, su lengua y su cultura. Solo cuando deciden invadir para asegurar dominios y de paso saquear riquezas se informan bien.

Viven de apariencias y llenan sus bocas de falsedades porque carecen de argumentos. No podrían jamás tenerlos, para justificar tanto crimen como los que le siguieron a las bombas atómicas arrojadas sobre dos ciudades indefensas matando a cientos de miles de inocentes; uno de los peores genocidios de la historia sobre el cual no les ha pasado siquiera por la mente pedir perdón. Las innumerables invasiones, el uso de armas químicas y los golpes de Estado en América Latina y en otras latitudes para imponer cruentas dictaduras son parte de una dramática historia que sigue provocando grandes cataclismos sociales de refugio, locura y cementerios.

El recuento del arsenal que dice poseer su país, que con tanta petulancia, altanería y “orgullo” exhibe usted, solo ha demostrado servir para aplastar a otros como parte de ese típico matonismo que los caracteriza. Finalizo mi respuesta para decirle que lo suyo no es más que un típico “botellazo de cantina” de esos ambientes que tan bien nos describe Hollywood, de licor barato, plomo y boñiga, la pianola que toca sola y sus “damitas” heroínas. Pero felizmente los que así se comportan son cada vez los menos, para bien de la pervivencia de la especie humana y del propio planeta tierra.

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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En el marco de la conmemoración del 25 de noviembre Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres

Declaración Política

 

Nosotras mujeres plurales, indígenas, negras, afrodescendientes, mestizas, urbanas, rurales, feministas, lesbianas, niñas y abuelas, hoy nos auto convocamos para conmemorar junto a otras hermanas del mundo, este día. Nuestra conmemoración es política y de denuncia ante los efectos del sistema patriarcal sobre nuestro territorio cuerpo-tierra.

La violencia como efecto del sistema patriarcal, atenta contra nuestros cuerpos en su totalidad, se expresa de muchas maneras, desde el colonialismo, el racismo y capitalismo neoliberal, porque nos acosa, nos viola, nos mata, nos empobrece, saquea nuestros territorios, nos criminaliza, judicializa y ataca con machismo, misoginia y poder en todos los ámbitos.

Pero nosotras nos declaramos en resistencia permanente ante las diversas formas de violencia patriarcal que se manifiestan contra nuestros cuerpos, porque aportamos para la vida en el planeta. Y nos declaramos en resistencia permanente ante el saqueo y despojo de los bienes naturales en territorios indígenas como es el caso de Salitre en Costa Rica y en todos los territorios de Abya Yala. Denunciamos que las políticas neoliberales de desarrollo en la región, son una amenaza para la vida en las comunidades y son una forma de violencia territorial contra los cuerpos que ahí habitan y contra la tierra.

Nos acuerpamos con las hermanas de Salitre, hermanas mayas, xinkas, y mujeres que en todo el continente están sufriendo persecución, ataques, riesgos, amenazas, criminalización y judicialización en la defensa de su territorio cuerpo y su territorio tierra. Juntas nos hacemos fuerza y nos energetizamos para seguir caminando, porque vale la pena vivir.

Hoy estamos en las calles porque es un territorio en disputa para las mujeres, estamos porque recuperamos el espacio público para la denuncia. Hemos dejado la cocina y las imposiciones domesticas patriarcales, y nos manifestamos ante una sociedad que naturaliza la violencia, el sexismo y mercantiliza los cuerpos de las mujeres.

Invitamos para que otras mujeres nos escuchen y les invitamos a que se organicen, a que se acuerpen con otras mujeres en la comunidad y en lo urbano, para denunciar las formas de violencia que viven y para demandar a las instancias de los Estados, que deben de proteger a las mujeres y para que cumplan con los mandatos establecidos en el marco de las leyes nacionales y convenios internacionales a favor de las mujeres.

¡¡Defensa y recuperación de nuestro territorio cuerpo-tierra!!

 

Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario-Guatemala

Asociación Grupo integral de Mujeres Sanjuaneras AGIMS-Guatemala

Mujeres por la verdad y la Justicia MUJEMAYA- Guatemala

Mujeres en defensa por la Vida y la Naturaleza, San Rafael Las Flores Guatemala

Departamento Ecuménico de Investigación –DEI- Costa Rica

 

San José de Costa Rica, 25 de Noviembre de 2015.

 

*Imagen con fines ilustrativos.

Enviado a SURCOS Digital por Marcela Zamora Cruz.

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Presentan importante libro sobre los intentos de saquear y destruir al ICE

Rogelio Cedeño

De excelente y productiva, sobre todo en términos de la riqueza de las reflexiones a que dio lugar, es la manera dentro de la que puede calificarse la presentación del libro “HISTORIA DE UN SAQUEO las telecomunicaciones en Costa Rica tomadas como botín de políticos empresarios”, un texto de Pablo Morales Rivera y Jorge Arguedas Mora, editado por la Asociación Nacional de Técnicos y Trabajadores de la Energía y las Comunicaciones(ANTTEC), una actividad efectuada durante la noche del 29 de octubre de 2014, en la Sala de Expresidentes de la Asamblea Legislativa, durante la cual se analizaron algunos de los alcances más importantes de los temas planteados en la obra.

El exdiputado y profesor de la UNA, Alberto Salom Echeverría destacó la importancia de las denuncias contenidas en esta obra, sobre todo en términos de la especificidad que asumen la complicidad y la corrupción de un cierto grupo de empresarios y políticos del bipartidismo (PUSC-PLN), quienes por décadas han tratado –de manera reiterada- de destruir el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), despojándolo mediante todo tipo de acciones de una serie de actividades que resultan esenciales para su buen funcionamiento. No hay duda que por el momento han fracasado en buena medida en sus propósitos, pero hay que mantenerse vigilantes pues los portavoces y grupos de poder, dentro de los que se expresan estos intereses, se mantienen al acecho.

Por su parte, el también ex diputado Mario Devandas Brenes se refirió a una serie de aspectos muy importantes de las luchas de los trabajadores del ICE, sobre todo en el campo de la producción eléctrica, dentro de las que él tomó parte desde fechas muy tempranas, especialmente a partir del año de 1968, cuando se hizo evidente la intencionalidad de reducir al ICE a una mera oficina administradora de concesiones, a partir de pautas y órdenes de los funcionarios del Banco Mundial, como condición para el otorgamiento de créditos. Esta fue una etapa que culminó, para Mario Devandas, con la huelga de los trabajadores del ICE en el año de 1976, duramente reprimida por los gobernantes de entonces, la que pese a su aparente fracaso se convirtió en el semillero para dar lugar a nuevos saltos en la organización y en las nuevas luchas que los trabajadores de la institución, sobre todo los del ámbito de las telecomunicaciones, se vieron obligados a librar durante las décadas siguientes. Este expositor llamó la atención a los presentes sobre la necesidad de reflexionar sobre la historia y las vivencias del movimiento popular costarricenses, a lo largo de las más de tres décadas transcurridas desde aquellas luchas. Para Mario Devandas el problema es que los sectores dominantes tienen claridad en los objetivos que persiguen y así no dispersan o desgastan sus energías, en tanto que las organizaciones populares actúan de una manera  tal, que al no coordinar y aclarar sus metas dispersan sus acciones, debilitando  así la posibilidad de llevarlas hacia su materialización efectiva.

Para el historiador y asesor legislativo, Pablo Morales Rivera, coautor de la obra, el proceso que llevó a su elaboración resultó muy complejo por la gran información disponible, pero también por las dificultades de acceder a otra que resultaba esencial para  documentar los casos de corrupción. Destacó que la presencia constante de Jorge Arguedas y la colaboración de los compañeros de ANTTEC resultó esencial para el logro final que se tradujo en la publicación de este libro. Destacó asimismo las tradiciones políticas del Partido Vanguardia Popular, presentes a través de algunos militantes suyos en la condición de sindicalistas, sobre todo en cuanto a la asunción de la defensa de la institución, desde mediados de la década de los ochenta, como una tarea y un deber patriótico, la que terminó por calar hondo entre todos los afiliados de ANTTEC.

No hemos llevado, a partir de 1988, un sola lucha salarial, todos nuestros esfuerzos han estado consagrados desde entonces a la defensa de la institución ICE, como un patrimonio de todo el pueblo costarricense, indicó Jorge Arguedas Mora, actual diputado y presidente de ANTTEC, en su calidad de coautor de esta obra. Recordó las primeras luchas y todo el proceso que los llevó hacia su maduración como dirigentes sindicales responsables y tenaces en el seguimiento de las metas trazadas en cada coyuntura. También destacó, entre otras cosas, los entretelones de la lucha contra el llamado Combo del ICE, el que se venía gestando desde 1995, durante la administración de José María Figueres y cómo el Banco Mundial reunió en esa época a todos los sindicatos de telecomunicaciones de los países de la América Central, anunciando de manera abierta, su intención de privatizarlas, diciéndoles a los líderes sindicales qué cuánto era el porcentaje del negocio que querían, la dirigencia de ANTTEC  que acudió a ese evento les dijo que, para el caso de Costa Rica, la respuesta era no y que nos veríamos en las calles, como efectivamente sucedió, de manera exitosa, durante las jornadas cívicas de lucha popular de marzo y abril de 2000, las que concluyeron el día 4 de abril de ese año, con el retiro del Combo del ICE, por parte de la administración del presidente Miguel Ángel Rodríguez.

 

Enviado a SURCOS Digital por Rogelio Cedeño Castro.

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