El Grupo Liderazgo del Sector Agropecuario invita al conversatorio “Sobre el sector agropecuario nacional: por la seguridad y soberanía alimentaria costarricense”, un espacio para que las candidaturas presidenciales a las elecciones 2026 expongan sus propuestas sobre el futuro del agro y la producción nacional.
La actividad se llevará a cabo el martes 9 de setiembre de 2025, a las 10:00 a.m., en el Campus Tecnológico Local San José, Recinto Zapote, ubicado 75 metros al este de la Rotonda de las Garantías Sociales.
El Grupo Liderazgo del Sector Agropecuario incluye a la Corporación Hortícola Nacional, a UPA Nacional, a la UNAG y a UPIAV.
Representantes del sector agropecuario nacional calificaron como una “victoria legal y productiva” el reciente fallo del Tribunal Contencioso Administrativo, que anuló la resolución del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) que permitía la importación de aguacate desde México, sin los requisitos sanitarios previamente establecidos.
Durante una conferencia de prensa celebrada en el Colegio de Periodistas, organizaciones como FrutalCoop, APACOP, Frutales del Llano y productores independientes destacaron que el fallo reconoce que la medida del SFE fue tomada sin los análisis técnicos y jurídicos correspondientes, y bajo presiones políticas que pusieron en riesgo la sanidad vegetal del país.
Johanna Chanto Vargas, gerente de FrutalCoop, subrayó que el levantamiento de la restricción permitió la entrada de fruta sin garantías fitosanitarias, generando pérdidas económicas severas para los productores locales: “Nuestros agricultores enfrentaron una competencia desleal y no lograron colocar sus productos en los mercados nacionales; muchos debieron dejar perder su cosecha”.
Por su parte, el abogado Francisco Dall’Anese Álvarez, quien lideró el proceso judicial, criticó duramente al gobierno del presidente Rodrigo Chaves, acusándolo de actuar con negligencia en la defensa del estatus fitosanitario nacional. Dall’Anese Álvarez recordó que la resolución anulada carecía de sustento técnico y violaba acuerdos internacionales, como las normas fitosanitarias de la OMC.
Además, llamó al Poder Ejecutivo a no apelar la sentencia y proteger la reputación del país. “Costa Rica se expone a perder credibilidad internacional si permite la entrada de productos que no cumplen con los estándares exigidos”, advirtió.
Las organizaciones involucradas apelaron al artículo 50 de la Constitución Política, que obliga al Estado a velar por un ambiente sano y una producción nacional protegida. En este sentido, recalcaron que el fallo judicial también representa un triunfo para la salud pública y la soberanía alimentaria.
Los representantes concluyeron con un llamado a reconocer el agro como un pilar estratégico para el desarrollo del país y a reforzar políticas que garanticen condiciones justas para los productores locales. “No pedimos que nos regalen nada, solo que nos dejen trabajar con herramientas adecuadas y reglas claras”, afirmó Chanto.
Aquí se puede uno esperar hasta 5 o 6 horas en Emergencias-CCSS, sin ser atendido, o sea, sin ser valorado por un médico. Luego vendrá el tratamiento. Una señora dice que espera desde la mañana, para ver a un doctor. (Uno o dos heroicos médicos para 45 o 50 personas).
Es la «otra» Patria invisibilizada. Es como un «Apartheid» interno. Una nueva y feroz cotidianidad.
Aquí el Estado Social de Derecho, junto al Salario Mínimo (que molesta a Pilar), se fueron a pasear. Y hay ausencia de justicia social, pero abundancia de gente hermosa, trabajadora, valiente, luchadora, y llena de amor al prójimo y solidaridad.
Cuando pidamos en las próximas elecciones, defender nuestra institucionalidad democrática, recordemos esta falta de Estado Nacional y la indecente e injusta exclusión social de nuestro pueblo trabajador en la periferia rural. Ni hablar del caos económico neoliberal heredado, y de la destrucción sistemática del sector agro, así como de los remanentes de nuestra maltrecha soberanía alimentaria.
Mientras en la noche la inseguridad ciudadana campea, la violencia y el narco aparecen, y el transporte público interno local no existe…
Aquí se impone la cruel narrativa, en la que se nos venden dos «héroes»: el Ja-Guaro y el tal Diablo. Así de simple. Estos viles antihéroes, personajes de caricatura dignos del mundo distópico de Trump o Bukele, son ejemplos a imitar.
Lo demás, es el clientelismo político que sobrevivió al brutal monocultivo extranjero, a décadas de abandono de lo público, y a la falta de legitimidad democrática.
La piña tóxica sustituyó a las bananeras. Los tubérculos para los pequeños campesinos.
Pero la exuberante belleza natural y su imponente clima tropical, aún se impone; y el talante rebelde y luchador de sus hombres y mujeres resiste.
Resiste en una nube de confusión y distracción ideológica, entre el machismo atávico, el alcoholismo, el culto pandereta, los nuevos mitos antivacunas, las largas distancias, los malos caminos, la pobreza atroz, la desigualdad social, y el desarrollo social teratológico (E. Guevara), y el otrora llamado en la academia, desarrollo combinado y desigual.
Queda la nostalgia de las heroicas luchas populares y de los valientes dirigentes campesinos comunistas, en algunos nombres de las comunidades y barrios.
¿Será que, en estas nuevas circunstancias democráticas, sabremos honrar esa memoria, y construir un futuro más incluyente en igualdad y libertad? ¡El futuro es ya!
P.S. Entre hoy y anoche, mientras el suscrito iba a la letrina alrededor de 15 veces en una cabaña, en un hospital público de la CCSS, –bastión de nuestra salud pública y de nuestra imperfecta democracia–, partió físicamente, el Camarada Vladimir Barrantes, QEPD., hijo, padre, tío y abuelo de una heroica familia de campesinos comunistas moristas costarricenses, ligada a las más importantes luchas históricas nacionales e internacionales del partido de Manuel Mora Valverde, Carmen Lyra y CALUFA.
Hace unos días asistí a una actividad del Grupo de liderazgo del sector agrícola, constituido por la Corporación Hortícola Nacional, la UPANACIONAL, la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricense (UNAG) y la Unión de Productores Independientes y Actividades Varias (UPIAV). El propósito de mi asistencia era responder dos preguntas. ¿El sector agropecuario es relevante todavía? ¿Puede la actividad agropecuaria aportarle al crecimiento del país? Los agricultores están muy decepcionados de las políticas públicas de los últimos tiempos porque han generado un proceso de destrucción del sector agropecuario. Así que responder a esas preguntas es fundamental para el momento que vive el país. La respuesta que di a las dos preguntas fue un rotundo SI.
En las últimas cuatro décadas el pais ha experimentado la aplicación de una estrategia productiva que favorece la exportación, basada en las zonas francas, y deprime la participación del sector agropecuario. Se ha desarrollado un modelo económico dual: por un lado, crece la producción para la exportación de bienes y servicios, instalada en zonas francas; y por otro, la producción para el mercado nacional se mantiene estancada. Los promotores del modelo argumentan que es más barato comprar productos agropecuarios importados, por lo que no tiene sentido producir esos productos a nivel local. De esta manera, se ha abierto el mercado nacional a los productos agropecuarios importados, disminuyendo los impuestos de importación. Simultáneamente, se va destruyendo todo el apoyo estatal a los productores agropecuarios, lo que genera una desprotección total de los pequeños y medianos empresarios del campo. Como resultado, el sector agropecuario pierde participación en el total de la producción nacional. Y, frecuentemente, no se cumple la promesa de tener productos importados más baratos.
En los últimos años, a la baja de aranceles de importación de los productos agropecuarios se une la caída del tipo de cambio, lo que genera un abaratamiento del costo de importación, beneficiando a los grandes empresarios importadores agropecuarios. Con esto aumenta la ganancia de tales empresarios (si no bajan los precios al consumidor) o genera presión sobre el productor nacional (si bajan el precio del producto en colones). De esta manera, el pequeño y mediano productor no se beneficia de la baja del tipo de cambio, quedando rezagado en la competencia con los grandes importadores.
La nueva estructura productiva
Como resultado de este proceso, el tamaño del sector agropecuario ha bajado en las últimas décadas. En el gráfico 1 se observa que la actividad productiva de este sector apenas llega al 12% del total de la producción generada en el país. La mitad de lo generado por el sector se destina al mercado interno (lo que se representa mediante un cilindro naranja). La otra mitad va hacia el exterior (dibujado con un cilindro gris). Aunque reducido, respecto a lo que era hace cuatro décadas, el gráfico revela que el sector puede darle dinamismo a la economía, tanto en el mercado interno como en el externo.
La pérdida de importancia del sector agrícola se corresponde con la aparición de la producción de ensamblaje. El gráfico muestra que esta nueva actividad absorbe un poco menos del 14% de la producción nacional. La producción de ensamblaje, que existía antes de la aplicación del nuevo modelo de apertura, es el cilindro naranja que equivale al 2,5% de la producción total del país. Es la vieja industria del modelo anterior, que surgió amparada al Mercado Común Centroamericano, a partir de la década del 50, y que ahora tiene un peso marginal por las políticas de apertura.
La nueva producción de ensamblaje, dibujada mediante un cilindro gris, genera el 11% de la producción nacional y está completamente orientada al exterior. Se le define como una actividad de ensamblaje porque su proceso productivo se limita a procesar materias primas e insumos producidos en el exterior. Es decir, en el país se elabora la parte final del proceso productivo. En pocas palabras, es un ensamblaje. Tal segmento de la producción no existía hace 40 años. Ahora aparece en el gráfico como la muestra más clara del impacto del nuevo modelo de apertura en la estructura productiva. Los ejemplos más llamativos de este tipo de ensamblaje son la producción de equipo médico, los componentes para computadoras de INTEL y el área de servicios de exportación como los procesos administrativos – contables, las asesorías legales, las asesorías de ingeniería y otras similares. Esto último es la parte de más crecimiento en los años recientes. Podría definirse como una especie de maquila intelectual, porque lo que se realiza aquí son segmentos de un proceso global que se desarrolla en otras partes del mundo. Tanto la producción de bienes ensamblados como los servicios de exportación son de alta tecnología, elaborados por trabajadores costarricenses con un alto nivel de preparación profesional o técnica. Por eso, el espacio de desarrollo del área de ensamblaje está focalizado en el centro del país. No puede extenderse al resto del país, en particular a las zonas de menor desarrollo ubicadas en las regiones costeras y en el Norte y en el Sur. De ahí que su aporte al crecimiento es limitado. Con sólo el ensamblaje de zona franca, el país no puede aspirar a crecer más que las tasas mediocres de los últimos años, que no superan el rango del 3% – 4% anual.
Además de lo anterior, hay dos sectores de producción que son importantes para la economía del país: el turismo y la construcción. El turismo, de acuerdo al gráfico, aporta producción al mercado interno (un 3,8% del total producido) y al mercado externo (un 3,6% del total nacional). La construcción es una actividad orientada al mercado interno, por su naturaleza, generando un 9% del total de la producción. Ambos sectores podrían aportar más al crecimiento del país, pero las políticas públicas no los han estimulado adecuadamente. Con políticas claras estos sectores generarían mayor aporte al crecimiento del pais.
Los cuatro sectores mencionados, que se ubican a la izquierda en el gráfico, son los motores del crecimiento nacional. Sin embargo, en la estructura productiva absorben la mitad de la producción generada en el país. ¿Qué pasa con el resto? A la derecha del gráfico está la otra mitad. Se trata de actividades que, en sí mismas, no son motores de crecimiento, pero son necesarias para el funcionamiento de la economía. Ambas están orientadas a satisfacer necesidades del mercado interno (obsérvese los cilindros naranjas). En el segmento de apoyo tenemos el comercio, el transporte, las finanzas y otras activades similares. En la parte de servicios básicos se cuenta, entre otros, con la educación, la salud y los servicios gubernamentales (del nivel central y del nivel regional). Estas actividades, las de apoyo y los servicios básicos, se mueven en función de los cuatros motores de crecimiento, y aquí está la clave de la capacidad de aporte al crecimiento de tales motores.
Los encadenamientos como clave del crecimiento
El dinamismo y el empleo que generan los motores de crecimiento no se explica sólo por su nivel de producción directo. Más importante es la capacidad que tengan de vincularse entre sí, y, sobre todo, de arrastrar a los sectores de apoyo y a los servicios básicos. En una economía como la costarricense, por ejemplo, el comercio y el transporte no lideran el crecimiento; por el contrario, su expansión depende del estímulo que generen los motores de crecimiento. De esta forma, los motores de crecimiento funcionan como una especie de locomotora que acarrea al resto de carros del tren. Pero, y éste es el detalle fundamental, el largo del tren no es el mismo en el sector agropecuario que en el sector de ensamblaje. Figurativamente, podríamos decir que la actividad agropecuaria tiene una locomotora que mueve un tren con seis vagones, el ensamblaje mueve un tren con un solo vagón. Por lo tanto, aparece el análisis de los encadenamientos. El encadenamiento de cada sector se refiere a su capacidad para generar compras entre las empresas del sector y compras afuera del sector, principalmente en los sectores de apoyo y en los servicios básicos. Conforme más compras produce un sector, mayor será la magnitud de los encadenamientos.
El gráfico 2 muestra un indicador de encadenamiento productivo que se llama multiplicador. Dicho indicador mide la cantidad de colones que se producen en el resto de la economía por cada 100 colones que produce el sector. Las actividades agropecuarias tienen la mayor capacidad de multiplicación de la economía nacional. El café, por ejemplo, tiene un multiplicador de 116. Es decir, por cada 100 colones que se generan en la actividad cafetalera, el resto de la economía produce 116. Algo similar sucede con otras actividades del sector. El arroz tiene un multiplicador de 83, la producción de lácteos muestra un multiplicador de 80. La producción de frijol multiplica 74 y la papa 67. Por el contrario, las activades de ensamblaje, de zona franca, generan los menores encadenamientos de la economía. La producción de equipo médico tiene un multiplicador de 27, mientras la producción de componentes para computadoras reporta un multiplicador de 21. Si comparamos los extremos de ese gráfico, tenemos que la producción cafetalera es seis veces más potente que la elaboración de productos para computadoras. El café produce muchísimo más crecimiento que las zonas francas. Los encadenamientos del sector agropecuario son muy superiores a los del ensamblaje.
¿Por qué se producen esas diferencias en los encadenamientos? La producción de ensamblaje trae del exterior la mayor parte de las materias primas y de los insumos. Además, tal producción la realizan empresas transnacionales que remiten una parte, o la totalidad, de las utilidades a su casa matriz. Queda en el país solo la parte de remuneración a los trabajadores y algo de compras de materias primas e insumos. Un ejemplo revelador es la producción de equipo médico. Del valor producido por estas empresas, el 40% corresponde a materia prima importada. Las remuneraciones a los trabajadores locales y las pequeñas compras de materias primas e insumos locales absorben el 25% del valor de producción. Las utilidades generadas llegan al 35% del valor producido. Debe recordarse que no pagan impuesto sobre la renta. Por lo tanto, en el país sólo queda el 25% del valor producido. En estas condiciones el encadenamiento es muy limitado. En consecuencia, sin negar su importancia en términos de empleo calificado y generación de dólares, el aporte del ensamblaje a la estructura productiva del país es bastante limitado. Esta información es una elaboración propia con datos oficiales del Banco Central de Costa Rica. Esto se aclara porque algunas entidades encargadas de la promoción de las zonas francas hacen malabarismos numéricos, con datos oscuros, para tapar esta realidad.
El caso opuesto es la producción agropecuaria, que compra su materia prima en el país y la mayor parte de las utilidades queda aquí porque los empresarios, grandes o pequeños, están radicados en el país. Tales utilidades pagan impuesto sobre la renta. Por ejemplo, cuando se compra una caja de leche, un paquete de queso, o un helado, estamos ante una larga cadena productiva que va desde el ganadero, grande o pequeño, que entrega su leche al camión cisterna que llega al portón de su finca, pasando por la elaboración industrial de los productos, hasta que se colocan en los comercios encargados de su distribución al público. De esta manera, el encadenamiento se expande por todo el tejido productivo del país.
Sin embargo, la joya de la corona para la estrategia de apertura ha sido el ensamblaje. Se ha despreciado el aporte de la actividad agropecuaria, quitándole toda importancia en la estrategia productiva y desmantelando los diferentes mecanismos de apoyo estatal. Al respecto, lo que se privilegia es la importación de los productos competitivos a los que produce el sector agropecuario. Se abandona la producción para rendirse a los pies de la importación.
¿Por qué la economía no pasa de las raquíticas tasas de crecimiento del rango de 3% – 4% anual? Porque le están apostando a un motor de crecimiento pobre. El ensamblaje genera empleo calificado y cierta cantidad de dólares en regiones específicas del centro del país. Esto no se niega. Pero es absolutamente insuficiente para darle un crecimiento sólido al resto de la economía. No genera encadenamientos suficientes y sus condiciones de operación sólo se pueden dar en el centro del país, sobre todo por la mano de obra calificada que necesita. Para lograr tasas de crecimiento importantes, al menos en el rango de 6% – 8% anual, es necesario incorporar al sector agropecuario, que opera en todo el país, y que tiene gran capacidad de encadenamientos. Estamos en un país de vocación agrícola, desde hace más de dos siglos, aunque el dogmatismo neoliberal haya querido tapar esa realidad. Para alcanzar niveles importantes de ingreso por habitante, similares a los de países muy avanzados, como las naciones nórdicas, nuestra economía debe crecer a tasas en el rango de 8% – 10%, durante 25 ó 30 años. El desnutrido crecimiento del 3% – 4% de hoy nos mantendrá como economía de tercera o cuarta categoría.
Así que mi respuesta a los dirigentes del Grupo de liderazgo de las organizaciones agrícolas fue: sigan luchando, la verdad está de su lado, preparen una propuesta de política sectorial sólida, con la esperanza de que pronto su voz sea escuchada en las instancias de la toma de decisiones gubernamentales. El sector agropecuario sigue siendo relevante y es un sector con gran capacidad de darle crecimiento importante al país, junto al turismo y la construcción. El ensamblaje puede jugar un papel en el crecimiento futuro, pero de menor importancia, no será el actor principal del dinamismo de la economía, como lo ha pregonado la fantasía neoliberal.
En una noticia de ayer 15 de abril, se dio a conocer que la producción nacional de cebolla disminuye mientras que las importaciones llegan a su punto más alto, a la vez que productores nacionales reclaman que esta actividad va a desparecer debido a las importaciones. Según esta información, las toneladas métricas pasaron de 45.585 en el 20223 a 35.788 en el 2024, con una disminución del 21.5%, considera como una caída significativa por el CNP.
Este dato sobre la reducción de la producción de cebolla, se encuentra probablemente ya entre los niveles mínimos a los que puede llegar la producción nacional de este cultivo en el país, situación sobre la que se ha venido alertando desde hace varios años.
El año anterior, en el análisis de los cambios en la Encuesta Nacional Agraria 2023, se mencionaba la tendencia al deterioro de la actividad agrícola y la aproximación a la producción mínima en las principales actividades agroalimentarias.
Se decía que esta reducción en el área cultivada y también en la producción de las actividades agrícolas, podría estar llegando al límite mínimo(piso) de producción nacional de ciertos alimentos y que un descenso mayor en ellos, podría llevar al desabastecimiento y al aumento de la importación como ha ocurrido con el arroz, el maíz y el frijol o al aumento en el ingreso de productos como ha ocurrido con la cebolla y la papa, situación que tiene implicaciones en la salida de productores de la actividad, sobre el empleo agrícola y sobre la disponibilidad de alimentos y la seguridad y soberanía alimentaria del país y sobre el uso de las tierras agrícolas en otras actividades en algunas regiones periféricas del país.(SURCOS,1-10-2024)
En los últimos meses la disponibilidad de cebolla se ha introducido en ese círculo perverso, de disminución de la producción nacional, aumento de las importaciones y aumento de los precios al consumidor, en que había ingresado unos meses antes también la actividad de la papa y que entre las Autoridades del sector agropecuario nadie quiere explicar y menos atender.
Se informa al mismo tiempo, que el año pasado se dio un aumento en la importación de cebollas, es decir, de las que se producen en otros países y se traen a Costa Rica, ya que las importaciones pasaron de 1.663 toneladas métricas en el 2023 a 8.290. toneladas métricas en el 2024, una cifra nunca antes vista.
Los datos recientemente publicados por el CNP indican que este comportamiento al alza en las importaciones parece mantenerse en el 2025. Solo durante enero y febrero se han traído al país 2.322 toneladas, más que todo lo que se importó en cada uno de los años previos al 2023.
Por su parte, el análisis realizado por el CNP también demuestra que hay un aumento sostenido del precio de la cebolla fresca en Costa Rica. De esta forma, el precio promedio por kilo que se paga al productor pasó de ¢800 en el 2021 a ¢1.180 en el 2024 y en ese mismo periodo en el Cenada el precio del kilo subió de ¢844 a ¢1.369.
Pero aún más pronunciado ha sido el aumento en el 2025, pues el incremento en las ferias se movió de ¢1.127 a ¢1.927 por kilo, mientras tanto en los supermercados pasó de ¢1.456 en el 2021 a ¢1.962 en el 2025.
Al respecto, la mejor definición de lo que está ocurriendo en la actividad de la cebolla, la dio un agricultor de Tierra Blanca de Cartago, cuando en la misma información, dice que nunca había pasado por una situación tan complicada como la actual, que el mercado nacional no está absorbiendo la producción nacional, porque el Cenada y los supermercados prefieren importar cebolla que comprarle al nacional.
Desde su punto de vista, durante los últimos meses un grupo de importadores se dieron cuenta de que la cebolla es un buen negocio y es un producto de venta masiva. Debido a esto, el mercado nacional se ha inundado de cebolla de Perú, Nicaragua y Estados Unidos. Mientras tanto, la cantidad de agricultores de cebolla está disminuyendo a una velocidad de 5% al año, según cálculos del sector cebollero.
“Eso es un desplazamiento de la producción nacional (…) Y cuando ellos (importadores) dominan la oferta dominan el precio”, afirmó otro productor de San Ana. La lógica es clara y contundente, producir menos para importar más y que los importadores obtengan grandes ganancias en el comercio del producto.
Pero según, la misma información, la cebolla no es el único fruto cuya producción está bajando en Costa Rica. Las encuestas agrícolas desde el año 2020, han señalado que las extensiones de terreno con sembradíos de arroz, frijoles y maíz en Costa Rica alcanzaron nuevos mínimos. La cantidad de hectáreas sembradas de granos básicos en Costa Rica pasó de 154.658 en el año 1990 a 36.226 en el 2023, donde la disminución es del 75%. (El Observador.com,15-4-2025)
Sin embargo, mientras las actividades agroalimentarias para el consumo interno alcanzan niveles mínimos, las Autoridades actuales del sector agropecuario, miran hacia otro lado y distraen su labor en la formulación de una política para el sector agropecuario 2023-2032, en la presentación en mayo del año anterior de un informe en cadena nacional, que denominaron el Agro es fundamental para la Administración Chávez: seguiremos trabajando por su competitividad y avance y a inicios de este año, en la emisión de un decreto para autorizar la importación de papa y cebolla..
Ante esta disociación entre la realidad de la producción agroalimentaria y la acción institucional del sector agropecuario, vuelve a cobrar validez la investigación realizada el año anterior por la Defensoría de los Habitantes sobre el acceso a la Seguridad Alimentaria y Nutricional, que entre sus conclusiones afirmaba que el país disminuyó su capacidad de autoabastecimiento de productos básicos para la alimentación y el principal factor es la falta de políticas públicas que apoyen a los sectores productivos.
Así mismo son reiterativas, pero oportunas las consideraciones incluidas en el artículo denominado El SOS de la producción agroalimentaria interna y de la seguridad alimentaria (Surcosdigital.com18-3-2024), acerca de la necesidad de la formulación de una ley nacional de seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, que proteja la producción agroalimentaria de los cambios en las políticas internas de desestimulo a la producción nacional y de estímulo a las importaciones.
El sector agropecuario se encuentra en descontento con el presidente Rodrigo Chaves, esto debido a que perciben que al presidente no le importa el sector, como en el caso de la manifestación realizada, la cual el jerarca la denominó la marcha del chopsuey. Asimismo, este sector busca cambiar el decreto de trazabilidad, ya que no desean que se les impongan condiciones que no podrán ser aplicadas; de la misma forma, se ponen a las órdenes del pueblo costarricense y llaman a todas las personas del sector rural a no apoyar electoralmente la tendencia que representa Chaves Robles.
Le invitamos a visualizar el video realizado por José Oviedo, dirigente del sector agropecuario con respecto a esta situación con el presidente de la República
La fecha para esta reunión de liderazgos para el Sector Agropecuario se modificó. En cuanto las organizaciones confirmen la nueva fecha SURCOS la comunicará.
Se ha propuesto la siguiente agenda:
10 am: Conferencia de Prensa
Manifiesto según la revisión de la Política Sectorial 2.0.
11 am: Validación de equipo técnico que desarrolla la política integral de apoyo al sector agropecuario 2025-2050.
Revisión de la Agenda Legislativa 2024-2026 vis a vis Sector Agropecuario.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra el próximo miércoles 16 de octubre de 2024 se llevará a cabo un Conversatorio Virtual bajo el título: «Bono Alimentario Costa Rica Hambre Cero: Rescate del FODESAF y Reactivación del Sector Agropecuario».
El evento se realizará a las 7:00 p.m., de forma virtual, y reunirá a reconocidos expertos del ámbito económico y agropecuario para debatir sobre la propuesta elaborada por el MSc. Francisco Esquivel, publicada previamente en SURCOS Digital.
Este conversatorio busca abordar soluciones concretas para enfrentar los retos de la seguridad alimentaria en Costa Rica, resaltando el potencial de reactivar el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF) como un instrumento clave para erradicar el hambre y revitalizar el sector agropecuario nacional.
El evento será transmitido vía Zoom en este enlace con ID de reunión 842 2432 3761 y código de acceso 643897.
A su vez el panel contará con la participación de importantes figuras del sector público y económico, entre ellos:
MSc. Francisco Esquivel, exviceministro de Planificación y consultor internacional.
MSc. Guillermo Zúñiga, exministro de Hacienda.
MSc. Welmer Ramos, exministro de Economía.
Dr. Luis Felipe Arauz, exministro de Agricultura y Ganadería.
MSc. Greivin Hernández, exdirector de FODESAF.
El espacio promete ser una plataforma de discusión enriquecedora sobre el rol que el FODESAF y el sector agropecuario pueden jugar en la lucha contra el hambre, en sintonía con los esfuerzos globales hacia el Hambre Cero.
La celebración del Día Mundial de la Alimentación, organizada por la Corporación Hortícola Nacional (CHN), la Unión de Pequeños Productores Agropecuarios Costarricenses (UPANacional), la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricense (UNAG) y la Unión de Productores Independientes y Actividades Varias (UPIAV), es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de garantizar el acceso a alimentos de calidad para todos los costarricenses.
Como se trató anteriormente en SURCOS, sobre la propuesta elaborada por el Msc. Francisco Esquivel, la erradicación de la pobreza extrema y la reactivación del sector agropecuario en Costa Rica deben ser abordadas de manera conjunta. La propuesta sugiere que asegurar el acceso a alimentos esenciales, junto con el fortalecimiento de la producción nacional, es clave para enfrentar estos desafíos.
La reducción de la capacidad del Estado para apoyar a la población vulnerable, agravada por la reforma fiscal de 2018, ha debilitado el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF). Esto ha limitado los recursos para programas contra la pobreza extrema, lo que hace urgente reconstruir su financiamiento y dirigirlo hacia un subsidio alimentario que permita a las familias acceder a productos básicos.
Además, es fundamental fortalecer el sector agropecuario local, garantizando que éste subsidio alimentario impulse la producción nacional en lugar de depender de importaciones. Una política que promueva una «canasta alimentaria nacional», junto con incentivos para la compra de productos locales, crearía un ciclo positivo entre la oferta y demanda internas, ayudando a reducir la pobreza y reactivar el sector agro.
La Defensoría de los Habitantes, emitió un informe final con recomendaciones al presidente ejecutivo del Consejo Nacional de Producción (CNP), en el cual expresaba la preocupación, debido a que, durante los últimos 10 años, denuncias reiteradas sobre procesos de reestructuración en esa institución, que no sólo no concluían, sino que no se ajustaban a los lineamientos establecidos por el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN).
Producto de la intervención, la Presidencia Ejecutiva del CNP, acogió las recomendaciones de la Defensoría y remitió un cronograma de actividades, con el compromiso de desarrollar dicho proceso, conforme los lineamientos y asesoría del MIDEPLAN. Además, acepta, como lo señala la Defensoría desde el 2012, la participación del sindicato más representativo de la institución, con el fin de garantizar los principios de participación y transparencia.
Este tema toma relevancia a partir de lo que señala el Plan Sectorial de la Política Pública para el Sector Agropecuario Costarricense 2023-2032 I Quinquenio (2023-2027), el cual a partir del eje de Modernización de las instituciones del sector agropecuario, establece la modernización institucional del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), del Servicio Nacional de Aguas Subterránea, Riego y Avenamiento (SENARA), Consejo Nacional de Producción (CNP), del servicio de extensión agropecuaria, del Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA).
En un momento histórico en el que el Sector del Agro requiere de un verdadero impuso para su desarrollo, la Defensoría de los Habitantes insta a las autoridades a procurar alcanzar un modelo óptimo de organización y prestación del servicio, en concordancia con el interés público que debe inspirar toda actuación de la Administración Pública, en el marco de los lineamientos emitidos por el Ministerio de Planificación Institucional y política económica.
Para la Defensora de los Habitantes, Angie Cruickshank Lambert, en el ámbito del sector agrícola, es vital fortalecer la institucionalidad y alinear las políticas públicas al cumplimiento de los desafíos que nos presentan los ODS y la protección de los derechos humanos en el actual contexto social, económico y político, por lo que no es de recibo, señala la jerarca, es que dichos procesos se alarguen por años injustificadamente, lo que genera rezagos muy difíciles de abatir.
La Defensoría de los Habitantes, viene planteando en el marco de sus investigaciones, que la vertiginosa transformación del sector productivo a nivel mundial ya no solo requiere de un modelo de adaptación y actualización por parte de la administración pública, dado su papel clave en el buen funcionamiento de la economía, sino que debe desarrollar las condiciones que le permitan prever y anticiparse a dichos cambios.