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Etiqueta: sensibilidad

Reencontrarnos

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Pareciera como si el follaje del Jardín del Edificio dos de Ciencias Sociales de la UNA agradeciera el acto luminoso de la música. Se mueve al compás de una dulce flauta traversa, de un jazz acompasado y su interpretación descomunal en la sociabilidad de un medio día que no quiere irse.

Es cierto. La naturaleza responde al acto sobrio de la música. Me dediqué a observar durante minutos cómo las plantas y el follaje que componen el hermoso jardín se balanceaban con los acordes.

En la semana de regreso a la presencialidad gradual, el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (CIDEA) y la Facultad de Ciencias Sociales, ambos de la UNA, entendieron la dimensión humana de la calidez, la sensibilidad y el vínculo, en una época que urge de políticas que recuperen el afecto y la ternura como sus principales estrategias.

La estudiante Britany Artavia se presentó el mismo día internacional de la Mujer con una interpretación hermosísima. Devolvió con ello el necesario mensaje de seguir trabajando por un mundo más justo y solidario.

Dos dias después Fabián y Cristian nos deleitaron con casi una hora de jazz que resonó por todos los pasillos de la Facultad. En medio de su presentación, Carlos Luis, estudiante de Danza y quien casualmente iba pasando por el lugar, se unió con una corta improvisación performativa. No hacen falta palabras para describir la sensación producida.

En tiempos de transición hacia nuevas formas de reencontrarnos, el arte definitivamente nos ayuda a soltarnos los apretados cordones de la tensión y aflojarnos lo que nos aflige en la garganta y el corazón.

Debemos encontrar nuevos sentidos para apropiarnos de esas formas, que también son políticas, que nos permitan avanzar hacia una experiencia colectiva donde la confianza en el otro y la otra, sean restituidas.

Al terminar su improvisación, Carlos Luis originario de Liberia (Guanacaste) ubicado en la zona pacífica central del país y Jian, compañero proveniente de Limón, en el Caribe, se cruzaron un saludo afectuoso con los músicos. Un “volver a reconocerse” en medio de un contexto que solicita eso: el reconocimiento mutuo.

En medio de una semana hermosa y crispada, si, a nivel nacional y global, estas maneras de “respirar” nos devuelven la alegría y la esperanza. Reencontrarnos es necesario. Movernos con la música y sus sugerencias es urgente. Volver a vivir.

LA OTRA CRISIS

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Durante los últimos meses los medios de comunicación locales han referido el faltante de contenedores provenientes de países desde los cuales Costa Rica importa una gran cantidad de productos. Han asociado el aumento de precios en varios artículos y la ausencia de insumos a la falta de estos dispositivos de almacenamiento y transporte.

Y es que, como consecuencia de la pandemia, la carestía, la restricción y la contracción del mercado global, suplir bienes, insumos y servicios ha tenido estos y otros impactos. Los países han tenido que salir literalmente al juego de la oferta y la demanda para obtener desde alimentos hasta las propias vacunas para lograr la pronta inmunización de sus poblaciones.

También han debido plantearse la búsqueda de contenedores, sin mucho éxito. La crisis, que tendrá repercusiones al mediano y largo plazo en materia económica, ha sido declarada. Esta es la dimensión que constantemente sectores hegemónicos refieren casi como discurso único: la afectación económica en tiempos de pandemia.

Sin embargo, no es posible obviar la relación entre imágenes y significados, lo aparente y los contenidos, para poder traer otros temas igual o más importantes que los aspectos esencialmente económicos.

Las imágenes son poderosas y comunican.

El acto de contener, de sostener, es si se quiere un bien preciado en una época de mucha necesidad emocional. Sin embargo, seguimos debiendo tanto en este tema que los esfuerzos para contenernos, para sostenernos, no son suficientes. Esa es otra crisis, la de la contención a las fibras más sensibles de nuestras subjetividades. Deviene entonces en actos que pareciera son irracionales, inexplicables. Pensemos solo en un par de ejemplos.

Hace unos días asistimos a la espectacularización de un hecho de violencia en pleno centro de la ciudad capital costarricense, cuando decenas de personas grababan con sus celulares una balacera protagonizada por cuerpos policiales y una persona apertrechada en un vehículo. El episodio terminó con el fallecimiento de esta persona a manos de la policía. Lo que resulta inexplicable en este caso es quizá la naturalización de la barbarie, la ausencia absoluta de sensibilidad ante el drama.

Mientras escribo estas notas descubro con estupor la nota de la muerte del foto periodista francés René Robert luego de haber sufrido una caída y pasar 9 horas sin ser auxiliado. Sucedió en una calle parisina. Murió congelado ante la indiferencia, ostracismo y ensimismamiento colectivo.

En ambos casos se impuso una suerte de frivolidad, de ver para otra parte u observar necesariamente lo que me solo a mí me interesa. El drama, el dolor humano, no son ya espacios que sean respetados, ni siquiera percibidos. Esto describe de alguna manera esa crisis más intensa y profunda, más ligada al desarrollo de otras coordenadas donde lo económico, lo banal y superfluo, ganan la partida.

Sobre como contenernos y sostenernos desde el afecto y la empatía, deberíamos de pensar ya en el ámbito de las políticas públicas, para evitar esta parálisis del afecto que nos ha mutilado la sensibilidad y pensar en el otro como nuestro semejante. Hay contenedores que pueden suplirse y cuya crisis a lo mejor es posible atender desde lo material. En cambio, hay otras crisis, otros contenedores, -que si no se abordan y se suplen-, podría llevarnos a la pérdida total de sentido humano. Estamos apenas a tiempo para intentar revertir sus consecuencias.

 

Imagen: https://emocionesyresiliencia.org/

Y LA NACIONALIDAD… ¿COMO PARA QUÉ?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

El pasado 19 de enero en pleno centro de la ciudad capital costarricense, se produjo un hecho que requirió la intervención policial.

En apariencia se trataba de un episodio en el que mediaba un arma de fuego e involucraba dos personas: el padre y su hijo. El evento término con la muerte del segundo en su propio vehículo, a manos de la policía destacada en el lugar.

El suceso ocurrió en una de las cuadras más concurridas de la capital en horas cercanas al medio día, situación propicia para que los noticieros de mayor alcance nacional dedicaran la apertura de sus emisiones o sus “portadas” como se suele indicar en el argot de producción televisiva, a informar en vivo lo que estaba ocurriendo.

Uno de los telenoticieros de mayor audiencia a esa hora acompañó su transmisión en vivo con videos que fueron tomados por personas-testigas de lo ocurrido, los que mostraban dicho sea de paso a decenas de personas con sus teléfonos celulares grabando o sacando fotografías del evento, que seguramente hoy circulen como tendencia o continúen siendo “viralizados en redes sociales”.

Ante estas nuevas formas de intermediar la realidad, solo se puede pensar en la hiperespectacularización de lo cotidiano, la ausencia de sensibilización ante el sufrimiento del otro o la otra y la banalización como acto central en la construcción de sentido de los eventos que se presencian.

De esto hablaremos en próximas reflexiones, al igual que la acción policial a todas luces errática, así como el tema de la deteriorada salud mental en la población costarricense.

Lo que quisiera compartir ahora es cómo una vez más algunas ideas son materia de un burdo tratamiento informativo. En esa misma emisión noticiosa y en un intercambio entre periodista y director en estudio, este último consultó si era conocida la nacionalidad de los involucrados en el hecho.

Esta sola consideración sugiere análisis extensos sobre construcción de la noticia, el miedo como premisa de contenido y la presunción de que en todo acto violento o de inseguridad, tiene que estar presente, si o si, una persona extranjera.

Si algo ha quedado en evidencia en estos dos años ya de pandemia es la asociación entre riesgo y extranjeros como una fuerte idea a través de la cual trazar hipótesis y explicaciones. Lo mismo ocurre con el tema de la inseguridad.

Hemos insistido desde esta columna en propiciar mejores lecturas, centradas sobre otras formas posibles de informar donde no medien percepciones ni presunciones de sospecha. La sola pregunta sobre la nacionalidad es prescindible porque no suma en la ecuación explicativa sobre el hecho en sí. Entonces ¿para qué lo hacen los medios?

La convivencia colectiva sigue siendo un asunto pendiente, que, dicho sea de paso, exige entre otras cosas discreción, respeto, sensibilidad. Empecemos por alguna de las tres. La última, si les parece.

¿Les parece?

UCR posee técnica única en Latinoamérica para mejorar tratamientos contra el cáncer

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La ATP-TCA ayuda a detectar la quimioterapia más adecuada para los diferentes tipos de tumores malignos, aunque no brinda una terapia curativa. Foto: Laura Rodríguez / ODI.

Desde hace cuatro años, el Laboratorio de Quimiosensibilidad Tumoral, de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), desarrolla una técnica única en Latinoamérica para detectar los mecanismos de resistencia y sensibilidad en tejidos cancerosos.

Esta técnica, llamada ATP-TCA, ofrece a los oncólogos del país una herramienta adicional para el tratamiento para sus pacientes. Los doctores Rodrigo Mora y Steve Quirós, funcionarios de ese laboratorio, dejaron claro que este proceso no es un tratamiento, sino una prueba para complementar las guías oncológicas y explicaron que tiene cuatro usos.

El primero de ellos se da en etapas tempranas de la enfermedad y consiste en hallar “protocolos equivalentes”, es decir, se apoya la búsqueda de tratamientos alternativos de eficiencia similar, mediante un proceso de prueba y descarte que se hace en el laboratorio se escoge el medicamento más adecuado contra un cáncer específico.

Otro uso de la técnica se da cuando el cáncer se encuentra en una etapa avanzada. En estos casos las guías de tratamiento tradicionales se agotan, las posibilidades de curación son menores y no es claro cuál quimioterapia debe suministrarse a cada paciente. Entonces, la técnica puede ayuda a prolongar la vida de los pacientes, al evitar el suministro de quimioterapia ineficiente y mejorar la calidad de su salud.

La tercera aplicación se da en tratamientos de “tumores raros” para los que no existen guías definidas (como sucede con el cáncer de páncreas), y el cuarto uso es la quimioterapia de tumores primarios de origen desconocido, nombrada así porque el cáncer hace metástasis en un órgano pero los especialistas no encuentran su ubicación original.

“Esta es una valiosa herramienta para los oncólogos en su terapia, siempre respetando las guías de tratamiento. Según los estudios, cuando este proceso se integra en el tratamiento, hay un aumento en la tasa de respuestas, con una mejora en su esperanza de vida, aunque no sea curativo. Es muy seguro para su aplicación”, aseguró el Dr. Mora. Agregó que, como es usual, si el ATP-TCA se usara en etapas más tempranas de la formación del tumor, la prueba funcionaría mejor.

El proceso para el desarrollo de la prueba inicia con la extracción del tejido canceroso, a partir de una biopsia o cirugía. Tras separar las células del tumor, se cultivan diferentes muestras junto con 12 diferentes agentes quimioterapéuticos. Una semana después se mide la cantidad de células vivas para saber cuál de todas las opciones es la más efectiva en el tejido analizado. Dado que las pruebas se hacen en el laboratorio, se reducen efectos secundarios para la salud del paciente.

“Todo el proceso depende del tipo de cáncer y si hay guía de tratamiento oncológico. Si esta se agota, la prueba podría ser un gran apoyo para el tratamiento”, dijo el Dr. Mora.

Por el momento, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) evalúa el costo/efectividad de la aplicación de este sistema en los pacientes con cáncer, aunque el Dr. Quirós afirma que la UCR está preparada para brindar el ATP-TCA al sistema de salud público.

“Por ahora este sistema está disponible solo para consultorios privados. Pero la idea es demostrar que el costo/efectividad para la Caja vale la pena. Es una innovación. Al principio, estudios que se han hecho señalan que solo un 2,5% de los pacientes comienzan usando una prueba como esta, pero luego la demanda de personas crece de una forma importante”, explicó el experto.

La Caja invierte al mes, para cada paciente, desde $2 mil hasta $100 mil en quimioterapias. Con la aplicación de la ATP-TCA el ahorro sería muy importante, pues la prueba evitaría gastar en tratamientos para tipos de cáncer que son resistentes a esos medicamentos. En cuanto al costo para realizar esta prueba, la UCR lo tasa en $2500 por persona, mientras que en Estados Unidos está valorado en $5 mil.

Pablo Mora Vargas

Periodista, Rectoría

 

Información generada desde la Rectoría de la UCR.

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