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Etiqueta: UCR

UCR. ¡Centroamérica a estudio! Su crisis, el autoritarismo y los atisbos de esperanza

El análisis de la situación de las sociedades centroamericanas fue la temática clave, dentro del Congreso Excepcionalidad en duda. Foto Anel Kenjekeeva.

50 aniversario del Instituto de Investigaciones Sociales de la UCR

Con jornadas llenas de criticidad, sentido analítico, solidaridad y hermandad, especialistas en diversos ámbitos de las ciencias sociales presentaron su visión acerca del panorama centroamericano

En medio de una región marcada por retrocesos democráticos, crisis estructurales y nuevos autoritarismos, el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica (IIS UCR) celebró su 50 aniversario con un congreso de reflexión y debate titulado Excepcionalidad en duda: Costa Rica en la Centroamérica del 2025.

Más que una conmemoración, el evento fue un espacio para el pensamiento crítico sobre el pasado, presente y futuro del Istmo, que está atrapado entre la impunidad y la resistencia.

Se trató de algo más que una celebración institucional, fue una interpelación directa a la academia, al compromiso ético de las ciencias sociales y a la necesidad de comprender una Centroamérica cuya fragilidad democrática ha dejado de ser una amenaza latente, para convertirse en una realidad palpable.

El IIS UCR: un salvavidas en medio de la tormenta

La jornada inaugural del Congreso contó con palabras de figuras académicas como el Dr. Koen Voorend, director del IIS UCR, quien subrayó la relevancia de este espacio en el contexto actual. “Hoy el Instituto cumple 50 años, eso hay que celebrarlo porque estamos en un contexto turbio, complejo, con paradigmas de crisis sociales y económicas en todo el mundo, y en momentos en que se pone en entredicho el valor de la universidad pública”, afirmó.

Consciente de la amenaza que representa el debilitamiento de la autonomía universitaria y el desprestigio del pensamiento crítico, Voorend defendió la relevancia de la vinculación entre la docencia, la investigación y la acción social. “El IIS me dio la oportunidad de ganar una vida académica y laboral en Costa Rica. Es una época de mucha esperanza en la capacidad de las universidades para unir los pilares fundamentales del conocimiento”, añadió.

El Dr. Koen Voorend, director del IIS UCR (de pie a la derecha), fue enfático al destacar el papel de las universidades públicas, dentro de los esfuerzos por buscar mejorar las sociedades en Centroamérica. Foto Laura Rodríguez.

Por su parte, la Dra. Isabel Avendaño Flores, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR, contextualizó el nacimiento del IIS en una visión estructural de desarrollo académico: “La fundación del IIS en 1975 no fue un hecho aislado, sino parte de una visión fundacional más amplia… una que apostaba por construir una Facultad que situara la investigación como eje estructural”.

Avendaño destacó que hoy existen más de 300 proyectos vigentes en la Facultad que articulan docencia, acción social e investigación, un entramado institucional “diverso, potente y profundamente comprometido con la producción de saberes que transformen nuestra sociedad”, describió.

Un espejo inquietante para Costa Rica

Para inaugurar el Congreso se programó la conferencia de la politóloga e investigadora Rachel Schwartz, del Instituto Kellogg y la Universidad de Oklahoma. Bajo el título Cuando la impunidad contraataca: la lucha contra la corrupción y el futuro de la democracia en Centroamérica, Schwartz delineó un panorama sombrío pero esclarecedor.

“Centroamérica no es una excepción”, advirtió. En su análisis, los procesos autoritarios actuales responden a una lógica transnacional de defensa de la impunidad, un sistema de poder enquistado en los Estados desde los años del postconflicto armado.

“Los países que vivieron guerras civiles no regresaron a ellas, pero se consolidó una democracia débil y una forma de Estado semipatrimonial”, explicó.

Este tipo de régimen, según Schwartz, permite a las élites políticas y económicas utilizar las instituciones para sus propios fines, manipular la legalidad y evitar la rendición de cuentas. Es un modelo que, aunque democrático en apariencia, opera con lógicas profundamente autoritarias. ¿Nos suena esto familiar a las y los costarricenses?

“La democracia débil en Centroamérica es necesaria con la misma fuerza por la cual es inviable”, citó, retomando la frase del sociólogo Edelberto Torres Rivas. A lo largo de su ponencia, Schwartz detalló cómo la lucha contra la corrupción, paradójicamente, ha servido de catalizador para una nueva ola de autoritarismo: los casos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua lo demuestran con crudeza, señaló la experta.

De las expectativas rotas a los autoritarismos consolidados

Para Schwartz, el caso guatemalteco fue especialmente ilustrativo: la creación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) logró, junto al Ministerio Público, procesar a altos funcionarios e incluso tumbar un gobierno. Pero esa ofensiva contra la corrupción desató la reacción de las élites, que cooptaron el aparato judicial para perseguir a fiscales, jueces, periodistas y activistas. “El mensaje fue claro: sacrifiquemos la institucionalidad, resguardemos la impunidad”, sentenció Schwartz.

En Honduras, una oleada de escándalos de corrupción fue enfrentada con reformas que blindaron a los responsables. Mientras El Salvador, bajo el mando de Nayib Bukele, ha transitado de una democracia partidista a un régimen de excepción, con más de 80 000 personas detenidas y apresadas, y un proceso de reelección inconstitucional.

Y en Nicaragua, el control absoluto del aparato estatal por parte del régimen Ortega-Murillo ha producido violaciones masivas a los derechos humanos, en un modelo que las Naciones Unidas han comparado con el régimen nazi, adujo la especialista.

¿Está Costa Rica al filo del despeñadero?

Este Congreso puso sobre la mesa una pregunta incómoda para el país anfitrión: ¿es aún una excepción en este panorama? La tradición democrática costarricense, su robusta institucionalidad y su cultura cívica han sido por años motivo de orgullo, pero la región cambia y arrastra consigo dinámicas que desafían esa excepcionalidad.

Los discursos que se escucharon durante el Congreso coinciden en señalar que la resistencia está en el conocimiento crítico, en la capacidad de las universidades públicas para generar pensamiento, y en la construcción de ciudadanía informada.

“El modelo eficiente que implicó que los pueblos se resignaran a democracias débiles ya no se puede sostener”, concluyó Schwartz

La investigadora Rachel Schwartz, advirtió sobre la extensión del autoritarismo dentro de las democracias centroamericanas, y la alianza entre las élites políticas y económicas para que la corrupción quede impune. Foto Laura Rodríguez.

El Instituto de Investigaciones Sociales nació en 1975, en plena efervescencia política regional. Su trayectoria lo ha consolidado como un referente de pensamiento interdisciplinario y compromiso social. Hoy, cuando la región vuelve a oscilar entre la esperanza y el abismo, el IIS reafirma su papel como plataforma de análisis, denuncia y propuesta.

Celebrar sus cinco décadas no es sólo mirar al pasado con gratitud, sino defender su futuro. “No es tiempo para claudicar”, dijo la Dra. Avendaño. “Es tiempo para reafirmar que otro conocimiento es posible, y con él, otra Centroamérica”.

El conocimiento riguroso, el pensamiento crítico y la resistencia desde la academia siguen siendo, quizás, la mejor esperanza para los países de la región.

Centroamérica: una historia de revoluciones

El 50 aniversario del IIS UCR se convirtió en una oportunidad para replantear narrativas, cuestionar certezas y mirar con nuevos ojos el pasado traumático y esperanzador que vivió Centroamérica durante los años setenta y ochenta.

Y es que durante esos años convulsos, el Istmo fue el epicentro de guerras civiles, revoluciones, dictaduras militares y profundas movilizaciones sociales. Fue también el objeto de obsesión de las grandes potencias, especialmente Estados Unidos, y el escenario donde se proyectaron las tensiones ideológicas de la Guerra Fría.

Pero también fue el lugar donde nacieron proyectos utópicos, se tejieron solidaridades globales, y donde los pueblos intentaron, con todas sus fuerzas, transformar su destino.

“Fue una época de sueños desbordados, de grandísimas ideas, de la sensación de que todo era posible”, afirmó el historiador nicaragüense Dr. Mateo Jarquín Chamorro, durante su conferencia en el acto de clausura del Congreso. Su análisis de la revolución sandinista en Nicaragua, y de los procesos paralelos en El Salvador y Guatemala, trajo al presente los matices y contradicciones de aquella época.

En Nicaragua, la caída de la dictadura de los Somoza en 1979 marcó un antes y un después. El proyecto sandinista aspiraba a una redistribución radical de la riqueza y a la creación de un nuevo sujeto político, el “hombre nuevo”, influido por las ideas de justicia social y solidaridad internacional, recordó Chamorro. Pero el sueño fue asediado desde dentro y desde fuera.

A nivel interno enfrentó dificultades para consolidar una democracia revolucionaria, y a nivel externo fue atacado por la política intervencionista de Estados Unidos que apoyó a la llamada Contra con millones de dólares, armas y asesoría.

“Las revoluciones centroamericanas no lograron imponerse militarmente, ni transformar por completo las estructuras sociales. Pero tampoco los sectores conservadores pudieron restaurar el viejo orden. Quedamos en una especie de empate amargo”, expresó Jarquín, citando al politólogo argentino Carlos Vilas.

En El Salvador y Guatemala, la historia fue aún más sangrienta, dijo este experto. Años de represión militar, desapariciones forzadas, masacres y desplazamientos marcaron a generaciones enteras. La Guerra Civil salvadoreña (1980-1992) y el Conflicto Armado Interno guatemalteco (1960-1996) dejaron más de 300 mil muertos y un legado de dolor que todavía atraviesa las sociedades de esos países.

En la otra acera, Costa Rica se posicionó históricamente como el país “excepcional” de Centroamérica: una democracia sin ejército, con inversión sostenida en salud y educación, y con estabilidad política. Sin embargo, como advirtieron las autoridades universitarias durante el Congreso, esta narrativa ha sido usada para invisibilizar tensiones internas y desentenderse de los destinos compartidos con el resto de la región.

La inauguración y la clausura del Congreso en conmemoración por los 50 años del IIS UCR se realizaron en el Auditorio de la Plaza de la Autonomía, el 14 y el 16 de mayo. Foto Laura Rodríguez.

La Dra. Vivian Vílchez Barbosa, directora de Gestión de la Investigación de la UCR, hizo un llamado a desmontar esa idea de excepcionalidad desde la investigación crítica: “Ponerla en duda no es una tarea menor, implica confrontar nuestros relatos fundacionales y asumir con honestidad que compararnos con nuestros vecinos no puede ser el único espejo. Necesitamos una lógica regional, interdependiente, compleja y solidaria”, apuntó Vílchez.

Por su parte, el Dr. José Moncada Jiménez, vicerrector de Investigación, advirtió sobre los riesgos de persistir en esa imagen complaciente. “La narrativa de la excepcionalidad ha atenuado las desigualdades históricas, las exclusiones y la crisis democrática que también nos afectan. El conocimiento crítico, el compromiso social y el diálogo regional son claves para avanzar”, reseñó Moncada.

Entre la centralidad geopolítica y la marginalidad global

Uno de los aportes más sugerentes del Dr. Jarquín fue la idea de que Centroamérica, a pesar de su importancia geoestratégica, ha sido históricamente marginada en el sistema internacional.

A lo largo del siglo XX, fue escenario de intervenciones extranjeras, desde el canal de Panamá hasta las “repúblicas bananeras”, pasando por el golpe de Estado en Guatemala en 1954 apoyado por la CIA.

Pero en los años 80, según Jarquín, ocurrió un fenómeno inédito: Centroamérica se convirtió, simbólicamente, en un campo de batalla ideológico global. Nicaragua fue el centro de la política exterior estadounidense bajo la administración de Ronald Reagan, y también el símbolo de una causa revolucionaria que movilizó a miles de internacionalistas, desde Europa hasta Asia.

“Las guerras en Centroamérica atrajeron más atención mediática, diplomática y académica que en cualquier otro momento de la historia de la región. Pero esa centralidad fue efímera y regresamos pronto al olvido”, lamentó el historiador.

En este contexto, el Instituto de Investigaciones Sociales ha desempeñado un papel clave como espacio de memoria, reflexión y acción crítica. Durante sus 50 años de existencia, el IIS UCR ha producido conocimiento comprometido con los derechos humanos, la equidad y la justicia social, y además ha documentado las voces silenciadas por la violencia, ha acompañado procesos comunitarios, y ha tejido puentes entre la academia y la sociedad.

“La investigación social, como el cuidado en salud, implica ver lo estructural, lo invisible, lo que duele, pero también lo que da esperanza”, reflexionó la Dra. Vílchez, retomando su formación como enfermera para subrayar el carácter transformador de la investigación.

En el 50 aniversario de la creación del IIS UCR, se dispuso una serie de mesas de discusión, como por ejemplo la denominada Desigualdad, trabajo y dignidad en América Central, que se desarrolló en las instalaciones del Instituto. Foto Laura Rodríguez.

¿Cuál es la Centroamérica queremos?

Los conflictos armados de las décadas pasadas dejaron cicatrices profundas, pero también enseñanzas. Las generaciones nacidas después de la guerra, como la del propio Jarquín, cargan con las deudas de ese pasado, aunque no lo hayan vivido directamente, indicó este historiador.

Las revoluciones se convirtieron en iconos, las utopías se desdibujaron y en su lugar quedó una región desigual, empobrecida y en muchos casos gobernada por nuevas formas de autoritarismo.

Aun así, desde los espacios académicos, comunitarios y culturales, se siguen abriendo caminos para imaginar una Centroamérica distinta. “Hoy más que nunca necesitamos una ciencia social comprometida, capaz de dialogar con otros saberes, de no temerle a la complejidad, y que se atreva a soñar futuros distintos”, subrayó finalmente Jarquín.

El Congreso excepcionalidad en duda no fue solo una mirada al pasado, sino una invitación al estudio del presente y del porvenir. En un contexto de crisis climática, migraciones masivas, violencia estructural y debilitamiento democrático, la región centroamericana enfrenta desafíos monumentales, pero también cuenta con una historia de resistencia, creatividad y solidaridad.

Otto Salas Murillo
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

Las paradojas de una democracia sin demócratas: se vale todo – Quinta parte

Esteban Rodríguez-Dobles
Docente, Historiador, Escuela de Estudios Generales

El 4 de diciembre de 2024, quien fuera director de la EEG Jairol Núñez Moya presentó su renuncia tras más de un año en el cargo (ahora actual Vicerrector de Docencia de la administración Araya Leandro); finalizando su informe de labores ante la Asamblea de Escuela, hizo la afirmación de que en la UCR “el enemigo está adentro”. Esto contradice gran parte de su discurso sobre hacer universidad. ¿Cómo se hace universidad fracturándola más? Nos necesitamos a todos en la Universidad.

La creación de un enemigo interno es una estrategia clásica de la política y se emplea para consolidar poder, movilizar apoyo popular y justificar medidas represivas. En la Revolución Francesa, Robespierre y los Jacobinos lo usaron, así como en la Costa Rica contemporánea Juan Diego Castro o Fabricio Alvarado han utilizado la idea de un enemigo interno.

En el contexto universitario reciente, la idea de anónimos, enemigos internos o ataques políticos, han sido empleados para evadir responsabilidades o al menos diluir la culpa señalando hacia esos que no guardan silencio, o buscan hacer control político, es decir quienes participamos de la vida democrática de la institución y nos importa la transparencia. Son estas torsiones del lenguaje las que convierten una crítica legítima o información innegable en discursos de odio.

Las relaciones de poder se reproducen en contextos democráticos, laborales, y educativos, muchas veces sin necesidad de coerción explícita. La dominación opera a través de dispositivos sociales, simbólicos y estratégicos, cuya eficacia reside precisamente en su invisibilización o en su aceptación como parte del sentido común.

El destacado sociólogo e historiador argentino Javier Balsa, quien ha estudiado la hegemonía y el discurso político, propone una tipología con 3 formas de la aceptación de la dominación:

Aceptación por hábito

Se fundamenta en la fuerza de la costumbre, en la repetición social de prácticas y jerarquías que se naturalizan como incuestionables. Aquí, la dominación se interioriza a través de esquemas de percepción y acción aprendidos que hacen parecer el orden existente como el único posible. Por ejemplo, en la EEG tenemos 45 años sin reformar el reglamento de esta unidad académica.

Aceptación por creencias compartidas

Esta forma de legitimación se basa en un consenso normativo o en la adhesión a una forma de ver el mundo que otorga sentido y legitimidad al ejercicio de la autoridad. En este caso, la obediencia se produce porque los dominados creen en la justicia, necesidad o conveniencia del orden instituido, o bien confían en la figura de quien ejerce el mando. La eficacia del poder reside en su capacidad de hacerse pasar por legítimo, justo o inevitable a los ojos de quienes lo padecen o reproducen.

Aceptación instrumental o estratégica

Esta forma se apoya en cálculos pragmáticos y en lógicas de interés personal o de un pequeño grupo. La dominación se acepta porque proporciona beneficios materiales, porque reduce riesgos o porque resulta funcional a los objetivos individuales del sujeto. Esta forma de aceptación puede involucrar cinismo, resignación o conveniencia, y no necesariamente implica adhesión consciente o ideológica.

He pretendido con estos artículos, poner sobre la mesa el contexto histórico en el que se reprodujeron prácticas antidemocráticas que fueron acopladas en la cultura política universitaria. Demostrando los mecanismos empleados en el ejercicio del poder político, así como las formas en que se acepta la dominación de una minoría sobre la gran mayoría de la comunidad universitaria. Espero con ello contribuir a motivarle. Aún estamos a tiempo de recuperar el prestigio de la Universidad, toda crisis es también una oportunidad. Espero que a raíz de todo el escándalo nacional, pensemos bien por quiénes queremos ser representados próximamente en el CU.

Las paradojas de una democracia sin demócratas: el 106 – Parte cuatro

Esteban Rodríguez-Dobles
Docente, Historiador, Escuela de Estudios Generales

En el artículo de opinión anterior, veníamos enumerando una serie de prácticas que deterioran y debilitan la democracia en la UCR a partir de lo establecido en el artículo 106 del Estatuto Orgánico y con los siguiente 2 puntos concluimos con ello. Además, en este penúltimo artículo proponemos algunas medidas remediales para superar en parte la crisis de fragmentación de la institución y motivar a la comunidad universitaria a implicarse en el fortalecimiento de la cultura democrática de la UCR realizando propuestas de reforma al art.106.

3. Ambigüedad en el ejercicio de la autoridad disciplinaria

El artículo establece que la Dirección ejerce autoridad disciplinaria “conforme al Estatuto Orgánico y a los reglamentos”, pero sin detallar:

La existencia de garantías procesales claras.

La posibilidad de defensa o apelación ante sanciones.

La supervisión de dicha potestad por parte de un ente colegiado.

Esto puede generar espacios para prácticas autoritarias o para una aplicación desigual del régimen disciplinario, lo que entra en conflicto con los principios de justicia y equidad democrática.

4. Designación vertical de comisiones y delegaciones

Aunque la Dirección puede nombrar comisiones para diversos temas, no se establece que estas deban surgir de votación o acuerdo de la Asamblea de Escuela. Esto debe ser reconsiderado.

A continuación se compara el tipo de práctica que se estila en el artículo 106 y el efecto antidemocrático que genera:

5. Propuestas remediales:

-Establecer mecanismos participativos explícitos de la Asamblea de Escuela para la toma de decisiones clave.

-Garantizar espacios colegiados vinculantes y no meramente consultivos o procedimentales.

-Incorporar criterios de transparencia, deliberación y rendición de cuentas en las funciones directivas ante la Asamblea de Escuela más allá del informe anual.

Si queremos cambiar la cultura política dentro de la UCR, debería bastar la ética humanista y profesional, pero es imposible en un mundo con personas cuya ética es flexible. La necesidad de reformar el Artículo 106 es prioritaria como primer paso, dadas todas las razones que han sido expuestas y siendo testigo de los abusos que ha posibilitado el 106 en mi contexto profesional. El art.106 refleja una estructura jerárquica fuerte en la administración universitaria, funcional para con ciertos fines operativos, pero con riesgos claros para la cultura democrática plena y madura que debería ser ejemplar en la universidad.

En el último de estos artículos de opinión, terminamos por dar atención a las nada sofisticadas formas de dominación que se han incorporado en nuestro medio, para así entender llanamente la relación de esta democracia delegativa permeada en la universidad y las prácticas aceptadas consuetudinariamente. ¿Es posible un diálogo sin subordinación en la academia? ¿De qué puede servir el diálogo frente a una verticalidad con disonancia cognitiva?

Las paradojas de una democracia sin demócratas: el 106 – Tercera parte

Esteban Rodríguez-Dobles
Docente, Historiador, Escuela de Estudios Generales UCR

Al parecer fue en el 3er Congreso Universitario (1971-1974) que la figura de Decano y sus amplias atribuciones produjese cambios para que las funciones de la dirección de las unidades académicas tuvieran más independencia y versatilidad sobre sus propias decisiones y acciones, sin embargo a lo largo de los años produjo el efecto de crear una multitud de feudos. Con base en el Artículo 106 del Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, este establece atribuciones para la figura de la dirección de escuela, pero también son visibles las claras tensiones o limitaciones al ideal de democracia universitaria, especialmente desde una perspectiva crítica que valore la horizontalidad, la participación colectiva y la transparencia institucional. Para sintetizar tanta información a continuación se enumeran una serie de prácticas que deterioran y debilitan la democracia en la UCR a partir de lo establecido en el artículo 106 del Estatuto Orgánico:

1. Concentración de poder en la figura de la Dirección

El artículo otorga a la persona directora amplias competencias unilaterales, entre ellas:

Aprobar los planes de trabajo docente y la distribución de tareas.

Proponer el nombramiento de personal académico interino.

Ejercer autoridad disciplinaria inmediata sobre el personal y estudiantado.

Suspender actividades sin necesidad de consulta colegiada.

Esta concentración de atribuciones por tanto deriva en decisiones verticales, poco participativas o discrecionales, especialmente si no existen mecanismos de fiscalización efectiva por parte de la Asamblea de Escuela. ¿Cómo puede ser posible que no exista en los Estatutos Universitarios un límite a la cantidad de puestos a ocupar? Justo en este momento en la EEG desde el 1 de enero de 2025 una sola persona ejerce al mismo tiempo funciones en subdirección, dirección a.i, coordinación de sección, miembro de Comisión para asignación de dedicación exclusiva y miembro del Consejo editorial de una revista. ¿Cómo interpretar esta concentración de funciones? Por la razón que sea, perjudica la democracia universitaria pues impide la formación de nuevos liderazgos o la selectividad de los mismos.

A pesar de la importancia académica y electoral que tiene la EEG en la UCR, entre las últimas elecciones que se han dado para ocupar cargos en la dirección y la subdirección, al menos en 3 ocasiones han sido procesos con una sola persona candidata. ¿A qué se debe esto?, ¿es desafección a los puestos de mando?, ¿el bloqueo de liderazgos alternativos?, ¿o una cultura política corrupta y clientelar? Son una multitud de cuestiones que solo las planteamos como dudas, pero sin embargo sugieren el complejo deterioro de la vida democrática dentro de las Asambleas de Escuela.

2. Falta de contrapesos institucionales explícitos

Aunque se menciona la participación de la Asamblea de Escuela, el artículo no explicita claramente:

Mecanismos de rendición de cuentas periódica más allá del informe anual.

Formas de participación vinculante de la Asamblea de Escuela o representación estudiantil en decisiones clave.

Procedimientos democráticos para la formación de comisiones o para el nombramiento de personal interino. (A pesar de estar contemplado en el artículo)

Con ello, la ausencia de procedimientos deliberativos explícitos puede reducir los espacios efectivos de cogobierno, donde estudiantes, administrativos y académicos tengan voz en temas sustantivos. Una democracia universitaria robusta requiere espacios de deliberación permanente y no dependientes del criterio personal de una figura administrativa.

Hace más de 100 años, en la Universidad Nacional de Córdoba tras un importante movimiento ciudadano, se instauró en 1918 un sistema democrático en el que toda la comunidad universitaria —estudiantes, docentes y personal administrativo— tuvo derecho al voto, ello ocurrió gracias a un proceso colectivo de la Reforma Universitaria que contempló la participación horizontal.

UCR, Voz experta: El mestizaje como base de la diversidad cultural costarricense

Por: Dra María de los Ángeles Acuña León, especialista en historia

En la historia de Costa Rica se investiga y reconoce la diversidad cultural que ha sido y se sigue construyendo en el transcurso de los siglos pasados, pero también en los años recientes y presentes. En el centro de esta riqueza cultural se encuentra el mestizaje, ese proceso complejo y continuo que ha dado forma a la genética e identidad costarricense. Gracias al mestizaje se mezclaron los modos de vida, las creencias, las tradiciones, las costumbres, los genes de nuestros ancestros indígenas, de los africanos y de los españoles que llegaron a esta tierra. En este contexto y durante el período colonial surgieron en primer lugar los mulatos, los mestizos, los zambos, pero también sus descendientes producto de la mezcla de las mezclas. Legados que en la coexistencia diaria se fueron fusionando, transformando e instaurando continuidades a lo largo de la historia de nuestro país, en esa innegable honda y complicada relación entre mestizaje y diversidad cultural y su fundamental interconexión histórica y social. 

El ecúmene ocupado por los españoles en la provincia de Costa Rica durante el período colonial corresponde al Valle Central y los valles de Esparza, Bagaces y Matina; fue en estos lugares donde los españoles se asentaron y formaron sus ciudades y poblados. La población indígena se ubicó en unos pocos pueblos ubicados en el Valle Central, sin embargo, un número importante permaneció en tierras de frontera: Talamanca y Guatuso.

Mientras que, durante el siglo XVII, se presentó un patrón de asentamiento disperso ya para el siglo XVIII se presentaron cambios importantes en la manera de establecer poblados, junto a las viejas ciudades españolas Cartago (1564), Esparza (1577) y los pueblos de indios (1575), surgieron pequeños centros de población, conocidos como villas nuevas, a saber Heredia (1734, Villa Vieja)  San José (1737, Villa Nueva), Alajuela (1796, Villa Hermosa) Ujarrás (1700) y Escazú (1796). Estas se formaron por el aumento en la densidad de la población y fueron habitadas por los nuevos sectores que emergieron en la sociedad colonial: los hijos del mestizaje, una progenie consecuencia de la convivencia de diferentes pueblos y culturas.

De ahí que, en el caso costarricense el siglo XVIII se considera como el siglo de los mestizajes; sus protagonistas fueron hombres y mujeres que se relacionaron en los campos y en las ciudades, entre sí y con los otros grupos de la sociedad, vinculados por lazos de sangre, redes sociales y vínculos culturales. El mestizaje se constituyó en un rasgo característico no sólo de la sociedad colonial costarricense de ayer, sino también de la sociedad contemporánea de hoy, donde la diversidad cultural, el dialogo intercultural y la inclusión son fundamentales.

Por tanto, fue en el siglo XVIII cuando surgió una nueva dinámica, el proceso de mestizaje tuvo un impacto transcendental en la configuración de la sociedad costarricense del momento, la cual emergió con un carácter multiétnico y pluricultural. Se incrementó la población de orígenes mixtos, a través de los mecanismos primarios del mestizaje, la endogamia, la exogamia, la legitimidad y la ilegitimidad, lo que influyó en los patrones de poblamiento, de composición étnica, cultural y de sociabilidad. Pero también significó la fusión de prácticas, de lenguajes, de costumbres, de creencias, siendo también ese mestizaje producto y productor de la diversidad cultural.

La población de Costa Rica durante el período colonial se mantuvo en ascenso, los españoles siempre en incremento y los indígenas bastante reducidos presentaron fluctuaciones en el desarrollo de los siglos coloniales. Los grupos de mezclados experimentaron un crecimiento continuo, entre los individuos producto del mestizaje inicial, son los mulatos los que presentan mayor presencia en los siglos XVI y XVII lo que les permitirá, constituirse en la base de los individuos clasificados como mezclados, ya sean clasificados indistintamente como mestizos o mulatos en el siglo XVIII.

En Costa Rica colonial las ciudades, las villasnuevas y otros pueblos, fueron los centros del crecimiento y fortalecimiento de las poblaciones de sangre mezclada y el escenario para el surgimiento de la diversidad cultural. Allí los diferentes grupos étnicos se interrelacionaron día a día y fueron construyendo una nueva situación, una sociedad multiétnica y una identidad cultural heterogénea que amplio y dio continuidad a la diversidad en ese contexto y período histórico.                 

En las viejas ciudades españolas, el mestizaje transformó el perfil y número de sus habitantes, las otras ciudades españolas de Cartago y Esparza, se vieron convertidas la primera en una ciudad de mayoría mezclada, imperando los mezclados, la segunda en una población mayoritariamente mulata.

Cartago, por su carácter de capital y núcleo urbano más importante de la Costa Rica colonial registro el mayor número de pobladores, albergó por tanto a toda la gama de individuos de diversos orígenes, etnias y culturas, ya para el siglo XVIII, los mestizos fueron los habitantes más numerosos en la ciudad de Cartago, seguidos por los mulatos libres, los españoles, luego los afrodescendientes en condición esclava, los indígenas en sus calidades de tributarios y naborías, los negros libres y los zambos. Por tanto, la ciudad-capital en el proceso de construcción de los mestizajes y recomposición de la sociedad colonial emergió, en el período colonial, como una población de orígenes mixtos, tanto biológica como culturalmente. Hoy en día reconocida como la cuna de la historia, la genealogía, la identidad y la diversidad cultural de los costarricenses.

Esparza, ciudad colonial que surgió del traslado de la predecesora ciudad de Aranjuez y en función del puerto de la Caldera, se mantuvo como sede administrativa de la zona comprendida entre los Ríos Tárcoles y Tempisque. En la zona adyacente a la ciudad hacia 1715 se construyeron dos ermitas, una dedicada a San José y la otra a Nuestra Señora de la Concepción, fueron origen de los asentamientos de Bagaces y Cañas, aquí surgió la hacienda ganadera como la unidad económica que dinamizó la región, donde vivieron algunos españoles, pocos indígenas, una mayoría de mulatos y otros afrodescendientes, dándole una especificidad étnica, cultural y de paisaje que aún perdura.

Pero las villasnuevas, Heredia, San José, Alajuela, Ujarrás y Escazú sin excepción, fueron por excelencia el universo de los mezclados. Presentaron sus variaciones, pero en su mayoría sus poblaciones fueron mestizas, con números importantes de españoles y una cantidad considerable de mulatos que engrosaron las filas de los mezclados. Estas villas fueron producto del proceso de migración de la población mixta artesana-campesina hacia la sección occidental del Valle Central o del repoblamiento ante el descenso de la población indígena. Además, fueron el escenario donde las distintas etnias, las variadas raíces culturales, las formas de vida convivieron y se reinterpretaron constantemente.

Pero también fueron reflejo de la relación entre el mestizaje y la diversidad cultural, en el fortalecimiento de una pluralidad cultural muy definida que se percibe y vive en especificidades, como la música, la gastronomía, el arte, los léxicos, las tradiciones, las festividades de las diferentes regiones que componen a la Costa Rica actual.

En Costa Rica el mundo colonial se materializó pleno de contrastes y distinciones entre los diversos individuos y grupos que lo constituyeron, un mestizaje y una diversidad cultural que con el paso de los siglos se amplió y fortaleció con la posterior llegada de inmigrantes de diversas partes del mundo como China, Italia, Alemania, Jamaica y otras islas del Caribe, Panamá, India, Líbano, Chile, Perú, Argentina, Brasil entre muchos otros.

Podemos concluir que ese mestizaje de los siglos coloniales y siguientes ha sido la base de la diversidad étnica y cultural costarricense. Donde el reconocimiento de esa herencia multi y pluri es clave para entender y mantener una sociedad más inclusiva donde se respete y reconozca esa amalgama de fusiones biológicas, sociales y culturales que nos constituyen y representan.

María de los Ángeles Acuña León
Experta en historia e investigadora jubilada del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas (CIICLA)

Mensaje de exrectora y exrectores a la comunidad universitaria UCR

A la Comunidad Universitaria
16 de mayo 2025

Estimadas señoras y estimados señores:

La Universidad de Costa Rica (UCR) enfrenta una crisis que dura ya varias semanas. Se inició al cuestionarse la resolución de la Rectoría que definía los salarios de las jefaturas de las oficinas administrativas, lo que llevó a la Rectoría a su pronta derogación. Luego empezaron a circular, por diversos medios de comunicación y en redes sociales, cuestionamientos sobre posibles hechos irregulares ocurridos en la construcción de obras de infraestructura antes del inicio de la actual administración y la definición del nuevo régimen salarial. Una denuncia presentada ante la Procuraduría de la Ética Pública fue recientemente rechazada y archivada al considerarla como infundada. Las denuncias ante instancias externas a la UCR, y el usual juicio mediático, han adquirido dimensiones que empiezan a amenazar la duramente ganada reputación de nuestra casa de estudios superiores.

Quienes firmamos, exrectores y exrectora de la UCR, nos permitimos manifestar que:

  1. Tanto la institución como el país cuentan con instancias para recibir denuncias sobre cualquier posible hecho irregular que pudiera haber ocurrido durante la actual administración o las anteriores.
  2. Ante la sospecha de existir algún hecho de esta naturaleza, la forma adecuada de proceder es acudir a estas instancias y esperar el resultado de las averiguaciones. Todo funcionario público está obligado a denunciar y dar seguimiento a estas denuncias, las cuales deben ser debidamente fundamentadas.
  3. Divulgar acusaciones que pudieran resultar infundadas genera un daño difícil de reparar para las personas acusadas y, más grave aún, a la institución. Ninguna denuncia debe ser instrumentalizada para algún interés particular, sino para buscar el esclarecimiento y establecimiento de responsabilidades sobre los hechos cuestionados. Es decir, las denuncias deben buscar el fortalecimiento de la Institución.
  4. Establecer y divulgar culpabilidades, juzgando y condenando sin seguir el debido proceso, es una práctica cada vez más común en la sociedad contemporánea, en especial en el ámbito político. Las vías de hecho y la difusión de acusaciones que luego resulten infundadas son inaceptables en una universidad. Se deben denunciar posibles irregularidades, pero ante las respectivas instancias institucionales y, de ser el caso, nacionales. El deber de la UCR ante ella misma y ante el país es acoger y estudiar todas estas denuncias, investigar los hechos y, si procede, sancionar a las personas responsables. La Rectoría debe informar a la comunidad universitaria y al país de estos procedimientos, sus hallazgos, y eventualmente las sanciones aplicadas.
  5. En un Estado Democrático de Derecho, el papel de la prensa es fundamental. Una de sus funciones es informar sobre todo tipo de hechos, incluyendo aquellos que puedan lesionar el orden jurídico nacional y las normativas institucionales, pero esto debe ser hecho con objetividad y veracidad, y siempre oyendo a las diversas partes involucradas.
  6. Estando a las puertas de la negociación del FEES, cualquier daño a la imagen de la UCR producto de crisis internas no resueltas por los canales institucionales, no solo afectará a esta, sino también a las otras universidades estatales, con el consecuente daño al país como un todo. Un riesgo aun mayor en el clima adverso que algunos sectores externos han venido generando contra la Educación Superior Pública nacional. Esto obliga a la institución a informar a los universitarios y a la comunidad nacional, de forma transparente y oportuna de las acciones que desarrolla para atender cuestionamientos, realizar averiguaciones y sancionar cuando proceda.

Por todo lo anterior, hacemos un llamado urgente a la reflexión, a la prudencia y al debate sano, que exija rendición de cuentas y transparencia, pero evite la difusión de acusaciones informales y la atribución de culpabilidades que las instancias pertinentes no han establecido. El bien del país exige que la UCR funcione con normalidad, algo que, en el actual clima de agitación, va siendo cada vez más difícil. Costa Rica demanda que la Universidad siga cumpliendo sus funciones constitucionales, sin dejar de ser vigilantes de la buena marcha de nuestra Alma Mater. Instamos a cada una de las personas integrantes de nuestra comunidad, a meditar sobre la coyuntura actual y a atender el sano debate interno y externo por medio de los mecanismos institucionales y nacionales.

Dr. Gabriel Macaya Trejos
Dra. Yamileth González García
Dr. Henning Jensen Pennington

Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta

IX Encuentro de Marimbas, Quijongos e Instrumentos del Camino Real

El Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional, el Taller de Marimbas e  Instrumentos Tradicionales Werner Korte y la Universidad de Costa Rica,  se complacen en invitarle al IX Encuentro de Marimbas, Quijongos  e Instrumentos del Camino Real.

En el Encuentro secontará con la participación de:

Taller de Marimba, Preuniversitario en Música, Sede Guanacaste, UCR: Santiago Acevedo Rojas, María Acevedo Villagra, César Buzano Chavarría, Emerson Ortega Angulo, Sofía Pizarro Leal, Luis Ramírez Zúñiga, Melvin Rodríguez Briceño, Dayana Vargas Briceño, Keny Vargas Duarte, Rafael Villarreal Carranza, Profesores: Razziel Acevedo Álvarez, Breiner Acevedo Rosales, Santos Leal Obregón, Eduardo Villafuerte Jirón, Yennier Zúñiga Rosales. 

Expositores: Dr. Razziel Acevedo Alvarez, Msc. Luis Acosta Obaldía, Prof. Werner Korte Núñez.

Maestros: Oscar Biolley, Luis Ignacio Granados, José Luis Herrera, Sebastián Jiménez Díaz, Jorge Monge Madrigal, Rubén Monge, Guillermo Ramírez, Mario Zúñiga.

Taller de Marimbas e Instrumentos Tradicionales Werner Korte: Matías Araya, Fiorella Hernández, Marcela Jiménez, Diana Korte, Alvaro León, Sebastián Mora, Carlos Quesada, Kathleen Quesada, Isaías Ramírez, Jimena Ramírez, Nickol Ramírez, Max Rivera, Jean Carlo Téllez, Jonathan Villarreal, Isabella Umaña, Maximilian Umaña, Yosimar Umaña.

La actividad será presencial el viernes 23 de mayo a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

UCR. Obra Corazón Gaseado apuesta por la justicia social y la libertad de expresión

La temporada de la obra Corazón Gaseado será del 8 al 25 de mayo en el Teatro Universitario. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La temporada será del 8 al 25 de mayo

En su 75 aniversario el Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica presenta “Corazón Gaseado” de Tristán Tzara, dirigida por Gabrio Zappelli. Una obra representativa del Dadá, vanguardia histórica del siglo XX, que en aquel momento criticaba al sistema industrial que se había instalado en Europa y a su idea de progreso. Se burlaba de la razón burguesa de la época y también de lo absurdo de la vida después de vivir los horrores la guerra, apuntó la Dra. Erika Rojas Barrantes, directora de la Escuela de Artes Dramáticas y del Teatro Universitario.

Esta propuesta es una experiencia muy diferente a una obra tradicional, mezcla teatro, performance, música e integra un elemento novedoso que es LESCO en toda la pieza, pues los actores/personajes incorporan este lenguaje de señas en sus acciones, de principio a fin.

Para Sonia Suárez, asistente de dirección de la puesta en escena, esta integración no solo promueve el acceso y la inclusión de la comunidad sorda, sino que también enriquece la diversidad cultural y creativa de la obra. Al hacerlo, se refuerza la importancia de la libertad de expresión y se fomenta un arte que reconoce y celebra la pluralidad de voces en la sociedad. Esta inserción de dos lenguas en una obra no es solo para traducir, sino para converger en un acto artístico puro, donde una sociedad cohabita de manera natural entre dos lenguas. No se está separando la acción del uso de la lengua LESCO como un acto meramente de traducción, como un marco por aparte, sino que está ínfimamente integrada al espectáculo en sí. No es una narración extra, es parte de la narración, de la dramaturgia, de la dirección, de la construcción de la obra teatral en sí. Ya vivimos en una sociedad que cada vez se reafirma con nuevas generaciones bilingües. Esta obra tiene dos lenguas que cohabitan y una de la otra se accionan, se necesitan y se transforman en una energía que no se separan, no se distinguen.  

A nivel narrativo los personajes son las partes de un cuerpo desarticulado: ojo, nariz, oreja, garganta, boca discutiendo palabras sin sentido, a modo de juego absurdo. La obra nos invita a preguntarnos hoy por lo absurdo de la vida en esta sociedad, del amor, de las relaciones y sus contradicciones. Nos recuerda la imposibilidad de comunicarnos a pesar de las herramientas tecnológicas, la vida en un mundo tan caótico y desafiante en el que parece que no logramos superar muchos de los problemas del siglo pasado.

A través de la sátira y la burla, «Corazón Gaseado» invita a cuestionar la realidad contemporánea en un panorama donde la búsqueda de identidad y el consumismo son temas recurrentes. El mensaje de Tzara se vuelve especialmente pertinente hoy, al oponerse a la homogenización y fomentar la libertad creativa, aspectos esenciales del crecimiento individual en el ámbito latinoamericano, donde la diversidad cultural y la resistencia a la marginación son cruciales.

Esta puesta en escena se revela como un eco de las voces contemporáneas que claman por justicia social y libertad de expresión. Su ruptura con el orden establecido aboga por nuevas formas de comunicación e inclusión de diversas opiniones en la narrativa social. En un mundo afectado por la desinformación y la polarización, el dadaísmo recuerda la importancia de cuestionar la realidad y crear espacios de diálogo sustanciales, haciendo que su legado sea urgente y necesario para las luchas actuales por la verdad y la independencia en Costa Rica y Latinoamérica.

«Corazón Gaseado» no solo celebra la multiplicidad de voces, sino que también defiende la resistencia a la marginación y la búsqueda de identidad en un contexto donde el consumismo y la desinformación son crecientes.

Dadá no significa nada, tanto como la banalidad con la que miramos desde este lado del mundo la guerra, la democracia, la empatía, la justicia, el conocimiento, entonces Corazón gaseado es una invitación a vivir una experiencia, más que a entender una historia. Nos propone atrevemos a mirar el mundo desde otros ángulos, a reímos de nosotras mismas, de lo absurda que es la existencia y nuestra realidad o algunos de los valores que la estructuran.

El costo de la entrada general es de 6000 colones; estudiantes con carné y personas ciudadanas de oro, 3000 colones.

Las entradas están a la venta en tienda.fundacionucr.com.

José Montero Peña
Comunicación Teatro Universitario

Las paradojas de una democracia sin demócratas: antecedentes – Parte 2

Esteban Rodríguez-Dobles
Docente
Historiador
Escuela de Estudios Generales UCR

Parte 1

Con este segundo artículo terminamos de establecer el contexto histórico que enmarcan los escándalos relacionados con las acciones de diferentes funcionarios y cuerpos colegiados, posteriormente abordaremos aspectos más específicos.

Para el ciudadano que no tiene tiempo de reflexiones sobre la calidad de la democracia, hoy el Estado y sus instituciones son vistos por una gran parte de personas como un estorbo y una carga económica, con funcionarios con sueldos multimillonarios, un modelo que sirve a unos pocos, con un rígido sentido burocrático, parasitario y corrupto. Esta indignación contra las instituciones públicas, este desencanto por el sistema democrático tiene sus antecedentes en una multitud de situaciones.

Las filtraciones de Wikileaks en noviembre de 2010 nos mostró el negocio militar de la guerra en Irak y Afganistán, a ello se sumaron los Panama Papers (2016) y los Pandora Papers (2021), develando los mecanismos de elusión y evasión fiscal, detallaban operaciones offshore de políticos, empresarios, celebridades y criminales. En la filtración de Pandora fueron más de 11.9 millones de archivos procedentes de 14 despachos legales especializados en servicios offshore, exponiendo a más de 300 políticos y funcionarios públicos de más de 90 países. Según datos del Ministerio de Hacienda, se identificaron 120 entidades costarricenses, entre personas físicas y jurídicas; los límites de lo verdadero y lo falso perecieron estar dando paso a un ethos individualista, tiránico y revanchista.

Tomemos en cuenta además que Costa Rica experimentó una seguidilla de escándalos indignantes de corrupción en obra pública. Casos como La trocha fronteriza o Ruta nacional 1856 Juan Rafael Mora Porras (2011), El Cementazo (2017), el caso Diamante (2021), empujaron al proceso electoral de 2022 a una segunda vuelta donde el cuestionado José Figueres Olsen (PLN) y Rodrigo Chaves Robles (PPSD), también altamente cuestionado, se enfrentaron por la presidencia de la República. El resultado era previsible, el cambio aunque incierto dejaba atrás al bipartidismo, al supuesto comunismo y al PAC, todo con el apoyo popular aunque significara un balazo en el pie, fue un cambio al fin. No todo cambio es para bien.

Es en este marco donde las acciones cometidas por funcionarios de la OEPI, el Consejo Universitario de 2024, y la administración Araya Leandro durante 2025, tienen una mayor repercusión y significado, pues han dotado de armas a los propios detractores de la universidad pública y a los enemigos de la autonomía universitaria.

Señala el filósofo francés Eric Sadin, que dada la acumulación de estas evidencias y decepciones producto de un sistema político global corrupto, estas cosas produjeron un ambiente propicio para un tipo de individuo que se ha convertido en un tirano, vota para castigar, de manera que vivimos en la era de la tiranía de los individuos con smartphone, una especie de totalitarismo de la multitud en la internet, apáticos con la democracia, y afines a un recambio que responda a los intereses personales y no a un proyecto colectivo sostenible, ¿estamos ante el fin de un mundo común? ¿Estamos ante el fin de un proyecto común de universidad?

Es como si existieran realidades paralelas, semejante a lo que acontece a lo interno de la UCR por parte del arayismo. ¿Pueden estas paradojas incidir en las prácticas de la vida democrática de una institución como la UCR? En el siguiente artículo continuaremos problematizando.

Imagen: Esteban Rodríguez-Dobles.

Las paradojas de una democracia sin demócratas: antecedentes – Parte 1

Esteban Rodríguez-Dobles
Docente
Historiador
Escuela de Estudios Generales UCR

En esta serie de 5 artículos, reflexionaremos sobre cómo el deterioro de la democracia en la región ha incidido sobre diferentes instituciones y promovido una serie de acciones que a lo largo de los años han permeado las prácticas políticas en distintos campos, interesa particularmente acá el justo cuestionamiento a la Universidad de Costa Rica (UCR) en lo que va de 2025. Para ello señalaremos algunos antecedentes históricos y sucesos que posteriormente vincularemos con la cultura política de la UCR.

En relación con un Estado que debió promover la excelencia académica, hace 20 años el politólogo y sociólogo Dietmar Dirmoser vislumbró las dificultades que estaba enfrentando la tercera ola democrática en América Latina, había una creciente educación pública pero de mala calidad; llamando por otro lado la atención sobre el fortalecimiento de los rasgos autoritarios entre mandatarios y ciudadanos, la menor disposición a dejar cargos en la política, así como la alarmante «colonización de lo público por intereses particulares», ¿el efecto? cooptación, clientelismo y desafección a los mecanismos formales en el manejo estatal, una educación superior colonizada por la voracidad particular del ascenso en la estructura administrativa, grandes salarios, pensiones de lujo, viajes, lobby, etc.

Cerca de estos años, en Centroamérica se sumaría, en junio del 2009 el derrocamiento en Honduras del expresidente Manuel Zelaya, quien fue desterrado por militares, trasladado con unos pocos documentos hasta el Aeropuerto Juan Santamaría de Alajuela, Costa Rica ¿cómo es que habían retornado los golpes de Estado?; el sector académico, periodístico y politológico de Centroamérica contribuyó a buscar conceptos para explicar lo anterior. Pese a reinar durante décadas unas democracias de fachada, seguían operando las prácticas que develaban una política sin cultura democrática profunda. El sociólogo Edelberto Torres Rivas les llamó “las democracias malas de Centroamérica” y se preguntaba frente a las cifras macroeconómicas, ¿a más democracia más pobreza? ¿Cuánta democracia soportan las desigualdades?

En este sentido, la democracia que debió pensar en el bien común ha sido minada desde adentro, usando los propios procesos democráticos para concretar intereses particulares. Los votantes son agentes fundamentales en cada elección, pero posteriormente a ella delegan su poder político (podemos admitir que esta es una característica del sistema político centroamericano, y que ha permeado las instituciones de las distintas democracias), así los mandatarios tras ser elegidos ejercen el poder a su arbitro valiéndose de decretos, siguiendo tangencialmente el Estado de derecho, las normas, reglamentos o la misma Constitución Política; el autoritarismo se constituye mediante una fuerza colectiva contra la democracia desde la democracia misma, para con ello apadrinar a sus líderes y conseguir sus aspiraciones personales.

Acá se anuncia una de las paradojas más complejas y desconcertantes para con el Estado: la ciudadanía respalda un poder político clientelista pues es el mecanismo que tradicionalmente les ha permitido acceder a algunos de sus mermados derechos, como el trabajo, la salud o un hogar digno. ¿De qué forma fue traducido esto en la cultura política costarricense y específicamente en la cultura política universitaria? Ya lo veremos cuando examinemos el artículo 106 del Estatuto Orgánico de la UCR, junto a los escándalos que en tiempo reciente han golpeado la credibilidad y el prestigio de la institución.

Finalmente, por sus características, a este sistema político de intercambios o trueque entre la esfera política y los ciudadanos, le denomina el sociólogo argentino Guillermo O´Donell: Democracia Delegativa. El líder se convierte en una figura carismática con la misión de salvar a los ciudadanos más empobrecidos de las garras de la institucionalidad del Estado, a este salvador le ungieron con poderes extra-constitucionales.

Imagen: Esteban Rodríguez-Dobles