Un centenar de personas adultas mayores, entre 65 y 90 años, se graduaron de los talleres de inglés de los niveles I, II y III, la mañana de este viernes. Los cursos los imparten estudiantes de segundo año del Bachillerato en la Enseñanza del Inglés de la División de Educología del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide) de la Universidad Nacional (UNA) y brindan una oportunidad de aprendizaje y crecimiento a una población muchas veces olvidada en programas educativos.
Desde 2014, la UNA ofrece estos cursos de inglés dos veces al año, durante el primer y segundo ciclo lectivo. Este programa ha permitido a una numerosa población de adultos mayores adquirir habilidades lingüísticas esenciales en un idioma global, con lo cual se fomenta su desarrollo personal y social. Este año, por primera vez, los talleres se llevaron a cabo en la comunidad de Guararí, en el distrito de San Francisco de Heredia, con lo que se amplía el alcance de la educación inclusiva de la Universidad.
Giannina Seravalli Monge, académica de la División de Educología y del Bachillerato en la Enseñanza del Inglés, recordó que la UNA tiene un compromiso con la educación comunitaria. “Estas actividades reflejan el principio de universidad necesaria, ya que llegan a las poblaciones vulnerables. Es un retorno de la educación al servicio de la comunidad”, afirmó Seravalli. Este compromiso institucional con la educación inclusiva, agregó, demuestra cómo las universidades pueden desempeñar un papel crucial en el fortalecimiento del tejido social.
El evento de graduación estuvo lleno de historias inspiradoras. Una pareja de esposos, quienes lucharon juntos por obtener el título, se graduó hoy, y demostraron que el aprendizaje puede ser una experiencia compartida y enriquecedora. Además, una de las estudiantes que impartió el taller compartió su alegría al ver, feliz, a su abuelita cumplir el sueño de aprender un segundo idioma. Este evento no solo celebró los logros individuales, sino también los lazos familiares y el apoyo mutuo.
Ave María Alpízar Jiménez, una de las graduadas, recibió su título del primer curso de inglés. “Siempre había querido aprender inglés desde cero. En la escuela y el colegio solo tenía conocimientos básicos, pero siempre quise aprender a leer y hablar el idioma. Gracias a los estudiantes de la UNA, ahora creo que pronto estaré hablando y entendiendo más el inglés”, dijo. En su testimonio resaltó la importancia de estos programas en la realización de sueños personales y en el empoderamiento de los adultos mayores.
Javier Frutos Jiménez, otro de los graduados, destacó el papel de su hija en su decisión de unirse a los talleres. “Mi hija me preguntó si quería estudiar inglés, y le respondí que sí. Siempre me ha gustado el idioma, y hoy me gradúo del primer nivel. Esto es solo el comienzo, tengo la meta de seguir adelante”, comentó.
Entre los graduados, también destacó Nazira Naranjo Rueda, quien a sus 90 años finalizó el tercer nivel de inglés, con lo cual demostró que nunca es tarde para aprender y que la educación puede ser un camino de por vida.
Para los estudiantes universitarios, la experiencia de impartir estos cursos fue gratificante y desafiante. Así lo expresó Kendal Bonilla Mesén, uno de los instructores. “Hemos tenido que adaptar las clases, buscar formas creativas para enseñar pronunciación y vocabulario, y enfrentar desafíos únicos en la enseñanza a adultos mayores. Pero la satisfacción de ver su progreso ha sido inmensa”, comentó.
Los adultos mayores participantes animaron a otros a aprovechar esta oportunidad educativa. Asimismo, resaltaron que estos cursos son vitales no solo para su desarrollo cognitivo, sino también para su bienestar físico y mental, por lo que no dudan en invitar a otras personas adultas mayores y sus familias a aprovechar la oportunidad de seguir aprendiendo y creciendo.
Las personas mayores de 65 años interesadas en participar en estos talleres pueden comunicarse a los números telefónicos 2277-3368 / 2277-3936. Los únicos requisitos son saber leer y escribir. Estos talleres son gratuitos, lo cual reafirma el compromiso de la UNA con la accesibilidad y la inclusión educativa.
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
Más de 500 participantes reunieron propuestas para un océano sostenible, posibles mediante la colaboración entre sectores académicos, privados y públicos
Con una participación de más de 500 académicos y científicos de 20 países de América, Europa y Asia, así como de asociaciones de desarrollo, líderes y lideresas comunitarias, organizaciones no gubernamentales y otros actores locales que desarrollan acciones en pro de la sostenibilidad del océano, se celebró del 3 al 6 de junio el Congreso de Integración de Saberes para un Océano Sostenible (CISOS24), organizado por la Comisión de Vicerrectores de Investigación del Consejo Nacional de Rectores (CONARE).
Foros, mesas redondas y talleres, culminaron en una declaratoria que será presentada este 7 de junio en el evento de Alto Nivel Inmersos en el cambio, preparatorio para la Cumbre Mundial de los Océanos a celebrarse en Niza en el 2025, con la coorganización de los Gobiernos de Francia y Costa Rica.
La declaratoria presentada por Karol Ulate Naranjo, académica de la UNA y Álvaro Morales Ramíez, académico de la Universidad de Costa Rica, aborda los temas urgentes y problemáticas que se deben enfrentar en temas como Gobernanza del mar, donde se introduce la diplomacia azul como una herramienta que une el ámbito científico y académico con el político, facilitando espacios de diálogo necesarios para gestionar y preservar el océano de manera justa para las futuras generaciones. Respecto a la protección de los ecosistemas marinos, se insta a los gobiernos a integrar políticas públicas que combinen elementos académicos, comunitarios y políticos para abordar los problemas de las poblaciones marino-costeras. Llama a implementar y respetar instrumentos internacionales y desarrollar marcos normativos nacionales para el uso sostenible de los recursos marinos, evitando la sobreexplotación y la contaminación. Además, se promueve la creación de áreas de conservación marina interconectadas e internacionales, siguiendo los principios de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, para gestionar y conservar eficientemente la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional.
En el tema de riesgo y monitoreo del océano, se subraya la necesidad de que los gobiernos colaboren con el sector académico y científico para desarrollar planes de emergencia y proteger a las comunidades costeras vulnerables al cambio climático. “Es fundamental divulgar los resultados de investigaciones y fortalecer la influencia política del sector científico para mejorar las políticas públicas y la planificación del sistema marino-costero”. Asimismo, se insta a priorizar la inversión en tecnología avanzada para el monitoreo y gestión de riesgos oceánicos, fomentar el desarrollo sostenible en las zonas costeras y fortalecer la resiliencia ante amenazas como tsunamis. También se considera crucial mejorar el acceso a datos satelitales, expandir el uso de fibra óptica y desarrollar protocolos de monitoreo de fauna marina respetando los ecosistemas.
Con respecto a la productividad del océano y su salud, se resalta la necesidad de impulsar la investigación y el monitoreo de fenómenos como las floraciones algales nocivas, abordar integralmente la contaminación marina y fomentar la colaboración entre sectores académicos, privados y públicos. Asimismo, la importancia de preservar el ambiente marino y los recursos en las zonas económicas exclusivas de los países, requiriendo recursos, infraestructura y capacitación adecuada. “Es determinante ampliar la infraestructura y acceso a datos para decisiones informadas, medir el impacto de la pesca artesanal frente a las grandes industrias pesqueras, fomentar la maricultura sostenible y aumentar la investigación en tecnologías limpias para reducir emisiones y aprovechar la energía de los océanos”.
Finalmente, bajo el eje Un océano que inspira, se hace un llamado a la ciudadanía para participar en procesos de investigación a través de la ciencia ciudadana y aseguran, se debe mantener un equilibrio entre la conservación del océano, el aprovechamiento de sus recursos y los derechos humanos de quienes dependen de ellos, fomentando prácticas no extractivas que aseguren una vida digna. Además, afirman que es esencial proteger la biodiversidad marina e incentivar la investigación en regiones profundas mediante la cooperación internacional, así como equipar adecuadamente a los laboratorios para facilitar proyectos de investigación experimental y organizar conferencias para difundir resultados y metodologías a sectores sociales, productivos y políticos, que promuevan el intercambio de conocimientos.
Para Francisco González, rector de la UNA, la sostenibilidad del océano no es solo una preocupación ambiental, sino una cuestión vital para el futuro de nuestro planeta y para toda la humanidad. “Conscientes de esta realidad, nuestras universidades han adoptado un enfoque integral y sistemático para abordar los desafíos que enfrenta nuestro océano y esto es posible gracias a la labor integrada de múltiples actores que trabajan mano a mano con el sector académico y científico, que en nuestro país está depositado en su mayoría en las universidades públicas. Nuestras universidades han estado a la vanguardia de la investigación marina, desarrollando estudios pioneros sobre la biodiversidad, los impactos del cambio climático en los ecosistemas oceánicos y las técnicas de conservación más efectivas, así como el monitoreo ante los riesgos y cómo podemos convivir adecuadamente las personas con la naturaleza. Nuestro país es 92 % océano, mucho de este es aún desconocido por la mayoría y por esto es necesario sensibilizar e invertir en investigación que nos permita conocer quiénes somos y cuál es el patrimonio cultural y natural que tenemos”.
Durante estos días también se realizó en la Cumbre de Juventudes Latinoamérica Azul, organizada por la Alianza de Sostenibilidad del Océano (SOA) capítulo Costa Rica, que reunió a 100 jóvenes de Latinoamérica y el mundo para discutir temas relevantes sobre la sostenibilidad del océano y el cumplimiento del ODS 14.
Marilyn Valverde, representante de la SOA en Costa Rica fue la encargada de presentar un extracto de la declaratoria preparada por los jóvenes participantes. “Como juventudes latinoamericanas, reconocemos el rol crucial que cumple el océano en nuestras vidas y cómo necesitamos su conservación para hacerle frente a la triple crisis planetaria que enfrentamos. Ante eso, buscamos y demandamos mayor ambición por los países de la región latinoamericana en los siguientes puntos principales: cumplir la meta 30 /30 del Marco Global de Diversidad Biológica de manera efectiva, sin permitir actividades perjudiciales; ratificar y firmar en los países de nuestra región el acuerdo de diversidad biológica más allá de la jurisdicción nacional; Incluir soluciones basadas en el océano dentro de las contribuciones nacionales determinadas de los países de la región; la creación de un reconocimiento a centros educativos que incluyan la cultura oceánica; establecer una comisión internacional latinoamericana de contaminación marina que tenga como objetivo la centralización de la información a nivel regional y que sea accesible a todos los países de la forma de una plataforma de datos de acceso libre, gratuito y en línea”.
También incluyen en su declaratoria posicionamientos públicos, propuestas nacionales y la generación de investigación científica que permitan que los países de la región muestren apoyo a la moratoria por la minería submarina.
Política pública basada en ciencia
Hervé Berville, Secretario de Estado del Mar, Francia, aseguró en el acto de clausura, que la ciencia es necesaria, no solo para comprender mejor el océano, sino para guiar las políticas públicas. “Necesitasmo convencer a otros países de que, por ejemplo, los microplásticos son perjudiciales para nuestra salud, son una amenaza para la biodiversidad marina. Necesitamos que la ciencia convenza a la gente de que no deberíamos iniciar la minería en aguas profundas porque sólo conocemos el tres por ciento de este hermoso ecosistema. Y necesitamos, recursos genéticos marinos que están en las profundidades del mar que podrán ayudarnos para abordar alguna enfermedad para avanzar en el campo farmacéutico y médico, entonces no deberíamos iniciar una actividad que dañe el ecosistema. También necesitamos ciencia para comprender mejor el impacto de las actividades económicas en este ecosistemas marinos, y para asegurarnos de que no solo impongamos reglas, sino también sanciones”.
Finalmente, el ministro de Relaciones de Relaciones Exteriores Arnoldo André Tinoco, destacó el compromiso y espíritu innovador por el avance del conocimiento. “Más allá de la investigación pura, quiero destacar el papel fundamental que desempeña la comunidad científica y académica en la formulación de políticas y la toma de decisiones. Sus hallazgos y recomendaciones no sólo informan a los gobiernos y a las organizaciones internacionales, sino que también inspiran y movilizan a la sociedad en su conjunto para actuar en Defensa del océano y los recursos marinos. En Costa Rica reconocemos la importancia vital de esta colaboración entre la ciencia, la política y la sociedad. Estamos comprometidos con la protección de nuestro océano y con el desarrollo de políticas públicas basadas en evidencia científica, que promuevan la conservación y el uso sostenible de nuestros recursos marinos. Sabemos que este es un desafío que requiere del esfuerzo conjunto a nivel mundial. El océano y sus recursos no conocen fronteras y su preservación es responsabilidad de todos nosotros. Por lo tanto, es fundamental que continuemos fortaleciendo los lazos de colaboración y cooperación entre los diferentes actores, tanto a nivel nacional como internacional. Este es un trabajo que trasciende a los gobiernos y crear alianzas entre la comunidad científica, la academia, la sociedad civil y el sector privado es esencial”.
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
A pesar de que desde 1968 la Ley de Planificación Urbana establece que todos los gobiernos locales deben tener un plan regulador como instrumento de ordenamiento territorial, menos del 50% de los municipios del país cuentan con uno vigente, aprobado antes del año 2000.
Recientemente varias comunidades se han levantado a favor o en contra de los planes reguladores propuestos para sus cantones, tal es el caso de Pérez Zeledón y Montes de Oca. ¿Pero, qué es un plan regulador y cómo funciona?
De acuerdo con Guillermo Calderón Ramírez, coordinador del Programa para la Promoción de la Gestión y el Ordenamiento del Territorio (PROGOT), un plan regulador es una herramienta de planificación y gestión que busca organizar y ordenar el uso del suelo y los recursos en un territorio determinado. Donde su objetivo es promover un desarrollo sostenible y equilibrado, considerando aspectos sociales, económicos, ambientales y culturales.
En Costa Rica, la planificación regional y nacional está a cargo del Mideplan y el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (Invu), pero la planificación local corresponde a las municipalidades. «Sí, la Ley de Planificación Urbana de 1968 establece que todos los gobiernos locales deben tener un plan regulador como instrumento de ordenamiento territorial», afirmó Calderón. Sin embargo, destacó que menos del 50% de los municipios cuentan con un plan regulador vigente, muchos de los cuales fueron elaborados antes del año 2000.
Calderón destaca, que uno de los componentes más visibles y a menudo controversiales dentro de un plan es la zonificación. “Esta es la que define los usos de suelo: dónde se puede construir, dónde pueden estar las zonas residenciales, comerciales, industriales, entre otros, pero el propósito principal de un plan regulador es ‘ordenar la casa’, es decir, organizar nuestro territorio para evitar la densificación desordenada y el crecimiento exponencial sin planificación”.
El plan regulador trabaja con usos residenciales, comerciales, industriales, agrícolas o mixtos, basándose en las características de cada cantón y haciendo proyecciones de hasta 10 y 20 años para planificar el crecimiento futuro del territorio. Calderón aclaró que la infraestructura existente mantiene su uso. «Si una zona es residencial, seguirá siendo residencial; si es comercial, seguirá siendo comercial. Los cambios se aplican a las nuevas construcciones y desarrollos futuros».
Calderón enfatizó que un plan regulador no es una herramienta para confiscar tierras ni para limitar arbitrariamente el uso del suelo. «Es un instrumento para ordenar el territorio de manera racional y sostenible».
En detalle
El proceso comienza con la elaboración del presupuesto y la formación de una comisión en el gobierno local. Luego se realiza un diagnóstico territorial con la participación de la comunidad. «El diagnóstico territorial se realiza a través de talleres de participación ciudadana, porque la población conoce su territorio mejor que nadie», dijo Calderón.
Una vez completado el diagnóstico, se desarrolla una propuesta territorial que también se consulta con la comunidad. Esta propuesta define los usos del suelo y las áreas de crecimiento. Después, se lleva a cabo una audiencia pública y se envía el plan al INVU para su revisión. Finalmente, el concejo municipal adopta el plan y se publica en el Diario Oficial La Gaceta, convirtiéndolo en ley.
«El proceso puede tardar aproximadamente un año y medio, pero puede extenderse dependiendo de la revisión por parte de diferentes entidades como Setena o el INVU», explicó Calderón.
El investigador también mencionó el papel de la UNA como un actor social en la elaboración de estos planes. «Nuestro papel es socializar la información y apoyar a la población. La Universidad ofrece un valor significativo a estos proyectos, más allá de lo económico, contribuyendo con la confianza y participación de la comunidad».
Actualmente la UNA trabaja con las municipalidades de Atenas, Cañas, Bagaces, Tilarán, Upala, San Rafael de Heredia, en la consolidación de sus planes reguladores.
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
Decenas de científicos costarricenses de las universidades estatales y las delegaciones de más de 20 países de América, Europa y Asia, así como de asociaciones de desarrollo, líderes y organizaciones no gubernamentales que desarrollan acciones en pro de la sostenibilidad del océano, se reúnen desde hoy y hasta el jueves 6 de junio en el auditorio Cora Ferro Calabrese de la Universidad Nacional.
El océano está amenazado por los impactos del cambio climático, sobreexplotación, pérdida de hábitat, defaunación marina, contaminación y otras presiones. Las investigaciones advierten de los aumentos en la concentración de dióxido de carbono y las consecuencias relacionadas con el cambio climático que tendrán importantes efectos en toda la columna de agua y el fondo marino profundo.
Decenas de científicos costarricenses de las universidades estatales y las delegaciones de más de 20 países de América, Europa y Asia, así como de asociaciones de desarrollo, líderes y lideresas comunitarias, organizaciones no gubernamentales y otros actores locales que desarrollan acciones en pro de la sostenibilidad del océano, se reúnen desde hoy y hasta el jueves 6 de junio en el auditorio Cora Ferro Calabrese de la Universidad Nacional, para participar del Congreso de Integración de Saberes para un Océano Sostenible (CISOS24), organizado por la Comisión de Vicerrectores de Investigación de Consejo Nacional de Rectores (CONARE).
“La gobernanza global de los océanos se enfrenta a numerosas dificultades en múltiples frentes, incluidos los riesgos para la salud de los ecosistemas, la salud humana y la sostenibilidad. El cambio climático perjudica la equidad social, limita el uso de actividades humanas relacionadas con el mar y reduce la capacidad de los ecosistemas marinos para prestar servicios. Se requiere entonces una gobernanza global de los océanos más adaptable, que tenga en cuenta una amplia gama de actores en diversos niveles que trabajen juntos de manera gradual y pragmática, de acuerdo con el requisito de un cambio continuo hacia la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible”, dijo Jorge Herrera, vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional en el acto de inauguración.
Este es un foro académico – científico que pretende: generar recomendaciones desde la integración de saberes académicos y no académicos para garantizar acciones en torno a la sostenibilidad del océano, así como evidenciar aportes científicos, tecnológicos, experienciales, de gestión comunitaria, entre otros, en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible 2030, de cara a las acciones a desarrollar para la III Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC25), a realizarse en Francia en junio de 2025, donde Costa Rica será coanfitrión. Este evento se proyecta como una ventana para el mundo en materia de lo que la academia costarricense produce y comunica en este campo del conocimiento.
Para Francoise Gaill, representante del Panel Internacional por la Sustentabilidad del Océano, dijo que, hoy más que nunca el océano está en un estado de emergencia, pues el océano se vuelve cada vez más cálido, más contaminado, más insalubre, y estamos ante la pregunta de qué hacer para volver a un océano más sostenible. “Necesitamos el conocimiento científico porque es una manera universal de entender la realidad del mundo, pero también necesitamos el saber hacer y el cómo hacer, y es a través de eventos como este, donde podemos intercambiar conocimientos para lograr objetivos”.
Se realizarán foros, talleres, paneles de discusión, conversatorios, conferencias y mesas de trabajo, el resultado de este trabajo será una declaratoria en el marco del evento de alto nivel: Immersed in Change, a realizarse el 7 y 8 de junio en el Centro de Convenciones, donde la Universidad Nacional participará con un stand donde compartirá información sobre su trabajo académico e investigativo asociado con la sostenibilidad del océano, y dos paneles organizados por los académicos Silvia Chacón del Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot-UNA) y Sergio Cambronero del Laboratorio (LAOCOS), ambos del Departamento de Física en sus temas de gestión de riesgos por tsunami y océano profundo
Cooperación
“Lo sabemos todos y ya se recordó esta mañana: el océano desempeña un papel fundamental en la regulación del calentamiento global por su función de bomba de carbono. Se calcula que el océano contiene 50 veces más carbono que la atmósfera, que absorbe el 30 % de las emisiones de dióxido de carbono de origen humano y que genera el 50 % del oxígeno que respiramos. Pero sabemos todos también, lamentablemente, el importante deterioro de la salud del océano y de su biodiversidad, lo que provocará pérdidas irreparables. Como lo declaró el Secretario General de las Naciones Unidas en la segunda Conferencia sobre el Océano celebrada en Lisboa en junio de 2022, el océano se encuentra en estado de emergencia, entonces hay que actuar rápidamente. En junio de 2022 se decidió que Costa Rica y Francia iban a presidir conjuntamente la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano en Niza, en junio de 2025. Nuestros dos países son en efecto, totalmente conscientes de esta emergencia. Decidieron asumir y liderar un compromiso colectivo para detener el declive de la salud del océano, para proteger el océano, nuestro bien común, y ustedes, los científicos lo saben mejor que nadie, el conocimiento es totalmente clave”, dijo la Embajadora de Francia Alexandra Bellayer-Roille.
Para Francisco González, rector de la UNA, “esta es una evidencia de la forma en la cual hemos venido orientando también nuestras capacidades institucionales al servicio de la diplomacia internacional. De manera particular con Francia hemos venido construyendo una relación de mucho apoyo estratégico, que hoy se consolida con esta iniciativa que es el primer congreso donde desde la academia, reflexionamos y aportamos para la agenda política del próximo congreso mundial”.
Adicionalmente, este evento alberga la Cumbre de Juventudes Latinoamérica Azul, organizada por la Alianza de Sostenibilidad del Océano (SOA) capítulo Costa Rica, que reúne a 100 jóvenes de Latinoamérica y el mundo para discutir temas relevantes sobre la sostenibilidad del océano y el cumplimiento del ODS 14.
“Somos personas de entre 18 y 35 años de Argentina, Cuba, Costa Rica, Chile, Colombia, México, Panamá, Perú, Portugal, entre otros. Estos días vamos a tener talleres, charlas, paneles, pero también unos espacios de construcción. El objetivo principal es culminar con una declaratoria de iniciativas de jóvenes involucrados activamente en sus países en temas de conservación, ciencia, gestión de los recursos, política, ideas que esperamos sean atendidas por los tomadores de decisiones”, detalló Marilyn Valverde, representante de la SOA en Costa Rica.
La causa principal de la acidificación del océano es la liberación a la atmósfera del CO2 originado por actividades humanas. La única opción realista de mitigación que se conoce a escala mundial consiste en limitar los niveles futuros del CO2 atmosférico. Así lo detalló Jean -Pierre Gattuso, quien impartió la conferencia inaugural Océano y cambio climático, donde afirmó que acciones como la restauración de las zonas pantanosas, la plantación de nuevos bosques y la reforestación podrían mejorar la absorción por la vegetación y los suelos, pero indicó que la acidificación del océano no está explícitamente regulada por los tratados internacionales, y que si bien se considera una amenaza para los ecosistemas ecológicos y económicamente más importantes, así como para el bienestar humano, no existen todavía mecanismos internacionales ni financiamiento para emprender acciones que mitiguen la acidificación o la adaptación a ella.
Océano bajo la mirada del arte
Además de conocer la investigación generada en torno a los océanos, en el lobby del auditorio, los asistente podrán participar de “Las dimensiones del océano”, una instalación intermedial cuya narrativa integra la creación de objetos de especies marinas en 3D, la impresión de algunos de estos objetos en 3D, el uso de sensores, la respuesta sonora de ciertos animales marinos, y la interactividad y la inmersión a través de la realidad virtual.
“La era digital, aunada a nuestro potencial de desarrollar tecnologías de alta gama y sofisticación, nos permite aproximarnos cada vez más a la inmensidad del océano, conocer sobre las diversas especies marinas, y sus formas de convivencia e interacción. Esta es una oportunidad de acercarnos a una alfabetización oceánica desde una mirada artística”, dijo Paula Rojas, directora de la EAE-UNA.
De acuerdo con Rojas, se trata de un proyecto investigativo que involucra tanto a personas estudiantes y académicos artistas que aportan a la investigación, a la generación de los contenidos, y a la resolución técnica y/o dramatúrgica de la propuesta. Así, esta idea se convierte en un estímulo a las investigaciones desarrolladas en el LED, y una puerta para conocer, admirar y comprender los retos que tenemos como humanidad frente al océano.
La oficina de Comunicación de la Universidad Nacional, preparó un especial que reúne la trayectoria de la UNA en materia de océanos, e incluye una diversidad de esfuerzos inter, multi y transdiciplinarios que contribuyen con la producción de conocimiento sobre cómo se establece la relación entre el océano y la sociedad de una manera sostenible.
Conozca también algunas de estas iniciativas en las voces de sus especialistas, el cronograma de ambos eventos así con los proyectos de la UNA en el siguiente enlace: https://acortar.link/bOpe1u
Con el objetivo de celebrar el Día del Ambiente, el pasado 4 de junio la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional (Edeca-UNA), organizó con el apoyo de la Vicerrectoría de Extensión, el foro: Ambiente y Desarrollo en Costa Rica. En la actividad participaron Leonardo Merino Trejos, politólogo y especialista del programa Estado de la Nación; Alberto López Chaves, gerente general del Instituto Costarricense de Turismo; Heidy Vega García, académica del Centro de Estudios Generales Sergio Molina Murillo, académico de la Escuela de Ciencias Ambientales, ambos de la Universidad Nacional (UNA).
“El desarrollo sostenible implica integralmente distintos ámbitos de acción no solo la naturaleza, si no el desarrollo económico, social e incluso los cambios culturales y la dimensión política”, dijo Martín Parada, vicerrector de la UNA.
Merino Trejos explicó que entre los años 50 y 90 se creía que el ambiente se relacionaba solo con conservar los ecosistemas y la biodiversidad, y que el país tomó algunas decisiones tempranas para conservar gran parte de su territorio bajo el esquema de áreas protegidas.
En los últimos años, el equilibrio ambiental se refiere a lo que hace un país en todo su territorio, tanto en el uso del suelo como en el uso de recursos. De acuerdo con el experto Costa Rica aparece en el puesto 16 de América Latina y el Caribe y en el 68 a nivel mundial, esto debido a que se toman en cuenta nuevos elementos como el manejo de las aguas residuales, uso de agroquímicos y transporte público entre otros.
Para Merino, es urgente proteger y profundizar los esfuerzos en conservación y recuperación forestal, principalmente en la zona norte; contener y reducir los impactos y riesgos del uso urbano del suelo, donde no ha habido planificación en transporte, red vial y desarrollo territorial; abordar la problemática del acceso al agua potable y fortalecer la gestión y las capacidades institucionales.
Mirada académica
Vega García habló sobre el trabajo que se realiza desde la academia, donde afirma que hay una educación y sensibilización eco ciudadana por medio de los docentes, programas y proyectos de investigación con la vinculación con la comunidad y el voluntariado, y por medio de la producción intelectual que se realiza por en diversos foro y publicaciones en libros y revistas, entre otros.
La académica enfatizó en que la sostenibilidad ambiental y turística debe ponerse en una balanza, por ejemplo: el deterioro y la restauración; generación presente y generación futura; huella ecológica individual y huella ecológica colectiva, entre otros.
Entre los desafíos ambientales y de desarrollo, mencionó la extensión de monocultivos, uso de plaguicidas y fertilizantes, mitigación y adaptación al cambio climático, y la regulación del turismo en las áreas protegidas, entre otras.
Vega aseguró que la academia crece y consolida su aporte a la sostenibilidad en el territorio nacional, al generar alternativas económicas de desarrollo, salud y bienestar.
López Chaves hizo un llamado ante la falta de preocupación de las generaciones actuales sobre el cambio climático, pues es un concepto que ya “no asusta a nadie” y que debe cambiarse por emergencia climática, y se puedan tomar acciones consecuentes a la emergencia.
Dentro de los instrumentos o programas que generan resiliencia que menciona López están:
Plan Nacional de la descarbonización de la economía 2050: Costa Rica ha logrado completar el 61% de las metas planteadas para la primera etapa del PND en el periodo 2018-2022. El 22% de las metas estaban en marcha al año 2021 y un 17% se categoriza con riesgo de incumplirse.
Propuestas de grupos multilaterales para subir el tono de cambio climático a emergencia climática: el ICT trabaja por medio de la Comisión Interinstitucional del Turismo (CITUR), donde se coordinan grupos de trabajo de sostenibilidad y ambiente. También por medio de la ONU Turismo, donde se trabaja con agenda prioritaria con temas como: emergencia climática, biodiversidad y resiliencia y el tema de agua y manejo de plásticos en océanos.
Pago por servicios ambientales: es un convenio firmado en el 2020 con el objetivo de facilitar la captación de recursos financieros para el pago de servicios ambientales del programa y seguir posicionando a Costa Rica como un destino turístico sostenible.
Programa Bandera Azul Ecológico. Galardón o distintivo que se otorga anualmente, el cual premia el esfuerzo y el trabajo voluntario en la búsqueda de conservación y el desarrollo, en concordancia con la protección, de los recursos naturales, la implementación de acciones para enfrentar la emergencia climática.
Certificación de Sostenibilidad Turística: ICT otorga desde hace tres décadas y es un trabajo entre el sector privado y público y el objetivo es integrar en la política de sostenibilidad y plan de acción, acciones climáticas que potencien oportunidades de reducción, mitigación, adaptación y gestión de riesgo.
Sergio Molina hizo énfasis en la extracción de recursos, donde mencionó que todo lo que es intensivo es contaminante y desigual, por lo que se deben ver alternativas más participativas, de bajo impacto ambiental y con beneficios compartidos.
Lo que se busca, de acuerdo con Molina, es una alternativa circular, renovable y ecoeficiente, donde se produzca más con menos contaminación y energía.
Para Molina, la protección ambiental se ve como una restricción a las necesidades y un costo innecesario, cuando debería verse como una forma de resguardar valor e invertir.
El objetivo de este foro fue analizar temas de interés que afecten a la población costarricense, y forma parte de un ciclo de debates, análisis, reflexión y discusión para la comprensión de las implicaciones en el ámbito social, ambiental, económico y cultural en la institucionalidad del país, que organiza la Edeca-UNA para este mes.
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
Un nuevo directorio estudiantil asumió, este 31 de mayo, la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (FEUNA), luego del acto de traspaso de poderes celebrado en el auditorio Clodomiro Picado Twight. Las nuevas autoridades estudiantiles ejercerán su mandato en el período 2024-2026.
Durante la ceremonia, que contó con la participación de estudiantes y autoridades universitarias, Angie Mora Solano, coordinadora general del Consejo de Asociaciones Estudiantiles de la Universidad Nacional (CAEUNA), agradeció al directorio saliente y dio la bienvenida a los nuevos integrantes. “Expreso mi más sincero agradecimiento a todas las personas que conformaron el directorio saliente por su dedicación, esfuerzo y compromiso. Hoy, me llena de alegría y orgullo que el liderazgo sea asumido por un equipo sumamente capaz y comprometido, como lo es Colmena”, manifestó.
El directorio del nuevo equipo es liderado por Raquel Loría Quesada, quien desde este momento asume la presidencia. “Estoy convencida de que Raquel será una presidenta excepcional, guiándonos con determinación y visión hacia un futuro más justo y equitativo”, añadió Mora Solano; destacó, asimismo, la importancia de que el cargo de la presencia lo asuma una mujer en este rol, pues refleja los avances en igualdad de género y representación en la universidad.
El presidente saliente, Marco Zúñiga Badilla, resaltó los logros de su gestión: mencionó el aumento en el fondo de becas, el apoyo a las sedes regionales y la creación de un fondo humanista para emergencias estudiantiles. “Trabajamos sin dejar a nadie atrás en esta universidad”, afirmó.
El nuevo directorio de la FEUNA, conformado por 25 personas, fue juramentado durante la ceremonia. Quienes ocupan los diferentes cargos son:
Raquel Loría Quesada, presidenta.
Marcos Román Valverde, secretaria general.
Sofía Rodríguez Brenes, coordinación de la Comisión de Asuntos Ecológicos.
Sofía Carmona Vindas, coordinación de la Comisión de Asuntos Regionales.
Christopher Jiménez Sánchez, coordinación de la Comisión de Asuntos Universitarios.
Nayelith Sofía Ramírez Villegas, coordinadora de la Comisión de Política Nacional e Internacional.
Susana Montero Berrocal, coordinadora de la Comisión Diversidad, Equidad y Género.
Ericka Tatiana Leiva Artavia, coordinadora de la Comisión de Cultura, Recreación y Deporte.
Camila Vásquez Solano, coordinadora de la Comisión de Comunicación e Información.
Marco Víquez Fallas, coordinador de la Comisión de Finanzas.
Edward José Ulate Araya, coordinador de la Comisión de Finanzas.
Iván Lupario Rodríguez, oordinacdor de la Comisión de Cultura, Recreación y Deporte.
Luis Alejandro Barrantes Ramírez, coordinador de la Comisión de Comunicación e Información.
Representantes ante el Consejo Universitario:
Natalia Acuña Céspedes, primera representante.
Emily Montero Guzmán, suplencia de la primera representante.
Antonio Araya Ríos, segundo representante.
Daniel Arias Jiménez, suplencia del segundo representante.
Representantes ante el Consejo Académico de la UNA:
David Alejandro Zúñiga Bartels, representante 1 ante el Consaca.
Ericka Mariela González Benavides, suplencia representante 1 ante el Consaca.
Valery Ureña Campos, representante 2 ante el Consaca .
Didier Josué Rojas Castrillo, suplencia representante 2 ante el Consaca.
Nataly Segura Molina, representante 3 ante el Consaca.
Anthony Gutiérrez Chavarría, suplencia representante 3 ante el Consaca.
Emily Sofía Alpízar Morales, representante 4 ante el Consaca.
Alex Rodríguez González, suplencia representante 4 ante el Consaca.
La nueva presidenta de la FEUNA, Raquel Loría Quesada, en su discurso destacó la importancia de la participación estudiantil y el compromiso del nuevo directorio con la justicia social y la democracia participativa. «Nuestro país atraviesa un momento trascendental y la Universidad Nacional tiene un rol fundamental que desempeñar en esta obra decisiva», declaró. Hizo un llamado a la reactivación del movimiento estudiantil y al trabajo conjunto para lograr un futuro más justo y equitativo.
El partido Colmena, único inscrito en el proceso electoral, obtuvo el 87.2% de los votos en las elecciones del pasado 13 de mayo, según datos del Tribunal de Elecciones Estudiantiles (TEEUNA). La nueva presidenta trabajará sobre dos líneas principales: el desarrollo de liderazgos y la regionalización, con el objetivo de mejorar la comunicación y la articulación con la comunidad estudiantil de los diferentes campus universitarios.
Falta de inclusión en el proceso de toma de decisiones en sus instituciones educativas, modalidad técnica agotadora y estresante y falta de infraestructura, insumos tecnológicos y acceso a internet. Estos son algunos hallazgos preliminares de la investigación, «Análisis de la puesta en práctica de la política curricular vigente desde la dimensión pedagógica en la educación general básica del MEP: un acercamiento a su impacto en las dinámicas de la inclusión-exclusión (2022-2024)», que realiza el Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA).
Este estudio interdisciplinario, que lo conduce cinco especialistas desde el Proyecto Perfiles, destaca tres áreas problemáticas principales:
Participación estudiantil:los estudiantes de educación técnica profesional perciben una falta de inclusión en el proceso de toma de decisiones en sus instituciones educativas, lo que contrasta con la visión de la política educativa que promueve la formación de una ciudadanía crítica y participativa.
Carga académica y estrés: los estudiantes encuentran la modalidad técnica agotadora y estresante, aunque reconocen sus beneficios en términos de oportunidades laborales futuras.
Infraestructura y tecnología: existe una demanda significativa de mejor infraestructura, insumos tecnológicos y acceso a internet, especialmente en las zonas periféricas, lo que indica una persistente brecha digital que contribuye a las dinámicas de exclusión.
Arturo Meléndez Montero, asistente del proyecto, enfatizó sobre la necesidad de considerar las voces de los actores educativos para entender mejor las discrepancias entre la teoría y la práctica de las políticas educativas. “Estos hallazgos preliminares destacan la importancia de escuchar las voces de los actores educativos para comprender mejor las brechas entre la teoría de las políticas educativas y su implementación en la práctica. El Proyecto Perfiles continuará analizando estos datos para ofrecer recomendaciones que puedan mejorar la implementación de políticas educativas en Costa Rica», afirmó Meléndez.
El Proyecto Perfiles, Dinámicas y Desafíos de la Educación Costarricense, se estableció en 2002 con el objetivo de proporcionar un análisis detallado sobre la evolución histórica, estructura, dinámicas actuales y desafíos del sistema educativo costarricense. Desde su concepción, en 2001, el proyecto ha llevado a cabo 10 investigaciones significativas, publicado numerosos artículos y organizado eventos académicos para fomentar el diálogo sobre la educación en Costa Rica.
Ejes de análisis de la investigación
La investigación actual se centra en la política curricular del Ministerio de Educación Pública (MEP), implementada en 2016 bajo el lema “Educar para una nueva ciudadanía”. Los principales ejes de análisis incluyen:
Impacto en las dinámicas de inclusión-exclusión: evaluación de cómo la política curricular afecta la inclusión y exclusión de estudiantes.
Implementación pedagógico-administrativa: análisis de la implementación de la política desde perspectivas administrativas y pedagógicas.
Diseño y gestión de la política: estudio del diseño y la gestión de la política en las realidades educativas.
Voces resilientes y emergentes de los educadores: recopilación de experiencias y percepciones de los educadores.
Voces resilientes y emergentes de los estudiantes: recopilación de experiencias y percepciones de los estudiantes.
Metodología y recopilación de datos.
El equipo de investigación ha visitado diversas instituciones educativas en todo el país, incluyendo zonas urbanas del Gran Área Metropolitana (GAM) y zonas periféricas. Las técnicas de recolección de datos incluyeron entrevistas y grupos focales. Entre las instituciones visitadas se encuentran las escuelas de La Carpio y Finca San Juan, los colegio Bilingüe de Belén, Técnico Profesional Jesús Ocaña Rojas, Técnico Profesional de San Rafael de Poás, así como la Escuela Surik y el Colegio Indígena La Casona, ubicados en la zona del Pacífico Sur, cerca de la frontera con Panamá.
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
El 29 de mayo la Universidad Nacional (UNA) conmemora el Día Nacional de las Personas con Discapacidad, una fecha destinada a fomentar el respeto, la igualdad, los derechos y la comprensión hacia las personas con discapacidad. La UNA reafirma su compromiso con esta población a través de la Comisión Institucional de Accesibilidad y Discapacidad (CIAD) y el Programa de Inclusión y Apoyo Estudiantil.
El CIAD, instancia adscrita a la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, se encarga de supervisar el cumplimiento de las leyes y normativas relacionadas con la accesibilidad. Esta comisión incluye representantes de diversas instancias universitarias, como los departamentos de Recursos Humanos, de Orientación y Psicología, y el Programa de Desarrollo y Mantenimiento de la Infraestructura Institucional (Prodemi), entre otros.
Desde su creación, en 2005, el Programa de Inclusión y Apoyo Estudiantil de la UNA brinda atención a más de mil estudiantes en los últimos cuatro años. En 2020 fueron 194 nuevos estudiantes y seguimiento a 153; en 2021, 168 nuevos y 116 en seguimiento; en 2022, 173 nuevos y 141 en seguimiento y en 2023, 248 nuevos y 175 en seguimiento. En total se atendieron 1368 estudiantes.
El programa se actualiza continuamente para adaptarse a los avances en la sociedad y en el ámbito científico y médico. De esta manera promueve una imagen más inclusiva y distribuye la responsabilidad de la atención a las personas con discapacidad entre todas las instancias universitarias. Se han implementado medidas para aumentar los apoyos a la población estudiantil con discapacidad, y se ha capacitado al personal docente sobre las diversas condiciones y necesidades de estos estudiantes. Estas medidas garantizan el desarrollo y rendimiento académico de los estudiantes con discapacidad.
Además de la atención académica, la UNA se enfoca en la vida universitaria integral, para lo cual ofrece apoyos en áreas como tutorías, actividades artísticas y deportivas. Estas iniciativas involucran a los estudiantes con discapacidad en todas las facetas de la vida universitaria, facilitan la formación de amistades y hace que la experiencia universitaria sea completa.
El programa ha observado un aumento en la atención a casos de discapacidad psicosocial, que incluye condiciones como ansiedad, depresión, trastorno del espectro autista y esquizofrenia. Estas condiciones, menos visibles que otras discapacidades, requieren una atención especial y han sido integradas en los servicios que ofrece la UNA. El año anterior se atendieron 31 estudiantes en el primer ciclo y 34 en el segundo ciclo lectivo.
La atención a esta diversidad de condiciones ha visibilizado más estas necesidades, lo que se traduce en un apoyo adecuado a esta población.
Quienes requieran de estos apoyos pueden solicitarlos de tres maneras: durante el periodo de admisión, para lo cual deben adjuntar un dictamen médico certificado; mediante solicitud personal con un documento que evidencie la dificultad; o por referencia de cualquier instancia universitaria.
Lizeth Martínez Corrales, psicopedagoga del Departamento de Orientación y Psicología, enfatiza la importancia de esta conmemoración: “Es vital que toda la comunidad universitaria y el país tomen conciencia del respeto a los derechos de las personas con discapacidad. Conmemorar este día nos brinda la oportunidad de reflexionar y mejorar las acciones en favor de esta población, siempre considerando su voz.”
Oficina de Comunicación Universidad Nacional, Costa Rica
El día miércoles 6 de junio de 2024 se llevará a cabo un foro abierto en el marco del curso “Ambiente y ecosistemas culturales desde América Latina” de la Maestría en Estudios Latinoamericanos IDELA-UNA, en celebración del Día Mundial del Ambiente.
Contará con invitadas especiales como Weny Bagama, delegada del Congreso General Ngäbe-Bugle y lideresa del Movimiento 10 de abril (Panamá); Clara Junger, de Solidaridad y Educación (FASE)- Oilwatch de Brasil y Maria Elena Foronda de la Fundación Natura de la Perú, Ex – senadora del Congreso. Modera: Mauricio Alvarez M, docente IDELA.
La actividad se realizará a las 17:00 horas (CRC) en transmisión en vivo por la plataforma Facebook.
Las lluvias y tormentas eléctricas pueden generar severos cuadros de estrés en mascotas y animales de finca, por lo que la Escuela de Medicina Veterinaria de la UNA recomienda a los dueños procurar a sus animales un albergue seguro
Con la llegada de la época lluviosa surgen las tormentas eléctricas y aguaceros torrenciales que suelen originar inundaciones en algunas regiones del país. A la vez son los responsables de causar severos cuadros de estrés en animales de compañía y de granja, además de infecciones en la piel y enfermedades parasitarias.
Rafael Ángel Vindas, veterinario del Hospital de Equinos y Especies Mayores de la Universidad Nacional (UNA), agregó que los propietarios de mascotas o especies mayores deben procurar un albergue seguro para los animales, donde cuenten con alimentación, agua y algunos implementos veterinarios de primera necesidad para atender lesiones menores como curaciones en la piel.
“Al igual que las personas, los animales perciben ese estrés en el momento que afrontan condiciones adversas en procura de sobrevivir. En el caso de las inundaciones o fuertes aguaceros, los animales por instinto tienden a buscar un refugio”, destacó Vindas.
El veterinario aseveró que dependiendo del tipo de evento afloran diversas enfermedades; sin embargo, al presentarse un severo cuadro de estrés el animal se vuelve muy vulnerable, por lo que cualquier enfermedad podría tomar ventaja para expandirse más rápidamente.
Vindas precisó que durante el periodo de lluvias las mascotas y animales de granja podrían presentar enfermedades parasitarias producidas por parásitos internos o externos como, garrapatas, moscas o larvas del gusano barrenador, aparición de hongos en piel producidos por la humedad y hasta un posible contagio con enfermedades infecciosas como hemoparásitos, cuadros virales respiratorios, diarreas, enfermedades bacterianas como leptospira, entre otras, siendo que algunas de ellas también pueden transmitirse al ser humano (zoonosis).
“En un momento de estos lo más importante es la prevención. Si tenemos mascotas busquemos un refugio o un lugar cómodo dentro de nuestra casa en donde pueda permanecer y si son animales de finca, previamente revisar la topografía del terreno para identificar un sitio cercano y seguro en donde se puedan refugiar, ojalá que no sea debajo de árboles, sino lugares techados como los conocidos galerones”. Comentó el Dr. Vindas.
Fobia canina al ruido por tormentas
Los perros que tienen fobia a las tormentas pueden dejar de comer y desobedecer las órdenes, dado el bloqueo que sienten por el miedo, salivar y jadear de forma excesiva, temblar, hacer sus necesidades de forma incontrolada en el interior del hogar, sufrir reacciones compulsivas que manifiestan con el destrozo de objetos y hasta sentir la necesidad de escapar.
Se recomienda valorar el tiempo que la mascota lleva sufriendo este miedo y si es permanente, estacional o impredecible, entre otros factores determinantes.
Realizar cambios en la rutina del perro como por ejemplo cerrar las cortinas y dejar las luces encendidas; crear un refugio seguro, como colocar una caja en una habitación pequeña; utilizar lo que llaman «ruido blanco», es decir, aumentar el volumen de una aparato, como puede ser la televisión o una radio, para camuflar el sonido de la tormenta; y fomentar el ejercicio físico del animal, ya que aumentan sus niveles de serotonina que, a su vez, actúan como un sedante.