Todo por el pueblo; pero siempre sin él

Rafael A. Ugalde Q.*

En los 130 años del nacimiento del gran periodista y pensador José Carlos Mariátegui.

a). – El burrito minero: Tantas veces la vida lo dejó contra la pared, que a sus veinte años, ¡y vaya manera cómo los vivió! Platerito, sería hoy, algo así, que un “científico” social de pacotilla. Vaticinaba, de una manera que solo él podía hacerlo, sí este o aquel “jefe” de hacienda o de la mina tendería, algo parecido a lo que todo el mundo ya denominan “puentes de institucionalidad”; o por lo contrario, algunos figurando humildad, esconden en las bolsas del pantalón candelas de dinamita para hacer volar todo a su paso, como ocurría de lunes a sábado allá, en la mina Bella Vista, cuando explotaban rocas cargadas de oro como testigos mudos de aquellas oscurísimas entrañas a cincuenta metros de profundidad, entre hediondas aguas subterráneas y barro grisáceo.

De su primo, el Burro e’ Chilo, se supo que Platerito aprendió cómo la muerte es un simple redireccionamiento de energía y, que entre menos apegos haya, más fácil sería la despedida de un siglo veinte, que ya pintaba un mundo al revés.

Cada uno de estos dos burros tenían su forma particular de enfrenta la vida. Uno, era parrandero y esclavo de las cosas del corazón, el otro, reservado y temeroso del autoritarismo, la hipocresía y el clasismo, con que solía tratarlo su dueño Querencio Blanco.

No obstante, para Platerito, prestado indefinidamente por su dueño y capataz de la mina Bella Vista, para jalar carritos con rocas y oro desde las profundidades del túnel principal y cuya entrada había un letrero dorado con la frase: “El trabajo libera”, no había mal que dure cien años ni cuerpo que lo resiste.

Este manso burrito, a pesar de la condena de por vida a trabajos forzados, contra la creencia mayoritaria, jamás perdió la fe de algún día corretear y saltar libremente por los potreros de la extensa hacienda la Verdiblanca, propiedad heredada por Blanco y vástago único de uno de los mayores fanáticos regionales de Hitler y Mussolini, durante toda la Segunda Guerra Mundial.

Eran tiempos muy difíciles: El asno y su dueño pasaban en la mina de seis de la mañana a cuatro de la tarde de lunes a sábado, sí Querencio, sus tres hijos en edad educativa y su burro, querían comida el día siguiente.

Contaban los mineros que los Hamilton, testaferros quién sabe de qué político o empresario en San José, regateaban a “Edmundo y a todo el mundo” hasta la media hora de almuerzo a coligalleros, barreneros, encargados de bateas, burreros, dinamiteros, etc.

En mi nation – solían arremedar a escondidas los trabajadores, principalmente al mayor de los Hamilton – los obreros llegan ya almorzados, porque “el time es gold”; algo parecido a decir “el tiempo es oro” en la lengua de Cervantes.

En estas circunstancias, Platerito aprendió a sobrevivir y darse a querer con su especial forma de “comunicarse” con su selecto público, amante por siempre de lo esotérico. En buen número, las consultas llenaban la pequeña caballeriza, sobre todo los domingos después de misa, cuando estos creyentes esperaban que el burro moviera las grandes orejotas en señal de un “sí” categórico, o por el contrario, las mantuviera inmóviles como un “no” rotundo.

A menudo recordaban que fue el jefe político de entonces quien descubrió el llamado “tercer ojo” o dotes “clarividentes” de este burrito. Cuentan que el político, hombre ilustrado para esos años y amigo probado de las élites capitalinas, una vez llegó hasta la caballeriza donde Querencio echaba a Platerito pedazos de cogollos de caña de azúcar para exponer a su amigo sus dudas sobre sí, por fin, obtendría una lujosa pensión, pasándose a la “oposición”. Al parecer, el jumento escuchó la confidencia, movió las dos orejas y poco después hubo jubilación para este sui generis personaje, su consorte oficial y dos hijos, luego de su fallecimiento.

La agricultura siempre fue sinónimo de soberanía. (F.Pixbay)

Otra vez – documentaba el jefe político – pregunté al burro si la Moncha dejaría el amiguito con quien andaba. Mantuvo las orejas como dos torres de catedral. Y acertó: Mientras andaba averiguando cómo estaban mis dos restantes muñequitas de porcelana, la Moncha se aventó con todo lo que había en la oficina. “Tu burro debería llamarse Nostradamus, porque todas las pegas; nunca ese nombre tan cursi que le pusiste”, sentenció.

Platerito, a decir verdad, es tierno, pero fuerte. Ni alto ni pequeño; tiene un pelaje negro azabache, profundamente brillante cuando no tiene barro de la mina, excepto en una zona redondeada de su espinazo, producto de una sarna mal cicatrizada con belladona y tintura de yodo por el boticario del pueblo llamado don Omar. Este hombre, siempre dispuesto a ayudar a la gente, lo mismo trataba una torcedura de pie, con su menjunje a base de manteca de res, que recetaba vahos de azufre para fortalecer los músculos pélvicos en mujeres post parto, capaba un chancho, sobaba la panza a un indígena indigestado o mandaba a tomar sal de Inglaterra en buenas cantidades para los estreñidos.

Don Omar dictaminó que las riendas de cuero mal tratadas y un hediondo pelero colocado sobre el lomo del pobre Platerito habían condenado de por vida a tan noble animal a dolores insoportables, durante los movimientos de Luna Llena y Cuarto Creciente.

Siempre censuró el maltrato a que sometían el asno en la mina Bella Vista, junto a la negligencia pasmosa de Querencio, por no haber curado las gruesas riendas de cuero de vaca, con agua hervida y semillas de achiote criollo, antes de colocar en el lomo del animal el pedazo de saco de gangoche, jamás oreado un minuto en más de diez años.

Querencio decía que, con un buen dogal por cada lado del burro, éste multiplicaba su fuerza y aumentaba al doble las cantidades de rocas traídas dentro de los carros, desde las profundidades de la tierra, por entre destartalados rieles.

“Claro, refunfuñaba el boticario, por otro lado, ahora es Omar quien paga los platos rotos por estos asesinos de animales”.

Entre las anécdotas que hay con este boticario está el multitudinario homenaje rendido a él en el viejo edificio de la Municipalidad del lugar, con la presencia incluso, del jefe político, miembros del Resguardo Fiscal, cuyos agentes recibieron con dos descargas de salva la llegada del curandero, hacendados y su peonadas, el telegrafista, dos diputados de la provincia, el párroco, un representante plenipotenciario del obispado de Tilarán, más veinte aspirantes a munícipes y a legisladores para las elecciones del año venidero.

Resulta que un edil estaba sentenciado a perder su ojo izquierdo por una infección bárbara y de origen desconocido. Había pagado seis misas cantadas y rezado seis rosarios con música incluida, desde el viejo y desafinado armonio; dedicado todo a Santa Lucia, abogada de quienes tienen problemas con la vista. Estaba ya desesperado y gritaba de dolor, sobre todo, cuando caía la noche y su ojo era un Caimito maduro.

Cuentan que, fue al hospital provincial en busca de alivio, donde asignaron el especialista para ser atendido como caso “urgente”, en un plazo no mayor de seis meses, porque hasta esa fecha llegaba el barco que traía de regreso el oculista desde Europa, donde merecidamente disfrutaba de su año sabático, de acuerdo a su liderazgo entre los galenos y de conformidad con la reglamentación interna.

Así, entre brincos y saltos, reveló el edil durante el homenaje al boticario, pagué un traslado a San José en ambulancia con sirena prendida y haciendo bulla, en medio de un polvazal de padre y señor. En el hospital de San José – prosiguió – me echaron dos gotitas de agua de rosas que empeoraron todo. Señores presentes, enfatizaba el munícipe, mientras una traicionera lagrimilla rodaba sobre su camisa azul, regresé a casa casi loco de dolor, donde Santa Lucía me iluminó para que fuera a la Botica de don Omar.

Él vio mi lagrimal izquierdo – se expresaba emocionado – y sin decir mayor cosa me mandó a comprar un pedazo de tocino de cerdo en la carnicería de Miguel Saborío. Ya de regreso a su botica ( pongan atención, ordenaba a los presentes, por sí alguno de ustedes tiene la misma experiencia ) me puso en el ojo zurdo el pedazo de pellejo de chancho, lo forró con esparadrapo de media pulgada y me dijo: Aguantá, carajo, la hediondez que se te viene encima es grande, pero necesito que tenga cubierto el lagrimal durante tres días, te acuestas boca arriba hasta que este maldito tórsalo no tenga aire, se desesperará y buscará entonces su salida, metiéndose en el tocino.

Cuando ya no sientas chuzazos en el ojo, explicaba sonriente, como si los hechos hubieran ocurrido ayer, vienes para que veas la clase de gusano que paseaste por San José.

“Estos mediquitos de ahora, no conocen ni papa y el pueblo les importa un bledo”, balbuceó entre cierta ira y tranquilidad dicho representante de la comuna, mientras los presentes celebraban con prolongados aplausos la ocurrencia del boticario.

Extrañamente, en otra ocasión, los dueños de la mina y de las siguientes haciendas: la Verdiblanca, la Rojiazul, la Amarillenta, Podemos, Santa Rita, las Delicias de Papi, la Libertad, el Golán y el Palmar Feliz, entre otras, ofrecieron a don Omar hacerlo candidato a diputado para la campaña que se avecinaba.

Carecían de aspirante porque había corrido la bola entre el pueblo – pueblo pequeño infierno grande -que todos los finqueros acordaron secretamente disminuir en un peso diario el jornal en sus estancias, para financiar a quien lucharía desde San José por la presidencia de la república.

Durante esta segunda asamblea, “opositores” y “oficialistas” de la región, el sacerdote, hacendados, todos los munícipes y legisladores provinciales, entre otros, tuvieron la brillante idea de echar mano del boticario y convertirlo en candidato a una representación parlamentaria. Honrado, trabajador, servicial, buen padre, fiel esposo, entre otras características, hacían del curandero el peón perfecto dentro del ajedrez democrático que se avecinaba.

Esta vez la cita fue en el amplio salón parroquial con capacidad para más de cien almas. Allí, muy valientemente don Omar rechazó el ofrecimiento, explicando que en su botica había un picado de Terciopelo con emplastos de solda con solda, carbón vegetal y tabaco Virginia.

El hombre, dijo con voz firme a la concurrencia, a ustedes les cae como anillo al dedo Querencio. Tiene trescientos sesenta y nueve días sin plata para pagar peones en su finca y está sin burro, narró con naturalidad, mientras salía del salón y se oía una voz quedo del párroco que le decía en la oreja derecha: ¡Ay Omar. María te bendiga!

b). – Por sus obras los conoceréis: Una mañana de crudo invierno con que la Naturaleza premia las tierras de Montes de Oro, Platerito no aguantó más las nuevas tareas de siembra de arroz en la estancia de Querecncio, tras la abrupta clausura de la Bella Vista.

Eran tiempos de volver los ojos a la tierra, como señal inequívoca de la democracia heredada de los abuelos y tatarabuelos; además reflejo fiel de soberanía del pueblo, desarrollo con equidad y justicia social, al menos, así están recogidas, palabras más palabras menos, dichas por diputados y aspirantes presidenciales de entonces.

Doblado sobre un viejo arado “made in England”, el inteligente burrito no aguantó las nuevas faenas a que sería sometido sobre las húmedas y negra tierra de la Verdiblanca y, como suele ocurrir con la transitoriedad de la vida, se fue sin pena ni gloria, pero dejando una cascada de recuerdos.

Atrás quedaban las reminiscencias de la mina, la contabilidad llevada por una empresa afincada en California (estaba autorizada expresamente por decreto) a contribuir con los costarricenses con el 1% del total del valor del oro puesto en las aduanas estadounidenses, el letrero aquel el trabajo libera, los azotes a Platerito. etc.

El día de hoy hay hijos de mineros que narran como sí fuese ahora, la belleza de este burrito y la forma de deleitarse, cuando una vez al año, – generalmente en las navidades- su amo llenaba una canoa labrada en madera de Guapinol seco, con chicha de maíz y fermentaba con flores de Piñuela, más sobrantes de cosposa, para Platerito, decía con un dejo de cariño.

Allí, en la Verdiblanca, ahora el compromiso era con el mercado, la soberanía alimentaria, eso sí, como siempre fue, sin tractores, ni insumos, ni asistencia agropecuaria, caminos intransitables…

Y ahora el burro clarividente o con el llamado “tercer ojo” abierto, había doblado la extremidad derecha delantera en el fango, recostando su pescuezo a un lado del arado, mientras su pata izquierda delantera, en sus últimos momentos, tuvo el cuidado de dejarla erguida, nada de rodillas, como sí ocurrió con la otra del lado derecho. La de este lado izquierdo estaba desafiante como espada de samurái.

La agricultura siempre fue sinónimo de soberanía. (F.Pixbay).

Para bien o para mal, Platerito se fue antes que todo comenzará de nuevo, algo así, como aquella obra de teatro llamada los Vencedores, con víctimas y victimarios, ganadores y perdedores, que lloran, ríen, sueñan, odian, aman; muchos de ellos tienen claro además que todo Estado alejado de la justicia está constituido por bandas de malhechores, como dijo el poeta eslavo.

Ilustres hombres y mujeres de Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana ((PLUSC), así como del PAC y otros que vendrán, dedicaron y dedicarán noches enteras, en torno a cómo hacer prósperos a los más humildes. Gracias a ellos y solo a ellos, somos depositarios de la confianza de importantes organismos internacionales. No hay por qué avergonzarse ante las calificadoras de crédito y nuestros activos suben y suben en bolsas como la de New York.

Sin la visión preclara de estos innegables líderes – hasta el día de hoy así son tratados con justicia entre su gente – nunca el Primer y Segundo Programa de Ajuste Estructural de la Economía hubieran puesto a nuestro reconocido sistema democrático a “jugar” en las grandes ligas del mercado abierto. Todo un acierto, aunque a muchos, no guste.

Un importante líder nacional ilustró recientemente el asunto. Llamó a no descuidar, por favor, el desarrollo económico logrado en libertad, en contraste con dictaduras que sufre el pueblo de Venezuela, Cuba, Corea del Norte y Nicaragua.

Sus afirmaciones fueron en respuestas a una carta de ocho expresidentes de la república que dicen tener profundas diferencias con el “defensor” de los jaguares, pero coinciden en pleno en combatir dictaduras en la región y más allá, cuando se trata de la “democracia” y los logros económicos alcanzados como país.

Sin embargo, independientemente de sí, se acoge la negación de los exgobernantes, en el sentido que sirvieron a una “dictadura perfecta” durante siete décadas, o se aplaude a los defensores de jaguares, lagartos y otras fieras presentes en nuestra salvaje Naturaleza, ambos bandos tienen el mismo cordón umbilical, las mismas preocupaciones, sus relatos son compactos, aunque físicamente, ninguno se parece.

Tanto los ocho que ejercieron la presidencia, así como quien termina la gobernanza en 2026, – más otro muerto en 2016, a los 90 años – contribuyeron y contribuyen cada uno, según sus posibilidades, para que Costa Rica sea la envidia de la región.

Expresidente Oscar Arias. Impulsor del primer referendo con fines comerciales. (F. Wikipedia).
  1. c) Desde el país más feliz del mundo: Acaba de decirlo “Luisito Comunica”, uno de los youtuberes más conocido del momento: “Costa Rica tiene, quizá, los billetes más lindos del mundo”, dijo mientras mostraba a su público los papeles moneda delicadamente decorados. Este mexicano, enfatizó especialmente, en la belleza y originalidad en las denominaciones de mil, dos, cinco, diez y veinte mil colones.

Luisito explicó que no exhibía otro de color moradito porque su valor de cincuenta mil colones era mucha plata y no tenía en el bolsillo tal papelito.

¡No te preocupes, Luisito, faltaba más, tampoco yo!

Seguramente este moradito tampoco esté en el bolsillo del campesino de Cartago, Alajuela o Talamanca, debido a que está desfasado con la tecnología y no domina un segundo idioma, necesarísimo hoy para el trabajo del día al día.

Sí además es empleado público y acaba de pagar la renta de la casa, compró la comida de la semana, pagó los recibos por agua y luz, tendrá en su bolsillo, a lo sumo, el rojo de mil o el azul de dos mil, por desperdiciado y falto de educación financiera.

No obsta lo anterior, para dar los méritos a quienes merecen reconocimientos, pues ello es de gente honrada, ¿Quién no siente orgullo del bueno cuándo en el mundo democrático nos ponen entre los países más felices del orbe? ¿O nos dicen hijos de la “Suiza Centroamericana”?

Con los billetes más admirados en el continente y el mejor clima del mundo, agregó un día de estos una creadora de contenidos por internet, cuando atravesaba Centroamérica en patineta, Costa Rica sí es uno de los países de Latinoamérica más caros, visitados hasta ahora, pero la buena cuchara en el Mercado Central compensa los altos precios, equilibró la muchacha.

Logros para la presente y futura generación, gracias a visionarios líderes y lideresas como : Luis Alberto Monge Álvarez ( PLN 1982-1986 q.e.p.d) Óscar Arias Sánchez ( PLN 1986-1990 y 2006-2010), Rafael Ángel Calderón Fournier (PUSC1990-1994), José María Figueres (PLN 1994-1998), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (PUSC 1998-2002), Abel Pacheco de la Espriella (PUSC 2002-2006), Laura Chinchilla Miranda ( PLN 2010-2014), Luis Guillermo Solís Rivera (PAC 2014-2018), Carlos Alvarado Quesada (PAC 2018-2022) y Rodrigo Alberto de Jesús Chaves Robles (PSD 2022-2026).

  1. c) El precio de quienes viven en dictadura. Trascendió hace poco que una niña sietemesina, nacida desafortunadamente en cualquiera de esas naciones en dictadura, murió sin incubadora en un hospital local, porque “las estadísticas médicas refieren que todos fallecen pocas horas después del parto”, dijeron.

Otra, con diecinueve años y retardo mental, falleció porque como “no hablaba” debido a su discapacidad, nuestros expertos no detectaron la causa de la infección en su boca, puntualizaron. Por ende, su muerte nunca obedeció por un gusano que barrenó importantes órganos, produjo una septicemia y nadie vio.

Estos regímenes totalitarios que acosan la “Suiza Centroamericana” están debidamente identificados por nuestros “ex” y el actual gobernante, Rodrigo Alberto de Jesús Chaves R., para no fallar. Son, según han dicho públicamente: Nicaragua, Corea del Norte, Venezuela y Cuba.

Son tres dictaduras latinoamericanas y una asiática, sacudidas a menudo también, por serios casos de corrupción e impunidad. Palabras más, palabras menos, propagandizan una vez y la otra, tendiente a no cometer errores futuros y, de una vez por todas, descartar a cualquier trasnochado por el “socialismo” que quiera cuentearnos con esa opción, frente al “capitalismo salvaje” del papa o “el corrupto régimen neoliberal que robaba a manos llenas”, criticado una vez y otra también, por el mexicano López Obrador.

Algunos casos conocidos de impunidad y corrupción en dichas dictaduras llevan sugerentes nombres: “Aldesa”,‘Cochinilla’, “Diamante”, la “Trocha” el “Hidrogenazo” la “UPAD”, el “Cementazo”, “Banco Nacional”, ”Coopeservidores”, el “Anglo”, ”Madre Patria” ”Yamber”, ”Alcatel”, “Mascarillas” ,”Fischel” (…).

Pacientes sin recursos para acudir a la medicina privada hacen largas filas en la seguridad social del Estado (Semanario Universidad).
  1. d) Sí no hay tranza no hay danza: Don Omar enseñó más de la cuenta aquella noche que las fuerzas vivas de la zona querían verlo juramentado como diputado. . En sus sentidas palabras de rechazo a este puesto político, comienza dando disculpas, cuando dijo: Perdonen todos los aquí presentes, ustedes me parecen hombres duchos en elecciones y yo me dedico, desde hace treinta años, a atender pobres, inditos, mujeres, niños, letrados o analfabetos.

Me encantaría, eso sí, contar siempre con la confianza de los visitantes, del señor cura párroco, nuestro jefe político, los dueños de haciendas importantes como las Delicias Seguras, el Golán, la Rojiazul, la Verdiblanca, la Amarillenta, la Villa Alta, Santa Rita, el Palmar de Dios, Santa Marta, en fin, el grupo de finqueros es grande. Ayudaron a forjar desde este rincón del país lo que somos y seremos; gracias por todo lo realizado, puntualizó.

Sin embargo continuó mientras se arremanga la camisa de lino blanco comprenderán que cerrar mi botica sería para mi pueblo una tragedia y para mí una enorme irresponsabilidad, solo por unos pesos más, habitación gratis en la capital y otras cosas que no dejan de ser tentadoras. Tengo, por sí no saben, una hembrita y dos varones (hizo una pausa breve y siguió); los tres me exigen atención y educación, porque los tiempos actuales son muy complicados. Hoy todo es frívolo sí hay oro de por medio, y ustedes conocen mejor, que este su humilde servidor, como la gente exige derechos, pero olvida las dos o más obligaciones que surgen por cada uno de ellos.

El hombre perfecto para ustedes respiró fuerte y luego alzó el tono de voz es Querencio. Él, durante años, compartió con americanos y aprendió de ellos cómo entender la vida de las inversiones, el progreso y los negocios. Es de absoluta confianza, lo garantizo con hechos que me constan y nadie me contó. Durante años – enfatizó – viajó a San José seis veces al año con alforjas llenas y ni siquiera contó a sus hijos qué llevaba y traía dentro de ellas. concluyó en medio de una estruendosa ovación.

Por don Omar, la gente conoció esa noche, que Querencio era un filósofo y analista social a la medida que aquellos tiempos reclamaban a gritos. También era conocedor a fondo de la Cívica, con la que trataba de formar a sus tres vástagos, para que algún día llegaran a la Asamblea Legislativa, tuvieran alguna responsabilidad académica, fueran líderes de las masas o cualquier otra tarea de bien dentro de una comunidad en crisis galopante.

Solía enseñarles que la moral es cuestión de encontrar la comba a todo árbol: “Sin Palos de Mora no hay moral en ninguna parte”, insistía a sus herederos.

¡No olviden eso ¡, concluía con tono de amenaza.

*Periodista, abogado y notario por la U.C.R.