Tragicomedia presidencial

Luis Paulino Vargas Solís

La reunión virtual se extendía por ya casi dos horas. Cada quien había expuesto ante el presidente Alvarado lo que llevaba preparado, y ya a esas alturas discurría la fase del “monólogo presidencial”, cuando el presidente se extiende y complace en prolongadas divagaciones.

Estaba presente, pero en actitud exclusivamente de escucha, Natalia Díaz, periodista del Semanario Universidad.

El presidente continúa con su dilatada disertación, cuando suena mi celular: llama la funcionaria de Casa Presidencial que hizo los contactos para coordinar la reunión.

La crispación de su voz, transmite preocupación, incluso alarma: “Luis Paulino, que ahí está presente la periodista de Universidad, y se me va a armar un ‘pereque’ con los medios porque no se dan entrevistas exclusivas”.

Y yo: “pero, Fulanita, nosotros pedimos autorización y ustedes dieron permiso”. Y ella: “pero yo creí que era un periodista ‘de ustedes’ no de un medio”. Y yo: “¿¡!?”.

Le mando un audio a la periodista y concluida la reunión la llamo. Tenemos una extensa conversación a tres voces, incluyendo a Laura Martínez, directora de Universidad, en la cual examinamos las diversas facetas del asunto.

Poco después vuelve a llamarme la susodicha funcionaria de Casa Presidencial, para insistirme en que busquemos la forma de resolver el asunto para evitar el “broncón”.

Solo un rato después nos enteramos: apenas dos días antes (el miércoles), el presidente Alvarado había estado con Vilma Ibarra, en entrevista total y enteramente exclusiva.

Ah, ¿de modo que era un problemón darle “exclusividad” a la periodista de Universidad?

Quedó clarísima la jugarreta sucia y malintencionada, pero sobre todo burda y torpe.

¿Por qué se montó ese teatro bufo y vulgar? Mi hipótesis es que se percibió que el presidente, en su casi interminable monólogo, se soltó de la lengua y dijo cosas que, a juicio de esos torquemadas posmodernos, “no debió” decir.

Que, en todo caso, estoy segurísimo que Alvarado no dijo nada que la ciudadanía costarricense no tenga pleno derecho a saber.

¿Quién montó esa vulgar telenovela?

No la funcionaria a que he hecho referencia. De eso estoy seguro.

Creo que lo hizo el ministro de Información, un tipo de cuidado, según me dicen.

(Adelanto que luego escribiré con amplitud sobre esa reunión).

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