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UCR continúa en la vigilancia de peligrosa bacteria intrahospitalaria

Comunicado de Prensa

  • Investigadores han encontrado nuevas toxinas en las cepas existentes y un incremento en el tiempo de evolución
  • 200 mil dólares han sido invertidos en los procesos de análisis desde el 2009
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Los análisis que realiza el LIBA son parte de una contribución social a la salud pública. Cada aislamiento tiene un costo de 300 dólares, y es donado por los Fondos del Sistema del Consejo Nacional de Rectores (CONARE) y la Universidad de Costa Rica. – foto Cristian Araya Badilla.

La bacteria Clostridium difficile sigue evolucionando, y científicos del Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) de la Universidad de Costa Rica (UCR) han encontrado en el último año un incremento en la velocidad de los cambios genéticos de este microorganismo, y la aparición de toxinas que, de acuerdo con los expertos, podrían ser más virulentas.

Esta bacteria provoca un fuerte cuadro de diarrea asociado al uso de antibióticos, con efectos que pueden generar secuelas permanentes y el fallecimiento de personas que poseen enfermedades de fondo, o en adultos mayores con un sistema inmunológico débil.

Desde que se originó el primer brote en el hospital San Juan de Dios durante el 2009, este laboratorio de la Facultad de Microbiología de la UCR, y único del país en analizar la Clostridium difficile, ha logrado estudiar aproximadamente 600 cepas de este microorganismo en nueve centros hospitalarios públicos, y ha donado al sistema de salud un total de $200 mil dólares, en la realización de los procesos de aislamiento, tipificación y cultivo, necesarios para encontrar las particularidades genéticas que permitan aportar a su adecuado control y solución.

Ahora el equipo investigador ha encontrado nuevos hallazgos en las toxinas de las cepas de la bacteria que circulan en tres hospitales públicos del país, y un incremento en la rapidez de su mutación.

De acuerdo con el Dr. Carlos Quesada Gómez, investigador del LIBA, las cepas de Clostridium difficile identificadas en los últimos años se mantienen la NAP1/RT027, la NAPCR1/RT012 y la NAP9/RT017 (A-B+), pero han evolucionado a otros tipos más prevalentes.

Las investigaciones realizadas durante el 2015 y 2016 mostraron una mayor presencia de la cepa NAP9/RT017 (A-B+) en distintos centros médicos del país, contrario a los años anteriores, donde todas las cepas halladas poseían toxinas A y B positivas del tipo NAP1/RT027 y NAPCR1/RT012.

El Dr. Quesada afirmó que aunque la cepa NAP9/RT017 (A-B+) ya estaba identificada a nivel mundial, no es sino hasta este año donde se vio un alza importante a nivel nacional. El investigador explicó que ese incremento se debe a un nuevo cambio en la variación genética de las cepas, con nuevas toxinas, y una mayor resistencia a los antibióticos, que convierten a este patógeno en un agente difícil de eliminar.

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Como parte de sus estudios, el Liba realiza cultivo de las bacterias para analizar cambios en el genoma y en las toxinas que se derivan de estas modificaciones genéticas. Además, investiga sus capacidades inflamatorias, sus mecanismos de daño a las células, así como la patogénesis y la virulencia.- foto Cristian Araya Badilla.

“En este año, entre un 70% a 80% de los aislamientos realizados en los hospitales pertenecen a esta nueva variante (A-B+), resistentes a una familia de antibióticos de mayor uso, los fluoroquinolonas, asociados a cepas hipervirulentas. Esto es un descubrimiento interesante, pues las tipos (A-B)+ no son consideradas hipervirulentas, en otras palabras, no están dentro del grupo de bacterias potencialmente epidémicas. Sin embargo, este es un escenario que podría cambiar”, señaló el Dr. Quesada.

El investigador también manifestó que las nuevas herramientas tecnológicas que tiene el laboratorio han permitido observar un aumento en la rapidez de evolución de las cepas, con modificaciones genéticas cada año, y no cada dos como se percibía anteriormente.

Además de estos cambios, las variantes de las cepas A-B+ también tienen la característica que solo producen una única toxina, a diferencia de las otras dos cepas, pero con la capacidad suficiente para generar cuadros de diarrea en los pacientes contagiados. Si bien era un efecto ya conocido en este tipo, anteriormente solo se tenían casos en Australia y países de Asia, y este año Costa Rica también se suma a la lista con un aumento significativo.

Actualmente, el equipo investigador continúa estudiando las razones que incidieron en el aumento de la presencia de la cepa NAP9/RT017 (A-B+) en los hospitales públicos del país y su potencial virulento, con la colaboración de grupos de investigación en Alemania, Estados Unidos, Brasil, Australia y el Reino Unido, y otras instancias nacionales, como el Laboratorio de Ensayos Biológicos (LEBI), el Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) de la Universidad de Costa Rica, y la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA).

Jenniffer Jiménez Córdoba

Periodista Oficina de Divulgación e Información

 

Enviado SURCOS Digital por Lic. Otto Salas Murillo, Periodista Oficina de Divulgación e Información, Universidad de Costa Rica.

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