Ya vivíamos en una burbuja

Rafael Mora Goñi. Educador, si, con E mayúscula

Ya vivíamos en una burbuja. Desde hace décadas sabíamos de las condiciones de los inmigrantes, les pagábamos salarios menos que mínimos, éramos felices porque estaban en sus cuarterías y bares clandestinos, mientras no nos molestaran en el Mall de moda o restaurante ‪o en el hotel todo incluido, vivíamos indiferentes a esos que sostenían con sus salarios menos que mínimos a los de arriba de la pirámide.

Sabíamos de los precarios, sabíamos del abandono de los indígenas, pero éramos el país más feliz del mundo. Jugaba la sele y éramos felices con ese circo.

Éramos felices e indiferentes a que un entrenador de fútbol o jugador ganara mucho más que un maestro o una enfermera, porque era el equipo de todos, ¿cuáles todos? En el Sport Bar pagábamos caprichos para llorar viendo a la Sele, endiosando personajes de papel.

Eso si era una burbuja, en Miami de compras o en Avenida Escazú dictando políticas públicas con una taza de café de 5000 colones. No pasábamos en nuestro carro por León XIII o barrios del sur para ver la realidad, porque hay mucha chusma. Elitistas de tercer mundo, hablando de la pobreza desde nuestros lujos.

Sabíamos de la corrupción por todo lado, por todo trámite sabíamos cómo hacerlo más rápido, no pedíamos factura y buscamos al mejor contador para reportar pérdidas; éramos muy “jugados” y siempre con la malicia tica para ganar más y pagar lo menos posible, siempre fuimos así… Sabíamos de la enorme brecha educativa. ¿Dónde estudiaron los hijos de los empresarios y políticos? No en el Liceo de Pavas…no. No en la escuelita unidocente rural, no, esa educación era para los pobres, los míos van a privado, donde ganarán las mejores becas y volverán bien conectados, pero no intervenimos el MEP porque es sensible para las votaciones.

Éramos una burbuja, sabíamos que cada cuatro año venían las plazas públicas, los debates y las promesas… los grandes capitales donaban a todos los partidos y así entre “todos” nos ayudábamos…pero el pobre siempre pobre… y el inmigrante pobre en la cuartería… el inmigrante rico ese si era bienvenido, hasta pronto lo veíamos en política. La burbuja era antes, burbuja maloliente, pero nos hicimos de la vista gorda…. los paisas, los cholos, la chusma… esa burbuja era grande, pero segregada y escondida.

Éramos felices comiendo hasta enfermar en los todo incluido o en los rodizios, hartando carne hasta explotar. Endiosamos al politiquillo de barrio hasta hacerlo diputado eterno y se olvidó del barrio, ellos probaron los gusticos y lujos y los perdimos.

Más de un pegabanderas inepto tenía un hueso asegurado y en propiedad. Siempre lo supimos… pero la idea era estar adentro.

Creemos una burbuja de polos con plata, bien jugados en artimañas contables para no pagar impuestos, bien jugados para los negocios oscuros… y el pobre más pobre. Pero la población aumentó y creamos una subburbuja que ingorábamos… fuimos poco solidarios, corruptos, marulleros y engreídos.

Solo el 30% de los niños que entran a primer grado se graduan en bachillerato, y de ese 30% exclusivo solo el 50% termina la Universidad.

Si el 15% de los afortunados, lo sabíamos…si lo sabíamos. Eso si era una burbuja…

‪Quédate en casa decimos ahora, qué facil si en décadas no construimos las condiciones para miles y miles que les pagamos salarios de miseria…. quédate en casa decimos y cuanto defraudamos al fisco? Quédate en casa y permitimos la corrupción.

¿Seguiremos igual con esta farsa del país más feliz del mundo?

 

*Imagen ilustrativa, UCR.

Compartido con SURCOS por Elena Manzanares.