Dra. Angélica Vargas Campos
Especialista en Ginecología y Obstetricia
Invitada de ACANAMED
El embarazo en la adolescencia constituye un problema de salud pública por las repercusiones que tiene en la vida de las y los adolescentes, en más de un 50% son embarazos no planificados y muchos de ellos especialmente en las menores de 15 años serán producto de violencia sexual. El riesgo de embarazarse en la adolescencia está determinado por un abanico de factores que interactúan entre sí y que ponen a los adolescentes en condición de vulnerabilidad, estos factores van desde la conformación de la familia de origen, su entorno comunal social, nivel socio económico y educacional, así como situaciones de violencia.
El país ha realizado enormes esfuerzos para reducir el porcentaje de embarazo en adolescentes como son la creación de leyes de protección a adolescentes y adolescentes madres; las estadísticas del INEC nos indican que del año 2000 a la fecha la reducción ha sido del 20% al 8%, sin embargo hay que seguir trabajando en esta prevención con especial énfasis en las menores de 15 años que aún son niñas.
Particular importancia tiene la incorporación del programa de afectividad y sexualidad del MEP en el 2012 que marca el inicio del descenso sostenido de embarazo en adolescentes, seguido de acciones en Salud como vemos a partir del 2015, en que la CCSS incorpora mejoras en la calidad de la atención a los adolescentes ofreciendo estrategias de captación, consulta diferenciada y consejería en salud sexual y reproductiva, así como la ampliación la oferta anticonceptiva con métodos de larga duración como son el dispositivo intrauterino y el implante subdérmico, que han demostrado más adherencia en el tiempo de uso.
Las razones para trabajar tan intensamente en la prevención de estos embarazos están fundamentadas en el hecho que el embarazo afecta negativamente la salud integral de las adolescentes y sus hijos, tiene mayor riesgo de morir por complicaciones del embarazo; por otro lado en un alto porcentaje abandonarán los estudios, aunque muchas se embarazan después de haberlos abandonados, y una vez con bebé la incorporación a continuar con sus estudios será difícil. Una gran mayoría serán madres solteras lo que las hará dependientes económicamente de sus progenitores o alguna red de apoyo, y si logran conseguir trabajo será mal remunerado.
Por todo lo anterior, instamos a las familias para que se sumen y se comprometan con el trabajo para la prevención del embarazo, eliminación de la violencia de género contra las mujeres y especialmente contra las niñas y adolescentes, que se mantengan en el sistema educativo, que tengan acceso a educación científica y veraz en las escuelas y centros de salud, así como atención oportuna en servicios de salud cuando los requieran.
Y si ya tenemos una chica embarazada la red de apoyo que se le brinde desde la familia la comunidad, los centros de educación y de salud, marcarán la diferencia para que ella pueda ejercer su maternidad de forma responsable, pero sin descuidar su desarrollo personal como seguir estudiando, relacionarse con su grupo de pares y alcanzar trabajos bien remunerados, y no olvidar prevenir el segundo embarazo en la adolescencia.
Listado de las principales leyes de protección a la adolescencia:
- Ley General de Protección a la Madre Adolescente
- Consejo interinstitucional para la atención de la madre adolescente (CIAMA) de 1998
- Ley de la persona joven: 8261 del 02/05/2002
- Ley de Paternidad Responsable 8101 del 16/04/2001
- Programa de Estudios de Educación para la Afectividad y Sexualidad Integral Educación Diversificad 2012
- Ley 9406 13 de enero 2017 de Relaciones Impropias