A un año de la declaratoria de Colectivas Universitarias

#LaEmergenciaContinúa

Las colectivas feministas de las universidades públicas: Universidad Nacional, Universidad de Costa Rica, y el Tecnológico de Costa Rica nacen en el año 2018 con el objetivo de visibilizar la violencia de género en las distintas universidades, principalmente el acoso sexual hacia estudiantes. Gracias a la organización de muchas estudiantes, mediante diferentes campañas en redes sociales con los hashtag: #MePasóEnLaUNA, #MePasóEnLaUCR, y #MePasóEnElTec se logró visibilizar la violencia sistémica de género que se encubren en las diferentes universidades, y es de esta forma que las colectivas logran acuerpar y acuerparse mediante diferentes espacios de incidencia y de toma de decisión en la búsqueda de espacios seguros de estudio, así como la erradicación de la violencia de género en todos sus niveles mediante la denuncia, la organización y el acompañamiento entre mujeres estudiantes.

Las condiciones de estudio para los cuerpos feminizados en las universidades públicas se encuentran en crisis desde hace muchos años, con un panorama bastante desfavorable, donde para el caso de la UCR según los datos estadísticos de la Comisión Institucional Contra el Hostigamiento Sexual en el 2019 se presentaron 15 denuncias todas interpuestas por mujeres, donde las personas denunciadas corresponden en su mayoría a hombres. Además, según datos suministrados por el CIEM, una de cada cinco mujeres en la UCR ha vivido alguna situación de hostigamiento sexual. Por otro lado, desde la Colectiva Me Pasó En La UCR se han recopilado más de 280 testimonios de hostigamiento sexual, en los cuales incluso se encuentran testimonios de personas egresadas de hace años, dejando en evidencia cómo esta problemática ha sido histórica y el cómo las instituciones académicas no están exentas de reproducir violencia contra nosotras.

Asimismo, la Universidad Nacional, pese a contar con una política Institucional contra el Hostigamiento Sexual, según datos del el Instituto de Estudios de la Mujer, el 42.5% de las estudiantes mujeres de la UNA afirmaron haber sido objetas de hostigamiento sexual y violencia de género en ambientes universitarios. Además, la prevalencia del hostigamiento sexual en la población estudiantil de la UNA es del 35,8%. Lo cual refleja que una persona estudiante de cada tres, ha sido objeto de al menos una de las manifestaciones de acoso. Además es alarmante que actualmente el 100% de las denuncias interpuestas han sido por hasta el momento únicamente por mujeres.

En el caso del TEC desde la primera denuncia interpuesta en el 2003, se han denunciado formalmente a 22 personas, entre estudiantes, administrativos y funcionarios. Sin embargo, desde la campaña llamada Me Pasó en el TEC, realizada por la Comisión Feminista, solamente en el 2019 se recibieron más de 170 testimonios anónimos de mujeres víctimas de acoso y hostigamiento en la institución. A pesar de los grandes esfuerzos de la Oficina de Equidad y Género en este tema, muchas de estas denuncias no se formalizan debido al miedo, a la desinformación y al paso del tiempo establecido para poder denunciar.

Por lo tanto el 27 de mayo del 2019, las diferentes colectivas feministas de la Universidad Nacional, Tecnológico de Costa Rica y Universidad de Costa Rica nos unimos para realizar una Declaratoria de Estado de Emergencia ante la Violencia Sexual hacia las Estudiantes en Universidades Públicas.

Con esta Declaratoria denunciamos ante la comunidad nacional y universitaria que se atendiera de manera urgente la violencia persistente e histórica que se vive contra las mujeres en los campus universitarios de todo el país, así como la negligencia con la que las autoridades universitarias han manejado las denuncias y los casos de acoso u hostigamiento sexual contra las personas estudiantes.

Posterior a la Declaratoria de Emergencia, se logró visibilizar la problemática más allá de las universidades, a nivel nacional, obligando a las administraciones de las tres universidades a tomar acciones respecto al abordaje del acoso y hostigamiento sexual que se estaba presentando en dichas casas de enseñanza.

En el TEC, se logró desarrollar manuales de buenas prácticas, visibilización de la problemática a nivel interno, organizaciones de nuevas colectivas feministas, desarrollar campañas de denuncia y varias reuniones con el actual rector; así mismo, algunas escuelas se han comprometido y pronunciado en contra del hostigamiento sexual que enfrenta la universidad. A pesar de haber logrado avances en dicha materia, las mujeres del Tecnológico aún reciben comentarios machistas y sexistas a nivel público y privado, por tanto, se requiere más cambios que les aseguren una convivencia libre de machismo y patriarcado.

Para el caso del balance en la UCR, se logró la aprobación de una Reforma al Reglamento Contra Hostigamiento Sexual, además diferentes escuelas y órganos institucionales trabajamos en conjunto talleres, charlas, material informativo para visibilizar la problemática del hostigamiento sexual. Continuamos articulando con el Equipo Interdisciplinario Contra Hostigamiento Sexual y diferentes profesoras feministas para abordar el Hostigamiento Sexual desde una visión integral con cambios no solo legales sino también socioculturales.

Así mismo trabajamos en conjunto con algunas Asociaciones Estudiantiles charlas informativas para las inducciones de las personas nuevo ingreso abarcando: las definiciones, procesos de denuncia y órganos a los que acudir en caso de vivir una situación de hostigamiento sexual o sexismo a lo interno del campus.

Como parte de los alcances en la UNA, se han conformado espacios de análisis al reglamento interno contra el hostigamiento sexual como parte de las intenciones por atender nuestras petitorias de reforma al reglamento, y estos espacios se han nutrido de la participación de la colectiva, como también de estudiantes representantes ante el consejo universitario que acuerpan las propuestas de reforma al reglamento, en síntesis se perciben avances en la consulta a la toma de decisiones mediante espacios de trabajo y escucha que se han abierto mediante por ejemplo el IEM, y la fiscalía contra el hostigamiento sexual, además la visibilización de las denuncias dentro de las unidades académicas fue reforzada gracias a la incidencia en la declaratoria de estado de emergencia.

Sin embargo, para el caso de la UNA, no es suficiente tener los espacios abiertos de diálogo para la participación, o asesoramiento por parte del INAMU, ya que en un contexto de estado de alerta por la violencia sexual nuestra petitorias no se resuelven únicamente incidiendo en consulta, se necesitan las acciones específicas en la reforma al reglamento interno que aún se encuentra en discusión y en búsqueda de aprobación por parte de las autoridades universitarias, lo que genera no sólo incertidumbre con los compromisos que se asumieron responder ante la crisis, sino que evidencia que nuestra agenda sigue quedando en segundo plano, con o sin estado de emergencia. Por lo tanto, la deuda por garantizar espacios seguros de estudios y libres de violencia de género en las universidades y con sus estudiantes continúa.

Como parte de alcances de las colectivas en conjunto, en el año 2020 gracias a los diferentes espacios de incidencia que se alcanzaron con la declaratoria se presentó una iniciativa de proyecto de ley: ‘’Ley de apoyo a La Cultura de Denuncia Contra el Hostigamiento Sexual’’ 21.749, que en síntesis busca la reforma al artículo 38 de la actual ley contra el hostigamiento u acoso sexual en el empleo y la docencia, y en ese sentido ampliar el plazo de prescripción de las denuncias de 2 a 8 años.

Finalmente queremos recordar que, la lucha está lejos de terminar, hay muchas demandas y compromisos por cumplir, pero estas acciones nos acercan cada vez más a convivir en un ambiente universitario libre de violencia patriarcal, así como crear un espacio tanto universitario como nacional, más justo y libre de violencia. Les exhortamos a todas las personas a organizarse desde sus espacios y el animarse a la organización contra la violencia de género, como en el activismo dentro de las colectivas cercanas.

Hoy un año después, nosotrAs nos seguimos creyendo, nos seguiremos organizando, nos seguimos acuerpando, seguimos y seguiremos alzando la voz porque ya no hay títulos, maestrías ni doctorados que nos detengan, hoy estamos seguras que: Juntas somos más fuertes.

 

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