ARTÍCULO 1

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Las narrativas sobre la nación por estas fechas suelen llevar a la exaltación y la hipérbole. Es fácil caer en la tentación de sentirse parte de una comunidad imaginada, al decir de Benedict Anderson y entregarse a la parafernalia de la convocatoria sobre los valores que configuraron nuestra particular sociedad: igualitaria, labriega-sencilla, horizontal.

Cada tanto como decir 15 de setiembre una idea de patria se recrea, pero suelen aparecer resquicios que nos recuerdan que, pese a los históricos intentos políticos por igualarnos, igualiticos nunca hemos sido, como decía el politólogo Manuel Rojas Bolaños en su prólogo a la obra póstuma de Carlos Sojo Obando: “Igualiticos: la construcción social de la desigualdad en Costa Rica” (PNUD, 2010).

Entonces la diferencia debe ser gestionada, valorada, aprehendida.

En el ritual de la celebración patria en la provincia de Heredia, un nutrido grupo de estudiantes, docentes, administrativos y padres y madres de familia del Centro de Enseñanza Especial de Heredia (CEEH) encabezó el desfile.

Ataviados con ropajes patrios, instrumentos, sillas de ruedas y dispositivos para la movilidad, las y los estudiantes desfilaron 900 metros acompañados y acompañadas de sus maestras y maestros, sus tutoras. Los mismos 900 metros que recorrió Andrea junto con su maestra y acompañante, los caminó el joven de la Banda del Liceo local. Este es el verdadero sentido de la inclusión: en acciones como estas, que no solo son afirmativas sino reforzadoras de esa noción, se ganan las distintas poblaciones centímetros en sus luchas por el reconocimiento, la autonomía y la igualdad en la diferencia real y efectiva.

A su paso por el centro de la ciudad la histórica sirena de un emblemático comercio herediano les daba la bienvenida. Y el público aplaudía quizá pensando hacia adentro, muy adentro, en lo que se ha hecho como sociedad para proporcionar a estas poblaciones equitativas condiciones materiales, pedagógicas e infraestructurales y no seguirlas marginando en las acciones cotidianas, las prácticas sociales y las políticas públicas.

Mientras la delegación desfilaba con orgullo y alegría, a los costados de las calles, en las aceras, allí donde el público se apostaba y aplaudía frenético a su paso, empezaba uno de los mayores obstáculos para la integración de estas poblaciones: las barreras de acceso.

¿Ha pensado usted en cuán dificultosas son nuestras aceras para poblaciones con dispositivos de transporte, tales como las sillas de ruedas? Este es tan sólo uno de los indicadores que debemos trabajar más y más rápido como sociedad para equiparar los derechos de todas y todos, sin importar las diferencias.

No está de más recordar que las instalaciones del Centro de Enseñanza Especial son parte de esa vergonzosa lista de infraestructura educativa que debe ser intervenida con urgencia por el Estado ante su precaria situación, que limita la posibilidad de cumplimiento de toda la normativa nacional e internacional que Costa Rica ha firmado en materia de inclusividad.

En 2015 entró en vigencia la modificación al artículo No.1 de la Constitución Política que reconoce la pluralidad y la diversidad en el país. Durante su presentación en las actividades de conmemoración de Heredia, las y los estudiantes del CEEH materializaron el espíritu de esta normativa, al tiempo que visibilizaron desde la motivación y la alegría con que participaron, los desafíos que tenemos en nuestra sociedad para procurar una gestión real y efectiva de las diferencias.

Las fotografías son de la página en Facebook del Centro de Enseñanza Especial de Heredia (CEEH).