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Carta abierta a Costa Rica: tres proyectos amenazan áreas silvestres protegidas

Rolando Portilla Pastor

 

Durante los últimos 18 años, diferentes organizaciones y personas del sector ambiental hemos dado una muy fuerte lucha por evitar proyectos de infraestructura de gran escala dentro de nuestras zonas de conservación absoluta, como son los Parques Nacionales y Reservas Biológicas y por mantener el ecoturismo, la investigación y la educación ambiental como los únicos usos permitidos en estas áreas, según lo establece la legislación ambiental actual. Desde el año 1998 aproximadamente, han sido reiterativos y sistemáticos los esfuerzos de diferentes sectores por abrir estas áreas protegidas al desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, sobre todo de tipo energético. Este aspecto, como recordarán, fue uno de los puntos ambientales fundamentales en la lucha contra el Combo ICE en el año 2000 y que al final logramos ganar.

Han sido múltiples los intentos vía proyectos de ley para buscar modificar la legislación y autorizar la explotación comercial dentro de los Parques Nacionales. Las arremetidas contra estas áreas continúan hoy en día y probablemente continuarán en el futuro, buscando erosionar gradualmente su fundamento filosófico y su conceptualización histórica. No ha sido nada fácil poder seguir manteniendo estas áreas protegidas para la conservación absoluta ante las presiones crecientes de sectores desarrollistas y liberales. La protección inalterada de ese 12% del territorio nacional que comprenden esas áreas lo hemos sostenido entre todos, y debemos seguirlo sosteniendo en el futuro.

Debe entenderse que conservación absoluta no significa vitrinas intocables donde no se permiten del todo las actividades humanas, sino áreas que por su importancia ambiental, ecológica o paisajística, limitan o restringen a un mínimo dichas actividades, usualmente en la línea del turismo ecológico y la investigación.

En estos momentos, tres proyectos de ley amenazan seriamente la estabilidad y futuro de estas áreas silvestres protegidas:

  • El proyecto de Ley para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico (expediente 17742), en su artículo 64.
  • El proyecto de ley para autorizar al ICE a desarrollar proyectos geotérmicos dentro de Parques Nacionales en Guanacaste (expediente 19233)
  • El proyecto de ley para modificar la ley general de caminos públicos y permitir la construcción de carreteras en todas las áreas silvestres protegidas, incluyendo Parques Nacionales (expediente N° 19899)

En cuanto al Proyecto de Ley para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico, el artículo 64 del mismo autoriza al AyA a desarrollar proyectos de acueductos dentro de todos los Parques Nacionales y Reservas Biológicas del país.

ARTÍCULO 64.- Aprovechamiento de aguas en áreas silvestres protegidas

“Por razones de interés público declarado para el abastecimiento poblacional, podrán otorgarse permisos de uso de agua cuya toma se encuentre dentro de un área silvestre protegida. En áreas silvestres de protección absoluta se prohíbe el otorgamiento de permisos y concesiones, salvo los permisos que se podrán otorgar al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados para el abastecimiento poblacional, cuando mediante estudio técnico se demuestre que no hay otra fuente alternativa disponible”. (El subrayado no es del original).

Algo que en principio no pareciera significativo, resulta enormemente relevante y de fondo. El peligro como en otras ocasiones, es el precedente que se está creando, al socavar o erosionar el concepto que ha imperado de los Parques y Reservas Biológicas como zonas para la conservación absoluta, algo que podríamos denominar como “erosión conceptual”.

Hay que entender que un proyecto de acueducto puede ser desde una simple toma de aguas con una pequeña tubería, hasta un proyecto de gran escala que incluya estructuras de concreto para la toma, desarenadores, plantas de tratamiento, lagunas de oxidación, tuberías de diámetro considerable, canales, caminos de acceso, movimientos de tierra, entre otros, es decir, hablamos de obras de infraestructura de gran escala. Además el hecho de que la autorización sea solo para el AyA y en los casos donde no haya otra opción disponible, no le resta ni magnitud ni relevancia al grave precedente que se está creando. Es una apertura, un cambio de paradigma, una nueva conceptualización de estas áreas silvestres protegidas, el inicio de esa erosión conceptual antes señalada, significa en el corto plazo, una nueva visión de los Parques Nacionales y Reservas Biológicas, en el largo plazo, representa sin duda la destrucción física de estas áreas.

Este planteamiento, por exagerado y alarmista que pueda parecer, tiene toda una lógica de fondo, que trataré de explicar brevemente. ¿Por qué es tan peligrosa esa apertura? Porque roto el paradigma, después de los proyectos de acueductos, vendría la geotermia (como se verá más adelante), después seguirían las hidroeléctricas, luego la explotación forestal, con sus planes de manejo “sostenibles”, el turismo de gran escala “sostenible”, las carreteras, el gas natural o el petróleo y hasta la minería, todo desarrollado bajo supuestos conceptos y perspectivas de sostenibilidad. Como ustedes bien saben, ahora casi todo puede etiquetarse como sostenible, no es difícil, así que esa no es ninguna garantía. De seguir ese rumbo, a mediano plazo, de los Parques Nacionales como los conocemos hoy en día, no quedaría más que el recuerdo.

Se aduce que todos esos proyectos se desarrollarían siguiendo las mejores normas y prácticas ambientales. Llevo 20 años trabajando en el área de planificación eléctrica del ICE, gran parte de ellos en estudios ambientales y conozco perfectamente los niveles de afectación de los proyectos de infraestructura, por más sostenibles que sean. A pesar de los esfuerzos y logros a nivel de país, estamos muy lejos de lograr un verdadero desarrollo sostenible fuera de las áreas protegidas, basta con ver el modelo de desarrollo depredador y expansionista que en general domina nuestro país, tanto en ciudades como en zonas rurales, para comprender que estamos inmersos en un patrón de crecimiento insostenible, confirmado por los estudios e informes del Estado de la Nación. Bajo ningún concepto deberíamos exportar ese modelo y esa visión de desarrollo sostenible que vemos en nuestras ciudades y campos a nuestros Parques Nacionales, hacer eso sería firmar la sentencia de muerte de estas ASP. Permitir peligrosos precedentes legales, va en el camino de la exportación gradual de ese modelo destructivo.

El proyecto Reventazón del ICE, recientemente construido, es un proyecto hidroeléctrico de gran escala realizado, con un alto nivel de cumplimiento de criterios y aspectos de sostenibilidad, puede decirse un proyecto modelo en calidad ambiental a nivel nacional e internacional. Sin embargo, no quisiera pensar en un proyecto como ese dentro de un Parque Nacional o una Reserva Biológica, inimaginable, pero lamentablemente hacia eso iríamos con estas aperturas.

Los proyectos geotérmicos Miravalles y Pailas, también del ICE, se han desarrollado en forma bastante armoniosa con el ambiente, y algunas zonas de los proyectos presentan con el tiempo una recuperación forestal y ecológica importante, sin embargo uno no quisiera ese tipo de desarrollos dentro de los Parques Nacionales, mucho menos en forma generalizada. Sería lamentable en el futuro ir caminando por un Parque Nacional y tener que encontrarse con tuberías de gran tamaño, pozos emanando vapor, casas de máquinas, caminos de penetración, tomas de aguas u otras estructuras, por muy “sostenibles” y ambientalmente bien manejadas que sean. La mayoría de los costarricenses no quieren este cambio radical en la conceptualización de estas áreas protegidas. Parques Nacionales y Reservas Biológicas son sinónimo de naturaleza y paisajes inalterados, y esa visión debería prevalecer en el futuro.

Un caso típico de lo que ha significado el desarrollo sostenible dentro de áreas protegidas lo constituye el Refugio de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo, en la zona Atlántica. En sus inicios, era un verdadero refugio, con poca intervención humana. Poco a poco se fue cargando de permisos, concesiones, planes de manejo, etc. Hoy es poco lo que queda de ese refugio. Podemos tener la certeza de que eso mismo pasaría en los Parques Nacionales, si seguimos la ruta de exportar desarrollo sostenible a los mismos.

Igualmente hay muchas otras zonas del país, hasta hace poco con áreas boscosas y con gran valor ecológico, que han tenido que ceder ante ese supuesto “desarrollo sostenible” y hoy son sitios en franca degradación ambiental. Por eso, no debemos aceptar ni quedarnos tranquilos con que nos digan que van a desarrollar los proyectos de infraestructura dentro de los Parques bajo los principios del desarrollo sostenible y con las mejores prácticas ambientales, sencillamente porque el desarrollo sostenible, como es entendido y puesto en práctica hoy en día, es incompatible con la visión, objetivo y concepto de los Parques Nacionales como los hemos establecido y respetado hasta ahora, como zonas para la conservación absoluta.

Al final, como puede deducirse por lo planteado, todo se limita a algo muy simple: el concepto de Parque Nacional que se tenga, eso es todo, y es una decisión país fundamental, no una decisión de unos pocos ni de un sector. La gran pregunta que todos debemos hacernos es: ¿Cuál es el concepto de Parque Nacional que queremos para el futuro? ¿Queremos mantener el concepto que ha imperado hasta ahora, fundamentalmente para la conservación, con todos los beneficios ambientales y económicos que esto ha significado, o por el contrario queremos un cambio , como afirman algunos, hacia un “concepto moderno de Parque Nacional”, que permita proyectos de infraestructura de tipo sostenible. Creo que después de lo explicado anteriormente, no es difícil entender el significado y connotación que tiene la palabra “moderno” en este caso.

De las cosas más graves de todo esto es que ese artículo 64 del proyecto de ley del recurso hídrico no estaba en el proyecto original que se presentó por iniciativa popular, publicado en La Gaceta el 13 de octubre del 2009; el mismo fue introducido posteriormente, lo cual no es correcto desde ningún punto de vista. No se vale cambiar el proyecto de ley original en un tema tan relevante y fundamental para el país como es la apertura generalizada de los Parques Nacionales y Reservas Biológicas al desarrollo de proyectos de infraestructura. Un cambio de esa magnitud, merece una amplia discusión nacional sobre el tema, nunca meterlo en la forma inconsulta en que se hizo. Eso es una barbaridad, y constituye sin dudas un engaño al pueblo y a todos los que apoyaron el proyecto de iniciativa popular. Algo tan grave sencillamente no se puede dejar pasar.

Por otra parte, el citado artículo 64 del proyecto de ley es totalmente innecesario, dado que la legislación ambiental vigente, por medio del artículo 38 de la LOA, considera ya la posibilidad de reducir la superficie de las áreas protegidas (desafectar áreas), tal y como se está haciendo con la Reserva de Lomas de Barbudal, para el proyecto de agua potable de Río Piedras. Nuestros legisladores en los años 80’s, en forma muy visionaria, previeron ya la posibilidad de que para casos específicos y de conveniencia nacional, se pudieran modificar algunos límites de las ASP, dejándolo plasmado en la legislación. Entonces, si el AyA tiene identificadas poblaciones que necesariamente requerirían captar agua de Parques Nacionales o Reservas Biológicas, puede hacerlo vía artículo 38 de la LOA, para cada caso específico, y reponer las áreas afectadas por otras equivalentes, para mantener la integridad superficial de estas áreas protegidas. No se requiere entonces impulsar una apertura generalizada de todos los Parques Nacionales y Reservas Biológicas como lo hace el proyecto, esta es totalmente innecesaria y altamente riesgosa.

Pero, como se indicó, el proyecto de ley de gestión del recurso hídrico no es la única amenaza para los Parques Nacionales, ya que existe otro proyecto de ley en trámite (expediente 19 233), para autorizar proyectos geotérmicos dentro de Parques Nacionales y otras áreas protegidas en las áreas de conservación Guanacaste y Arenal, impulsado por los diputados Otón Solís y Javier Cambronero, del PAC, que espera en fila para ser discutido, y contra el cual también tendremos que dar la lucha en corto tiempo. Es increíble que esto venga del partido que prometió en campaña no apoyar este tipo de aperturas en Parques Nacionales. En un foro en la UCR al final de la campaña política, la actual viceministra de ambiente, Patricia Madrigal, ante una consulta personal que le hice, confirmó categóricamente ese compromiso. Pero parece que en este tema, por lo menos en lo que concierne a estos dos diputados, ese compromiso no vale y entonces “con Costa Rica si se juega”. Hay varias cosas que se podrían criticar a este Gobierno, pero la mayor de todas es la incongruencia entre lo que se prometió en campaña y lo que se está haciendo en algunos campos, este es un claro ejemplo de ello. Lo que sí es definitivo es que la lucha por la defensa de los Parques Nacionales, parafraseando a don Pepe, es “la lucha sin fin”, y ahí seguiremos, defendiendo principios y valores de lo que creemos firmemente que es lo correcto.

Y como si esto fuera poco, aparte de estos dos proyectos, ya se nos anuncia una nueva amenaza, una puñalada más, otro proyecto de ley para permitir carreteras de todo tipo dentro de las áreas protegidas, incluyendo Parques Nacionales. Este es el expediente N° 19899 que pretende modificar la ley general de caminos para flexibilizar las restricciones y permitir al MOPT construir caminos y carreteras libremente dentro de todas las ASP. Véase entonces que la posición que asumimos no es exagerada ni alarmista, hay amenazas evidentes y letales en contra de los Parques Nacionales y las Reservas Biológicas. No estamos inventando ni viendo fantasmas que no existen, la intención es más que clara y los resultados los sufriremos nosotros y las futuras generaciones.

En lo que respecta al proyecto de ley del Recurso Hídrico, es una lástima, porque el mismo presenta muchos aspectos positivos para una gestión integrada y participativa del recurso. Reconozco el enorme esfuerzo que personas y grupos han hecho para impulsar este proyecto de ley, y la necesidad que tiene el país de contar una nueva legislación en materia de recurso hídrico, pero su aprobación no debe darse nunca a costa de algo tan importante y valioso como nuestros Parques Nacionales y Reservas Biológicas.

Se vienen tiempos muy duros para las áreas silvestres protegidas, con arremetidas muy fuertes de sectores desarrollistas y economicistas, que solo pueden ver recursos para la explotación comercial o industrial dentro de estas áreas. Eso aparte de todos los problemas ya conocidos que enfrentan estas áreas, como cacería ilegal, saqueo de madera, narcotráfico, minería de oro, condiciones de los guarda-parques, calidad de las instalaciones, entre otros. El sector ambiental de nuestro país debe actuar unido y comprometido para enfrentar todos estos ataques.

En épocas en donde se habla de la necesidad de cambios, cambiemos para mejorar, para lograr estados de mayor armonía, de respeto a la naturaleza y de verdadero manejo sostenible. Por el contrario, cambios para autorizar cada vez más permisos para obras de infraestructura dentro de Parques Nacionales, como el que proponen los proyectos de ley señalados, no van en la línea de fortalecer y mejorar los Parques Nacionales, los van a destruir, como concepción filosófica y como ecosistemas.

Compañeros y compañeras, compatriotas, muy respetuosamente los invito a oponerse categóricamente a que este proyecto de ley del recurso hídrico se apruebe incluyendo esa dañina y destructiva apertura generalizada de nuestros Parques Nacionales y Reservas Biológicas y que hagamos los esfuerzos para lograr los cambios necesarios en el texto. Se escuchan ideas y propuestas Y con mucha sinceridad lo digo, si no puede cambiarse ese artículo 64 del proyecto de ley para que no afecte Parques Nacionales, lo mejor que puede pasar, por el beneficio del país, es que el proyecto de ley no se apruebe del todo. Igualmente los motivo a oponerse categóricamente a los otros proyectos de ley que pretenden autorizar proyectos de geotermia (19233) y de carreteras (19899) dentro de Parques Nacionales. No puedo esperar menos que una reacción fuerte y decidida del sector ambiental para enfrentar este atropello contra uno de los tesoros naturales más grandes con que cuenta nuestro país, patrimonio de las actuales y futuras generaciones.

Así como Martin Luther King, tengamos todos un sueño, que los Parques Nacionales y las Reservas Biológicas de este país, puedan ser conocidos, apreciados y disfrutados por todos sus visitantes en el futuro, como zonas para la naturaleza y el paisaje inalterado, con todas sus maravillas y misterios, del mismo modo que nosotros lo hemos hecho todos estos años. Qué estas áreas silvestres protegidas se conviertan en un verdadero factor de crecimiento y superación personal y social, que colaboren en el surgimiento de una nueva conciencia y sensibilidad para la transformación gradual del estilo de vida en nuestro país y en el planeta.

 

Imagen de portada con fines ilustrativos.

Compartido con SURCOS Digital por Marcos Chinchilla Montes.

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