Camilo Retana Alvarado, docente de la Escuela de Filosofía e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas
Foto: Anel Kenjekeeva, UCR
Culpar a gobiernos pasados de la situación del país dejará de ser un discurso creíble
No reconocer los méritos de administraciones pasadas es ponerse una soga al cuello
Varias medidas tomadas por la administración Chaves Robles en las últimas semanas tienen un aire tácito de revancha. Parte central de la narrativa de Chaves, ya desde el período de campaña, es que había llegado el tiempo de relevar a los que no habían dado la talla en los últimos treinta años; había llegado el tiempo de reemplazar a los culpables de las inoperancias del pasado.
Como discurso de campaña se trata de una estrategia efectiva, pues este tipo de argucia retórica no solo mete a todos los enemigos políticos en un mismo saco, sino que además los diferencia del enunciatario, quien se presenta como el Mesías llamado a enmendar los desastres de quienes lo precedieron. Se trata de un discurso agitador, pero que bien se podía atribuir a los furores desatados por toda coyuntura electoral. Se trata también, claro está, de un discurso esperable en virtud de sus altas posibilidades de éxito a la hora de movilizar descontentos en las urnas y de su capacidad de explicar cualquier cosa que no funcione reduciendo la complejidad de lo político a una cuestión de voluntad.
Lo que resulta sorprendente (¿lo resulta?) es que, transcurridas ya algunas semanas desde el comienzo de la nueva administración, ese discurso de la revancha no solo no se haya matizado, sino que haya aumentado sus decibeles. El mensaje a la ciudadanía y a la clase política es que no se dejará títere con cabeza, sin importar las bondades del títere. Los relevos en puestos, juntas y cargos discrecionales son prerrogativa de cada administración entrante y es lógico que un nuevo gobierno se interese en colocar operadores clave en ciertas zonas neurálgicas. La administración de Chaves, sin embargo, pareciera encadenar destituciones cuyo único denominador común son las viejas facturas que las explican. Es casi como si el revanchismo se elevara a estilo de gestión política.
No cabe duda de que hemos hecho muchas cosas mal en el país durante los últimos treinta años. Tampoco de que hay muchas cosas que podrían y deberían hacerse mejor. Pero es igualmente cierto que funcionarios de las administraciones anteriores han hecho su trabajo de manera esforzada y muchas veces destacada. El reconocimiento a algunos de esos funcionarios por parte de la ciudadanía es prueba suficiente de ello. Carecer de la generosidad política para reconocerlo no solo es señal de mezquindad, sino que implica ponerse la soga al cuello al generarle a la sociedad civil unas expectativas que a la postre resultan incumplibles. Por lo demás, desechar el conocimiento que muchos de esos actores políticos tienen de las instituciones en las cuales han trabajado, en algunos casos por décadas, pareciera reflejar una voluntad de botar al niño junto al agua sucia.
Para decirlo con pocas letras: si no por un criterio ético, al menos por un asunto de estrategia de cara al futuro, lo mejor para el actual gobierno sería dejar de escupir hacia arriba, pues llegará el momento en que seguir atribuyendo el estado actual de cosas a lo mal que lo hicieron los gobiernos pasados, dejará de ser un discurso creíble. En suma, si bien el revanchismo funcionó como estrategia electoral, habría que recordar al gobierno que ha pasado ya suficiente agua debajo del puente de las votaciones.
Camilo Retana Alvarado Docente de la Escuela de Filosofía e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas, UCR
Es evidente que la conferencia de prensa de los miércoles por parte del Consejo de Gobierno ha acaparado la atención de miles de personas.
Esto se debe a que desde que asumió el poder tanto el presidente como ministros y presidentes ejecutivos o directores de instituciones, dan a conocer noticias que en su mayoría son del agrado de los costarricenses, desde luego que no de todos porque siempre habrá a quienes no les guste, ni la forma ni el fondo de cómo se muestran las cosas en dichas conferencias.
El asunto es que, al parecer, el equipo de trabajo del gobierno, ministros, vice ministros y demás autoridades, han logrado una empatía con las pretensiones del presidente y esa empatía se evidencia por la forma en que ellos mismos atienden las peticiones del presidente.
Desde luego que no a todos les cae bien la toma de decisiones que se hacen. Por ejemplo, es fácil imaginar que hay molestia en quienes son los dueños de los edificios que han sido alquilados por el gobierno por muchas décadas y ahora se ha solicitado la rescisión contractual para no alquilarlos más y así ahorrar miles de millones de colones y de dólares.
De igual manera aquellos propietarios de edificaciones alquiladas en todo el país para oficinas de direcciones regionales y que de igual manera ya no se alquilarán más.
Pero es que, ¿quién puede dudar del beneficio para el país de tales decisiones, máxime cuando se nos indica que hay un edificio del gobierno desocupado desde hace años y que ahora albergará a los funcionarios de los edificios que ya no se alquilarán?
Quizá se requiera más comunicación respecto a lo que el Ejecutivo está haciendo con la relación que debe tener con la Asamblea Legislativa y por ello es extraña la ausencia de la ministra de la Presidencia, porque si algo se requiere para que el ejecutivo pueda actuar adecuadamente es una excelente relación con el poder legislativo. Es muy conveniente que la ministra de la Presidencia tenga una participación preponderante en dichas conferencias para hacer del conocimiento de las acciones con las fracciones legislativas y el directorio legislativo, máxime cuanto dentro de poco tiempo será el Congreso el que asuma la iniciativa de la agenda legislativa.
Es evidente también que algunos sectores no están conformes con lo que sucede y ya están tomando acciones para atacar al gobierno y tratar de que esas decisiones no se tomen o se siga en lo mismo de siempre.
Dios quiera que el gobierno pueda tomar las mejores decisiones, valientes pero honestas y transparentes, para salir adelante de la crisis económica y financiera en la que estamos y que muy pronto podamos ver resultados claros y específicos de dichas decisiones.
Estudiantes del TCU: Arte Público trabajando en un mural en la Escuela de la Sabana, Térraba.
El fallo judicial que atribuye una afectación de los derechos morales de Miguel Casafont por responsabilidad de la Universidad de Costa Rica al tapar su obra Tejiendo Sonidos ha abierto una discusión de múltiples aristas que genera desencuentros, preguntas, incertidumbres y temores entre las personas interesadas en el arte, el espacio público y el patrimonio. La afirmación apresurada de que con tal veredicto “gana el arte o el sector artístico” me parece imprudente y algo clasista, por apegarse a ideas hegemónicas sobre el arte y no valorar las consecuencias reales que podría tener en las prácticas profesionales de las personas artistas (sobre todo las jóvenes).
En este escrito trataré de abordar los aspectos relativos a la reflexión sobre el arte detrás del fallo y las contradicciones con las discusiones actuales sobre el valor o función de arte y el patrimonio que se sitúa en espacios públicos. También, por último, valoraré algunos probables impactos que esto podría tener en el ejercicio profesional de los artistas interesados en la práctica del muralismo y el arte público. Dados los límites de mi formación, excluiré de este artículo cualquier valoración sobre derechos de autor, la justicia detrás del fallo, la jurisprudencia o la defensa presentada por parte de la UCR.
En primer lugar, es importante reconocer que en el país existe una constante violencia hacia el patrimonio y las obras de arte en el espacio público. En este caso, se afectó la visibilidad y legibilidad de la obra de Casafont y esto generó una perturbación anímica en su persona; no hay porqué dudar de ello, dado que fue acreditado por el juzgado. Una primera consecuencia de este fallo es que se señala a la Universidad de Costa Rica como actor material de esa violencia, lo que tiende a crear en la opinión pública la idea de que la UCR no respeta el patrimonio ni el arte que se desarrolla en el campus, lo que es falso. En defensa de la Universidad de Costa Rica habría que decir que dicha institución ha sido promotora del arte público, que siempre ha reconocido la importancia del arte en la vidauniversitaria y que además de financiar y adquirir obras, recientemente ha apoyado proyectos de catalogación de su inventario y de restauración de obras como el mural de Eduardo Torijano El teatro costarricense: 1890-1930, ubicado en el edificio de Letras. Sin embargo, es importante decir, que estas acciones no derivan de una política institucional uniforme ni clara, sino que dependen de las diferentes voluntades políticas de decanos, directores, otras autoridades, docentes, personal administrativo y de los mismos artistas que se implican en esos procesos. Por tanto, no es de extrañar, que también se den casos en los cuales no se respeta a los artistas o sus obras. Un ejemplo de ello, más grave y penoso que el que afectó a Casafont, es el borrado total del mural del artista Dennis Palacios Solano en las residencias estudiantiles, un mural elaborado a partir de un proceso de investigación serio e impulsado por la Vicerrectoría de Vida Estudiantil para mejorar la habitabilidad de dichos espacios en tiempos en los cuales se habían presentado varios suicidios. Un cambio de administración y el mural fue borrado, hoy es una pared blanca con dos pizarras de caucho.
Eduardo Torijano, El Teatro en Costa Rica, 1890-1930. Antes y después del proceso de restauración del 2020 realizado por César Ulate Calderón.
Ahora bien, tenemos que dar un paso fuera del presente caso y de la UCR para matizar esta idea de la violencia patrimonial y examinar la congruencia con las definiciones contemporáneas del arte y el espacio público, sobre todo porque muchas veces se habla de violencia patrimonial desde una definición hegemonizante y aurática de la obra de arte, olvidando que si bien es cierto existe violencia hacia el patrimonio y el arte público, el arte público y el patrimonio puede ejercer violencia hacia las personas (sobre todo a las minorías) en su imaginario simbólico y su vida cotidiana[1]. Más aún, cuando las definiciones que se perpetúan en el país sobre el patrimonio son conservadoras, coloniales y patriarcales. Ejemplos claros de ello es el bronce de Vázquez de Coronado en el Parque España, el Monumento a León Cortes en La Sabana o el Arco Chino en la reconversión del Paseo de los Estudiantes a Barrio Chino: una decisión especulativa con afectación a la historia y la identidad de San José y el país. Precisamente esas definiciones hegemónicas de la obra de arte funcionan como el gozne de esas dos violencias: la primera que impide la remoción del espacio público de monumentos y esculturas carentes de valor, inoperantes, violentas algunas o incluso riesgosas materialmente, productos de políticos de turno que desde una autoridad pasajera se dieron las competencias para imponer en la vida urbana mobiliario inútil, obras pastiches (como el Cerati blanco) u ocurrencias sesgadas ideológicamente. Y la segunda, la que niega la posibilidad de articular una política de protección basada en criterios fundamentados y actuales sobre la función del arte en el espacio público, no como una ontología del bronce o el mármol, sino como pensamiento activo que construye espacio de discusión participativo, inclusivo y abierto para consolidar y construir lo común. Al contrario, es usual ver cómo se utiliza el patrimonio (normalmente olvidado) como piedra arrojadiza de una indignación hipócrita, dirigida a las expresiones y reivindicaciones de los movimientos sociales para reducirlos a actos vandálicos. [2]
En el caso de Tejiendo sonidos, me parece que eso último es lo que ha faltado, una discusión profunda sobre el valor de la obra que integre el pensamiento que ha construido y la repercusión que ha tenido a nivel académico, social y cotidiano en la vida estudiantil. Porque hasta ahora, los criterios expertos publicados en el artículo de Amelia Rueda se limitan a valorar la obra por su estar ahí como obra plástica o por ser bella… y claro, para gustos, los colores. Los argumentos con algo más de valor y complejidad los da el mismo autor, quien afirma la importancia de la cualidad cinética y la inspiración colorista oriental.
Al respecto del Arte Cinético, para aquellos que no saben, es una subvariante del Minimalismo que, a través de la organización secuencial de la forma y el color, produce efectos visuales según los desplazamientos del espectador. Este movimiento se desarrolló en Estados Unidos, algo menos en Europa y con mayor peso en Argentina, donde se llamó Cinetismo. Sin embargo, su repercusión actual es cuestionada como lo es la mayoría de tendencias formalistas de la segunda mitad del siglo XX y, al contrario, del favorecimiento a las manifestaciones conceptuales más politizadas. Tanto es así que, en los documentos indispensables para estudiar la segunda mitad del arte siglo XX, After Modern Art 1945-2017 (Hopkins, 2018) de la serie Oxford History of Art y Arte desde 1900 (Bois et Al, 2006) de los autores de October, aparece de forma escueta y marginal. En Costa Rica, aunque con un legado muy amplio de arte abstracto de naturaleza formal, el movimiento no tuvo desarrollo, siendo la obra de Casafont, en efecto, uno de los pocos ejemplos. La pregunta es si esto le determina un valor per se; a mí parecer no. La exclusividad no es un valor a priori, sino que, al contrario, eleva cuestionamientos sobre su repercusión o impacto en el pensamiento artístico costarricense. Por otra parte, la afirmación de un valor pionero al ser la primera obra de este tipo en el país tiende a evidenciar cierto sesgo colonial tendiente a suponer que el arte costarricense se debe producir en conformidad a lo que sucede en Estados Unidos y Europa, aunque sea treinta años después. Ante estas dos ideas, yo plantearía que se hiciera un examen de la repercusión de la obra dentro de la lógica interna del arte costarricense, preguntándonos por la producción académica que ha derivado de ella, los escritos en los que aparece, la influencia que ha producido en otras personas artistas y el efecto que ha tenido en los y las usuarias del edificio y del campus universitario a nivel de identidad y reafirmación colectiva de pertenencia. Una investigación que aborde esos ejes está claramente pendiente.
Si la obra es cinética o no (más allá de las etiquetas históricas y académicas), me parece cuestión secundaria. En esencia, desde las teorías y metodologías que abordan el diseño del arte público, toda obra mural se reconoce interactiva en relación con los tránsitos de los usuarios y las diferentes miradas que en ella se pueden realizar en un marco espacio-temporal. Para el diseño de un mural, se recurre a estudios de transitabilidad y de angularidad que tienen como propósito organizar el diseño en función de los recorridos peatonales y el uso común del espacio circundante (Torijano, 2008). En ese sentido, el mural de Conmemoración de los 30 años de Trabajo Comunal en la Facultad de Derecho, se afecta de la misma forma por el nuevo paso elevado en San Pedro sin la necesidad de una etiqueta que lo valore como cinético.
Al respecto del color, los especialistas coincidirán en su valor, algo que respalda el reconocimiento que goza Miguel Casafont en la Escuela de Artes Plásticas (EAPL) como colorista de gran talento. Yo me uno a ellos en tanto mi predilección por el color en el espacio público. En contra del acostumbrado gris de las ciudades, el color es un factor de relevancia para promover la imaginación y mejorar el ambiente urbano. Pero, es importante reconocer que desde hace quince años, desde que yo era estudiante, ya la obra no gozaba del color con que fue diseñada y había dejado de cumplir tal posible objetivo. En ese sentido, la obra ya sufría una afectación por la naturaleza de los materiales que habían sido seleccionados para su confección y por la ausencia de mantenimiento que requería.
Estado Actual del Mural Tejiendo Sonidos de Miguel Casafont. (Fotografía: Pablo Bonilla, 2022)
Normalmente, cuando se da una afectación de este tipo (desconozco si es este el caso) es responsabilidad de las dos partes: del artista que por lo general no entrega una carta técnica con los materiales utilizados, los plazos de resistencia de los materiales y los procesos ideales para su restauración y la administración del inmueble que se desentiende de velar, financiar y gestionar esos procesos en tiempos adecuados, pensando que la obra entregada es eterna. No tengo información precisa sobre porqué la obra de Casafont no ha sido restaurada, los chismes me indican que el artista sí demostró un interés por promoverla. Pero en todo caso, la consecuencia de ese deterioro fue la invisibilización y la perdida de afecto de la comunidad universitaria por ella, algo que se evidenció por los comentarios en redes sociales de, mayoritariamente, estudiantes de música, muchos de los cuales ni sabían que era bella ni que había estado ahí desde siempre. En ese sentido, el valor y el aporte del color no puede reconocerse desde una noción ontológica y formal, sino reconociendo el impacto o efecto que puede tener en las personas que gozan de él en lo cotidiano, es una cuestión pragmática consustancial al arte público… por eso mismo se llama arte público, se supone que es de la gente que lo recibe y que lo vive.
Y eso último, me parece de vital importancia, porque tiene que ver con la razón del arte público, que no debería privilegiar los derechos del artista por encima de los de las personas que transitan los espacios circundantes. Un antecedente valioso para entender esto fue el caso de la obra Tilted Arc (1981) de Richard Serra emplazada en Federal Plaza, New York. Después de un largo proceso judicial esta obra fue removida porque generaba conflictos en el uso operativo de la plaza, tanto en tránsito como a nivel de seguridad, algo que me parece razonable. Desde esa lógica, coincido con las autoridades universitarias al privilegiar la conveniencia y bienestar de la comunidad estudiantil de la Escuela de Artes Musicales. Suponer constantes traslados de equipos e instrumentos a la Ciudad de la Investigación o al fondo de las Instalaciones Deportivas hubiera generado costos e inconvenientes para la administración, docentes y estudiantes, muchos de ellos menores de edad de etapa básica, que tendrían que estarse desplazando de un campus a otro. Algo me hace sospechar que la no apelación al fallo de Oficina Jurídica (criticada por muchos) se debe, en parte, al cálculo por el costo de todos esos desplazamientos en un mediano plazo.
Ahora bien, entendido el arte público no como un presencia o valor estético cuasi-mágico, sino por su función o aporte al conocimiento, nada evitaba que tapar la obra no fuera compensado con gestos o acciones que pudieron dignificarlo en ese sentido. Acciones para la documentación, divulgación y revalorización académica de la obra, incluso en su ausencia, pudieron reivindicarla como productora de conocimiento: reconociendo su valor conceptual y no reduciéndola a una obra que hay que preservar porque es bella para algunos, siempre ha estado allí o fue objeto de controversia. Sobra decir que, bajo esa lógica reduccionista, el futuro que le espera -ya judicializada y conflictuada- será el de seguir deteriorándose no solo en su registro material, sino a nivel simbólico, ya que una obra de arte no se clausura en la afirmación o proclama de su autor, ni en su materialidad, ni en los criterios especializados, sino que constantemente se redimensiona en las vivencias que se acumulan en ella, sean positivas o negativas; más aún en el arte público, expuesto de forma radical a la vida social y política en todo su espesor. Así, la obra de Casafont dejará de ser cinética para devenir en la huella borrada de un fallo judicial.
Por último, quisiera retomar las repercusiones que podría tener este fallo a la comunidad artística que produce arte público y murales. Al principio afirmé con contundencia que decir que “ganó el arte” tenía su sesgo clasista. Más allá de sospechar que usualmente solo ganan los juicios los que pueden asumir el riesgo de costear abogados, como he tratado de demostrar en este escrito, esa afirmación se sustenta en ideas hegemónicas sobre el arte y su valor intrínseco, que desconocen el marco epistemológico del arte público, pero que, también, desconocen las dificultades y la precarización que sufren las personas artistas jóvenes en este ámbito. No es difícil imaginar que una consecuencia de este fallo será limitar el interés institucional y privado en la financiación de obras murales, por temor de adquirir compromisos de restauración onerosos y la posibilidad remota de ser demandados décadas después por cualquier devenir azaroso. En la UCR ya está pasando, actualmente obras murales programadas y presupuestadas están en pausa y en alitas de cucaracha. De perpetuar tal dirección de miedo e incertidumbre, sin lugar a dudas afectará a los artistas-docentes de la institución, a las personas artistas contratadas para la ejecución, a los TCUs que hacen arte público en comunidades e, incluso, proyectos de graduación de estudiantes de Artes Plásticas. Un camino que no se puede seguir, ya que además de contradecir el Artículo 1 de su Estatuto Orgánico, afectará la formación de los y las futuras artistas y, con ello, las herramientas para defender el campo profesional fuera de la Universidad.
Contemplando lo positivo, no se puede negar la oportunidad que se abre, ya que el fallo aclara un panorama que debe obligar a investigadores y artistas interesados en el arte público y a la administración de la Universidad de Costa Rica a formalizar criterios de contratación que sean ejemplares para el resto de la sociedad, a aclarar las dudas al respecto de los derechos de autor (sobre todo en obras de orden participativo o comunitario), a generar espacio de discusión y establecer normas, procedimientos, instancias y responsables para restauración de las obras de arte público, todo con el fin de reivindicar la importancia del arte, no en sí mismo, sino por sus aportes a la configuración de lo común en el espacio social. Esa oportunidad ha sido tomada y la presente administración y el Consejo Universitario han actuado con prontitud. Desde la misma Rectoría se ha conformado un equipo de trabajo interdisciplinar, que incluye personal de la ODI, Oficina Jurídica, la RED+Museos, PROINNOVA, IIARTE, OEPI y las Escuelas de Ingeniería, Arquitectura y Artes Plásticas con el propósito, no solo, de dar respuesta a los acuerdos tomados por el Consejo Universitario en la sesión No 6615, articulo 5, celebrada el 14 de julio de 2022, sino también te implementar medidas para mejorar la gestión y mediación del Arte Público en vías de promover su aprovechamiento, considerando su aporte en la configuración de un Campus Universitario entendido como un espacio para el intercambio de saberes, conocimientos y afectos, que trasciende la idea de un reducto conformado por edificios y salones de clase.
Referencias:
Bois, Y.; Buchloh, B.; Foster, H. & Krauss, R. (2006). Arte desde 1900. Akal.
Hopkins, D. (2018). After Modern Art 1945-2017. Oxford University Press.
Torijano, E. (2008). El mural paso a paso. Sección de Impresión del SIEDIN.
Por Mainier Barboza Soto. /P. Movimiento Patriótico por Costa Rica
La jornada laboral en Costa Rica se encuentra protegida por nuestra Constitución Política y de larga data, “la trilogía de los ochos”, que tiene una historia escrita con la sangre de miles de mujeres y hombres, de dirigencia obrera que entregó su vida por dicha “trilogía”, (1886); de manera que, como resultado histórico, dicho triunfo, es, en primer lugar, una victoria de los hombres y mujeres del trabajo en el capitalismo occidental, representado por el país más rico, centro hegemónico del poder industrial y de la economía mundial, los Estados Unidos de América.
Lo anterior demuestra que la organización de los hombres y mujeres del trabajo y su claridad, de que representan el factor fundamental para la generación de la riqueza, es el punto de quiebre, para que se generen leyes, se logre acuerdos, que sean orientados a mejorar las condiciones para una vida digna, justa, equilibrada, del pueblo costarricense.
De lo anterior, rescata, la necesidad de una sólida organización de los sectores laborales-se habla aquí de sindicatos, solidaristas, públicos y privados, independientes, de gremios de todos los sectores que señala la economía, (primario, secundario, terciario), es decir, el agro, el industrial, el comercial de servicios; se requiere atraer al de mayor participación, el sector informal, (43 %) que aún con su “informalidad”, requiere toda la atención, de los gremios organizados, dada, su desatención por parte de la sociedad y, el aprovechamiento, muchas veces abusivo, de empresariado, nacional e internacional; además, no se conocen aportes a la seguridad social, de las partes.
Es preocupante, dado que, muchas de las personas en este gran sector, pasan como emprendimientos, figura que desvía la atención y desarticula la división del trabajo, desplaza capital productivo,( gran parte del sector denominado informal, no está agremiado, ni goza de garantías sociales, se encuentra en la esfera de la distribución, es el típico intermediario de bienes finales, que caen por necesidad en las manos de la usura, cuyos beneficios, los absorbe, el capital financiero parte y otra el capital opaco.
El Capital Financiero, parafraseando artículo de Leonardo Boff, en comentarios a libro de Rose M. Muraro, se sitúa, al “2012, en una relación de diez a uno, (10 a 1), respecto del Capital Productivo, que, además, convierte el dinero en imaginario”, en la nube electrónica, deja también a merced de ese voraz capital, la salud, la educación, la cultura, la recreación, convertidos de la noche al día, en artículos con valor de cambio; la paz, la gregariedad, la solidaridad, la vida digna, los derechos humanos, están en un peligro inminente. (Muraro. RM. (2012). El destino del capital dinero. Brasil (comentarios de Boff. L en Koinonia)
Costa Rica, se plantea una jornada de 4 días a 12 horas, lo que, en términos de la economía política se denomina plusvalía absoluta; en Inglaterra, se prueba una de 4 días, pero de 8 horas diarias, (plusvalía relativa), el viernes se pagará, sin laborarlo; hay una diferencia entre la jornada costarricense y la inglesa de 16 horas, la pregunta que surge, ¿por qué los ingleses, bajan su jornada y en Costa Rica la suben?;
Se ha dicho que los incrementos de jornada tienen una justificación en que, ésta, aumenta la creación de riqueza, dado que una parte del trabajo que se realiza, es considerado necesario para que el trabajador(a), reponga lo pagado, bajo la forma salario; (sus fuerzas físicas e intelectuales, los bienes necesarios para vivir, la creación y manutención de la prole) denominado socialmente necesario; el resto se considera excedente, de manera que a más horas laboradas, mayor será ese trabajo excedente; ahora, y cómo se justifica, que Inglaterra ensaya, la reducción de jornada?.
La respuesta está en la productividad del trabajo realizado; con el desarrollo de la ciencia y la revolución científico-tecnológica, las condiciones de una tierra sana y fértil, además del clima benigno, (Marx. K. El capital, lib.1, –XIV) sección 5, cap.); permite que el tiempo necesario, se reduzca drásticamente, merced al incremento de la productividad, (Plusvalía relativa) de suerte que, la distancia entre el trabajo necesario y el trabajo excedente se amplía, logrando mantener los márgenes necesarios para mantener e incluso aumentar la riqueza producida.
Dicho juego de números en las horas laboradas, tiene una ventaja en la reducción de jornada – que aunque mantiene el grado de explotación de la fuerza laboral- disminuye el riesgo en los niveles de salud, indispensables para toda la fuerza de trabajo, amplía el tiempo de reposición de dicha fuerza, y amplia factores sociales como la recreación, cultura, formación, gregariedad y comunidad, es decir, los países recuperarían esa clásica estructura de organización de la sociedad, que traerá de vuelta un eje primordial en el desarrollo del capitalismo, la familia como “célula fundamental” de organización social desde su origen.
Se vislumbra, una organización social inclusiva, participativa, que traerá la recuperación de valores humanos esenciales para un sistema, que ha desatendido, a la humanidad, como conjunto social de hombres y mujeres, que no son, o no lo quieren ser, máquinas generadoras de beneficios, que además, va incrementar una mayor acumulación dineraria y (un aumento desmedido en desigualdad), para un número muy reducido de humanidad, que tiene tanto capital, a expensas de millones de esa otra humanidad, de los mínimos para vivir y de forma digna, Joseph Stiglitz nos dice que “la riqueza se acumula en menos del 1% de la población más rica.”
Es pertinente que la sociedad civil, las organizaciones sociales, las personas amantes de la patria, todos, asumamos una postura atenta y colaborativa, con gran cantidad de luchadores sociales, que, con el único interés de una vida digna para todos, una patria en paz y democracia, una distribución justa y equitativa de la riqueza nacional producida, llaman y claman por la organización y la unidad del pueblo costarricense.
La Tierra, el planeta en el que vivimos, sufre una crisis ecológica que se ha salido de las manos de las y los seres humanos. El capitalismo, ya no solo entendido meramente como un sistema económico, sino como un fenómeno cultural que no solo predomina en Occidente ya que se ha extendido a casi la totalidad de las poblaciones que habitan La Tierra, es la marca de esta debacle que enfrenta la humanidad. Sumado a la decadente sociabilidad del mundo, donde la empatía y la solidaridad son algo especial por su poca aparición en la vida cotidiana, surge el capitalismo con sus despiadados métodos extractivistas y explotadores, que, a modo de resumir la historia, está a un paso de acabar con la vida humana y ya ha consumado la vida de muchos otros seres vivos que habitaban el planeta Tierra.
A pesar de la magnitud de la emergencia planetaria, por la cual en los últimos años hemos visto emerger a la luz pública personas representantes de múltiples áreas, como la ciencia moderna, la sabiduría ancestral, la política, el arte, etcétera, que han alzado su voz con estrategias creativas, la indiferencia predomina. Y el problema no se queda ahí, se agrava, debido a que muchas de estas personas que con valentía asumen su responsabilidad de comunicarle al resto de la población la gravedad de la crisis ecológica que estamos viviendo y que además activamente trabajan en defensa de la naturaleza, son constantemente amenazadas y hasta asesinadas por personas que resguardan los intereses del capital. Estos actos violentos predominan en Latinoamérica y Costa Rica no es la excepción; como ejemplo están los asesinatos de Jairo Mora en 2013 y de los aborígenes Sergio Rojas en 2019 y Jehry Rivera en 2020. Cabe resaltar que en el último reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) se menciona que en las tierras que gestionan las comunidades indígenas alrededor del mundo se encuentra el 80% restante de la biodiversidad del planeta.
Enlazando con el artículo publicado en el Semanario Universidad que detalla las graves implicaciones que el Gobierno pretende imponer con el proyecto de ley que busca reestructurar al Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), lo dicho anteriormente refleja las profundidades de esta nefasta reforma. El autoritarismo del presidente Chaves es una característica clave de este proyecto, evidenciado en la intención de limitar la toma de decisiones a una sola persona, que sería quien encabece el MINAE, excluyendo la diversidad de criterios científicos, técnicos, económicos, políticos y a la voz del pueblo; esto para rendirle pleitesía a la clase alta de este país y a empresas transnacionales, que sin escrúpulos, con la única intención de alimentar su avaricia, están en total disposición de malgastar los recursos naturales, sin importarles las vidas que se acaben por estas acciones.
Para ocultar esto se utiliza el velo de que son decisiones necesarias para “reactivar la economía” o para “generar más empleos”, pero quienes realmente se benefician son la minoría que ostenta el poder económico y político, y quienes sufrimos somos las y los mismos de siempre, la clase trabajadora, aquellas y aquellos que aceptamos estas circunstancias inhumanas que nos limitan a sobrevivir la vida, no a vivirla. Además, ¿cuál economía se va a reactivar o cuáles empleos se van a generar cuando ni siquiera existan las condiciones para sostener la vida humana en el planeta?
El colapso planetario es inminente, las consecuencias las tenemos frente a nuestros ojos: tormentas cada vez más intensas, frecuentes incendios forestales, grandes extensiones de suelos degradados, océanos contaminados, olas de calor sin precedentes, escasez de alimentos por falta de polinización, migración impulsada por el cambio climático, y esta lista aún puede crecer. Esto se puede comprobar en el último reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que con datos científicos recientes y detallados muestran como se agrava la crisis, los efectos cada vez son más severos y a pesar de esto los países ricos siguen siendo los mayores culpables, no muestran signos de querer revertir la situación y quienes sufren las peores consecuencias son los países colonizados y explotados por estos países ricos. En estos enlaces pueden leer un artículo que resume puntos importantes del reporte del IPCC y el reporte completo que lamentablemente solo se encuentra en el idioma inglés: https://www.nature.org/es-us/que-hacemos/nuestra-vision/perspectivas/ultimo-informe-ipcc/ – https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg3/
Mitigar las consecuencias aún es posible, pero se necesitan cambios radicales, porque estamos viviendo tiempo radicales. Infórmese, lea, estudie, tome posición, responsabilícese, solidarícese, radicalícese.
«Cuando un payaso se muda a un palacio, no se vuelve un rey. El palacio se vuelve un circo» Proverbio turco.
Los únicos ˝pensionados de lujo˝ y ˝ticos con corona˝ que ha habido y todavía quedan, son solo de dos tipos: exdiputados y expresidentes, más alguno que otro de la misma estirpe. Aunque en vías de extinción, ellos han gozado de un beneficio «vitalicio» que se parece tanto a una «pensión» como una zebra a una jirafa. Ese incentivo monetario se otorgó a diputados que ni siquiera devengan salario sino dietas. Y desde luego, no corresponde a ningún régimen de capitalización, mucho menos a uno que sea solidario, como los que garantiza la Constitución.
No obstante, en honor a la verdad ese generoso auto regalo de la ˝clase política˝, ese premio por mal gobernar agrandando cada vez más el hueco fiscal, fue derogada para diputados hace 24 años. No así la «jubilación vitalicia» de los expresidentes, expresión que es otro eufemismo. Por tanto, esas son todas las «pensiones de lujo» que quedan, pues el único que ha renunciado a ese privilegio es Carlos Alvarado Quesada. Más las que quedasen del régimen anterior. Para seguir divirtiendo, ahora el presidente anuncia que publicará la lista oficial de exdiputados que aún reciben ese estipendio.
Así que los politiqueros que han seguido obteniendo réditos publicitarios con ese «caballo de Troya» mal llamado «pensiones de lujo» se han subido a un tren que viaja a ninguna parte. No en vano nuestro ˝ejecutivo˝ presidente nada que pone el huevo, mientras se entretiene, como un niño en el circo, con su propio Reality Show – ¡qué mal actor, por Dios! – donde anuncia diariamente lo que todavía no ha hecho, como si nadie supiera aquí lo que es una cortina de humo. Ahí sigue prometiendo, como si las elecciones no hubieran terminado, que ya casi casi acaba con las «pensiones de lujo». Por cierto, ¿cómo está financiando esta otra campaña, será con fondos públicos o con una estructura paralela?
Lo único claro es que ha desperdiciado el primer periodo de sesiones extraordinarias de la Asamblea Legislativa, probando que nunca tuvo una propuesta seria, ni sobre esto ni sobre ninguna otra cosa. Lo cual ha quedado reafirmado por la escandalosa noticia de que su gobierno procura un préstamo de un millón de dólares del BCIE para que sus abogados le hagan «un estudio jurídico para entender un poco cómo atender este tema de las pensiones de lujo». Aunque hay que reconocer que lo único serio que ha hecho este señor hasta ahora es favorecer a los importadores de arroz, entre los cuales figura, casualmente, uno de los más connotados financiadores de su campaña.
El gran escándalo
A pesar de todo, el verdadero escándalo de la campaña que posicionó el estigma «pensiones de lujo»,[1] la más sucia de todas, es que se metió en el mismo saco a todas las pensiones y, en particular, las de los regímenes de capitalización, como el RCC que gestiona JUPEMA, el cual goza de buena salud, así como el llamado Régimen Transitorio de Reparto (RTR), que se carga al presupuesto por irresponsabilidad del Ministerio de Hacienda.[2] En cualquier caso son enanos de otro cuento.
Así se comenzaron a llamar «de lujo» a todas las pensiones nominalmente altas, después también a las pensiones medias y finalmente a todas con cargo al presupuesto. En el mismo saco se metió, entonces, ranas y sapos, pero también alacranes y serpientes. Esa generalización arbitraria e improcedente condujo a que la expresión «pensión de lujo» se volviera técnicamente indefinible y, por tanto, indefendible. Por eso, quienes han intentado definirla han hecho el ridículo. ¿Será que ahora nos costará un millón de dólares descubrir el agua tibia?
Por ejemplo, aquel Super Intendente que trató de definirla como un monto dado, igual que quienes pretenden establecer un techo para las pensiones independiente de cotización, solo evidenciaron su falta de rigor, pues quien cotiza más tiene derecho a un monto mayor y punto. Por ejemplo, cuando las personas del Magisterio se pasaron a la CCSS porque cotizaban menos, ciertamente vieron aumentar sus ingresos mensuales, a costa de sus ingresos futuros. ¿Acaso tienen derecho ahora a quejarse porque su pensión quedó más baja?
Un término inaplicable
En el caso de los regímenes solidarios y tripartitos protegidos por Constitución, no aplica el término «pensionado de lujo», aún entendido como «no haber cotizado lo suficiente para lo que se recibe»; porque desde su origen, trabajador, patrón y Estado contribuyen a la pensión de cada uno. En este caso solo cabe considerar la sostenibilidad o no de la reserva creada colectivamente, de acuerdo con su tasa de valorización. La diferencia entre un régimen privado y uno solidario es simple: en el solidario los intereses ganados por la inversión de los fondos se reparten entre todos, de acuerdo a sus diferentes aportes; en un régimen privado las ganancias enriquecen al grupo financiero que lo administra. Por eso quien tilda «de lujo» a una pensión justa y solidaria confunde la gordura con la hinchazón. Claro, si todas las pensiones fueran bajas e iguales, entonces quienes más ganan tendrían que contratar un servicio privado. ¿Será que en el fondo lo que se busca es hacernos retroceder hasta el modelo chileno de pensiones privadas, hoy estruendosamente fracasado?
Esa confusión mal intencionada, ya ha tenido una grave afectación para cientos de personas, por culpa de ese otro adefesio jurídico que es la Ley 9796. La Sala IV admitió los recursos de inconstitucionalidad y la avalancha de «coadyuvancias» que se presentaron contra esta; cerrando así, de carambola, la ruta hacia las Cortes Internacionales de Derechos Humanos. Pero al no suspender la medida, mientras se toma todo el tiempo del mundo, desconoció el principio de justicia pronta y cumplida especialmente reforzado, por razones obvias, por la «Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores» (ratificada por Ley 9394, el 12 de octubre de 2016). ¿Cree usted que la Sala IV actúa de buena fe o sospecha que le hace otro gordo favor a los otros dos Poderes de la República, a costa de los derechos adquiridos de las personas adultas mayores?
Desde luego que, para los fondos privados, menos que tiene sentido hablar de «pensiones de lujo», puesto que quienes lucran con los ahorros de esas personas siempre les van a dar menos de lo que se han valorizado sus cotizaciones. Y cuando estas quiebran simplemente ellas pierden sus ahorros, ¿o no hemos aprendido nada de esa otra atrocidad llamada ALDESA? Finalmente, mejor pensada, la misma palabra pensión no rima bien con lujo, ya que en principio quien necesita una pensión no tiene lujos y quien los tiene no necesita pensión. Por eso, ni siquiera sirve como un buen oxímoron, como sería por ejemplo «pobre rico». ¿Será entonces que el presidente está metido en un zapato, por bocón?
Una conclusión bestial
En suma, el término «pensión de lujo», siendo un eficaz insulto, ni siquiera aplica para los expresidentes, porque lo que ellos reciben no se debería ni llamar pensión. Hoy en día, cada vez que una persona se expresa de ese modo en una red social, difama al prójimo mostrando que no sabe qué es pensión ni qué lujo. Además de evidenciar su falta de empatía y escasa inteligencia emocional. Cuando lo hace un periodista parece además una marioneta promoviendo intereses inconfesables. Cuando lo hace un Super Intendente o un ministro, publica su falta de profesionalismo. El diputado que repite para otros ese estigma es un desmemoriado sin vergüenza. Igual que cuando lo hace un candidato, quien denuncia así su propia demagogia. Pero cuando lo hace un presidente que se dice «economista», es una brutalidad que no tiene nombre ni apellido. O para decirlo en buen castellano, comete una ˝burrada˝ o ˝metida de pata˝. Dicho con el debido respeto para esos nobles animales que son los burros.
[1] Léase estigma en el sentido de «Desdoro» (menoscabo de reputación) «…afrenta, mala fama» (RAE).
[2] Para quien quiera informarse sobre la enorme injusticia que se ha cometido contra gente honorable puede ver rápidamente: El fraude del que no se habla. En: SURCOS: https://wp.me/p6rfbZ-gCs. Y si desea opinar con propiedad, puede leer el artículo de Jorge García, que apareció el domingo 17 de Julio en El País.CR, titulado Las pensiones del transitorio de reparto magisterial en el tiempo: De deducciones en exceso a la violación de la progresividad tributaria. En: https://www.elpais.cr/2022/07/16/las-pensiones-del-transitorio-de-reparto-magisterial-en-el-tiempo-de-deducciones-en-exceso-a-la-violacion-de-la-progresividad-tributaria/ Baste agregar que el RTR es otro adefesio jurídico porque es como tapar un delito de Estado que hizo un hueco, con un hueco más grande. Cabe preguntarse por qué Pilar Cisneros, tantos años directora de Telenoticias, que contaba con la acuciosidad de Greivin Moya en temas de corrupción, nunca denunció esta tremenda barbaridad y por qué todavía hoy evita referirse a eso.
Nota editorial: La persona autora de este artículo solicitó anonimato dado que se desempaña en la función pública.
El tema de la corrupción y la lucha por erradicarla se ha extendido por todo Latinoamérica. Hoy Panamá vive momentos muy difíciles. Ya es conocida la situación salvadoreña. Además, de alguna manera en países como Perú, Honduras, Chile, Colombia y México el tema de la corrupción fue el caballo de batalla para que los pueblos de esos países decidieran elegir gobiernos progresistas o de izquierda. Sucederá lo mismo en Brasil en las próximas elecciones con el regreso, muy probable, de Lula al poder.
También los temas de campaña han sido la pobreza galopante en todos los países, pues quienes han gobernado históricamente en América Latina no se han preocupado por una verdadera, justa y equitativa distribución de la riqueza, sino que los gobiernos se han dedicado a salvaguardar los intereses de unos pocos y haciendo crecer la brecha social en nuestros países. Eso aunado a la inflación que cada día crece más y que es un golpe a las clases más desposeídas pone en riesgo la estabilidad social como sucede en Argentina.
Y la problemática es mayor cuando no se vislumbran liderazgos fuertes que logren unidad de países y regiones para enfrentar conjuntamente problemas similares como el narcotráfico, el aumento en precios del petróleo y las exportaciones para mejorar las economías y ni se diga de las migraciones que se dan entre los mismos países latinoamericanos como sucede con venezolanos, nicaragüenses, argentinos y colombianos.
El problema común y que alimenta muchísimo las formas en que los pueblos latinoamericanos se comportan de cara a elecciones y toma de decisiones en sus países es la baja en los niveles de educación. La calidad de la educación en nuestros países es cada día más baja y en ocasiones se une a la deserción escolar para enfrentar la situación de pobreza y que lleva a muchas familias a ligar sus hijos con narcotráfico en una alianza fatal y que lleva a mayor inseguridad y violencia en nuestros países.
Un panorama caótico y lamentable en el que hay apenas buenas intenciones por parte de algunos gobernantes, pero con férreas oposiciones de los que históricamente han manejado las riendas de nuestros países. Y ante un Estados Unidos que sigue sin prestarle mucha atención a nuestra región y sin darle la ayuda necesaria. Los famosos tratados de libre comercio (TLC) fueron y han sido un trueque desigual y que han empobrecido aún más a nuestros países con las imposiciones de los grandes contra los pequeños tanto en comercio como en oportunidades.
Dios quiera que Latinoamérica pueda encontrar la ruta y logre las metas de desarrollo que se merecen nuestros pueblos.
El primer tercio del siglo XX, el Valle Central, fue el principal asiento del desarrollo pionero de las ideas socialistas que desde Europa, los Estados Unidos y algunos países suramericanos, eran captadas por conciudadanos poseedores de especial patriotismo y sentimiento solidario. Algunos se reunían en lugares como el “Centro de Estudios Sociales Germinal” con Carmen Lyra y Omar Dengo, así como con los ilustres Rogelio Fernández Güell, León Pacheco, Jorge Volio, Julio Acosta, y demás, que se destacaron en su lucha contra la dictadura de Federico Tinoco y gobiernos posteriores de tendencia clasista. Fueron años del nacimiento de movimientos obreros abonados a partir de las injusticias que desde una clase política de mucho poder económico, subyugaba vilmente a los trabajadores. Para entonces, eran noticia, los movimientos huelguísticos en la “meseta central” y las zonas bananeras, las minas de Abangares, etc., en los que se acusaba a los dirigentes obreros, hastiados de ser explotados, de delincuentes que habrían de ser encarcelados, como efectivamente sucediera en algunas oportunidades.
Grande fue la lucha librada por Joaquín García Monge y Julio Padilla, quienes organizaron el “Comité de Defensa de la Riqueza Natural”, como resultado de la lucha librada durante el gobierno de Ricardo Jiménez que propiciaba el control monopólico de la electricidad del país en manos de la extranjera “Electric Bond and Share Corporation”.
Cabe aclarar que no pretendemos hacer un recuento amplio y detallado, como los realizados magistralmente por Vladimir de La Cruz, quien sí conoce el tema, sino que nuestra intención es tratar de recordar a los amigos lectores, algo de lo que se vivía en la Costa Rica de aquellos años, donde no existía la Institución Universitaria propiamente dicha, y donde la ausencia de normas laborales y derechos civiles era la constante. Una Costa Rica sin comunicación fluida entre las regiones, donde lo que sucedía en el Pacífico norte no llegaba a ser conocido oportunamente en el “centro político” del país, aunque, como sucediera, los hechos fuesen de trascendencia histórica.
Pues bien, bajo tal realidad, no fue extraño que en una provincia de Guanacaste que apenas superaba los 57.000 habitantes, los sucesos de especial relevancia regional, no repercutieran en el resto del país, entonces con poco más de 516.000 habitantes. Para entones, como ahora en términos generales, las decisiones gubernamentales tomadas en cuatro cuadras de San José, igualmente afectaba a los guanacastecos, limonenses y puntarenenses, aunque pocos se detenían a pensar en las consecuencias regionales sobre los habitantes de la olvidada periferia.
En el silencio que caracterizaba su aislamiento, el trabajador guanacasteco padecía de las decisiones que se tomaban en San José, mientras su voz no podía ser escuchada más allá de los difusos límites de su provincia. Para algunos ignorantes meseteños, ellos, los “nicas regalados”, si no les gustaban nuestras leyes, pues “que se vayan para Rivas, donde quizá estarían más felices”. Duro reconocerlo, pero no hace muchos años, persistía todavía en el centro del país ese sentimiento de rechazo al guanacasteco, que se disimulaba bajo la música folklórica, y que seguramente era más fuerte en las primeras cuatro décadas del siglo pasado.
Fue por esos años en que surgió con voz potente, un gran guanacasteco de estatura nacional, que vino a romper ese lúgubre silencio con acciones efectivas a favor de los desposeídos. Hablamos del “Apóstol de la Provincia de Guanacaste”, reconocido así por el Colegio de Médicos y Cirujanos, por sus acciones solidarias en el campo médico, político y filantrópico, el Dr. Francisco Vargas Vargas.
Nacido en el seno de una familia terrateniente el 23 de agosto de 1909 en el atractivo distrito de Palmira, cantón de Carrillo (donde se puede admirar su escultura, admirable trabajo del artista guanacasteco Andrés Garita Briceño, graduado de la Universidad Nacional), estudió en el Liceo de Costa Rica, para luego cursar estudios de medicina en la prestigiosa universidad parisina de La Sorbona. Allí en ese continente vibrante en ideas y movimientos, no solo conoció de los últimos adelantos científicos de la época, sino también de las doctrinas sociales que permeaban el Europa, que apenas llegaban a cuenta gotas a esa Costa Rica de medio millón de habitantes, y esa Guanacaste altamente despoblada y aislada.
Nos narra la historiadora Soili Buska Harju, que Francisco Vargas Vargas se interesó en política desde niño, tanto que sus primeros escritos fueron publicados en periódicos cuando tenía solo diez años. Al graduarse y regresar de París, comenzó a trabajar en el Hospital San Juan de Dios en 1935, pero a raíz de un enfrentamiento serio con sus superiores, dejó su puesto en el Hospital el año siguiente, disponiéndose a viajar a Guanacaste declarando que “iba a su provincia siguiendo la voluntad de su corazón de servir a sus comprovincianos y a la humanidad”. ¡Y así lo hizo!, pues gracias a su sólida formación humanista, su especial inteligencia y su gran patriotismo, se convirtió naturalmente en el abanderado de “una cruzada cívica, producto de su indignación contra el abandono estatal en que se encontraba Guanacaste en los años treinta y cuarenta”, nos resume la historiadora.
Por esos años, en agosto 1934, un grupo de guanacastecos residentes en la ciudad capital habían fundado la asociación “La Casa de Guanacaste”, y el periódico “El Guanacaste” con el propósito de “mejorar la vida cultural y material” en su provincia. Fueron medios vitales para crear promotores de su causa y para elaborar el discurso y la identidad regionales. Eran “abnegados hijos de la pampa residentes en San José”, que estaban realizando una misión ardua, patriótica y generosa a favor de su “tierruca lejana”, se expresaba.
Para ello se esmeraron en reunir a sus coterráneos para informarlos, comprometerlos y con ellos educar a los guanacastecos que en su mayoría eran analfabetos. Su objetivo, elaborar y presentar propuestas ante el gobierno y las instituciones estatales relacionadas con las políticas oficiales dirigidas a su provincia. Así, de dicho esfuerzo surge en 1937 una organización política llamada Partido Confraternidad Guanacasteca en la que ya empezaba a sobresalir el médico llegado de Francia. Para entonces, fiel a su compromiso, el Dr. Francisco Vargas Vargas había adquirido notoriedad como solidario ciudadano y médico de trato fraternal. Usualmente atendía gratis a sus pacientes pobres, recorría caminos de tierra y barro de su provincia por todos sus rincones, e incluso, hacía de maestro y sacaba tiempo para alfabetizar a los que así pudiere. Por sus hechos era conocido por muchos de los habitantes de su Guanacaste querida. Antes de la fundación del partido y el comienzo oficial de la campaña electoral, el doctor Vargas había estado muy presente en las páginas de “El Guanacaste”, que tenía un Consejo Editorial que lo apoyaba activamente, lo que facilitó la realización de los hechos posteriores al momento de estructurar la organización política que se identificaba de manera natural con Vargas, quien, es comprensible, se había convertido de manera espontánea en el candidato del Partido Confraternidad Guanacasteca para las elecciones de medio periodo de los miembros del Congreso Constitucional.
Desde “El Guanacaste”,se había contribuido a crear consciencia entre los habitantes de su provincia, de las calidades humanas del doctor Vargas que, habiendo estudiado en Europa y teniendo posibilidades de quedarse a vivir en la ciudad capital, decidió, gracias a su espíritu altruista, irse a trabajar en pro de los desvalidos de su lejana, pobre y casi olvidada provincia. A ello contribuyó, como lo hace hoy “La Anexión”, que desde sus páginas se elaborara un discurso regionalista, guanacasteco pero muy costarricense, que para cuando nuestro Apóstol decidiera su destino patriótico, en pro de los suyos, ya entre los guanacastecos había un contingente dispuesto a comprometerse con una lucha política-electoral, que en sus cimientos tenía el anhelo de alcanzar una estrella, que no era más que la de luchar por los intereses de la mayoría de los guanacastecos, bajo una ideología que algunos ven similar a las ideas socialdemócratas tanto camino han abierto en Costa Rica.
Como precursor del Partido Confraternidad Guanacasteca, ha de citarse en este sucinto recuento, al “Movimiento Unión Guanacasteca”, semilla fundada en 1905 por Francisco Mayorga Rivas y Antonio Álvarez Hurtado, desde donde, y con su periódico “Unión”, se abogó igualmente por el progreso de su provincia. Pasaron los años, y así, 35 años después esa semilla sembrada por Mayorga y Álvarez daría sus primeros frutos. A una memorable concentración del Partido Confraternidad Guanacasteca, realizada el 8 de diciembre de 1937 en la Hacienda San Miguel, en Llano Grande de Liberia, acudieron entusiastas desde todos los rincones de Guanacaste, unas cinco mil personas, entre jinetes y la muchedumbre que viajó a pie y en carreta, en respuesta al llamado que les hacía el Dr. Francisco Vargas. En su mayoría eran sabaneros, peones, cocineras, hacendados, mineros artesanales, analfabetos, artesanos, a los que movía un sueño que compartían, una motivación que les nutría una esperanza que poco antes parecía perdida. Les convocaba la persona de un médico guanacasteco que reunía en sí una profunda aspiración popular, al que ellos querían como diputado al Congreso Constitucional como su representante genuino.
El Partido había postulado en primer lugar al Dr. Francisco Vargas, junto a los otros tres candidatos Lisímaco Leiva Cubillo, Hernán Vargas Castro y Adán Guevara Centeno, resultando electo solo el Dr. Vargas en las elecciones de 1938. No fue una campaña libre de obstáculos, pues los afines al partido oficial del Presidente León Cortés Castro (1936-1940), interrumpían o prohibían sus reuniones y plazas públicas. Y es que para los acomodados al status quo, para los acostumbrados a explotar al resto de los habitantes, Francisco Vargas Vargas era “un comunista” que amenazaba la paz bucólica, apacible, que se vivía en las tierras de la pampa, que era lo que les convenía. Había que detener a Vargas pues ese partido político, inaceptable para ellos, también apoyaba el voto femenino y otras reivindicaciones, como la justicia social y mejoras de las condiciones de trabajo de los jornaleros. Ideas extrañas que no podían aceptarse, decían.
Igualmente, para ellos era inconcebible que un Partido y un candidato al Congreso basara su campaña en panfletos que denunciaban “el sufrimiento de los guanacastecos como clase explotada y como habitantes de una provincia expulsada del vagón de la modernización”, acompañadas de proclamas como “El Guanacaste comienza a hacerse sentir gracias al Partido Unión y Confraternidad Guanacasteca”. “Peones. Sabaneros. Agricultores. Ganaderos. Es la hora del sacrificio. El momento de nuestra redención ha llegado. Nuestra vida ha sido siempre: Trabajo y tumba prematura. Ahora debemos unirnos para que se nos trate como a los demás pueblos de Costa Rica. Queremos hospitales, carretera y segunda enseñanza, como las otras provincias. Hace 115 años vivimos en el abandono y miseria más absolutos. Hombres del Guanacaste: Ser o no ser. Guanacaste! ¡Levántate y anda…! ¡Abajo los traidores de las ideas de Cristo!”. (Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X. Número especial 2008. Dirección web: http://historia.fcs.ucr.ac.cr/dialogos.htm).
Frente a esas ideas que para algunos parecían muy radicales, y hasta comunistas, Vargas declaró que no respondería más acusaciones personales pues “el destino de 57 mil personas estaba en juego”. Después de más de cien años de ciudadanía costarricense, los guanacastecos, decía, “continuaban viviendo sin hospitales, carreteras o escuelas secundarias”, lo cual era justificadamente intolerable. Y siendo un convencido de que podría redimir a su pueblo de la discriminación y el abandono, no le pudieron detener sus detractores. A los que le acusaron de agitar a las clases bajas contra los ricos de la provincia, el doctor mostraba telegramas de apoyo que le enviaban guanacastecos ricos, hacendados e intelectuales, que compartían con él sus altas preocupaciones.
Gracias al gran apoyo popular, Francisco Vargas llegó a ser miembro brillante del Congreso Constitucional en 1938 y electo años después a la Asamblea Constituyente que redactaría la Constitución Política de Costa Rica, vigente desde el año 49.
Una gran variedad de facetas se nos queda sin consignar, pues nuestro objetivo más bien ha sido recordar a este ilustre guanacasteco, a propósito de lo que hoy representa Guanacaste para la Patria, donde otros costarricenses después de él, bajo circunstancias muy diferentes, pero como frutos de sus semillas, contribuyeron a materializar muchas de sus aspiraciones.
En cumplimiento del sueño del Dr. Vargas por dotar a Guanacaste de vías de comunicación, donde no existían carreteras que comunicaran con el resto del país, hoy se levanta la mejor autopista de Costa Rica (¡sin peaje, por cierto!) que corre por 50 km desde Liberia a Cañas y se está extendiendo hasta Puntarenas. Ruta que se complementa con el buen Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós, desarrollado como complemento al Proyecto Turístico Golfo de Papagayo, desarrollado por el ICT, que en menos de tres décadas ha contribuido a posicionar al Guanacaste como imán turístico, gracias al inigualable ramillete de preciosas playas, llanuras, parques nacionales, marinas turísticas, volcanes, pesca deportiva, y, lo más importante, su extraordinaria gente. Al ser el turismo la principal fuente de empleo y divisas extranjeras de Guanacaste y de Costa Rica, es de la mayor importancia propiciar su desarrollo siempre bajo la actitud responsable del desarrollo sostenible, donde el progreso no se alcance a costa de la destrucción de los bienes naturales que habrán de sustentarlo hoy y mañana.
La salud, que tanto ocupara y preocupara al Apóstol Dr. Francisco Vargas Vargas, hoy es atendido por el sistema de Seguridad Social desarrollado a partir de los años 40, y que el Benemérito de la Patria pudo apreciar parcial y felizmente, antes de morir el 14 de mayo de 1995 a la edad de 86 años. Además del hospital regional Enrique Baltodano Briceño, en Liberia, brinda sus buenos servicios el hospital periférico La Anexión, en Nicoya, complementados ambos por 107 “Equipos Básicos de Atención Integral en Salud” (Ebais) distribuidos por toda la provincia, cumpliéndose así uno de los sueños de Francisco Vargas.
Igualmente, donde antes no había colegios de secundaria, hoy no solo existen en cantidad suficiente, sino además, las principales universidades estatales tienen sedes en Nicoya, Liberia, Cañas y Santa Cruz, que ofrecen posibilidades de superación profesional a los bachilleres de la provincia.
Las perspectivas de llevar agua potable a decenas de miles de familias que no la tienen en cantidad y calidad suficientes, ya se vislumbran positivamente. Igual para miles de hectáreas de tierras de vocación agropecuaria que, distribuidas en cientos de fincas, solo esperan el vital líquido para generar productos, empleos y mejor calidad de vida para los guanacastecos. Similarmente, la industria turística, principalmente de playa, que no ha podido desarrollar su potencial ante la escasez de agua potable, comparte con los anteriores, la esperanza de que ya no tendrán que esperar eternamente por el abastecimiento necesario de agua, que le permita recibir más turistas, y como consecuencia, generar mayor empleo en Guanacaste.
Imaginamos al Dr. Francisco Vargas Vargas, y a su Partido Confraternidad Guanacasteca, luchando hombro a hombro con los que buscan hacer realidad, el gran proyecto de abastecimiento de agua potable para Guanacaste, que ha sido obstaculizado por los que dudosamente, dicen amar a la provincia. Nos atrevemos a afirmar que ¡jamás! el genuino Partido Confraternidad Guanacasteca estaría en contra de que, el agua que por millones de metros cúbicos se bota diariamente al mar procedente del embalse artificial del Proyecto Hidroeléctrico Arenal, se aproveche para propiciar un mayor desarrollo de la provincia de Guanacaste, como insólitamente sucede con algunos que no vale la pena nombrar.
Por ello, el proyecto Agua para Guanacaste habrá de convertirse en el estandarte de los guanacastecos que desean el progreso de su provincia. Progreso que el Dr. Vargas no solo soñó, sino que trabajó para que se hiciere realidad con la urgencia que así lo ameritaba. De cumplir esa misión, no solo estarían honrando la memoria de quien fuere declarado Benemérito de la Patria hace casi exactamente 22 años (19 de julio del 2.000).
¡Claro que persisten graves problemas sociales y económicos que agobian a los guanacastecos!, pero la tarea iniciada por el Partido Confraternidad Guanacasteca ha de reconocerse, en homenaje a su líder y en homenaje a ese pueblo que creyó en él. Su vida marcó un hito en el camino que llevaba la provincia de Guanacaste, pues su amor genuino por su pueblo siempre se reflejó en sus consejos y acciones, más allá de los prejuicios que acumulan otras personas.
El podcast “La Telaraña” les invita a sintonizar su nuevo programa llamado “Verdades Alternativas” el cual será transmitido el próximo 18 de julio de 2022, a las 7am vía 95.5 FM.
El título brindado a este programa responde al término que surgió en la era de Trump, como una referencia a las declaraciones engañosas que se hacen desde los gobiernos. Por ende, se plantea que este será un espacio para conversar sobre las responsabilidades del científico, el artista y el ciudadano en este panorama, sobre simulacros, noticias falsas y teorías de la conspiración.
Verdades Alternativas será facilitado por el biólogo celular Felipe Mora y el artista visual Manuel Zumbado. Asimismo, el programa podrá ser disfrutado posteriormente a su transmisión en el perfil de Spotify de La Telaraña aunque no se disponga de cuenta en la aplicación.
Si desea más información acerca de este programa, puede consultar la imagen adjunta.
Los sectores populares se encuentran en medio del fuego cruzado entre dos sectores de la derecha a cual más reaccionario y conservador. Por un lado el Gobierno encabezado por el presidente Chaves que desea conducir el país disparado hacia el autoritarismo, promoviendo la centralización del Estado a costa de la participación ciudadana, la desaparición de la producción nacional, junto al ataque a La Nación, a otros grupos reaccionarios de la derecha. Es un gobierno que fundamentado en un mensaje de eficiencia impulsa políticas muy de derecha que se orientan a acabar con los rescoldos democráticos que dejó el gobierno de Alvarado.
El gobierno de Chaves propone rebajar el precio del arroz a costa de la desaparición de los pequeños productores de arroz y cambiar a los poderosos industriales del arroz por los poderosos importadores de arroz.
Propone acabar con Setena y otros órganos ambientales para convertirlos en apéndices del Ministro del ramo y con ello debilitar las políticas ambientales a cambio -supuestamente- de mayor inversión.
Propone adherirse a la Alianza del Pacífico para terminar de abrir las fronteras a los productos agrícolas y acabar con lo poco que queda del campesinado nacional.
Ataca a La Nación, cerrando una empresa de su grupo económico, justificado en potenciales emergencias, aunque eso signifique ahogar más a esa empresa y dificultar aún más la recuperación de las inversiones hechas por la Caja y otras instituciones.
La izquierda defiende la libertad de expresión y de prensa, aunque sabe que ninguno de esos grupos, el de Chaves o La Nación, representan esa libertad. Simplemente debe desenmascarar ese juego sabiendo que ninguna de esas fuerzas vendrá en auxilio de la auténtica defensa de la libertad de expresión, en especial de la izquierda.
La izquierda está en medio de esos dos fuegos, de grupos ambos reaccionarios y antipopulares.
Sin embargo, no puede desinteresarse del asunto y ver el pleito desde el palco o el balcón.
En ese pleito las fuerzas populares deberían levantar sus propias banderas para no quedar encerradas en la disyuntiva planteada por los grupos reaccionarios. Levantar una tercera vía, una alternativa clara, en especial por parte de la organizaciones populares, sindicatos, ambientalistas, organizaciones campesinas, de vivienda, federaciones de estudiantes, para no quedar encerrados en disyuntivas falsas y contrarias a los intereses populares.
Por ejemplo, si el sistema de producción de arroz es injusto con el consumidor, es necesario construir uno que combine esa aspiración con la defensa de la producción nacional.
A nivel ambiental hay que oponerse radicalmente a los intentos de secuestrar los avances ambientales en función de los egoístas intereses económicos. Al igual hay que defender a los pequeños propietarios de la amenaza de la Alianza del Pacífico creando soluciones y alternativas.
Hay que defender la libertad de prensa amenazada por el Gobierno aunque eso no represente una defensa de las políticas reaccionarias que ha defendido a lo largo de la historia La Nación.
El Gobierno de Chaves da signos de avanzar hacia el autoritarismo estilo Bukele en El Salvador, para beneficiar esencialmente a grupos oligárquicos poderosos.
Hay que pasar a la ofensiva, aunque noto una gran pasividad, como que estamos paralizados. Espero equivocarme.