Los juegos sucios del poder con las pensiones justas

«Cuando un payaso se muda a un palacio, no se vuelve un rey.
El palacio se vuelve un circo»

Proverbio turco.

Los únicos ˝pensionados de lujo˝ y ˝ticos con corona˝ que ha habido y todavía quedan, son solo de dos tipos: exdiputados y expresidentes, más alguno que otro de la misma estirpe. Aunque en vías de extinción, ellos han gozado de un beneficio «vitalicio» que se parece tanto a una «pensión» como una zebra a una jirafa. Ese incentivo monetario se otorgó a diputados que ni siquiera devengan salario sino dietas. Y desde luego, no corresponde a ningún régimen de capitalización, mucho menos a uno que sea solidario, como los que garantiza la Constitución.

No obstante, en honor a la verdad ese generoso auto regalo de la ˝clase política˝, ese premio por mal gobernar agrandando cada vez más el hueco fiscal, fue derogada para diputados hace 24 años. No así la «jubilación vitalicia» de los expresidentes, expresión que es otro eufemismo. Por tanto, esas son todas las «pensiones de lujo» que quedan, pues el único que ha renunciado a ese privilegio es Carlos Alvarado Quesada. Más las que quedasen del régimen anterior. Para seguir divirtiendo, ahora el presidente anuncia que publicará la lista oficial de exdiputados que aún reciben ese estipendio.

Así que los politiqueros que han seguido obteniendo réditos publicitarios con ese «caballo de Troya» mal llamado «pensiones de lujo» se han subido a un tren que viaja a ninguna parte. No en vano nuestro ˝ejecutivo˝ presidente nada que pone el huevo, mientras se entretiene, como un niño en el circo, con su propio Reality Show – ¡qué mal actor, por Dios! – donde anuncia diariamente lo que todavía no ha hecho, como si nadie supiera aquí lo que es una cortina de humo. Ahí sigue prometiendo, como si las elecciones no hubieran terminado, que ya casi casi acaba con las «pensiones de lujo». Por cierto, ¿cómo está financiando esta otra campaña, será con fondos públicos o con una estructura paralela?

Lo único claro es que ha desperdiciado el primer periodo de sesiones extraordinarias de la Asamblea Legislativa, probando que nunca tuvo una propuesta seria, ni sobre esto ni sobre ninguna otra cosa. Lo cual ha quedado reafirmado por la escandalosa noticia de que su gobierno procura un préstamo de un millón de dólares del BCIE para que sus abogados le hagan «un estudio jurídico para entender un poco cómo atender este tema de las pensiones de lujo». Aunque hay que reconocer que lo único serio que ha hecho este señor hasta ahora es favorecer a los importadores de arroz, entre los cuales figura, casualmente, uno de los más connotados financiadores de su campaña.

El gran escándalo

A pesar de todo, el verdadero escándalo de la campaña que posicionó el estigma «pensiones de lujo»,[1] la más sucia de todas, es que se metió en el mismo saco a todas las pensiones y, en particular, las de los regímenes de capitalización, como el RCC que gestiona JUPEMA, el cual goza de buena salud, así como el llamado Régimen Transitorio de Reparto (RTR), que se carga al presupuesto por irresponsabilidad del Ministerio de Hacienda.[2] En cualquier caso son enanos de otro cuento.

Así se comenzaron a llamar «de lujo» a todas las pensiones nominalmente altas, después también a las pensiones medias y finalmente a todas con cargo al presupuesto. En el mismo saco se metió, entonces, ranas y sapos, pero también alacranes y serpientes. Esa generalización arbitraria e improcedente condujo a que la expresión «pensión de lujo» se volviera técnicamente indefinible y, por tanto, indefendible. Por eso, quienes han intentado definirla han hecho el ridículo. ¿Será que ahora nos costará un millón de dólares descubrir el agua tibia?

Por ejemplo, aquel Super Intendente que trató de definirla como un monto dado, igual que quienes pretenden establecer un techo para las pensiones independiente de cotización, solo evidenciaron su falta de rigor, pues quien cotiza más tiene derecho a un monto mayor y punto. Por ejemplo, cuando las personas del Magisterio se pasaron a la CCSS porque cotizaban menos, ciertamente vieron aumentar sus ingresos mensuales, a costa de sus ingresos futuros. ¿Acaso tienen derecho ahora a quejarse porque su pensión quedó más baja?

Un término inaplicable

En el caso de los regímenes solidarios y tripartitos protegidos por Constitución, no aplica el término «pensionado de lujo», aún entendido como «no haber cotizado lo suficiente para lo que se recibe»; porque desde su origen, trabajador, patrón y Estado contribuyen a la pensión de cada uno. En este caso solo cabe considerar la sostenibilidad o no de la reserva creada colectivamente, de acuerdo con su tasa de valorización. La diferencia entre un régimen privado y uno solidario es simple: en el solidario los intereses ganados por la inversión de los fondos se reparten entre todos, de acuerdo a sus diferentes aportes; en un régimen privado las ganancias enriquecen al grupo financiero que lo administra. Por eso quien tilda «de lujo» a una pensión justa y solidaria confunde la gordura con la hinchazón. Claro, si todas las pensiones fueran bajas e iguales, entonces quienes más ganan tendrían que contratar un servicio privado. ¿Será que en el fondo lo que se busca es hacernos retroceder hasta el modelo chileno de pensiones privadas, hoy estruendosamente fracasado?

Esa confusión mal intencionada, ya ha tenido una grave afectación para cientos de personas, por culpa de ese otro adefesio jurídico que es la Ley 9796. La Sala IV admitió los recursos de inconstitucionalidad y la avalancha de «coadyuvancias» que se presentaron contra esta; cerrando así, de carambola, la ruta hacia las Cortes Internacionales de Derechos Humanos. Pero al no suspender la medida, mientras se toma todo el tiempo del mundo, desconoció el principio de justicia pronta y cumplida especialmente reforzado, por razones obvias, por la «Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores» (ratificada por Ley 9394, el 12 de octubre de 2016). ¿Cree usted que la Sala IV actúa de buena fe o sospecha que le hace otro gordo favor a los otros dos Poderes de la República, a costa de los derechos adquiridos de las personas adultas mayores?

Desde luego que, para los fondos privados, menos que tiene sentido hablar de «pensiones de lujo», puesto que quienes lucran con los ahorros de esas personas siempre les van a dar menos de lo que se han valorizado sus cotizaciones. Y cuando estas quiebran simplemente ellas pierden sus ahorros, ¿o no hemos aprendido nada de esa otra atrocidad llamada ALDESA? Finalmente, mejor pensada, la misma palabra pensión no rima bien con lujo, ya que en principio quien necesita una pensión no tiene lujos y quien los tiene no necesita pensión. Por eso, ni siquiera sirve como un buen oxímoron, como sería por ejemplo «pobre rico». ¿Será entonces que el presidente está metido en un zapato, por bocón?

Una conclusión bestial

En suma, el término «pensión de lujo», siendo un eficaz insulto, ni siquiera aplica para los expresidentes, porque lo que ellos reciben no se debería ni llamar pensión. Hoy en día, cada vez que una persona se expresa de ese modo en una red social, difama al prójimo mostrando que no sabe qué es pensión ni qué lujo. Además de evidenciar su falta de empatía y escasa inteligencia emocional. Cuando lo hace un periodista parece además una marioneta promoviendo intereses inconfesables. Cuando lo hace un Super Intendente o un ministro, publica su falta de profesionalismo. El diputado que repite para otros ese estigma es un desmemoriado sin vergüenza. Igual que cuando lo hace un candidato, quien denuncia así su propia demagogia. Pero cuando lo hace un presidente que se dice «economista», es una brutalidad que no tiene nombre ni apellido. O para decirlo en buen castellano, comete una ˝burrada˝ o ˝metida de pata˝. Dicho con el debido respeto para esos nobles animales que son los burros.

[1] Léase estigma en el sentido de «Desdoro» (menoscabo de reputación) «…afrenta, mala fama» (RAE).

[2] Para quien quiera informarse sobre la enorme injusticia que se ha cometido contra gente honorable puede ver rápidamente: El fraude del que no se habla. En: SURCOS: https://wp.me/p6rfbZ-gCs. Y si desea opinar con propiedad, puede leer el artículo de Jorge García, que apareció el domingo 17 de Julio en El País.CR, titulado Las pensiones del transitorio de reparto magisterial en el tiempo: De deducciones en exceso a la violación de la progresividad tributaria. En: https://www.elpais.cr/2022/07/16/las-pensiones-del-transitorio-de-reparto-magisterial-en-el-tiempo-de-deducciones-en-exceso-a-la-violacion-de-la-progresividad-tributaria/ Baste agregar que el RTR es otro adefesio jurídico porque es como tapar un delito de Estado que hizo un hueco, con un hueco más grande. Cabe preguntarse por qué Pilar Cisneros, tantos años directora de Telenoticias, que contaba con la acuciosidad de Greivin Moya en temas de corrupción, nunca denunció esta tremenda barbaridad y por qué todavía hoy evita referirse a eso.

 

Nota editorial: La persona autora de este artículo solicitó anonimato dado que se desempaña en la función pública.

Imagen ilustrativa.