Ir al contenido principal

La televisión, la radio y la Semana Santa, entre otras cosas

Por José Luis Amador
Antropólogo

José Luis Amador.

Cuando era niño, en los días de Semana Santa prácticamente desaparecía toda actividad que no fuera religiosa. Los autobuses dejaban de correr desde el Jueves Santo a medio día. Cerraban las pulperías y los restaurantes. De manera que si usted no comía en su casa se veía en verdaderas dificultades para encontrar un bocado. No había donde comprar, ningún negocio trabajaba. Algunas Iglesias tenían un comedor al lado, donde las señoras de la parroquia preparaban y vendían variadísimas viandas, y las cocineras se lucían haciendo deliciosos platillos, que por cierto se consumían después de las procesiones, sin faltar los dulces, arroz con leche, panecitos, dulce de chiverre y otros.

En las casas esos días las señoras no cocinaban formalmente, sino que previamente preparaban comidas frías y en conserva y en esa línea tenían además sardinas, atunes, encurtidos. En el campo a los niños se les impedía jugar, ni subir a los árboles, ni hacer bulla y muchos no se bañaban el Viernes Santo, por temor a convertirse en sirenas.

Pero, así como apagaban las cocinas, también apagaban las emisoras de radio. Sólo quedaban algunas cuántas emisoras, que por lo general eran las emisoras noticiosas como Columbia, Reloj, Monumental, pasando programaciones radiales propias de Semana Santa, representaciones radiofónicas de los Evangelios y momentos culminantes de la historia de Jesús y sus Apóstoles teatralizados, el Mártir del Gólgota y todas estas historias bíblicas que siempre terminaban con un coro de gente gritando ¡Milagro Milagro!

Por supuesto que la televisión tampoco transmitía en Semana Santa. La televisión apagada totalmente.

Por aquel entonces yo era un fan de la radio y siempre estaba oyendo todo tipo de programas, como Woody Allen en “Días de radio”. En Semana Santa sintonizaba en la parte del dial donde no había emisoras locales funcionando y en ocasiones pescaba emisoras de otros países, que entraban al espectro nacional.

Por aquellos días de adolescente en mi casa había mucho rechazo hacia la música rock que era la que yo empezaba a escuchar “rupturando” el gusto y “estrideciendo” la paz familiar. Sobra decir que mi música, que sonaba a otros oídos como “tarros”, no era por aquel entonces valorada como música, ni como arte, en las altas esferas políticas de mi hogar, en resumen, no le gustaba a mi madre, y no la quería para nada. Me acuerdo que una vez iba caminando con mi radio de transistores cuando empecé a escuchar en una de esas emisoras que se colaban de no sé qué país por Semana Santa, un programa que explicaba la evolución de la música sacra. La narración empezaba desde el canto llano y quién sabe qué otras músicas, iba pasando por diferentes manifestaciones clásicas de la música religiosa y culminaba con la ópera rock Jesucristo Superestrella

No puedo describir la alegría que sentí cuando culminó aquella evolución con una ópera rock, porque eso era una valorización de la música que empezaba a descubrir, y con la que me identificaba.

Pero bueno, volvamos al tema acerca de cómo se fue dando la incursión de la televisión y de la música “profana” en la radio, durante la Semana Santa. Debo decir que la incursión de la televisión y la radio, y su tránsito hacia temas profanos en Semana Santa, fue así como de puntillas y con argumentos de que lo hacían por razones religiosas y para llenar las necesidades espirituales del “culto público”. ¿Y cómo no? Quién iba a pensar otra cosa. Casualmente recuerdo que una vez Teletica anunció que: “Este Viernes Santo, Teletica uniéndose al fervor religioso del pueblo costarricense, programará, – oiga usted- Las Sandalias del Pescador”. Una película que posiblemente todavía la esté pasando y que trata sobre la historia de un Papa. Y así fue como con este pretexto y con esta estrategia, esta emisora empezó a abrir la programación en Semana Santa, iniciando claro está, con temas religiosos.

Y es que hay que admitir que Teletica fue en el pasado una emisora terriblemente moralista y santulona, y no fue sino en los últimos tiempos que capituló con rumbo a las narconovelas y otros temas más mundanos y escabrosos, pero también más redituables.

Un recorrido parecido tuvo la radio.

Recuerdo que radio Juvenil, que era la emisora de la música rock, también apagaba en Semana Santa. No obstante, en su momento, también empezó, incursionando de puntillas, programando, ¿qué creen?, un especial de Jesucristo Superestrella.

Pero igual ocurrió con otras empresas y establecimientos comerciales. Y un día de tantos, para servir a la comunidad religiosa, y esto y el otro, Pizza Hut decidió abrir solo por un rato, nada más, para ofrecer comidas para las personas que así lo requieran. Y de este modo como de puntillas, poco a poco, empezaron también las empresas y el comercio a abrirse paso hasta llegar al día de hoy, en que usted no se da cuenta que se está viviendo una Semana, que alguna vez fue de tanta trascendencia como aquellas que le estoy contando, y que los abuelos saben y recuerdan.

Hoy, en cambio, si usted se descuida, no se da cuenta que se está viviendo una semana de tanta trascendencia. Alguna vez leí las palabras de un Pastor, pero pudo haber sido también un antropólogo, que se refería a la importancia de que no todos los días sean iguales. Indicaba que es importante que haya momentos en el año, y en la vida, que sean distintos. Días que tengan un grado distinto de significado, para que el tiempo no sea idéntico, es decir, para que no sea homogéneo.

A lo largo del año el tiempo debe tener hitos, de lo contrario es como andar una carretera asfaltada donde todos los trechos son idénticos. Es lo que pasa cuando se han borrado todo día de celebración cívica o religiosa. Cuando todo resquicio de “tiempo sagrado”, es sustituido por el “tiempo profano”.

Esto lo he entendido mejor en los últimos años, estudiando la función de los ritos y el tiempo cíclico, a propósito, por cierto, de la tradicional fiesta boruca de los Diablitos. Y estudiando el eterno retorno y el sentido del tiempo sagrado en las fiestas rituales de los pueblos antiguos. Estas fiestas siempre fueron una manera de marcar el tiempo, de poner hitos y de darle sentido al tiempo y a la vida, para que no perdiera su circularidad antigua, quizá de origen agrario. Pero la mercantilización del tiempo, que incluso se vende como tiempo de trabajo, nos ha traído este tiempo homogéneo, idéntico, insaboro e incoloro, donde lo mismo da Chana que Juana y viene a ser lo mismo un lunes de oferta que un Domingo de Pascua.

Escrito a vuela pluma un Viernes Santo de cuarentena
10 abril 2020
Compartido con SURCOS por al autor en este 2025.

Natalia Serna presenta su nuevo álbum “Mi hogar soy yo” en concierto en Selva Art House

San José, Costa Rica — abril de 2025. La cantante y compositora colombiana Natalia Serna presenta su más reciente álbum “Mi hogar soy yo” con un concierto en vivo el jueves 10 de abril a las 7:00 p.m. en Selva Art House, un espacio cultural íntimo ubicado en San José. Las entradas tienen un valor de ₡7.000 en preventa y pueden adquirirse escribiendo al 6431-4978.

Este lanzamiento en vivo marca el inicio de un nuevo ciclo artístico para Natalia, con un disco que invita a redescubrir el hogar interior a través de una fusión única de géneros latinoamericanos como pop, guabina, flamenco, son, rock y una esencia alternativa que atraviesa toda la obra. “Mi hogar soy yo” es una reflexión profunda sobre la migración, la identidad, el poder femenino y la pertenencia.

El concierto contará con una banda base integrada por Valeria Delgado Camacho, Mariel Vargas y Daniela Contreras, músicas que participaron también en la grabación del álbum. A ellas se sumarán como artistas invitadas las reconocidas instrumentistas Fiorella Hidalgo, Maricel Martén y Alexa Ellis, y una presentación especial de la cantautora Jessica Matus, aportando aún más fuerza femenina y diversidad sonora al espectáculo.

Uno de los momentos más esperados de la noche será la interpretación de “Canción Luz”, el tema que cierra el álbum, una celebración en forma de son y salsa dedicada a Luz Miriam, madre de Natalia, y símbolo de gratitud, alegría y raíz.

Mi hogar soy yo” fue grabado entre Colombia, Costa Rica, México y Chile, con participación de más de una docena de artistas y profesionales de distintos países, y ya está disponible en Spotify, Apple Music, Amazon Music y YouTube bajo el respaldo de Sello Jueves.

DETALLES DEL EVENTO
Lugar: Selva Art House, San José, Costa Rica
Fecha: Jueves 10 de abril de 2025
Hora: 7:00 p.m.
Entradas: ₡7.000 en preventa
Reservas y entradas: al WhatsApp 6431-4978

Los monos domesticados

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula. En el centro de la jaula colocaron una escalera y en el último peldaño un racimo de bananos. Cuando un mono trataba de subir la escalara para agarrar los bananos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los monos que se quedaban en el suelo.

Pasó el tiempo… cuando un mono trataba de subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.

Con el tiempo, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los bananos. Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo mono fue subir la escalera, pero fue rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.

Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer mono sustituto participó con entusiasmo de la paliza que le dieron al novato. Un tercer mono fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, junto al último de los monos fueron sustituidos.

Los científicos se quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los bananos.

Si hubiera sido posible preguntar a alguno de los monos por qué le pegaban a quien intentaba subir la escalera, de seguro la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así”.

Esta respuesta suena muy familiar y de seguro usted la ha escuchado alguna vez. A veces nos comportamos de una manera por costumbre, porque “así se ha hecho siempre”, sin ponernos a pensar por qué actuamos de esa manera. Hay que reconocer que lo ocurrido a los monos nos pasa a menudo en la vida real.

Ocurre en los diversos trabajos: una educadora trata de innovar, de buscar nuevo material, de hacer las cosas de una manera distinta y recibe el baño de agua fría de las compañeras más veteranas: “no se mate, para qué hace eso, nadie se lo va a reconocer”. Y luego cuando pasan los años, aquella maestra, le está aplicando la misma receta a otra compañera que tiene su misma actitud entusiasta, y como a ella no la dejaron, ella tampoco deja.

Ocurre también en la política: los precandidatos tratan de presentar nuevos proyectos, nuevas ideas, nuevos estudios y de inmediato aparecen los otros dándole una paliza, para que no surja, para que no pueda alcanzar el triunfo. Entonces no le queda de otra que acomodarse y hacer la política como siempre se ha hecho y al igual que los monos, aprenderá a apalear a los que lleguen con nuevas ideas.

Vivimos en una sociedad donde el innovador, el creativo, el pensante, el esforzado, el que quiere subir la escalera en busca del triunfo personal y comunitario, es frenado por sus mismos amigos, por su misma familia, por sus mismos jefes. Así generación tras generación vamos heredando una sociedad frustrada, pesimista, deprimida. Una generación incapaz de hacer proyectos nuevos por el temor o por el miedo.

Conferencia «Juan Santamaría: el hombre y el héroe» por Adrián Chaves Marín

La Academia Morista Costarricense y el Ministerio de Cultura y Juventud, mediante la Benemérita Biblioteca Nacional, se complacen en invitarle a la conferencia Juan Santamaría: el hombre y el héroe por Adrián Chaves Marín.

La conferencia será virtual el jueves 10 de abril a las 4:00 p.m. y se transmitirá por los Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/ y Facebook Academia Morista Costarricense https://academiarorista.org/

El poeta Marco Aguilar ante nuestra guerra libertaria

Luko Hilje (luko@ice.co.cr)

Marco Aguilar, declamando. Cortesía: Roberto Barahona.

Hace apenas un mes, el 1° de marzo, nos reunimos en Turrialba, en una sala de la casa del amigo Roberto Barahona Camacho —que fuera un aposento del antiguo restaurante La Feria—, para presentar de manera oficial, de parte de la Revista Comunicación, del Instituto Tecnológico de Costa Rica, el dosier o suplemento Un tributo a Marco Aguilar, poeta tan turrialbeño como universal.

A dos años exactos de su partida —ocurrida el 3 de marzo de 2023—, ese fue un convivio al que concurrimos varios miembros de su familia y amigos cercanos, más algunos poetas, gestores culturales e intelectuales de la localidad. En él, de manera distendida y espontánea, esa hermosa tarde de sábado evocamos la amada memoria de Marco, al narrar anécdotas, declamar sus poemas, o conversar acerca de su vida y su obra, cuyos aspectos esenciales conforman el citado dosier.

Mientras escuchaba las numerosas intervenciones que hubo, se me ocurrió que hay una dimensión poco o nada conocida de Marco, como lo es su profundo y sentido interés, con visos de veneración, por aquellos hombres y mujeres que hace 169 años —de marzo de 1856 a abril de 1857— empuñaron las armas cuando la patria se vio amenazada por las hordas filibusteras que, lideradas por William Walker, deseaban implantar la esclavitud en Centroamérica y anexar nuestros países a EE. UU. Y es por eso que, pocos días después, me di a la grata tarea de recopilar lo que Marco escribió al respecto —que no se limitó a la poesía, como se verá pronto—, y que aparece a continuación.

Dos poemas de la juventud

Al hurgar en su acervo poético, se percibe que, aunque quizás haya algunos materiales inéditos, escribió tres poemas directamente relacionados con la llamada Campaña Nacional contra los filibusteros. Eso sí, el primero y el segundo de ellos no figuraron en ninguno de sus poemarios, aunque fueron compilados en el libro Otra reunida de Marco Aguilar (EUNED, 2009).

El primero corresponde a un soneto, intitulado 56, el cual data de 1964. Se centra en la figura del héroe nacional Juan Santamaría, a quien de manera acertada llama Juan de Fuego, por el osado y valeroso acto en el que, durante la batalla de Rivas, Nicaragua, tea en mano y al precio de su vida, quemó el mesón o albergue donde se guarecían los altos mandos del ejército filibustero, incluido Walker, quien pudo escapar después, en la madrugada.

Por su parte, el segundo, denominado La ruta de la pólvora, es mucho más extenso, pues consta de seis estrofas. En él se retrata el apacible país que éramos, de maizales y cacaotales, así como de cálidas y fragantes panaderías, antes de ser agredido por el invasor Walker, al igual que describe la bravía y gallarda respuesta de sus hijos para ir a defender la patria, a la vez que advierte que el filibusterismo, aunque agazapado, sigue vivo por aquí, entre tanto entreguista. Dicho poema está fechado el 1° de mayo de 1966, al conmemorarse el 109 aniversario de la rendición de Walker; circuló en el semanario Libertad, órgano del Partido Vanguardia Popular, para el cual Marco —en sus años de militancia en la izquierda— trabajaba como corrector de estilo, según me lo contó una vez.

Esos poemas dicen así:

56

Eran tiempos de sangre y agonía.
La pólvora quemaba, se quemaba,
y por quinientos mares navegaba
el trapo negro de la piratería.

Como siempre, del Norte nos venía
una jauría de filibusteros.
Pero a quemar sus huesos traicioneros
¡llegó el incendio con Santamaría!

Llegaste, Juan de Fuego, con la muerte
y con los tigres y con las panteras
¡y entonces no pudieron detenerte!

Los enterraste bajo las banderas,
te dieron plomo y plomo hasta la muerte
¡y tu muerte impidió que te murieras!

Busto de Juan Santamaría. Foto: Luko Hilje

La ruta de la pólvora

1

¿Qué queréis?
¿Que repita
la simple ocupación de aquellos tiempos?
Los maizales temblando tiernamente
bajo el azote de los aguaceros;
los cacaotales
habitados de reptiles profundos.
¿Queréis que os diga cómo eran las ciudades
sobre todo en la noche,
cuando todas las puertas se cerraban?
Sólo los hornos de las panaderías, entonces,
conservaban la luz, la calentaban.
Había un olor a pan
en todas las esquinas.

2

Y entonces vino Walker.
Sus soldados
conocían el sonido de la sangre,
la conocían humedeciendo el polvo,
enrojeciendo libros, documentos.
Los soldados de Walker
se conocían la sangre de memoria.

3

Pero desde los oscuros cacaotales,
de los hondos talleres ciudadanos
fue saliendo un ejército, creciendo,
y dejaron de oler a pan las calles.

4

¡Maldito el hombre
por cuya culpa las panaderías
cierran sus puertas anchas y sus hornos,
los niños se nos ponen pensativos, profundos,
las campanas se vuelven alarmantes
y las muchachas niegan a las calles
la luz altiva de su adolescencia!
¡Maldito William Walker!

5

Luego fue lo demás:
el camino durísimo, las piedras,
los rifles
que aún no pronunciaban
su palabra mortal, definitiva.
Y aquella angustia, al fin, de la batalla.
Ver al vecino doblarse suavemente
a la tierra humillada.
Y de inmediato se incendió la tea,
porque a los pueblos
nunca les faltará un Santamaría.
No era sólo la tea.
¡Era el brazo también, que se quemaba!
¡Era la patria en pie sobre las llamas
quemando al invasor,
dándole fuego
con un brazo tenaz, desesperado!           

6

Muchos dicen
que ya no quedan más filibusteros.
Sin embargo,
yo los veo diariamente
buscando empréstitos,
zalameros, hipócritas,
disfrazados tal vez de embajadores.
Y comprendo
que un día volverán con la metralla;
nuevamente los niños en las calles
cesarán de jugar
y entonces todos
cerraremos las casas, los talleres,
y andaremos la ruta de la pólvora,
andaremos de noche
un camino de teas incendiarias
¡para reconquistar lo que nos han quitado!

Un poema de la madurez

Ahora bien, el tercer poema de Marco tiene una génesis muy diferente de los dos previos, y sumamente grata, de la cual puedo dar plena fe.

Esto es así porque, aunque durante mis años de residencia en Turrialba nunca dialogamos acerca de los hechos y los personajes de la inmarcesible Campaña Nacional, una vez que me jubilé y pude dedicar tiempo a estudiar esta gesta —tan determinante y significativa en la historia patria—, era una cuestión recurrente en nuestras conversaciones en el ahora añorado restaurante La Feria, en mis visitas a Turrialba.

En efecto, como lo narro en el artículo Seis poetas le cantan a don Juanito Mora (Nuestro País, 30-IX-22), hace unos 15 años le propuse a la dirección de la Revista Comunicación que publicáramos un número dedicado a los tres principales líderes de la Campaña Nacional: don Juanito, su hermano el general José Joaquín Mora Porras, y el general José María Cañas Escamilla. Me comprometí a coordinarlo y, con la ayuda de varios compañeros del grupo cívico La Tertulia del 56 y otros patriotas, en 2010 culminamos con éxito ese proyecto, plasmado en el número monográfico Héroes del 56, mártires del 60: los hermanos Mora y el general Cañas.

Cabe destacar que en esa ocasión, al compilar los poemas existentes, me percaté de que tanto Jorge Debravo como Alfonso Chase habían publicado sendos poemas, intitulados Invocación a Juanito Mora y Don Juan Rafael Mora, respectivamente. Por tanto, se me ocurrió que para mi artículo Un manojo de poemas para los tres próceres, sería lindo incluir un poema de cada uno de los principales miembros del célebre e innovador Círculo de Poetas Costarricenses, que en el decenio de 1960 socolloneara los cimientos de la lírica nacional.

Eso sí, me faltaban cuatro de ellos: Laureano Albán, Julieta Dobles Yzaguirre, Arabella Salaverry y Marco. Por fortuna, como los conocía a todos, no tuve pena ni reparo en abordarlos, para solicitarles su ayuda en esta causa patriótica.

Asimismo, como en ese momento no había tanta urgencia, y la inspiración poética no puede ser forzada, sino que es un acto totalmente espontáneo, les di el tiempo necesario para concebir sus poemas. Al final, llegaron a mis manos los respectivos poemas, que se intitularon Juanito desconocido, Invocación a don Juanito, Juanito Mora esperanza, y Hamacas y cañones. Por tanto, las voces de estos cuatro poetas y dos poetisas quedaron fusionadas con las de Graciliano Chaverri, Román Mayorga Rivas, Jenaro Cardona, Carlos Gagini, Carlomagno Araya y Arturo Echeverría Loría, quienes mucho antes habían cantado a nuestros próceres.

Don Juanito y José Joaquín Mora, más el general Cañas. Autor: Carlos Aguilar Durán

Para los lectores interesados, ese número de la revista está disponible en el siguiente enlace: https://revistas.tec.ac.cr/index.php/comunicacion/issue/view/141

En fin, ese fue el origen de este poderoso poema de Marco, el cual aparece a continuación:

Hamacas y cañones

Solo los de la casa podían decirle Juan,
quiero decir sus padres y unos pocos parientes.
Nosotros no pudimos, sencillamente
porque no nos salía. Viéndolo por la calle, viéndolo
detrás de un mostrador o inclusive detrás
del escritorio de la Presidencia, para nosotros
era siempre Juanito, no tanto por su mínimo tamaño
sino por el cariño que todos le teníamos. Le tenemos.
No podemos negar que era bajito,
tal vez de la estatura de Bolívar.
Todos supimos siempre de sus cosas,
su ser ligeramente deshonesto en cosas de negocios,
esa mala costumbre de
favorecer en algo a sus parientes
como era lo habitual en esos tiempos.
Pero pasó algo extraño con Juanito:
que comenzó a crecer siendo ya adulto.
¡Qué curioso!
Todos nos sorprendimos al mirarlo
unos cuantos centímetros más alto
el formidable día de la Proclama,
y se mantuvo así hasta la hora
en que echó a caminar con sus soldados
en el seco verano de ese año,
ese viaje impensable para otros. De inmediato
vimos que había crecido nuevamente y estuvimos hablando del asunto.
Pero hubo muchos que se quedaron cómodos
sorteando en sus hamacas los calores
y soñando en la muerte de Juanito.
Siempre han estado allí, siempre a la sombra
pero de vez en cuando se levantan
de sus sueños malditos viendo cómo lo ensucian, ellos,
los que nunca supieron defender con un rifle
las fronteras amadas que cuidan de sus hijos, haciendas y mujeres.
Los que no merecían ni merecen tener hijos, esposas,
mucho menos
que los sepulten en esta misma tierra.
Y todavía
se levantan de nuevo después de tantos años los mismos descastados,
los mentirosos llenos de lagañas, los que nunca pudieron
ni pueden
ni podrán
reducir un milímetro la altura de Juanito ni borrarle ese brillo de los ojos.
Porque nadie, nadie puede negar que fue valiente.
¡Ah, cómo soñaría William Walker acertarle
aunque fuera un balazo, un único balazo, un solitario
balazo en la cabeza y observar su cerebro destrozado,
su sangre irreprochable en media calle!
Pero ese
no era el destino de Juanito y por cada balazo que lo erraba
crecía por lo menos dos milímetros.
Parecía indestructible: no se ahogaba,
no caía del caballo ni lo mataba el cólera. ¡Era enorme!
Pero él y sus soldados derrotaron
a un enemigo sólido, tangible, y más tarde perdieron la batalla
frente a alguien tan pequeño que no pudieron ver jamás
pero que los mataba: una bacteria. Y sin saberlo,
le traían la peste a sus familias como un regalo trágico del viaje.
Nunca hubo en la historia de los pueblos desfile victorioso
más lleno de tristeza, con las carretas llenas de cadáveres,
patrióticos cadáveres que nunca más levantarían un rifle,
sostendrían un arado, cosecharían los frutos de la tierra.
Con todos ellos se devolvió Juanito y por todos lloraba.
Al poco tiempo tuvo que exiliarse, cuando sus enemigos se fortalecieron;
pero no soportaba vivir lejos y pronto regresó, creyéndoles
a los traidores, a los mentirosos. Muy tarde comprendió lo que pasaba
y entonces fue más alto que ninguno:
no suplicó, no se puso a temblar cuando escribió las cartas, no maldijo.
Lo fusilaron y él aceptó su muerte como aceptó su vida:
de pie frente a las balas.
Por desgracia esas balas sí acertaron. Todas, todas. Ni una sola falló.
Pero como eran nuestras, las recibió con gusto.

Marco como prosista

Aunque menos conocida esa faceta suya, Marco también escribió prosa —bastante de ella inédita—, entre la que figuran numerosos artículos de opinión publicados en la hoy extinta Revista Lectoresfundada y dirigida por el periodista turrialbeño Luis Alejandro Romero Zúñiga; posteriormente se le bautizaría como Turrialba Desarrollo.

En cuanto a la Campaña Nacional, ahí él escribió un artículo intitulado Los hijos de las peñas, en el cual argumentaba lo siguiente:

Decía el maestro Joaquín García Monge que «no somos hijos de las peñas», para significar que tenemos arraigo en esta tierra; quiero decir, padres, abuelos y bisabuelos enterrados aquí. El apego, que llaman. Pero, por desgracia, algunos compatriotas desnaturalizados no lo entienden así. De las maneras más cobardes y sucias, pretenden apearse a Juanito y compañía del justo pedestal en que los hemos puesto. Con mentiras, con “bromas” y chistes desafortunados intentan desprestigiarlos, ensuciarlos, demeritar su hazaña y su grandeza. Incluso se han atrevido a meterse con Juan Santamaría, negando su existencia o ridiculizando su muerte heroica. Dios los perdone”.

Antes de continuar, es pertinente indicar que Marco inició dicho artículo con la siguiente advertencia: “Hace tiempo he tenido la curiosidad de preguntarle a alguno de mis amigos historiadores cuáles son los hechos más detestables en nuestra vida como nación. Sería bonito levantar una lista de lo más sucio y lo más cobarde que hemos hecho los costarricenses. Esas cosas por las cuales se nos cae la cara de vergüenza, a pesar de los años transcurridos. Aunque, viéndolo bien, no tendría nada de bonito, pero sí sería muy instructivo. Porque de eso se trata: de aprender”.

Y, tras referirse a otros hechos deleznables, relataba que En estos días se cumplen 150 años de un fusilamiento muy diferente: el de don Juanito Mora y el general José María Cañas en Puntarenas, uno de los acontecimientos más asquerosos de nuestra historia. Perdón, asquerosos no es la palabra, pero en este momento no se me ocurre una más dura. Más insultante. Los valientes patriotas que condujeron a nuestras tropas en su hora más brillante, los que derrotaron a William Walker, esclavista maldito. Los que nos llenaron de orgullo y dejaron con la boca abierta a los filibusteros, que jamás esperaban encontrar combatientes tan dispuestos a morir por la patria. Nuestros mejores líderes fusilados por sus mismos soldados. ¡Vergüenza, deshonor! No hay abrasivo, detergente ni ácido que borre esa mancha. No habrá perdón para los asesinos”. Y, a continuación, afirmaba: “Pero a los que piensan que estas son cosas de otros tiempos, les tengo una noticia: estamos llenos de filibusteros y partidarios de filibusteros. Por desgracia nacidos en Costa Rica, con cédula y a veces pasaporte costarricense”.

Y, para concluir, de manera contundente, señalaba: “La historia debe servir para mejorar, para corregir los errores del pasado. La historia no debe ser arqueología, sino lección de vida. Tanto las cosas que nos enorgullecen, como las que nos llenan de oprobio, deben ayudarnos a corregir el presente y alumbrarnos el camino futuro. Pero esto no siempre funciona así: me cuentan que en un colegio privado de San José no conmemoran el 11 de abril, pero el 4 de julio hacen una Asamblea para explicar a los alumnos el significado de esa y otras fechas importantes para Estados Unidos. Al parecer, algunos profesores llaman a nuestra celebración «el día del empujón», en relación con el cuento de que el soldado Juan no fue voluntario, sino empujado por algún bromista, uno de esos chistes que solo les pueden hacer gracia a los que no tienen patria. Y solo ellos se ríen, los descastados, como se hubiera reído William Walker. Estos especímenes no merecen llamarse costarricenses”.

Aula Encendida Libertad artística en la cultura costarricense

La Asociación Internacional de Críticos de Artes – Costa Rica y el Ministerio de Cultura y Juventud, mediante la Benemérita Biblioteca Nacional le invitan a la actividad del ciclo Aula Encendida Libertad artística en la cultura costarricense. La actividad que será moderada por Alvaro Zamora Castro y contará con la participación de Elizabeth Barquero, Loida Pretiz, Pedro García, Philipp Anaskin.

La actividad se realizará el miércoles 9 de abril a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá en el Facebook: Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

Exposición «La Campaña Nacional. Historia y Arte»

La Academia Morista Costarricense, el Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional y el Museo Histórico Juan Santamaría, se complacen en invitarle a la inauguración de la exposición La Campaña Nacional. Historia y Arte, con la conferencia inaugural Historia, arte y literatura: la otra parte de la historia por el Dr. Luis Thenon.

La actividad será presencial el lunes 7 de abril a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/ y por el facebook Academia Morista Costarricense https://www.facebook.com/academiamorista/?locale=es_LA

La exposición estará abierta al público del 7 al 30 de abril, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.

Homenaje a la investigadora, curadora y profesora María Enriqueta Guardia Yglesias

El Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional, se complace en invitarle al Homenaje a la investigadora, curadora y profesora María Enriqueta Guardia Yglesias, por su aporte a la difusión y protección del patrimonio artístico costarricense.

La actividad será presencial el martes 8 de abril a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. 

Teatro infantil gratuito en la UNA

Del 3 al 6 de abril los más pequeños de la casa podrán disfrutar de manera gratuita de Tiliches, chunches y otros cachivaches, una obra de teatro infantil donde tres singulares seres de Tilichelandia presentan a su amigo Mr. Grip, un viejo músico hecho de varios objetos. Este invitado especial compartirá un regalo para el público, pero para lograrlo, primero necesitará escuchar tres historias que lo ayudarán a creer en sí mismo.

Esta obra fue creada y dirigida en el 2023 por el egresado de la licenciatura Randy Gutiérrez. “Tiliches, chunches y otros cachivaches, es una obra de teatro de objetos donde se combina el arte del pop-up y la manipulación de objetos para crear un mundo mágico y lleno de creatividad. El Proyecto Teatro UNA toma el reto de crear y mantener una obra de repertorio con temática infantil, que hable de temas importantes como: creer en uno mismo, amarnos por lo que somos y saber que todos tenemos un propósito en nuestras vidas”.

Teatro UNA y el Proyecto Teatro en el Campus de la Escuela de Arte Escénico, le traen la tercera temporada a cargo de Kendall Rojas González, Paola Vásquez Sandí, Saúl Miranda Barrantes y Alexa Calderón Mora, estudiantes del bachillerato en Arte Escénico.

Las presentaciones serán en el Teatro Centro para las Artes (CPA), ubicado en el campus Omar Dengo en Heredia. El viernes 4 a las 3 p.m. y sábado 5 y domingo 6 a las 11 de la mañana. La entrada es gratuita, pero el cupo es limitado. La obra es recomendada para mayores de 4 años y puede reservar su espacio llenante el formulario: https://bit.ly/4hZEh7b

Teatro UNA es un proyecto Integrado de la Escuela de Arte Escénico que busca a través de la Docencia, la Investigación y la Extensión, promover un espacio de formación profesional para los estudiantes de la carrera en Arte Escénico, quienes a través de procesos creativos de montaje y procesos de investigación escénica generan y comparten el conocimiento generado desde el bachillerato y la licenciatura con la comunidad nacional e internacional.

Fotos Reinaldo Amién
https://youtu.be/CIaAAr5BnWs

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica 

Exposición «Unidos por el color y la sensibilización artística

La Asociación Costarricense de Artistas Visuales y el Ministerio de Cultura y Juventud, por medio de la Benemérita Biblioteca Nacional, se complacen en invitarle a la inauguración de la exposición Unidos por el color y la sensibilización artística que contará con la participación de artistas de Comitivas Internacionales RELAC/ACAV Latinoamérica y El Caribe.

La actividad será presencial el jueves 3 de abril a las 4:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

La exposición estará abierta al público del 3 de abril al 14 de mayo, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.