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Corredor biológico Paso de las Lapas – Alternativas

El Programa de radio Alternativas, bajo el lema “pensar libremente, para construir un país y un mundo integralmente mejores», transmitió un conversatorio sobre el Corredor Biológico Paso de las Lapas el pasado 8 de setiembre. 

El panel de personas invitadas estuvo integrado por: 

  • Luis Ángel Salazar Oses – exfuncionario SINAC y enlace de corredores Biológicos.
  • Karol Murillo – presidenta del Comité Local CBPL.
  • Guillermo Espinoza – administrador Parque Nacional La Cangreja.
  • Luis Alvarado – gestor ambiental Municipalidad de Puriscal.
  • Pablo Gordienko – gerente general Macaw Lodge.
  • Esteban Fernández – docente CTP La Gloria.

En cuanto a sus orígenes, existe un programa de corredores biológicos del SINAC que inició a finales de los años 90. En este sentido, el SINAC ha venido trabajando en la creación de estos corredores como un complemento de las áreas protegidas, las cuales fueron salvaguardando bosques muy importantes para la protección de los recursos hídricos, de especies y de ecosistemas.  

Esta necesidad de proteger los ecosistemas surge a raíz de la predominancia de un modelo de desarrollo económico que prioriza la producción para la acumulación de capital sobre la importancia de las zonas de vida.  

Ahora bien, los corredores biológicos pretenden fortalecer áreas protegidas y su conectividad estructural y funcional, mantener los servicios ecosistémicos, así como establecer medidas de mitigación y adaptación al cambio climático. 

 El corredor biológico paso de las Lapas se encuentra entre dos áreas de conservación: el Área de Conservación Central (donde se encuentran territorios de Puriscal y de Turrubares), y el Área de Conservación Pacífico Central (el cual incluye el cantón de Garabito y manglares de Guacalillo). De esta forma, aproximadamente un 25% del territorio se encuentra protegido bajo alguna modalidad de protección. 

Las lapas son una especie clave para la conservación del medio ambiente y para la sociedad costarricense porque posee un valor cultural y simbólico y, además, actúa como sombrilla para la protección de otras especies. Es un gran ejemplo de que sí es posible restaurar los daños humanos a la naturaleza. 

Sin embargo, debido a que el corredor está integrado también por propiedades privadas, algunas de las mayores amenazas que enfrenta es la deforestación y la fragmentación del bosque, la degradación del suelo por cambios de uso inadecuado, la contaminación de fuentes de agua, la cacería ilegal y los incendios forestales.  

Es fundamental, dentro del trabajo que realiza el Comité Local del Corredor Biológico, que las personas habitantes de las distintas zonas que abarca el corredor biológico de las Lapas puedan comprender la importancia de recuperar el territorio; no solo por su indudable riqueza natural que es patrimonio nacional y de la humanidad, sino también porque representa una fuente de oportunidades socioeconómicas y de modelos de vida más sustentables.  

Para escuchar el conversatorio completo haga click en el siguiente enlace: https://fb.watch/n3mRPuHyog/.  

PUNTALITOS EN DISPUTA: ¿Qué es lo que comemos?

Canal Quince UCR y Programa Kioscos Socioambientales lanzan serie documental sobre soberanía alimentaria

Canal Quince UCR y el Programa Kioscos Socioambientales, tienen el gusto de invitar a la presentación de la cuarta temporada de la serie “Entramarnos por la defensa de la vida”, que ha sido nombrada “Puntalitos en disputa; ¿Qué es lo que comemos?”. Se trata de una producción televisiva que aborda perspectivas sobre soberanía, seguridad y justicia alimentaria.

La agricultura y la alimentación son parte esencial de los pueblos originarios y campesinos, son testimonio de nuestra evolución como comunidades y territorios. Desde hace algunas décadas, la industria alimentaria y el agronegocio ha profundizado su presencia en vastos territorios, acaparando tierras para la actividad monocultivista, despojando comunidades completas y fomentando el uso de paquetes tecnológicos y de agrotóxicos para hacer más “eficiente” la producción de alimentos principalmente para la exportación.

El modelo agroindustrial, contrario a lo que promueve, ha incrementado la desnutrición, el empobrecimiento y la exclusión a bienes comunes de la naturaleza, convirtiendo los campos cultivados de forma diversificada en desiertos verdes.

Por ejemplo, el alto costo en los precios de los granos básicos y la actual dependencia de la importación de los mismos en más de un 80%, especialmente en granos básicos, tiene raíces en decisiones políticas que iniciaron en la década de los ochenta, con una serie de transformaciones en la estructura socioproductiva, inacción estatal y falta de coordinación entre los sectores involucrados. La expansión de los monocultivos fundamentalmente para la exportación sin duda ha despojado a los territorios de las pequeñas y medianas parcelas que décadas atrás dedicaban las comunidades a la producción de alimentos. El área cultivable dedicada a la producción de alimentos se redujo en más de un 60% pasando a ser parte del modelo extractivista del monocultivo de exportación, que luego regresa enlatado al país.

Esta 4ta temporada televisiva de la serie documental “Entramarnos por la defensa de la Vida” que nombramos: “Puntalitos en disputa”, aborda perspectivas en torno a la soberanía, seguridad y justicia alimentaria, así como la urgencia de un compromiso necesario por parte de los gobiernos de turno para procurar el alimento sano, nacional y diversificado a toda la población, contrastando con la realidad de un sistema alimentario cada vez más transnacionalizado que responde a la lógica del agronegocio, implicando despojo para el sector campesino, costero e indígena, así como el consumo de agrotóxicos, por eso nos preguntamos: ¿qué estamos comiendo?

Hemos producido diez episodios que entrelazan experiencias comunitarias con testimonios y reflexiones sobre las diversas dimensiones que están alrededor de los procesos de producción, distribución y consumo de alimentos. Se abarca desde la defensa de la semilla criolla, las amenazas y riesgos que sufren los distintos grupos de polinizadores, las modificaciones de la estructura socioproductiva con la intensificación del monocultivo, el uso indiscriminado de agrotóxicos, la comida y la cultura, los mercados y las ferias del agricultor, las experiencias agroecológicas y los conceptos de seguridad, soberanía, justicia alimentaria.

La IV temporada obtuvo el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social con el otorgamiento de un presupuesto en el marco de la XVII Convocatoria del Fondo Concursable para el fortalecimiento de la Relación Universidad – Sociedad (2023-2025) lo que permitió realizar las giras para las grabaciones en distintas comunidades en todo el territorio costarricense. Se viajó a todas las regiones: Chorotega, Pacífico Central, Huetar Norte, Huetar Atlántica, Pacífico Sur y Región Central. De manera que en cada episodio se muestra una especie de mapeo audiovisual de experiencias agroecológicas de producción de alimentos, asociados a convicciones culturales y prácticas regenerativas y libres de tóxicos.

“Puntalitos en disputa” ofrece una vasta reflexión colectiva sobre: ¿qué es lo que comemos, de dónde viene y cómo ha sido producido? Comparte con la audiencia datos importantes que invitan a reflexionar qué hay detrás de cada plato de comida.

Este lunes 18 de septiembre a las 10 de la mañana en el Auditorio de la Facultad de Educación se realizará el lanzamiento y estreno de la temporada con la proyección de uno de los episodios y con la intervención del equipo de producción tanto de Quince UCR como de Kioscos Socioambientales, así como algunas de las personas protagonistas de los documentales. Será un encuentro que provoque la discusión y reflexión y que promueva el seguimiento a la transmisión de la temporada por televisión abierta y en la plataforma de streaming de Quince UCR.

Pretendemos con esta temporada que cada persona de la audiencia sienta un compromiso a reflexionar acerca de: ¿Qué es lo que comemos?

Esta temporada podrá ser apreciada por la audiencia en la programación regular de Quince UCR en señal abierta todos los lunes a las 8 de la noche con repetición el domingo siguiente a las 6:30 de la tarde. A partir del lunes 18 de septiembre y hasta noviembre. También pueden verla y compartirla desde la plataforma de streaming UCRQ.

Movimientos sociales de Colombia solicitan apoyo para que la Corte ratifique el Acuerdo de Escazú

Un documento enviado a SURCOS señala:

“Hacemos un llamado al Movimiento Social, Ambiental, Ecologista, Animalista, de Derechos Humanos y de la Naturaleza de Colombia y de América Latina y El Caribe, para exigirle a la Corte Constitucional de Colombia que sea célere, efectiva, eficiente y respetuosa del debido proceso constitucional; en el marco de la revisión de constitucionalidad que está realizando del Acuerdo de Derecho Internacional Ambiental: Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe adoptado en Escazú, Costa Rica, el 4 de marzo de 2018.

La recolecta de firmas se realiza en el formulario que se encuentra en este enlace.

De acuerdo con la petición expresada en el párrafo que compartimos, le invitamos a leer el documento, firmarlo, y de ser posible, compartirlo.

Más de 50 mil personas firman petición para prohibir clorotalonil en Costa Rica

  • “Hay grupos locales que con el apoyo de la industria agroquímica nos han acosado, intimidado y amenazado”

  • “El gobierno podría retrasar la prohibición si no sienten presión”

Una petición en línea firmada por 51.926 personas de todo el mundo, solicita a la Asamblea Legislativa aprobar el proyecto de ley de Expediente 23783 sobre la regulación de plaguicidas altamente peligrosos y al Poder Ejecutivo, “implementar las ocho recomendaciones del Informe Técnico Clorotalonil”, que incluye su prohibición del agroveneno.

Según la solicitud, el agroquímico está prohibido en 32 países “pero en vez de sacarlo del mercado, compañías europeas como Syngenta nada más lo venden en países del sur global como Costa Rica”.

La petición está encarnada en Isabel Méndez, vecina y lideresa en la defensa del agua en Cipreses de Oreamuno de Cartago, un pueblo pequeño en Costa Rica cuya agua está contaminada de moléculas degradadas del pesticida cancerígeno clorotalonil. Isabel, al igual que otros vecinos de la zona, están siendo afectados y continúan recibiendo agua en cisterna desde hace casi un año. Sin embargo, hay que recordar que los primeros análisis que dieron presencia de derivados de clorotalonil fueron a finales del 2021 (Se confirma contaminación con agroquímicos en el agua de Cipreses Cartago (ucr.ac.cr)).

Si bien se desconoce desde cuando está contaminada el agua, la misiva firmada asegura que “Desde hace 9 años varias mujeres de Cipreses y yo (Isabel) hemos estado luchando para que se prohíba, y ahora finalmente estamos logrando lo que tantas veces nos pareció imposible: ¡La sala constitucional de Costa Rica le ha dado seis meses al Poder Ejecutivo para prohibir el clorotalonil!” Sin embargo, los miles de personas firmantes aseguran que “el gobierno podría retrasar la prohibición si no sienten presión”.

Han sido años difíciles en Cipreses como cuenta Isabel: “además de no tener suficiente agua, mi hija Fiorella tuvo pólipos a los 16 y ahora ha perdido su olfato y gusto. Mi vecino tiene cáncer en la lengua, y a varias personas jóvenes les han diagnosticado cáncer estomacal. No es normal tener tanta enfermedad en un pueblo tan pequeñito, y desde que las pruebas de laboratorio confirmaron que el agua está contaminada, el gobierno nos ha dicho que no debemos tomar el agua del grifo”.

Además, como es cada vez más común en la región Latinoamericana, las personas defensoras del ambiente, aseguran que: “hay grupos locales que con el apoyo de la industria agroquímica nos han acosado, intimidado y amenazado de muerte por nuestro activismo”.

Eso no asusta a Isabel ni a su grupo Frente Eco Cipreses pues insiste que “seguimos luchando porque el problema va más allá de Cipreses: ya sabemos que hay otras nacientes contaminadas, en zonas donde se cultiva el 80% de los vegetales que consumen la población de Costa Rica, y es probable que haya muchas más. No podemos seguir dejando que Syngenta use a países de América Latina y África de basureros químicos para botar productos que por ley ya no pueden vender en Europa”.

Este año se denunció que una comunidad vecina Santa Rosa de Oreamuno también tiene sus nacientes contaminadas con derivados del mismo veneno afectando a miles de personas (Kioscos UCR, 24-3-23). Lo más grave que según un Informe de los Ministerios de Salud, de Ambiente y del AyA fue clave para que la Sala Constitucional solicitará la prohibición del clorotalonil en junio pasado en la zonas vecinas de Cartago. Había alrededor de 65.000 personas que dependían de suministros de agua en “las mismas condiciones”, con una agricultura tan cercana a las fuentes de agua que estaba “afectando la calidad del agua” y generando “una probabilidad muy alta de contaminación por el uso de los productos químicos».

La petición es impulsada por la organización Ekō, una comunidad formada por más de 22 millones de personas de todo el mundo: “comprometidas con la tarea de frenar el creciente poder de las corporaciones. Queremos que las empresas, de las que somos compradores, trabajadores e inversionistas, respeten el medio ambiente y la democracia, y traten bien a sus empleados”.

Ver y firmar petición en: https://actions.eko.org/a/costa-rica-prohibid-este-pesticida-cancerigeno?sp_ref=816890036.99.227456.f.691167.2&referring_source=whatsapp&source=fb

Elaborado con apoyo del proyecto Geografía y Diálogo de Saberes: Análisis de la conflictividad socioambiental en territorio rurales de Costa Rica (ED-3526) del Programa Kioscos socioambientales y la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica.

«Este sentir es por lo nuestro». Comunidad La Gamba

“Este sentir es por lo nuestro. Y lo nuestro es tangible: son nuestros recursos naturales, son nuestros bosques, son nuestros mares, son nuestras ballenas” -Marcos Villegas Castro.

Como parte de la temporada de Tertulias 2023: «Sol Lucet Omnibus», el viernes 25 de agosto se transmitió la décima Novena Tertulia: «Importancia de los Servicios y Actividades no Esenciales (SANE) en el Parque Nacional Piedras Blancas para la comunidad de la Gamba de Golfito», en vivo desde Golfito.

La tertulia fue llevada por:

  • Ronald Moya Díaz – Presidente Asociación Desarrollo Integral La Gamba, Golfito.
  • Gilberto Cerdas Franco – Guía Turístico y Miembro Comité Turismo La Gamba, Golfito.
  • Marcos Villegas Castro – Secretario Asociación Desarrollo Integral La Gamba, Golfito.

Como anfitrión participó: 

  • Régulo Solís Argumedo – Jefe de la Sede Dr. Celedonio Ramírez R. de la UNED de Guápiles.

En primer lugar, antes de comenzar la tertulia, se presentó un audiovisual corto donde Maritza Sánchez Porras, vecina de la Comunidad de la Gamba, comenta que desde hace 3 meses, la comunidad fue preparándose para el tercer festival ambiental, el cual celebran cada año. Asimismo, en este Festival Ambiental participan diversas comunidades con talleres sobre cómo cuidar el medio ambiente, y con la oferta de sus productos.

De regreso a la tertulia, Régulo comenta que la comunidad de La Gamba se encuentra adyacente al Parque Nacional Piedras Blancas, quien ha manifestado interés en participar de los beneficios sociales y económicos que genera un Parque Nacional. En ese sentido, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación tiene figuras que permiten la participación de la comunidad en la gestión de las distintas áreas de vida silvestre.   

Como forma de introducción al proceso que ha llevado a cabo la comunidad para lograr establecer la concesión para gestionar los servicios y actividades no esenciales, Marcos Villegas aborda el contexto histórico. En este sentido, menciona que desde el año 1994, surgió un movimiento ambiental que estuvo siempre respaldado por las asociaciones de desarrollo, denominado “Movimiento socioambiental para el desarrollo”. 

Durante esa época, expresa Marcos, dieron luchas importantes contra una compañía forestal canadiense que iba a instalarse en el Golfo Dulce para construir un astillero de árboles de melina. La comunidad logró detenerla gracias a una iniciativa civil. Posteriormente, el flagelo de la deforestación, en 1997, con grandes compañías nacionales que buscaban despoblar totalmente la Península de Osa y también, a través de los comités de vigilancia de los recursos naturales, las comunidades dieron la lucha y lograron minimizar esos daños.

Asimismo, participaron en mitigar las medidas en contra de la fauna. Las comunidades como grupos organizados, se dieron la tarea de gestar un desarrollo autóctono. Desde ese momento, vislumbraron la posibilidad, con la creación del Parque Nacional Piedras Blancas, de crear una figura de manejo compartido, una cogestión del área silvestre protegida que estaba creándose para que las comunidades participaran de sus labores; inclusive de protección.

De este modo, las comunidades realizaron visitas a otros lugares donde se desarrollaban experiencias similares, para visualizar e implementar algo similar. Sin embargo, hoy en día, Marcos señala que las comunidades no lo han podido lograr, y siguen viendo los parques nacionales muy lejos de constituir un desarrollo para ellas. Por ello, la meta de la Asociación de Desarrollo Integral La Gamba es hacer esto realidad: que estos sean gestores activos de la sociedad civil en el manejo de un área silvestre, la cual es patrimonio de toda la humanidad. 

Antes del 2020, año que comenzó la denominada figura de los servicios no esenciales, la comunidad ya había comenzado a celebrar el festival ambiental con el fin de concientizar a la población así como invitar a los personeros del área de conservación para que les ayudara en dicha gestión. Los festivales ambientales continuarán siendo organizados, según señala Ronald, hasta que la figura de servicios no esenciales y el manejo compartido sea una realidad para la comunidad La Gamba.

Bajo la misma línea, según Ronald Moya, Marino Ballena se constituyó como Parque Nacional y con los servicios compartidos con el MINAE gracias a una ley vigente con la cual, la comunidad La Gamba podría luchar por acceder a obtener los servicios no esenciales. De igual forma, Gilberto añade que las personas que tienen microempresas y proyectos se verían muy beneficiadas, a través del desarrollo del turismo en la zona.  

A modo de ejemplo de experiencias similares en el eco-manejo comunitario, Régulo menciona al Refugio de vida silvestre Gandoca Manzanillo y el Parque Nacional Cahuita, las cuales tienen años de ser gestionadas por las personas de la comunidad de forma exitosa, pero desconocida para personas externas. 

Según Régulo, uno de los mitos que lograron desmentir al visitar dichas áreas protegidas es la creencia de que, si las comunidades vecinas llegan a ser gestoras, las áreas van a sufrir un deterioro.

Al contrario, lo que encontraron en Manzanillo y en Cahuita fueron zonas altamente protegidas y debidamente gestionadas con un mantenimiento de primer orden las cuales generan empleo e invierten en la comunidad. Además, el aporte voluntario al ingresar, debidamente registrado, es un presupuesto que permite cuidar de las zonas. Conocer experiencias como estas es importante porque son las evidencias que se tienen en pro del ambiente.  

Ahora bien, en cuanto a la posición que tiene el Sistema Nacional de Áreas de Conservación respecto a las gestiones hechas por la comunidad La Gamba, Marcos comenta que no existe una gestión con las comunidades para que estas puedan agilizar el proceso y poder acceder a los servicios no esenciales. Aún existe el mito entre las instituciones de que las comunidades tienen mentalidad de “banana república”, a quienes no se les considera como gestores de su propio desarrollo. Esa también es una lucha que las comunidades están dando. 

Otro reto presente es el interés por la privatización del Parque y la compra de tierras por parte de empresas grandes, lo cual erradicaría a la comunidad. 

Tal y como Marcos señala, a pesar de los constantes intentos de entes externos por apropiarse de los recursos, existe una gran conciencia entre las personas vecinas de que los recursos naturales son de todos, y que hay que defenderlos. Y que si bien es importante abrirse hacia cosas nuevas, hay que hacerlo con mucho cuidado.

En este sentido, Rolando hace un llamado a las universidad públicas para que apoyen  a las comunidades en estas luchas.

Para poder avanzar, señala Marcos, es necesario sacudir la inutilidad institucional, no solo del SINAC sino también del gobierno municipal, el cual debe tomar en cuenta que los recursos naturales son la base de todo cantón, así como establecer políticas que fomenten la participación de las organizaciones y la población en este tipo de temas.

Por su parte, la comunidad La Gamba ha hecho su parte, al organizar campamentos juveniles en el parque, jornadas de protección con los guardaparques, limpiar los senderos, visitar y proteger el Pez Aguja y al avistamiento de ballenas y tortugas. 

Tal y como señala Gilberto, la lucha por los servicios no esenciales no es solo para la comunidad La Gamba, sino para todo el pueblo de Golfito y de sus alrededores, para que traiga desarrollo y sensibilización a las nuevas generaciones y que participen activamente de su gestión. Pueden ver detalles en los espacios virtuales de la UNED:

YouTube: https://www.youtube.com/c/unedguapiles16/live

Facebook: https://www.facebook.com/unedguapiles/live 

 

Imagen ilustrativa.

Entramarnos por la defensa de la vida – Puntalitos en disputa

Quince UCR y el Programa Kioscos Socioambientales, se complacen en invitar a la presentación de la 4ta temporada de la serie Entramarnos por la defensa de la vida.

Puntalitos en disputa es una temporada que reflexiona acerca de la soberanía alimentaria.

Lunes 18 de septiembre 10:00 am

Auditorio de la Facultad de Educación, UCR

Habrá una Feria Agroecológica con algunas personas protagonistas de la serie.

Transmisión por Quince UCR

¡Les esperamos!

¡Prohíban el clorotalonil!

Soy Isabel y vivo en Cipreses, un pueblo pequeño en Costa Rica, y les escribo porque el agua de nuestra comunidad está contaminada de un pesticida cancerígeno y en nuestra vecindad la gente se está enfermando. Tenemos una solución, pero necesitamos ayuda urgente.  

El químico se llama clorotalonil y está prohibido en 32 países, pero en vez de sacarlo del mercado, compañías Europeas como Syngenta nada más lo venden en países del sur global como Costa Rica.

Desde hace 9 años varias mujeres de Cipreses y yo hemos estado luchando para que se prohíba, y ahora finalmente estamos logrando lo que tantas veces nos pareció imposible: ¡La sala constitucional de Costa Rica le ha dado seis meses al Poder Ejecutivo para prohibir el clorotalonil!

Pero el gobierno podría retrasar la prohibición si no sienten presión. Por eso hemos creado esta petición y necesitamos que todas las personas posibles la vean y la firmen. Luego vamos a trabajar con Ekō para llevar todas las firmas directamente a los ministros. ¿Nos podrías ayudar a lograrlo?

Han sido años difíciles en Cipreses. Además de no tener suficiente agua, mi hija Fiorella tuvo pólipos a los 16 y ahora ha perdido su olfato y gusto. Mi vecino tiene cáncer en la lengua, y a varias personas jóvenes les han diagnosticado cáncer estomacal. No es normal tener tanta enfermedad en un pueblo tan pequeñito, y desde que las pruebas de laboratorio confirmaron que el agua está contaminada, el gobierno nos ha dicho que no debemos tomar el agua del grifo. 

Y como si todo eso fuera poco: hay grupos locales que con el apoyo de la industria agroquímica nos han acosado, intimidado y amenazado de muerte por nuestro activismo. 

Pero por más difícil que sea, seguimos luchando porque el problema va más allá de Cipreses: ya sabemos que hay otras nacientes contaminadas, en zonas donde se cultiva el 80% de los vegetales que consumen la población de Costa Rica, y es probable que hayan muchas más. No podemos seguir dejando que Syngenta use a países de América Latina y África de basureros químicos para botar productos que por ley ya no pueden vender en Europa. 

Por eso la corte constitucional ha dictado que se debe prohibir el clorotalonil, y además han publicado recomendaciones para asegurar el bienestar de quiénes se dedican a la agricultura. El proceso de prohibición les daría chance de agotar sus existencias, les apoyaría en la transición a alternativas existentes y pondría incentivos económicos para la producción de alternativas nuevas. 

Entonces no hay razón alguna para no prohibirlo, ¡y estamos muy muy cerca de ganar! Pero ahora todo depende de cuánta presión sientan nuestros líderes. Si cada persona recibiendo este correo firma la petición y la comparte, podríamos ganar en Costa Rica y además causar un efecto dominó para prohibir el clorotalonil en toda América Latina. ¿Te unes?

Desde Cipreses, queremos dar las gracias a todos las personas que forman parte de Ekō por todo lo que hacen para apoyar comunidades como la nuestra y que todo el tiempo están esforzándose por construir un mejor mundo para todas las personas.

Haga click aquí para decirle al gobierno de Costa Rica: ¡Prohíban el clorotalonil!

No era un “cholillo” quien se ahogó en el río Duchí

Por Osvaldo Durán-Castro/Sociólogo ITCR-ecologista FECON

El río Duchí es un poderoso animal de agua que nace en el Valle Las Morrenas en Duchí tuä, la cima del cerro Chirripó.  De ahí baja en medio de las montañas que sólo los cabécares de Alto y Bajo Chirripó conocen.  Su agua, inimaginablemente transparente, se desliza en medio de la selva sin humanos. Más abajo, el Duchí se mueve sinuoso entre las comunidades cabécar que nacieron y viven a su paso.  Esta gente se sirve comida de él, lo utiliza, lo quiere y lo respeta.  El Duchí no es una “cosa”, es el “Ri” que permite a la gente convivir con él.  La cultura y la vida cabécar no serían posibles sin el Duchí. 

Pero desde Namaldí en Bajo Chirripó hacia el Caribe, el río sufre una enfermedad terminal porque los bosques que lo flanqueaban no lograron detener la arremetida de las trochas, los tajos y los bananales.  Allí su agua se torna sucia, contaminada e inservible.  El ecosistema limpio del río desaparece y se convierte en un callejón lodoso de humus, suelos lavados y sedimentos venenosos.  Su cauce está drenado y saqueado, y la maquinaria es la que esculpe violentamente su lecho y sus paredes.

Igual que en todo el planeta, en el Duchí, los pueblos se hicieron y se quedaron al lado de los ríos.  Pero a pesar de que la gente indígena sabe escucharlo, mirarlo y leerlo, el río puede resultar impredecible y tornarse en extremo peligroso.  En muchos tramos del río la gente no tiene otra opción que lanzarse a cruzarlo sin más ayuda que un palo para apuntalarse entre las piedras y los remolinos.  Las aguas que parecen mansas tienen una fuerza distinta a las de otros ríos como las de su vecino Jaküi/Pacuare y las de muchos otros ríos más cortos y quebradas que fluyen y se le suman desde las montañas que conducen a alta Talamanca.  Lo indómito del Duchí tampoco se muestra en otros tantos ríos que le llegan desde las cumbres y montañas que hacen de parteaguas con la cuenca del Jaküi.  Cruzar el Duchí es siempre un desafío que sólo la gente cabécar sabe enfrentar, y sin embargo muchas veces ese riesgo les cuesta la vida.  Cuando el río verdaderamente crece es un animal temerario.

En Tsineklarí/Roca Quemada hay un puente de hamaca para las personas, animales domésticos, motos y cuadraciclos, que da paso hacia las comunidades del lado de Limón. Pero de ahí hacia arriba, hasta Ñari Ñak, la siguiente pasarela consiste en un cable de lado a lado del río sostenido con cimientos de concreto del que cuelga un “cajón” de metal en el que pasan hasta 5 personas, productos como bananos, plátanos, otros alimentos y algunos animales como perros y gallinas.

A falta de paso seguro para ir al colegio de Ñari Ñak, por ejemplo, los estudiantes de algunas familias de Blori Ñak caminan hasta Kabébata/Quetzal.  A cualquier yukosa/no indígena desacostumbrado a caminatas rudas, ese trayecto le tomaría no menos de 5 horas por una subida extrema.  A algunos indígenas, como Albeiro García Brenes, que cursa el octavo año y sube todos los días, le toma 1 hora con 40 minutos. El regreso a su casa lo hace en menos.  El peligro actual y la memoria hacen que la familia de Albeiro prefiera esas caminatas diarias al riesgo de cruzar el río colgado de un cable.  En diciembre de 2023 se cumplirán 10 años del día en que su papá cayó al río cuando el artesanal e improvisado mecanismo de “rola” o rueda para deslizarse en el cable de metal y un pedazo de mecate a modo de hamaca falló.  Sobrevivió con los pies molidos por el impacto en las piedras y muchos más golpes y volvió a su casa luego de muchas semanas hospitalizado.

Caminando algunas horas más sobre la misma ribera de Blori Ñak, al otro lado del río se divisan las comunidades Guatemala y Colonia.  Luego de pasar Shukebacharí, pero hasta mucho más arriba, todavía lejos del centro de Sinoli, está la siguiente pasarela. A diferencia del puente de hamaca de Tsineklarí, la pasarela que hay que usar para llegar a Sinoli es endeble e improvisada. De un lado tiene una armazón de metal a la cual está sujeto el cable.  La gente debe subirse en un pequeño e incómodo cajón de metal que hay que sostener mientras se aborda.  Luego se suelta y con algo de impulso se adentra un poco sobre el río.  Las ruedas de las cuales va guindando pareciera que se van a saltar el cable.  Cuando el impulso por el peso acaba hay que empezar a jalar un mecate para acercarse a la otra orilla y eso es un trabajo pesado.  Del otro lado, la armazón de recibo está hecha de simples palos traídos de la montaña.

Las “gradas” son palos irregulares también. Subir o bajar unos 5 metros para tomar o dejar el cajón es de por sí muy peligroso.  En prácticamente todas esas pasarelas sobre el Duchí, con las rolas permanentes, o con las que la gente lleva, o con los mecates, muchas personas han sufrido heridas de distinto tamaño y hasta se han amputado parte de alguno de sus dedos; esto incluye gente de todas las edades y hasta bebés de meses.  Las caídas al río desde los cables con mecates o cajones son el accidente más común y con frecuencia terminan en muerte.  Cuando el río está descomunalmente crecido, infunde miedo, demanda cuidado extremo y se convierte en un “mar” de peligro inminente de hasta doscientos metros de ancho.

En la ruta de subida hacia el lejano y altísimo Duchí tuä, ahora caminando del lado de Limón, la comunidad que sigue es China Kichá/Raíz de naranja, mismo nombre de otras comunidades cabécar en Talamanca y Pérez Zeledón.  Bastante más arriba de la pasarela y a la par del río, se ven la escuela y otros techos de China Kichá. Pero este pueblo queda al otro lado y hay que volver a cruzar el río.  Sin embargo, sólo está el cable porque el cajón está malo, según explican en cabécar 2 mujeres jóvenes que parecen de no más de quince años.  Ellas esperan un rato bajo la armazón de palos que sostiene el cable, conversan entre ellas y con nuestros compañeros de Blori Ñak, deliberan y luego empiezan a caminar río arriba por las piedras de la orilla como midiendo la fuerza de la corriente.  Tras intercambiar miradas entre ellas y con el río, parece que encontraron una ruta.  Luego de hacerse comentarios que no escuchamos, se lanzan a cruzar el Duchí. 

Calculan cada paso soportando la corriente, a veces se tambalean, se hunden entre las piedras y los remolinos, se hablan a gritos, se ríen y parecen asustadas, pero siguen.  Tratan de no separarse y terminan tocando la otra orilla muchos metros más abajo de donde iniciaron.  Nosotros avanzamos bastante más hacia arriba buscando que el río nos dé una tregua para cruzar, pero el Duchí nos engaña.  De lejos cada tramo parece tranquilo, pero al llegar los remolinos y las innumerables pequeñas cascadas se revelan poderosas y desafiantes a tal grado que luego de muchas entradas fallidas, simplemente desistimos.  Los cabécar siguen dispuestos a lanzarse, pero “los yukosa no pueden con el Duchí”.

Las 2 muchachas jóvenes se pierden en la montaña al otro lado del río en China Kichá.  A nosotros nos espera un regreso a Blori Ñak a marcha rápida de al menos 5 horas por los mismos trillos, caminos, trochas e inseguras pasarelas.  En ese retorno nos topamos a 6 personas que vienen a paso ligero y silencioso desde Tsineklarí donde encontraron al muchacho que se había ahogado 5 días antes.   Son parte de su familia.  Era un hombre joven que necesitaba cruzar el río para ir a trabajar, pero no tuvo la suerte de las 2 jóvenes.  No era un “cholillo”.  Era una de las muchísimas personas que todos los días y a cualquier hora, no tienen alternativa y deben arriesgar su vida debido a la ausencia de puentes que permitan el paso seguro.  Desde Sonoli, el Duchí se llevó su cuerpo hasta Tsineklarí.

En Grano de Oro, el yukosa que habló de esta muerte no se refirió a “una persona” sin importar quién fuera, ni menos a un indígena cabécar ahogado, sino de un “cholillo”, sin comprender el peso violento y racista de su expresión.  Simplemente soltó la frase grosera con la “naturalidad” propia de quien vive en una sociedad discriminatoria y descalificadora; una sociedad racista.  Todavía para mucha gente, aunque los tenga de vecinos, los indígenas son personas inferiores y los tratan como si lo fueran.  Muchas de esas expresiones y prácticas actuales nos hacen pensar que vivimos como si el tiempo no hubiera transcurrido y estuviéramos ante cualquier supremacista blanco de hace décadas o siglos cuando nuestros indígenas eran cazados como si fueran bestias. Algunos connotados racistas y traficantes de seres humanos como Fitz Roy, el explorador colonialista inglés de la Patagonia y Tierra del fuego en Argentina y Chile, y su compañero Charles Darwin, capturaban indígenas y hablaban de éstos como “feroces y sucios salvajes” y “criaturas apenas superiores a la creación bruta”.  Darwin, tal vez el más conocido científico inglés, llegó a decir que “…no he visto en ninguna parte criaturas más abyectas y miserables”, para referirse a los “fueguinos” del sur del continente americano.  Ese mismo desprecio, con variantes, lo practican hoy muchas personas en la calle y en dependencias públicas y privadas de Costa Rica.

Si los cabécares de Alto Chirripó tuvieran puentes, al menos puentes de hamaca, podrían conectarse entre sí con seguridad y podrían llegar a los caminos para trasladarse hacia Turrialba.  Aunque no puedan pagar 25.000 o 30.000 colones para subir en carro hasta por lo menos Grano de Oro, con esos puentes vivirían mucho mejor.

En cuanto a los caminos, algunos están mejor que hace unos años.  Desde Grano de Oro hasta Tsineklarí por Tsipirí, Jokbata y Dikokloriñak, se puede llegar sin problema.  La ruta Grano de Oro por Kabebata/Quetzal hasta Blori Ñak también es transitable, pero con lluvias fuertes queda inhabilitada rápidamente, lo mismo ocurre con el camino hasta Shukebacharí.  Esas rutas y sus pueblos son sitios de paso y entrada a muchas más comunidades tanto del lado de Cartago como del lado de Limón, como Jokbata, Dikokloriñak las mismas Tsineklarí y Blori Ñak, Ñari Ñak, Guatemala, Colonia, Shukebacharí, Sinoli, China Kihá y muchas más. 

Si esos pueblos contaran con puentes para cruzar el río se evitarían muchos accidentes, muertes, desplazamientos agotadores de horas para ir a estudiar, recibir alguna atención médica, comprar alimentos, trasladar productos, etc.  Desgraciadamente murió otra persona y puede que no sea la última.  No era un “cholillo”.  Era un habitante de Costa Rica, un indígena trabajador.  No andaba borracho, que es lo que casi siempre se dice, pero no pudo medir el peligro.  Si existiera un puente, aunque fuera un puente de hamaca, él no habría muerto.  Y tan racistas son las expresiones grotescas sobre su muerte, como el abandono material de la institucionalidad costarricense con el pueblo cabécar de Alto Chirripó y con los demás pueblos originarios.  El racismo es un problema social de Estado, de toda la institucionalidad y no es con ayudas puntuales, o con caridad, como se subsanarían carencias tan elementales como puentes de hamaca para que la gente no viva en riesgo inminente y permanente.  Se requiere asumir responsabilidad para hacer esas inversiones mínimas.

A pesar de las tragedias irreparables, el río Duchí sigue siendo indispensable y fundamental para la vida de la gente cabécar, pero hasta tanto no existan condiciones seguras para cruzarlo, también seguirá siendo un peligro irremediable.  Dentro del territorio cabécar el Duchí es entonces una amalgama de vida natural verde y animal ilimitada, belleza indescriptible y fuerza descomunal que cobra vidas humanas.

Fotos aportadas por el autor.

Comisión Legislativa de Ambiente investigará Plan Regulador de Talamanca

En la sesión de Comisión del día de ayer 30 de agosto, se votó unánimemente una moción del diputado Ariel Robles para abrir una investigación sobre el polémico Plan Regulador Costero del cantón Talamanca.

La moción solicita “abrir un expediente de investigación que indague sobre la metodología, el procedimiento y los criterios técnicos y científicos que se utilizaron por la Municipalidad de Talamanca y las demás entidades públicas involucradas para generar dicho Plan Regulador”.

Para el diputado proponente “dicho proyecto ha generado total oposición de las comunidades y numerosas organizaciones no gubernamentales con el objetivo de salvaguardar el recurso hídrico en el lugar, evitar la densidad de construcción en áreas de alta fragilidad ambiental, entre otras posibles afectaciones al medio ambiente”.

Recalca que “dicho Plan Regulador también existe la posible violación al constitucional derecho de participación ciudadana y el derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado”.

El Diputado Robles recuerda que “la Municipalidad de Talamanca publicó un Plan Regulador Costero, que, de acuerdo a su propuesta, podría permitir el cambio de uso de suelo en los sectores boscosos, colocando en riesgo inminente la biodiversidad del lugar”.

Si bien la fracción de Liberación Nacional quiso que este tema se discutiera en la Comisión Legislativa de la provincia de Limón, el diputado fue vehemente que sin importar el color político la Comisión de Ambiente es el lugar temático que corresponde y que hasta el día de hoy la comisión ha tenido una práctica abierta y unánime de llevar a cabo este tipo de investigación, como también lo señaló el mismo presidente de la Comisión, el diputado Gilberth Jiménez Siles.

Finalmente, por unanimidad fue votada con 6 votos a favor por las y los diputados: Gilberth Jiménez Siles, Kattia Cambronero Aguiluz, Oscar Izquierdo Sandí, Manuel Morales Díaz, Katherine Moreira Brown y Ariel Robles Barrantes.

Dentro de las principales preocupaciones que han expresado los distintos grupos comunales como los COVIRENAS del Caribe Sur, Movimiento Cahuita Unida, Asociación de Desarrollo Integral del Territorio Indígena de Kéköldi (ADITIK), se señalan: (i) el desconocimiento de información técnica que busca garantizar la adecuada protección de los ecosistemas de humedal; (ii) que se planifica un área sin conocer los límites reales que tendrá el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo por encontrarse estos en proceso de oficialización a causa de una acción de inconstitucionalidad resuelta en el 2019, ni los límites definitivos del Territorio Indígena Kekoldi-Cocles los cuales se encuentran en proceso de devolución a este pueblo originario; (iii) que se impulsa un desarrollo turístico que viene a ejercer presión sobre los mantos acuíferos y el recurso hídrico a pesar de que las instituciones competentes en la materia han afirmado que existe escasez; (iv) el nulo reconocimiento de la crisis climática y sus impactos principalmente sobre la erosión de las costas del Caribe sur; (v) la débil participación de la sociedad civil y la no-consulta del territorio Kekoldi-Cocles; y (vi) el notorio tráfico de influencias que ha impactado el proceso, entre muchas otras cosas.

Ver video de votación,en minuto 1:54:46 / 2:16:11 y moción adjunta.

Elaborado con apoyo del proyecto Geografía y Diálogo de Saberes: Análisis de la conflictividad socioambiental en territorios rurales de Costa Rica (ED-3526) del Programa Kioscos socioambientales y la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica.

Ríos: memoria que fluye – invitación de aniversario

A un año del lanzamiento de la serie documental Ríos: memoria que fluye, les invitamos a visitar el siguiente enlace:

https://www.ucrq.tv/search?q=r%C3%ADos%20memoria%20que%20fluye, en el que encontrarán los diez episodios que conforman esta producción con contenido crítico, en clave de memoria histórica y relatos de defensoras y defensores de los ríos.

Esta serie es un llamado a la acción y la reflexión, pero también, un material educativo relacionado con las experiencias de los territorios y sus luchas.

Una producción de Canal Quince UCR y el Programa Kioscos Socioambientales.