Costa Rica: Un gobierno que se olvidó de lo social, la educación, la salud y la seguridad

Gabriela Bolaños

Gabriela Bolaños

En los últimos años, Costa Rica ha sido un faro de estabilidad y bienestar en América Central, conocido por su compromiso con la educación, la salud y la seguridad social. Sin embargo, en la actualidad, muchos ciudadanos sienten que su país se está desmoronando bajo el peso de un gobierno que parece haber olvidado sus responsabilidades fundamentales. La crisis en los sectores sociales, educativos, de salud y de seguridad es evidente y alarmante, y plantea serias preguntas sobre el futuro del país.

La educación: un pilar en peligro

Históricamente, Costa Rica ha sido un ejemplo a seguir en términos de educación. Con una inversión significativa en este sector, el país logró tasas de alfabetización superiores al 97% y una educación pública accesible para todos. Sin embargo, en los últimos años, los recortes presupuestarios y la falta de inversión han comenzado a socavar este pilar fundamental.

Las escuelas públicas enfrentan una escasez de recursos, lo que se traduce en infraestructuras deterioradas, falta de materiales didácticos y una creciente carga de trabajo para los docentes. Muchos educadores se sienten desmotivados y subpagados, lo que afecta directamente la calidad de la enseñanza. La brecha entre la educación pública y privada se amplía, dejando a los estudiantes más vulnerables en una situación de desventaja.

La salud: un sistema en crisis

El sistema de salud costarricense ha sido durante mucho tiempo un modelo en la región, pero actualmente se enfrenta a desafíos sin precedentes. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), responsable de la atención médica pública, se encuentra al borde del colapso. La falta de personal médico, el aumento de las listas de espera y la escasez de medicamentos son solo algunas de las preocupaciones que han surgido en los últimos años.

Los recortes en el presupuesto de salud y la falta de atención a las necesidades de los trabajadores de la salud han llevado a un agotamiento generalizado en el sector. Los médicos y enfermeras, que antes eran considerados héroes, ahora enfrentan condiciones laborales precarias y salarios que no reflejan su arduo trabajo. La pandemia de COVID-19 expuso aún más las debilidades del sistema, y muchas personas ahora se sienten desamparadas al buscar atención médica.

La seguridad: un reto creciente

La seguridad ha sido otra área donde el gobierno ha fallado en brindar la protección que los ciudadanos merecen. A medida que la delincuencia y la violencia han aumentado, muchos costarricenses sienten que su seguridad está en peligro. Las estadísticas de criminalidad han mostrado un incremento alarmante en delitos como el robo, el narcotráfico y la violencia doméstica.

La falta de recursos para las fuerzas policiales y la ineficacia de las políticas de seguridad han dejado a la población vulnerable. Los ciudadanos se sienten cada vez más inseguros en sus comunidades, lo que ha llevado a un aumento en la percepción de que el gobierno ha perdido el control sobre la situación. La falta de confianza en las instituciones de seguridad ha generado un ciclo de miedo y desesperación.

Un gobierno desconectado

La desconexión entre el gobierno y la ciudadanía es palpable. Muchos costarricenses sienten que sus voces no son escuchadas y que sus necesidades no son atendidas. Las promesas de campaña sobre mejoras en la educación, la salud y la seguridad han quedado en el aire, y la frustración ha llevado a un creciente descontento social. Las protestas y manifestaciones han aumentado, reflejando un llamado a la acción por parte de un pueblo que ya no puede soportar la falta de atención a sus problemas más apremiantes.

El gobierno, en lugar de abordar estas preocupaciones, parece centrarse en intereses políticos y económicos que no benefician a la población en general. Las decisiones son tomadas sin consultar a los ciudadanos, y los recursos se distribuyen de manera desigual, favoreciendo a unos pocos en detrimento de la mayoría.

La esperanza de un cambio

A pesar de la situación actual, los costarricenses no han perdido la esperanza. La sociedad civil, organizaciones no gubernamentales y grupos comunitarios están trabajando arduamente para abordar estos problemas y buscar soluciones. La educación, la salud y la seguridad son derechos fundamentales que deben ser garantizados para todos, y la presión sobre el gobierno para que cumpla con sus responsabilidades es más fuerte que nunca.

La participación activa de los ciudadanos en la política y en la toma de decisiones es crucial para revertir esta tendencia. Es necesario que el pueblo exija rendición de cuentas y que los líderes políticos se comprometan a priorizar el bienestar social por encima de intereses personales o partidistas.

Conclusión

Costa Rica se encuentra en un punto crítico. Un gobierno que se ha olvidado de lo social, la educación, la salud y la seguridad está poniendo en riesgo el futuro del país. La crisis en estos sectores no solo afecta a las generaciones actuales, sino que también amenaza el legado de bienestar y paz que Costa Rica ha construido a lo largo de los años. Es hora de que el gobierno escuche a su pueblo y actúe con urgencia para restaurar la confianza y asegurar un futuro mejor para todos los costarricenses. La historia de Costa Rica no tiene por qué ser una de desesperanza; con un compromiso renovado hacia lo social, el país puede recuperar su rumbo y seguir siendo un ejemplo en la región.