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Covid-19: UNA colabora en abordaje de salud mental de la población

La solidaridad social y el apoyo mutuo son el mayor valor y el mejor recurso que tenemos los costarricenses para afrontar esta emergencia con nuestras familias y comunidades, afirma Raúl Ortega, representante de la Escuela de Psicología de la UNA en la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, y experto en intervención psicosocial en situaciones de emergencia y desastre.

El nuevo coronavirus representa una emergencia muy particular, con posibles implicaciones hacia los diferentes grupos poblacionales en condición de vulnerabilidad que hay en el país, entre los cuales se encuentra el personal de primera respuesta.

“Si bien es cierto que es posible desarrollar habilidades y recursos para trabajar sin consecuencias significativas en un entorno complejo como una emergencia o un desastre, todas las personas pueden estar expuestas a sentir malestar o a verse impactadas por las experiencias que tienen que abordar estos días, siendo estas consecuencias respuestas normales frente a una situación de alta exigencia emocional, cognitiva y corporal”, afirma el psicólogo Raúl Ortega, de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional (UNA) y representante de esa unidad académica en la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, coordinada por el Ministerio de Salud, durante esta emergencia sanitaria.

Además de participar en la labor estratégica que realiza esta Mesa Técnica de orientar las acciones en materia de salud mental y acompañamiento psicosocial para todo el país, Ortega –por su formación en intervención psicosocial en situaciones de emergencia y desastre- colabora en la coordinación con profesionales de otras instituciones (Ministerio de Salud, CCSS, CNE y UCR, principalmente) para la implementación de la Estrategia de Acompañamiento Psicosocial en grupos en condición de vulnerabilidad, así como la de un equipo que ha establecido los lineamientos para acompañar a profesionales del Ministerio de Salud, de la Línea 1322, y, otras instituciones públicas del país, en el autocuidado y el desarrollo de estrategias para afrontar las demandas de esta emergencia, la cual presenta características diferenciadas frente a situaciones críticas vividas en el pasado en nuestro país.

Posibles consecuencias psicosociales en una emergencia particular

En primer lugar, -destaca Ortega- se trata de una emergencia que ha afectado a todo el territorio nacional y no tiene una temporalidad establecida claramente; es decir, no se sabe exactamente cuándo va a terminar, lo que implica que su atención se mantiene de forma constante.

En el caso de los equipos de primera respuesta, que deben estar funcionando para abordar o reducir los efectos de la covid-19, no solo se exponen al rigor de la emergencia, sino también a jornadas de trabajo que pueden ser sobreextendidas, en las que deben hacer frente a situaciones de alta complejidad.

En segundo lugar, en la actual situación sanitaria, al estado de alerta que habitualmente se activa en una emergencia, se le suma la disminución del descanso y el miedo a contagiarse o ser fuente de contagio para otras personas. “De esta manera, las personas que tienen que salir a trabajar a la calle o estar en contacto con otros, para luego retornar a su casa, pueden sentir esa frustración y ese miedo de forma más significativa”, enfatizó el especialista de la Escuela de Psicología. Asimismo, otras personas pueden responder inapropiadamente por ese miedo, con conductas de odio y rechazo hacia profesionales de la salud o personas sospechosas o contagiadas por COVID-19.

En tercer lugar, es usual que las personas expuestas a las consecuencias de una emergencia o un desastre tengan una sensación de falta de control, la que en este caso puede ser más intensa, debido a la incertidumbre que rodea a la situación del nuevo coronavirus, tanto en el país como en el mundo.

Por último, dada la instrucción de mantener la distancia, en el caso de la covid-19, las personas pueden no disponer de los vínculos interpersonales, que en otras circunstancias, constituirían un recurso de apoyo físico y emocional para hacer frente a las posibles consecuencias de una situación de emergencia.

Frente a estas condiciones de sobrecarga emocional, el acompañamiento psicológico y psicosocial en esta emergencia con características tan particulares, es especialmente importante para facilitar a las personas el afrontamiento de esta situación. Y el equipo, coordinado desde la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, ha llevado adelante esta tarea, que también supone, en este caso, el reto de realizarla a distancia, por medios digitales o por teléfono, a diferencia de otras emergencias, en las cuales éste se hace de forma presencial, individualmente o en pequeños grupos, donde se pueden abordar directamente las necesidades o los efectos de la situación vivida.

Además, el especialista de la Escuela de Psicología considera relevante mencionar que, así como hay factores de riesgo que pueden potenciar los efectos de las situaciones de emergencia en la salud mental de las personas, también existen factores protectores que actúan como moderadores de estos efectos a corto, mediano y largo plazo.

Entre los factores de riesgo, se encuentran las condiciones de género, exclusión o desigualdad en general, que existan para una población o en un territorio particular.

Mientras tanto, entre los factores protectores, destaca el respeto a las diferencias, y, sobretodo, la solidaridad, el apoyo mutuo, como el más importante de los factores protectores. “Este factor es parte de la esencia de la población costarricense en situaciones de emergencia” –subraya el psicólogo Raúl Ortega- “y si bien se vuelve un reto en tiempos de distancia física, se puede seguir dando de muchas formas, estando presentes mediante un mensaje, una llamada, un paquete de arroz…”

“Por tanto” –concluye-, “la solidaridad social y el apoyo mutuo son nuestro mayor valor y el mejor recurso para afrontar esta emergencia con nuestras familias y comunidades”.

***Mayores detalles con periodista Oficina de Comunicación 8334-4150.

 

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COVID-19, salud mental, UNA