Deficiencias en el estudio de impacto ambiental del proyecto “nueva terminal de contenedores”

Señoras y señores

Comisión Plenaria

Secretaría Técnica Nacional Ambiental

SETENA

Ref.: DEFICIENCIAS EN EL ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL DEL PROYECTO “NUEVA TERMINAL DE CONTENEDORES”, expediente NºD1-7968-2012-SETENA.

 

Estimadas señoras y señores:

El suscrito, Marco Levy Virgo, mayor, soltero, vecino de Limón, ecologista, con cédula de identidad N°7-069-314, en mi doble calidad de ciudadano y Presidente de la Asociación de Desarrollo Para la Ecología, me presento a solicitarles con todo respeto, se sirvan brindarle su atención y aclaración para lo que de seguido expongo, en relación al proyecto de referencia.

Las tortugas marinas

Cual si un de relleno de 78,6 hectáreas (780.600 m2), con arena dragada del mar de vecino, y la construcción de rompeolas, diques y una zona de muelle anclada sobre 600 pilotes, no tuviere efectos significativos sobre el ecosistema local y regional de Moín, el  anexo presentado como Capítulo VIII: Ambiente Biológico, no cumple con el objetivo de predecir, evaluar y mitigar el impacto ambiental sobre las tortugas marinas del lugar.

Al tratarse de un proyecto a desarrollarse en dos áreas ambientalmente frágiles (la zona marítimo terrestre y el mar abierto) con un Plan Regulador de Limón que no contempla algo semejante, y que incluye el desvío del cauce natural del río Moín, ubicado a tan solo 2,7 kilómetros del actual muelle de Moín, los autores del Estudio de Impacto Ambiental (Asociación Centro Científico Tropical) y el biólogo encargado del apartado 8.3.3.1.5 Tortugas Marinas (páginas 527 a 552), el máster Didier Chacón Chaverri (SETENA 146-12), demostraron cierta indolencia sobre el tema de protección a las tortugas marinas.

Aunque dicho apartado es, fundamentalmente, una ligera recopilación de información documental reconocida para las poblaciones de tortugas marinas del Caribe costarricense, que permite reiterar que en la zona se registran tres especies (tortugas verdes, baulas y carey), siendo las tortugas verdes las más abundantes, seguidas por las baulas, es reprochable el desdén con que se tratan las amenazas a su bienestar. Paradójicamente, en cuatro líneas se refleja esta actitud cuando se indica, con respecto a las tortugas baulas, lo siguiente:

“Es inminente (sic) dejar claro que cualquier actividad en la fase constructiva y operativa del proyecto (e.g. toma de materiales de préstamo, dragado, construcción de dique, rompeolas, entre otros) que se ejecute en coincidencia temporal y espacial con esta especie debe tomar en cuenta acciones que atenúen y compensen los impactos”.

Con lo reseñado, se esperaría un apartado de propuestas que permitan ejecutar acciones “que atenúen y compensen los impactos”, según se desprende de lo enunciado, pues las actividades señaladas podrían acabar con las poblaciones de baulas que anidan en las playas del área del proyecto y su zona de influencia. Sin embargo, para las más de 234 hembras que se informaron en el año 2007, -el mismo señor Chacón Chaverri así lo indica-, no se propone nada para mitigar o compensar tal impacto sobre las baulas (única de las tres especies anotadas que anidan en las playas de Moín).

Dentro de la información sobre generalidades, que se presenta como complemento al ligero ensayo que se incluye como parte del Estudio de Impacto Ambiental, en el apartado anotado, no existe propuesta alguna que pudiere servir al desarrollador del proyecto (representado por el señor Paul J. Gallie, en calidad de apoderado generalísimo de APM Terminals Moín, S.A.) y a la SETENA, a la hora de considerar el otorgamiento o no de la viabilidad ambiental.

Lo anterior no es más que una grave deficiencia pues, se aleja de las metas que se persiguen con lo estipulado en la Ley Orgánica del Ambiente, que en su artículo 84 señala como una de las funciones de la SETENA:

“Recomendar las acciones necesarias para minimizar el impacto sobre el medio, así como las técnicamente convenientes para recuperarlo”.

Así también, el artículo 50 constitucional, en su referencia a un ambiente “ecológicamente equilibrado” es igualmente desdeñado, pese a que en las playas de Moín se reporta una población de tortugas baulas hasta un 600% mayor que las que escasamente llegan al Parque Nacional Marino Las Baulas de Guanacaste, según se lee en el mismo ensayo presentado como parte del EIA.

Para mayor claridad, se está ante una de las poblaciones de tortugas baulas más importante de Costa Rica que, pese a que su playa de anidación no forma parte de las áreas de conservación del SINAC, merece una atención especialísima de parte de todos los costarricenses, y obviamente, de parte de los profesionales y activistas ambientales que, como es el caso del autor de ensayo que nos ocupa, dirige organizaciones dedicadas a la conservación de las tortugas marinas del Caribe limonense, entre otros.

El joven Jairo Mora perdió su vida cuando precisamente trabajaba para el señor Chacón Chaverri en la protección de los nidos de las tortugas baulas, por lo que consideramos que el tema es de una trascendencia difícil de valorar en su verdadera magnitud.

Por todo ello, solicitamos a las estimables señoras y señores de la Comisión Plenaria, se sirvan considerar la emisión de una resolución, que corrija lo que se vislumbra como un atentado contra la naturaleza, que ha de ser motivo de meditación y acciones propias de un estudio de impacto ambiental propiamente dicho.

 

Información enviada a SURCOS por María Elena Fournier.