Derechos humanos… ¿tan derechos? tan humanos?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Cada tanto tiempo Costa Rica es invocada en el concierto de los organismos internacionales, en el tema de derechos humanos. Existe ya una tradición de profesionales en el campo, gente con expertiz que desarrolla habilidades asombrosas en el arte del lobby y el cabildeo a nivel supra.

Y a fe que lo consiguen.

Entonces tenemos noticias como las de días recientes, en las que tanto Chile como nuestro país alcanzaron sendos asientos en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Recordaba hace unos días con el sociólogo y poeta costarricense Melvyn Aguilar, los hechos que rodearon la muerte del activista socioambiental David Maradiaga en los tempranos años noventa. Hablábamos de esa práctica oscura de ciertos círculos con intereses político-empresariales en acallar las voces disidentes, en un país que ha sido narrado tanto dentro como fuera, como la panacea de las libertades y el pacifismo por naturaleza.

Una semana antes de su muerte, y esto lo he contado infinidad de veces, David me confesaba en un tono realmente apesadumbrado que él temía por su vida, porque la presión era mucha y porque sentía que cada vez más su margen de maniobra política iba acortándose.

A la muerte de Maradiaga, le antecedieron otros tres asesinatos todavía no resueltos: los de Óscar, Jaime y María del Mar. Y más recientemente Jairo, Jehry y Sergio. Todos impunes. Todos ocultados debajo de la alfombra asquerosa del maquillaje de una sociedad pulcra que no admite voces contestatarias.

La necesidad de autoafirmación de una sociedad como la costarricense, le lleva a negarse a sí misma en sus contradicciones.

Si en lugar del lobby aséptico y blandengue en los organismos Internacionales, se cuestionara a viva voz ese sello oscuro de una sociedad que también violenta, intimida y a la larga tortura, cobraría sentido ese discurso tan lugar común sobre los derechos humanos: ¿Tan derechos? ¿Tan humanos?