Oscar Madrigal
El próximo lunes se dictará sentencia en el nuevo juicio seguido contra Orlando Barrantes. En el Tribunal Penal de Pococí ese día se oirán las conclusiones de las partes y el tribunal dictará la sentencia en el que ya es el octavo juicio por la misma causa, sí leyó bien, el juicio número 8 que se ha seguido contra Orlando por los mismos hechos, proceso abierto hace 22 años. Más de dos décadas después nuevamente se está a las puertas de una nueva sentencia.
Esto es una vergüenza nacional y par un Poder Judicial que somete a un ciudadano a un calvario judicial penal por casi la mitad de su vida consciente.
A Orlando lo conocí hace muchos años cuando siendo un adolescente se incorporó a las luchas del movimiento estudiantil de secundaria, en aquellos gloriosos tiempos de la FESE, cuando se lograron importantes conquistas para el estudiantado de los colegios. Luego lo vi en las luchas por vivienda y campesinas, peleando por adecentar y mejorar las condiciones de vida de los sectores más pobres del país, ya fuera en la región del Atlántico como en el Sur del país.
A pesar de no compartir siempre las mismas posiciones ideológicas, hemos conservado una muy buena relación. Durante la campaña electoral pasada me invitó junto a Gloria a discutir y analizar la situación electoral de frente al movimiento popular, en Guápiles.
Orlando fue fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores, de orientación trotskista y dirigente del Bloque de la Vivienda y del Movimiento de Trabajadores y Campesinos MTC de Costa Rica.
La persecución contra Orlando no deja de tener los mismos tintes que se están utilizando en otros países de Iberoamérica en los cuales se hace uso del Poder Judicial para perseguir, desprestigiar, acallar y desmotivar a los dirigentes populares: el caso más emblemático fue el de Lula en Brasil, pero también el de Correa en Ecuador, Podemos en España, Castillo en Perú y tantos otros más. El uso del Poder Judicial para propósitos espurios, falsos y con fines políticos es un atentado a la democracia.
Me uno a las peticiones de múltiples organizaciones populares solicitando la absolutoria definitiva de Orlando Barrantes.