El país necesita un diálogo franco

José Luis Pacheco Murillo

El miércoles 29 se efectuó una marcha convocada para apoyar, inicialmente a los agricultores, pero que luego se tornó en una marcha que clamaba por la defensa institucional y por mejores oportunidades de empleo y también mejores salarios.

La convocatoria fue efectiva pues llegaron miles de personas de muchos sectores. La marcha fue, además, pacífica.

Muy lamentable la actitud del presidente de la República al minimizar la importancia de esa marcha y llamarla que fue como un “chapsui” por la cantidad de sectores que participaron.

Es evidente que los agricultores, los de verdad, los que siembran la tierra han sido los que más han sufrido desde hace más de 15 años con la aprobación del TLC y la promulgación posterior de las leyes que se exigían en ese tratado. Ha sido muy difícil para ellos la colocación de sus productos y además el Consejo Nacional de Producción (CNP) desde hace años dejó de cumplir su función de apoyo a esos agricultores.

Pero lo que más les afecta es la política de importación que han aplicado los distintos gobiernos desde Óscar Arias para acá, trayendo productos dizque más baratos y dejando la producción nacional de lado. Una injusticia para con los agricultores y un beneficio para los intermediarios e importadores.

Es tiempo de que se apoye la producción nacional. Es tiempo de que se apoye al agricultor y es tiempo ya que los precios de muchos de los productos bajen sacando a los intermediarios del camino y que el CNP asuma su rol.

También es tiempo que el señor presidente cambie su actitud y esté abierto al diálogo con los sectores. No es parte de nuestra idiosincrasia el cerrarse al diálogo y pretender hacer las cosas sin la participación ciudadana. Todos podemos aportar algo para el mejor desarrollo del país. Y debe saber el señor presidente que en esa marcha de ayer miles le dieron su voto y confiaron en sus promesas, por eso no se vale que se cierre a un diálogo.

Es cierto que el país está en una encrucijada y es cierto que nuestras instituciones están debilitadas por las acciones corruptas de tantos años, pero lo que requieren no es desparecerlas sino fortalecerlas con una poda y una limpia de la corrupción y un fortalecimiento en sus quehaceres y procedimientos.

Dios quiera que la marcha de ayer, la primera sería y formal en muchos años, sea tomada en cuenta por el señor presidente y sea su resultado el llamado a un diálogo franco y sincero con los sectores que hoy se ven perjudicados por las decisiones de los gobiernos anteriores, pero también por la inacción de este.