Hay un matón (bully) en Zapote
Gerardo Hernández Naranjo
Matón, según Real Academia Española: “Persona jactanciosa y pendenciera que procura intimidar a los demás”. Algunos Sinónimos: “bravucón, camorrista, pendenciero”.
Características del que ejerce el matonismo, según la Confederación de Adolescencia y Juventud para Iberoamérica y el Caribe (CODAJIC):
“Los agresores o bullies son físicamente más fuertes que sus pares, dominantes, impulsivos, no siguen reglas, tienen baja tolerancia a la frustración, son desafiantes ante la autoridad, poseen buena autoestima, tienen actitud positiva hacia la violencia, no empatizan con el dolor de la víctima, ni se arrepienten de sus actos.”
“Como consecuencia de su conducta, adquieren un patrón para relacionarse con sus pares, consiguiendo sus objetivos con éxito, aumentando su estatus dentro del grupo que los refuerza”
“Dentro del universo de esta problemática compleja, el bullying no puede verse como un problema entre dos personas, sino como un trípode, en donde el tercer elemento son los espectadores o testigos, y no se limita a quienes presencian directamente el episodio, usualmente otros estudiantes, profesores o administrativos, sino que involucra a toda una comunidad y sus valores. Los testigos son quienes dan poder al intimidador” (Fuente:CODAJIC, Hay un matón en mi clase https://codajic.org/hay-un-maton-en-mi-clase/)
De la cita anterior resalto “Los testigos son quienes dan poder al intimidador”. Y que el matonismo “involucra a toda una comunidad y sus valores”.
En la comunidad llamada Costa Rica, todas y todos sufrimos la afección del bullying político, no iniciado pero sí ejercido magistralmente por el actual inquilino de Zapote, que ya ha causado mucho daño a la convivencia democrática, a instituciones beneméritas como la CCSS, a valores y expresiones concretas de nuestro Estado Social de Derechos.
Ha iniciado la cuenta regresiva del actual gobierno, pero eso no es buena noticia cuando se tiene a un matón como Presidente.
Probablemente, por su intolerancia a la frustración, tengamos que ver sus mayores desplantes de violencia y daño. Tenemos un gobierno débil en cuanto a su capacidad de gestión y negociación, pero no inofensivo en cuanto su tendencia a intimidar, golpear y destruir.
El matón no se irá con disculpas y reparaciones. Se despedirá tirando patadas y manotazos, incitando a sus seguidores y gritando que él ha sido la víctima.
Pero la intensidad del daño no dependerá solo del matón. Dependerá sobre todo de lo que hagamos las fuerzas democráticas, desde nuestra diversidad ideológica y programática, por defender aquello en lo que coincidamos y queramos reforzar de nuestra democracia y de nuestra sociedad. Dependerá de que no seamos solo testigos de cómo el matón maltrata a Costa Rica.
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