LA PERVERSA CONVERSIÓN DE MAESTROS Y PROFESORES DIGNOS EN “PENSIONADOS DE LUJO”

María Elena Salazar

En 1995, el Régimen de Pensiones del Magisterio Nacional enfrentó una reforma profunda. Ya en los años ochenta, se había conocido que el Fondo de Pensiones, creado en 1958 y administrado por el Estado, no había sido formado. Por esta razón, los Pensionados del Magisterio pasaban a depender del Presupuesto Nacional. Desde esos años, se hablaba de la insostenibilidad del régimen y que la ley vigente permitía que ciertas personas que habían laborado algunos años para el Magisterio y que se trasladaban a trabajar como funcionarios del Poder Ejecutivo, del Legislativo o eran diplomáticos o asesores del INS, pudieran pensionarse con los salarios devengados en esas ocupaciones y establecían enormes diferencias entre sus pensiones y las de los educadores de carrera.

Las altas pensiones de estos funcionarios representaban el 2 % de todas las del Magisterio, sin embargo, en 1995 se señalaron como un motivo importante para reformar el perfil de beneficios de todos los trabajadores del sector educativo. Fue así como después de la huelga de 1995 y de la aprobación de la Ley 7531, a estos trabajadores se les disminuía a un 55% la pensión, es decir, perdían un 45%. Solo por las luchas que siguieron, las reformas legislativas que se lograron y el conocimiento del Convenio 102 de la OIT fue que se logró elevar el monto de pensión a un 63%. En los primeros años, del presente siglo, las intenciones de los gobiernos de turno en materia de pensiones se orientaron en las mismas pretensiones que se traían desde los años noventa: unificar los regímenes en uno solo administrado por la CCSS. Es por esta época que comienza a circular un periódico llamado Campanada, dirigido por el abogado Carlos Roberto Loría y en ese órgano se comienza a criticar a las pensiones de mayores montos. Lo que llamaba la atención era que el ataque se dirigía a las personas con nombres y apellidos y no a las circunstancias y contubernios que existían entre los Partidos Políticos gobernantes, que permitían y aprobaban leyes que los beneficiaban directamente. Las críticas que se hacían a algunas de estas personas eran tan fuertes que, incluso, se les llamaba “chupópteros”, término que refería a su condición de succionadores de la hacienda pública. Estos señalamientos, repetidos con mordacidad, poco a poco fueron calando en todas las personas quienes comenzaron a llamar “Pensionados de lujo” no sólo a los llamados chupópteros, sino a todos los profesores universitarios y a todos los pensionados con cargo al presupuesto nacional. Fue tan generalizado el término, que se llegó a pedir a gritos que se reformaran estas pensiones y en este coro participaron los mismos dirigentes magisteriales, quienes no entendían que el odio que se expandía iba a ser el caldo de cautivo que justificaría las reformas y las imposiciones para la gran mayoría de pensiones.

Cuando en el 2018 se produce la huelga del Sector Público, el Poder Legislativo aprovecha para continuar y profundizar las reformas que eliminarían derechos en materia de salarios y pensiones. Fue así como en el mes de noviembre del 2019 , como parte de un paquete de proyectos, se aprueba la Ley 9796, la que fija el monto tope para el Magisterio en 2.200.000 colones, sin que nadie sepa de dónde se sacó ese número antojadizo, pues no existieron los estudios actuariales, y fija tasas de imposición que van desde un 25% a un 45%. Con esta disposición se lesionan a 280 educadores Adultos Mayores del Magisterio y a un número mayor de jubilados y pensionados de las universidades. Estas personas ya cotizaban entre un 10 %y un 16% por ciento de su pensión para el régimen y ahora tendrían una doble imposición de entre un 25% a un 45%. Lo que es muy raro de esta ley es que no toca a las pensiones de 9 millones en adelante, las que ya tienen todas las cargas impositivas de ley. Así queda confirmado que toda la presión contra las llamadas “pensiones de lujo”, no iba a disminuir a las pensiones de montos mayores, sino que iba a servir para empobrecer aún más a las pensiones más bajas y a abrir el camino para la unificación de los regímenes. De acuerdo con este hecho, los términos: “chupópteros” o “pensionados de lujo” solo fueron una cortina de humo que ha servido para tapar las intenciones de los partidos políticos neoliberales para acabar con los fondos de pensiones y para unificar los regímenes, con el consiguiente debilitamiento de la CCSS. Por eso, cuando hablemos y critiquemos a los pensionados de lujo, sin distinguir ese 10% de políticos beneficiados al ingresar al Magisterio, del resto de jubilados, que fueron dignos maestros de los adultos jóvenes de hoy y ganaron sus pensiones cotizando a lo largo de sus años de servicio, sepamos que estamos favoreciendo las peores intenciones políticas y hablando con su lengua engañosa. En realidad, lo que han hecho se parece mucho a un despojo sistemático.

 

Imagen ilustrativa.

Fuente: http://www.jubiladosenaccion.com/

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