Nuevamente viene la refinería. Esta vez, con un poquito de pintura verde
El país vive desde hace varios años, los impactos provocados por el cambio climático. No hay duda alguna de que este, es una de las principales amenazas con que contamos hoy en día. Es consenso, que la emisión de gases con efecto invernadero es la principal causa del mismo y por lo tanto, entre menos emisiones, menos chances de que el cambio climático siga ocurriendo. Estas emisiones van de la mano con un modelo de desarrollo que promueve entre otros, el crecimiento desmedido y las importaciones y exportaciones de cualquier producto que tienen que recorrer enormes distancias entre el punto donde se produce y donde se consumirán.
En Costa Rica no hemos contado con soluciones reales que representen una lucha contra las causas que provocan el cambio climático. Hemos visto como se realizan una gran cantidad de estudios -algunos de muy buena calidad-, como el país pierde liderazgo a nivel global en las negociaciones sobre el tema y como ha ido favoreciendo falsas soluciones que más bien aumentan la crisis y favorecen negocios que producen más emisiones.
La refinería -que se construiría con financiamiento chino- se da en este marco. Este negocio surge en el gobierno de Arias, es cuestionado en el de Chinchilla pero sigue adelante y el nuevo gobierno de Solís también lo mantiene. Si bien es cierto que se renegocia, al final de cuentas, la esencia se mantiene: crear infraestructura para contar con más combustibles que provocaran mayor emisión de gases, eternizando así, la problemática del cambio climático. Sin duda alguna, la puesta en marcha de una refinería en el país, es por decir lo menos, una inmensa contradicción al confrontarla con el discurso oficial de lucha al cambio climático.
La nueva refinería -la de Solís-, nos genera al menos tres preguntas adicionales. Con bombos y platillos y de primera entrada se nos dice que se producirán biocombustibles y combustibles verdes. Desde nuestro punto de vista, este argumento tiene como fin seducir y tratar de eliminar el tufo que conlleva cualquier refinería. Un poco de pintura verde para generar simpatías. Y de aquí, surge la primer serie de preguntas: con qué se producirá los biocombustibles?, qué cultivos se plantarán?, dónde?, qué área ocuparán?, competirá con productos que nos sirven de alimentos o con los monocultivos como la piña o estaremos viendo una nueva invasión de monocultivos?, quien los cultivara?, en qué se diferencia esta idea de producir biocombustibles de las de los pasados gobiernos? La segunda seria de preguntas se relaciona a los que desde la administración Solís, denomina como combustibles verdes: qué es esto?, de donde viene la materia prima?, qué beneficios trae al país?, quien los producirá y donde?
El anuncio de que tendremos biocombustibles y combustibles verdes, lejos de alegrar, genera preocupaciones y temores ya que los primeros, se han convertido en competencia de la producción de alimentos además de haber probado que sus costos de producción son muy altos.
Finalmente, la tercer pregunta, es por qué un gobierno que dice ser el del cambio, sigue el mismo rumbo que los anteriores? Por qué el negocio de la refinería es tan importante? Porque parece ser que es política de Estado, permitirle a China contar con una refinería en nuestro país.
Enviado a SURCOS Digital por Coecoceiba.