Primero, es un sinsentido pensar siquiera en una refinería, cuando el mercado de combustibles elaborados es más flexible, más económico y el mundo marcha hacia un futuro con cada vez menos combustibles fósiles.
Segundo, sobre el proyecto de la refinería china, se demostró que financieramente habría sido un desastre para nuestro país.
Tercero, el análisis ambiental previo de dicha refinería evidenció amenazas graves para los ecosistemas involucrados, tanto en tierra como en el mar.
Cuarto, la empresa (si es que de verdad existe) que podría interesarse en su construcción y funcionamiento, tendría que ampliar su mercado de combustibles, hacia indeterminados países.
Quinto, la empresa tendría que garantizarse, un abastecimiento seguro y estable de petróleo, que a su vez determinaría el tipo de refinería que se construiría.
Sexto, como los precios son altamente volátiles, sea por concesión o por inversión privada, el Estado costarricense no tendría garantizado un ingreso por impuestos u otras regalías, ni siquiera a largo plazo.
Sétimo, lo que sí sería un factor casi inevitable para tomar en cuenta, es el impacto ambiental y sus amenazas conexas, donde los desastres por derrames de petróleo, siempre se incluyen en la factura. Desastres que podrían traer para Costa Rica, y Limón en particular, altamente significativas pérdidas económicas, y mayor desempleo.
Es, como octavo punto, un proyecto desfasado en el tiempo, quizá atractivo para la Costa Rica de los años 60.
Si se trata de una noticia lanzada para desviar la atención, lejos de la crisis gubernamental que cada día se profundiza, esa sería la principal razón, y lo entendemos. Pero con visiones de tan corto plazo, no se puede impulsar el desarrollo. No requerimos espejismos.
«Hace unos meses, un gasolinero del Norte de México, recibió una llamada de un directivo de una refinería de PEMEX. Le ofrecía venderle cierta cantidad de pipas de gasolina a mitad de precio… «perdón amigo, pero yo no compro huachicol…», le dijo el gasolinero al directivo de la refinería.
De inmediato el ejecutivo al servicio de PEMEX le aclaró que no se trataba de huachicol, sino de «colas y excedentes» que se tenían en la refinería y para validar la información, le pasó al teléfono al director de la refinería, quien le justificó el por qué se le podían vender pipas con miles de litros de combustible a mitad de precio».
El país vive desde hace varios años, los impactos provocados por el cambio climático. No hay duda alguna de que este, es una de las principales amenazas con que contamos hoy en día. Es consenso, que la emisión de gases con efecto invernadero es la principal causa del mismo y por lo tanto, entre menos emisiones, menos chances de que el cambio climático siga ocurriendo. Estas emisiones van de la mano con un modelo de desarrollo que promueve entre otros, el crecimiento desmedido y las importaciones y exportaciones de cualquier producto que tienen que recorrer enormes distancias entre el punto donde se produce y donde se consumirán.
En Costa Rica no hemos contado con soluciones reales que representen una lucha contra las causas que provocan el cambio climático. Hemos visto como se realizan una gran cantidad de estudios -algunos de muy buena calidad-, como el país pierde liderazgo a nivel global en las negociaciones sobre el tema y como ha ido favoreciendo falsas soluciones que más bien aumentan la crisis y favorecen negocios que producen más emisiones.
La refinería -que se construiría con financiamiento chino- se da en este marco. Este negocio surge en el gobierno de Arias, es cuestionado en el de Chinchilla pero sigue adelante y el nuevo gobierno de Solís también lo mantiene. Si bien es cierto que se renegocia, al final de cuentas, la esencia se mantiene: crear infraestructura para contar con más combustibles que provocaran mayor emisión de gases, eternizando así, la problemática del cambio climático. Sin duda alguna, la puesta en marcha de una refinería en el país, es por decir lo menos, una inmensa contradicción al confrontarla con el discurso oficial de lucha al cambio climático.
La nueva refinería -la de Solís-, nos genera al menos tres preguntas adicionales. Con bombos y platillos y de primera entrada se nos dice que se producirán biocombustibles y combustibles verdes. Desde nuestro punto de vista, este argumento tiene como fin seducir y tratar de eliminar el tufo que conlleva cualquier refinería. Un poco de pintura verde para generar simpatías. Y de aquí, surge la primer serie de preguntas: con qué se producirá los biocombustibles?, qué cultivos se plantarán?, dónde?, qué área ocuparán?, competirá con productos que nos sirven de alimentos o con los monocultivos como la piña o estaremos viendo una nueva invasión de monocultivos?, quien los cultivara?, en qué se diferencia esta idea de producir biocombustibles de las de los pasados gobiernos? La segunda seria de preguntas se relaciona a los que desde la administración Solís, denomina como combustibles verdes: qué es esto?, de donde viene la materia prima?, qué beneficios trae al país?, quien los producirá y donde?
El anuncio de que tendremos biocombustibles y combustibles verdes, lejos de alegrar, genera preocupaciones y temores ya que los primeros, se han convertido en competencia de la producción de alimentos además de haber probado que sus costos de producción son muy altos.
Finalmente, la tercer pregunta, es por qué un gobierno que dice ser el del cambio, sigue el mismo rumbo que los anteriores? Por qué el negocio de la refinería es tan importante? Porque parece ser que es política de Estado, permitirle a China contar con una refinería en nuestro país.
Ecologistas: Existen modernas y eficientes alternativas, país quedaría atrás
Imagen con fines ilustrativos
La vieja refinería nos “casó” con el petróleo por casi 50 años. ¿Cuántas décadas lo haría una nueva refinería, cuándo el uso y las existencias de petróleo está en cuenta regresiva?, preguntan ecologistas ante el proyecto que vio la luz con el establecimiento de relaciones con China y su indisoluble unión al interés de la explotación petrolera en nuestro país (Ver acuerdo con la compañía estatal (CNPC) octubre del 2007).
Muchos costarricenses se sienten decepcionados de un gobierno «de cambio» que quiera resucitar una refinería que se teme estancaría y entraría en contradicción con la transición del país a energías limpias para un modelo post-petrolero, más en consistencia con la imagen que se ha promovido tanto en el sector turístico de una Costa Rica verde y carbono neutral.
Además, la construcción de un megaproyecto para refinar petróleo ha desatado la polémica por dudas financieras, legales, ausencia de licitación sumando a juicios, investigaciones, falta de transparencia y de información y un cuestionado proceso de evaluación ambiental.
Ahorrar
Antes de apostar por supuesta gasolina barata, el país podría apostar a largo plazo por mejorar condiciones de transporte y de infraestructura. Un estudio de la UNA calcula, casi 250 millones de dólares, las externalidades o costos socio-ambientales asociadas a las ineficiencias del sistema de transporte e infraestructura urbano: accidentes de tránsito, congestión en tiempo y consumo de combustible y contaminación, cálculo con base en datos de 2005 y 2006 (Otoya, 2009).
El ex ministro de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez, señala como una gran contradicción en política pública invertir recursos escasos y endeudarnos en un proyecto que continuará nuestra dependencia a los combustibles fósiles:»en vez de invertir en sistemas de transporte público eléctrico y transporte alternativo, infraestructura «verdes», y en un cambio de modelo energético que lleve al país a moverse hacia una economía baja en carbono y más competitiva”.
Transformar
Cambiar fue el mandato al gobierno actual. No remendar ni maquillar proyectos tan cuestionables. Sobre agro-combustibles, ecologistas alertan que no hay un marco legal que asegure que los agro combustibles no compitan con la tierra para la producción agroalimentaria que ponga en riesgo nuestra seguridad alimentaria.
Sigue pendiente una gran agenda para hacer «potable» la cuidad, donde está el mayor consumo y desperdicio del petróleo: aceleración y aplicación del proyecto de un tren eléctrico interurbano, exoneración de impuestos transportes eléctricos e híbridos o aparatos de bajo consumo, la incentivación de la producción de energía solar y fortalecer las campañas de educación sobre ahorro y consumo.
Sustentar
Debemos estar vigilantes del nuevo proceso que realizará RECOPE. Los estudios preliminares que ha de contratar deberían ser sobre los Mecanismos Nacionales para el Abastecimiento de Petróleo en épocas de Transición hacia una Economía Baja en Emisiones.
El especialista en Evaluación Ambiental, Dr. Allan Astorga, quien denunciara un procedimiento «exprés» y deficiente para aprobar el Estudio de Impacto ambiental del fallido esquema de refinería China (http://feconcr.org/doc/refineria/), asegura “que no tiene sentido volver a resucitar un proyecto impuesto y heredado, sino que debe verse a la luz de una discusión más amplia que se plasme en una planificación más integral que evalúe estratégicamente el plan nacional de energía”.
Para el ambientalista, Jorge Polimeni, el proyecto de refinería amenaza el liderazgo ambiental de Costa Rica a nivel internacional y lo que predicamos en las negociaciones contra el cambio climático:“habrá un gran retroceso en la legitimidad de nuestras propuestas en estos espacios”.Destaca que»con esta inversión no habrá interés de ahorrar o modificar el consumo o introducir cambios necesarios en la matriz energética hasta que se acabe el petróleo en pocas décadas, al mismo tiempo que será el incentivo perfecto para abrir la puerta a la extracción de gas y petróleo que viene amarrado desde siempre a este proyecto».
Los estudios preliminares deberían señalar claramente dónde debe el país invertir la “pequeña fortuna” que China ha puesto a disposición para este proyecto.
El catedrático universitario, biólogo y ambientalista, Jorge Lobo piensa que con la refinería aumentará el tráfico de petróleo y su consumo, aumentando accidentes y derrames, situación ya documentada a pequeña escala en la zona litoral, que le suma a nuestra huella ecológica con efecto acumulativo de proyectos como APM Terminal, contaminación por la zona industrial existente y aplicación de plaguicidas.