
¡Sí se puede presidente!
José Luis Valverde Morales
Las obras se van terminando a cuenta gotas, las pocas heredadas, capaces de resistir el encono revanchista del borrón y cuenta nueva.
El paso a desnivel por los “Hatillos“, la reparación del envejecido puente de La Amistad, donado hace décadas por los chinitos de Taiwán.
LENTA.
La institucionalidad ciertamente es lenta.
Si revisando con lupa se meten corruptos sinvergüenzas, en poco más de dos años, vemos qué pasa cuando se pagan favores por el préstamo de fincas para fiestas, prácticas de tiro o donaciones de los amigotes.
Poco a poco, como con los viejos fórceps para sacar los niños del vientre materno, emergen añejos proyectos, sobrevivientes de la inquina, de quienes piensan, antes de ellos todo era corrupción (nadie niega la hubo).
YA CASI.
De haber respetado la institucionalidad, observado la Constitución y las leyes, por ejemplo, la tan ansiada desde anteriores administraciones Ciudad Gobierno, al menos estaría lista para el banderazo de salida.
Algunos lloran por no permitírseles hacer las cosas a dedo, donde hasta los humildes monitos en Gandoca Manzanillo, salieron rascando.
DIFÍCIL.
Hoy es difícil saber, cuáles cosas quedarán medio andadas cuando inexorablemente llegue el próximo gobierno.
Ojalá, al menos, el paso elevado por el populoso vecindario de la carretera de circunvalación y el envejecido puente, herencia de los orientales, le enseñe al tozudo presidente, en democracia todo es más lento, pero, sí se puede.