Rodrigo Cabezas Moya
Recientemente se ha escrito sobre si están pagando impuestos como deberían, pero pareciera que ese es el único aspecto que importa. Nadie cuestiona la utilidad de que existan y la cantidad de basura que ingresan a un país en donde el manejo de esta es más que deficiente. Cierto que se encuentran algunos productos de regular calidad, pero la mayoría son basura.
¿Qué sucede con los productos que no se venden, cómo se desechan, en dónde y por quiénes?
Existen países en el mundo depositarios de enormes cantidades de desechos en donde se extraen de celulares y computadoras metales y otros componentes reutilizables quedando al final montañas de basura que perdura.
¿Queremos convertirnos en uno de esos países?
Dado el número de ellos, se debería cuestionar si son negocios legítimos o son como las peluquerías vacías, dos por cada cuadra, salones de belleza y uñas, lavacarros por todo lado cuya función podría ser legitimar dinero.