Oscar Madrigal
El ministro del MOPT anuncia que el Gobierno se propone subvencionar los pasajes de buses. La medida me parece bastante positiva ya que iría en beneficio del más de millón de personas que cotidianamente se movilizan en trasporte público. Además, si esa subvención va acompañada por la transformación de los buses de gasolina a eléctricos y a un cambio organizacional del trasporte (sectorización o centros modales), bien vale la pena. Es cierto, también, que el trasporte público en casi todo el mundo es subvencionado. Será un alivio para los consumidores.
La subvención es una forma de control de precios, porque se propone que los servicios y los bienes no aumenten de precios o lo hagan de forma controlada o racional.
Como la inflación es un aumento general de la gran mayoría de los precios de los artículos y servicios, el mecanismo de subvencionar es una excelente medida para controlar la inflación y con ello el aumento en el costo de la vida. Es lo que están haciendo en muchos países de Europa como Alemania o Suiza.
El control de precios mediante la subvención debería ser la medicina que utilice el gobierno para controlar el aumento de los precios y la especulación. Para eso es el Estado aunque a los neoliberales les pare los pelos.
El gobierno podría subvencionar los artículos de la canasta básica, los precios de la gasolina o los medicamentos más populares, lo cual frenaría la inflación y con ello defendería el valor adquisitivo de los salarios.
¿De dónde saldrían los recursos para ello? Puede haber dos caminos: un tributo solidario de los grandes capitales y grandes empresas como está proponiendo actualmente el gobierno de Chile o tomando los créditos aprobados para subvencionar a los productores nacionales. Estas medidas aumentarían la producción y aliviarían la situación acongojante de miles de familias costarricenses.
Solo falta voluntad política y decisión.