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Etiqueta: 50 aniversario

5O Años de la Universidad Nacional: una celebración necesaria

German Masís

Ayer 15 de febrero asistí invitado por la comisión organizadora a la celebración del 50 Aniversario de la Universidad Nacional.

En un muy amplio y moderno auditorio, que lleva el nombre de Cora Ferro, a quién conocimos en la Escuela de Ciencias de la Religión y como precursora de los Estudios de la Mujer, concurrimos una buena cantidad de exestudiantes y exprofesores, estudiantes y profesores actuales, fundadores y Autoridades, a una cita con la historia, la celebración de los 50 años de la UNA, un acto que quedará marcado en el devenir de la educación superior universitaria del país.

La inauguración del evento y los discursos de las Autoridades sobre la historia de la UNA, me hicieron recordar mi vinculación a esta Universidad, primero como estudiante y luego como trabajador académico, testigo y partícipe de la construcción de un proyecto de Universidad que hoy 5 décadas después es una institución de educación superior sólida y pujante.

El recuerdo que tengo de la UNA, desde mi época de estudiante de Estudios Generales, es el del surgimiento de una nueva Universidad, en un entorno muy difícil de grandes tensiones políticas y de recursos muy limitados, establecida en las instalaciones de la antigua Normal Superior y con sus oficinas dispersas por la ciudad de Heredia.

Cuando tuve que decidir a cuál Universidad ingresar, pensé en la UNA como una universidad nueva, promovida como la Universidad Necesaria y que en mi rebeldía de joven me atrajo la posibilidad de participar en su proceso de construcción.

Me seducía la idea de luchar por una Universidad alternativa, que era rechazada por algunos sectores de la Universidad de Costa Rica, opuestos a su creación, quienes incluso manifestaban que no irían a trabajar en la nueva Universidad y a la que denominaban peyorativamente la “Universidad del Pirro”.

Cursé el programa de Estudios Generales en la UNA y el propedéutico de Ciencias Básicas, con la pretensión de ingresar a la carrera de Geografía, pero precisamente el paso por las materias de Estudios Generales, especialmente el curso de Filosofía, me cambió la inclinación disciplinaria hacia la Sociología, carrera que aunque estaba en proyecto no se impartía, por lo que debí trasladarme a la UCR, con la esperanza de regresar algún día a seguir participando en la conformación de la nueva Universidad.

A pesar de que me trasladé a la UCR, seguía atento al proyecto de la UNA y escuchaba el debate político ideológico que se efectuaba alrededor de la orientación de la nueva universidad, entre un sector político de centro de raíces socialdemócratas, muchos de los cuales incluso habían intervenido en la creación de la UNA y un sector proveniente de los partidos de izquierda, el cual se vio fortalecido por la llegada de intelectuales exiliados de los países suramericanos dominados por dictaduras militares.

La Universidad del Pueblo y la Universidad ligada a los sectores sociales de menores recursos, crecía con la creación de nuevas carreras, como Biología, Veterinaria, Economía, Agronomía y Relaciones Internacionales pero en un entorno difícil, de cuestionamientos por parte de sectores políticos y medios de comunicación, que afirmaban que la nueva Universidad repetía las carreras de la UCR y se había convertido en la Universidad comunista, pero esos calificativos lejos de desmotivarme, aumentaba mis intenciones de regresar.

Lo cual comenzó a ser posible cuando algunas carreras en su crecimiento, impulsaban a inicios de la década de los 80, actividades de investigación y extensión, que propiciaron mi acercamiento a eventos de debate sobre temas económicos y agrícolas.

Casi una década después de su creación, pude regresar a la UNA como académico, por iniciativa de un Profesor de la Escuela de Economía, que motivado por el análisis de coyuntura que se realizaba en una ONG, me propuso participar en una experiencia similar en esa Escuela.   

Llegué a la UNA como extensionista y en efecto el análisis de coyuntura económica, la relación con sectores sociales en el área urbana y rural y la elaboración de la revista Economía al Día, me parecían actividades muy ligadas a una Universidad comprometida con las grandes transformaciones del país, lo que llenaba mis aspiraciones profesionales y políticas.

En esos años 80, los debates sobre las teorías del desarrollo y el apoyo a las reivindicaciones de las organizaciones agrícolas sobretodo de la zona Atlántica, parecía ser la mejor expresión de la Universidad Necesaria, pero las tensiones internas sobre la orientación y el diseño institucional más apropiado entre las Autoridades de la nueva Universidad no cesaban y eran agudizadas por los problemas presupuestarios que cada año amenazaban su funcionamiento.

Esas luchas y movilizaciones por el presupuesto y el impulso de los proyectos académicos de las nuevas Escuelas, probablemente fueron las razones del despegue y los elementos de cohesión de la Universidad Nacional en sus primeras dos décadas, en que mantuvo su derrotero de Universidad Necesaria vinculada a la transformación social y a la formación de estudiantes de las zonas rurales y urbanas de menores ingresos.

No obstante esta orientación de la UNA, tuvo su punto de inflexión con la Administración de Rose Marie Ruíz en 1993 con motivo del II Congreso Universitario, en el que se logra un cierto consenso interno, hacia una universidad útil a la sociedad costarricense y al mercado, que debía contribuir a generar alternativas de desarrollo económico y social, crecer en sus cuadros administrativos y académicos y adoptar procesos de admisión más selectivos, en un marco institucional que lo asimilaba a las demás Universidades públicas.

A partir de entonces las carreras rediseñaron sus planes de estudio y se reestructuraron, las Facultades se articularon, el esquema administrativo se consolidó y la Universidad Nacional fue por fin aceptada y acogida por la comunidad nacional, ya no era más la Universidad de Heredia.

Esta segunda etapa de la UNA, abandona progresivamente los debates sobre el desarrollo, el análisis crítico y el papel central de la investigación, incorpora nuevas temáticas como el medio ambiente y los derechos humanos, crea centros de investigación especializados, impulsa programas de posgrado y asume plenamente su relación con el mercado laboral en la formación de los nuevos profesionales.

La década de los 90 y el nuevo milenio del 2000, representa el período de consolidación institucional de la Universidad Nacional, que se confirma con la adquisición de nueva infraestructura, representada en las nuevas instalaciones de las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras y posteriormente de los nuevos edificios de Administración y de las Vicerrectorías.

La Universidad Nacional hoy, es la conjunción de dos etapas: una el surgimiento y despegue como Universidad Necesaria en los 70 y 80s y otra la consolidación como la Universidad Nacional en las décadas de los 90 y 2000.

Diría que la primera etapa le confiere su identidad y su inserción en la sociedad costarricense, como un modelo alternativo de Universidad más cercano a las necesidades de los sectores sociales y a las aspiraciones de transformación social de aquellas décadas y la segunda etapa, le proporciona el status de universidad nacional sólida y reconocida, muy ligada al desarrollo de la ciencia y la tecnología y a las necesidades del mercado laboral.

Han trascurrido 5 décadas, pero es imposible no recordar con nostalgia, las viejas instalaciones de la Escuela Normal que acogieron a la UNA en sus inicios, los viejos edificios de Estudios Generales, del CIDE, de Ciencias Sociales, de Filosofía y Letras, del teatro Universitario, las aulas de “los Hatillos”, los debates acalorados en las Asambleas de Escuela, los desplazamientos a las actividades de extensión en bus y sin viáticos.

Tampoco puedo olvidar, los cursos de Métodos de Investigación, el área de Extensión, la red de Universidades Centroamericanas que estudian el agro y los proyectos de tesis de la Escuela de Economía, el proyecto Una Iniciativa Rural (UNIR) que integró a 4 facultades y 12 Escuelas, la comisión institucional de Seguridad Alimentaria y la Comisión de Regionalización.

Al observar los homenajes efectuados en esta celebración de los 50 años, a algunos académicos propuestos por las Facultades, Sedes y la Federación de Estudiantes, pensé en tantos académicos que hicieron posible la consolidación de cada una de las Escuelas, que formaron a miles de estudiantes e hicieron investigación y extensión con gran mística y compromiso.

Ni siquiera cuando me jubilé, sentí la satisfacción y el orgullo que sentí en la celebración del 50 Aniversario, por haber sido parte de la construcción de un proyecto de Universidad, por haber contribuido a su fortalecimiento y consolidación, porque aunque tal vez ya no es la Universidad Necesaria, es la Universidad Nacional autónoma y pública por la que luchamos y a la que defendimos.

UNA reflexión necesaria

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Todos los inicios marcan épocas, decisiones, rutas a seguir. He recordado por estos días, -que se anuncian las primeras actividades relativas al 50 aniversario de la Universidad Nacional-, mi incursión en esta institución.

Para empezar este recuento, no debo obviar que, durante toda mi etapa universitaria, que realicé en la Universidad de Costa Rica, mis mañanas transcurrían en la Biblioteca Joaquín García Monge. Allí pasé largas horas de estudio antes de trasladarme hacia San Pedro.

Luego llegaría la posibilidad de trabajar como docente e investigador. En el primer caso, tuve la enorme experiencia de acompañar varios grupos de estudiantes en cursos como el de formulación de proyectos para la Cooperación Internacional de la Escuela de Relaciones Internacionales o el taller de análisis de contenido en la Escuela de Sociología, ambos de la Facultad de Ciencias Sociales.

Tuve la oportunidad de impartir otros cursos en escuelas como la de Planificación y Promoción Social, sus maestrías o el posgrado en Derechos Humanos del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA).

De esta experiencia sin embargo, el recuerdo más vivido que tengo es mi primera participación como docente ad honorem en un curso de la Escuela de Sociología, donde llegué a solicitud de mi querido y recordado Carlos Sojo, Director en aquel entonces de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y en la que desarrollaba labores de investigación. A Carlos le consultaron por un docente para un curso sobre política social en Costa Rica y no dudó en sugerir mi nombre. Sentados en la cocina de FLACSO con café en mano me animaba a asumir la experiencia, que luego sería clave en mi desarrollo profesional en la UNA. Le agradezco por siempre a él por ese gesto.

Justamente en investigación llegué a IDESPO a colaborar con su eje referido a temas migratorios. Años después tendría el honor de dirigir el Instituto por cinco años y aportar en ese momento de consolidación y expansión con que celebramos su 40 aniversario.

También en IDESPO desarrollé una de las experiencias docentes más gratificantes al reelaborar e impartir el curso optativo sobre Migraciones en Costa Rica. Aún hay personas estudiantes que me recuerdan sus contenidos, pero más importante, la sensibilidad que logramos despertar sobre ese tema tan importante en nuestro país.

En la actualidad mi labor es otra en la Universidad, con la que sigo contribuyendo a su desarrollo, pero sin despegar el dedo del renglón del ejercicio académico que es mi identidad natural.

Son muchas las etapas transcurridas en esta querida universidad, tal vez pocas comparadas con las de personas académicas de experiencia en esta institución. Este año de celebración debiera encontrarnos a quiénes trabajamos en la UNA en una reflexión profunda sobre nuestro quehacer, lo que hemos aportado y lo que la institución requiere para seguir siendo necesaria y solidaria con la sociedad costarricense en su conjunto.

50 aniversario de la Universidad Nacional

Inauguración UNA-1973 Dr-Oscar Arias Sánchez-Margarita Penón, José Figueres Ferrer Pte CR- Karen Olsen de Figueres primera Dama.

Dr. Juan Rafael Espinoza Esquivel

Catedrático jubilado de la Universidad Nacional

Asesor de la Academia Solidarista Alberto Marten Chavarría.

La Universidad Nacional (UNA) fue creada por Ley N.° 5182 de 12 de febrero de 1973. El proyecto original fue impulsado, como una universidad pedagógica, por el Poder Ejecutivo de ese entonces (1970-1974) encabezado por Don Pepe Figueres, en su tercer gobierno, como Presidente de la República y Don Uladislao Gámez Solano como Ministro de Educación Pública. No obstante, en su tramitación en la Asamblea Legislativa, una iniciativa alternativa impulsada por los diputados en aquel tiempo: Daniel Oduber Quirós y Francisco Morales Hernández, se convirtió finalmente en ley de la República.

La ley referida encargó a una Comisión ad hoc organizar la nueva institución, la redacción del Estatuto Orgánico y la elección del primer rector. La Universidad abrió sus puertas el 14 de marzo de 1973. Fueron miembros de la comisión ad hoc, entre otros: Uladislao Gámez Solano, Óscar Arias Sánchez, Francisco Morales Hernández, Benjamín Núñez Vargas, Francisco Antonio Pacheco Fernández y Rose Marie Karpinski Dodero. La comisión citada designó al Pbro. Benjamín Núñez Vargas como primer rector de la UNA, quien ejerció la rectoría de 1973 a 1977. El señor Núñez concibió a la Universidad Nacional como una “universidad del pueblo”, como una Universidad Necesaria, al servicio de los sectores sociales más vulnerables. También para el Padre Núñez: “He ahí nuestra gran concepción de nuestra Costa Rica: una patria de propietarios, de hombres que poseen, que se poseen a sí mismos, que poseen sus propias opiniones, sus ideas propias, que poseen su propio instrumento de trabajo, sus propias viviendas, que poseen su propio pedazo de tierra para cultivarlo, que poseen su propio porvenir, que poseen su propia misión social, que poseen su propio derecho a la felicidad.”

El lema de la Universidad desde su fundación es: “la verdad nos hace libres”, propuesta por el Padre Núñez y esta institución desarrolla su oferta académica en áreas de docencia, investigación y extensión (similar a la acción social de otros centros universitarios públicos).  Despliega más de 100 opciones de grado y posgrado.

La Universidad Nacional ha galardonado con el doctorado honoris causa entre otras, a las siguientes distinguidas personas, por haber alcanzado elevadas cumbres personales y profesionales, en beneficio de la sociedad: Uladislao Gámez Solano, José (Pepe) Figueres Ferrer, Franklin Chang Díaz, Óscar Arias Sánchez, Rodrigo Carazo Odio, Elizabeth Odio Benito, Benjamín Núñez Vargas, Rodrigo Zeledón Araya, Rigoberta Menchú Tum y Mario Boza Loría.

La Universidad Nacional cuenta con 5 sedes universitarias: A)  La sede en Heredia: campus Omar Dengo y campus Benjamín Núñez. B) La región Chorotega (Liberia y Nicoya). C) La región Brunca (Pérez Zeledón y Coto). D) La región Huetar Norte y el Caribe (Sarapiquí). E) Sede interuniversitaria en Alajuela.

En la actualidad la UNA tiene 11728 estudiantes, distribuidos en las 5 sedes citadas. La Universidad Nacional cuenta con un Sistema de Colegios Humanistas Costarricenses. Estos colegios son académicos, preuniversitarios y responden al plan de estudios de educación diversificada del Ministerio de Educación Pública. Se ubican en Heredia, Coto, Nicoya y Sarapiquí. Atienden con altos niveles de excelencia académica a aproximadamente 300 estudiantes destacados.

Han ocupado la rectoría de la Universidad Nacional las siguientes personas: Benjamín Núñez Vargas, Alfio Piva Mesén, Edwin León Villalobos, Carlos Araya Pochet, Rose Marie Ruiz Bravo, Jorge Mora Alfaro, Sonia Marta Mora Escalante, Olman Segura Bonilla, Sandra León Coto, Alberto Salom Echeverría y Francisco González Alvarado (período 2020-2025).

En la actualidad, la Escuela de Planificación y Promoción Social (EPPS) de la UNA recoge la herencia del padre Núñez, en lo que respecta a la búsqueda de justicia, paz social, solidaridad, desarrollo integral de las personas, consecución de mejores condiciones de vida para los trabajadores y la edificación de una patria de propietarios; para ello, ha instituido la cátedra Alberto Martén Chavarría, instancia en la que se estudian, a profundidad, temas como los mencionados y se presentan soluciones pertinentes, desde una perspectiva solidarista.

En la Universidad Nacional desarrolla, desde 1974, su gestión el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional (SITUN). Asimismo, ejecuta labores de bienestar laboral el Fondo de Beneficio Social de los Trabajadores de la Universidad Nacional.

En la Universidad también actúa la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional (ASOUNA) que es la organización laboral más grande de la institución. Cuenta con el aporte decisivo de la UNA, lo que ha posibilitado que el auxilio se convierta en una prima de antigüedad (es decir, en un derecho adquirido), pagadera en todo caso de terminación de la relación laboral, sin límite o tope alguno. Contribuyendo así a la paz, la justicia social, desarrollo integral de los trabajadores y la armonía laboral en el seno de la Universidad.

Ahora bien, la actual coyuntura del país, caracterizada por una sociedad injusta y desigual, reclama imperiosamente líderes valientes y visionarios, como el padre Benjamín Núñez Vargas, mentor indiscutible de la Universidad Nacional, en su concepción de Universidad Necesaria.

Deseo fervientemente que la Universidad Nacional transite en el futuro, por amplias veredas de imaginación, desarrollo positivo y constructivo, en beneficio directo de las personas y regiones más vulnerables del país, plasmando así las altruistas aspiraciones de los próceres de la Patria que coadyuvaron en la creación de esta prestigiosa casa de estudios.

José Figueres Ferrer Presidente de Costa Rica, firma ley UNA 1973 con Uladislao Gámez-Ministro de Educación a su derecha.

Por medio de Asamblea General SITRAP conmemora su 50 aniversario

El Secretario General de SITRAP, Didier Leitón Valverde invitó a sus afiliados a conmemorar el 50 aniversario por medio de una Asamblea General que se llevó a cabo el domingo 15 de enero en el salón parroquial en Guápiles de Pococí.

En la Asamblea se brindó información sobre el quehacer de la organización en defensa de los derechos laborales de todas las personas trabajadoras en plantaciones de piña y banano de la zona del Caribe de nuestro país, entre otra información relevante e invitados importantes.

Compartimos el video de la invitación: