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Etiqueta: 50 aniversario

UNA celebrará 50 aniversario con comunidad Guanacasteca

El 26 y 27 de octubre la Universidad Nacional (UNA) y el pueblo guanacasteco conmemorarán los 50 años de creación de la institución con un festival artístico, cultural y científico.

El próximo jueves, 26 y viernes 27 de octubre, la Sede Regional Chorotega de la UNA conmemorará el 50 aniversario de la UNA, con una programación cargada de júbilo, música, arte, talleres, conferencias y mucho más. Dicha celebración se realizará en los Campus Nicoya y Liberia, respectivamente.

El jueves 26 el Campus Nicoya iniciará las actividades de conmemoración del 50 aniversario de la UNA con una develación de placa a las 8:00 a.m., luego la comunidad académica y Nicoya podrá unirse al pasacalle que saldrá del Campus universitario por el centro de la ciudad hasta el parque Recaredo Briceño, en donde a las 9:00 a.m. se llevará a cabo la feria de emprendimientos culturales y presentación de proyectos

A las 10:00 a.m. se realizará el acto protocolario del 50 aniversario de la UNA, con la participación de autoridades universitarias y fuerzas vivas del cantón. Asimismo, tendrá lugar inauguración del IV Congreso de Cultura en Guanacaste 2023, el cual se extenderá hasta el sábado, 28 de octubre. Las actividades de la mañana cerrarán con un homenaje al maestro quijonguero, Isidoro Guadamuz, con la presentación de un disco conmemorativo a la UNA.

Para la 1:00 p.m. en el parque de Nicoya se realizarán juegos tradicionales y actividades deportivas. A esa misma hora en la Casa de la Cultura de Nicoya, Francisco Morales ex fundador de la UNA y el historiador Vladimir de la Cruz presentarán la charla Raíces de la UNA: Siempre Necesaria. De 2:00 p.m. a 3:00 p.m. se presentará la conferencia Movilidades humanas y cultura en la formación histórica de Guanacaste. De 3:00 p.m. a 4:00 p.m. la charla Patrimonio cultural e inmaterial de Guanacaste. A las 4:00 p.m. en el parque de Nicoya se realizarán presentaciones artísticas y cierra la programación del 50 UNA en Nicoya con un concierto bailable con Los Golobios, en la plazoleta colonial a partir de las 7:00 p.m.

Liberia de fiesta

El viernes, 27 octubre una alegre Diana a partir de las 5:00 a.m. anunciará el inicio de la conmemoración del 50 aniversario de la UNA en el Campus Liberia, en el marco del Festival artístico, cultural y científico, eventos que se desarrollarán en el Museo de Guanacaste.

A los que gustan hacer deporte en las mañanas, a partir de las 8:00 a.m. se impartirá una clase de zumba, posteriormente, se realizará un ameno pasacalle y a las 9:00 a.m. se realizará la feria de emprendedores. A las 10:00 a.m. tendrá lugar el acto protocolario del 50 aniversario de la UNA.

De 1:00 p.m. a 6:00 p.m. en el Museo de Guanacaste se llevarán a cabo las actividades académicas y artísticas, entre ellas la charlas Construyendo un Diálogo Humanista, UNA su vinculación con Guanacaste, habrán recorridos a distintas horas por la antigua comandancia de Liberia, presentación de retahileros y la CimarrUNA, Tono Sepia, UNA Escena, Fútbol Tenis, BAILUNA, pintura colectiva, Última Avenida, entre otras más. Se culminará a las seis de la tarde con una noche bailable con los Reyes de la Plancha.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

El discurso que no pudo ser

Alberto Salom Echeverría

Había pensado comenzar mi conferencia el 16 de octubre en la UNA, con una frase que descubrí en el discurso de toma de posesión de Nelson Mandela, como primer hombre negro que llegó a la Presidencia de la República de Sudáfrica, el 10 de mayo de 1994. La frase que escogí de manera muy sopesada dice así: “El ser humano no tiene miedo a la oscuridad, tiene miedo a la luz”.

Se iba a efectuar mi conferencia, como se produjo la de los demás rectores que comparecieron, en el marco de la celebración del cincuenta aniversario de fundación de la UNA. Me esmeré por lo tanto en presentar un documento que fuera no solo veraz, sino que ahondara en lo que juzgo debe ser la universidad pública en este siglo XXI. Personalmente me encargué de la invitación de personas queridas, desde líderes políticos, familiares míos, personas académicas, estudiantes y administrativos no solo de la UNA sino de varias universidades.

No obstante, como ya adelanté, se encontró en las redes no oficiales de la universidad, una convocatoria por parte de un grupo pequeño pero influyente de estudiantes, llamando a sus pares a que se presentaran a mi conferencia, pero con propósitos inamistosos y hasta hostiles.

Ante esta situación, no dudé en comunicar que no comparecería a la invitación que respetuosamente se me hizo, porque por los antecedentes que se produjeron cuando fui rector, temí que mis invitados pudieran verse de pronto envueltos en una agitación bochornosa. También entonces, me encargué personalmente de desconvocar a todas aquellas personas que con tanto respeto había invitado.

Mi ponencia de principio a fin posee un tono respetuoso, analítico y propositivo. A pesar de que confío en la fuerza de las palabras que iba a pronunciar, porque soy amante del debate respetuoso y el diálogo constructivo, juzgué que existía una probabilidad muy alta de que mi intervención se viera interrumpida abruptamente. Me preocupó, sobre todo, el irrespeto que de hecho se podía producir contra las personas que iban a estar presentes. Sentí que no tenía derecho a titubear en mi resolución de suspender mi participación, ante la mera posibilidad de que se produjera un bochorno, del que eximo completamente al rector de la Universidad Nacional y a sus autoridades.

Aunque, considero y he reflexionado que, como académicos, como autoridades (de las que obviamente he formado parte), tenemos innegable responsabilidad de no haber sido capaces de formar a la totalidad de nuestras personas estudiantes, en una educación con valores bien acendrados de amor por la auténtica democracia, por la paz y la civilidad, por el diálogo respetuoso, el debate constructivo y al mismo tiempo crítico, pero sereno. Esta reflexión atañe también al cuerpo de académicos y personas del sector administrativo. En la UNA afirmamos que en el proceso de enseñanza aprendizaje, todos somos aprendientes. Porque, cuando hay acoso laboral contra personas de la población ocupada en la UNA y acoso sexual, algunas veces hasta con violencia, contra mujeres tanto del sector estudiantil, del mismo personal administrativo, como del académico, aunque sea propiciado por una minoría, se ha convertido en un problema indeseable que enferma el ambiente universitario y hace que, algunos sectores de la prensa con el ánimo de desprestigiar a la universidad magnifiquen sus efectos.

La universidad en su conjunto debe abocarse a analizar a fondo estas situaciones que he descrito, porque es parte consustancial de la vida universitaria y, por lo consiguiente debemos aprestarnos a asumirla en su integralidad para cimentar más a fondo los valores humanistas que le dieron luz a la Universidad Nacional.

Buscaré la forma de que las autoridades correspondientes, y aquellos académicos, estudiantes y administrativos que me lo soliciten tengan acceso a la ponencia que preparé para esta ocasión. Me siento con el mismo derecho que tuvieron las otras personas que han sido rectores de la UNA, a que mi experiencia como rector sea conocida y debatida entre la población universitaria que esté interesada. Puedo adelantar que el rector González se comprometió conmigo a buscar una oportunidad para que yo pueda expresar mi pensamiento de manera virtual, para subsanar el vacío que se ocasionó con mi renuncia a presentarme a la conferencia como originalmente lo había aceptado y lo tenía dispuesto. No me arrepiento, para proteger a mis invitados, como me lo ha dicho tanta gente, creo haber hecho lo correcto.

Aprecio enormemente las muestras de afecto recibidas, tanto por parte de quienes habían confirmado su asistencia, como de quienes no podían estar, todo lo cual por sí solo me llena de agradecimiento y cariño hacia todas estas personas que me escribieron o se comunicaron conmigo ofreciéndome observaciones muy importantes. Reitero que creo en la importancia de hacer escuchar nuestra voz y defender ese derecho; pero sobre todo creo en la paz, máxime en momentos de un mundo tan convulso y violento como el que estamos viviendo. Tengo la esperanza de que la vida me ofrezca otra oportunidad para departir con la población universitaria y también la de fuera de nuestra “Alma Mater”, me dirijo en particular a las personas que fueron invitadas, en un marco de cariño, respeto y seguridad.

Enviado a SURCOS por el autor.

50 años de la UNA: entrevista a Miguel Sobrado Chaves, fundador UNA

En el contexto de la celebración de los 50 años de la UNA, en una entrevista realizada el 14 de marzo de 2023 a Miguel Sobrado Chaves, comentó sobre los factores que favorecieron el nacimiento de esta universidad: el aumento en la tasa de crecimiento de la población en la década de los 50’s, una alta demanda universitaria, una gran faltante en la oferta de carreras y junto con dos fuertes tendencias del momento, la creación de una universidad europea y de una universidad que se acoplara a las necesidades nacionales. La creación de la Universidad Nacional se volvió una necesidad nacional.

A nivel externo, también habían condiciones especiales que intervinieron en su creación: cambio en la geopolítica regional, intereses por parte de Estados Unidos en impulsar reformas agrarias en Latinoamérica y el tema agrario como tendencia del momento.

En 1973 existía un proyecto para crear una universidad pedagógica, en el que se sumaban otros intereses de grupos por crearla. Su creación se dio en un momento en el que llegaban al país muchos exiliados altamente calificados y grandes intelectuales. Fue creada en torno al proyecto de la Escuela de Planificación y Promoción Social, del Padre Hugo Fernández, en el que llamaron a Miguel Sobrado Chaves a participar del mismo.

Comenta que, la Universidad ha llegado muy lejos en cuanto a la innovación en torno a la oferta de carreras, por ejemplo, ambientales, biología marina, ciencias deportivas, entre otras, que responden a las demandas y necesidades del país. Dice que la Universidad está para servir al país y para aprender de las experiencias y construir cambios a partir de los mismos.

Finaliza la entrevista con la idea de cuestionarse sobre qué hace falta y cómo podemos resolverlo; destaca que un aspecto faltante en la UNA es la autoevaluación, por lo que señala que es necesario capacitar y actualizar a los docentes sobre las tecnologías nuevas y cambiantes para acoplarse al mundo tecnológico. 

Si desea ver la entrevista completa lo puede hacer al siguiente enlace:

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (IV y final)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA)

El surgimiento de la UNA o Universidad Nacional de Costa Rica estuvo marcado por grandes esperanzas y expectativas (en tiempos de crecimiento económico y auge del estado benefactor) de transformación de la sociedad costarricense, cuando los efectos del crecimiento demográfico sostenido desde los primeros años de la posguerra, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial,  se hacían sentir con demandas crecientes de servicios en el campo de la educación, la salud, las edificaciones y la infraestructura vial, en la medida en que una nueva generación, la del Baby Boom, tocaba las puertas de la educación superior cuando la Universidad de Costa Rica era la única institución de educación superior en el país. Fue entonces cuando se crearon nuevas universidades públicas como la UNA, el TEC y la UNED y se produjo una diversificación parcial del sistema educación superior pública de Costa Rica que nació en esos tempranos años de la década de los setenta. Lo paradójico del caso de la UNA es que no figurara entre sus planes la creación de carreras como derecho y medicina más aun, teniendo en cuenta que con la avalancha de universidades privadas surgidas durante las décadas posteriores, y la conversión de la educación en un mero negocio, esas entidades crearon numerosas escuelas de derecho y medicina, valiéndose de los docentes y la investigación que se realiza en las universidades públicas.

En el año de 1977, cuando el doctor Celedonio Ramírez aspiró a la rectoría de la UNA, frente a la candidatura del doctor Alfio Piva Mesén, quien fuera el segundo rector de la institución, recuerdo muy bien la afirmación de quien posteriormente fuera rector de la UNED, de haber recibido la oferta de asumir el Hospital San Juan de Dios, lo que hubiera sido un insumo importante para que la UNA creara una escuela de Medicina mucho antes de que las universidades privadas lo hicieran. ¿será por ese motivo que algunos estudiantes de entonces se sintieron defraudados con la nueva institución, alegando que la UNA les quedó debiendo?

La conmemoración de los cincuenta años de la nueva institución universitaria, que heredó buena parte de la tradición intelectual e instalaciones de la vieja Escuela Normal, fundada más de medio siglo atrás (1915), corre el riesgo de impregnarse del espíritu o ethos de estos tiempos marcados por el totalitarismo neoliberal, y el acelerado desmantelamiento del estado social de derecho que la acompañó durante la primera etapa de su desenvolvimiento institucional. Algunas de las reacciones. y comentarios de otros protagonistas de la vida institucional de entonces, publicadas en estos días, han sido omisas y acomodaticias hacia el presente neoliberal, soslayando así muchas dimensiones del proceso fundacional y el contexto sociopolítico en que se produjo (Ver al respecto José Eduardo Mora “La universidad “necesaria” del Padre Núñez” Semanario Universidad, edición 2454, 1 al 7 de marzo 2023,  página 18, Cultura, en especial en lo referente a las declaraciones de Rodrigo Carreras y Vladimir De La Cruz). Se tiende a obviar la naturaleza específica del proyecto llamado universidad necesaria, especialmente en lo académico, con sus implicaciones en un nuevo tipo de universidad (¿la universidad necesaria acaso?, la que más allá de su mera enunciación implicaba un proyecto académico muy ambicioso) y en cuanto al compromiso político con los sectores populares que planteaba, también en cuanto a la naturaleza del IESTRA y otras unidades académicas e investigativas, que representó una gran oportunidad para incursionar en las múltiples dimensiones del mundo del trabajo (algo que había planteado en una entrega anterior de este artículo), las que iban mucho allá de la docencia dirigida hacia el sindicalismo y el cooperativismo. Siempre estaremos expuestos a la naturaleza acomodaticia de las “verdades oficiales” o mentiras complacientes, motivo por el que sólo la vigilancia y el espíritu crítico, incluso hacia nosotros mismos, pueden librarnos de caer en esas trampas tan peligrosas en este medio siglo transcurrido, desde el nacimiento de la UNA.

En el área de las llamadas Ciencias de la Salud se optó por darle impulso a la Escuela de Medicina Veterinaria, con su hospital veterinario, ambos ubicados en el Campus Benjamín Núñez (Barreal de Heredia), los que han representado toda una revolución en ese campo, dada su enorme proyección hacia el conjunto del sector agropecuario, especialmente en los órdenes de la investigación y extensión.

En medio de la “normalización” y burocratización crecientes, los posgrados representaron una excelente oportunidad para el ensanchamiento de la investigación y la docencia universitaria, si bien la sincronía y la concreción de esas iniciativas no siempre fueron las que se requerían, incluso con urgencia, lo que puede haber dado lugar a una falta de retroalimentación hacia muchas de las propuestas académicas de los fundadores.

La creación de la Maestría en Política Económica, ligada a la Facultad de Ciencias Sociales marcó un punto de inflexión para la docencia y la investigación en la UNA, pues alimentó también los estudios de grado y se proyectó hacia el conjunto de la sociedad costarricense. Posteriormente, los posgrados en otras facultades y especialmente en la Filosofía y Letras, aceleraron el proceso de retroalimentación de la docencia en los estudios de grado. La doctora Magda Zavala jugó un gran papel para la expansión de esos estudios en la mencionada facultad, a pesar de las dificultades de orden institucional que tuvo que afrontar.

Concluyo manifestando que restan muchos temas y situaciones específicas de la vida universitaria, a lo largo de los cincuenta años transcurridos, sobre los que debería haber una discusión constructiva entre quienes fueron sus protagonistas, lo que resulta más urgente en la medida que muchos de ellos van abandonando el escenario histórico,  en especial los de la generación del baby boom.

UNA celebra aniversario con la comunidad Herediana

El 14 y 15 de marzo la Universidad Nacional (UNA) y el pueblo herediano se lanzarán a las calles para celebrar la apertura de la Institución. 

Un 14 de marzo, hace 50 años, la Universidad Nacional abrió sus puertas al país. La comunidad herediana tomó las calles de la provincia para celebrar con entusiasmo, la llegada de la Universidad Necesaria a la ciudad de los maestros.

El próximo martes 14 y miércoles 15 de marzo en el 50 aniversario de nuestra Institución, recrearemos el júbilo de aquella fecha con música, arte, talleres, conferencias y mucho más.

El martes a las 8 a.m. podrá unirse al pasacalle que saldrá de la Explanada 11 de abril de la UNA, ahí participarán las bandas de las escuelas Rafael Moya y Juan Mora Fernández, los pasacalle de las escuelas Manuela Camacho, Los Ángeles de San Rafael de Heredia; las bandas y pasacalle del   liceo de Heredia y el Conservatorio Castella, así como el equipo de porrismo de Promoción Estudiantil de la UNA, el Movimiento Estudiantil indígena, la Escuela de Arte Escénico de la UNA, la comparsa de la UCR del Pacífico, la Escuela de Danza UNA, cimarrona y mascaradas entre otros.

A las 10:30 a.m. en el parque Nicolás Ulloa (central), iniciará el acto protocolario, con la participación de autoridades universitarias y actores locales. A las 12 m. participará la Banda de Conciertos de Heredia, a partir de la 1:30 y hasta las 5:30 p.m. habrá presentaciones de la Escuela de Danza la Escuela de Música, el grupo folclórico Barbac, el Cuarteto de Saxofones y el Coro de la Sierra, los 3 últimos grupos representativos del Departamento de Promoción Estudiantil de la UNA. A partir de las 7 p.m. le invitamos al concierto con Nakury y Mentados. 

Para el 15 de marzo, tanto en el Centro de Cultura Omar Dengo como en el parque Nicolás Ulloa, de 8 a.m. a 12 m. se desarrollarán talleres para niños, jóvenes y adultos, en temas como educación somática, danza, improvisación y expresión del movimiento, creatividad, música y química, entre otros.

De 9 a 11 a.m. en el Centro Cultural Omar Dengo y en la Casa de la Cultura Alfredo González Flores, se impartirán conferencias sobre la creación del corredor interurbano del área metropolitana de Heredia, Movilidad urbana y saludable en el cantón Central de Heredia, diagnóstico comunitario sobre la situación de salud mental y riesgo suicida, sistema de alerta temprana de terremotos, políticas públicas, uso de suelo y conflictos por el agua en el espacio urbano de Heredia y ciudades inteligentes.

Por la tarde, el parque será el escenario para la Cátedra de percusión de la Escuela de Música, el espectáculo Baile de máscaras de la Escuela de Arte Escénico, Cámara Danza de la Escuela de Danza d la UNA, la Rondalla y Marimba, estos últimos grupos representativos del Departamento de Promoción Estudiantil de la UNA. 

El concierto de cierre será con Kawe Calypso y el Colectivo Manteca a partir de las 7 p.m.

Tanto el 14 como el 15 de marzo de 6 a 8:30 p.m. la Escuela de Arte Escénico hará una instalación artística intermedial en la entrada a la plaza de la Diversidad, en el campus Omar Dengo.

Asimismo, durante ambos días, en el parque Nicolás Ulloa, habrá una feria de proyectos, donde se expondrá el quehacer universitario en áreas como investigaciones apícolas, medicina veterinaria, buenas prácticas agrícolas, producción de rumiantes menores, resiliencia y adaptación de pequeños y medianos cafetaleros, comunidades educativas construyendo paz, programas de lingüística, investigación y servicios forestales, entre otros.

Información Comunicación UNA.

Conversemos con el TEC: 50 años de la primera lección inaugural – con Vladimir de la Cruz

Tecnológico de Costa Rica

En el marco del 50 aniversario de la primera lección inaugural del Tecnológico de Costa Rica (TEC), ‘Conversemos con el TEC’ invita a la población en general, a participar de la transmisión y análisis del contexto en que surge esta institución de educación superior pública, junto al historiador Vladimir de la Cruz.

La actividad se transmitirá en vivo el próximo viernes 3 de marzo de 2023 a las 3:00 p. m., por medio del canal de YouTube y del perfil de Facebook de Conversemos con el TEC. Puede ver la exposición posteriormente en esos espacios.

Si desea ver la noticia completa, puede visitar el siguiente enlace: https://www.tec.ac.cr/eventos/50-anos-primera-leccion-inaugural-conversemos-tec

La cuestión de la Universidad Necesaria: A 50 años de la Universidad Nacional (UNA)

Alberto Salom Echeverría

Los orígenes de la UNA

La Universidad Nacional, cuyo campus central se encuentra ubicado en la provincia de Heredia, fue fundada oficialmente el 15 de febrero de 1973. Por lo consiguiente, acaba de cumplir 50 años de vida institucional.

El momento de su nacimiento fue propicio, porque apenas existían dos universidades públicas de altísima calidad, como eran La Universidad de Costa Rica (UCR) y, el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), el cual acababa de fundarse. La UCR no estaba logrando satisfacer la inmensa demanda de educación superior por parte de los egresados de los estudios de bachillerato. La generación de los niños nacidos en la década de los años cincuenta, conocida como “la generación de los baby booms” por la gran explosión demográfica que se produjo en esa década, tocaba las puertas de los estudios superiores en los setenta.

Fueron muchos los estudiantes egresados de la secundaria que carecieron de recursos económicos para costearse los estudios de educación superior, sin que, especialmente la UCR dada su mayor antigüedad, le fuera posible becarlos a todos. Mucho menos el TEC que, como acabo de expresar, acababa de nacer a la vida institucional. Por otra parte, una gran cantidad de jóvenes vieron frustrados su intento de acceder al máximo nivel de educación, tras ser rechazados al presentar el examen de admisión. Los estudiantes que fracasaban con mayor frecuencia provenían de colegios públicos ubicados en zonas urbano-marginales y, con más asiduidad todavía sucumbían ante la prueba de admisión aquellos otros que, se habían egresado de colegios públicos de zonas rurales con graves rezagos económicos, sociales y culturales.

Por lo consiguiente, en aquellas circunstancias del primer quinquenio de los setenta, las opciones de cupo eran en su gran mayoría aprovechadas por estudiantes que se graduaban en los colegios privados del área metropolitana (AM) y en segundo lugar emergían de los colegios públicos de más larga data. Por eso mismo, sus familias poseían mejores recursos educativos y culturales. Fue así como se constituyó una enorme desigualdad en cuanto a la calidad de la educación media, entre los colegios privados, los semi públicos, junto con los públicos más “prestigiosos”, frente a las instituciones públicas, urbanas o rurales ubicadas en regiones deprimidas de la sociedad. La más evidente diferencia y distancia social fue la que se estableció en favor de los colegios privados, con respecto a los colegios rurales fuera de la región central del país (AM). Derivado de lo anterior, se comenzó a producir irremediablemente una suerte de “elitización” de la educación superior que, generó una gran inconformidad, tanto entre personas afines a los círculos de la educación, como en el seno de las familias cuyos hijos se vieron marginados de la oportunidad de acceder a los estudios universitarios. El ambiente se comenzó a crispar.

Los fundadores de la UNA lanzaron un mensaje claro, ofreciendo respuestas ante esta situación aparentemente sin salida. La propuesta no solo comprendió la situación calamitosa del ingreso a la universidad para una parte de los estudiantes que se veían marginados, también contempló una respuesta integral, de carácter académico: el presbítero Benjamín Núñez planteó al amparo de la teoría del sociólogo brasileño Darcy Ribeiro, una tesis vernácula al concepto elaborado por este último de “Universidad Necesaria.”

Antes de que se hubiese llegado a este punto, es necesario señalar que, en la Asamblea Legislativa, los diputados de entonces Daniel Oduber Quirós y Francisco Morales Hernández, enderezaron la propuesta del ministro de educación pública del gobierno del presidente José Figueres Ferrer, Uladislao Gámez Solano, quien originalmente había planteado la creación de una universidad pedagógica. Aunque la idea de una universidad pedagógica sonaba interesante, sobre todo para darle continuidad a la “Escuela Normal Superior”, no podía convertirse en la alternativa que requerían los estudiantes que se veían segregados a causa de su situación de carácter económico social y cultural, pues ellos demandaban acceso a diferentes carreras y no solamente a una institución que ofreciera exclusivamente la opción pedagógica.

El Concepto de la Universidad Necesaria.

Como quedó expresado, el concepto de “Universidad Necesaria” fue acuñado primeramente por el académico brasileño Darcy Ribeiro. Otros intelectuales humanistas latinoamericanos lo secundaron como el filósofo y escritor mexicano Leopoldo Zea.

Ribeiro fue un estudioso de la antropología cultural especialmente. En tal virtud, estudió los procesos culturales de diferentes países de América Latina, y planteó reformas universitarias en varios de ellos comenzando por su Brasil natal. Fue nombrado por el presidente Kubitschek como primer rector de la Universidad de Brasilia; luego durante el gobierno reformista de Joao Goulart, éste lo nombró ministro de Cultura, período durante el cual impulsó una obra democratizadora, reconocida por sus grandes logros en la educación y la cultura de Brasil. Tras el golpe de estado que se le propinó a Goulart, debió asilarse en la embajada de Uruguay, desde donde posteriormente se trasladó a La República Oriental del Uruguay. Allí prosiguió sus estudios sobre las identidades culturales de los pueblos latinoamericanos. Regresó finalmente a Brasil, donde llegó a ser senador del Estado Federal en Sao Pablo.

Gracias a todos estos antecedentes, desarrolló una conceptualización de la “Universidad Necesaria en varias dimensiones: 1- De acuerdo con sus postulados los pueblos latinoamericanos constituyeron identidades nuevas, a lo largo del proceso de colonización Hispánica y Lusitania. Según Ribeiro la cultura estaba conformada por un sincretismo de tres grandes culturas, la cultura hispánica, la indígena y la africana (y la lusitana, agrego ahora). Esta mezcla fue la que dotó a la cultura latinoamericana de la originalidad que ella posee. Sin embargo, reconoció siempre las indiscutibles diferencias entre regiones y después cuando se conformaron como repúblicas en el subcontinente. Empero, en su criterio, este proceso único frente a la cultura europea y estadounidense es el que alimenta la visión de la primera reforma universitaria que tuvo lugar a principios del siglo XX, teniendo como epicentro “la Reforma de Córdoba” en Argentina en 1918. 2-La segunda reforma para Ribeiro fue la que se desarrolló más bien en la segunda mitad de la centuria, sobre todo durante la década de los setenta. “…no se puede entender -postula Ribeiro- el desenvolvimiento de las universidades en América Latina en los siglos XIX y XX, sin interpretar estas instituciones de educación superior en el proceso civilizatorio y su posición en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo.” (Cfr. Ribeiro, Darcy. (1993): “El Proceso Civilizatorio. De la Revolución Agrícola a la Termonuclear.” México. Editorial Extemporáneos, S.A).

Permítaseme agregar otra cita: “En la segunda mitad del siglo XX, los vientos de una nueva reforma universitaria recorrieron los ámbitos de la educación superior en América Latina. Así también había ocurrido en 1918, cuando en Argentina, el grito de Córdoba dio el aviso reformista hacia la nueva educación universitaria.” (Cfr. Ribeiro, D. (1971): “La Universidad Latinoamericana.” Caracas, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela.) Es desde esta perspectiva que Darcy Ribeiro plantea que las universidades son y serán las fuentes de donde emanará el pensamiento crítico y se forjarán los profesionales que se conviertan en los motores de un desarrollo y una identidad propia de los pueblos latinoamericanos. Postula que en las universidades es donde se forman los dirigentes para el cambio que nuestra América necesita para impulsar su desarrollo con progreso social. Por ello, reflexionaba que se requería impulsar nuevas estructuras en las universidades en consonancia con la necesidad de apuntalar dicho progreso con independencia identitaria. La función de la universidad latinoamericana consiste en la promoción de una cultura autónoma, no enajenada a las estructuras neocoloniales. Para ello el requisito es la creación de institutos independientes de investigación y la extensión universitaria que alimenten la docencia. (Cfr. Ribeiro, D. (1993): “La Cultura Latinoamericana”, en: Fuentes de la Cultura Latinoamericana, coord. Por Leopoldo Zea. México, Fondo de Cultura Económica, Tomo I.)

Ribeiro también planteó que la Universidad Necesaria en América Latina estaba llamada a cumplir un papel dinamizador ente lo que percibió como una nueva “revolución tecnológica”, más profunda que la “revolución industrial”: “La revolución termonuclear”. También planteó que de cara a esta revolución se deben preparar los nuevos cuadros profesionales, en el contexto de una visión cultural y humanista propia. El gran problema consideró era la falta de recursos económicos de que adolecen la mayoría de las instituciones de educación superior, para asegurar el imprescindible desarrollo autónomo. Por esa razón postulaba que, la colaboración entre universidades latinoamericanas se convertía en algo imprescindible. Para Ribeiro la unidad básica de la universidad moderna e independiente de la política, debía ser la unidad departamental y, en torno a ella deben operar los institutos de investigación y extensión universitaria. También consideró crucial la estructuración de los posgrados, la relevancia de las facultades dedicadas a la formación del magisterio, la rendición de cuentas de todo el personal universitaria y, entre las más importantes, la evaluación quinquenal del cuerpo docente.

Vale la pena señalar que el aporte más original de Ribeiro a la estructura de las universidades lo propuso cuando se empleó a fondo en la tarea de la reforma de la Universidad de Brasilia. Para combatir la excesiva compartimentación de la educación superior, basada en unidades autárquicas, separadas las unas de las otras, incluidos los institutos de investigación disciplinarios, Ribeiro propuso más bien una modalidad consistente en tres cuerpos de órganos de enseñanza, de investigación y de extensión cultural, integrados en una estructura funcional: los institutos centrales de ciencias, letras y artes (Matemáticas, Física, Química, Biología, Geociencias, Ciencias Humanas, Letras y Artes), las Facultades Profesionales (Ciencias Agrarias, Ciencias Médicas, Ciencias Tecnológicas, Ciencias Políticas y Sociales, Arquitectura y Urbanismo y Educación) y de Unidades Complementarias (Biblioteca Central, Editorial, Radiodifusora, Estadio y Museum). (Cfr. Ribeiro, D. (1962): Plan orientador do Universidad de Brasilia, Editora UNB, Brasilia. Véase también del mismo autor “La Universidad Latinoamericana”. Op cit. Pp. 92-106)

La Universidad Necesaria en Costa Rica.

El principal fundador de la Universidad Nacional fue quien llevó la batuta en la propuesta y “vernaculización” del concepto de “Universidad Necesaria”. Entendemos por “vernaculización”, una ruta para hacer propio de la cultura costarricense un concepto como el de “Universidad Necesaria”. Esto significa que en líneas generales se toma el concepto propuesto por Darcy Ribeiro, pero adaptándolo a las características de la “formación socioeconómica y cultural” costarricense. La primera adaptación consiste en que se reconoce la realidad costarricense como una “…cada vez más singular en el concierto latinoamericano, [debido a] factores peculiares de la formación de Costa Rica como nación y como pueblo.” (Cfr. Núñez, B. (1994) “Hacia la Universidad Necesaria”. Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), Heredia CR). De acuerdo con el criterio del fundador de la UNA, ello es así derivado de: 1- el relativo aislamiento de Costa Rica respecto de la explotación y de la codicia colonial-mercantilista. 2- la ausencia de formas de trabajo servil y 3- del logro consecuente de una distribución relativamente equilibrada, en comparación con los otros países latinoamericanos del factor productivo fundamental en una economía agraria y pobre: la tierra. (Cfr. Ibidem).

Aquí hay una clara diferenciación con respecto a la propuesta de Ribeiro en dos sentidos: el primero tiene que ver con la caracterización de la situación de Costa Rica como una peculiaridad en el contexto latinoamericano. El segundo, está implícito, pero posteriormente el Dr. Benjamín Núñez lo hará explícito: si Costa Rica es un país con una distribución “relativamente más equilibrada”, en particular en cuanto al recurso de la tierra, y donde la explotación, la codicia colonial mercantilista, y el trabajo servil no fueron tan extremos como en el resto de los países, la universidad se desenvolverá en un contexto, en el que lo que se requiere es mejorar el sistema democrático, ya que «en la sociedad global se mantienen las instituciones democráticas [y una] capacidad de promover el desarrollo, con participación ampliada y la posibilidad de la formación de un consenso con propósitos nacionales comunes”. (Cfr. Ops.cit. pp. 27).

Por otra parte, para el Dr. Benjamín Núñez, la universidad costarricense no repite la historia reciente de regresión que se ha observado en tantas universidades latinoamericanas. En consecuencia, gracias además a la conquista de la autonomía universitaria, la universidad costarricense continúa libre e independiente y puede contribuir a promover un desarrollo más participativo y democrático; puesto que en la sociedad global, se mantienen las instituciones democráticas y la capacidad de promover este desarrollo, con participación ampliada, para lograr la formación de un consenso con propósitos nacionales comunes. No se trata, por lo tanto, como lo proponía Darcy Ribeiro, de la universidad inserta en un contexto de lucha por la transformación integral de la sociedad.

Para Benjamín Núñez, La Universidad Necesaria implica en nuestro contexto, no solo la “formación de una conciencia crítica”, sino algo más comprometido aún, pues se requería que ella participara de manera decisiva en la formulación de una propuesta de solución de los problemas, desde una posición no política, pero sí científica y tecnológica, poniendo al servicio de este propósito, las investigaciones sistemáticas de los problemas nacionales. El resumen realizado por el fundador de la UNA queda patente en la siguiente cita textual: “…la Universidad Nacional debe definir su vocación histórica como la responsabilidad de contribuir al estudio y a la solución de problemas de crecimiento productivo del país, de integración solidaria de su población, de autonomía en las decisiones fundamentales, de preservación y perfeccionamiento de la democracia en Costa Rica”. (Cfr. Ibidem. Pp 32)

Al hacer vernácula la propuesta del concepto de la “Universidad Necesaria”, el Dr. Benjamín Núñez debió entrar en una disquisición acerca de la particularidad del desarrollo costarricense con respecto al contexto latinoamericano, insuficientemente caracterizado y con algunas inexactitudes, a resultas de lo cual quedó sobrevalorada la particularidad de la democracia costarricense. Estas premisas le permitieron comprometer de antemano la propuesta acerca del carácter de la transformación que aguardaba (y aguarda todavía) a la sociedad costarricense, para dejarla constreñida a la “preservación y perfeccionamiento de la democracia en Costa Rica”; en lugar de dejar abierto el aporte de acuerdo con el estudio científico específico de la realidad en los diferentes campos, para que fueran las fuerzas sociales y políticas las que a partir de allí escojan el rumbo que desean imprimirle al país, con base, eso sí, en mecanismos ampliamente participativos y democráticos de decisión.

Estimo que hace falta una valoración a fondo acerca del carácter y la naturaleza de la cultura e institucionalidad democrática costarricense, en cuya tarea las universidades costarricenses (así en plural) han aportado ya desde muchos estudios y tienen mucho más que aportar.

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (III)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

A lo largo de su medio siglo de existencia ya transcurrido, la UNA se fue dotando de una importante infraestructura física, tanto en sus campus Omar Dengo y Benjamín Núñez, el primero ubicado en la ciudad de Heredia y el segundo en el sector del Barreal de Heredia, donde se concentran algunas de sus actividades más importantes de docencia, investigación y extensión, como también en los de las sedes y subsedes regionales de Pérez Zeledón, Coto, Liberia, Nicoya y Sarapiquí por lo que la nueva universidad fue consolidando la proyección nacional que siempre la caracterizó, aunque también en esto hay una gran diversidad de opiniones, si bien algunas caricaturescas como la de quienes hablaban de la “Universidad de Heredia” o simplemente “la del río Pirro”, con connotaciones también peyorativas. Sin embargo, fue el abandono gradual del proyecto académico original, con sus proyecciones sociales e interdisciplinariedad, lo que tiende a pesar desapercibido, o silenciado en la manera de evocar (o verdad oficial y oficiosa, para el caso) el inicio de la vida universitaria durante su etapa fundacional.

Los aportes de la UNA en los campos de la investigación y la extensión han sido tan valiosos como los de la docencia, y abarcan un espectro muy amplio en diversos campos de actividad científica, la acción social y de respaldo a la cogestión de comunidades y cooperativas de agricultores, pescadores y apicultores en diversos puntos de la geografía nacional. También, han sido muy importantes las contribuciones específicas del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de la institución (OVSICORI), la Escuela de Biología Marina y sus laboratorios acerca de los problemas planteados por la pesca de arrastre, la matanza de tiburones y la pesca abusiva en el domo térmico de nuestra zona exclusiva marítima del Pacífico, las investigaciones de la Escuela de Química sobre la contaminación ambiental en los espacios urbanos entre otras actividades, el programa de investigación de plaguicidas y las implicaciones su toxicidad en el agro, el programa de análisis de la coyuntura económica y social, auspiciado por las escuelas de economía y sociología, las investigaciones del IDELA y sus constantes publicaciones sobre nuestra área continental, los del IDESPO o Instituto de Estudios de Población con sus encuestas demográficas, sociales, como también de opinión sobre temas sociales y políticos. En fin, todo un conjunto de acciones con las que UNA impacta en la comunidad nacional para beneficio de todos sus habitantes, si bien advertimos que este no pretende, de manera alguna, ser enumeración exhaustiva del inmenso aporte de esta universidad pública a nuestra nación.

La UNA acogió como estudiantes a jóvenes provenientes de los sectores populares, tanto urbanos como rurales, lo que se reflejó en las estadísticas para cuantificar los resultados y tendencias de las políticas de admisión, becas y residencias estudiantiles dentro del ethos del proyecto inicial de la UNA. Los logros se pueden apreciar también en el orden de lo cualitativo y en la medida del tiempo transcurrido se han hecho mucho más evidentes.

En los inicios mismos de la nueva institución, la creación del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), rescatando la colección del Repertorio Americano de Joaquín García Monge (publicado en Costa Rica entre 1919 y 1958), con la ayuda de su hijo, el doctor Eugenio García Carrillo, dando lugar a un largo proceso de recuperación, análisis y divulgación de los contenidos de esa extraordinaria revista que circuló por todo el continente (Francisco Morales Hernández y Mario Oliva Medina, dixit). Por otro lado, los esfuerzos del IDELA se orientaron hacia el análisis de las tendencias que caracterizan  al conjunto de nuestra región, en el plano de lo cultural, de la integración regional y el reconocimiento de una identidad común, y la del  Instituto de Estudios del Trabajo (IESTRA), con sus pioneras investigaciones y la docencia dirigida hacia los trabajadores sindicalizados, permitieron avizorar las tendencias y orientaciones  de la UNA hacia el mundo laboral, con toda su intrincada y compleja problemática, cuando aún no soplaban los vientos fríos del pensamiento único neoliberal, los que fueron alejando a la socialdemocracia regional de sus políticas keynesianas y reformistas en el mundo laboral y empresarial, al mismo tiempo que entraban en una crisis, incluso de identidad, la casi totalidad de los diversos sectores de la izquierda socialista o comunista (¿meras etiquetas acaso?), los que durante las décadas siguientes abandonaron gradualmente las reivindicaciones obreras y campesinas en materia de legislación laboral, contrato colectivo de trabajo, salud ocupacional, sindicalización y respeto a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Todo este lento y sostenido proceso, que si bien no se dio en términos del discurso pero sí en el de los hechos, como resultado del arribo de la llamada posmodernidad y presunto el abandono de los “grandes relatos” del período de entreguerras y la última posguerra, caracterizada por un crecimiento económico sostenido y el despliegue del estado de bienestar. Esto explicaría, al menos en parte, el cierre o reconversión del IESTRA en los últimos años del siglo XX, un hecho al cual hicimos alusión en la segunda parte de artículo y que marcó un punto de inflexión hacia una visión tecnocrática y utilitarista de la institucionalidad universitaria, frente al que al menos uno de los fundadores de la UNA, Francisco Morales Hernández protestó vehementemente. Tendremos que seguir conversando sobre otras dimensiones de la inmensa proyección de la UNA sobre el conjunto de la sociedad costarricense.

50 Aniversario de la UNA – Ciclo de conferencias

El miércoles 8 de marzo, 2023 a las 2:00 p.m. en el Auditorio Clodomiro Picado Twight, en el Campus Omar Dengo en Heredia se dará una conferencia a cargo de Rose Marie Ruiz Bravo (exrectora de la Universidad Nacional (UNA) de 1989-1995), bajo el ciclo de conferencias 2023 de exrectores y exrectoras de la UNA. Esto en los cincuenta años de dicha Universidad.