Algunos le hablan a la gente del ADN del Deportivo Saprissa, como si los aficionados al fútbol (algunos con baja escolaridad) supieran de qué se trata.
El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es el material que contiene la información hereditaria en los humanos, en otras palabras, aquello que nos hace diferentes, distingue, los rasgos propios de la personalidad.
Moda
Los saprissistas pusieron de moda hablar de su ADN, algunos rasgos particulares diferenciadores del resto, la saprihora, por ejemplo, ganan partidos en el último minuto.
También los distingue (según ellos) la fidelidad de la afición.
Además, se dicen conquistadores de campeonatos por excelencia.
Como si fuera poco, se manifiestan el equipo del pueblo, con aficionados en todo el país, el de más seguidores.
Los códigos del camerino están establecidos, quien llega a vestir la camisa morada, lo hace, en sentido figurado para dar la vida por ella.
A la vista
Los resultados están a la vista, ya le lleva más de 10 títulos a su archirrival, Liga Deportiva Alajuelense.
En la acera del frente, el camino ha sido diferente, el fútbol como negocio, los marcadores distintivos del liguismo tomaron otro rumbo desde la era exitosa de Oscar “El Machillo” Ramírez.
Figuras emblemáticas desaparecieron de las ligas menores. Mientras Saprissa mantenía en sus divisiones inferiores a Vladimir Quesada y otros, en Alajuela le daban las gracias a los Montero, Oviedo, Miso, Delgado, Izaguirre.
En tanto Horizonte Morado rescataba la idea (luego de la era mexicana de Jorge Vergara), de devolverle el equipo a sus legítimos dueños, ¡los ticos!, en la Liga apostaban por gente con pergaminos académicos, visión de negocio, pocas raíces del pasado.
¿Espejismo?
En ese espacio surge el Centro de Alto Rendimiento (CAR), esa suerte de “Masia” criolla, donde el Barcelona de España incuba sus futuras joyas, estilo Lio Messi y tantos otros.
Es peligroso el espejismo de hacerle creer a jóvenes adolescentes, ahora de ambos sexos, que están ahí como los elegidos, por medio del fútbol resolverán sus carencias, en equipos de primer nivel en el mundo.
Para reforzarles la idea, posiblemente sin proponérselo, devolvieron como espejos a quienes con el sacrificio de juventud lograron éxito: Bryan Ruiz, Junior Díaz, Celso Borges, Joel Campbell, Michael Barrantes.
Los jugadores en formación inconscientemente no están pensando quedarse en la Liga, ellos miran los goces de Europa, ese pareciera ser el nuevo ADN manudo.
De seguir así el asunto, en el patio casero, el saprissismo seguirá mandando por un buen rato.
El ADN morado existe, otros equipos lo andan buscando, el balón se resiste a entrar al marco.
Ultrasecuenciador generará nuevo conocimiento para contrarrestar padecimientos de difícil tratamiento y alta mortalidad
Contribución UCR irá de la mano con la bioinformática y la biocomputación molecular en el análisis masivo de ADN
Este es el ultrasecuenciador, que permitirá identificar cuáles genes en el ADN contribuyen en el desarrollo de enfermedades complejas como el cáncer (foto Karla Richmond).
Estudiar a profundidad las mutaciones genéticas que inciden en el desarrollo de enfermedades complejas como el cáncer y la muerte súbita, será posible mediante un nuevo equipo tecnológico de última generación, que le permitirá al Centro de Investigación en Hematología y Trastornos Afines (CIHATA) de la Universidad de Costa Rica (UCR), generar nuevo conocimiento que contribuya a entender mejor este tipo de patologías de difícil tratamiento y de alta mortalidad en el país.
Se trata de un ultrasecuenciador, también conocido por el nombre de secuenciador de nueva generación (NGS), que tiene la capacidad de procesar y analizar secuencias masivas de ADN de una manera más rápida y eficiente que el método tradicional, con el fin de hallar las variantes en el genoma humano que inciden en la aparición de diversas enfermedades, y así aportar nuevos insumos que sirvan para contrarrestar esos padecimientos.
El equipo es el primero en Centroamérica y el Caribe ubicado en un centro hospitalario que se destinará a la investigación clínica, y que trabajará de la mano con la bioinformática, plataforma tecnológica encargada de recibir, almacenar y gestionar datos de carácter biológico, mediante novedosas técnicas de procesamiento que aseguren una adecuada interpretación y respaldo de la información genómica.
En total, cerca de 120 mil dólares fueron invertidos en la compra del nuevo procesador genético por medio de los fondos de Rectoría, que la UCR distribuye cada año en la compra de equipos de punta que apoyen el avance y el desarrollo científico de Costa Rica al servicio de la salud pública nacional.
De acuerdo con el Dr. Ricardo Chinchilla Monge, investigador del CIHATA, el ultrasecuenciador es una tecnología reciente con aproximadamente diez años de inicio a nivel mundial, lo que contribuye a que el país esté en la vanguardia de los últimos avances tecnológicos, y posea las mejores herramientas para afrontar patologías de alta complejidad.
“Se busca empezar a investigar el funcionamiento de distintos procesos biológicos de las enfermedades en relación con la genética de la población costarricense. Los genes, cuando presentan variantes, pueden provocar un desbalance funcional en el organismo. Por esa razón, es necesario analizar cuáles genes fomentan la aparición de enfermedades que causan gran cantidad de muertes al año como el cáncer, y generar información que impulse tratamientos personalizados para el paciente” indicó el Dr. Chinchilla.
Los estudios se realizarán en conjunto con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), específicamente, en el Hospital San Juan de Dios, donde el Centro tiene sus instalaciones.
La UCR cuenta con el primer ultrasecuenciador molecular interconectado a un clúster informático de Costa Rica y Centroamérica, a cargo del bioinformático Allan Orozco. Foto Karla Richmond.
Unido con la bioinformática
El ultrasecuenciador estará interconectado con un moderno clúster bioinformático. Ese sistema, junto con un programa analizador de variantes genómicas construido en el país, permitirá que se realicen comparaciones entre una variante detectada en el secuenciador, con otra variante registrada previamente en los sistemas biocomputacionales, lo que previene el colapso de almacenamiento que sufriría un sistema de cómputo tradicional, y hasta el mismo ultrasecuenciador, debido a sus capacidades limitadas para guardar y gestionar datos masivos a largo plazo.
Según el Dr. Allan Orozco Solano, bioinformático a cargo, el clúster con el que cuenta el CIHATA une conocimientos avanzados en biotecnología, genómica y nanotecnología, adaptados en la lectura de las variantes específicas del ADN humano.
“El análisis de secuencia masiva es imposible hacerlo sin bioinformática. A través de este soporte se puede leer los genes masivos con alta precisión. El clúster cuenta con microchips, dispositivos nanotecnológicos, que hacen las lecturas de la bases del ADN rápidamente, con mayor exactitud individual, y luego almacenados en archivos FastQ, que son formatos más fáciles de manipular” afirmó el Dr. Orozco.
Con estos nuevos aportes, el país da su primer paso para migrar del método tradicional Sanger, creado en 1975, a una técnica de análisis con mejoras considerables en calidad, costo, rapidez, precisión, y profundidad investigativa.
Trabajo conjunto
Chinchilla manifestó que ahora el CIHATA centrará sus primeras investigaciones en el cáncer de mama, por ser la primera causa de muerte en mujeres en comparación con otros tipos de cáncer, y en la cardiopatía asociada con la muerte súbita, donde los pacientes tienen un corazón más grande que les impide un correcto funcionamiento de su organismo.
Con la unión hospital-academia, el Centro podrá contar con insumos de primera mano, acordes a los permisos bioéticos requeridos, mientras aporta nuevo conocimiento científico que impulse el bienestar de la salud de los costarricenses.
Periodista Jenniffer Jiménez Córdoba.
Oficina de Divulgación e Información
Universidad de Costa Rica (ODI-UCR)
Información enviada a SURCOS Digital por Lic. Otto Salas Murillo, Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR.
El 10 de mayo de 2016, Día de la Madre, una reunión secreta de 150 científicos, abogados y empresarios en la Universidad de Harvard comenzó a considerar la creación de un genoma humano totalmente sintético, un ser humano sin madre ni padre.
La construcción se haría a partir de los químicos esenciales que componen el ADN (citosina, guanina, timina, adenina o C,G,T,A) y computadoras que sintetizan secuencias genéticas usando como programa la información de mapas genómicos, muchos de los cuales están en Internet. El proceso no es tan simple como podría parecer, pero los medios técnicos avanzan rápidamente. Los que llamaron a la reunión –que no iba a ser conocida por público ni prensa– afirmaban en su convocatoria que es necesario crear un ambiente de competencia, un gran desafío, para captar fondos de inversionistas privados y públicos y acelerar el desarrollo de las tecnologías que harían posible esta construcción.
La reunión se volvió noticia porque uno de los invitados –Drew Endy, profesor de bioingeniería en la Universidad de Stanford y co-fundador de la compañía Gen9 Inc, que construye y vende secuencias genéticas– consideró que el tema era demasiado relevante a toda la sociedad para discutirlo en reunión secreta y con intereses comerciales.
En la nota que Endy difundió con Laurie Zoloth, profesora de bioética, señalan que originalmente los organizadores proponían discutir los resultados que se pueden obtener y el involucramiento de la industria, con una meta primaria de sintetizar un genoma humano completo en un periodo de 10 años.
Esto se haría con un método similar al que utilizó el equipo de Craig Venter, que un mes atrás anunció la creación completa y funcional, desde cero, del genoma de un bacteria, la más pequeña que pudo usar. Aun así, el proceso le llevó varios años y muchos intentos. (La Jornada, 2/4/16 http://goo.gl/YCRqKJ).
El ritmo del desarrollo de la biología sintética, según sus promotores, se mueve a un ritmo cinco veces mayor que la Ley de Moore, básicamente doblando sus capacidades y reduciendo sus costos a la mitad cada cuatro meses. Según explica Endy, el costo de ensamblar sintéticamente material genético bajó de cuatro dólares por par de bases o letras del ADN en 2003, a tres centavos de dólar. El precio estimado de sintetizar los 3 mil millones de pares de bases del ADN humano bajó de 12 mil millones a 90 millones de dólares. Si siguiera ese ritmo, el costo se reduciría en unos 20 años a 100 mil dólares. Sin embargo, afirma Endy, esta reducción de costo podría no suceder si no existe una gran demanda.
La pregunta es ¿qué significa aumentar la demanda en este caso? ¿Promover la construcción en serie de genomas humanos sintéticos? ¿Por ejemplo, robots vivos para soldados, sirvientes, trabajadores, repuestos vivientes de órganos, que sean lo más barato posible? La perspectiva es aterradora y tiene tantas implicaciones que hasta es difícil imaginar los escenarios. Pero definitivamente no podemos cerrar los ojos, porque la idea está en marcha.
Endy y Zoloth proponen que este tipo de iniciativa debería ser discutida abiertamente en un amplio debate social que incluya desde los más críticos a sus proponentes, ya que se trata de manipular nuestra propia especie. Pero pese a su disenso, la reunión se realizó y el interés comercial no es poco.
Una nota en The New York Times(http:/nyti.ms/24QgY4o) reveló que entre los organizadores está George Church, de la Escuela Médica de Harvard, promotor de la biología sintética, la edición genómica y otras nuevas biotecnologías. Hace unos meses llamó a una moratoria en el uso de estas técnicas para modificar embriones humanos, luego de que un equipo de científicos chinos publicara su experimento con la técnica CRISPR/Cas9 en éstos.
Pese a esta aparente actitud supuestamente precautoria, David King, de Human Genetics Alert del Reino Unido, señaló que pedir una moratoria cuando existe la prohibición en 40 países de modificar genéticamente embriones humanos, fue en realidad un retroceso, irónicamente disfrazado de aparente cautela.
Luego de que la reunión en Harvard saliera a la luz –era secreta porque se le pidió a los invitados no mencionar nada sobre su realización o contenido– los organizadores cambiaron la descripción del proyecto. Inicialmente se llamaba HGP2 (Proyecto Genoma Humano 2, por sus siglas en inglés), Proyecto de Síntesis del Genoma Humano, con acento en que no se trata de leer sino escribir el genoma humano. Ahora lo cambiaron a HGP-Escritura: Prueba de genomas sintéticos grandes en células.
Coincidentemente, el mismo día de la reunión, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina (UCCSNAL) publicó una carta abierta sobre nuevas biotecnologías donde declaran: “No pedimos para estas tecnologías la aplicación de normas de bioseguridad ni el desarrollo de estrictas evaluaciones de riesgo, sino la suspensión de toda la experimentación en este campo. Cuestionamos el exagerado rol que se da a ‘la ciencia’ y al sistema científico tecnológico en el proceso de toma de decisiones relacionado con la adopción de nuevas tecnologías, pues sabemos que la investigación científica encarna las mismas relaciones de poder que se dan en la sociedad, y que las principales líneas de investigación son decididas por quienes las auspician y financian.” (http://goo.gl/LHkAaH). Esta actitud por una Ciencia Digna, como la llama UCCSNAL, es esencial ante el rápido desarrollo de estas poderosas tecnologías, así como involucrarnos desde toda la sociedad para impedir que unos pocos y su voracidad de lucro manipulen hasta nuestra propia especie.
Laboratorio marca una nueva etapa de investigación en el Cimar
La UCR realizará análisis genético de los organismos acuáticos gracias al nuevo laboratorio que se inauguró el 24 de julio en el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología. La investigadora Cindy Fernández fue una de las promotoras del proyecto (foto Anel Kenjekeeva).
Patricia Blanco Picado,
Periodista Oficina de Divulgación e Información
El Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR) cuenta ahora con un Laboratorio de Genética y Biología Celular de Organismos Acuáticos, que les permitirá a los investigadores analizar el ADN de los organismos marinos y de agua dulce para su identificación y delimitación.
La UCR invirtió alrededor de $200.000 en la instalación del nuevo laboratorio, que está equipado con lo último en tecnología para realizar estudios aplicando nuevas técnicas e incursionar en nuevas líneas de investigación.
El Dr. Álvaro Morales Ramírez, director del Cimar, señaló que el desarrollo tecnológico y el conocimiento de la genética y de la biología molecular ofrecen información relevante para la toma de decisiones en el manejo y conservación de poblaciones acuáticas.
Destacó la aplicación en campos como la biogeografía, la genética de la conservación, la ecología marina microbiana, la genética pesquera y la genética forense.
La Vicerrectora de Investigación, Dra. Alice Pérez y el director del Cimar, Dr. Álvaro Morales, cortaron la cinta de inauguración del nuevo Laboratorio de Biología Molecular y Genética de Organismos Acuáticos (foto Anel Kenjekeeva).
En esta última área de investigación es de suma importancia el análisis de ADN para resolver problemas asociados al tráfico de recursos marinos, tales como el aleteo de tiburones, ya que mediante técnicas moleculares es posible comparar organismos o partes de su cuerpo.
Las biólogas Cindy Fernández García y Yolanda Camacho García, investigadoras del Cimar, fueron las encargadas de echar a andar el proyecto. Ambas tienen experiencia en técnicas moleculares, que aplicaron en sus estudios de doctorado en universidades de Estados Unidos y Bélgica.
Para la Dra. Fernández el laboratorio es una herramienta muy útil y necesaria para acompañar los proyectos que ya han estado desarrollando en la UCR. “Nos aligera mucho la carga y sobre todo nos permite hacer algunos análisis que toman mucho más tiempo si se hacen a pie”, comentó.
La especialista explicó que con los nuevos equipos se podrá hacer investigación de la misma manera como se realiza en los países más desarrollados y con resultados igualmente de “primer mundo”.
La Dra. Yolanda Camacho, investigadora del Cimar, expresó que el nuevo laboratorio responde a la tendencia mundial de clasificar genéticamente la diversidad acuática, en un mundo donde las especies están siendo amenazadas y desaparecen a un ritmo acelerado (foto Anel Kenjekeeva).
Actualmente, el Cimar tiene ocho proyectos inscritos en la Vicerrectoría de Investigación, sobre macroalgas, moluscos, insectos acuáticos, crustáceos y microalgas. La siguiente meta será ampliar estos grupos taxonómicos.
La Dra. Camacho expresó que un grupo de investigadores sintieron la necesidad de contar con un laboratorio molecular enfocado en el estudio de organismos acuáticos, para tener acceso a la información genética de las especies y poder responder a preguntas de historia natural, evolución, ecología, biogeografía y sistemática.
“Esta necesidad responde también a la tendencia mundial de clasificar genéticamente la diversidad acuática, en un mundo donde las especies están siendo amenazadas continuamente y están desapareciendo a un ritmo acelerado”, indicó.
Por su parte, la Vicerrectora de Investigación, Dra. Alice Pérez Sánchez, destacó que luego de 35 años de trabajo del Cimar, el laboratorio marca una nueva etapa en sus investigaciones marinas.
Pérez justificó la inversión realizada por la UCR en la adquisición de los equipos, que vendrán a apoyar nuevas ideas, nuevas generaciones de investigadores y a ayudar a entender la diversidad, la conservación y “a entendernos como país”.