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Etiqueta: Alberto Salom Echeverría

La Tierra, el planeta que todos deberíamos salvar

Alberto Salom Echeverría

(En honor al día de la Tierra)

“Ver a la Tierra tal como es realmente,

pequeña y azul y hermosa en ese silencio

eterno en el que flota, es vernos a nosotros

unidos como tripulantes de esa Tierra,

hermanos en esa brillante belleza

en el frío eterno; hermanos que ahora saben

que verdaderamente lo son.”

Archibald MacLeish.

Archibald MacLeish, poeta inmenso, poeta verde que un día después de que se hubiese tomado una de las fotografías más hermosas jamás vista antes, al menos por la inmensa mayoría de los seres humanos, escribió inspirado, tras haber divisado en una impresión fotográfica majestuosa, al planeta Tierra en todo su esplendor, en su magnífica belleza, las palabras que he estampado al inicio de este ensayo. Esas palabras son por tanto, el producto de una mente sensible y privilegiada como la del poeta MacLeish. Hago una digresión que me aparta someramente del propósito de este ensayo, con el fin de presentar al poeta y su ambiente. MacLeish es de origen estadounidense nacido en Glencoe, Illinois en 1892 y fallecido en Boston en 1982. Se formó como profesional primero, nada menos que en la Universidad de Yale, y luego, como si no hubiese tenido suficiente con ello, estudió también en la Harvard Law School. Apertrechado de suficientes conocimientos e inspiración lírica, debió migrar a París, adonde se radicó junto al círculo de literatos expatriados de los Estados Unidos, de la talla de Gertrud Stein, Ernst Hemingway, F. Scott Fitzgerald, y John Dos Passos. Por añadidura, compartió su experiencia literaria, artística y de vida, con el pintor cubista francés Fernand Léger, con el prolífico poeta, dramaturgo, pintor y director de cine Jean Cocteau y el gran pintor español, del movimiento artístico cubista igual que Léger; también departió con Pablo Ruiz Picasso, a quien hemos conocido como Pablo Picasso. Pintor excelso, pacifista y comunista a la vez. Creador por supuesto de “El Guernica” en 1937, su obra más famosa.

“El Guernica”, contiene una combinación de elementos cubistas y expresionistas que la han hecho única en su género. Aunque hay versiones variadas acerca de qué trata la obra, la más difundida cuenta que Picasso se inspiró en un episodio de la Guerra Civil española, en el que, la población de Villa Vasca, Guernica, fue bombardeada por la “Legión Cóndor” de la aviación Nazi, apoyada por la aviación italiana del creador del fascismo, Benito Mussolini. Hubo 127 fallecidos, lo que conllevó la indignación popular e internacional. Otra versión apunta más bien a que el Guernica es una obra autobiográfica. Lo cierto del caso es que, todos ellos fueron los amigos y contertulios del sensible poeta MacLeish. (CFR. https://www.culturagenial.com/es/cuadro-guernica-de-pablo-picasso/)

Volviendo al cause, no pretendo reemplazar con lo dicho, la magnífica fotografía que fue la que inspiró a nuestro poeta. Cuánto me gustaría que el periódico La República en su versión digital, pudiese insertar la fotografía mencionada, perteneciente, de acuerdo con Al Gore, al novel astronauta Bill Anders. (Cfr. Al Gore. “Una Verdad Incómoda.” Editorial Gedisa S.A. Barcelona, España, 2007: Tengo el placer de tener la edición).

Aquel fue, el primer instante en el que la nave, el Apolo 8, dejó atrás la fase oculta de la Luna. La que jamás un ser humano había divisado. Los astronautas a bordo, según lo planeado, se habían insertado en ella, provocando que, hasta los principales responsables del viaje espacial en tierra, hubiesen prácticamente llegado a perder el aliento, porque como es obvio, perdieron el menor contacto con sus compañeros, incluidas por supuesto, las ondas de radio… De pronto, aparecieron de nuevo en plenitud de condiciones, aquel fue el momento preciso en el que, a la tripulación le apareció de súbito la visión más excelsa que nunca habían experimentado: El planeta Tierra en toda su magnífica majestad. Poco después este se convirtió en un nuevo trance que dejó atónitos a todos, en cuanto la primera toma llegó hasta la retina de los científicos en primer lugar y luego, del mundo entero.

El acontecimiento marcó un antes y un después para la mayor parte de la humanidad. No tengo mejores palabras para expresar el salto cualitativo que dio la conciencia humana, que retrotraer la forma como lo expresó en su impecable libro Albert Gore. Antes de citarlo debo decir que, Albert Gore se desempeñó como vicepresidente de los Estados Unidos primero y fue candidato a la presidencia después, en el año 2.000. Muchos entendidos en el proceso electoral de los EE. UU. sostienen fehacientemente, que esas elecciones fueron fraudulentas contra Al Gore; de cualquier manera que haya sido, es por entero cierto que, en el voto popular, Gore superó a George W. Bush. Por otra parte, Gore también fue galardonado al Panel de las Naciones Unidas sobre el clima (IPCC), por sus esfuerzos en contra del calentamiento climático, y finalmente, lo nombraron premio Nobel de la Paz en el 2007. El exvicepresidente expresó ese salto portentoso que dio la humanidad de la siguiente manera: “…dos años después de que se tomara esta fotografía, nacía el movimiento ecologista. Ley del Aire Limpio (Clean Air Act.), la Ley del Agua Limpia (Clean Water Act.), la Ley de Política Medioambiental Natural (Natural Environmental Policy) y el primer Día de la Tierra [y remata diciendo], todo ello tuvo lugar en unos pocos años a partir de que viéramos esta fotografía por primera vez.” (Ibidem.) Todo lo que acabo de citar, ocurrió en los Estados Unidos, pero, poco después tuvo un gran impacto en el mundo entero.

En realidad, fue más que eso; se consumaron hechos nuevos en todo el mundo, producto de una nueva conciencia universal. Surgieron como nunca librerías por doquier, para alimentar la cultura; cundieron científicos, unos ciertamente se pusieron al servicio de las grandes empresas transnacionales, irremediables depredadoras del mundo por su industria extractiva de hidrocarburos, las cuales solo pueden producir “progreso” jalonado a la vez de una contaminación sin precedentes: el dióxido de carbono o gases de efecto invernadero; pero por otra parte, proliferaron en todas las universidades, los que con sus investigaciones desarrollaron el conocimiento de la ecología, de la industria limpia, los protectores de los mares, los que nos han hecho ver el papel que juegan los bosques exuberantes y los océanos limpios en la regeneración del planeta. Otros nos han hecho ver que existe la posibilidad de un desarrollo sostenible o sustentable con la Naturaleza.

Sin embargo, pocas cosas son tan volátiles y evanescentes como la conciencia. Ella alcanza un determinado umbral de desarrollo, para luego, estancarse por mucho tiempo, o bien retroceder total o parcialmente. Esta conciencia empezó paulatinamente a percatarse en unos lugares más apresuradamente que en otros, del inmenso poder acumulado por el ser humano merced al desarrollo de la tecnología, hija a su vez del modelo industrialista en su fase más desenfrenada. Hay que decirlo claramente, el “progreso” humano, escrito así entre comillas, hijo de ese industrialismo, ocurrió ciertamente primero y de la manera más connotada en el sistema capitalista voraz, pero también se produjo en un sistema socialista (el llamado “socialismo real”), que tampoco supo o no quiso poner freno a la forma como aquel “progreso” creaba por un lado bienestar, sobre todo en los sectores más opulentos de la sociedad contemporánea, mientras por otro lado, fue consumiendo cada vez más, y aun no se ha detenido, de manera desaforada la mayor riqueza del planeta: sus océanos que, junto a los bosques habían sido proveedores perennes del oxígeno limpio, imprescindible para la vida de todas las especies.

Me pregunto todos los días de mi vida, desde que cobré conciencia del embrollo universal en el que estamos sumergidos por el calentamiento global y el cambio climático, ¿cómo salvar a este planeta azul inigualable que nos da la vida? ¿Cómo redimirlo de la destrucción a la que lo venimos sometiendo con rapidez, esta vez a causa de nuestra forma de producir y convivir, de las guerras que no cesan, de la indolencia con la que una gran parte de la humanidad se sigue comportando ante las secuelas del calentamiento global, a pesar de que la amenaza de poner en severo riesgo la vida en su integralidad, la tenemos a la vista, treinta años no más? Pienso con frecuencia que, como humanidad, estamos de espaldas a una realidad compleja, por lo que no hemos tomado buena cuenta del enorme peligro que tenemos enfrente, nada menos que la posible extinción de la vida, sobre la Tierra. La vida en ella debemos salvarla entre todos. Corresponde decirle al poeta Archibald MacLeish, no nos estamos viendo como tripulantes unidos de esta Tierra, aún no. Tampoco nos sentimos hermanos en esta brillante belleza, en el frío eterno. ¿Podremos llegar a sentirnos hermanos alguna vez, para enfrentar la terrible amenaza de nuestra extinción como especie?

La lucha ha valido la pena

Alberto Salom Echeverría

Fue recientemente el afamado escritor Sergio Ramírez, quien planteó lo perturbadoras que pueden resultar hoy las novelas de Charles Dickens, escritor inglés del siglo XIX, “por su descarnada exposición del delito incubado en la miseria.” (Cfr. Ramírez Sergio. “La Nueva Edad de la Fe”. Artículo periodístico, La Nación. 16.04.2023. “Página Quince”). Aludiendo a este ejemplo, el escritor nicaragüense, pero de talla internacional ha querido combatir la “nueva fe moralista”, bajo cuya tutela se censura, hasta hacer desaparecer de los colegios, si fuera posible, en especial del llamado “cinturón bíblico” en los Estados Unidos, aquella literatura cuestionadora de la realidad como también lo fueron las obras de Orwell preventivas de lo que el propio autor denominó “el orden totalitario”, el cual querría desde semejante autoritarismo reinventar la escritura del pasado. Pero, la verdad es que, no se necesita vivir en un país totalitario nos dice también Sergio, para que se establezca la “edad de la fe”.

Se trata, explica Ramírez, de un nuevo puritanismo mediante el que se quiere implantar en los Estados Unidos y más allá, una nueva fe religiosa, supremamente intransigente y castigadora. Lo más delicado es que este puritanismo pretende hacerse global. Así en este mundo interconectado, las influencias ideológicas y culturales emanan, sobre todo del norte pudiente y prepotente al sur subdesarrollado y desventurado. Esta nueva moral ha llegado como ave migratoria de rapiña, dispuesta a estacionarse en los países del sur, para hurtar nuestra herencia cultural e imponernos una superestructura neocolonial, una ideología moralista y prepotente que juzga y condena, muy conveniente a los intereses de las capas y élites dominantes de la sociedad.

Desde esta perspectiva, no se quiere ni estudiar el delito, ni interesa comprenderlo; más vale darle la espalda a la ciencia, esta sencillamente no debe estorbar, pues no tiene incumbencia en estos asuntos que pertenecen insisto, a una moral que mira a la sociedad “desde arriba”, una moral puramente punitiva; el delito se condena y se castiga con rudeza y punto. “Castigo Divino” como se denomina una novela de Sergio Ramírez, es lo que debe predominar en la sociedad con el afán de preservarla libre, impenetrable e imperturbable del magma del pensamiento cuestionador y crítico que, la puede socavar desde abajo.

He recordado hoy las lecturas de Dickens, que trajo a colación en estos días, el mismo escritor Sergio Ramírez. En sus amenas y soberbias lecturas, Dickens se adentra con agudeza en la sociedad victoriana del siglo XIX que, en muchos sentidos conservan su vigencia hasta el día de hoy. Será por eso tal vez, que le llaman a Charles Dickens “el cronista de la miseria victoriana” del siglo XIX. En la actualidad, con el término «moral victoriana» se hace alusión a todos aquellos valores que abarcan una fuerte represión sexual, una baja tolerancia ante el delito y un estricto código de conducta social. Esta realidad se pone de manifiesto, entre otras, en algunas de las mejores obras de Dickens como son: “Oliver Twist” (1837-1839), “David Copperfield” (1849-1850), o “Historia de Dos ciudades” (1859).

En “Historia de dos Ciudades”, nos habló de Francia y de Inglaterra, comparándolas entre sí. En un inicio nos narra bellamente el siguiente pasaje que, muy a pesar de su esplendor, también quedaría censurado: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo”. De Francia, el autor la describe como una sociedad regida: “Bajo la dirección de sus pastores cristianos, se entretenía, además, con distracciones tan humanitarias como sentenciar a un joven a que se le cortaran las manos, se le arrancara la lengua con tenazas y lo quemaran vivo, por el horrendo delito de no haberse arrodillado en el fango un día lluvioso, para rendir el debido acatamiento a una procesión de frailes que pasó ante su vista, aunque a la distancia de cincuenta o sesenta metros…” En tanto que, su vecina Inglaterra fue descrita como aquella otra que: “Apenas si había […] un átomo de orden y de protección que justificara la jactancia nacional. La misma capital era, por las noches, teatro de robos a mano armada y de osados crímenes. Públicamente se avisaba a las familias que no salieran de la ciudad sin llevar antes sus mobiliarios a los guardamuebles, únicos sitios donde estaban seguros […] En las cárceles de Londres se libraban fieras batallas entre los presos y sus carceleros y la majestad de la ley los arcabuceaba convenientemente.” (Cfr. Dickens, Charles. “Historia de dos ciudades”. Editorial Chapman and Hall, Londres, 1859).

En la sociedad actual costarricense, como ha dicho acertadamente el ex viceministro de justicia del gobierno Solís Rivera (2014-2015) y profesor en la UNA, Marco Feoli, “muchos de los encarcelados cometieron delitos asociados a pobreza y exclusión.” (Cfr. Feoli, Marco. “El papel de las cárceles en la seguridad ciudadana”. Artículo periodístico en La Nación, “Página Quince”. 01.04.23.) Exactamente igual que lo explica Charles Dickens de la sociedad victoriana, donde muchos delitos resultaron incubados en la miseria y como lo narra Sergio Ramírez también; con la única ventaja en nuestro caso que, fue prohibida por decreto la pena de muerte desde finales del siglo XIX por el propio presidente de la República, Tomás Guardia Gutiérrez. Luego se abolió para todos los delitos, no solo ya para el homicidio premeditado y seguro, sino, por otro lado, para el alevoso y demás.

Fue bajo el mandato y por iniciativa de la muy valiente ministra de Justicia y Paz, del mismo gobierno Solís Rivera, que la Lic. Cecilia Sánchez Romero, inició un proceso de reforma sin precedentes en el sistema penitenciario de nuestro país, conducente a modernizarlo, poniendo el énfasis en la educación para la prevención del delito y el tratamiento del delincuente, todo ello encaminado a enfrentar el horrible e inhumano hacinamiento en las cárceles, donde los presidiarios, del orden que fuera, terminan por corromperse; más aún, debido a otros tratos vejatorios y humillantes, amén de violatorios de los derechos humanos. Todo lo cual lo inició la exministra Sánchez, bajo el asedio y el fuego cerrado de esa “moral” hipócrita y aberrante, al son de muchos medios de información, todos clamando al unísono por linchamiento público contra la ministra y sus acompañantes…Y todos también, cerrando filas en contra de la licenciosa aspiración de desatorar las cárceles, porque supuestamente, la libertad de un solo preso, por más que tuviera años de un comportamiento ejemplar en el penal y aunque, en muchas ocasiones, su delito hubiese sido considerado con una serie de atenuantes por los jueces que dictaron sentencia, pondría en peligro la vida y tranquilidad de toda la sociedad. El juicio de muchas personas aferradas a esa moral farisea, falsa o de tartufo que prefiere decir encogiéndose de hombros: ¡No, que se pudra en la cárcel!

La creencia más generalizada es que, quien está en la cárcel, está bien guardado allí; y se hace caso omiso, al hecho de que, una buena parte de los que delinquen, ya por homicidio culposo, ya por robo no agravado, u otros por delitos menores, se forjaron en una sociedad que les negó oportunidades de empleo, de salud y de buena educación y, de feria, se les recetó un encierro que ha estado muy lejos de ser un correccional, ni mucho menos un lugar en el que pudiera rehabilitarse y rehacer su vida. Pero no, oídos sordos para todas estas personas. Una buena parte de la sociedad no las considera como tales; por más que ese sector social acomodado, nunca hayan visitado un penal, tampoco una barriada pobre en la que cunde la desesperanza. La sociedad es la que nos corrompe como decía Rousseau. Pero, por eso puso el acento en la educación de calidad para todas las personas por igual, indistintamente de su condición social. (Léase al efecto “El Emilio” o “De la Educación”, obra escrita en 1762.) O sea, prevención, política social preventiva y educativa, en lugar de cincha, garrote y encierro. Es posible que los resultados no los obtengamos inmediatamente, pero son más seguros cuando se logra disminuir la pobreza y la desigualdad social. Y, claro que mientras vienen esos resultados debe haber seguridad ciudadana, pero una seguridad donde el acento este puesto en la prevención del delito antes de tener que acudir a las políticas represivas.

Entre las realizaciones más importantes, impulsadas por la entonces ministra Sánchez, que son muy poco conocidas en el país, están: haber cerrado las llamadas “tumbas”, un ámbito de máxima seguridad totalmente violatorio de los derechos humanos; haber reducido los niveles de hacinamiento y haber logrado humanizar la ejecución de la pena. La metodología llevada adelante por Cecilia Sánchez y su equipo de trabajo para impulsar la reforma, estribó en un proceso bastante original extraído de la identidad cultural de los costarricenses; como dijo la propia ministra, consistió en: “la promoción de una serie de actividades que permitieron mover a nuestra población hacia el arte, la cultura, el deporte, el acercamiento familiar.” Así fue expresado por ella misma en una entrevista concedida a “El Mundo CR”, previa a su salida del puesto de ministra de Justicia, para pasar a ser directora del “Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD), en el 2017; la primera mujer latinoamericana en alcanzar tan honroso puesto de trabajo, desde donde pudo continuar desarrollando esa misma línea de acción, pero con un alcance mayor, ya que, en el ILANUD, le correspondió hacerse cargo de la problemática carcelaria en toda la región de América Latina.

En las cárceles costarricenses, la modificación del espacio físico era importante, y se modificó en gran medida, pero, hay algo a lo que la ex ministra Cecilia Sánchez le concedió mayor relevancia todavía como fue cambiar el modelo de atención de los privados de libertad. El nuevo modelo que se implementó tenía como eje de atención de la población en las cárceles, inducirlos al estudio y al trabajo, muchos lograron obtener títulos de las universidades y de otras instituciones de educación. La idea consistió en que previo estudio esa población pudiese, una vez capacitada, movilizarse libremente y dedicarse a aquello para lo que se había capacitado, a fin de terminar con la ociosidad en la institución penal, donde el ser humano se degradaba y corrompía, víctima de la ociosidad y rehén por ende de la indolencia, la falta de respeto por sí mismo y por los demás, en cuyas condiciones las personas privadas de libertad carecían de oportunidades para reformarse de los vicios adquiridos las más de las veces, en las mismas condiciones de precariedad en las que habían nacido y crecido. En aquellas condiciones, que hoy están presentes de nuevo, porque se abandonaron muchas de las iniciativas incoadas u originadas por la exministra Sánchez, se reproducían, como se siguen dando hoy vicios, violencia y otros males propios de semejantes condiciones carcelarias. Para que la reforma pudiese continuar teniendo éxito, era y es menester que el propio presidente de la República se involucrara, como ocurrió con el presidente Luis Guillermo Solís, quien le brindó entonces con valentía el respaldo que era necesario.

Se trató de una “Reforma” (escrita así con mayúscula), que valió la pena; ahí han quedado estampadas en la mente y en el corazón de la población que se había visto afectada por las inhumanas condiciones de hacinamiento y malos tratos de nuestro sistema penitenciario, las nuevas oportunidades y el nuevo tratamiento concedidos a todos ellos por los trabajadores que los atendían con una nueva mentalidad, así como debido a las políticas públicas que, bajo la conducción de la ministra Sánchez se aprobaron. Conviene dejar claro, que algunas de las más importantes medidas implementadas, se ejecutaron sin engrosar el personal, simplemente induciendo una reubicación de la población trabajadora; tal fue el caso de la oficina de Inserción Social.

Antes de asumir la dirección del ILANUD, el 1 de enero del 2018, Cecilia Sánchez recibió una honrosa felicitación y el reconocimiento por el presidente de la República y también nada menos que por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la cual calificó los resultados de su labor como ejemplares para la región.

Deseo ahora, remarcar y traer a colación un recuento de su obra, además de lo ya expresado, por la eficiencia y eficacia de los logros alcanzados; parafraseo un informe de rendición de cuentas del propio Ministerio de Justicia y Paz, en un comunicado emitido el 12 de diciembre del 2017:

1.Se logró reducir la sobrepoblación carcelaria a niveles admisibles por los estándares internacionales.

2.Después de que no se construyeran centros carcelarios en el país durante 20 años, la gestión de la ministra Sánchez dejó construidas tres Unidades de Atención Integral en San Rafael de Alajuela, Pérez Zeledón y Pococí de Limón. Los centros tienen capacidad para albergar en total 1.600 internos, con condiciones dignas y posibilidades de estudiar y trabajar para garantizar la reinserción social.

3.También se remodelaron espacios en centros penitenciarios, se mejoraron las condiciones de trabajo de la Policía Penitenciaria y, mediante el Viceministerio de Paz, quedó construida y estructurada la red de los Centros Cívicos por la Paz.

4.El trabajo de la exministra Sánchez también permitió dejar avanzado el nuevo modelo de atención penitenciaria, clausurar las celdas de castigo en el Centro de Adaptación Social La Reforma (conocidas como Las Tumbas), a las cuales hicimos referencia.

5. Se impulsaron proyectos para apoyar a las mujeres y a la población joven, y firmar acuerdos con universidades, municipalidades, organizaciones no gubernamentales y clubes deportivos, así como la implementación del sistema de vigilancia electrónica. En mi condición de exrector de la UNA, tuve el honor y la oportunidad de firmar uno de estos acuerdos con Cecilia Sánchez en calidad de ministra de Justicia y Paz, lo que dio lugar a un meritorio trabajo de jóvenes estudiantes de distintas escuelas de la UNA, entre ellas la de Administración, la de Relaciones Internacionales, la División de Educación Básica del CIDE, y estudiantes del Centro de Estudios Generales, entre otras.

Hoy se vuelve a la política de la improvisación por parte del gobierno, el cual nos receta desdichadamente lo que una vez la misma diputada oficialista Pilar Cisneros, refiriéndose a otro plan, denominó “más de lo mismo”. Leo con honda preocupación el comunicado del pasado 19 de abril de esta administración en el que nos habla de seis reformas de ley, que son un verdadero culto a la improvisación y a la ocurrencia. Como si no supiéramos para empezar cuánto debe durar un buen proyecto en la Asamblea Legislativa para cocinarse, madurar hasta que esté preparado para servir de guía en la solución de los problemas sociales. Con el respeto debido, el presidente Chaves, a sabiendas que en verdad urge una buena política de atención a la inseguridad ciudadana, hoy más que nunca provocada y dirigida por el narcotráfico, el cual, se ha instalado en nuestra sociedad amasando un enorme poder para corromper y usar jóvenes, en lugar de ello, se propone a la sociedad que aceptemos seis proyectos de ley, y algunas peregrinas ideas para atender lo inmediato, sin tocar fondo. En el comunicado nos dice a semejanza del matonismo desplegado por el gobernante salvadoreño: “Queremos una mejor Costa Rica para las próximas generaciones, y solo luchando contra la criminalidad es que lo vamos a lograr. Yo quiero que la gente pueda andar tranquila en la calle, etc…” ¿Y las políticas de fondo para impartir educación, en donde estamos más atascados que nunca? ¿Y la política social preventiva y con planes bien concebidos? Para alcanzar una mejor Costa Rica, ah no “…solo luchando contra la criminalidad es que lo vamos a lograr.” Válgame, Dios. Como muy bien me lo resumió una amiga: “más de lo mismo, más represión, juzgar menores como adultos, más policías, pero menos beneficios penitenciarios y peor aún, cero inversiones en política social y prevención.” “¡Aviados estamos!”, o sea, en buen romance ¿en qué lío nos hemos metido?

La vida y la muerte de un hombre cabal

Alberto Salom Echeverría

(Lecciones de Vida)

Albergo la certeza que una vida íntegra y prodigiosa de un ser humano, determina en una gran medida, con escasas excepciones, la forma como enfrentará su propia muerte. El deceso, sobre el que tanto se ha escrito y es lo único que tenemos por cierto en la vida, continúa siendo una incógnita para cada persona, ya que, lo que sabemos sobre ello es apenas el primer paso, cuando un ser humano deja de existir. Podemos hablar de las circunstancias alrededor del hecho, nos podemos referir a cómo expiró, su último aliento, si estuvo consciente o no en este su último suspiro, si lo enfrentó con valor y dignidad, así como de otras circunstancias; pero, del resto es muy poco lo que se puede decir. Se ha especulado de experiencias de personas que fueron dictaminadas muertas y parecen haber revivido, algo han expresado de su experiencia; sin embargo, la ciencia no tiene certeza de esos momentos, siguen siendo episodios raros, excepcionales, ¿insondables acaso?

La gran mayoría de las personas creyentes, se aferran a su fe en la vida en el más allá. Aunque, ahora hasta en el mundo cristiano católico, algunas autoridades eclesiales se han referido a esta creencia negando la idea un poco infantil de que algún día, después del juicio final, estaremos todos reunidos con el Padre Celestial. Al menos la creencia ha servido para paliar la tristeza por la pérdida de algún ser querido. El propio papa Emérito Benedicto XVI, aseguró que el purgatorio no es un lugar del espacio, del universo, sino un fuego interior que purifica el alma del pecado. (Cfr. “Tras el Infierno y el Limbo, el Papa elimina la dimensión física del Purgatorio”. Estas palabras de Ratzinger siguen la línea marcada anteriormente por el Papa Juan Pablo II, quien consideraba que el purgatorio existe, pero no como «una prolongación de la situación terrenal» después de la muerte, sino «el camino hacia la plenitud a través de una purificación completa». https://www.20minutos.es/noticia/925937/0/benedicto/purgatorio/infierno/).

De cualquier manera, carecemos de evidencia científica que nos permita descifrar cómo es la vida después de la muerte. Lo que sí nos es dable afirmar es que una vida digna de cualquier ser humano, reafirmada y sustentada por su solidaridad hacia los demás, llevada con base en principios exigentes, de honestidad y sacrificio en la sociedad en la que le correspondió desenvolverse, independientemente de sus convicciones religiosas o de su fe, crea condiciones propicias para una muerte compadecida consigo mismo y resignada ante lo ineludible. Así hemos visto morir a muchos seres humanos, hombres y mujeres de sentimientos puros y nobleza en su accionar, quienes llegados al término del camino y convencidos de su final, parece como si, por estar satisfechos con su vida, hubiesen perdido el temor tan común a lo ignoto.

El comunicador Gerardo Zamora fue conocido como profesional en su rama, trabajando en Teletica canal 7; ulteriormente trabajó en la Universidad Nacional (UNA). Gerardo constituye en mi concepto, una de esas personas de una vida ejemplar, envidiable para sus semejantes. Así fue reconocido siempre, por su esposa, la hermosa e inteligente comunicadora Ginnés Rodríguez. Semejantes elogios y reconocimiento le tributaron los numerosos asistentes al sepelio en su honor, familiares, amigos y compañeros de trabajo, quienes, embargados por la tristeza hasta las lágrimas, le brindaron un fragoroso aplauso al término del oficio religioso.

“Duele hasta respirar” nos dijo su inseparable esposa Ginnés. Su relato, sobre la gran pesadumbre que le ha producido la muerte de Gerardo, a mí, como ex rector de la UNA, donde me relacioné más con Gerardo Zamora, me provocó un estrujamiento del corazón. Quiero repetir una parte de las hondas palabras de Ginnés Rodríguez, con el objeto de poner de relevancia ese profundo y auténtico amor que sobresale de la pareja en las actuales circunstancias: “Duele mucho, duele todo; hasta despertar y respirar, duele el alma, duele dar respuestas a Lucy y Marcelo (sus hijos), duele pensar en el pasado y duele más pensar en el futuro tan lindo que imaginamos juntos”.

A Ginnés la entiendo en toda la dimensión de la pena por la que atraviesa. Inevitablemente me remite a la aflicción por la que atravesó también mi entonces joven madre, hace ya muchos años, cuando falleció mi padre en un accidente inesperado. Las mismas preguntas que han planteado los hijos de Gerardo y Ginnés, Lucy y Marcelo, las hicimos entonces mis hermanos y yo, plagados igual que ellos de interrogantes (algunas incontestables en ese momento), a nuestra madre que, en plena juventud de su adultez -apenas había sobrepasado los treinta años- ya había adquirido un cruel padecimiento discapacitante, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), por entonces muy poco conocida; fue la misma que había adquirido el beisbolista estadounidense Lou Gehrig y un poco después la padeció el genio que revolucionó la física, Stephen Hawking. Por lo tanto, creo saber del dolor que están sufriendo esos niños hoy junto a su madre.

¿Hay resignación para ellos? Sí la hay, y genuina resignación; de allí aprenderemos todos para enfrentar la vida y la ineludible muerte, la propia y la de un ser querido en cualquier momento que se presente. Gerardo Zamora vivió la enfermedad que padeció, con auténtico valor. Su enfermedad fue un meningioma en su ojo derecho; se trataba, en su caso, de una masa tumoral benigna, la cual es generalmente atípica, que afecta la vía visual anterior. La literatura dice que el crecimiento de dicha tumoración conduce a la pérdida visual progresiva que, a su vez lleva irremediablemente a la ceguera, derivado de la presión que ejerce sobre el nervio óptico. Esto fue justo lo que le ocurrió a Gerardo Zamora, por lo que en el 2021 los especialistas debieron extirparle el ojo afectado. Debió ser intervenido quirúrgicamente ocho veces; el tumor no obstante ser benigno, se reprodujo en varias partes de su cabeza.

En una entrevista que le hizo la periodista Fernanda Matarrita, el pasado 16 de abril, en un dechado de humildad que lo enaltece, Gerardo Zamora declara que tuvo horas de desvelo y llanto. Y agrega que lo dice para que no se piense que podría pasar por alto algún momento de flaqueza y creerse erróneamente que él era un superhéroe y que desde el primer momento había ido con todo para enfrentar la enfermedad. (Cfr. Gerardo Zamora: “Así fue su lucha de tres años en la que nunca faltó la esperanza.” La Nación, 6 de abril, 2023. Entrevista por Fernanda Matarrita). Por el contrario, el carácter se forja frente a la adversidad, pero todo ser humano, que tiene ante sí semejante desafío, es por entero normal que se doblegue en algún momento; no conozco entre las muchas biografías que me precio de haber leído, ninguna persona de valor, ni Cristo, ni Gandhi, entre las mujeres la Madre Teresa de Calcuta, Juana de Arco, o madame Curie, que no hayan pasado por momentos de debilidad. Más bien, el quebranto en la brega cotidiana para salir adelante, cuando se sortea con éxito y somos capaces de remontarlo para salir con bien del desafío, es lo que le proporciona templanza al espíritu, que consiste en una de las cuatro virtudes cardinales que modera los apetitos desenfrenados de los sentidos. La templanza en el ser humano representa un punto de elasticidad en el carácter. Esto es lo que produce admiración en la experiencia de vida de Gerardo Zamora: su capacidad para enfrentar la adversidad, a pesar de haber sentido miedo, quizás desilusión en algún momento, para levantarse, endurecerse conociendo sus debilidades, atemperarse y llegar hasta el mismo final con dignidad, probablemente con la satisfacción de haber plantado ante la enfermedad su mejor cara, una extraordinaria capacidad para ponerse de pie, enhiesto a pesar de sentir la saña de la enfermedad tras de sí.

Además, ahí estuvo su magistral esposa Ginnés, quien nunca lo abandonó. El espíritu de lucha de ambos es el legado más portentoso que le han dado a sus hijitos Lucy y Marcelo. Ellos con el tiempo sabrán aquilatar la envergadura del carácter de su padre y la templanza y solidaridad de su madre y los emplearán acaso, como un formidable ejemplo de vida, inspirador, aleccionador, de coraje y perseverancia; en el caso de Gerardo, hasta donde sus fuerzas se lo permitieron.

Gerardo Zamora será recordado por su humildad, por su deseo de vivir hasta el último momento con la esperanza cultivada en el fragor de una dura lucha, en la que pudo más su inteligencia, unida a su perseverancia y sentido de la dignidad, su amor a los suyos y por qué no a la humanidad entera. Este es su legado. Sus múltiples amistades, sus colegas en la UNA, tendremos que sentirnos estimulados, aguijoneados en el mejor sentido de la expresión, para avivar así la llama de nuestro compromiso con los demás, con nuestro planeta enfermo, pero que puede ser rescatado. Gerardo, Ginnés y sus hijos nos han desafiado con su actitud ejemplar, habremos de pasar por este mundo dejando huella del bien andar, sin trabarnos en los baches, ni aletargar el paso por pusilanimidad. Luego, al final de sus días, mediante un video Gerardo, nuestro Gerardo nos dijo: “Gente, siempre, siempre ver el vaso medio lleno, -y agregó señalando con su dedo índice cada una de las cavidades de sus ojos- a mí no me falta un ojo, yo tengo un ojo… Lo que tengo a mi favor, no lo que me falta. No ir lamentándose por la vida, sino ser agradecido y vivir un día a la vez… Cada día tiene su propio afán dicen las sagradas escrituras. Vivamos intensamente el día de hoy… vivir un día a la vez.” ¡Qué coraje! ¡Qué gallardía! ¡Qué valor! Gracias Gerardo Zamora, gracias Ginnés Rodríguez, gracias, Lucy y Marcelo. Gracias por vuestra lección de vida.

Hay que volver a encender los motores de la educación del siglo XXI

Alberto Salom Echeverría

Introducción.

Los costarricenses nos hemos ufanado, desde finales del siglo XIX por ser un país próspero, por haber contado con un sistema educativo que ha contribuido a apuntalar el desarrollo socio económico en diferentes períodos. La declaratoria de la gratuidad de la enseñanza primaria, se produjo durante la administración de Jesús Jiménez, 1869. A su vez, la primera institución pública de secundaria se fundó en Cartago, en el año 1842, durante el mandato del Dr. Francisco Morazán (sin embargo, bajo la Orden de los Jesuitas el colegio funcionó desde 1748); el primer Liceo de Niñas se crea en la administración del Dr. José María Castro Madriz, decreto N.14 del 19 de mayo de 1847. Con posterioridad, a finales de esa misma centuria, se crearon otros colegios públicos, como el Liceo de Costa Rica, fundado en la administración de Bernardo Soto Alfaro y siendo secretario del ramo de educación don Mauro Fernández Acuña, en 1887; apenas un año después, es decir, en 1888, se funda el Colegio Superior de Señoritas en la misma administración. Este sistema ha sido un pilar para crear bases importantes que, han dado sustento a la democracia. Quizás hemos sido demasiado jactanciosos, porque ni el desarrollo socio económico ha sido siempre tan frondoso, ni el sistema democrático tan sólido, justiciero y equitativo como lo hemos pregonado. Pero, todas estas instituciones educativas resultaron emblemáticas, esencialmente porque abrieron camino.

Lo que sí es cierto es que, Costa Rica le tomó la delantera a los países centroamericanos y a la mayoría de los latinoamericanos, principalmente a partir de la segunda mitad de la centuria pasada, en cuanto a la extensión del sistema educativo y la alfabetización de nuestra población. Según datos del 2017, la tasa de alfabetización llegó al 96.1% de la población mayor de 15 años. No obstante, en adelante veremos que, ya no podemos seguir alardeando con ello, ni nos podemos contentar con darle una mirada superficial al sistema educativo, puesto que sometido a un análisis más riguroso e integral, como los que se han efectuado recientemente, por el Estado de la Nación y la misma evaluación efectuada por la OCDE en el 2017 que, aunque adolece esta última, de sesgos ideológicos que no puedo compartir, hizo acopio de una gran cantidad de datos que muestran el rezago que el país ha experimentado en materia educativa, denominado “apagón educativo”.

A pesar del descontento que ha emergido en la población en general, respecto al estado de la educación, todo indica que los motores y el impulso que se le dio a la educación en el pasado reciente se ha detenido, los motores se apagaron y nos vemos sumidos en un desconcierto en cuanto al rumbo que debemos imprimirle al sistema educativo, para salir del atascadero. Hay datos extremadamente preocupantes de este gobierno en particular, que revelan falta de acometividad, desorientación y ausencia general de criterio acerca de cómo consolidar un sistema educativo, que funcione entrelazado, o sea de manera armónica y eficaz. Adelanto únicamente un dato que da muestras palmarias de lo expresado: dice el académico de la UNA, Pablo Chaverri Chaves que el gobierno actual hace una exposición en la que “habla de mejorar las ayudas y que van a universalizar comedores y dar dos tiempos de comida, pero -aquí viene lo central- la Contraloría acaba de reportar que el gobierno está aplicando la reducción más grande al presupuesto educativo de los últimos nueve años. -Remata diciendo- Programas como becas, transportes y transferencias a centros educativos están en grave peligro, en perjuicio -obviamente agrego- de miles de estudiantes. -Termina inquiriendo- ¿Cómo, por tanto, lo van a hacer?” Me referiré a esto en breve. (Cfr. Chaverri Chaves, Pablo. “¿Hay Ruta en Educación?” Periódico La Nación, página quince. 19.03.23)

No existe una política pública clara, que le confiera a la educación la prioridad que es requerida para que sea el ariete que necesitamos a fin de dar aliento a un desarrollo sostenible, con equidad y justicia social.

Declarar la educación como prioridad y crear un verdadero eficiente y eficaz sistema educativo.

Algunos gobiernos, el actual bajo la conducción de Rodrigo Chaves como el que más, se han dado a la tarea de supeditar cualquier objetivo de política pública, si es que lo tienen, a que le cierren los números en la propuesta presupuestaria entre las entradas y las salidas. O sea, cero aumento del déficit fiscal. Me apresuro a señalar que es evidente que debe haber una conjugación entre los objetivos de la política y el estado de las finanzas públicas, especialmente cuando estamos en períodos de crisis, como es el caso. Se impone una gran disciplina fiscal, lo que significa control del gasto público y obligación de prestar más atención a las prioridades gubernamentales. Pero esto es una cosa, y otra muy distinta es lo que está haciendo el actual gobierno, a saber, no solo no asignar recursos frescos a educación para atender sus necesidades urgentes, sino, como quedó dicho, “…aplicar la reducción más más grande al presupuesto educativo de los últimos nueve años.” Según datos de la Contraloría General de la República. (citado por Chaverri). Aquí solo caben dos posibilidades, o el gobierno de Chaves aplicó aumento al presupuesto cero, generalizado a la totalidad de los ministerios y en algunos casos hasta reducciones, o la educación no está dentro de las prioridades de la actual administración. Cualquiera de las dos opciones es grave para el país.

Si lo cierto es lo primero (ofrezco disculpas por ignorar el dato), la administración Chaves está aplicando una política super restrictiva de las finanzas públicas, contrapuesta a cualquier objetivo de desarrollo. Hasta donde he investigado, no existe en el mundo un país desde la crisis de 1929 hasta el presente que, ante una crisis contractiva de la economía, haya deprimido todas las variables de esta (lo que equivale a aumento cero en los ministerios), y, aun así haya salido indemne en las tareas del desarrollo. Se produce todo lo contrario, los países que han adoptado esa política neoconservadora se han estancado o han retrocedido gravemente, habiendo debido pagar un precio muy alto en lo social. Si lo ocurrido es la segunda opción, el poder ejecutivo se está contradiciendo con sus propuestas de campaña, y estaría incurriendo en un gran engaño a la ciudadanía y al mismo tiempo, ha incurrido en un grave error estratégico, trasladando la educación a un segundo o tercer plano. En tal caso, el “apagón educativo”, se prolongará indefinidamente.

Al país le urge, ante el caos prevaleciente en el sistema educativo, una declaratoria de política pública para la educación, que la haga prioritaria; se debe instalar un fuerte control del poder legislativo sobre el ejecutivo, a fin de que respete sus propias prioridades establecidas en el programa de gobierno y además ejecute las inversiones que se establezcan en el presupuesto, con extrema eficiencia, eficacia y rindiendo cuentas al centavo.

Por otra parte, hay que crear, porque en la vida real no existe, un verdadero sistema educativo nacional, desde la etapa preescolar, pasando por la primaria y la secundaria, hasta la universitaria. El sistema existe, pero en el papel. Se habla de cuatro sectores, preescolar, educación básica, educación diversificada y la enseñanza superior o universitaria. Si tal es el sistema, para comenzar, está desintegrado. Con lo anterior quiero decir que, se trata de cuatro sectores cada uno de ellos con sus propios problemas y necesidades insatisfechas; o sea, constituyen un bloque inorgánico por partes desiguales, inconexas entre sí; inclusive las primeras tres, por más que existe un ente rector como es el ministerio de educación, no se mantiene una conectividad que le de sentido a cada sector en función de la totalidad. Por otra parte, en la educación nacional hoy, ante la aparición de la revolución científico-tecnológica, se convierte en un tema imprescindible contar con la educación universitaria pública, cuyos componentes las universidades, sí han logrado crear su propio sistema en CONARE y son las que están preparadas para brindar un aporte de calidad, en asesoría al resto de las instituciones educativas de los niveles anteriores. Se plantea que este aporte de los universitarios repercuta tanto en los constante cambios que se producen en los conocimientos, merced a la revolución científico-tecnológica, como en apoyo pedagógico a los docentes. El aporte a los docentes debe ser constante, por la incesante transformación del conocimiento en todos los campos del saber. Dicho aporte, a pesar de que las universidades están dispuestas a darlo y hay constancia de ello en proyectos particulares, carece de la debida planificación y organicidad.

En la organicidad de este sistema de educación nacional, la autonomía universitaria no solo no es un impedimento, sino que, la independencia que ello supone en el acceso al saber científico por parte de los profesores universitarios, constituye más bien un requisito para la calidad. Por ende, debe concebirse como un sistema que respeta la autonomía de las universidades, así como también la relativa independencia de las partes para que cada una cumpla con su misión en inextricable interrelación con el resto del conjunto. Hay más. El sistema debe contar también, como muy bien lo acaba de sugerir en un interesante artículo el catedrático universitario Juan Carlos Mora Montero, con otros espacios familiares, y otros entes de la sociedad civil como son los colegios profesionales, las organizaciones sociales y comunales. Y -agrego yo- organizaciones gremiales de empresarios, de cooperativistas, asociaciones solidaristas y sindicatos, todos ellos especialmente del sector de la educación. (Cfr. Mora Montero, Juan Carlos. “¿Por qué fallan los intentos por mejorar la educación”? Periódico La Nación, página quince, 23/03/2023.)

Se trataría entonces de un sistema complejo, no por eso ineficiente e ineficaz como es ahora, sino ágil y flexible en el que las interacciones no se den exclusivamente por la vía institucional. Una de las premisas del sistema consiste en que, para alentar una educación moderna, eficiente y eficaz, que haga frente a los problemas que hoy acogotan a la educación en sus diferentes partes y en sus ligámenes, debe existir participación, en lugar de que las soluciones vengan únicamente de ‘arriba para abajo’. Otra de las premisas es que el sistema en su conjunto y cada parte deberán estar sometidos a evaluación constante, exhaustiva para que pueda haber mejora. También debe haber rendición de cuentas ante los organismos de evaluación, ante los destinatarios de los servicios de la educación y para con los organismos legales institucionales y constitucionales que corresponda a cada sector.

Algunos de los problemas centrales con los que habrá que lidiar.

Hay problemas persistentes en la educación, mientras otros forman parte de ciertas coyunturas, económicas, políticas o sociales. No me referiré de nuevo a la ausencia real de un sistema de educación, ni tampoco a la falta de conectividad de que adolece toda la institucionalidad educativa; ya quedó expresado supra.

Entre los más persistentes citamos los siguientes:

La desigualdad social y la pobreza que padece la sociedad costarricense repercute de manera consistente, profunda y sistemática en la institucionalidad educativa. No haré en esta ocasión un examen minucioso de ello, porque los datos están contenidos de una manera profusa tanto en el informe estadístico de la PEN, CONARE, “Estado de la Nación” 2016, como por el Centro de Datos del Instituto para Estadística de la UNESCO, así como por varios documentos de la OCDE, entre ellos “Panorama Económica de Latino América” (sic), (2015), “Educación de un Vistazo” (2016), “Excelencia y Equidad en Educación”, PISA, Editores OCDE (2016); entre otros. Pero sí es preciso señalar que, uno de los sectores que de acuerdo con los aportes más recientes sobre educación deben alcanzar solidez, es aquél en el que Costa Rica tiene más debilidades, como es la educación preescolar. Es allí, en la pura “puerta de entrada” del sistema como la denomino, donde menos acceso tienen los estudiantes de escasos recursos económicos. Por lo consiguiente, ya entra a la educación general básica con serias desventajas respecto del resto de los educandos.

Únicamente, muestra el informe de la OCDE (2016), el 63% de los niños asisten a dos años de preescolar y menos del 10% de los menores de 4 años se benefician de los servicios de atención. También se reconoce en dicho informe una deficiencia para inculcar habilidades cognitivas, críticas, emocionales y sociales; por lo que se acentúan las desventajas de los niños menos favorecidos.

En el caso de la educación general básica, el 33% de los estudiantes, al concluir carecen de habilidades centrales y el 30 % ya ha desertado. En la educación diversificada, alrededor del 51% de los estudiantes que se encontraban en el 2011 entre los 25 y 34 años, no había siquiera llegado a la educación diversificada. Esto implica, que esos jóvenes deberán intentar insertarse en un mercado laboral cada vez más competitivo con graves rezagos. Por lo tanto, el sistema puede describirse como un embudo, que se va haciendo cada vez más angosto conforme se va ascendiendo en cada nivel escolar. En las universidades públicas, aunque los sistemas de becas han mejorado sustancialmente, abriendo oportunidades claras para los más pobres, los jóvenes que provienen de los hogares más pobres, ya se habían desmontado del sistema educativo desde antes. Si lo vemos por zonas rural-urbanas, la desigualdad se nos presenta magnificada. A corto plazo, las oportunidades para jóvenes de más escasos recursos económicos, sociales y culturales se tornan desalentadoras.

Otro de los problemas serios con el que habrá de vérselas el sistema, es el del trabajo infantil, concatenado con el anterior. Los estudiantes se ven obligados o son conminados por sus padres a abandonar la escuela o el colegio, para integrarse a algún trabajo. Hasta el momento no ha habido forma de contrarrestar esa circunstancia de muchos en la niñez o adolescencia. El resultado para el sistema educativo es el de una deserción temprana de estudiantes.

Por otra parte, muchos padres de familia tienen muy poco que ver con sus hijos ya sea en la escuela, en la secundaria y aún en la universidad. Algunos porque sus escasos recursos cognitivos y culturales los inhabilitan para involucrarse con sus hijos, otros por su ingente dedicación a sus responsabilidades laborales, o bien, sobre todo en el caso de las mujeres, por su ocupación en las domésticas, o en ambas.

Una enorme cantidad de estudiantes confronta serios problemas de rendimiento académico, y es una de las razones, junto a los apremios económicos que inducen la deserción escolar. En muchos otros casos los mismos docentes son los que experimentan una desactualización y rezagos en sus habilidades y conocimientos, para lo que existe insuficiente atención. Está flaqueando el sistema de educación permanente.

No obstante, los esfuerzos de las universidades en la concreción de nuevas carreras, todavía tenemos una propuesta educativa limitada, especialmente en lo que se denominan las carreras STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas por sus siglas en inglés). En este aspecto he advertido que no se debe caer en la trampa de bifurcar la oferta académica entre las carreras STEM y las que pertenecen al campo de la educación, las ciencias sociales, las letras y las artes, porque he expresado que lo primero que requerimos es la formación de profesionales conscientes, humanistas, solidarios, dotados de excelente preparación científica, artística o técnica; pero no compro la moneda de que nuestro sistema educativo se deslice a la formación de “técnicos o tecnólogos” en cualquier campo que sea, con prescindencia de una sólida formación en el humanismo.

Las bases y objetivos de un sistema educativo integral.

Considero que debe haber ciertas bases, propósitos y valores que deben estar presentes transversalmente, a lo largo de todo el camino de la educación ciudadana, pero es menester comenzar desde la fase preescolar:

1. Una educación para formar una ciudadanía consciente de sus responsabilidades consigo mismo y con todos los seres humanos, sin distingos de clase social, de ciudadanía, de sexo y género; con respeto irrestricto a las personas independientemente de la etnia a la que pertenezcan, independiente también de sus creencias religiosas o políticas, así como de su orientación sexual.

2. Una educación que mantenga la perspectiva de una formación integral e integradora, multi, inter y transdisciplinaria particularmente en la formación universitaria; que inculque el amor por la naturaleza, puesto que somos hijos de ella y no sus dueños, como antes se creía. El ser humano debe ser educado para defender la naturaleza, lo que significa defender la vida de todo el reino animal y vegetal.

3. La educación debe tener como eje la estricta igualdad de la dignidad entre la mujer y el hombre, y entre los géneros; las actitudes discriminatorias y violentas no deben tener lugar en la especie humana. Hay que educar para una vida consciente, un ser humano justo y solidario, que ame la libertad propia en correspondencia con la de los demás.

4. La educación debe fomentar los valores humanistas e igualmente el amor por el conocimiento científico, lo mismo que por la cultura universal, el arte, la música, la filosofía, el deporte.

5. Una educación que vele concienzudamente por la formación teniendo en cuenta las necesidades especiales de todas las personas y abra oportunidades para todas ellas, haciendo las adecuaciones curriculares que sean necesarias.

6. Una educación para la formación de seres humanos amantes de la paz y la civilidad.

7. Una educación para una convivencia civilizada, respetuosa del otro y de la otra.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Desarrollo, aporte científico y tecnológico en el siglo XXI y universidades

Alberto Salom Echeverría

Me atrevo a afirmar que no ha habido en la historia de la humanidad, un crecimiento exponencial o continuo que se haya producido de una forma tan vertiginosa, como el que han experimentado la ciencia y la tecnología entre la segunda mitad del siglo XX y las dos décadas y un poco más que llevamos del XXI.

De hecho, la evolución de la ciencia y la tecnología se constituyó en la variable independiente que explica el salto cualitativo dado por el desarrollo económico social de la humanidad; solo que, aplicado esencialmente a los países de renta alta, los llamados “países desarrollados”.

En efecto, esos países como Estados Unidos, el occidente europeo prácticamente en su integralidad, y, un poco después Japón, Australia y Nueva Zelanda, fueron capaces de saltar de la fase de desarrollo industrial, que la mayoría de ellos la empezaron a recorrer desde mediados del siglo XIX, para luego, escalar una cúspide a fines del siglo XX, hasta el momento en el que aflora en su plenitud, la era de la sociedad del conocimiento; o sea un mundo, en particular un segmento de éste, sólidamente interconectado por la informática, la robótica, es decir por la ciencia y la tecnología en la posmodernidad.

Pero, en cambio, hay mucho que decir acerca del tipo de desarrollo que se produce tomando en cuenta el mundo en su globalidad. No se puede afirmar que, en todas partes del orbe, la ciencia y la tecnología hubiesen irradiado el mismo impacto que el que se produjo en los países con un alto grado de desarrollo, a partir de la última década del siglo XX, hasta esta tercera década de la actual centuria que hemos comenzado a recorrer. Esta circunstancia hay que tenerla muy en cuenta, y ser muy precavidos, cuando nos proponemos medir el influjo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de naciones rezagadas, ya que, en la mayoría de ellas, ni siquiera la industria ha penetrado completamente en la formación económica y social, tal como ocurre en la gran mayoría de los países denominados por la CEPAL, “en vías de desarrollo”. Los mejor establecidos entre ellos son los países de renta media como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Ahora se habla de México. Pero, como veremos, todos ellos adolecen de los mismos defectos cualitativos, solo que en una escala menor que el resto de los países más atrasados.

Características sobresalientes del desarrollo y del progreso científico-tecnológico en el siglo XXI.

Lo que más resalta al observar el mundo en el siglo XX, es la abismal bifurcación tanto en el ritmo del desarrollo socio económico, como en el avance de la ciencia y la tecnología entre dos mundos: el que está conformado por los países desarrollados de renta alta, y el resto del orbe subdesarrollado. Es posible que, agudizando más la lente, podemos visualizar el mundo dividido no solo en dos mitades, sino en más fragmentaciones; pues, para citar un ejemplo, los países que acabamos de mencionar conocidos por el acrónimo de “BRICS”, han logrado hacer que, una parte de su sociedad se parezca a las de los países desarrollados, mientras la otra se asimila a los subdesarrollados.

El desarrollo económico social del concierto de las naciones más avanzadas del mundo en el siglo XXI, así como el progreso científico y tecnológico que induce y acompaña dicho desarrollo, tienen una primera característica en común residente en que promueven un mundo en constante cambio, con saltos evolutivos como nunca se habían conocido en país alguno. El progreso científico tecnológico y el desarrollo capitalista de esta época tienen entre sí una relación biunívoca (de mutua correspondencia), ya que mientras el primero acicatea, propicia o induce la globalización, también experimenta un generoso aliciente proveniente de este mismo capitalismo, porque lo requiere para completar su misión y destino globalizante. Pero, de nuevo, esta característica es atinente solamente a la parte más privilegiada del globo terrestre. En el otro mundo, los cambios son excepcionalmente lentos y solo se dan en segmentos privilegiados y, por eso mismo, minoritarios de la sociedad. En muchos casos se puede hablar inclusive de involución, tomando en cuenta, por contraposición que, la parte mayoritaria de esas sociedades se empobrece cada día más, se torna más iletrada y con menos acceso a la salud pública y a la cultura.

El tercer rasgo distintivo, muy sobresaliente y sobremanera alambicado, es la desigualdad en el desarrollo y en el acceso a la tecnología y al conocimiento científico. En realidad, la situación se ha tornado extremadamente compleja, porque la desigualdad a la vez que cada día es más honda entre los países más desarrollados y los menos, está presente también al interior de los primeros, entre las grandes corporaciones y el resto de la sociedad; hasta el extremo de que, en ellas ha aparecido una pobreza tan abyecta como la que impera, solo que, en mayor cuantía, en el orbe subdesarrollado y paupérrimo. Por otro lado, en los países del llamado primer mundo el desarrollo científico y tecnológico es tan refinado y costoso, que ha resultado bastante exclusivo. Son pocos los países pobres, que tienen acceso a las innovaciones más novedosas y útiles para catapultar la sociedad del conocimiento, coadyuvando con el crecimiento del producto interno bruto o PIB y la competitividad, como acaece en los países de renta alta, donde las innovaciones se originan.

Asociado a lo anterior, otra característica es que las innovaciones son cada día más sofisticadas. Así ocurre por ejemplo con los semiconductores para la industria electrónica, cuya invención data de la década de los sesenta del pasado siglo, pero estos semiconductores se han comenzado a implementar con mayor éxito en la presente centuria, en la ingeniería eléctrica. Ello es así por el descubrimiento de los materiales no metálicos, como el silicio, útil como conductor de la electricidad. No obstante, es preciso advertir que, para el uso industrial, tanto el silicio como el germanio no suelen utilizarse en estado puro (conocidos como semiconductores intrínsecos), sino que se echa mano de los semiconductores llamados extrínsecos, son los naturales, pero con impurezas, los cuales se obtienen por medio de un procedimiento denominado de “dopaje”. Como quiera que fuere, gracias a ello aparece la innovación de los circuitos minúsculos integrados en un pequeño chip de silicio, lo que hizo posible a su vez, la invención de los modernos ordenadores miniatura, nuestras computadoras personales que han revolucionado hasta la forma de vivir y trabajar. Se está en la ruta de otra invención, a partir de allí, que consiste en los superconductores electrónicos que se fabrican a temperaturas muy altas, que harán posible la creación de trenes de levitación magnética. Por otra parte, ya están en uso las computadoras ultrarrápidas, los teléfonos inteligentes o “smartphones”, y los coches eléctricos, amén de los modernos sistemas de armamento y la tecnología aeroespacial. O sea que las innovaciones se están aplicando también en la industria de la ingeniería mecánica, como la citada tecnología aeroespacial, merced a los materiales ligeros y a la vez resistentes, como los no metálicos (además del silicio, el germanio, y otros menos frecuentes en su uso como el azufre, el boro o el cadmio), los cuales han venido a reemplazar las aleaciones de aluminio y otros materiales metálicos que se emplean en la construcción de los fuselajes de los aviones; parte del cuerpo de los aviones donde van los pasajeros y las mercancías. (Cfr. Gómez, José Luis. “¿Qué son los semiconductores y para qué se utilizan?”. http:/diariomotor.com @jgomez1995).

La reorganización de la ciencia y las universidades.

En el ámbito propiamente científico se ha debido producir una reorganización de la ciencia, debido al hecho de que el espacio del conocimiento se ha hecho tan vasto, que es imposible comprender el mundo de hoy, tanto en lo socio económico como en el ámbito natural, con base en la dinámica de desarrollo de la ciencia del siglo XX. Me he referido a este tema, que es de mi incumbencia como universitario, en otros ensayos anteriores. La ciencia del siglo XX en su mayor parte fue un conocimiento que, conforme fue creciendo, debió tomar un curso hacia la especialización y super especialización. Todos los profesionales académicos e intelectuales en la segunda mitad del siglo XX, en todo el mundo, o al menos en el hemisferio occidental, estudiamos alguna especialidad y sobre ella, los que pudimos, hicimos un posgrado, ya fuera maestría o doctorado.

Para explicar mi punto de vista de una manera coloquial, afirmo que la ciencia, no podía llamarse así en singular, porque en realidad se produjo una especie de eyección de diferentes disciplinas que por lo consiguiente se diversificaron. Por eso es más apropiado, a mi modo de ver, hablar de “las ciencias.” A raíz de esto, volvió a surgir en el mundo una nueva “Torre de Babel”: cada grupo de profesionales adquirió una jerga particular, irreconocible para cualquier otro gremio de profesionales pertenecientes a otros campos del conocimiento. Cada grupo profesional se adueñó de su propio “dialecto”, empleando un glosario de términos científicos o a veces pseudo científicos que, en la mayoría de los casos no eran reconocibles fuera del círculo de especialistas de la respectiva rama adherida al inmenso árbol del conocimiento. Así surgieron, especialmente en las universidades, revistas contentivas de diversas investigaciones que se publicaban y se publican todavía, las cuales no pueden tener demasiados lectores, ya que algunas veces, solamente los académicos del ramo logran descifrar los artículos, plagados de un lenguaje que, para la mayoría resulta esotérico.

Las especialidades en los diferentes campos fueron una necesidad, para lograr que cada sector profesional le prestara atención a un problema concreto que atañía ya fuera a la sociedad en el caso de una política pública, a las comunidades, a las personas individualmente consideradas, o a la propia teoría científica, en el caso de las cuestiones vinculadas con la ciencia pura. No obstante, con el tiempo la “Torre de Babel” comenzó a pasar la factura. El mundo de los especialistas perdió comunicación entre sí y con el resto de la sociedad; la ciencia se fragmentó en “mil” pedazos, con lo que los diferentes gremios de académicos, científicos e intelectuales experimentaron una suerte de “entropía”, un desorden formidable por la incapacidad de atender un mensaje científico de otros especialistas. Cada gremio profesional volcado sobre sí mismo, tendió a convertirse en un grupo autárquico o autosuficiente en sí mismo.

En cambio, la realidad no está segmentada, es un todo que lo intentamos comprender a partir de diversas metodologías, las que deben permitirnos aprehender un fenómeno particular, o varios de estos entrelazados, pero aislándolos de los demás. El mundo de la ciencia avanzó mucho, se conoció mucho, pero se llegó a un punto de estancamiento a partir de un enfoque estrictamente disciplinar, como para poder abordar problemas de alta complejidad, que la misma ciencia nos puso al frente. Ante ellos fue y es cada día más imprescindible abrir múltiples canales de comunicación desde perspectivas multi, inter o transdisciplinarias. Insisto, las disciplinas no desaparecen, pero a partir de cada una de ellas se entrelazan una o varias disciplinas, para interpretar y explicar el mundo impredecible de la realidad compleja; impredecible, sobre todo, desde la óptica de una sola disciplina científica o artística.

Interdisciplina, implica la integración de varios saberes, poniendo en relación varios campos disciplinarios, para lograr un aprendizaje más profundo que aquel que se conseguía a partir de un único saber. Aquí, se pretende lograr un desarrollo para una puesta en práctica de lo que se sabe, pero desde diferentes áreas del conocimiento. (Cfr. Araya Crisóstomo et.al. “Interdisciplinariedad en palabras del profesor de Biología: de la comprensión teórica a la práctica educativa.” Revista mexicana de investigación educativa. Versión impresa ISSN 1405-6666. http:/scielo.org.mx)

Multidisciplinariedad, Es la práctica de investigación basada en la yuxtaposición de modelos teóricos y metodológicos pertenecientes a diferentes disciplinas para abordar una pregunta de investigación específica; en este enfoque, cada especialista trabaja por separado, existiendo poca o ninguna sinergia entre los investigadores de los diferentes campos involucrados. Pero se comparte información. El acercamiento multidisciplinar es el primer tipo de colaboración entre disciplinas (Cfr. “Multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y Transdisciplinariedad.” http:/digital.csic.es)

Transdisciplinariedad, es una práctica de investigación basada en la articulación de varias disciplinas en torno al estudio de una pregunta específica, se llega de esa forma a generar una nueva parcela de conocimiento, la cual surge como resultado de la superación de los límites de algunas o de todas las disciplinas involucradas. (Cfr. Ibidem).

Ateniéndonos a las definiciones recién aportadas, puede verse con claridad, que sobre todo en el caso de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, se trata de buscar nuevas formas de organizar las disciplinas científicas. Por ende, puede deducirse con facilidad que la forma como está organizada la universidad Napoleónica, desde fines del siglo XVIII, como ocurre en Costa Rica, por facultades y estas a su vez divididas en unidades académicas, no es la mejor disposición para propiciar un acercamiento simbiótico entre diferentes disciplinas, aunque, hemos de reconocer que tampoco lo impide. Nuestras instituciones deben buscar la modalidad que ellas consideren apropiada, para estimular el ineludible acercamiento que la ciencia en su conjunto y el arte contemporáneos requieren. No me propongo sugerir en este momento una forma particular de organizar la vida académica. A las autoridades correspondientes les compete, junto al estudiantado, los académicos y el resto de la comunidad universitaria, encarar ese desafío. Lo que sí resulta ineludible, para estar a la altura del desarrollo científico, artístico y tecnológico en la vida contemporánea, es buscar con denuedo esas diferentes vías de comunicación multi, inter o transdisciplinarias, de una de ellas o incluyéndolas a las tres. De lo contrario, la universidad costarricense corre el riesgo de quedarse rezagada sin poder seguir desempeñando un papel nodal en el área de las universidades públicas centroamericanas, como en alguna medida la ha hecho hasta ahora.

Otra cuestión vital, tiene que ver con la integración también de las tres áreas que componen la academia, a saber, la docencia, la investigación y la extensión o acción social. Este aspecto es igualmente crucial para las universidades; si somos autocríticos habremos de reconocer que nuestros centros de educación superior, en mayor o en menor medida han descuidado este aspecto, a pesar de que teóricamente está clarificado en ellas desde los tiempos del gran intelectual y académico universitario que fue Rodrigo Facio Brenes. Finalmente, otra problemática que debemos analizar, y que forma una tríada con las dos anteriores, es la que se refiere a la presunción de que se debe dar impulso a las llamadas carreras STEM, por encima de las artístico-culturales, de las ciencias sociales y de las letras. Este tema acabo de tocarlo en un artículo anterior, pero reitero ahora, que la presunción de algunos de querer ver las ciencias exactas y naturales, las llamadas carreras tecnológicas, las ingenierías y las matemáticas por encima del resto, está sentada sobre una premisa falsa. Consiste en la errónea creencia de que con las carreras STEM se promueve un desarrollo más intenso en las áreas que el país requiere. Ese planteamiento ignora por completo, que la concepción humanística integral, no excluye, sino que supone las carreras STEM. Es menester por ende, reforzar constantemente la perspectiva central de buscar graduar profesionales, con una visión solidaria respecto del género humano, en especial relacionada con las personas dejadas de lado por el estilo de desarrollo concentrador que hemos tenido; profesionales capaces también de tener siempre en cuenta en las tareas del desarrollo, a los animales y plantas que hay en nuestra Tierra y sus hábitats; profesionales dotados de sólidos valores éticos y morales, de prístina honradez y de un espíritu cívico y civilista, donde la mujer y el hombre sean un dueto para movilizar juntos las tareas del progreso y el bienestar, en lugar de que la mujer sea pisoteada y sometida por el hombre como ocurre tantas veces en nuestra sociedad patriarcal.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

En el Día de la Mujer, hablemos los hombres de la sociedad patriarcal

Alberto Salom Echeverría

¿Desde cuándo y por qué se instituyó el día de la mujer?

El día Internacional de la Mujer fue oficialmente decretado por Las Naciones Unidas en el año de 1972, para que fuese celebrado cada 8 de marzo. Sin embargo, la celebración recuerda acontecimientos anteriores que tuvieron que ver con la lucha de las mujeres en Europa, en Los Estados Unidos y en otras partes del mundo, contra la desigualdad de que han sido objeto a lo largo de la historia. Las protagonistas de aquellas efemérides en un inicio fueron principalmente las mujeres socialistas, comunistas y anarquistas como parte de la clase obrera trabajadora; con posterioridad, obviamente se han sumado mujeres de muy variadas orientaciones ideológicas que convergen en la idea de alcanzar la igualdad en la convivencia entre el hombre y la mujer. Un punto álgido de esas batallas fue la lucha de las sufragistas quienes buscaron afanosamente alcanzar la igualdad de los derechos electorales entre hombres y mujeres.

Cada año, la ONU establece un énfasis; el año pasado, el lema central de la celebración fue por la “Igualdad de hoy por un mañana sostenible”. Estuvo dirigido a redoblar la lucha de las mujeres y las niñas contra el calentamiento global, así como también se orientó a mitigar y buscar la adaptación frente a los efectos del cambio climático. En el presente año 2023, el eslogan aboga “Por un mundo digital inclusivo: Innovación Tecnológica para la igualdad de género”. Esta vez, el objetivo consiste en explorar los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento de las desigualdades sociales y económicas. Por otra parte, en concordancia con lo anterior, se pretende proteger los derechos de las mujeres y las niñas en los espacios digitales y abordar la violencia de género en línea y la propiciada por las nuevas tecnologías de la comunicación. (Cfr. ONU Mujeres. “Día Internacional de la Mujer 2023: Por un Mundo Digital Inclusivo: Innovación y Tecnología para la Igualdad de Género.” Diciembre 2022).

¿Por quién doblan las campanas?

Esta frase que he insertado arriba, es del afamado escritor estadounidense radicado durante mucho tiempo en Cuba, Ernest Hemingway. El autor ganó el premio Pulitzer en 1953 por su obra “El Viejo y El Mar”, un año después ganó el premio Nobel de literatura por la integralidad de sus escritos. Casualmente entre 1939 y 1940 escribe la novela “Por quién doblan las campanas”, probablemente su obra más conocida; la novela versa sobre la guerra civil española. La frase la tomó Hemingway del poeta metafísico John Donne, quien a su vez la escribió en 1624. Hace alusión a que cualquier muerte de un ser humano nos concierne a todos, porque cada uno de nosotros es parte de “un todo”. Por lo consiguiente, John Donne había expresado en sus meditaciones “Devotions Upon Emergent Occasions” la siguiente memorable expresión que hoy comentamos: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.”

Hoy, seguramente las campanas doblan por el sufrimiento humano a causa de la flagelación, los castigos e injusticias recibidas por las mujeres en el mundo. La celebración del día de la mujer está jalonada por una cuota de felicidad, por un lado, porque se festeja su existencia, sus luchas, sus éxitos y glorias. Las honramos como madres, los hombres las debemos enaltecerlas como nuestras compañeras en la vida, con ellas procreamos a nuestros hijos e hijas. Pero, no siempre ocurre así. Por eso, la fecha también deviene conmemorativa, ya que todos somos responsables de la violencia que se ejerce contra ellas, de las violaciones de que son objeto, de la desigualdad y la opresión en la sociedad.

Dice la ONU que merced a las desigualdades persistentes, en el mundo hay nada menos que 383 millones de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema. Además, cada once minutos en el mundo una mujer o una niña fallece a manos de algún miembro de su propia familia. ¿Quién está exento de semejante responsabilidad? En mi opinión todos estamos concernidos, especialmente los hombres, ya que el contexto es el de una sociedad patriarcal, en la que se reproducen incesantemente valores culturales “machistas”.

Celebramos que se haya formado una comisión de Derechos Humanos en la ONU, que a su vez promovió la existencia de un Consejo de Derechos Humanos. Celebramos en parte, igualmente que, la comisión haya considerado que su misión no concluye hasta que sea un hecho la igualdad real de la mujer y el hombre en la sociedad contemporánea. Sin embargo, no podemos celebrar plenamente, porque la sola existencia de la comisión habla de las injusticias que subsisten en el mundo contra las mujeres, la violencia, las violaciones y muertes por maltrato, así como la desigualdad.

Celebramos los hombres la existencia de la otra parte de la humanidad, pero, no podemos celebrar que nos hayamos arrogado “el derecho” de subsumir a toda la Humanidad en la palabra “Hombre”. Y somos los primeros que debemos exigir en nuestras sociedades una nueva cultura, para que aflore una educación en la que se inculquen nuevos valores para infundir una “Nueva Masculinidad”. Una “Nueva Masculinidad”, que signifique compartir la vida con la mujer en condiciones de plena igualdad, donde en el hogar se asuman las tareas por partes iguales, donde no existan “roles” femeninos y masculinos. Las tareas en el hogar deben ser asumidas sin distingos de sexo. Ambos miembros de la pareja son corresponsables por igual, de velar por la educación de sus hijos, así como de las tareas que ello conlleva. Ambos deben ser mutuamente solidarios en las tareas cotidianas del hogar. Hay más, la “Nueva Masculinidad” supone entender que el amor de la pareja parte de un respeto irrestricto por el otro, de una manera tal que permita reconocer que el disfrute sexual debe ser compartido; el hombre y la mujer tienen el mismo derecho al disfrute pleno de las relaciones íntimas de la pareja, sin que ninguna de las partes se desentienda de la otra. Por otra parte, los bienes que se produzcan dentro de la relación deben ser compartidos, como ya se estipula en el derecho de familia a nivel internacional.

Quizás lo más importante radica en que la educación y los valores que se inculquen a los párvulos contemplen todo lo anterior, y particularmente, una nueva manera de visualizar la vida, conducente a erradicar para siempre, la desigualdad, la opresión de las mujeres, el sometimiento, la discriminación en los trabajos por razones de sexo; y especialmente se debe velar porque impere el mismo salario por las mismas tareas con independencia del sexo de quien las realice. El mismo derecho deben tener las mujeres y los hombres al trabajo, a la educación, a la ciencia y la tecnología. Debe prevalecer el derecho de las mujeres a tomar parte en las decisiones de todo orden en la sociedad, en particular las que tienen que ver con el desarrollo sostenible para enfrentar el calentamiento global, o también, paliar o buscar adaptación al cambio climático. Para ello la ONU creó una comisión que atiende todo lo concerniente con la agenda 2030, para ´acelerar la igualdad real de género y el empoderamiento de las mujeres´. La discriminación, los abusos y la misoginia se han trasladado al mundo virtual, lo que vuelve a colocar a la mujer en condición de desventaja frente al hombre en la sociedad. La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, en 2023, señaló que la mujer es víctima en pleno siglo XXI de “…acceso limitado a la tecnología, a la violencia en línea…así como a la infrarrepresentación y el sesgo de género en las industrias tecnológicas.” (Cfr. ONU. “Promoción de los Derechos de la Mujer desde 1946: Cinco cosas que Debes Saber.” https:/news.un.org/es/story/2023/03/1519072).

¿Por quién doblan las campanas? Por ti. Porque las mujeres sufren y padecen descalabros en sus vidas ante la desigualdad y la violencia de las que son víctimas en la sociedad patriarcal. Pero en el largo plazo, todos perdemos; o sea los hombres incluidos, porque no hay verdadera opción al desarrollo que no comporte una igualdad real entre el hombre y la mujer, es decir un desarrollo inclusivo, sostenible y sustentable con la Naturaleza y, por lo tanto, con la vida de todas las especies existentes y sus hábitats.

En la lucha por una sociedad igualitaria e inclusiva de las mujeres, el hombre debe asumir su responsabilidad.

Para conquistar la igualdad real entre hombres y mujeres y crear sociedades que incluyan plenamente a las mujeres en las tareas del desarrollo sostenible, el hombre no puede considerarse exento. Por lo tanto, a los hombres nos asiste una doble responsabilidad: pagar las penas por los delitos contra la mujer por parte de aquellos que los cometen, pero al mismo tiempo, quienes desarrollen conciencia de todas las implicaciones que conlleva la conquista de una vida digna para las mujeres, debemos integrarnos a ese movimiento que nos es propio. Significa ni más ni menos que, bregar por alcanzar nuevas formas de convivencia social, con nuevos valores culturales que permitan iniciar la ruta para desterrar para siempre los privilegios varoniles de la sociedad patriarcal.

Se trata de una nueva cosmovisión de lo social, lo político y lo económico. En breve, estamos hablando de una “Revolución Cultural”, para educarnos todos con nuevos valores que orienten la necesidad de desmontar el paradigma machista y patriarcal por el que estamos regidos. Para alcanzarlo, hay que idear una nueva masculinidad en la que los roles tradicionales del “hombre que manda” tanto en la casa como en los diferentes planos de la vida social debe acabar. Pero no solamente se debe idear y ambicionar un nuevo paradigma, sino que en la medida en la que se conceptualiza esa nueva convivencia es urgente ir asumiendo en la práctica el nuevo papel solidario con la mujer ante la desigualdad que padece, confrontado la violencia instalada en la sociedad contra ellas, la falta de oportunidades a la educación formal. También debemos ser solidarios con las mujeres para que puedan asumir empleos de calidad; es urgente, además, educarnos para enfrentar conjuntamente la opresión y la subordinación de la que son objeto las mujeres en nuestras sociedades contemporáneas.

Esta, lógicamente es una tarea que compete en primer lugar a los movimientos femeninos y feministas que se han creado por todo el orbe, como se demostró este 8 de marzo en diversos países, tanto en nuestra América Latina, como en Los Estados Unidos, en Europa y en los demás continentes del orbe. Los hombres que estamos conscientes de la opresión que padecen las mujeres y sabemos de la desigualdad que acaece como resultado, es urgente que asumamos nuestro papel a la par de las abuelas, madres, compañeras de vida, de nuestras hermanas y amigas; o, simplemente a la par de la mujer que lucha por romper el indeseable, pero sólido cascarón del patriarcado que recubre la sociedad entera. Debemos convencernos que, no puede haber justicia plena, sin igualdad entre el hombre y la mujer; no puede existir equidad sin que acabemos con la desigual distribución de oportunidades en contra de las mujeres, sin que seamos capaces de abrir por igual para todas las personas, el acceso a la educación, a los empleos de calidad, al mundo de la ciencia y la tecnología. No habrá paz en tanto siga prevaleciendo la violencia contra las mujeres, las niñas, las personas que han alcanzado la ancianidad, las personas con discapacidad; en breve, no puede haber felicidad para uno solo de los sexos que componen la especie humana, mientras la otra mitad, las mujeres deben soportar el peso asfixiante del patriarcado.

La tarea se torna compleja por el hecho de que el patriarcado supone un molde cultural, que por lo tanto impone conductas inapropiadas, comportamientos arbitrarios, violencia de género por parte de la sociedad machista, que es la que carece de la consciencia de que otro mundo, otra sociedad más justa e igualitaria en la sociedad no solo es posible, sino que es deseable, urgente y alcanzarla por lo tanto nos compete a todos. El camino es complejo, pero hay que recorrerlo con esperanza y fervor; al mismo tiempo nos puede proporcionar felicidad saber que estamos a la par de nuestras compañeras luchando por derechos de ellas que les son inalienables y forman parte, por ende, de las justas aspiraciones para su plena realización como personas con dignidad. Entonces son luchas que nos implican a nosotros, los hombres, también. Llegará un día en que podamos celebrar el día de la mujer y en el que, la conmemoración de sus luchas forme parte consustancial de esa victoriosa y épica fecha: El Día Internacional de la Mujer.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Retos de las universidades públicas

Alberto Salom Echeverría

Introducción.

Costa Rica cuenta hoy con cinco universidades públicas. Tres de ellas, la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), se conformaron como universidades humanistas, caracterizadas por poseer un currículo heterogéneo, bastante amplio; sin dejar por eso de contar con escuelas tecnológicamente orientadas. Las otras dos instituciones de educación superior son el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y más recientemente la Universidad Técnica Nacional (UTN), ambas poseen una orientación más tecnológica, pero al contrario de las otras tres, también poseen escuelas que imparten conocimientos y saberes en las áreas de las ciencias sociales y las letras.

Hoy, sobre todo desde afuera del ámbito de las universidades, se impulsa una corriente orientada a crear una bifurcación entre el área de las ciencias sociales, las letras y las artes, que la entienden enfrentada al área de disciplinas tecnológicas. En el presente ensayo, busco explorar el origen de esta corriente y su basamento ideológico, a partir del cual se busca descarrilar el actual curso de desarrollo de las instituciones de educación superior, para intentar reorientarlas hacia un ámbito tecnológicamente orientado, acorde con ciertas concepciones del desarrollo que prevalecen en las élites económicas y sociales dominantes de hoy. Estas corrientes no radican exclusivamente en Costa Rica, sino que más bien son oriundas del mundo de los países de capitalismo desarrollado y desde allí, su orientación se exporta al resto del mundo. Aunque no será el único tema que trate, dada la trascendencia que le atribuyo, es un eje de la problemática universitaria de nuestros días.

Algunos de los aportes Fundamentales de las U. Públicas a la sociedad:

Lo que en adelante escribiré no tiene necesariamente un orden de prioridades.

*Las Universidades Públicas (UP) han aportado a la sociedad costarricense una enorme cantidad de profesionales de ambos sexos. Cada quinquenio la población graduada de las UP ha ido en aumento: El último dato del que tuvimos registro es la comparación entre los profesionales graduados en 2017 con respecto a los del 2021. Mientras en el primer caso se reportó una cifra de 16.447 estudiantes, en el 2021 los graduados ya fueron 21.150 jóvenes. Hubo un aumento significativo, a pesar de la pandemia del COVID-19 que azotó al país, el cual fue de un 28.59%. La sociedad debe tomar nota que hay una enorme cantidad de estudiantes que no llegan al nivel de bachillerato, de modo que, si esta situación mejorara, es bien probable que aumente aún más el porcentaje de los estudiantes que ingresan a las universidades públicas y en consecuencia aumentará en proporción el número de las personas que se graduarán como profesionales.

*Veamos algunos datos. El número de los estudiantes que se matricularon en estas instituciones en los críticos años 2019, 2020 y 2021 siempre fue en aumento; en el 2019 se reportó una matrícula de 111. 595 personas; creció en el 2020 a 111.803 jóvenes estudiantes a pesar de la pandemia y luego a 125.141 en el 2021. En los años que transcurrieron entre el 2017 y el 2022, la matrícula aumentó un 15, 73% (Cfr. https://semanariouniversidad.com 20 de julio del 2022.)

*Por otra parte, mientras que en el 2017 se graduaron de las universidades públicas 16.447 estudiantes, cuatro años después ese número creció a 21.150 egresados, lo que representa un aumento del 28.59%.

*Costa Rica muestra cifras muy robustas entre las naciones de América Latina en cuanto al porcentaje de becarios de la educación superior pública. En el 2020, se registró un porcentaje mayor del 50% de beneficiarios de los programas públicos de becas. Fue el país que más brilló entre los latinoamericanos en los programas de ayudas económicas o becas; es decir, sin contar los programas de créditos porque corresponde a una acepción diferente. El porcentaje de estudiantes cubiertos por una beca aumentó entre el 2017 y el 2021 en un 28,72%. En el 2021 la cifra absoluta ascendió a 69.628 estudiantes. Al tomar en cuenta exclusivamente la población rural que asistió a la educación superior se mostró que el 78% de estos estudiantes obtuvo algún tipo de beca, muy por encima del porcentaje de becarios en la zona urbana del país en el mismo año académico. En conexión con el dato anterior, es relevante el hecho de que el 68% de los estudiantes de las instituciones de educación superior públicas, fueron los primeros alumnos de sus respectivas familias que accedieron a un centro de educación superior. He ahí un mérito de la Universidad.

*De acuerdo con información del Consejo Nacional de Rectores, en el año 2021 del total de estudiantes matriculados en las universidades públicas, 94.443 estaban registrados en la GAM, y 47.125 en sedes regionales. Debe tenerse presente que del total de estudiantes que asisten a un centro ubicado en una zona urbana, hay un porcentaje importante que provienen de las zonas rurales lejanas o de las semirrurales, por la sencilla razón de que, la mayoría de las carreras o programas de estudio únicamente se ofrecen en las sedes de la GAM. También ocurre que, a partir de determinado nivel de educación, los estudiantes de zonas rurales deben migrar a las sedes de la GAM, para darle continuidad a su programa de estudios. Es relevante no obstante que, en el 2022 se puso en evidencia que más del 82% de los estudiantes de primer ingreso provenían de colegios públicos. Esto quiere decir que se ha ido avanzando significativamente en el proceso de democratización del acceso de las personas estudiantes de origen más humilde a las universidades estatales. Datos del 2022, mostraron un aumento relevante en el acceso a las universidades de jóvenes provenientes de hogares más pobres.

*Esa misma confiable fuente del CONARE revela que la cantidad de diplomas otorgados por las universidades estatales ha venido incrementándose de manera significativa. El total de diplomas dados por estas instituciones en el 2014 fue de 14.990, frente a 21.303 en el año académico 2021. Un total de 13.834 de esos diplomas se concedieron en la GAM, frente a 7.456 que se otorgaron fuera de la GAM. (Cfr. División de Planificación Interuniversitaria. CONARE)

*La oferta académica ha crecido y se ha diversificado mucho. La oferta de carreras según datos del 2022 por las UP fue de 742 carreras. En las regiones periféricas se ofrecieron 137 carreras, lo que representa un aumento importante respecto de los años anteriores, aunque persiste todavía un rezago con respecto a las carreras impartidas en las sedes de la GAM, lo que constituye un gran desafío. Además, con frecuencia se desconoce que las universidades públicas realizan más de 2.200 proyectos de investigación (I + D. Investigación y Desarrollo) que inciden en una mejora de la calidad de vida de la población costarricense. Por añadidura, estas instituciones llevan a cabo más de 1250 proyectos de extensión y acción social, que tienen gran impacto en las comunidades donde se ejecutan; para ello se invirtió aproximadamente la suma de 23.000 millones de colones anuales.

¿Quiénes adversan a las universidades públicas?

Las universidades públicas en Costa Rica continúan siendo las instituciones públicas con más prestigio entre la población costarricense, a pesar de una obstinada campaña en contra de ellas por parte de enemigos ideológicos de ellas de viejo y nuevo cuño.

Los principales adversarios de las universidades públicas son ideólogos de un capitalismo voraz que considera que el rubro que debe presupuestar el Estado costarricense en su sostenimiento es exageradamente alto y caro. El capitalismo voraz (también calificado de “salvaje” por el papa Juan Pablo segundo), requiere imperiosamente de las políticas de desregulación de la economía, a fin de aumentar la tasa de ganancia en sus negocios. Esto significa empequeñecer el estado sin importar si hay duplicidades o no entre las instituciones, y obviando qué es lo que instituciones como las universidades públicas le aportan a la sociedad costarricense. La tesis de adelgazar el estado sin una evaluación exhaustiva previa del valor de las instituciones solamente abona el terreno para afectar la calidad de vida de la población más vulnerable en Costa Rica. No soy un defensor ad-perpetuam de cualquier institución pública, aunque sea ineficiente, ni creo que las universidades carezcan de errores. Los tienen y quienes las apoyamos debemos ser exigentes frente a los yerros en que ellas incurren. Pero otra cosa, es la creencia, meramente ideológica de quienes quieren desmantelar las universidades públicas, sin poner el menor empeño en conocer primero sus aportes invaluables a la sociedad.

Entre las personas que abogan por limitar las universidades públicas a un minimum minimorum, destacan también algunos (por fortuna no todos), empresarios de universidades privadas, que incluso, algunos de ellos, hasta tienen la desfachatez de pretender que del presupuesto público destinado a la educación superior, un rubro debería costear los negocios privados en educación superior. Por fortuna, en Costa Rica hay empresarios de la educación, cuya inversión en el negocio no se destina únicamente a obtener la más alta rentabilidad, sino que han apostado también a la calidad, como lo demuestra el reciente ranking realizado por la empresa británica “Quacquarelli Symonds (QS)”, con respecto a la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT), la que destaca entre las instituciones privadas de Educación Superior. En ese mismo Ranking aparecen la Universidad de Costa Rica, La Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico, posicionadas, en ese orden, como las tres mejores universidades centroamericanas. No soy conformista, la calificación dada demuestra, que falta mucho por mejorar aún. Pero, es un orgullo para la sociedad costarricense, que las tres universidades con los mejores “rankings” sean esas tres instituciones públicas. Sin embargo, hay una orientación en la anterior administración y especialmente en la actual a reducir significativamente el presupuesto de las instituciones públicas de educación superior, afectando inclusive rubros tan sensibles como el presupuesto destinado a becas.

Las universidades tienen también, hay que decirlo, enemigos internos. Hay personas, que las sangran desde adentro, como cuando se realiza un trabajo mediocre, o se pretenden beneficios sin tener en cuenta para ello, en cuánto se restringe el presupuesto de inversión en investigación, becas o extensión. Las instituciones públicas deben mantenerse atentas a una ecuación que mantenga el presupuesto de inversión más o menos alrededor de un 20% del presupuesto total. Esto es lo que, expertos en el ámbito de la educación superior en América Latina calculan que permite mantener universidades de calidad, que puedan invertir en becas, investigación y desarrollo, y extensión o acción social, para que alimenten la docencia de calidad y viceversa. Es decir, es menester mantener un círculo virtuoso en la academia, entre docencia, investigación y extensión; y al mismo tiempo, la universidad debe seguir cumpliendo con su misión social, becando a la población estudiantil vulnerable, para que pueda obtener estudios superiores de calidad y también estrechando el vínculo con la sociedad nacional en todos los campos, al favorecer principalmente la relación con las comunidades más deprimidas, que requieren por tanto más apoyo.

¿En qué deben mejorar las universidades?

La ruta de las universidades no es tarea fácil, cada día es un requisito mejorar en todo sentido. Se impone la excelencia académica. La complejidad del mundo de hoy es enorme. El futuro se ha tornado cada vez más impredecible y retador. Es paradójico que en la época en que más avance científico tecnológico se ha producido, el mundo se nos ha tornado más incomprensible. Ello es así precisamente porque el avance científico tecnológico nos permite saber y conocer más, pero al mismo tiempo el campo del conocimiento se hace más vasto. Por lo tanto, estancarse es morir, no es una opción. Me referiré solamente a algunos de los retos principales.

Una de las tareas prioritarias es la renovación constante de la oferta curricular. Hay que adecuar el contenido de las carreras a las nuevas necesidades que impone el desarrollo. Esto implica un doble desafío e igualmente paradojal que el anterior: por un lado, las universidades, es cierto, deben aportar profesionales de calidad a las empresas, pero, por otra parte, son las instituciones que más capacidad crítica poseen para plantear los derroteros de un desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza y con la vida de todas las especies vivientes y sus hábitats. Esto exige mantener una capacidad crítica, para señalar las principales carlancas u obstáculos que impiden que la sociedad obtenga un verdadero desarrollo. Un buen ejemplo de esta tarea lo tenemos en los informes anuales del “Estado de la Nación”, que produce la universidad pública. De modo que, la universidad al tiempo que aporta profesionales al mercado laboral, dotados de capacidad técnica y científica, pero inextricablemente acompañada de una visión humanista sólida, es capaz de criticar aquellas tendencias y orientaciones de las políticas públicas, que nos conducen por rutas equivocadas.

Una visión como la señalada, obliga a la institucionalidad educativa, a sus dirigentes académicos, a los estudiantes y a todos los que en ella laboran, a salvaguardar celosamente la autonomía, a orientar los pasos de las universidades en un sentido comprensivo, capaz de asumir los retos que nos impone el desarrollo de la ciencia y la tecnología; pero, dentro de una visión humanista en la que se preserven y profundicen los valores de la solidaridad social, del compromiso universitario con los sectores más necesitados de la sociedad, con la búsqueda incesante de la verdad. Implica no dejarse avasallar por las imposiciones que puedan provenir de la política y los políticos de turno.

Existe toda una corriente de pensamiento, que se plantea la educación del futuro, centrada en lo que llaman asignaturas o carreras STEM (significa en español ciencias, tecnología, Ingeniería y matemáticas). Otra corriente agrega una A después de la E, para que el acrónimo por sus siglas en inglés se lea STEAM (traducido al español quiere decir: ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas). La diferencia entre ambas es pedagógica. El último acrónimo, emergido en los Estados Unidos aporta supuestamente, una metodología que requiere mayor intensidad de trabajo en el aula por parte del alumnado. Sin embargo, en lo medular son corrientes compatibles entre sí en cuanto a las carreras que buscan promover. Una propuesta plantea que los beneficios de la educación STEAM son: “Adquirir y aunar conocimientos de ciencia y tecnología. Aprender con recursos digitales y mediante el uso de las TIC, básicos para las profesiones del futuro. Desarrollar el sentido crítico de los alumnos, que los ayudará a resolver cualquier situación o problemática.” (Cfr. https://www.classlife.education. 9 de noviembre, 2021). En otro sitio de la web, se permiten hasta recomendar las carreras del futuro, con más empleo y mejores sueldos, y señalan las siguientes: Ingeniería ambiental, Desarrollo de software, Ciberseguridad, Ingeniería Robótica, Marketing digital, Ingeniería genética, salud mental, recursos humanos. En otro sitio, se permiten preguntarse con alevosa intención, ¿qué carreras no tienen futuro? Y responden: Abogacía, contaduría, Ingeniería en estudios del petróleo, aviación, Policía, Bibliotecología, Ejecutivo bancario, y -no podía faltar- Artista. (Cfr. https://experienciajoven.com. 17 de agosto del 2020). Hay un largo etcétera induciendo mediante las preguntas a los estudiantes a ver el futuro con una mentalidad predominantemente mercantilista. No resisto la tentación de presentarles una última, entre las muchas absurdas preguntas que aparecen en diferentes sitios de la web. ¿Cuáles son las carreras del futuro en Costa Rica? El subtítulo en negrita dice: “Carreras mejor pagadas en Costa Rica en 2022”. Aquí, ofrezco la respuesta: Ingeniería de software. -Y agregan- sueldo nacional promedio: desde 1.660.000 colones al mes (aproximadamente, -escriben- 2.688,33 euros), según Glassdoor, Bioinformática y biotecnología, Analítica de datos, Animación digital, Ingeniería en computación. Por supuesto en una parte señalan sin sonrojarse siquiera: “…es que la era tecnológica ha catapultado todas las profesiones relacionadas con la tecnología…” ¡No me diga!!! (Cfr. https://ejemplos-curriculum.com. 2022).

No puede ser más evidente la intencionalidad de producir una polarización entre las llamadas “ciencias tecnológicas y científicas” versus las conocidas como “ciencias sociales, letras y artes”. Estas segundas son completamente menospreciadas, esencialmente porque carecen o carecerán muy pronto, de cabida en el mercado. Y aunque una corriente estadounidense, ha pretendido remediar este asunto, incrustando en el medio el acrónimo STEAM, en la práctica, salvo en la parte metodológica referida a la forma de trabajar en el aula, las ciencias sociales, las letras e inclusive las artes continúan, dentro de esta tesitura viéndose postergadas y menospreciadas. La verdadera razón es ideológica claro está; se busca desacreditar y en lo posible hacer desaparecer todo aquel poderoso conocimiento, que más ha aportado una visión crítica frente al “capitalismo salvaje”, al calentamiento global, del cual es su principal promotor. Además, la ciencia social, la filosofía, la literatura, las artes han dotado a cientos de miles de profesionales (si no millones), de una cosmovisión humanista del mundo, antagónica del “globalismo” puramente mercantil y depredador. Este mundo globalizado prevalece la lucha del ser humano contra sí mismo, buscando abrirse paso en la sociedad contra todo y contra todos, siempre que individualmente adquiera él o ella, una forma “segura” de ganarse la vida acomodándose en la cúspide de la pirámide.

Las instituciones públicas de educación superior no pueden dejarse tentar por esta visión mercantilista de la educación que, esencialmente proviene de una esfera externa a ellas. Aunque, ya algunos profesionales han caído en estas garras, viéndose seducidos por el pragmatismo de carreras más cortas, sin tener que demorarse en lo que quieren ver como una ciencia “insustancial”, “inexacta” y hasta “superflua”. La ciencia y la tecnología no pueden verse como antagónicas del humanismo. ¿Carreras de ciencia y tecnología? Sí claro, pero siempre que estén insertas en un contexto humanista. Para concluir, traigo a colación una frase proverbial. El premio nobel de física, por la teoría “electrodébil”, Sheldon Glashow, dijo algo que por venir de una persona como él no tiene parangón: “Un científico sin cultura humanista hará mala ciencia.” (https://la vanguardia.com. 20.06.2017). Alberto Salom Echeverría/ albertolsalom@gmail.com

La cuestión de la Universidad Necesaria: A 50 años de la Universidad Nacional (UNA)

Alberto Salom Echeverría

Los orígenes de la UNA

La Universidad Nacional, cuyo campus central se encuentra ubicado en la provincia de Heredia, fue fundada oficialmente el 15 de febrero de 1973. Por lo consiguiente, acaba de cumplir 50 años de vida institucional.

El momento de su nacimiento fue propicio, porque apenas existían dos universidades públicas de altísima calidad, como eran La Universidad de Costa Rica (UCR) y, el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), el cual acababa de fundarse. La UCR no estaba logrando satisfacer la inmensa demanda de educación superior por parte de los egresados de los estudios de bachillerato. La generación de los niños nacidos en la década de los años cincuenta, conocida como “la generación de los baby booms” por la gran explosión demográfica que se produjo en esa década, tocaba las puertas de los estudios superiores en los setenta.

Fueron muchos los estudiantes egresados de la secundaria que carecieron de recursos económicos para costearse los estudios de educación superior, sin que, especialmente la UCR dada su mayor antigüedad, le fuera posible becarlos a todos. Mucho menos el TEC que, como acabo de expresar, acababa de nacer a la vida institucional. Por otra parte, una gran cantidad de jóvenes vieron frustrados su intento de acceder al máximo nivel de educación, tras ser rechazados al presentar el examen de admisión. Los estudiantes que fracasaban con mayor frecuencia provenían de colegios públicos ubicados en zonas urbano-marginales y, con más asiduidad todavía sucumbían ante la prueba de admisión aquellos otros que, se habían egresado de colegios públicos de zonas rurales con graves rezagos económicos, sociales y culturales.

Por lo consiguiente, en aquellas circunstancias del primer quinquenio de los setenta, las opciones de cupo eran en su gran mayoría aprovechadas por estudiantes que se graduaban en los colegios privados del área metropolitana (AM) y en segundo lugar emergían de los colegios públicos de más larga data. Por eso mismo, sus familias poseían mejores recursos educativos y culturales. Fue así como se constituyó una enorme desigualdad en cuanto a la calidad de la educación media, entre los colegios privados, los semi públicos, junto con los públicos más “prestigiosos”, frente a las instituciones públicas, urbanas o rurales ubicadas en regiones deprimidas de la sociedad. La más evidente diferencia y distancia social fue la que se estableció en favor de los colegios privados, con respecto a los colegios rurales fuera de la región central del país (AM). Derivado de lo anterior, se comenzó a producir irremediablemente una suerte de “elitización” de la educación superior que, generó una gran inconformidad, tanto entre personas afines a los círculos de la educación, como en el seno de las familias cuyos hijos se vieron marginados de la oportunidad de acceder a los estudios universitarios. El ambiente se comenzó a crispar.

Los fundadores de la UNA lanzaron un mensaje claro, ofreciendo respuestas ante esta situación aparentemente sin salida. La propuesta no solo comprendió la situación calamitosa del ingreso a la universidad para una parte de los estudiantes que se veían marginados, también contempló una respuesta integral, de carácter académico: el presbítero Benjamín Núñez planteó al amparo de la teoría del sociólogo brasileño Darcy Ribeiro, una tesis vernácula al concepto elaborado por este último de “Universidad Necesaria.”

Antes de que se hubiese llegado a este punto, es necesario señalar que, en la Asamblea Legislativa, los diputados de entonces Daniel Oduber Quirós y Francisco Morales Hernández, enderezaron la propuesta del ministro de educación pública del gobierno del presidente José Figueres Ferrer, Uladislao Gámez Solano, quien originalmente había planteado la creación de una universidad pedagógica. Aunque la idea de una universidad pedagógica sonaba interesante, sobre todo para darle continuidad a la “Escuela Normal Superior”, no podía convertirse en la alternativa que requerían los estudiantes que se veían segregados a causa de su situación de carácter económico social y cultural, pues ellos demandaban acceso a diferentes carreras y no solamente a una institución que ofreciera exclusivamente la opción pedagógica.

El Concepto de la Universidad Necesaria.

Como quedó expresado, el concepto de “Universidad Necesaria” fue acuñado primeramente por el académico brasileño Darcy Ribeiro. Otros intelectuales humanistas latinoamericanos lo secundaron como el filósofo y escritor mexicano Leopoldo Zea.

Ribeiro fue un estudioso de la antropología cultural especialmente. En tal virtud, estudió los procesos culturales de diferentes países de América Latina, y planteó reformas universitarias en varios de ellos comenzando por su Brasil natal. Fue nombrado por el presidente Kubitschek como primer rector de la Universidad de Brasilia; luego durante el gobierno reformista de Joao Goulart, éste lo nombró ministro de Cultura, período durante el cual impulsó una obra democratizadora, reconocida por sus grandes logros en la educación y la cultura de Brasil. Tras el golpe de estado que se le propinó a Goulart, debió asilarse en la embajada de Uruguay, desde donde posteriormente se trasladó a La República Oriental del Uruguay. Allí prosiguió sus estudios sobre las identidades culturales de los pueblos latinoamericanos. Regresó finalmente a Brasil, donde llegó a ser senador del Estado Federal en Sao Pablo.

Gracias a todos estos antecedentes, desarrolló una conceptualización de la “Universidad Necesaria en varias dimensiones: 1- De acuerdo con sus postulados los pueblos latinoamericanos constituyeron identidades nuevas, a lo largo del proceso de colonización Hispánica y Lusitania. Según Ribeiro la cultura estaba conformada por un sincretismo de tres grandes culturas, la cultura hispánica, la indígena y la africana (y la lusitana, agrego ahora). Esta mezcla fue la que dotó a la cultura latinoamericana de la originalidad que ella posee. Sin embargo, reconoció siempre las indiscutibles diferencias entre regiones y después cuando se conformaron como repúblicas en el subcontinente. Empero, en su criterio, este proceso único frente a la cultura europea y estadounidense es el que alimenta la visión de la primera reforma universitaria que tuvo lugar a principios del siglo XX, teniendo como epicentro “la Reforma de Córdoba” en Argentina en 1918. 2-La segunda reforma para Ribeiro fue la que se desarrolló más bien en la segunda mitad de la centuria, sobre todo durante la década de los setenta. “…no se puede entender -postula Ribeiro- el desenvolvimiento de las universidades en América Latina en los siglos XIX y XX, sin interpretar estas instituciones de educación superior en el proceso civilizatorio y su posición en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo.” (Cfr. Ribeiro, Darcy. (1993): “El Proceso Civilizatorio. De la Revolución Agrícola a la Termonuclear.” México. Editorial Extemporáneos, S.A).

Permítaseme agregar otra cita: “En la segunda mitad del siglo XX, los vientos de una nueva reforma universitaria recorrieron los ámbitos de la educación superior en América Latina. Así también había ocurrido en 1918, cuando en Argentina, el grito de Córdoba dio el aviso reformista hacia la nueva educación universitaria.” (Cfr. Ribeiro, D. (1971): “La Universidad Latinoamericana.” Caracas, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela.) Es desde esta perspectiva que Darcy Ribeiro plantea que las universidades son y serán las fuentes de donde emanará el pensamiento crítico y se forjarán los profesionales que se conviertan en los motores de un desarrollo y una identidad propia de los pueblos latinoamericanos. Postula que en las universidades es donde se forman los dirigentes para el cambio que nuestra América necesita para impulsar su desarrollo con progreso social. Por ello, reflexionaba que se requería impulsar nuevas estructuras en las universidades en consonancia con la necesidad de apuntalar dicho progreso con independencia identitaria. La función de la universidad latinoamericana consiste en la promoción de una cultura autónoma, no enajenada a las estructuras neocoloniales. Para ello el requisito es la creación de institutos independientes de investigación y la extensión universitaria que alimenten la docencia. (Cfr. Ribeiro, D. (1993): “La Cultura Latinoamericana”, en: Fuentes de la Cultura Latinoamericana, coord. Por Leopoldo Zea. México, Fondo de Cultura Económica, Tomo I.)

Ribeiro también planteó que la Universidad Necesaria en América Latina estaba llamada a cumplir un papel dinamizador ente lo que percibió como una nueva “revolución tecnológica”, más profunda que la “revolución industrial”: “La revolución termonuclear”. También planteó que de cara a esta revolución se deben preparar los nuevos cuadros profesionales, en el contexto de una visión cultural y humanista propia. El gran problema consideró era la falta de recursos económicos de que adolecen la mayoría de las instituciones de educación superior, para asegurar el imprescindible desarrollo autónomo. Por esa razón postulaba que, la colaboración entre universidades latinoamericanas se convertía en algo imprescindible. Para Ribeiro la unidad básica de la universidad moderna e independiente de la política, debía ser la unidad departamental y, en torno a ella deben operar los institutos de investigación y extensión universitaria. También consideró crucial la estructuración de los posgrados, la relevancia de las facultades dedicadas a la formación del magisterio, la rendición de cuentas de todo el personal universitaria y, entre las más importantes, la evaluación quinquenal del cuerpo docente.

Vale la pena señalar que el aporte más original de Ribeiro a la estructura de las universidades lo propuso cuando se empleó a fondo en la tarea de la reforma de la Universidad de Brasilia. Para combatir la excesiva compartimentación de la educación superior, basada en unidades autárquicas, separadas las unas de las otras, incluidos los institutos de investigación disciplinarios, Ribeiro propuso más bien una modalidad consistente en tres cuerpos de órganos de enseñanza, de investigación y de extensión cultural, integrados en una estructura funcional: los institutos centrales de ciencias, letras y artes (Matemáticas, Física, Química, Biología, Geociencias, Ciencias Humanas, Letras y Artes), las Facultades Profesionales (Ciencias Agrarias, Ciencias Médicas, Ciencias Tecnológicas, Ciencias Políticas y Sociales, Arquitectura y Urbanismo y Educación) y de Unidades Complementarias (Biblioteca Central, Editorial, Radiodifusora, Estadio y Museum). (Cfr. Ribeiro, D. (1962): Plan orientador do Universidad de Brasilia, Editora UNB, Brasilia. Véase también del mismo autor “La Universidad Latinoamericana”. Op cit. Pp. 92-106)

La Universidad Necesaria en Costa Rica.

El principal fundador de la Universidad Nacional fue quien llevó la batuta en la propuesta y “vernaculización” del concepto de “Universidad Necesaria”. Entendemos por “vernaculización”, una ruta para hacer propio de la cultura costarricense un concepto como el de “Universidad Necesaria”. Esto significa que en líneas generales se toma el concepto propuesto por Darcy Ribeiro, pero adaptándolo a las características de la “formación socioeconómica y cultural” costarricense. La primera adaptación consiste en que se reconoce la realidad costarricense como una “…cada vez más singular en el concierto latinoamericano, [debido a] factores peculiares de la formación de Costa Rica como nación y como pueblo.” (Cfr. Núñez, B. (1994) “Hacia la Universidad Necesaria”. Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), Heredia CR). De acuerdo con el criterio del fundador de la UNA, ello es así derivado de: 1- el relativo aislamiento de Costa Rica respecto de la explotación y de la codicia colonial-mercantilista. 2- la ausencia de formas de trabajo servil y 3- del logro consecuente de una distribución relativamente equilibrada, en comparación con los otros países latinoamericanos del factor productivo fundamental en una economía agraria y pobre: la tierra. (Cfr. Ibidem).

Aquí hay una clara diferenciación con respecto a la propuesta de Ribeiro en dos sentidos: el primero tiene que ver con la caracterización de la situación de Costa Rica como una peculiaridad en el contexto latinoamericano. El segundo, está implícito, pero posteriormente el Dr. Benjamín Núñez lo hará explícito: si Costa Rica es un país con una distribución “relativamente más equilibrada”, en particular en cuanto al recurso de la tierra, y donde la explotación, la codicia colonial mercantilista, y el trabajo servil no fueron tan extremos como en el resto de los países, la universidad se desenvolverá en un contexto, en el que lo que se requiere es mejorar el sistema democrático, ya que «en la sociedad global se mantienen las instituciones democráticas [y una] capacidad de promover el desarrollo, con participación ampliada y la posibilidad de la formación de un consenso con propósitos nacionales comunes”. (Cfr. Ops.cit. pp. 27).

Por otra parte, para el Dr. Benjamín Núñez, la universidad costarricense no repite la historia reciente de regresión que se ha observado en tantas universidades latinoamericanas. En consecuencia, gracias además a la conquista de la autonomía universitaria, la universidad costarricense continúa libre e independiente y puede contribuir a promover un desarrollo más participativo y democrático; puesto que en la sociedad global, se mantienen las instituciones democráticas y la capacidad de promover este desarrollo, con participación ampliada, para lograr la formación de un consenso con propósitos nacionales comunes. No se trata, por lo tanto, como lo proponía Darcy Ribeiro, de la universidad inserta en un contexto de lucha por la transformación integral de la sociedad.

Para Benjamín Núñez, La Universidad Necesaria implica en nuestro contexto, no solo la “formación de una conciencia crítica”, sino algo más comprometido aún, pues se requería que ella participara de manera decisiva en la formulación de una propuesta de solución de los problemas, desde una posición no política, pero sí científica y tecnológica, poniendo al servicio de este propósito, las investigaciones sistemáticas de los problemas nacionales. El resumen realizado por el fundador de la UNA queda patente en la siguiente cita textual: “…la Universidad Nacional debe definir su vocación histórica como la responsabilidad de contribuir al estudio y a la solución de problemas de crecimiento productivo del país, de integración solidaria de su población, de autonomía en las decisiones fundamentales, de preservación y perfeccionamiento de la democracia en Costa Rica”. (Cfr. Ibidem. Pp 32)

Al hacer vernácula la propuesta del concepto de la “Universidad Necesaria”, el Dr. Benjamín Núñez debió entrar en una disquisición acerca de la particularidad del desarrollo costarricense con respecto al contexto latinoamericano, insuficientemente caracterizado y con algunas inexactitudes, a resultas de lo cual quedó sobrevalorada la particularidad de la democracia costarricense. Estas premisas le permitieron comprometer de antemano la propuesta acerca del carácter de la transformación que aguardaba (y aguarda todavía) a la sociedad costarricense, para dejarla constreñida a la “preservación y perfeccionamiento de la democracia en Costa Rica”; en lugar de dejar abierto el aporte de acuerdo con el estudio científico específico de la realidad en los diferentes campos, para que fueran las fuerzas sociales y políticas las que a partir de allí escojan el rumbo que desean imprimirle al país, con base, eso sí, en mecanismos ampliamente participativos y democráticos de decisión.

Estimo que hace falta una valoración a fondo acerca del carácter y la naturaleza de la cultura e institucionalidad democrática costarricense, en cuya tarea las universidades costarricenses (así en plural) han aportado ya desde muchos estudios y tienen mucho más que aportar.

Guerras y contaminación

Alberto Salom Echeverría

“El coste ecológico de la guerra es inmenso, pero mientras el conflicto armado siga siendo una opción viable la naturaleza seguirá pagando el precio.”

Maximilian M. Mönch, 2013

“En 2001, la Asamblea General de ONU declaró el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados el 6 de noviembre de cada año. Una fecha para reconocer y concienciar acerca de cómo los conflictos armados, las guerras y la militarización, han sido y continúan siendo algunos de los factores de destrucción ambiental más significativos.”

Los conflictos armados y la contaminación del Planeta.

Muchos fueron los conflictos armados en el siglo XIX, pero ninguno tuvo el efecto devastador de la primera y la segunda guerras mundiales del siglo XX.

El gran historiador británico Arnold Toynbee (n.1889 m.1975) describió de manera sucinta, pero certera, las características del mundo en materia económica y social, en la primera mitad del siglo XX, dijo: “…fue un período tan catastrófico y terrible como ninguna nación había conocido hasta el momento. Fue catastrófico y terrible porque, junto al enorme aumento de la riqueza, hubo un gigantesco aumento de la pobreza; y la producción a gran escala, resultado de la libre competencia, condujo rápidamente a la alienación de las clases y a la degradación de un gran número de productores.” (Cfr. Citado en: Castilla, Adolfo “La pobreza en la primera mitad del siglo XX”. Economiayfuturo.es. Diciembre 2018).

Globalmente fueron dos las causas principales que impidieron que la explosión del desarrollo industrial y tecnológico de fines del siglo XIX, se trocara en un bienestar generalizado: por un lado, el dogmatismo de la filosofía del “libre comercio” que espoleó una gran desigualdad entre naciones ricas y pobres y al interior de los países con desarrollo capitalista, favoreció la concentración de la riqueza, tanto en los países ricos como en los pobres que comúnmente conocemos como “subdesarrollados”. La “Gran depresión” iniciada en Los Estados Unidos en 1929, fue el signo que, como “ave de mal agüero”, anticipó la crisis económica mundial que se avecinaba. Combinado con lo anterior, crecieron las rivalidades entre las élites capitalistas de las principales potencias de la época. El enfrentamiento se produjo por la repartición de los recursos naturales principalmente del África y del resto de las colonias, así como por alcanzar la hegemonía en Europa. Básicamente fue debido a ello que, los círculos dominantes en el “viejo continente” no lograron evitar los enfrentamientos violentos de las dos guerras mundiales; por eso mismo, ambas estallaron originalmente y sin remedio en el continente europeo, con un intervalo de apenas 25 años entre una y otra. Por otra parte, hay que tener presente que Los Estados Unidos bajo el mandato del presidente Woodrow Wilson, pretendieron primero la neutralidad, sin embargo, en abril de 1917 entraron al conflicto del lado de las potencias aliadas, terminando de imprimirle a la primera guerra esa impronta, o carácter mundial que tuvo.

En un principio parecía que el conflicto de la primera guerra sería restringido y corto, pero se extendió por doquier hasta 1918. Su saldo fue el siguiente: treinta millones de muertos, sumando a los civiles y militares, merced a una desgastante guerra de trincheras, estacionada principalmente a lo largo de la frontera franco-alemana. Un informe certificado de la primera guerra señala las tres principales secuelas ambientales que se produjeron: 1-deformación de los territorios donde se desencadenaron batallas, como fue el caso de la colina de Mort-Homme en Francia, la cual perdió más de siete metros de altura; 2-una gran cantidad de bosques en el escenario de la guerra quedaron completamente destruidos, erosionado el suelo hasta el extremo de que los terrenos no pudieron ser habilitados para los cultivos durante mucho tiempo; 3-como se lanzó una enorme cantidad de municiones al mar, durante la guerra, cada bando intentando evitar que las municiones pudieran ser capturadas por el enemigo, la vida marina se puso en peligro, debido al componente químico explosivo del armamento, llamado “trinitrotolueno”.(Cfr. https://superscienceme.wordpress.com/2015/11/06/guerra-medioambiente/…)

Además, en 1916 hizo su aparición el primer tanque de guerra de factura británica. Fue conocido como el Mark I; se trataba de un vehículo sobre orugas, cuya presencia le dio un vuelco al estancamiento de la guerra de trincheras. La información que he consultado revela que se recurrió a ellos para combatir a muerte. Su presentación fue en “la batalla de Somme” reputada como la más larga y sangrienta de esta guerra. Se prolongó por cuatro meses y medio y dejó como saldo más de un millón de muertos en ambos bandos. La peor batalla –reza la información- en la historia de Gran Bretaña. Es mucho decir, el Mark I (como se denomina a ese tanque de guerra), no obstante, mostró debilidades, ya que algunos vehículos quedaron atascados en el campo de batalla por fallas mecánicas. Pero al mismo tiempo infundió temor en las tropas alemanas y produjo gran devastación de los campos, por ser tan pesado y majar el suelo destruyendo cualquier cultivo a su paso. (Cfr. https://www.clarin.com>internacional.)

La segunda Guerra mundial (1939-1945) fue una escalada destructiva con respecto a la primera. El número de muertos duplicó los reportados en la primera guerra mundial, números conservadores calculan que unos 55 millones de seres humanos perdieron la vida, entre campos de concentración, muertos en los campos de batalla, y la población civil que se vio afectada, principalmente tras los bombardeos, cuyo poder destructivo aumentó muchas veces respecto de la primera guerra. Algunas estimaciones que se han hecho más recientemente, mencionan la cifra de hasta 80 millones de personas que habrían perdido su vida. (Cfr. https://historia.nationalgeographic.com.es/)

En este caso, además, la contaminación fue inmensamente mayor, la tala de árboles, los incendios forestales que afectaron decisivamente la biodiversidad en todo el escenario de la guerra, que ahora se extendió a los mares ocasionando grave daño a los hábitats marinos, en una medida apenas algo menor a lo que fue la pérdida de la vida de especies de flora y fauna en la tierra. En definitiva, las armas de un poder incontrastable, como nunca se había dado, arrojaron gases tóxicos y partículas al aire y filtraron materiales pesados tanto en el agua como en el suelo. Todavía no hemos mencionado el efecto destructivo y contaminante de las bombas nucleares que fueron hechas estallar en Japón, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, a lo cual nos referimos en el ensayo anterior. (Cfr. https://www.eldiario.es>opinion.)

Es bueno que recordemos aquí, la “locura nazi” que procuraba fortalecer la “raza maestra”, desatando los campos de concentración y el “holocausto”, provocando la persecución, el confinamiento y la muerte de millones de judíos. Muchos pensábamos que aquella locura racista había mermado sustancialmente, creíamos que había pasado ya a un segundo plano; pero, acontecimientos recientes en el mundo nos recuerdan que el racismo está aún vivo, presente en muchas culturas y convertido de nuevo en grave peligro por los recursos con que cuenta para accionar políticamente. ¿Será en Estados Unidos o en Brasil que se ha refugiado? ¿Será acaso en la guerra ruso-ucraniana? ¿Dónde será que pernocta el racismo y la xenofobia con sus garras finas al acecho?

Las bombas nucleares que hemos mencionado destruyeron gran parte de las ciudades, mostrando su incontrastable poder devastador hasta entonces. Solo allí perdieron la vida inmediatamente, cerca de doscientas mil personas. Adicionalmente, hubo infertilidad en la tierra, la cual durante mucho tiempo se tornó desértica; el agua de ríos, de mantos acuíferos, y del bosque se impregnaron de partículas radiactivas afectando la vida de decenas de especies acuíferas de flora y fauna. Por añadidura acota Luis Enrique Aguilar Díaz: “El caos y el descontento fue total. El paisaje calcinado adquirió un tono gris uniforme, como si el color se hubiera extinguido, el pasto se volvió rojo grisáceo, el 92% de las edificaciones sólidas de Hiroshima fue arrasado…Los árboles fueron arrancados de raíz y quemados por el calor…En los cinco años posteriores murieron 70 mil personas más.” En Nagasaki (parafraseo en lo que sigue), donde residían 270.000 personas murieron 80.000 tras el estallido nuclear, y miles en los siguientes años. (Cfr. Aguilar Díaz, Luis E. “Afectaciones ambientales por la bomba nuclear en Hiroshima.” 2023 Prezi Inc. Condiciones y Política de privacidad.)

Después de las dos guerras mundiales, el siglo XX fue testigo en el período de la guerra fría de muchas guerras “restringidas” o “limitadas” (al final no lo fueron tanto). Estas guerras acarrearon también gran contaminación, como fue el caso de la guerra de Viet Nam, la cual formó parte del programa de guerra química en la operación “Ranch Hand”; en ella los militares estadounidenses echaron mano de lo que se denomina como “Agente Naranja”. Un herbicida y a la vez defoliante, cuyos componentes químicos, son extraordinariamente tóxicos. Veamos la fórmula química de este agente, que un especialista en química nos explicó su alta toxicidad: 50% de dos herbicidas del grupo fenoxi: el 2.4-D (ácido 2,4-diclorodifenoxiacético) y el 2,4, 5-T (ácido 2,4, 5-triclorofenoxiacético). El objetivo de la fuerza aérea de los Estados Unidos era defoliar los vastos bosques de Viet Nam, para descubrir los escondites y las rutas de suministros del enemigo. Se ha calculado que las muertes en Viet Nam a causa del “Agente Naranja” ascendieron a tres millones de personas, más medio millón de niños que nacieron con malformaciones. Este agente fue descubierto por un fisiólogo y biólogo vegetal estadounidense, Arthur Galston (n.1920 m.2008). (Cfr. https://www.ecologistasenacción.org…)

Además, las guerras acaecidas en la segunda mitad del siglo XX y en el XXI, aparte de la de Vietnam, han sido muchas; algunas de las más connotadas fueron la de Afganistán, las que se produjeron en América Central, en el Golfo Pérsico y la de Yugoslavia que adquirió un carácter desgarrador, porque conllevó a la desintegración de ese país y la intervención de la OTAN en el conflicto. Todas pusieron en evidencia que “…la guerra moderna implica una devastación del medio ambiente a gran escala”, tal como destaca la publicación técnica ‘Daphnia’ en un artículo dedicado al impacto ambiental del militarismo. (Cfr. “Los Efectos de la Guerra en el medio ambiente.” https://superscienceme.wordpress.com/2015/11/06/…)

En el presente siglo, contrario a lo vaticinado por algunos estudiosos del fenómeno de la guerra, aunque parecía que iban a mermar los conflictos interestatales a gran escala, el siglo nos inaugura con la invasión de una coalición liderada por Los Estados Unidos contra Irak, el 20 de marzo del 2003. El volumen de fuego desplegado por los estadounidenses en aquel escenario fue altísimo; sin que, no obstante, con la derrota del régimen de Sadam Hussein, se hubiesen resuelto los conflictos en aquel país. Por el contrario, la salida de Estados Unidos de Irak, dejó un gran vació de poder, lo que vino a recrudecer los conflictos ideológicos, interétnicos, religiosos y hasta tribales.

En el año 2001, Los Estados Unidos habían invadido Afganistán, pretextando que este país ocultaba a los terroristas responsables de los atentados perpetrados contra las torres gemelas en New York, el pentágono y otros objetivos. Aunque la verdadera razón conocida había sido desmantelar a Al Qaeda, quitándole una base segura de operaciones y principalmente se buscaba sacar a los talibanes del poder. Este objetivo se cumplió inicialmente, pero, los Talibanes retornaron al poder tras una insurgencia, en el año 2021. Lejos de un apaciguamiento de los enemigos de los Estados Unidos, el conflicto se mantuvo encendido en todos esos años. Por parte de los Estados Unidos, no se hizo esperar el bombardeo generalizado llevado a cabo principalmente por la Fuerza Aérea. De nuevo, la guerra desplegada con armas modernas contribuyó a espolear el calentamiento global con las explosiones de bombas de gran alcance. No faltaron las llamadas “bombas de racimo”, ni tampoco los poderosos cazabombarderos F/A-18 Hornet, así como bombas de gran radio de acción como son los BLU-82, según lo que hemos consultado.

Va a ser un año que estalló la guerra ruso-ucraniana. Entre otras cosas esta nueva conflagración reanudó el “viejo” conflicto de la guerra fría entre los Estados Unidos y Rusia (anteriormente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). La base ideológica de Rusia ya no es la misma, pero algunos de los protagonistas de la guerra actual, fueron parte del staff político-militar de la antigua URSS, como es el caso de Putin. Insisto, Vladimir Putin, otrora jefe de la KGB, ya no ostenta el socialismo como motivación de su accionar político militar. Pero deja la sensación en occidente de que tras la caída del “socialismo real”, la base política anterior ha quedado intacta. No es así. La guerra ha escalado a proporciones muy peligrosas. Detrás de Ucrania actúan los Estados Unidos y la OTAN y existe más de una razón para pensar que en poco tiempo, el enfrentamiento militar, de continuar la escalada podría darse directamente entre Rusia y sus aliados por un lado (pudiendo verse involucrada China), frente a los Estados Unidos y la OTAN por el otro. Ya el arsenal militar desplegado por unos y otros, ha sido copioso como para pensar que los gases efecto invernadero de CO2 que enferman al planeta están haciendo lo suyo.

Sorprende ver la cantidad de millones de dólares y euros proporcionados por Biden y los demás dirigentes de la OTAN a Ucrania, y los millones de Rublos gastados por Rusia en ese conflicto. Mientras tanto, los países pobres más afectados por el calentamiento del planeta siguen a la espera de un apoyo financiero que les permita acometer la tarea del desarrollo y defenderse de la devastación derivada de los gases efecto invernadero, de las torrenciales lluvias, huracanes y tornados, incendios desatados y bosques devastados. ¡Cuánta falta haría hoy un apoyo financiero cuantioso de unos y otros a Turquía y Siria, ante los terremotos que los acaban de azotar!!! Las prioridades de las potencias indudablemente son otras.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Alternativa frente a la guerra

Alberto Salom Echeverría

“Debemos aprender a pensar en una nueva forma. […] Está comprobado con gran autoridad que actualmente puede construirse una bomba con una potencia 2.500 veces superior a la que destruyó Hiroshima…” (Extracto del manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”. Se refiere desde luego, a Bertrand Russel y Albert Einstein. Dado a conocer el 9 de julio de 1955.)

“Urgimos a los Gobiernos del mundo a tomar conciencia y a reconocer públicamente que sus propósitos no pueden alcanzarse por medio de una guerra mundial. Los instamos a encontrar medios pacíficos para la solución de todo conflicto o disputa entre ellos”. (Extracto del mismo manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”.)

La Política y no la Guerra.

Los dos párrafos insertos arriba, forman parte de un artículo elaborado por el prestigioso intelectual, filósofo del siglo XX, Bertrand Russell, quien escribió sobre las armas que fueron hechas estallar en Hiroshima y Nagasaki. Desde el 18 de agosto de 1945, pasados apenas unos días después del estallido de las temibles bombas atómicas, ya Bertrand Russell había escrito en las páginas del Glasgow Forward un desafiante artículo sobre las armas que, acaso se convertiría después en la base del famoso Manifiesto Russell-Einstein”: “La humanidad -dijo uno de los más prestigiosos intelectuales del siglo XX- se enfrenta a una clara alternativa: O bien morimos todos o bien adquirimos un ligero grado de sentido común. Un nuevo pensamiento político será necesario si se quiere evitar el desastre final«.

Nueve años después, el mismo Russell apodado el “sabio de Trellech” redactó un manifiesto, el cual fue firmado por once de los más prestigiosos científicos de la época. El último en estampar su firma fue el gran genio alemán, Albert Einstein el 16 de abril de 1955, justo dos días antes de fallecer abatido por un aneurisma. Todos, con excepción de dos de ellos, en ese momento tenían la distinción de haber recibido el premio Nobel de la Paz. Los siniestros artefactos nucleares habían cegado la vida de miles de seres humanos en las dos ciudades japonesas mencionadas, célebres por aquel infausto acontecimiento, extendiéndose a otros lugares circunvecinos y dejando a muchos más marcados de por vida con las torturantes huellas de las mortíferas explosiones; mientras tanto, otros miles, incluidos entre ellos una gran cantidad de niños, fueron víctimas de la radiación ionizante que les ocasionó severas discapacidades.

Dice un artículo que comenta el documento: “El Manifiesto Russell-Einstein se dio a conocer el 9 de julio de 1955. Conciso pero cargado de intenciones, el escrito alerta de los riesgos que encara la humanidad si prosigue en el camino de la guerra y el desarrollo de armas cada vez más mortíferas. Lejos de lanzar una simple queja al aire, el manifiesto exigía a los gobernantes que buscasen una solución pacífica a la escalada de tensión entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.” (Cfr. En: https://hipertextual.com/2018/08/manifiesto-russell-einstein. Por Carlos Prego 26 de agosto de 2018. Última actualización 10 de marzo de 2021).

Como puede observarse, después de la segunda posguerra, algunos de los más afamados científicos se echaron al hombro la tarea de sentar las bases para que las soluciones a los problemas del mundo bipolar, el cual nació jalonado de tensiones indecibles se dieran mediante la búsqueda de la paz, en lugar de que la ciencia se pusiera a la orden de la mentalidad guerrerista. Aquel mundo bipolar quedó atrás. Sin embargo, no bien acababa de hacer su aparición el mundo de la multilateralidad (después del interregno tan peligroso para el orbe al ser dominado por una sola gran potencia), cuando despuntó con nuevos bríos, el espíritu guerrerista de las élites mundiales que gobierna a las más grandes potencias mundiales.

Otra vez, el peligro de una nueva hecatombe mundial asoma sus fauces, está ominosamente presente, sin que todavía buena parte de la humanidad esté debidamente precavida del enorme riesgo que esta conflagración, de desatarse con toda su furia, representa para la vida entera sobre el planeta. Además, esta vez nos toca la puerta, cabalgando a lomos del calentamiento global. ¡Como si fuera poco! Bien sé que mi voz es apenas audible en un país pequeño, aunque renombrado por su vocación pacifista; sin embargo, este ensayo que escribo hoy, quiero que sea un esfuerzo humilde, aunque osado, para que se sume a muchos otros que ya han puesto su alerta temprana y retomar así la senda que aquellos once científicos de inigualable prestigio nos dejaron abierta desde el manifiesto de 1955. ¿Se podrán resolver los conflictos de hoy por una vía de negociación pacífica? Otra vez, la política a toda costa y no la guerra, debe ser la senda y la meta. ¿Se podrá?

Cuando la paz ha sido victoriosa.

1. Mahatma Gandhi. “La no violencia no es una prenda que uno se pone o quita a su voluntad. Su lugar reside en el corazón y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.” Esta máxima la expresó Mahatma Gandhi, abogado, pensador y político hindú. Mahatma Gandhi (Mahatma por cierto quiere decir en hindi “alma grande”), ha sido uno de los seres humanos que más realce y éxito le han conferido a la lucha no violenta, desde que inició su Movimiento el 11 de setiembre de 1906. Aunque el extraordinario líder pacifista no regresó a la India, su país de origen, sino hasta 1915. Tal realce cobró su lucha, que logró reunir multitudes de gran diversidad religiosa y étnica en torno a su idea, logrando coronar con éxito la independencia hindú respecto del régimen colonialista del poderoso Imperio Británico. Gandhi emprendió su lucha por la independencia hindú, siguiendo el camino de la resistencia no violenta, combinándolo con la lucha contra la discriminación racial en todo el territorio. Por fin, la independencia de India se produjo el 14 de agosto de 1947. Es importante señalar que su enorme éxito y prestigio, no consiguieron impedir que su país quedara dividido en dos, la India con mayoría hindú por una parte y Pakistán de mayoría musulmana por la otra. Gandhi perseveró en el objetivo de alcanzar la reconciliación de los bandos en pugna, pero sufrió un atentado que acabó con su vida, el 30 de enero de 1948. Puede afirmarse sin titubeos que, desde entonces, el camino de la lucha por la vía no violenta adquirió carta de ciudadanía en pleno siglo XX. Tan es así que, unas décadas después, en junio del año 2007, la organización de las Naciones Unidas (ONU), en su Asamblea General, reconoce la filosofía de la No Violencia y acuerda que, en todo el mundo se celebre el 2 de octubre de cada año, en homenaje a Mahatma Gandhi, por ser el día de su natalicio. (resolución A/RES/61/271, la ONU decreta el Día Internacional de la No Violencia el 2 de octubre de cada año).

2. Nelson Mandela. “Mientras salía por la puerta hacia la puerta que me conduciría a mi libertad, supe que, si no dejaba atrás mi amargura y mi odio, todavía estaría en prisión.” Esta frase, la expresó Nelson Mandela después de ser liberado de un encierro en la cárcel durante 27 años. Mandela fue encarcelado en 1964, tras un juicio en el cual se le declaró culpable de sedición e intento por derrocar al gobierno racista de Sudáfrica, su Patria. Se le impuso la condena de cadena perpetua. En 1990, fue liberado por el gobierno de Frederic de Klerk. En cambio, hasta el año 2008, Los Estados Unidos lo mantuvieron en la “lista de Terror” que, ese país que ha desatado con sus guerras tanto terror por el mundo, exhibe. Ello fue así, aunque Nelson Mandela, desde 1994 había sido electo por abrumadora mayoría, al cargo de presidente legítimo de su país y gozaba de un reconocimiento mundial. Mandela había empezado su lucha contra el “racismo” y el “apartheid” a la edad de 20 años. Se enroló en el movimiento negro llamado “Congreso Nacional Africano” (ANC, por sus siglas en inglés). Se trataba de un movimiento de resistencia no violento contra las leyes injustas, hasta que se produjo la masacre de “Sharpeville”, en marzo de 1960. Esta masacre ocasionó la muerte de 69 africanos negros. Por lo tanto, Mandela no siempre siguió esa línea pacifista de lucha. No obstante, su larga trayectoria de resistencia pacífica contra el racismo y el apartheid no puede verse obscurecida por su decisión de combatir, incluso con las armas, al gobierno segregacionista de Sudáfrica, cuando este desató una violenta represión generalizada contra la mayoría negra. Prueba de lo anterior es que, en 1993, Mandela y el presidente blanco F.W. de Klerk, fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz por la transición pacífica de un sistema racial de segregación, a otro democrático.

3. Martin Luther King. “Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos.” King nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia, EUA. Difícilmente se pueda encontrar un ser humano que haya vivido tan intensamente, de manera tan congruente con sus principios y ética, en un período de tiempo tan corto; este fue el célebre caso de Martin Luther King. La información que he consultado pone de relevancia junto a lo expresado que: Luther King (parafraseo) es uno de los más grandes luchadores por los derechos humanos en la historia estadounidense en todo el siglo XX. Hizo estudios de sociología obteniendo su título en 1948, además incursionó en un posgrado en teología alcanzando en este caso el grado de doctor en Teología, por la Universidad de Boston. Llegó a ser Pastor de la Iglesia Baptista, en Montgomery, Alabama, y en tal virtud comenzó su lucha por los derechos civiles, liderando las acciones contra las líneas de autobuses durante 382 días por discriminar a la población afroamericana. Al mismo tiempo, fue el encargado de emprender otra lucha pacífica para conseguir la igualdad de derechos civiles de las personas afroamericanas. El extraordinario líder, poseía además una gran capacidad de oratoria, lo que contribuyó grandemente a que se convirtiera en uno de los personajes más mediáticos e influyentes de aquel momento. En un lapso de poco más de 10 años conquistó grandes metas en la lucha por los derechos civiles, manteniéndose siempre dentro de las posturas no violentas y manifestaciones pacíficas. (Cfr. https://www.cndh.org.mx/index.php/noticia/nace-martin-luther-king-defensor-de-los-derechos-civiles-y-ganador-del premio-nobel-de-la-paz.)

En las décadas de 1950 y 1960, Martin Luther King lideró un gran movimiento social, contra el racismo y la discriminación en su país, bajo el principio de desobediencia civil sin violencia. Célebre fue su determinación de enfrentar diversas empresas de autobuses que exigían a las personas no blancas que cedieran sus asientos a los blancos. (Ibidem). En 1963 dio otra batalla civil en Birmingham, donde encabezó manifestaciones pacíficas multitudinarias que las fuerzas policiales blancas combatieron con perros policía y mangueras contra incendios, generando una gran polémica presente en los titulares de diversos periódicos de todo el mundo. Las protestas pacíficas y los boicots llevados a cabo en la ciudad tuvieron como resultado su arresto en abril de 1963. Durante su estancia en prisión Luther King escribió la popular “Carta desde la cárcel de Birmingham.” Dentro de este ensayo explica el por qué de sus protestas. No duró mucho en prisión, debido a su relación con el entonces presidente John F. Kennedy, quien contribuyó a su liberación. (Ibid.).

Las posteriores manifestaciones multitudinarias en muchas poblaciones culminaron con una concentración estimada en unos 250,000 manifestantes, en Washington, DC. Fue ahí donde King pronunció su famoso discurso que tituló “Tengo un sueño” (I have a dream), en el que imaginaba un mundo donde las personas pudieran vivir en igualdad, sin estar divididas por su raza. (Ibid. Un extracto de este discurso encabeza el inicio de este relato).

El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Tenía solamente 35 años, por lo que se convirtió en el hombre más joven en recibir este reconocimiento. Años más tarde, a finales de marzo de 1968, viajó hasta Memphis, Tennessee, con el objetivo de apoyar la huelga emprendida por trabajadores de ascendencia afroamericana que laboraban en la recolección de la basura. El movimiento aspiraba a obtener sustanciales mejoras en sus condiciones laborales. Lamentablemente, el 4 de abril de 1968 a las 6:01 de la tarde, mientras estaba en la terraza de la habitación del Motel Lorraine, Martin Luther King con tan sólo 39 años, fue asesinado. (Ibid.) El mundo entero que ama la lucha no violenta lloró su muerte; ya que había perdido físicamente a un inigualable líder de la lucha por los derechos civiles de los afrodescendientes en los Estados Unidos, sin haberse separado nunca de los métodos de lucha no violentos.

4. Malala Yousafzai. “Queridos hermanos, no estoy en contra de nadie. Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal […] Estoy aquí para defender el derecho a la educación de cada niño. Quiero educación para los hijos e hijas de todos los […] terroristas y extremistas”. (Discurso de Malala Yousafzai en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de julio del 2013). Malala pronunció este discurso a la edad de 16 años, con una serenidad y aplomo sorprendentes en una niña de su edad, sin que fuera posible advertir en ella ni una pizca de rencor por el atroz atentado que había sufrido a manos de un terrorista, el cual invadió el bus colegial en que viajaba disparando específicamente contra ella varias veces y ocasionándole heridas de gravedad, así como a tres niñas más. ¿La causa de aquel salvaje atentado? Los talibanes en Pakistán ya la habían amenazado de muerte, para impedir que la niña, inspirada por su padre, dedicase gran parte de su tiempo a defender el derecho de niños y niñas a la educación. Sabido es que Malala, con indecible valor, acometió la tarea de denunciar las arbitrariedades y reiteradas violaciones de los derechos humanos en que incurría el régimen del Tehrik-i-talibán (TTP). Este régimen despiadado y cruel, había ocupado militarmente el valle del río Swap, asesinando a muchos habitantes, destruyendo escuelas y prohibiendo la educación de las niñas entre el 2003 y el 2009. Cualquier persona que conozca estos antecedentes, la lucha de la joven niña Malala Yousafzai por el derecho a la educación, y quien además haya visto el video que se ha difundido de Malala dirigiendo el discurso ante los líderes de todo el mundo, debe haber experimentado el mismo sentimiento que yo tuve, un sobrecogimiento enorme ante su proverbial valor para una joven de su edad. Malala es grande, enorme espiritualmente; no alberga odio en su corazón, predica el derecho a la educación que tienen todos los niños del mundo, aún aquellos que les haya tocado en suerte ser hijos e hijas de Talibanes. Malala es también una activista de la lucha no violenta y ejemplo singular de la juventud consciente. Así como Martin Luther King Jr. Es el hombre más joven en haber recibido el premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, es por mucho la mujer más joven que haya recibido con propiedad este merecido reconocimiento, cuando apenas contaba 17 años de vida.

Corolario.

La lucha pacífica ha sido muy exitosa en el mundo, aunque la especie se siga dejando llevar por la violencia. Creo que una y otra, cada una a su manera son contagiosas. Ni que hablar de la violencia, “siembra vientos, cosecha tempestades” reza una expresión en apariencia de origen bíblico atribuida al profeta menor Oseas, cuando dijo “Porque sembraron viento, torbellino segarán”. Pero, la paz se transmite de generación en generación, mediante acciones ejemplarizantes como las que he narrado en este ensayo. Eso sí, puede que resulte más difícil inculcar valores éticos de solidaridad, porque exige desprendimiento personal; de amor, porque el desamor camina fácil; de amistad, porque cuesta alcanzarla y más aún consolidarla, mientras que la envidia, la mezquindad, la insidia o las murmuraciones se desatan por doquier.

La violencia ha acompañado a nuestra especie desde tiempos remotos; la no violencia, aunque como creo haberlo demostrado tiene experiencias exitosas a su haber, es difícil para el ser humano llevarla consigo, porque requiere de mucha congruencia, de una gran fortaleza del espíritu, para no dejarse tentar por las veleidades mundanas, y somos ligeros y volubles. A nivel de las naciones para forjar la paz es imprescindible la educación constante y para todas las personas, se requiere justicia en lo económico, social y cultural, hay que eliminar la pobreza y la desigualdad y lograr un espíritu de colaboración y diálogo entre todas las naciones.

Hoy sin embargo y cada vez más, el ejercicio de la violencia conlleva mucho más peligro de destrucción global que nunca, por el enorme poderío de las armas nucleares que se han inventado, merced al vasto desarrollo tecnológico puesto al servicio de las empresas de la guerra y de la destrucción. Quiero concluir trayendo a colación otro fragmento del “Manifiesto Russell-Einstein”, considero oportuno recomendar que reflexionemos sobre ello: “Nadie sabe cuán ampliamente esas partículas radiactivas podrían diseminarse, pero las mejores autoridades expresan unánimemente que una guerra con bombas-H podría posiblemente poner fin a la raza humana. Se teme que si varias bombas-H fueran usadas habría una muerte universal repentina solo para una minoría, pero para la mayoría continuaría una lenta tortura de enfermedad y desintegración”.

 

Compartido con SURCOS por el autor.