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Etiqueta: amor

“El poder del perro” de Jane Campion. Una lectura muy personal de una gran película

Luis Paulino Vargas Solís. Economista / CICDE-UNED

“Cuando mi padre murió, no me importaba nada más que la felicidad de mi madre.
Qué clase de hombre sería si no ayudaba a mi madre, si no la salvaba”.

Esa es la frase que abre la película, la cual es pronunciada por Peter, un joven adolescente que es, asimismo, uno los personajes centrales de esta historia, ubicada en el estado de Nevada, Estados Unidos, en el año 1925. He leído diversos comentarios que parece encontrar ahí la clave para la interpretación de la película y, de hecho, un anticipo de su desenlace. Es, nos dicen, una historia de venganza, que asimismo da cumplimiento a aquel compromiso de vida: asegurarse que su madre sea feliz, aniquilando a quien intenta impedirlo.

Todo lo anterior tiene sentido, pero, según mi modesto entender, no pasa de ser una lectura más bien lineal y simplista.

Primero que nada, es claro que Rose, la madre de Peter, es una mujer buena y dulce, pero sumamente vulnerable e insegura. Ello se hace evidente, no solo cuando le toca enfrentar al despiadado Phil, sino, asimismo, frente a sus suegros y frente al gobernador y su esposa. Pero también es claro que establece una relación tóxica con su hijo, una relación a la vez dependiente y sobreprotectora. Que Peter sienta que su vida debe estar condicionada a darle felicidad a una madre de tan frágil carácter, es por lo menos llamativo ¿Un hijo dispuesto a dejar de ser él mismo, y a renunciar a su propia felicidad, en procura de proteger la felicidad de la madre? Al final resulta que sí, y, de hecho, la famosa frase del inicio lo anticipa, aunque esta forma de plantear las cosas no parece haber recibido atención. Sobre eso volveré luego.

Los hermanos Phil y George, por su parte, son un par de ricos hacendados. Phil hace ostentación de un machismo visceral y recalcitrante. George, en cambio, es de modales amables y educados. Phil, sucio y sudoroso, trabaja, hombro con hombro, con la peonada, en los trabajos físicos más agotadores. George viste pulcramente y cuida que sus manos no se encallezcan. Guiándose por los estereotipos usuales, no sería extraño que alguien, en algún momento, al inicio de la película, pudiese haber pensado que George era homosexual. De hecho, algunos diálogos entre ambos hermanos, por su carácter equívoco, podrían propiciar esa idea.

Pero luego resulta que, desmintiendo esa posibilidad para quien pudo haberla considerado, George y Rose se enamoran y se casan. El recibimiento que ella obtiene por parte de Phil al llegar a la hacienda, es brutalmente grosero. Esa noche, Phil está en su cama, ahora solo en el cuarto que anteriormente compartía con George. Le llegan los ruidos de lo que ocurre en el lecho del cuarto contiguo, donde yacen los recién casados. Las lágrimas asoman a sus ojos, y, enseguida, en aquella fría noche invernal, se va al granero y se dedica a frotar y limpiar la silla de montar de Bronco Henry. Phil, el macho correoso e irascible, da inusitadas muestras de debilidad, como si el matrimonio del hermano lo hubiera dejado al descampado y enfrentado a una soledad que le infunde terror.

A lo largo de la película, Bronco Henry es una presencia invisible, pero permanente y decisiva. Una y otra vez es evocado por Phil: es su mentor y su maestro. Más aún -Phil lo enfatiza- Bronco Henry es quien lo hizo hombre.

Peter, por su parte, es un chico amanerado, evidentemente homosexual. Phil, y los demás vaqueros, hace escarnio de él de forma terriblemente cruel. De visita a la hacienda durante el período de vacaciones, Peter descubre lo que podríamos llamar el escondite secreto de Phil, una sección del río de difícil acceso, donde, en una estrecha casucha de madera, él guardaba revistas comprometedoras, y en el cual podía bañarse en el río, desnudo…y solo. Peter descubre las revistas, ve a Phil desnudo en el río y luego huye despavorido cuando Phil lo persigue amenazadoramente. Algunos hechos importantes han acaecido: inmediatamente antes de que este incidente tuviese lugar, la cámara nos permitió ver con los ojos de Phil, a los vaqueros que, en grupo, se bañaban desnudos en otra parte del río, pero ahora Peter descubre, como para confirmarnos la insinuación que poco antes nos había sido hecha, que Phil es homosexual. Pero, en el proceso, algo más se nos había comunicado: el juego erótico que Phil realiza con un pañuelo que tiene las iniciales de Bronco Henry, claramente nos insinúa cuál fue la verdadera naturaleza de la relación que hubo entre ambos. No sé si decir que la sugerencia de que Bronco Henry lo hizo hombre, era en realidad la forma como Phil quería decir que fue él quien le enseñó a amar.

De ahí en adelante la relación entre Phil y Peter cambia, pero es un cambio fundamentalmente inducido por Phil, quien busca acercarse a Peter y establecer un lazo de afecto y complicidad entre ambos. El chico lo acepta, al parecer con agrado. Phil intenta anudar el vínculo, elaborando para Peter una cuerda, trenzada con correas de cuero de ganado. Luego se confirmará el enorme valor simbólico que aquella cuerda tiene para Phil.

Omito diversos detalles -todos muy significativos- para desembocar en un acontecimiento clave: Rose entrega a un hombre indígena y su hijo los cueros que, según orden de Phil, debían quemarse. Cuando éste se da cuenta, su reacción, es de furia, pero, sobre todo, transmite profundo dolor y verdadera desesperación, como si experimentara un catastrófico derrumbe interno. George le dice: “¿cuál es el problema? Ibas a quemar los cueros ¿no?”. Y Phil, con ojos llorosos y rostro de desolación: “los necesitaba…los necesitaba”

Simple y aplastante: los necesitaba para terminar la cuerda para Peter. Se adivina que, en la vida de Phil, aquello, al parecer tan trivial, representaba el acontecimiento más importante, al menos desde la muerte de Bronco Henry. Era volver a tejer un lazo afectivo y emocional, que, desde aquella muerte, había quedado roto, y jamás fue reconstruido.

Y, sin embargo, esa noche Phil terminará la cuerda, con cueros que le son proporcionados por el propio Peter. La escena nocturna en el corral de los caballos, es precedida por la escena, aún a la luz del día, en que Peter le hace saber a Phil que le puede proporcionar el cuero que le hace falta. Vemos entonces a un Phil fragilizado, lloroso y agradecido. El acercamiento físico entre ambos es casi un beso. Phil le dice a Peter: “las cosas serán mejores y más fáciles para ti”, como diciéndole: “tendrás lo que a mí me ha sido negado”.

Caída la noche, ya en el corral, Campion nos pone en un escenario de claroscuros profundos que recuerdan a Rembrandt, y enfatizan la intensidad emocional del momento. Phil termina la cuerda, en un ritual donde, como en un acto de amor y liberación, desnuda el alma ante Peter, y le comparte reminiscencias y confidencias de enorme significado para su vida. Peter pareciera ser partícipe de todo ello, aunque algunas de sus miradas insinúan algo más. Lo cierto es que ahí se sentenciaba el final trágico de Phil.

Al día siguiente Phil está enfermo y deberá ser llevado por su hermano al médico. Cuerda en mano, trastabillante y ansioso, se le ve buscar a Phil para entregársela. Lo miramos como si lo hiciéramos a través de los ojos de Peter y desde el interior de la casa. Phil ansía, con desesperación, terminar de cerrar el lazo con Peter, y para ello debe entregarle la cuerda. Y, sin embargo, no logra hacerlo: la cuerda queda tirada en el suelo. Para mí es una escena extremadamente dolorosa, al punto de hacerme llorar: lo que queda olvidado sobre la tierra no es la cuerda, sino más bien la esperanza de amor y liberación de un hombre sediento de otra oportunidad frente a la vida.

El macho agresivo y dominante resultó, a fin de cuentas, ser tan solo un antifaz que malamente buscaba disimular al hombre frágil, inseguro y vulnerable, pero sobre todo solitario. Ya el matrimonio de George lo asustó y desconcertó: era como perder el último rastro de apoyo emocional del que disponía. En Peter intenta un reencuentro consigo mismo y con su yo negado, el cual es, asimismo, su verdadero yo. Ello entraña, al mismo tiempo, un intento por recuperar lo que el mundo y la vida le habían proscrito: el amor. Cuando al fin cree encontrar la salida a ese largo y oscuro túnel, lo que se encuentra es el abismo. No hay un más allá, no tiene derecho al amor.

Peter mismo se encarga de negarle esa posibilidad de redención, pero, al hacerlo, renuncia a su propia redención. No es que quisiera proteger la felicidad de su madre. Más bien opta por ser el guardián de un orden que excluía a Phil, pero que también lo excluye a él. Hacia el final, el beso de Rose y George, que él presencia desde la ventana de su cuarto en el segundo piso, sella la inviolabilidad de ese orden.

Y viene entonces la inevitable evocación al Salmo 22:20, con que se cierra el filme: “libra mi alma de la espada, mi única vida de las garras del perro”. La peligrosa disidencia que Phil representa ha sido aniquilada; el perro deja de ser una amenaza.

La vida me ha hecho vivir mil historias que, de una u otra manera, en mayor o menor grado, están sintetizadas y simbolizadas en la tragedia de Phil y Peter. Comprendo, entonces, que mi lectura de esta película tiene mucho de personal: es una lectura labrada por mi propia historia de vida. Por ello mismo, entiendo perfectamente si otras personas no la comparten.

Compartido con SURCOS por el autor, publicado en https://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2022/01/el-poder-del-perro-de-jane-campion-una.html

N!CE COUPLE. Cortometraje Queer Experimental busca financiamiento para finalizar su rodaje

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¿Cómo ayudar?

Puede donar mediante la plataforma Go Fund Me el monto que usted desee, dependiendo del mismo se ofrecen distintas opciones de recompensas.

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También los productores se encuentran rifando una pintura del reconocido artista Fernando Carballo. La rifa se realizará el próximo 27 de junio. Para más información puede escribir y también realizar su colaboración monetaria al siguiente número: 72527108

Sinopsis

¿Cómo nace el amor en medio de una pandemia?

Desde un espacio virtual dos jóvenes – Chris y Tommy – buscan conexión en medio de una ciudad recluida que lentamente se cierra durante el confinamiento.

Sujetos a la exposición de sus actos privados a través de la tecnología, construyen un universo que los mantiene expectantes y atraídos por la complicidad que plantean desde sus burbujas.

La posibilidad de un primer encuentro plantea una realidad que despertará sentimientos ambiguos desencadenando un final inesperado.

La idea del amor posromántico escenificado en la ciudad de San José de Costa Rica durante la crisis mundial del Covid-19.

Sobre el proyecto

El proyecto nació en el momento más fuerte del confinamiento – mayo 2020 – partiendo de un disparador: ¿Cómo ligas en medio de una pandemia?

La premisa dio inicio a un ejercicio junto con los intérpretes de entender la metodología en que la tecnología determinaba la forma de establecer nuevas relaciones amorosas en medio de una cuarentena.

Queríamos centrarnos en la Generación Z, una pareja queer particularmente,

en plena crisis existencial que fue incrementada por el aislamiento.

La búsqueda de la identidad sexual y el hecho de convivir con el mundo adulto – sin llegar a serlo aún – fue lo que nos movilizó a partir de emociones encontradas y una propuesta estética.

El guion se desarrolló a partir de un formato de interacción entre los actores – cada uno en aislamiento desde su casa – momentos de sofocación donde los intérpretes vivían el día a día de su dependencia emocional, a partir de situaciones límite como el aumento de casos, el bombardeo de noticias, el consumo de estupefacientes y fármacos; y la imposibilidad de tener sexo.

El concepto de híbrido audiovisual se acentuó en la escritura de un universo poético de un guion en proceso desde la creación de los personajes/individuos a través del juego del amigo imaginario. Una tercera voz que ronda en el ambiente de privacidad de cada uno.

¿Por qué lo queremos realizar?

El concepto de relaciones amorosas en una cuarentena entre “cuerpos de ficción” propone una nueva masculinidad pronta a descubrir una narrativa queer en Centroamérica. Darle visibilidad al mundo interior de dos jóvenes es lo que nos impulsa a contar una historia en busca de lo inesperado.

La propuesta nace de la documentación que cobra protagonismo en la sociedad actual.

Desde el inicio del proyecto éramos conscientes sobre los tiempos de realización que se verían afectados por la crisis en el medio audiovisual sumado a la pandemia del Covid-19 en 2020. La continuidad en tiempo y espacio iba a ser un factor en contra aun así la producción pacto y asumió el riesgo del guion en proceso hasta que los actores pudieran verse en vivo.

Sobre la productora

Aureola Mental Factory fue creada en 2018 por Gastón Ferrer – argentino; performer -escritor y realizador audiovisual – y Silvia García-Solís – costarricense; guionista y realizadora audiovisual – como una factoría de contenido con el objetivo de abstraer la experiencia de ambos artistas en un catalizador de diferentes lenguajes dirigiéndolos a nuevos procesos de investigación y creación.

Gastón Ferrer (Argentina). Director, performer y realizador audiovisual.

Comienza su trabajo escribiendo poesía, publicando en Montevideo, Uruguay un primer poemario escénico llamado “Agonía y desvelo”. Impulsado por su editor escribe los bocetos de su primera obra ‘’Carnaval” donde actúa y filma su primer video arte en 1999. En 2001 comienza su trabajo como director escénico en Barcelona en el arte performático, produce “Ciegos”’ su primera acción urbana en video donde propone una lectura cínica del mundo invidente en 2004.

Edita en Barcelona “Desideratum” Secuencia de un viaje su segundo ejemplar en clara referencia al relato corto y la ficción. Como actor participa en el corto independiente “‘Walking Shoes”’ y producciones para comerciales en TV.

En 2015 filma Isaterspeis su primer guion de ficción experimental para el festival MARFICI.

Reside en Costa Rica desde 2013 donde ha dirigido el videoclip “Patín del Diablo”’ “La Profanación” cortometraje para la ‘La Muerte del Teatro” y “La Ejecución”’ primer registro del posdrama llevado al audiovisual.

Silvia Garcia, Productora (Costa Rica)

En 2005 entró a estudiar arquitectura, misma que le llevó a iniciar sus primeros escritos sobre ésta para posteriormente desarrollarse como columnista para diferentes medios como 89decibeles, Traffic, VED, y decantar en la crítica de cine para Cine en trance y Cinema Tropical entre otros. Ha colaborado en diferentes largometrajes como La Sombra del Naranjo y Apego, así como cortometrajes y fue desarrollándose como comunicadora audiovisual para espacios como el festival Shnit y el festival de Cine Afro.

A partir 2018 funda Aureola Mental Factory, pensada como un espacio de creación colectiva interdisciplinaria donde produce la obra posdramática “La Ejecución de los Días” que viene a convertirse en cortometraje – La Ejecución – así como ha trabajado en la conceptualización de piezas performáticas #LaMuerteDelTeatro y Banquete Legislativo; los videoclips Patín del Diablo y Paredes. Actualmente se encuentra en el desarrollo y escritura de su primer largo desde AMFilms. En 2020 decide iniciar su trabajo como videoartista en búsqueda de nuevos lenguajes transmedia.

SanCalentín Emo

Macv Chávez

Después de haber contemplado unos días extremadamente intensos pienso en los anuncios publicitarios de la trilogía del amor sanvalentinesco, es decir, en el 13, 14 y 15 de febrero, donde el 13 se viste de un tono surrealista o norrealista, de cualquier forma en ambos extremos se encuentran los témpanos de hielo, según mi profesora de la escuela, donde todavía las y los amantes eran consideradas como personas frías, sin corazón, capaces de destrozar lindos hogares y parejas bonitas -al menos eso decía el floro barato de una sociedad todavía ignorante, ahora ya solo es mediocre-, porque el 14 representa al día del gran derroche de amor, motivo por el cual la mayoría de parejas se quedan con una espiritualidad famélica los 364 días del año, debido a que todos los te amo hecho acción fueron entregados el día de SanCalentín Emo, perdón, San Valentín, donde los más embriagados del amor romántico son los hoteles, restaurantes, florerías y condones, por la inmensa muestra de amor que fluye en las ciudades y países que celebran dicha festividad, esa que no deja de engordar los bolsillos corporativos hasta transformar el 15 en el día del libre negocio de las píldoras del día siguiente, pruebas de embarazo, aguita de calzón para atrapar al ser querido y uno que otro amarre para engatusar a las más inocentes románticas y a los más incautos galanes, entre tantos otros mejunjes que sirven para atrapar la lotería del amor romántico, olvidando que casi todos son incentivados por la enfermedad socialmente aceptada, al que yo llamo el síndrome de febrero, aunque otros lo llaman amor.
Esta celebración nos sirve para darnos cuenta de cuán doméstica es la masa y, por ende, cuán vacía es la sociedad civilizada, aunque debería llamarse suciedad, en vez de sociedad, porque nos mostrará la evidente falta de amor propio que existe en la mayoría y con la cual la masa que mueve el mundo se embarra el ser. Bueno, masa que se deja mover por el sistema para mover el mundo hacia un punto específico del desarrollo o evolución malformada del hombre, casi como antiguamente se movían los esclavos por voluntad del emperador, rey o patrón, porque lastimosamente el hombre (varón, mujer y todos los demás) no ha aprendido a ser.
Por otro lado, me gustaría poder decir como la masa, que anda repitiendo que el día de San Valentín es para celebrar el amor -porque la amista también implica amar-, pero afirmar dicha cosa es asegurar una mentira, porque aquello que la gente llama amor es solo una respuesta biológica ligada a la necesidad de afecto y, por ende, también a la sexualidad del hombre, que es inherente al ser como animal que somos, y por eso podemos ver que algunas mascotas responden afectuosa o cariñosamente ante determinada muestra de interés o afecto que le muestra su amo o los amantes de los animales. Por ende, quien dice que quiere estar con alguien, o sea tener una relación, y dice que no quiere tener sexo simplemente está mintiendo a la otra persona o a sí misma, porque toda relación amoroso no amical conlleva al uso de la sexualidad, ya que es la forma en la que las personas se entregan a plenitud, salvo que sean personas asexuales, porque en ellos no existe dicho deseo, algo que es inherente a su ser, a su composición biológica, tan igual como se da en las amistades con ese tono de hermandad, donde el deseo sexual desaparece de ambos seres, debido a que genéticamente ninguna de las dos personas huele a deseo sexual para la otra persona, y es así cómo se desarrollan la mayoría de amistades entre varones y mujeres, de forma instintiva, simplemente por pura ausencia del olor sexual ante la otra persona.
Entonces, como iba diciendo, el amor que tanto se profesa en estos días no es más que un impulso instintivo de una necesidad biológica, esa que se intensifica con los avisos publicitarios del síndrome febrero, donde existe una necesidad desesperada en la gente, la masa, de encontrar pareja para no sentirse solos, dolidos, sufridos, despechados y demás términos en masculino y femenino que usan para los que andan sin pareja durante ese día, para los solteros románticos que buscan desesperadamente al amor.
Debo confesar que este escenario desesperado lo he podido contemplar desde que era un niño, cuando las chicas volvían con su ex a pesar de que la relación ya había fracasado, de una a más veces, sin ver ni verificar la existencia de cambios o mejoras positivas en la otra persona, simplemente retornaba al tormento solo por oír frases como “lo extraño”, “lo amo”, “me necesita” y demás tonterías que suelen servir de justificantes para una inminente reconciliación, mostrando una vez más la falta de amor propio, ese amor que es el principal responsable de que dicho día festivo sea tan paupérrimo de ser, celebrando un famélico amor, un desnutrido y hambriento amor, uno que nunca llega a saciarse porque no sabe alimentarse, motivo por el cual va de un lugar a otro, girando en un círculo vicioso, donde se repite la misma historia de amor fracasado, solo que con otro nombre y otro rostro, debido a que se inicia una relación de amor bajo las mismas modalidades de siempre, es decir, sin tener conciencia de sí ni de quién es en sí la otra persona, simplemente viendo las cualidades de escaparate que uno suele mostrar cuando quiere conquistar o enamorar a alguien, algo que es parte del apareamiento animal, es decir, simple y pura necesidad biológica, mero sentimentalismo barato o simple sensación física, nada más animal, solo que desde la apariencia de lo humano.
Ahora sí, empecemos a analizar ¿qué es el amor según San Valentín? Un mito, un mito que buscó justificar la promoción de la fertilidad bajo el sutil disfraz de la eliminación de prácticas salvajes ante los ojos moralizadores de los fanáticos del dios bueno y todopoderoso que todo lo ve y que nada hace, -porque es un dios tan poderoso que no necesita hacer nada para defender su honor ante los amantes de la manipulación espiritual, quienes usan su nombre para enriquecerse a costa de los pobres ilusos, como lo hacían antiguamente los reyes y demás ladrones de la historia, como lo hacen hoy los políticos,- logrando iniciar de ese modo la legendaria historia de San Valentín, esa que con el tiempo se transformaría en SanCalentín Emo, debido a que el amor se ha convertido en una pretexto o justificante para tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, sin la necesidad de asumir el compromiso del matrimonio religioso que implicaba tener la voluntad propia amenazada por el temido fuego del infierno -según la publicidad religiosa que conmovía a los grandes suicidas de la historia familiar-, cosa que nos puede hacer decir que hoy el SanCalentín Emo puede ser considerado como un acto rebelde o revolucionario ante lo religioso, ese que suele ser opresor y represor, motivo por el cual todavía seguimos viviendo en sociedades -o con personas- indudablemente esclavas o reprimidas, pasando de guatemala a guatepeor, debido a que el hombre en vez de ser racional se está convirtiendo en más animal, porque va por la vida en piloto automático, logrando actuar dentro de “las libertades modernas”, sin darse cuenta que es simplemente guiado por el instinto animal y no racional, como un buen animal doméstico.
Y esta es la razón por la cual las personas en estos tiempos modernos van de una relación a otra, logrando responder a Neruda su pregunta: “¿Es verdad que las golondrinas / van a establecerse en la luna?” Sí, en esos campos minados de la nada, de vacíos existenciales, con ese pensamiento incapacitado para razonar y descubrir las razones del ser, estar, querer y amar que son los cimientos de una relación amorosa, esa que empieza en uno para ir al otro. Siendo este el modo de cómo se transforma una relación de amor en una mera utilidad emocional, solo para satisfacer la necesidad sexual como la emocional, y por eso yo lo llamo SanCalentín Emo en vez de San Valentín, debido a que las personas que dicen amarse solo ven el amor como la idea de vivir algo bonito con la otra persona, tan igual de lindo como cuando vemos a los animales apareándose por mera predisposición biológica, sin caer en ese sentido trascendental que tiene en sí el amar, simplemente por ser un sentimiento o acto netamente humano, porque el amor no es un sentimiento sensitivo o instintivo, sino racional, debido a que uno lo mira, contempla, analiza y decide, razón por la cual la persona que ama entrega lo mejor de sí para sí y para el otro, acorde a su conciencia, sin actos de doble moral, sin ir en contra de la dignidad humana en sí, motivo por el cual no puede hacer daño ni dañarse, debido a que ese amar nunca va por encima ni por debajo del otro, sino en igualdad y equilibrio del ser libre y consciente, algo que debemos aprender antes de querer darnos a otros, para poder saber quiénes somos, de lo que somos capaces o no, para no ir con medias tintas y así evitar caer en el acto de amar como en una actuación o fingimiento, en vez de accionar lo mejor de uno en pro de la relación, esa relación que nos permitirá alcanzar el equilibrio entre el ser de nosotros y de los otros, esa relación que meramente tiene un fin social y, por ende, trascendental, porque si bien es cierto que uno representa a toda la humanidad, porque todos somos imagen de todos, también es cierto que dos personas -y más una familia- son el fiel reflejo de la sociedad, por ende, podría decir que el desarrollo social de los pueblos y naciones depende netamente de la familia, por tanto, si la familia está en crisis, la sociedad también está en crisis, porque todo se expande, tan igual como se expandió la festividad de SanCalentín Emo que habla del amor romántico y que termina engordando el comercio y la desesperación del corazón, porque quien celebra el amor por una orden mundial -que es esta festividad- solo demuestra que no tiene personalidad, por ende no tiene ni la menor idea de quién es, y como no tiene idea de quién es, no tiene amor propio, por ende, no tiene amor para sí ni para el otro y dicha celebración de amor no es más que otro engaño de sí mismo, solo que justificado por la orden superior de quienes controlan el mundo con celebraciones estúpidas como el día del amor y otros mejunjes de la esclavitud moderna, como si las acciones humanas necesitaran el reconocimiento de los demás para ser reales, o sea, como si necesitarían ser gritado a todo el mundo para ser cierto, verdadero, único, simplemente porque siempre andamos ausente de nosotros mismos y no sabemos ni lo que somos ni lo que queremos ni deseamos ni soñamos, sencillamente porque no hemos aprendido a ser libres.

Lima, 09 de marzo de 2020 a las 19:57 horas

¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO !!!: Carta de amor, solidaridad, constancia e integridad

31 de diciembre de 2020

Espero que todos, ellas y ellos, coincidan conmigo. El año 2020, es un calendario que no fue. Han sido 365 días de miedos, silencios, resiliencias múltiples. En las ventanas del alma de esos ojos migrantes, hambrientos, rostros sin maquillaje, manos sin autógrafos; en la desnudez de las cuentas cotidianas, encontré los motivos para escribirme, para contarles a ustedes de como el silencio sí tiene rostro.

Quisiéramos unas navidades y un Año nuevo espléndido, sin que nos agobien los cansancios del otro que fenece, sus pesadas carencias y nostalgias, o ese inventario de ausencias de amor tatuadas en el alma; pero no nos es posible.

En los vidrios y puertas, de esas casas imaginadas, salta el dolor en forma de llanto. No se puede ser feliz en la asertividad del temor, en la certidumbre de la ausencia. Por eso el devenir del Año Nuevo, no es un simple juego de luces y cenas. La convivencia no nace del desprecio, de no reconocer al otro, porque lo más parecido al odio, es la indiferencia. Nos encerramos sin el reparo que esta noche algún desconocido puede venir a tocar nuestras paredes de cemento.

La solidaridad, por el contrario, forma parte del abanico que da mejor sentido a la vida. Solidaridad y amor son palabras siamesas, se necesitan una a la otra, como necesitamos en la convivencia diaria del abrazo de la otra persona.

El sueño, de la añoranza, no del descanso, exige de una casa, un cuarto, cuatro cartones o un plástico. En todo sueño se apuesta un poco de perseverancia y constancia, como componentes básicos que forman la sustancia de las relaciones de una humanidad más integral, lo contrario es fomentar la expectativa del absurdo.

La duda de lo viejo se nos queda en las manos. La inseguridad de la diferencia hace el otro tanto. Se nos arremolinan en la garganta las discusiones inconclusas, los deseos que escaparon al primer devaneo de la exigencia. El inventario de los intentos nos deja una carga pesada que nos es imposible sacudirla en el plazo que media del 31 al 1. Es cierto que el mundo entra en una frecuencia diferente, particular; pero de nuevo nos damos cuenta que el tiempo nos gana, que no dimensionamos el argumento de nuestros deseos en el marco de esos 365 días que se avecinan. Así, la felicidad sigue siendo una apuesta en el azar de los horóscopos que nos esperan.

Curiosamente, pese a cualquier circunstancia, el aire queda surcado por los buenos deseos, se posibilita que las magras experiencias descansen sentadas en los viejos anaqueles e imaginamos un nuevo calendario, diferente, íntegro, próspero, aun sabiendo que lo viejo del sistema y su perversidad no cambiará ni siquiera un palmo. Se reiterarán frases como la siguiente:

“Feliz Año Nuevo, que venga cargado con nuevas oportunidades, buena salud, paz y prosperidad o más mágico cuando se dice: “Feliz Año Nuevo para mis familiares, parientes, amigos y conocidos, que el Año Nuevo que se va les abra las puertas de la salud, trabajo, amor y mucha prosperidad”.

Pero la fecha es bellamente tramposa. El olor a ciprés nos deja la sensación de una piel distante como la del recorrido que hacen las coníferas, para llegar hasta nuestros hogares o las luces suaves que cuelgan en las paredes, son el recuerdo de unos pequeños ojos de un rostro tierno, que nos miró en algún momento del año que dejamos.

El tiempo finalmente es circular, estático, cambiante, tridimensional, mágico. Nos consume en su metáfora y somos nosotros y ellas, las que apuntamos una página más a nuestra existencia.

Compartamos, sin embargo, cuatro palabras: amor, solidaridad, constancia e integridad. Tal vez en la grafía de esos cuatro duendes, hadas o brujas, esté la simpleza de hacer de nuestro almanaque, un nuevo juego de luces.

LEÓN TRIBA

Encíclica “Hermanos todos”: Palabras justas y potentes del Papa Francisco

Luis Fernando Astorga Gatjens,
luferag@gmail.com

El 3 de octubre del año en curso, el Papa Francisco dio a conocer su tercera encíclica bajo el título: “Hermanos todos” (“Fratelli Tutti”). Se trata de una bocanada de aire fresco en estos difíciles tiempos que corren en nuestro país y en todo el mundo.

Como lo indica el Papa en su esclarecedora encíclica, “cuando estaba redactando esta carta, irrumpió de manera inesperada la pandemia de Covid-19 que dejó al descubierto nuestras falsas seguridades”. Nunca antes en tiempo cercanos, la humanidad se ha mostrado tan frágil, en ofrecer una respuesta unificada, basada en la colaboración. “Más allá de las diversas respuestas que dieron los distintos países, se evidenció la incapacidad de actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existía una fragmentación que volvía más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos”, diagnosticó el Pontífice latinoamericano. El individualismo le ha estado ganando la partida al esfuerzo solidario.

En varios de los 287 numerales que componen el documento, el Papa Francisco critica las políticas neo-liberales, que han posibilitado la concentración de la riqueza en pocas manos al mismo tiempo que mayorías se empobrecen y se hacen más amplias las desigualdades sociales. “El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”, advierte sabiamente el Papa.

Esta idea que venía preconizando el Papa antes de la pandemia, ha cobrado mayor sentido en estos días de grave emergencia sanitaria. Las políticas neo-liberales destruyeron completamente o debilitaron los sistemas de salud pública en muchos países. Y ahora ante la emergencia, esos países han contado con bases más débiles para enfrentar la devastadora epidemia universal.

Si en Costa Rica, se hubiesen impuesto este tipo de políticas en el campo de la salud, la Caja se hubiera convertido en una institución menor, en peligro de extinción, mientras tanto hubieran ganado protagonismo empresas privadas vendedoras de seguros, convirtiendo la salud no en un derecho para todas y todos sino en un artículo meramente lucrativo. Independientemente de las políticas adecuadas o erradas del Gobierno para la atención de la pandemia, el contar con la Caja es clave para salir adelante en el horizonte de incertidumbre que tenemos por delante y una vez que sea superada la emergencia sanitaria.

La encíclica exhorta a los gobiernos y a los gobernantes a impulsar políticas y acciones, basadas en la fraternidad y la hermandad. Sólo juntos podemos salir adelante como pueblos, es el mensaje del Papa. Lo que dice esta voz sabia, potente y sensata, ante la grave crsis que enfrenta el país, debe ser tomado en cuenta por el Ejecutivo, por las y los diputados, y por el sector empresarial, particularmente, por aquellos empresarios que han venido eludiendo y evadiendo el pago de impuestos.

Es seguro que, si hubieran pagado con rigor y puntualidad, el país no estaría obligado a acudir a préstamos como los que se le han solicitado el FMI. El Gobierno y el Ministerio de Hacienda deben echar mano a la lo que dice la ley y aplicar acciones para erradicar estas prácticas evasivas y elusivas. Por su parte, la Asamblea Legislativa debe analizar a fondo este tema, para determinar si las herramientas legales existentes deben mejorar para erradicar la evasión y la elusión fiscal; más allá de la falta de voluntad que ha prevalecido en diferentes administraciones, para atender el problema.

Un gobierno que no ha hecho lo que debe para obligar al pago de impuestos existentes, propone nuevos tributos en el marco de negociación de los préstamos con el FMI. Mientras tanto, empresarios que eluden y evaden su pago, levantan la voz exigiendo no más impuestos y pretenden seguir imponiendo sus ideas neo-liberales de reducir al máximo el Estado, aunque eso signifique la desaparición o debilitamiento de programas sociales que hoy, con la pandemia, son más necesarios que nunca antes.

Realmente, para que los países puedan impulsar su desarrollo se requiere el contar con impuestos que se paguen dentro de un esquema de justicia tributaria, progresiva y justa, que tanto las personas como empresas, paguen en arreglo a sus ingresos reales, de manera transparente y eficiente. Se trata de políticas que aseguren la redistribución de la riqueza como un componente clave para la estabilidad y la paz social del país.

“El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día”, es un oportuno y atinado consejo de la encíclica papal, en estos días donde el pesimismo doblega a la esperanza, donde el egoísmo somete a la fraternidad.

SI ACEPTO

Si acepto
la fiereza del beso que trasciende y traspasa,
que deshiela los labios y se vierte en caricia,
que sobrepasa el aliento y se convierte en tempestad.

Si acepto
el impulso intuitivo,
el silencio oportuno donde confluyen dos cuerpos,
el calor de las manos ungidas de esperanza,
la sutileza intrínseca de la ansiedad.

Si acepto la ternura
como acepto la lluvia,
como acepto la brisa resoplando en los árboles,
como acepto el desdén con que se mueven las nubes,
como acepto el embrujo de la luna en el lago.

Si acepto
la libertad de soñar, de amar,
de sonreír, de compartir desvelos.

Si acepto
a quien elige amar sin trabas ni decires,
sin dogmas ni oblaciones,
con orgullo y dignidad.

Gerardo Cascante V
26-05-2020

DEI: “La justicia, el amor y el respeto es lo que importa”

Compartimos este mensaje del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), que busca iniciar una campaña colectiva a favor del respeto y la solidaridad, y en contra de los fundamentalismos religiosos, los discursos de odio y de discriminación.

¡Visibilicemos otros rostros, otras voces!, es lo que manifiesta el DEI como parte de su mensaje y anima a la personas a también enviar su vídeo cortito (de 10 a 15 segundos) al Whatsapp del DEI (506) 8361 2182.

 

Tomado de la página de Facebook de Departamento Ecuménico de Investigaciones.

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La Iglesia Católica clerical no quiere moverse

Javier Solís

 

Desde que leí la novela de Émmanuel Carrèr, “Limonov”, en la que describe el proceso de la caída de la Unión Soviética y el papel jugado por Gorbachev, pensé que algo muy parecido podría sucederle al Papa Bergoglio en la Iglesia Católica.

Soy un viejo cura cercano a los 80 años, secularizado, casado, con hijos y nietos, y bergogliano desde el Concilio Vaticano II, cuya convocatoria por Juan XXIII presencié y cuyas sesiones viví intensamente en Roma como estudiante de teología. A los cinco años de hacer y decir en Costa Rica lo mismo que hace y dice Bergoglio hoy, tuve que decirme: aquí yo no quepo.

La prensa comercial internacional, que analizaremos más adelante, prácticamente dio por fallido el Sínodo convocado por Bergoglio. Pero no es así. Aún más, es probable que la meta a alcanzar por parte del Papa fuera el resultado que obtuvo. Gobachev pretendió renovar la Unión Soviética comenzando por una ingenua libertad de información y publicación, pero sin tocar la estructura constitutiva del estado y del PECUS. Al año, ya no era secretario general del Partido ni presidente. La impensable avalancha de revelaciones, los descubrimientos sobre la verdadera realidad del “socialismo” soviético, las condiciones de vida del pueblo, el régimen de represión y asesinatos, los privilegios de la “nomenklatura», el sistema de cárceles y manicomios y las desapariciones sistemáticas y…cayó el Muro de Berlín. El creyó que podría mantener el Partido y el Politburó para construir un país democrático. Un golpista entró en su despacho y le espetó en la cara: el Partido está disuelto y usted ya no es presidente. Hoy Gorbachev es una reliquia y la federación rusa es la finca de una oligarquía multimillonaria que se apropio de todo lo que antes eran las bienes estatales.

Los cardenales, obispos, monseñores y religiosos “rígidos” como se califica hoy a los “conservadores”, no han podido mantener en el Sínodo el control monopolístico de los datos de la tradición católica e imponerlos y mantenerlos como “doctrina” inmutable. Han tenido que aceptar que hay que debatir, “discernir”, que es el término acuñado por Ignacio de Loyola y hoy oficializado en la Iglesia por Bergoglio.  Hay que “discernir”, y del discernimiento surgirán quizá distintos caminos para la vida familiar. Ahí quedaron vencidos. Si ya antes del Sínodo y durante el mismo los teólogos, historiadores, canonistas, biblistas desempolvaron datos históricos, bíblicos, legales, culturales que contradicen la “doctrina” actual sobre el matrimonio católico, podemos imaginar lo que van a hacer después, sin la amenaza de ser perseguidos o silenciados o expulsados. La primera y revolucionaria verdad que va a relucir es que no hay tal indisolubilidad del matrimonio católico. Es decir, que el divorcio tendrá cédula de ciudadanía católica.

¿Por qué se metió Bergoglio por la rendija de la familia, usándola como mampara, a sabiendas de que es un hecho social irrefutable que la sociedad moderna no le hace caso a la Iglesia Católica en materia matrimonial? ¿Cree ingenuamente que cambiará la humanidad y que las parejas irán de la manita y los niños a misa los domingos? ¿No es consciente de que los clérigos, por deformación religiosa, por ley canónica, por morbo, por la misoginia reinante en el seno de la institución lo único que pueden recordar es de su vida familiar durante su niñez y adolescencia? De amor humano, a no ser amor altruista y caritativo, no saben nada. Quizá estudien en un libro de psicología una descripción del fenómeno humano del amor. Pero muy pocos habrán amado de verdad. Nunca se han enamorado. Lo tienen prohibido. La disponibilidad, falsa, para el servicio se los impide. Esos pastores “rígidos” -Bergoglio lo sabe- son incapaces de amamantar una nueva experiencia de vida familiar.

Pero hasta ahora, hasta dos días antes de terminar el Sínodo, Bergoglio no había explicitado las razones de su opción por la mampara de la familia. Dos días antes de terminar el Sínodo dijo concisamente que se debe configurar de nuevo la función del papado, es decir, del primado universal del sucesor de Pedro; que se debe configurar un mecanismo de unidad mundial de los seguidores de Jesús- fíjense muy bien en que no mencionó explícitamente a la Iglesia Católica, que no es la única iglesia cristiana. Conocemos sus preocupaciones y audacias en relación con las otras iglesias cristianas. Y, dentro de esa reconfiguración del primado papal, insistió en la colegialidad apostólica, es decir, inspirada en su origen de descendencia directa de los doce Apóstoles. Es el primer y único golpe directo al centralismo vaticano hasta ahora. Detrás de la mampara de la familia está la iglesia clerical. Ése es su objetivo.

Es decir, que tiene plena conciencia de que lo que debe verse al final del túnel de la pastoral familiar, es la forma de gobierno de toda la institución, que hoy es exclusivamente clerical. Quiso decir que la comunión a los divorciados y el reconocimiento de la legitimidad natural del amor homosexual es un camino. No es la meta, porque de todos modos la sociedad civil y política sigue adelante en contra del criterio de los obispos “rígidos”. Ahora lo saben. El objetivo final es el gobierno de esa multimillonaria, ostentosa, poderosa y avarienta institución, lejana de los pobres.

En el “paquete” de la familia está el componente revolucionario por excelencia: la condición de la mujer. El divorcio es la principal conquista de la mujer en toda la historia de humanidad. El epígrafe de Mateo “lo que Dios ha unido” no es una declaración de la indisolubilidad del matrimonio, sino un rechazo al poder absoluto sobre el vínculo matrimonial que tenía el marido en la tradición judía. Pero la iglesia patriarcal, machista y misógina ha tardado 2000 años en averiguarlo. Bergoglio lo sabe y quiere hacer algo. Pues se metió en el tema familia para que el “discernimiento” lleve a los monseñores y purpurados, hoy todavía poderosos, al tema mujer. No puede ser de otro modo, a no ser que los monseñores prefieran convertirse en una especie de logia masónica, con mucho dinero, pero sin fieles, como Gorbachev.

Otra razón para la escogencia del trillo de la familia para llegar a la estructura de gobierno de la Iglesia es el sexo. En toda la vida, todavía, institucional y doctrinal de la Iglesia Católica, el sexo es una actividad, una emoción y una experiencia corporal mala, pecaminosa, desordenada. Bergoglio sabe que desde niños y adolescentes los sacerdotes y religiosos y mujeres de vida consagrada reciben como principal componente de su condición de clérigos, es decir, de “separados, “consagrados”, “purificados”, “santos”, “reverendos” y muchos otros títulos con base en un hecho concreto y único: el rechazo total y absoluto de cualquier actividad sexual. La formación para el celibato y la virginidad está basada en la represión de la vida sexual y cualquier circunstancia, persona, objeto o recuerdo que pueda llevar a ella. “La mujer es siempre condición de pecado” nos repetían cansinamente en el seminario. Y con el sexo, el rechazo se extiende al amor. Un “consagrado” no se puede enamorar. Convengo en que hay algunas personas en la vida religiosa con especiales dotes personales, libertad y decisión para adoptar esa forma de vida. Pero son una significativa minoría. Fíjense hasta dónde llega esa deformación que los rígidos pusieron en el Sínodo como condición para darle la comunión a los divorciados y vueltos a casar que tendrían que abstenerse de relaciones sexuales, aunque siguieran haciendo vida conyugal y dormir en la misma cama. El problema no es el sacramento del matrimonio, sino el sexo.

Ahora bien. Esos clérigos son hoy la Iglesia Católica “tout court”. Todos ellos, el Papa incluido, se desenvuelven conscientemente como si ese universo cerrado formado por ellos fuera real y único. La inmensa mayoría no va a mover ni un dedo para que los saquen de su posición dominante y cómoda, “por designio divino”. Hay poquísimas excepciones, demostradas mediante una vida de entrega total, de servicio a los marginales; de honestidad intelectual y otros signos. Pero la inmensa, muy inmensa mayoría, inclusive sin darse cuenta, no pertenecen a la iglesia que hace dos años viene pintando Bergoglio y que se configuró en el Concilio Vaticano II (1962-1965) frente a la sociedad contemporánea. Los Papas Ratzinger y, sobre todo Wojtyla pusieron en práctica una estrategia para eliminar los resultados de ese concilio y reforzar la iglesia clerical. Por eso los creyentes o fieles, digamos, actuales o “inscritos” en ella no cuentan absolutamente para nada en su gestión ni desarrollo. Son zombis totalmente pasivos que van a misa, dan ofrendas, y consumen ritos de paso (bautismo, matrimonio y funeral). Son “observadores”, “auditores” sin derecho a la palabra y menos al voto. La Iglesia Católica es una institución totalmente clerical, dividida en dos bandos, como lo dice la doctrina de los rígidos, “la iglesia docente y la iglesia discente”. Los clérigos son los que saben y enseñan y los seglares son los que deben obedecer.

Esos clérigos son, por lo general, ignorantes en teología y Biblia. Han transformado la reflexión sobre los datos de la fe en ideología castrante y militante, en doctrina, en un catecismo sentencias cerradas, eternas, inmutables. Es el caso del sacramento del matrimonio, enfundado en una misoginia nada disimulada que reduce a la mujer a “complementaridad” del marido; y de una homofobia combativa y despectiva contra los homosexuales. El texto final del Sínodo expresa piedad por estas personas bajo la premisa implícita de que son malos, pecaminosos y sólo dignos de conmiseración. El clero, con sotanas de varios colores, tiene siglos de ignorar la letra y el espíritu del Evangelio y sustituirlo por definiciones dogmáticas, que son elaboraciones fantasiosas y míticas en flagrante contradicción con datos empíricos de la experiencia y de la ciencia moderna. Los dogmas proclamados por pontífices y concilios en los últimos 15 siglos no son más que formas del pensamiento mágico en abierta contradicción con los textos del Evangelio. En general, estas declaraciones son lo que los “rígidos” llaman “los principios no negociables”.

Lo que más leen esos clérigos son libros devocionales e historias de santos, para reforzar su espiritualidad de los ritos, los fetiches, los amuletos, los milagros y los “ornamentos”. Su conocimiento, por ejemplo, de la teología del sacramento del matrimonio, es totalmente primitiva. No pasa de los textos que leen en el rito. Su pastoral familiar o matrimonial se reduce, en los países católicos, a presenciar el acto contractual y remitir el acta al registro civil, puesto que el concordato o la ley les da facultades de notario público. Con ese bagaje llegan a ser obispos y cardenales. Miren al africano de Nigeria, Sarah, contra los homosexuales. Da vergüenza.

Hay dos capítulos importantes en la vida de estos clérigos: los templos suntuosos y los ornamentos rituales ostentosos. La sotana púrpura de un cardenal cuesta 5.000 euros. ¿Cómo van a ser la iglesia de la calle, de los emigrantes, de los pordioseros, de los ocupas o precaristas? Se les ensuciarían los zapatitos de cabritilla roja y la larga falda con ribetes y botones forrados en seda púrpura. Estas desviaciones son visibles y escandalosas, sobre todo, en el Vaticano, dicho personalmente y con palabras más gruesas que las mías por el propio Bergoglio. En el Vaticano hay unos 3.600 burócratas que pasan papeles de un escritorio a otro y mandan órdenes a la periferia, a los curas de a pie que andan por los tugurios, con los sidosos, con los del Ébola, por las alcantarillas de las megalópolis de México y Brasil.

Esos burócratas, que también tienen sus palacios en la periferia, son los que intrigan y sabotean contra el Papa en el Sínodo. Antes de pedir penitencia a los divorciados, hay que acabar con esa corte de monarquía absoluta del siglo 16, animada por el carrierismo, las intrigas, la conspiraciones, las mentiras y las calumnias. Creo que no se han dado cuenta de la rendija que abrieron con el discernimiento; y si se dieron cuenta, buscarán cómo cerrarla a cualquier costa en la próxima partida. Lo que sí me parece claro es que la masa clerical instalada en la Iglesia Católica no está por renunciar a “su” iglesia ni a convertirse al Evangelio. Bergoglio sólo cuenta con la periferia y un grupo de seguidores de Jesús.

Los rígidos tienen un aliado estratégico: el sistema internacional de prensa comercial, la que vende hechos de impacto, escándalos, disidencias. Este sistema cuenta con periodistas a tiempo completo que poco a poco se han convertido en “vaticanistas”. Pero no es porque han aprendido teología, Biblia o experiencia de fe. Algo de Derecho Canónico. A estos sólo les falta la sotana con faja y ribetes morados. Son parte del folklore vaticano de ceremonias de corte, ostentosas y teatrales. Conocen a todos los cardenales, monseñores y oficiales de la Curia vaticana, que les cuentan las intrigas, secretos de cámara, los ascensos que buscan y las debilidades de sus enemigos. Son, cada uno, un monseñor más, interesados en la intriga, la difamación, el boicot de los nuevos valores evangélicos y nuevos derechos humanos. Se llevan entre las patas al mismísimo Papa, como hicieron con Ratzinger y ahora hasta inventaron un tumor a Bergoglio para desacreditarlo y anular su creciente fuerza renovadora. Esos periodistas son clientes infaltables de cualquier sarao o akelarre al que asisten los monseñores de morado o de púrpura. Estos se sienten poderosos si ven sus intrigas aparecer en los periódicos italianos o mundiales. Los vaticanistas desafían a la Sala de Prensa vaticana y emiten juicios de valor descalificadores en contra del mismo Papa. Ellos pertenecen a esa iglesia clerical. Si se comenzara a construir el modelo de comunidad de los creyentes que pregona Bergoglio, pues se acabará el champaña y los escándalos, porque los pobres no hacen noticia. El fenómeno de la fe, del seguimiento de Jesús de Nazareth, la vida humilde, pobre y de servicio discreto de una minoría de curas, religiosos y mujeres consagradas no es noticia ni vende periódicos. Pero para desgracia de la humanidad sedienta del paradigma del Evangelio, la prensa internacional y doméstica, lo que publica es su producción basura.

Sólo esperamos que la minoría creyente que hoy se motiva con Bergoglio se convierta en un tsunami mundial y que los discípulos del Evangelio hagamos la de los intelectuales y disidentes rusos y acabemos con el Partido y el Politburó y tengamos la libertad de ser creyentes, al rededor de Bergoglio. Termino felicitando a Religión Digital. Es un cañonazo. Tenemos que convertirlo en el breviario cotidiano del clero humilde, servidor y testigo de Jesús.

(Publicado en http://www.periodistadigital.com/religion/, 27 de octubre 2015)

 

*Imagen con fines ilustrativos.

Enviado a SURCOS Digital por Javier Solís.

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“Las emociones pesan mucho más de lo que reconocemos”

Luis Fallas con nuevo libro

El autor analiza las pulsiones y su influencia en la bioética

“Las emociones pesan mucho más de lo que reconocemos”
El Dr. Luis Fallas López presentará su libro Emociones y Bioética el miércoles 18 de marzo, a las 6 p.m. en el auditorio Roberto Murillo. (foto Rafael León).

 

Eduardo Muñoz Sequeira

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

 

Emociones y Bioética. Miradas desde la filosofía griega es el título del nuevo libro del profesor Luis Fallas López, que el investigador presenta como un proyecto más aventurado que prudente para acercarse a dos grandes cuestiones.

“Cuestiones como el temor, el deseo, la alegría, el amor, la vanidad, la vergüenza, la indignación, directa o indirectamente se pondrán de relieve a lo largo del libro. En ese sentido nos mueve la impresión de que las emociones pesan mucho más de lo que solemos reconocer en la construcción de nuestro “êthos”, dijo Fallas.

Esta nueva obra de la Editorial UCR se presentará el miércoles 18 de marzo en el auditorio Roberto Murillo, en la Facultad de Letras. El encuentro iniciará a las 6 p.m., con la presencia de la doctora Myleen Madrigal Solano, coordinadora del Comité Bioético del Colegio de Médicos de Costa Rica; así como del Dr. Antonio Marlasca López, filósofo y profesor de la Escuela de Filosofía. La moderación estará a cargo del profesor Mario Solís Umaña, subdirector de dicha unidad académica.

“Las emociones pesan mucho más de lo que reconocemos” afirma el investigador Fallas López, quien funge como director del Instituto de Investigaciones Filosóficas. La publicación se aventura en el análisis sobre cuáles deberían ser nuestras actuaciones ante pulsiones humanas elementales, desde un enfoque de la ética griega, desde los antecedentes mismos.

“Las emociones pesan mucho más de lo que reconocemos”2
Las emociones, las pulsiones más básicas del ser humano, afectan su conducta ante actos cotidianos, sobre los cuales los filósofos griegos defienden la idea de la moderación, explicó el Dr. Luis Fallas. (foto Editorial UCR-Jorge González).

Entre los temas que el filósofo presenta están el pudor como herramienta para la vida, un abordaje por demás interesante en momentos en que “ahora tenemos menos vergüenzas que antes”, comentó el profesor Fallas a Noticias Universidad. Los dilemas cotidianos presentados en la publicación causaran interés entre aquellos que buscan enfoques novedosos desde la filosofía. “Cosas elementales que uno debería saber, como por ejemplo, ¿qué es lo que todo el mundo quiere? Ser feliz, pero eso como se traduce ¿Es un bienestar constante que me permita sonreír? Además, me metí en esto del tema del amor, no porque piense que sea un mandamiento u obligación, sino porque es una pulsión muy básica y debe verse hasta dónde me afecta, cuando hacemos una ética de eso no es ponerle límites, sino cómo ayuda a comprenderse a uno mismo”, agregó Fallas.

Por otro lado, el autor desarrolla la idea de la moderación, la búsqueda de los puntos medios en las acciones, como lo plantearon los griegos. Además de ese llamado al equilibrio, en la publicación se plantea cómo las emociones son fundamentales para decidir responsablemente sobre nuestros cuerpos.

El libro trata mucho sobre la bioética relativa a los comités en los centros médicos, pero también habla del trabajo de un médico y acerca de la decisión que un paciente toma con respecto a su propio cuerpo. Aunque tradicionalmente se ha depositado toda la responsabilidad de las bioética en los profesionales de la salud, ésta también nos exige una participación activa porque nos afecta directamente. Desde actos tan simples como permitir que alguien nos toque, la aplicación de una inyección hasta tratamientos médicos prolongados, experimentales o innovadores que implican una participación responsable de cada persona.

La temática de este libro es resultado de dos proyectos de investigación que ha llevado al Dr. Fallas a presentar conferencias, participar en congresos internacionales y avances editados en varias publicaciones. Como parte de su labor sobre esta temática ha sido miembro de comités de bioética en el Cendeiss, CCSS y fue miembro propietario del Consejo Nacional de Investigaciones en Salud, del Ministerio de Salud, en el periodo 2005-2010.

El libro Emociones y Bioética. Miradas desde la filosofía griega puede adquirirse en la Librería Universitaria. Para más detalles puede llamar al teléfono 2511-7258.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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