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Etiqueta: Aragón

Gabe Abrahams publica “Caminatas de 1.000 millas, Barcelona 2017 y Aragón 2018”

Por María Arribas

Gabe Abrahams, marchador de grandes caminatas Multiday con diversas plusmarcas mundiales y colaborador en diversos medios de comunicación como Surcos Digital, acaba de publicar el libro Caminatas de 1.000 millas, Barcelona 2017 y Aragón 2018 (WR-NW Books, 2022).

En el libro, Gabe Abrahams narra sus dos épicas caminatas de 1.000 millas llevadas a cabo por el Área Metropolitana de Barcelona en 2017 y por Aragón en 2018.

El libro recorre lugares, paisajes y obras arquitectónicas, tanto de Barcelona y sus alrededores como de Aragón, transportando al lector a sitios de gran belleza e interés cultural.

“Desde hace varios años, compagino el deporte y mis caminatas con escribir en medios de comunicación columnas y artículos. Empecé a escribir por mi gusto por observar y por una necesidad interna de contar cosas de aquello que me llamaba la atención. He tenido la necesidad de contar en el libro todo aquello que me resultó de interés durante mis dos grandes caminatas de 1.000 millas, la del Área Metropolitana de Barcelona de 2017 y la de Aragón de 2018. Paisajes y lugares de gran belleza, pueblos perdidos en la nada, pueblos de colonos en medio del desierto, obras de arquitectura selecta, colonias de obreros, etc.”, comenta Gabe Abrahams sobre su obra.

“El proceso de escribir el libro ha sido apasionante, porque me ha supuesto centrarme en aquello que más me gusta, mis caminatas Multiday. Escribir sobre los lugares, paisajes u obras arquitectónicas que conocí en mis caminatas de 1,000 millas en medio de esfuerzos agotadores me ha hecho retroceder a los mejores momentos de mi vida”, explica Abrahams.

Gabe Abrahams, igualmente, está a la espera de que aparezca otro nuevo libro suyo a principios de enero, Gestas deportivas: atletas, ciclistas, tenistas… (WR-NW Books, 2023). Este otro libro es una recopilación de biografías de atletas, ciclistas, tenistas… que alcanzaron gestas deportivas durante el siglo XX.

Ambos libros de Gabe Abrahams, publicados por WR-NW Books, pueden adquirirse en la dirección: https://www.wr-nw.com/wr-nw-books.html.

Gabe Abrahams y su caminata de 1.000 millas por Aragón 2018 (Sariñena-Zaragoza)

Gabe Abrahams

En 2018, caminé 1.000 millas por Aragón. Para completar las 1.000 millas, recorrí en cinco ocasiones un circuito de 320 km que iba de Monzón a Zaragoza y de Zaragoza a Monzón. En mi anterior artículo, siguiendo el recorrido de Monzón a Zaragoza, describí los lugares que más me impactaron de Monzón a Sariñera. Ahora, escribiré sobre los lugares que me causaron mayor impresión de Sariñena a Zaragoza. En el anterior artículo, quedamos citados en un pueblo de colonos, San Juan del Flumen.

De los pueblos de colonos al desierto

Tras dejar atrás Sariñena, la capital de la comarca de los Monegros, el circuito de la caminata pasaba primero por San Juan del Flumen y, después, por La Cartuja de Monegros, dos pueblos de colonos pertenecientes administrativamente a Sariñena.

Al igual que en Sariñena, en la zona de los dos pueblos de colonos, padecí un tiempo variado, encontrando sol, lluvia, niebla e, incluso, algo de viento.

Los pueblos de colonos, creados entre 1950 y 1970 por el régimen franquista, tienen una arquitectura urbana y unas construcciones muy características. Destacan por su trazado lineal, sus casas de piedra y sus plazas centrales con iglesia y servicios varios. Me llamaron la atención. Y, por eso, cuando en La Cartuja de Monegros me paré a comer y beber en un bar, procuré conversar con descendientes de colonos y conocer mejor el pasado y el presente del fenómeno de la colonización.

Tras abandonar La Cartuja de Monegros, el circuito de la caminata transcurría hasta Lanaja por dos carreteras comarcales, la de la salida de La Cartuja de Monegros y la A-1221. La carretera A-1221 camino de Lanaja, junto con la antigua carretera de Sariñena de la que hablé en el anterior artículo, es la carretera de mayor belleza de la caminata de 1.000 millas. Tiene unos paisajes muy verdes y llenos de amapolas. En primavera, es decir en las fechas de la caminata, sus laterales son alfombras de amapolas.

El circuito de la caminata llegaba por la citada carretera a Lanaja, una población que pertenece a la comarca de los Monegros y a la provincia de Huesca y supera los 1.100 habitantes. Lanaja se encuentra en medio del desierto, con todo lo que ello significa a nivel climático y paisajístico. Las temperaturas se extreman y aparece la nada.

Dentro de Lanaja, el circuito transcurría por las calles Escuer, Costa, Nueva y Mayor.  Al lado de la calle Costa, se ubica la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, construida sobre una mezquita musulmana y una iglesia visigoda. La calle Nueva de Lanaja, por su parte, cuenta con el Horno de Adrián, establecimiento que en las fechas de la caminata era de reciente creación. Un lugar tranquilo y acogedor con un estupendo patio interior. En las afueras de Lanaja, está el búnker de Lanaja de la Guerra Civil Española (1936-1939), el cual fue parte de una línea de defensa republicana.

Tras abandonar Lanaja, el circuito de la caminata de 1.000 millas transcurría por la carretera A-129 dirección Zaragoza y llegaba a Alcubierre en unos pocos kilómetros. La carretera A-129 no tenía nada que ver con las solitarias carreteras por las que había trascurrido el circuito hasta ese punto. El tráfico iba en aumento camino de Zaragoza.

Alcubierre, población de la comarca de los Monegros y de la provincia de Huesca, se encuentra entre el desierto y la sierra del mismo nombre y tiene cerca de 400 habitantes. Lo más destacado que tiene esta población es su Iglesia de Santa Ana, obra del siglo XIV de estilo gótico-renacentista que cuenta con una bonita torre mudéjar.

El circuito abandonaba Alcubierre y proseguía por la carretera A-129, cruzando la sierra y sus bosques. En ella, se encuentran restos de trincheras republicanas y franquistas de la Guerra Civil que se pueden visitar. Esta zona, conocida como Frente de Aragón, fue descrita por George Orwell en su famoso libro Homenaje a Cataluña.

Del desierto a Zaragoza

Superada la sierra y sus bosques, el circuito continuaba por la misma carretera otra vez en medio del desierto y llegaba a Leciñena, una población aún de la comarca de los Monegros pero ya de la provincia de Zaragoza, con unos 1.100 habitantes.

En Leciñena, destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, obra del siglo XVI de estilo gótico-renacentista, con una torre mudéjar similar a la de Alcubierre. De Leciñena, también destacan las subidas y bajadas del núcleo urbano y su aspecto propio de una población del desierto, similar a Lanaja o Alcubierre.

Desde Leciñena hasta cerca de Zaragoza, los paisajes áridos y esteparios, llenos de matorrales y escasa vegetación, se intensifican. El desierto y la sensación de soledad también. Recuerdo que era impactante. Miraba hacia la derecha y la izquierda tras horas y horas de caminar y todo era lo mismo. La nada. También en esa parte del circuito el viento, el famoso cierzo, hizo acto de presencia en casi todas las vueltas al mismo.

El circuito llegaba a Perdiguera desde Leciñena por la carreteta A-129 y, tras subir una pequeña cuesta, entraba en la población. Perdiguera es la última población de la comarca de los Monegros y cuenta con cerca de 600 habitantes. En Perdiguera, destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de estilo gótico-mudéjar del siglo XV, con su torre mudéjar como las de Leciñena y Alcubierre.

El circuito de la caminata de 1.000 millas recorría el núcleo urbano de Perdiguera por la carretera hasta salir por el sur camino de Zaragoza. En ese tramo, hay dos establecimientos apropiados para hacer una parada y recuperar fuerzas: el Bar El Arranque y el Restaurante Asteruelas. El último dispone de una pequeña terraza de cara a la carretera. Recuerdo a algunos ciclistas que tenían el hábito de repostar en él.

Tras dejar atrás Perdiguera, el circuito de la caminata de 1.000 millas tomaba la dirección de Zaragoza por la carretera A-129. Y, pasado Villamayor de Gállego, antiguo barrio de Zaragoza y ahora población independiente, entraba en la capital de Aragón por el barrio de Santa Isabel. En los últimos kilómetros antes de llegar a Zaragoza, el verde volvía a dominar el paisaje.

Zaragoza

Zaragoza, capital de Aragón, tiene una población de cerca de 700.000 habitantes. Situada a orillas de los ríos Ebro, Huerva y Gállego, se encuentra justo en medio de un amplio valle. Su historia es milenaria y se remonta a los íberos.

El circuito de la caminata de 1.000 millas atravesaba nada más entrar en Zaragoza el barrio obrero de Santa Isabel y luego el distrito de El Rabal de Zaragoza. El Rabal lo cruzaba por la avenida Cataluña hasta llegar al Puente de Piedra del río Ebro, situado enfrente de la plaza del Pilar. Cada vez que pasé por la avenida Cataluña me encantó ver un magnífico edificio modernista, la Casa Solans, muy parecido a algunos edificios modernistas de Barcelona. Me recordaba a Can Deu, situado en el barrio de Les Corts.

Pasado el Puente de Piedra, el circuito entraba en el casco antiguo de Zaragoza y transcurría por la plaza del Pilar; la calle Alfonso I, la cual es peatonal; y la calle del Coso. En la calle del Coso, otros edificios centraban mi atención: el edificio modernista del Centro Mercantil Industrial y Agrícola, la casa palacio renacentista de los Condes de Sástago, etc. Recuerdo que cada vez que atravesé el casco antiguo de Zaragoza no pude dejar de fijarme en ellos.

El circuito de la caminata proseguía por el interior de Zaragoza, recorriendo los distritos Centro y Universidad. Pasaba por el Paseo de la Independencia y el Paseo de la Gran Vía, llamado en un tramo Fernando el Católico. Ambos paseos son propios del siglo XX, con grandes edificios y un paso incesante de gente. Recorrerlos, después de aguantar tanto desierto, fue algo magnífico.

El circuito de la caminata, finalmente, llegaba al Parque Grande José Antonio Labordeta, en el cual daba una vuelta e iniciaba el regreso a Monzón. El parque fue inaugurado en 1929 y rebautizado con su nombre actual en 2010. Es bellísimo. Entrando por el Puente de los Cantautores, está la Fuente de la Princesa, lugar en el que no pocas veces me recuperé de los esfuerzos bebiendo y comiendo. Después, se encuentran los largos y rectos paseos de Manuel Azaña, de los Bearneses y de San Sebastián, impresionantes como el resto del parque. Por ellos, caminé hasta el punto y final de la ida del circuito e inicié el regreso a Monzón en cada vuelta al mismo.

Terminar la ida del circuito recorriendo Zaragoza y un parque tan bello como el Parque Grande me supuso siempre una ayuda mental. Cruzar Zaragoza y el parque me restablecía anímicamente y me daba ánimos para seguir. El factor psicológico es clave en esfuerzos tan largos, de tantos días de duración.

Ha pasado el tiempo de todo lo que he escrito en los dos artículos dedicados a mi caminata de 1.000 millas por Aragón de 2018. Pero ni olvido la caminata, ni olvido Aragón. Permanecen en mi memoria.

Inolvidable concierto de la Orquesta Aragón de Cuba

Por Carlos Meneses Reyes

 

Con doble abrigo bufanda y gorra entré al Teatro Jorge Eliecer Gaitán, ayer sábado, 29 de julio, para escuchar a la legendaria Orquesta Aragón, fundada, en Cienfuegos, en el año de 1939, por el violinista cubano Orestes Aragón Centeno. Lleno total, con un público conocedor y admirador de la música cubana, de ensordecedor aplauso y manifestaciones de regocijo al instalarse los músicos en la tarima. “Bienvenidos a Bogotá”. “Viva el talento cubano”, vociferaban espontáneos, con el inicio de una verdadera explosión musical.

Un primer set, de una hora ininterrumpida, descanso y un segundo set de media hora, engalanaron el ámbito teatral con descarga de sones, rumbas, danzones, sones, boleros, chachachá. La legendaria orquesta es una trotamundos, verdaderos embajadores culturales de la enhiesta isla con un régimen, en permanente construcción socialista, permisible por el pueblo cubano.

Actualmente dirigidos por Rafael Felipe Lay Bravo, ostenta orgulloso al percusionista Armando Amezaga, de 82 años, que bajo la fórmula socialista de “a cada uno según sus capacidades” no es caso aislado en la inexistencia de la “muerte laboral” prematura en Cuba; en el que también y gracias a su sistema de salud, la mayoría de cubanos (as) aguantan más de 90 y hasta 100 años y elevan los niveles de calidad física, por solo mencionar el invento del Policosemel( PPC ), que reduce el colesterol y los triglicéridos.

En mágica irrupción musical disfrutamos del concierto ofrecido. Cinco violines. Flauta y piano magistralmente interpretados, por ejecutantes prestados por las musas para la ocasión. Instrumentos de percusión. Un frente vocal de tres voces, que, al pasaje de los coros, cantaban simultáneamente con miles de sonidos de laringes y palmas de los asistentes. No eran trece músicos ejecutando una pieza musical, era el clímax, en un recinto teatral asimilando el legado musical de todo un pueblo. “Los cubanos, como decimos en la Isla, sólo necesitamos de una lata y un palito para estar contentos. Esa es nuestra filosofía de vida. Despreocuparnos de lo que no tiene arreglo y disfrutar de lo poco que tenemos, en cuanto a lo material, porque sabemos que somos ricos en muchas cosas, empezando por la música”.

En noche tan fría, disfruté la licencia ocasional, en una Colombia signada, que inevitablemente sobrevivirá ante el reto por superar tanta inequidad e injusticias.

Bogotá, DC. 30 de julio de 2017.

 

Enviado por el autor.

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