Inolvidable concierto de la Orquesta Aragón de Cuba

Por Carlos Meneses Reyes

 

Con doble abrigo bufanda y gorra entré al Teatro Jorge Eliecer Gaitán, ayer sábado, 29 de julio, para escuchar a la legendaria Orquesta Aragón, fundada, en Cienfuegos, en el año de 1939, por el violinista cubano Orestes Aragón Centeno. Lleno total, con un público conocedor y admirador de la música cubana, de ensordecedor aplauso y manifestaciones de regocijo al instalarse los músicos en la tarima. “Bienvenidos a Bogotá”. “Viva el talento cubano”, vociferaban espontáneos, con el inicio de una verdadera explosión musical.

Un primer set, de una hora ininterrumpida, descanso y un segundo set de media hora, engalanaron el ámbito teatral con descarga de sones, rumbas, danzones, sones, boleros, chachachá. La legendaria orquesta es una trotamundos, verdaderos embajadores culturales de la enhiesta isla con un régimen, en permanente construcción socialista, permisible por el pueblo cubano.

Actualmente dirigidos por Rafael Felipe Lay Bravo, ostenta orgulloso al percusionista Armando Amezaga, de 82 años, que bajo la fórmula socialista de “a cada uno según sus capacidades” no es caso aislado en la inexistencia de la “muerte laboral” prematura en Cuba; en el que también y gracias a su sistema de salud, la mayoría de cubanos (as) aguantan más de 90 y hasta 100 años y elevan los niveles de calidad física, por solo mencionar el invento del Policosemel( PPC ), que reduce el colesterol y los triglicéridos.

En mágica irrupción musical disfrutamos del concierto ofrecido. Cinco violines. Flauta y piano magistralmente interpretados, por ejecutantes prestados por las musas para la ocasión. Instrumentos de percusión. Un frente vocal de tres voces, que, al pasaje de los coros, cantaban simultáneamente con miles de sonidos de laringes y palmas de los asistentes. No eran trece músicos ejecutando una pieza musical, era el clímax, en un recinto teatral asimilando el legado musical de todo un pueblo. “Los cubanos, como decimos en la Isla, sólo necesitamos de una lata y un palito para estar contentos. Esa es nuestra filosofía de vida. Despreocuparnos de lo que no tiene arreglo y disfrutar de lo poco que tenemos, en cuanto a lo material, porque sabemos que somos ricos en muchas cosas, empezando por la música”.

En noche tan fría, disfruté la licencia ocasional, en una Colombia signada, que inevitablemente sobrevivirá ante el reto por superar tanta inequidad e injusticias.

Bogotá, DC. 30 de julio de 2017.

 

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