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Etiqueta: arte

San Rafael, tan cerca de la vida y tal lejos del arte

Grandes culturas en la antigüedad se asentaron cerca de las fuentes de la vida, el agua.

Babilonia entre el Tigris y el Éufrates, Egipto en el Nilo, Tenochtitlan dentro del lago Texcoco. Diferentes zonas geológicas fueron plataforma, génesis y evolución de espectaculares culturas, agricultura, arquitectura, organización social y religión; conocemos los alcances de estas culturas a través del arte. Construyeron en el desierto, en montañas inhóspitas y hasta en el centro de lagos.

Si, la cultura es decantamiento de la visón de mundo formada a través del tiempo y del espacio, de lo que subyace debajo de nuestros pies, de los espacios lejanos, de lo que escuchamos al amanecer, del legado de nuestros ancestros, del suelo donde sentimos la vida, del aire que nos permite reflexionar y de los sueños de los hombres.

Nuestro entorno nos moldea, nos inspira, nos provee de una identidad, nos aporta, de manera sutil, una cultura de pertenencia y de disfrute de lo que somos capaces de sentir, de racionalizar y sobre todo de poetizar. 

Nuestro pueblo, San Rafael, atalaya entre la montaña y el valle, entre la fuente de vida y el afán de los hombres, solo nos basta mirar en la dirección correcta para encontrar los colores poseedores de la energía de la vida, el oído atento sabrá encontrar la riqueza sonora de los vientos, de las aves y del pequeño riachuelo; sentir el olor a hierba fresca, tierra mojada y de la hoja que posa en los manantiales. Espacios abiertos donde transita la nube, reposa la niebla y vuela el gavilán.

Tanta vida y belleza escénica no encuentra eco en una cultura artística fecunda, promovida y orientada a los talentos locales, que los hay. 

Si de la vida nace el arte, el arte es vida, el arte refleja el grado de evolución de los pueblos, pues la creación está en la base de toda evolución, se quiera reconocer o no.

Aquiles Jiménez,  junio 2023

Información compartida con SURCOS. Publicación en Facebook.

Concurso Arcoiris para conmemorar el Día Internacional de la Mujer con el nombre «Retos de la Mujer Emprendedora»

Arte como Motor de Transformación Social

La Asociación de Mujeres Unidas en Salud y Desarrollo (MUSADE) se complace en anunciar la apertura del Concurso Arcoiris en su edición número 20, como parte de nuestro compromiso continuo con el estímulo del arte, la producción y el empoderamiento de la mujer a nivel nacional, en defensa de sus derechos irrenunciables.

Este concurso representa un mecanismo valioso para potenciar el desarrollo de las habilidades de expresión y creatividad de las mujeres.

Una mujer emprendedora es la fuerza y la creatividad en acción, que enfrenta desafíos con determinación y construye su propio camino hacia el éxito, libres de mitos y estereotipos en una sociedad desigual e injusta por «mandatos sociales» que las invisibilizan.

Se busca fomentar un sentido sólido de amor propio y empoderamiento que motive a las participantes a creer en sí mismas, en su propio poder. A través de la técnica de las artes plásticas, ellas podrán dar vida a su inspiración, diseñando una bandera que recoja esos retos que enfrentan para emprender.

Se premiarán las tres banderas que mejor reflejen el lema «Retos de la Mujer Emprendedora» con ¢70,000, ¢35,000 y ¢25,000 respectivamente. Seleccionadas por un jurado externo a la organización.

La convocatoria está abierta a mujeres de todo el país mayores de 18 años que residan en Costa Rica. El periodo de inscripción inicia el 15 de enero y se extiende hasta el 23 de febrero. El reglamento del concurso y las inscripciones se pueden realizar de manera virtual a través del siguiente enlace https://forms.gle/HvA3oPUkTjniSg8D7 o de manera presencial en nuestras instalaciones ubicadas en San Ramón.

Toda la información detallada estará disponible en nuestra página web y redes sociales de la organización y en los teléfonos 2445-48-85 / 8543-3777

Responsable: Enid Cruz Ramírez
Coordinadora General

Conversatorio «Risografía aplicada a la gráfica» con artistas del Taller 20/20

El Gremio 506 y la Benemérita Biblioteca Nacional se complace en invitarle al conversatorio Risografía aplicada a la gráfica con la participación de artistas del Taller 20/20

La actividad se realizará el jueves 1 de febrero a las 3:00 p.m. en la Benemérita Biblioteca Nacional. También se transmitirá por el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/

Eco Feria de Arte Copalchí 2024

  • Sábado 27 y 28 de enero en Siquirres, Limón

SURCOS comparte la siguiente información:

¡Este próximo fin de semana, se le invita a sumergirse en un mundo de arte, creatividad y naturaleza en la Eco Feria de Arte 2024!

Experimente una exhibición única de obras originales, actuaciones escénicas, y la oportunidad de interactuar con apasionados artistas locales de Pococí y demás partes del país. Únase a nosotros y celebremos juntos la expresión artística en su máxima expresión.

Talleres infantiles gratuitos de la Benemérita Biblioteca Nacional

Por Sofía Jiménez Murillo

La Benemérita Biblioteca Nacional invita a inscribirse en los talleres infantiles que ofrecerá a partir del lunes 15 de enero. Dentro de las opciones, ofrecerá talleres enfocados en la música tradicional costarricense, las manualidades artísticas y enseñanza sobre la literatura china y la historia de nuestro país. 

En la imagen adjunta puede ver más información sobre los talleres que se ofrecerán. Si desea inscribirse, puede llamar al 2257-4814 o al 2211-4305. Para más información puede enviar un correo al email talleresbibliotecanacional@sinabi.go.cr.

¡Le esperamos!

El arte: resistencia en tiempos regresivos

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Hace mucho la racionalidad neoliberal nos quitó la capacidad de soñar y el sentido de la colectividad. Nos fragmentó y nos fatigó hasta el extremo. Nos hizo creer en el acto sacrificial para alcanzar el éxito. Entonces se inventó palabras que borraran para siempre la subjetividad, tales como emprendedor o colaborador.

Preguntarse el porqué del éxito de un esfuerzo grupal que no es el fútbol en un país como Costa Rica, implica hacer referencia al valor del arte y la cultura sobre esa racionalidad rampante, ajusticiadora y aniquiladora de esperanzas.

La Banda Municipal de Zarcero (BMZ) se presentó este 1 de enero en el Desfile de las Rosas en Pasadena, California, siendo su segunda presentación en el evento. Fue la única banda representativa de un país de América Latina en esta edición. Para mi gusto ha sido la mejor representación colectiva mediática costarricense en décadas, incluso más allá de la coyuntural gesta futbolística en Brasil 2014. Este performance ha generado una manifestación generalizada de alegría y reconocimiento que hace mucho tiempo no observaba en Costa Rica. Una sociedad que necesita tanto estos hechos para subir su autoestima, debe ser intervenida en su crisis, la crisis que el capitalismo salvaje neoliberal le ha impuesto.

Al ser la única representación musical latinoamericana en esta edición, la banda incluyó en su repertorio una muestra amplia de ritmos y géneros de la región. De allí que sonaran piezas como Rebelión, del músico colombiano Joe Arroyo, acerca de la historia de la esclavitud en nuestros contextos, un flagelo que Costa Rica recién dejó en la época post independencia. O la tan recordada “Violencia”, que acaso refiere a un país como el nuestro, que acaba de cerrar un año récord en homicidios y muertes de mujeres a manos de sus compañeros y conocidos.

Formada por jóvenes provenientes de muchos lugares del país, constituye uno de los proyectos culturales y artísticos más importantes en momentos que el apoyo al arte y la cultura pende del carácter, la emoción y el gusto del gobierno de turno. Estamos claros que la exposición mediática ha sido el impulsador para que mucha gente conozca el desarrollo de este proceso que ya lleva años de funcionamiento. Pero por encima de las cámaras y reflectores, se debe hacer referencia a una práctica que tiene en el arte su principal material sensible.

A un costado del emblemático Parque Central de la localidad, se erige un modesto edificio que alberga a la banda. De allí surge la organización, el empeño y las ganas de hacer arte y cultura en medio de un contexto en el que las autoridades gubernamentales y sus aliados empresariales han restado méritos, apoyo y valor a estas expresiones humanas.

Explicarse porqué tantas manifestaciones de orgullo y alegría por una presentación artística que, además, le mostró al mundo el valor de la cultura originaria Boruca a través de sus trajes y máscaras, tiene que ver en su respuesta con la recuperación de ese ADN soñador y colectivo que nos quitó la racionalidad neoliberal y su proyecto cultural orientado al individualismo y el sacrificio humano como principal motivo económico.

La representación de los pueblos originarios debería ser útil también para evidenciar en lo doméstico, los deberes de un Estado omiso con sus condiciones de vida, el derecho consuetudinario a los territorios que por historia les pertenecen y el respeto a su autonomía y autodeterminación. Si esto no puede ser garantizado, seguiremos siendo una sociedad incompleta, excluyente y desigual.

Durante muchas décadas, el fútbol-mercancía se ha apropiado del sentido de identidad del proyecto costarricense como sociedad. El fútbol-mercancía ha puesto en funcionamiento dispositivos de unión, símbolos de identidad de una nación que pronto empezó a desdibujarse.

El valor del arte y la cultura enmarcados en experiencias como las de la Banda Municipal de Zarcero, bien podría medirse de acuerdo con su importancia para devolverle a la sociedad un poco del ADN primario que la razón instrumental economicista le ha sustraído. Representa una forma de resistencia con la que empezamos a transitar este lento 2024.

Que cada quien se coloque una banda con música, arte y resistencia en su pecho y transite con luz este camino que recién empieza.

UCR: Etnia ngäbe, guardianes de un patrimonio cultural vivo y en transformación

Las mujeres ngäbes han sido clave en la conservación de su patrimonio cultural. Ellas son las que generalmente se encargan de la elaboración de los vestidos tradicionales y de otras artesanías. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El resguardo de su patrimonio cultural es uno de los principales valores de la etnia ngäbe, junto con su incidencia política para lograr mejores condiciones de vida.

El pueblo indígena ngäbe destaca por su colorido arte, que incluye objetos como las chaquiras, las chácaras, los mastates (corteza de árbol que se trata hasta hacer una especie de tela sobre la cual se pintan diferentes figuras) y los sombreros. También resaltan los vestidos tradicionales que confeccionan las mujeres para su uso diario, los cuales son conocidos popularmente como naguas.

Estos últimos son una de las expresiones culturales más destacadas de la identidad y del patrimonio ngäbe. Los vestidos tradicionales son elaborados con telas lisas, a las cuales las mujeres les colocan coloridas aplicaciones geométricas triangulares o lineales.

Según expresa la diseñadora ngäbe Raquel Palacios Ruiz, la mayoría de estas figuras geométricas o lineales de los vestidos tradicionales están inspiradas en elementos de la naturaleza y específicamente simulan los colores de las serpientes.

Los diseños varían según el gusto de las mujeres, aunque aún se mantienen aspectos del concepto de vestido tradicional, tales como el tipo de corte amplio y el cuello de las prendas.

Estas prácticas culturales (la elaboración de los vestidos, chácaras, pulseras y collares) se transmiten de una generación a otra, gracias al aporte y el trabajo de las mujeres. Por su parte, los hombres de la etnia se encargan de preservar otras costumbres, como la elaboración de los sombreros, de enseñar la religión y de educar sobre la medicina tradicional.

Actualmente, estas tradiciones no solo les permiten a las personas ngäbe visibilizar y fortalecer su cultura, sino también tener la oportunidad de vender algunos productos artesanales y así aportar con su trabajo a la economía familiar y comunal.

En este último punto, el Dr. Pablo Ortiz Rosés, médico que ha trabajado durante más de 35 años con la comunidad de La Casona, resalta que el concepto que tenemos las personas no indígenas sobre las artesanías ngäbe es equívoco, ya que en realidad se constituyen como objetos de suma importancia para el quehacer y el estilo de vida de esta etnia.

“Estos objetos, por ejemplo, las chácaras, son usadas por los ngäbes para tener a sus bebés, las usan como cunas o para cargar objetos pesados como la leña. Los mastates son una forma de expresión. En fin, para nosotros son una artesanía, pero para ellos son parte de su forma de vida, les son de utilidad para su diario vivir”, afirma Ortiz.

Ahora, los ngäbes “han optado por vender una parte de lo que elaboran, primero porque tienen muchas habilidades para hacerlos y porque alguna gente se los pide, pero sobre todo para poder generar dinero para comer y sobrevivir”, porque este pueblo indígena “no tiene incorporado en su cosmovisión el concepto de comercio, tal y como nosotros los no indígenas lo entendemos”, agrega.

Creatividad y complejidad técnica

Cada uno de los diseños de los vestidos, las chácaras, los sombreros y las chaquiras ngäbes son irrepetibles y únicos, ya que su conceptualización nunca fue plasmada en un molde o en papel.

Cada persona artesana imagina las figuras en su mente y las realiza directo en el material de soporte durante el proceso de elaboración.

Esto hace que el aprendizaje del arte ngäbe sea complejo, ya que se da por medio de los mecanismos de tradición oral y de observación. De esta manera, las personas más jóvenes aprenden a elaborar estos artículos de uso diario, viendo y practicando junto a sus progenitores y familiares más cercanos.

Por esta razón, el valor y riqueza cultural del arte ngäbe es incalculable, ya que se trata de piezas exclusivas y únicas, a las cuales se les suma el hecho de estar inspiradas en una cosmovisión de cuidado, amor y respeto hacia la tierra y la naturaleza.

La M. Sc. Ana Patricia Rojas Hernández, arqueóloga de la Sede del Sur de la UCR y reconocida por su trayectoria en el resguardo del patrimonio cultural de diferentes comunidades indígenas, explicó que la comunidad ngäbe se caracteriza por elaborar artesanías, en las cuales los trazos de las figuras geométricas se realizan con alto grado de pericia y complejidad.

“Tanto los vestidos como los bolsos, los collares y las pulseras ngäbe son siempre de colores muy vistosos y sus combinaciones son muy hermosas. Los motivos geométricos, triangulares y lineales son elementos que también se encuentran en la cerámica precolombina y que precisamente responden a su cosmovisión sobre la naturaleza, en donde la figura de la serpiente tiene un rol fundamental”, explica Rojas.

En cuanto a la forma de conceptualizar y ejecutar la técnica, la arqueóloga comenta que sin duda tiene un alto grado de complejidad, ya que los artesanos piensan el diseño y lo van haciendo sobre la marcha, por lo que la forma de preservar la tradición es precisamente interactuando y viendo cómo se hacen los productos.

Rojas señaló que el rol de la UCR ha sido fundamental para reconocer y contribuir a preservar el legado cultural de la etnia ngäbe, más aún en cuanto a la generación de espacios de intercambio y de aprendizaje, en los cuales se promueve la importancia de la diversidad y el rescate de la riqueza cultural e histórica de las comunidades indígenas.

El arte ngäbe se transmite de una generación a otra, por medio de mecanismos de tradición oral y de observación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Esta labor de dicha institución se realiza por medio de varios proyectos de docencia, acción social y de investigación de las diferentes sedes universitarias y unidades académicas, entre las que destacan la Escuela de Antropología, la Vicerrectoría de Acción Social, la Facultad de Odontología, la Escuela de Salud Pública y la Sede del Sur.

En el caso del patrimonio cultural ngäbe, la Sede del Sur, por medio del proyecto Golfito Cultura y Más, ha impulsado diferentes espacios educativos y de interacción en las comunidades indígenas, mediante los cuales se incentiva el aprendizaje sobre este acervo cultural en las personas más jóvenes.

“Para la UCR ha sido muy importante impulsar junto con las comunidades ngäbes diferentes procesos de interacción intergeneracional, en donde los adultos enseñen a los niños, así como facilitar espacios de encuentro y de intercambio para empoderar a las comunidades en el reconocimiento de su valor identitario y de su patrimonio cultural, con el fin de que esa riqueza y diversidad cultural no se pierda”, sostiene Rojas.

Para la investigadora, además de su llamativo arte, los ngäbes constituyen una de las comunidades indígenas de Costa Rica que ha logrado conservar gran parte de su cosmovisión a pesar de los procesos de penetración cultural.

“Ellos han mantenido, en la medida de lo posible, su cultura, a pesar de que actualmente existen procesos de aculturación muy fuertes. Es muy propio de ellos haber conservado su forma de pensamiento y de entender el mundo, por ejemplo, sus creencias, sus formas de vestir, sus formas de contar, su lengua, su gastronomía y principalmente el hecho de sentirse parte de un sistema más grande que lo es todo: la naturaleza”, amplía.

Ortiz opina que uno de los retos más grandes, en materia de resguardo del patrimonio cultural ngäbe, es lograr articular esfuerzos para que exista una política nacional que guíe las labores de la institucionalidad en este tema, con un enfoque de diálogo, de escucha y de aprendizaje mutuo.

“Hemos intentado ayudar a las comunidades ngäbe desde diferentes instituciones como la academia, la Caja Costarricense de Seguro Social y las organizaciones sociales, pero desde nuestra propia concepción de éxito y de progreso. Esto se refleja en múltiples proyectos y acciones que se han tratado de implementar con muy buenas intenciones, pero sin conocimiento y respeto de la cosmovisión de los ngäbes”, advierte.

En su criterio, “aún no hemos logrado entender que, si queremos ayudar, debemos hacerlo desde la escucha activa, el diálogo y el aprendizaje mutuo, en un modelo donde estas comunidades más bien nos enseñen cómo es que, desde su forma de entender el mundo, ellos han logrado solucionar sus principales necesidades de sobrevivencia. Y ahí, desde ese punto de partida, ver cómo nosotros podemos aportar”, manifiesta el profesional.

Empoderamiento comunal

El amor y respeto por la naturaleza forman parte de los valores más destacados de la cosmovisión ngäbe, así como el empoderamiento de las mujeres para mejorar las condiciones de vida de sus comunidades. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El resguardo de su patrimonio cultural es uno de los principales valores de la etnia ngäbe, aunque no es su única fortaleza. También han surgido y se han fortalecido otras características, tales como el liderazgo político de sus mujeres y el empoderamiento comunal para la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Así describe la situación actual de este pueblo originario la Dra. Carolina Quesada Cordero, antropóloga de la UCR, quien ha estudiado a la comunidad ngäbe de Abrojo Montezuma, a través de diferentes proyectos de acción social y de investigación.

Desde su perspectiva, las mujeres y hombres de este pueblo no solo se han preocupado por resguardar sus tradiciones y costumbres, sino que también se han interesado en ocupar espacios de incidencia política que les permitan mejorar el acceso a la salud, la educación, al agua, en fin, a mejorar sus condiciones de vida.

“Es importante destacar que el hecho de que sean tan cuidadosos en mantener vivas sus tradiciones y costumbres no quiere decir que no estén deseosos de avanzar para tener mejores condiciones para su comunidad”, destaca Quesada.

Actualmente, el acceso a la salud y al agua, el mal estado de las calles, así como las pocas oportunidades laborales y de subsistencia son parte de los desafíos estructurales que enfrenta la población ngäbe. Estos últimos aspectos son los principales motivos por los cuales una parte de ellos se moviliza para trabajar temporalmente en la siembra y recolección de café.

Gracias al empoderamiento e incidencia política, principalmente de las mujeres, el pueblo ngäbe se ha ido organizando en asociaciones y otros grupos comunales. Esta situación ha impactado de forma positiva no solo el tema del resguardo de las tradiciones y costumbres, sino también el proceso hacia la construcción de una mejor calidad de vida.

“Algo muy importante es que quienes mantienen las artesanías como tradición en estas comunidades indígenas son las mujeres. Esta es una labor que está fuertemente asociada a ellas y su rol en el resguardo de la tradición es muy importante, porque son ellas las que conservan estas prácticas de generación en generación”, comenta Quesada.

Sin embargo, a muchas de estas mujeres también les ha tocado convertirse en jefas de hogar y en ese contexto han ido ocupando otros espacios de toma de decisiones que antes eran ocupados por hombres. En el caso de Abrojo Montezuma, por ejemplo, ellas lideran la asociación para la producción del cacao y se han involucrado en la práctica de deportes como el fútbol.

Además, aunque se mantienen algunas concepciones sobre lo que no debería cambiar en cuanto a las tradiciones y costumbres ngäbes, también hay consenso en la comunidad sobre cuáles son sus principales luchas y deseos de superación.

“El acceso a la tierra es muy importante para la comunidad ngäbe. También se ha ido avanzando en materia de recibir educación, muchas de las que terminan su formación más allá de la etapa del colegio son las mujeres; otro asunto importantísimo para ellos es la idea de conservar el idioma, de recuperar el conocimiento sobre algunas plantas medicinales y de sentir apego por la estructura familiar, por los ancestros, por saber de dónde vienen y cuál es su rol en cada una de las familias”, manifiesta la experta.

Por último, describe a esta comunidad indígena como una población con una cultura viva y en transformación, que mantiene su amor por la naturaleza y sus tradiciones, que aspira a mejorar su acceso a la salud, a la educación y a la infraestructura y, sobre todo, a que se les reconozca y se respete su cosmovisión.

Los indígenas ngäbes
La comunidad indígena ngäbe forma parte de los ochos pueblos originarios de Costa Rica. Esta etnia habita la provincia de Puntarenas en los cantones de Coto Brus, Corredores, Golfito y Puerto Jiménez, así como en Sixaola, en las cercanías de la frontera con Panamá, y en la zona de Los Santos. Su lengua materna es el ngäbere.
Según el Atlas de los pueblos indígenas de Costa Rica, esta comunidad cuenta con alrededor de 3 600 habitantes, quienes habitan los siguientes lugares: Territorio Indígena Abrojo Montezuma; Territorio Indígena Alto Laguna, Territorio Indígena Conte Burica; Territorio Indígena La Casona y el Territorio Indígena Altos de San Antonio.
Su economía se basa en la agricultura y cultivo del cacao, frijol, maíz y plátano, así como en la cría de cerdos y de aves de corral, la caza, la pesca y la elaboración de productos artesanales. Algunas personas de esta comunidad también se dedican a trabajar en fincas cercanas y otras participan temporalmente de las cogidas de café en Coto Brus y la zona de Los Santos.
La Escuela de Antropología muestra en una exposición virtual todos los detalles sobre los vestidos y artesanías ngäbes. Puede ingresar por medio de la página oficial de Facebook Antropología UCR.

 

Tatiana Carmona Rizo
Periodista, Oficina de Comunicación Institucional, UCR

El arte de labrar jícaros

Por Uriel Rojas

Labrar un jícaro o calabazo (Crescentia cujete), es parte de las artesanías que realizan algunas familias en Rey Curré.

Se usan para elaborar dibujos alusivos al contexto natural indígena.

Por muchos años en Curré se conservaron las tinajas de barro que usaban para traer el agua del río Grande de Térraba.

Con la desaparición de estos utensilios se empezaron a usar los calabazos. Eran grandes en forma ovalada que vino a sustituir a las tinajas. Lo hacían sin decorar, si acaso alcanzaban a ponerle alguna inicial para distinguir quién era su dueño.

Los calabazos antiguos eran sencillos, no se les quitada la superficie ni se les elaboraba ningún dibujo.

Las primeras artesanas solo le hacían un hueco pequeño en la parte superior del calabazo y luego le sacaba las tripas del mismo, usando piedras pequeñas que están entre la arena del río.

Ellas eran curiosas, escogían la tarde o la mañana para ir a lavar con mucha paciencia estos calabazos y cuando estaban seguras de que no tenían ningún resto de tripas en sus adentros, regresaban con sus calabazos llenos de agua a su ranchitos y lo guardaban por tres días, enjuagándolos a diario para luego ser usado como utensilio de cocina.

Los calabazos daban al agua frescura y lo mantenía en buen estado hasta por tres días. Al hueco que le hacían en la parte superior del calabazo le adaptaban un pedazo de madera en forma de tapón, en especial de balso el cual también debe cumplir un proceso de limpieza o purificación.

En la actualidad, se elabora un tipo de artesanía en jícara que asemeja a los calabazos antiguos pero ya no cumplen una función utilitaria en la cocina, se hacen para venderse en el mercado local y nacional.

Estos están decorados con figuras que están aún frescas en las memorias de estos nuevos artesanos tales como animales, plantas y figuras humanas que representan al contexto indígena de los antepasados, decorando los bordes con líneas espiraladas y grecas muy similares a las que aparecen en los petroglifos precolombinos.

Estos pequeños calabazos que hacen en la actualidad los artesanos de Curré tienen una belleza estética admirable y en la mayoría de casos le agregan una especie de canasta hecha de bejuco de capulín que extraen de la corteza de este árbol.

Esta canasta que ellos llaman “enrejado” le permite al comprador un fácil manejo del pequeño calabazo.

Para extraer esta corteza de capulín, se debe tomar en cuenta la menguante y se necesita de ciertos conocimientos adicionales para alcanzar una mejor calidad de los bejucos.

Luego de este proceso que dura hasta tres días en remojo, se debe hacer trenzas, para los cuales son las mujeres las especialistas, aunque se sabe de algunos varones que lo saben hacer muy bien.

Esta nota se elaboró con el apoyo de Alejandro Murillo V.

ANASYRMA: Video encuentros de Mujeres Iberoamericanas desde la creatividad artística y literaria

Canal YouTube de LP5 Editora

Gladys Mendía
Santiago de Chile

Las mujeres han estado levantando sus faldas durante siglos para protegerse del mal. La palabra Anasyrma significa ‘levantar la falda’, Anasyrma o en plural: Anasyrmata (palabra de origen griego). Anasyrma es un acto simbólico que se encuentra en mitologías de varias culturas del antiguo Egipto, Grecia, Persia, Irlanda, África, Indonesia y Japón. Se dice que el gesto de las mujeres de exponer colectivamente sus genitales tiene el poder de avergonzar y derrotar a un ejército enemigo. Se cuenta que cuando Perséfone fue secuestrada al inframundo por Hades, su madre Deméter cayó en una aflicción tan profunda que la vida en la tierra comenzó a marchitarse y morir. No fue hasta que Baubo levantó su falda y la sorprendió hasta hacerla reír que la vitalidad y la fertilidad se restauraron en la tierra. La risa siendo el elemento clave en la curación y resurrección de la vida. El acto de revelar públicamente el núcleo oculto de la feminidad inicia un proceso de cambio que opera a escala mundial, así como a nivel individual.

En Anasyrma: video encuentros de mujeres escritoras, creativas, generosas y en expansión, nos encontramos para levantar nuestras faldas en colectivo, espantar al patriarcado, al sistema que nos oprime y generar nuevas vías de comunicación, de fraternidad, de apoyo.Es un llamado a construir redes de trabajo mancomunado, es un llamado a expresarnos y visibilizarnos en un sistema que busca la desinformación y desconexión. Es un llamado a mantenernos unidas e informadas de los avances de cada una y sentirlo muy cerca para inspirarnos y seguir adelante. No estamos solas, nos tenemos y caminamos juntas.

En este contexto, Anasyrma: Video encuentros de Mujeres Iberoamericanas, visibiliza a mujeres que además de crear obras literarias, también son artistas, educadoras, gestoras y difusoras culturales, activistas por los derechos de la mujer, entre otras actividades. Cada cuatro meses se realizan tres sesiones. Los tres primeros fueron en agosto. En diciembre hay tres más y así sucesivamente. Ya está programado abril 2024. En cada videoencuentro podrán ver y escuchar a diferentes mujeres de iberoamérica. Ellas tienen su momento de protagonismo donde nos explican sus labores y reflexiones, sus desafíos y experiencias. Todo siendo muy inspirador y emocionante. Están cordialmente invitadxs a verlas en el canal YouTube de LP5 Editora.

Encuentros de agosto:

Universidad Nacional presenta: ¡Cultura, arte y recreación en su máxima expresión!

La Universidad Nacional (UNA), cree en la importancia de la cultura, el arte y la recreación para la formación integral de los estudiantes. Es por eso que se invita a todas las personas a la segunda muestra de Talleres Culturales, un evento que se llevará a cabo el 18 de octubre en el Auditorio Cora Ferro, ubicado en el Campus El Higuerón en Heredia.

Los talleres ofrecen una oportunidad única para descubrir y desarrollar el talento estudiantil en una amplia gama de disciplinas culturales. Ya sea que su pasión sea el canto, el baile, la música, el arte o el deporte, encontrará un espacio donde sus habilidades brillarán y sus horizontes se expandirán.

La comunidad universitaria de la UNA, compuesta por estudiantes, funcionarios y miembros de la comunidad, se unirá para compartir sus conocimientos y experiencias adquiridas en los distintos talleres. Es una oportunidad excepcional para conectarse con personas apasionadas y aprender de sus experiencias.

Detalles del evento:

Fecha: 18 de octubre de 2023

Lugar: Auditorio Cora Ferro, Campus El Higuerón, Heredia

Hora: A partir de las 5:00 p.m.

«La cultura y el arte son esenciales para el crecimiento personal y la formación integral de nuestros estudiantes. En la Universidad Nacional de Costa Rica, estamos comprometidos en fomentar el desarrollo de habilidades artísticas y culturales que enriquezcan sus vidas», declaró Dary Moya Chavarría, encargada de los talleres culturales.

La segunda muestra de Talleres Culturales de la UNA promete ser un evento emocionante, enriquecedor y lleno de energía creativa. ¡No te lo pierdas! Te esperamos en la Universidad Nacional de Costa Rica para vivir una jornada inolvidable.

Para obtener más información y detalles sobre la segunda muestra de Talleres Culturales, visita las redes sociales de Facebook: Talleres Culturales Universidad Nacional y el Instagram: talleresculturales.una

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica