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Etiqueta: calentamiento global

Costa Rica tomó una gran decisión

Alejandra Villalobos, Directora Ejecutiva FAICO.

Alejandra Villalobos

El 2021 concluyó con un enorme paso en la protección ambiental. Costa Rica hizo historia al firmar el decreto de ampliación de las áreas marinas protegidas alrededor de la Isla del Coco, ratificando de esta forma el compromiso de promover la sostenibilidad de los recursos marinos.

Las áreas marinas protegidas son una herramienta integral que promueven la protección y manejo de ecosistemas enteros, incluido el hábitat y su función. Además, protegen la biodiversidad en tres niveles: ecosistema, especies y genética, y brindan resiliencia al océano contra impactos externos como el cambio climático.

Desde FAICO, Amigos Isla del Coco respaldamos las acciones que se realizaron para pasar de proteger de un 3% de las aguas jurisdiccionales de nuestro país a un 31%. De esta manera se reduce la enorme deuda histórica que existía en materia de protección de nuestro océano.

Durante los últimos 28 años, hemos trabajado hombro a hombro con el Área de Conservación Marina Coco (ACMC) por la conservación de la Isla del Coco. Nos enorgullece saber que hoy protegemos uno de los ecosistemas claves para la biodiversidad del Pacífico Este Tropical y un espacio natural donde se promueva la movilidad, conectividad y dispersión de especies.

Con la ampliación, el Parque Nacional Isla del Coco, ahora mide 54,844 km2, 26 veces más grande que el área anterior, protegiendo así una parte representativa de la Cordillera Submarina del Coco y sus montes submarinos. Mientras que el Área Marina de Manejo del Bicentenario, mide 106,285 km2, promoviendo la conservación y el uso sostenible de una de las áreas marinas de mayor productividad en el Pacífico Oriental Tropical.

Estamos conscientes que, al contar con mayor territorio marino protegido, también debemos asumir nuevos compromisos y retos. Por eso desde FAICO continuaremos apoyando y fortaleciendo la gestión del ACMC y sus usuarios, promoviendo y consolidando alianzas, otro factor fundamental para la efectividad de las nuevas áreas.

Sabemos que con estas acciones claves promovemos la resiliencia de nuestros océanos a presiones como el calentamiento global y la acidificación; y que, de forma paralela tenemos que fomentar la implementación de actividades continuas y contundentes para la protección, manejo y uso sostenible del océano.

La ciencia lo ha ratificado en múltiples ocasiones, la Isla del Coco es un laboratorio natural del planeta y un hábitat esencial para la vida marina global. Las áreas protegidas alrededor de este singular ecosistema son clave para la adaptación de la biodiversidad marina a las posibles modificaciones climatológicas y oceanográficas relacionadas con el cambio climático. Su conservación es un compromiso que asumimos hoy para preservar un planeta azul para las futuras generaciones.

Proteger una parte representativa de la Cordillera Volcánica del Coco y sus montes submarinos, era una necesidad para salvaguardar los hábitats esenciales para especies endémicas, en peligro de extinción, vulnerables y con alto valor comercial.

Sabemos que el mundo, hoy observa a Costa Rica con ojos diferentes y como un modelo para lograr el objetivo global de proteger el 30% de la superficie del planeta para el año 2030.

Desde todas las trincheras este 2022 debemos seguir trabajando y promoviendo un país azul, que ama la vida que empieza en nuestros mares y que da equilibrio al planeta.

EXCITATIVA DE LA COMUNIDAD “BUEN VIVIR COSTA RICA” a las personas inscritas en candidaturas presidenciales para el cuatrienio 2022-2026

Costa Rica, enero de 2022

Nuestro Planeta, Hogar Común para la Humanidad, hoy como nunca antes, enfrenta una destrucción sin límites de sus Recursos Naturales, y por ende, el imperio de la potencias industriales que establecen medidas para proteger y ahorrar los propios, mientras explotan los de nuestros países en su favor. El Cambio Climático; es decir, la muerte de nuestro planeta, nos incumbe a todos. Esto exige nuestro compromiso, y la obligación que Ustedes como Políticos aspirantes a la Primera Magistratura, adquieren para garantizarnos un país ejemplar ambientalmente que nos permita, no en el papel sino en los hechos, el BUEN VIVIR.

La Comunidad “Buen Vivir Costa Rica”, presente y activa en todo el territorio nacional, interpela respetuosa y públicamente, a todas las personas aspirantes a ocupar la presidencia del país a partir de las próximas elecciones.

Con preocupación notamos un vacío de temas ambientales en sus discursos, entrevistas, mesas redondas, publicaciones firmadas por ustedes y apariciones públicas. Por esta razón llamamos su atención y los conminamos a incluir y opinar acerca de los asuntos relacionados con el deterioro y el maltrato de la Madre Tierra; maltrato que incide directamente en la calidad de vida de nuestro Pueblo. La población de Costa Rica tiene el legítimo derecho de conocer sus posiciones y propuestas al respecto.

Estos asuntos son iguales, o incluso, más relevantes que los ejes económicos y sociales. Hoy está en juego la vida humana, la vida de muchas especies y la vida del planeta Tierra en su conjunto.

El sistema económico acumulativo, la industria de sobreproducción y el uso abusivo e indiscriminado de los recursos naturales, va en contra de la armonía con la Madre Tierra.

En Costa Rica, una vez llegado al Poder, durante años se ha incumplido con la ejecución de las propuestas programáticas planteadas en los planes de gobierno; supuestamente en favor de la Madre Tierra. Por ejemplo, en la administración 1994-1998, se derogan 18 artículos del Reglamento a la Ley de hidrocarburos; y en la administración 2006-2010 se declaró «de interés nacional» la destrucción del ecosistema en Crucitas; además del dragado del Río San Juan, que siendo una Cuenca Binacional debió contar con el aval de Costa Rica por su impacto ambiental en nuestro territorio.

Entre los temas prioritarios planteamos:

*La protección del agua como Bien Demanial del Estado y derecho humano.

*El calentamiento global y la crisis climática.

*La exploración y explotación de gas y la minería a cielo abierto.

*El uso de transgénicos y la protección de las semillas criollas.

*El uso de agrovenenos que afectan la salud humana, del agua y de los suelos. *Los monocultivos de piña, banano, palma africana, cítricos, café, melón y sandía, entre otros.

*La ganadería extensiva.

*La generación de Energía Geotérmica en Parques Nacionales.

*La soberanía alimentaria y el uso diversificado de la tierra.

*Las regulaciones para el transporte con hidrocarburos, público y privado.

*La protección de los Parques Nacionales y la asignación de su presupuesto.

*Las zonas protegidas, amenazadas por las embotelladoras de agua.

*La ausencia de Planes Reguladores que produce un desarrollo inmobiliario descontrolado.

*La industria y el consumo excesivo de plástico.

*La ausencia de la Educación Ambiental en nuestro Sistema Educativo.

Todos los temas mencionados están entrelazados de muchas maneras.

Es indispensable conocer la trayectoria y la posición de las candidaturas sobre estos temas, más allá de lo consignado en los programas de su partido.

Agradecemos su atención.

*Carlos Manuel Muñoz (Naranjo)

*Claudio Enrique Monge (San Isidro de Heredia) *Edison Valverde (Pasoancho)

*Giovanni Beluche (La Unión)

*María Rebeca Álvarez (Naranjo)

*Ronulfo Morera (Mora)

Correo electrónico: camaj14@gmail.com

Teléfono : 8835-9895

«Los océanos en la lucha contra el cambio climático»

Comunicado de prensa

SURCOS comparte la siguiente información:

  • El océano juega un papel fundamental en la regulación del clima de la Tierra.
  • Los océanos absorben el 90% del calor extra de la atmósfera, retrasando el impacto total del calentamiento global.

San José, 22 noviembre 2021. Durante unos 10 mil años el planeta se mantuvo con temperaturas estables, lamentablemente en una sola vida las acciones del ser humano han calentado el planeta en más de un grado, lo cual es aumento crítico para el equilibrio de la Tierra y la salud de las formas de vida que lo habitan.

Los océanos cubren cerca del 70% de la superficie de la Tierra y desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima mundial, así como en la provisión de agua a las zonas costeras, alimentos, el turismo, el comercio y el transporte. Más del 90 % de todo el calor extra de la atmósfera, producto de las emisiones de gases efecto invernadero, es absorbido por los océanos, con implicaciones que hasta ahora se están empezando a entender. 

Además, en los océanos ocurre la captación del 30% del carbono proveniente de las emisiones del dióxido de carbono (CO2). Estas emisiones se producen cuando quemamos petróleo, gas y carbón, o destruimos los bosques. Según el análisis del Foro Económico Mundial llamado el Futuro de la Naturaleza y los negocios, el sistema de producción alimentaria y uso de la tierra y de los océanos, ocasiona más efectos negativos que su aporte a la economía, se ha calculado que este sistema alcanza los USD 12 trillones, excediendo su contribución al Producto Interno Bruto Mundial.

¿Por qué nos debe preocupar esta situación? 

A medida que el océano sufre por el calentamiento global, la vida marina puede enfermar o incluso morir. Los arrecifes de coral dependen de una simbiosis con algas que les proporcionan alimento, por medio de la fotosíntesis. En aguas muy calientes el alga no produce alimento, muere y causa lo que se conoce como el blanqueamiento de corales. Los arrecifes proporcionan refugio, alimento y un espacio para la reproducción del 25% de todas las especies marinas incluyendo peces de importancia económica, crustáceos (como los camarones, langostas y cangrejos) entre otros. El deterioro de éstos y la gran biodiversidad asociada es un problema muy grave a nivel mundial. 

La explotación insostenible de los recursos marinos, más los efectos del cambio climático, generan impactos acumulativos que debilitan la capacidad del océano para continuar brindando todos estos servicios.

Catalina Molina, bióloga de FAICO, Amigos Isla del Coco, afirma “nos preocupa esta situación, por eso hemos impulsado la propuesta para aumentar la protección de las áreas alrededor de Isla del Coco y los Montes Submarinos, mediante un proceso que es liderado por el Estado y es apoyado por diferentes actores sociales y científicos”.

Según la ciencia ha demostrado, las áreas marinas que son protegidas son excelentes para obtener un triple beneficio: la protección de la biodiversidad, la producción pesquera y la mitigación del cambio climático. Además, las redes de áreas marinas protegidas bien integradas, y donde se manejen las presiones, pueden aumentar la supervivencia de las especies al permitirles moverse a lo largo de todo su rango de acción.

La bióloga de FAICO, comenta “todas y todos tenemos un rol que cumplir para aportar en las soluciones frente al cambio climático. Tenemos que asumir la responsabilidad de informarnos acerca de cómo nuestras acciones cotidianas y las políticas que escuchamos y decidimos apoyar o prestar nulo interés, afectan el bienestar del país, del planeta y de toda la humanidad”.

Hace pocos días, el futuro de los océanos jugó un rol fundamental dentro de las negociaciones de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).  En la conferencia se enfatizó en la necesidad del trabajo colaborativo, la investigación y la búsqueda de soluciones que garanticen un océano saludable, resiliente y biodiverso para las próximas generaciones.

Adjuntamos el siguiente enlace con declaraciones de Catalina Molina, Bióloga de FAICO, Amigos Isla del Coco. Además, una carpeta con fotografías y videos. https://drive.google.com/drive/folders/1OOGyzQ3zX1k0yobJgxs0h9Or4UU_X1X9?usp=sharing

Asociación Madre Tierra: “El derrame de petróleo es un problema para el planeta”

SURCOS comparte la siguiente información:

El Msc Cristóbal Pérez que pertenece a la asociación sin fines de lucro “Madre Tierra”, hace llegar una información proveniente del periódico El País y teleSURtv.net sobre el daño que provoca el derrame de petróleo para el planeta. Nuestra Madre Tierra, ha enfermado severamente debido a la producción y distribución de hidrocarburos, petróleo, gas natural, carbón mineral. También el gas metano es un gran contaminante que contribuye al calentamiento global. 

Según lo que se plantea en la nota Planelles (2021) pese a los esfuerzos que se han hecho en la lucha contra el cambio climático, reducir el impacto del efecto invernadero en la atmósfera ha sido el reto más grande para la sociedad y las personas que habitamos en este planeta, pese a que bosques y árboles contribuyen a mitigar esos gases no son suficientes, por lo que la temperatura global podría seguir subiendo. 

Otra problemática que causa preocupación son los derrames de petróleo en las costas, ya que muchas especies habitan en los mares, además de los efectos nocivos que generan para la salud de las personas. 

La Asociación Madre Tierra respetuosamente insta a todos los congéneres y ciudadanos a sumarse a la más grande y noble de todas las luchas: la que se emprende por buscar un desarrollo sostenible y sustentable con la naturaleza, la vida, los ecosistemas, el ambiente. 

Esta es la más importante y trascendental de todas las luchas contemporáneas. La invitación es para que todas las personas puedan sumarse a esta gran empresa humana para entregar a las generaciones venideras un planeta vivible.

Adjuntamos algunas fotografías en la siguiente galería, que se encuentran en teleSURtv.net sobre el derrame de petróleo en California, Estados Unidos:

 

Enviado a SURCOS por Alberto Salom.

Fuentes Bibliográficas:

Planelles Manuel (25 Oct 2021). Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera marcan un récord pese a la pandemia. Periodico El País. Recuperado de: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/cambio-climatico/2021-10-25/las-concentraciones-de-efecto-invernadero-en-la-atmosfera-marcan-un-nuevo-record-historico.html?ssm=IG_CM

teleSURtv.net (7 octubre 2021). Así es el derrame de petróleo en las costas de California EE.UU. Recuperado de: https://www.telesurtv.net/multimedia/galeria-derrame-

La Movida Global por los Ríos y los Pueblos frente al mito de la hidroelectricidad como energía “limpia y sostenible”

Alberto Gutiérrez Arguedas[1]

Entre los días 7 y 24 de setiembre de 2021 se llevó a cabo el Congreso Mundial de Hidroelectricidad; en principio, Costa Rica iba a funcionar como sede del Congreso, sin embargo, finalmente el mismo se desarrolló de manera virtual. Dicho evento es organizado por la Asociación Internacional de Hidroelectricidad (IHA), una agencia que representa y reúne a diferentes actores de la industria hidroeléctrica global, cuyo principal objetivo es promover e impulsar el desarrollo de este tipo de energía alrededor del mundo. De acuerdo con la página web oficial, el Congreso “reúne a líderes intelectuales, responsables de la toma de decisiones e innovadores de todo el planeta”, los cuales “explicarán por qué es urgente realizar inversiones en este momento para desarrollar la infraestructura energética inteligente, resistente y limpia del futuro”. Además de ser un espacio de reunión y articulación de gobiernos, empresas, grandes ONG y organismos internacionales, el Congreso tiene como propósito hacer propaganda y dar legitimidad ideológica a la industria hidroeléctrica, la cual es promocionada como una fuente de energía “limpia y sostenible”, en el contexto de la crisis climática. Las propuestas y perspectivas de este sector quedaron plasmadas en un documento titulado la “Declaración de San José sobre Hidroelectricidad Sostenible”.

No es casualidad que Costa Rica haya sido propuesta como sede de este evento. En las últimas décadas este país ha ganado notable visibilidad y prestigio internacional como un supuesto ejemplo en materia de gestión ambiental y sustentabilidad, dentro del cual ocupa un lugar central el tema energético. Para ser más precisos, Costa Rica se ha convertido en una vitrina mundial del capitalismo verde, el cual podemos definir como una corriente o paradigma de pensamiento ambiental que busca hacer compatible la cuestión ecológica con la economía de mercado capitalista. Según esta perspectiva, es posible proteger el ambiente y revertir la crisis climática sin cambiar el modelo de desarrollo dominante, que tiene como fundamentos la acumulación de capital, el crecimiento económico ilimitado y la privatización de bienes públicos y comunes. Los agentes detrás de este discurso son los mismos que se reúnen en este Congreso: organismos internacionales, think tanks, gobiernos nacionales y asociaciones de negocios, los cuales han logrado exitosamente desviar la atención de las verdaderas causas y responsables de la crisis climática y ecológica, a través de conceptos de moda y sin rigor científico, como “desarrollo sostenible” o “crecimiento verde”.

Desde la perspectiva del capitalismo verde y el ambientalismo de mercado, se habla de energías “limpias y sostenibles” como sinónimo de energías renovables, es decir, aquellas que no provienen de combustibles fósiles. Esta es una definición bastante imprecisa, pues las energías renovables también pueden provocar impactos sociales y ambientales negativos, como lo es el caso de la hidroelectricidad. Tal como consta en una amplia documentación a nivel mundial, las represas hidroeléctricas han provocado graves daños socioambientales, entre los que se puede mencionar: modificación abrupta en los caudales, sedimentación, pérdida de biodiversidad, contaminación del agua, desplazamiento de comunidades, pérdida de tierras para uso agrícola y pesquero, acaparamiento y privatización de las aguas, entre otros. Inclusive, contrario a lo que se pensaba hasta hace poco, se ha observado que los embalses hidroeléctricos contribuyen al calentamiento global, debido a la emisión de gases de efecto invernadero, sobre todo metano, mucho más potente que el dióxido de carbono. Para completar el cuadro, en muchas ocasiones el impulso de proyectos hidroeléctricos ha venido acompañado de represión, persecución e inclusive asesinatos de activistas ecologistas y comunitarios/as que defienden sus ríos y sus territorios. Por lo tanto, está muy lejos de ser una energía verdaderamente limpia.

En el caso de Costa Rica, el país se ha posicionado en la última década como un “referente” en esta materia debido a que posee una matriz de generación de energía eléctrica basada mayoritariamente en fuentes renovables, en donde ocupa un lugar central la hidroelectricidad. Si bien las represas han jugado un papel importante en la vida nacional, el cual es justo reconocer, también han provocado una serie de impactos socioambientales negativos, que han suscitado la conformación de una multiplicidad de resistencias comunitarias y de un movimiento social en defensa de los ríos a escala nacional. Además del daño que este tipo de obra provoca sobre los ríos, ecosistemas y sobre las estrategias de reproducción de la vida en las comunidades, en Costa Rica las represas hidroeléctricas han sido un botín a partir del cual un conjunto de empresas privadas se han asegurado negocios millonarios, provenientes de una masiva transferencia de recursos públicos. Desde las leyes de cogeneración de los años 1990 hasta la fecha, la presión privatizadora ha sido constante, como lo podemos ver actualmente a través del trámite de varios proyectos de ley impulsados por el gobierno, que buscan ampliar los privilegios al sector privado en este campo (expedientes No. 22.601 y 22.606), poniendo en riesgo un sistema eléctrico nacional público y de acceso casi universal, construido a lo largo de décadas. Por lo general, el discurso de las energías “limpias y renovables”, a nivel nacional e internacional, viene de la mano con una perspectiva privatizadora.

Frente a esta coyuntura, se ha conformado la Movida Global por los Ríos y los Pueblos, una iniciativa surgida desde un conjunto de organizaciones y movimientos socioambientales, tanto de Costa Rica, como de otros países de Centro, Latinoamérica y el resto del mundo, como una respuesta crítica al Congreso Mundial de Hidroelectricidad. El principal objetivo de la Movida ha sido denunciar y visibilizar la injusticia socioambiental que caracteriza a la industria hidroeléctrica global, así como problematizar el discurso tendencioso e incoherente de la hidroelectricidad como energía “limpia y sostenible”, tal como ha sido planteado desde el capitalismo verde. Para ello, durante las últimas semanas se han facilitado espacios de encuentro e intercambio de experiencias y conocimientos en relación con este tema, desde la perspectiva de los pueblos que defienden sus ríos y/o que han sido agraviados por este tipo de proyectos. Al calor de la Movida, se han compartido y socializado una gran cantidad de materiales, tanto escritos como audiovisuales, los cuales nos relatan, desde diferentes partes del mundo, cómo las represas hidroeléctricas han provocado graves secuelas en sus territorios y sus comunidades, a partir de las propias voces de sus protagonistas.

Asimismo, más allá de las luchas en defensa de los ríos y los territorios frente al extractivismo hidroeléctrico, a través de la Movida se ha procurado abrir un diálogo y una reflexión alrededor de la posibilidad de construir alternativas de producción y gestión de la energía, desde la perspectiva de los bienes comunes. Frente un problema tan grave y complejo como la crisis ecológica y climática, las energías renovables podrían representar una valiosa alternativa, sin embargo, esta se torna insuficiente –e inclusive, contraproducente- si no se revisan al mismo tiempo el modelo de desarrollo, los patrones de consumo y las relaciones de poder dominantes, que han colocado al planeta y la humanidad en riesgo. Una transición energética verdaderamente justa no se trata solamente de sustituir fósiles por renovables, sino que implica otras formas de organizar, producir y consumir energía, menos oligopólicas y más comunitarias, menos consumistas y más modestas.

Si desea informarse o participar en la Movida Global por los Ríos y los Pueblos, puede buscar la página de Facebook (https://www.facebook.com/movidaglobal/).

[1]Geógrafo, docente e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR).

DE LO HUMANO E INHUMANO EN LA PANDEMIA

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (11)
Tercera época

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Contra toda opinión, presuntamente racional e incluso emotiva, alguna gente (no mucha, probablemente) habría pensado que, ante un peligro tan inminente y cierto de aniquilación para la humanidad entera, o al menos como una amenaza potencial de muerte para los individuos de la especie, como es lo que viene sucediendo en el caso de la presente pandemia del covid 19, lo que hace entrar en pánico a algunos sectores de la población, tendríamos una actitud generalizada ante los desafíos de la lucha cotidiana por la existencia entre los propios seres humanos que implicaría un importante cambio: la posibilidad de que en vez de adoptar, de una manera reiterada, la consabida tonalidad de la feroz lucha por sobrevivir, e ir mucho más allá, acumulando poder y riquezas, se daría algún tipo de impasse que abriría las puertas a la cooperación, la solidaridad y la protección hacia los más desfavorecidos de la fortuna. La verdad es que nada de esto ha ocurrido, y el sólo hecho de mencionar esa posibilidad haría sonreír a muchos, corriendo el riesgo quien así piense de ser tratado cuando menos de ingenuo e inocente, por no mencionar los innumerables epítetos a que tal enunciación podría dar lugar. En síntesis, los límites entre lo racional y lo meramente instintivo no han sido transpuestos, dado que seguimos aferrados a una racionalidad meramente instrumental, aunque acentuada con un importante componente instintivo. El utilitarismo mercantilista viene a ser más poderoso que cualquier otro tipo de consideración, a lo que se añade el llamado altruismo genético que lleva al individuo a proteger únicamente a aquellos que tienen sus mismos genes.

Por otra parte, cabe afirmar que la convivencia entre la especie humana, individual y colectivamente considerada, y el resto de la naturaleza, si damos una mirada ligera al horizonte histórico de nuestro tiempo, se encuentra en muy malos términos. Estamos ante un fatal desencuentro que la mayor parte de las gentes se rehúsan a mirar, o a considerar siquiera.

Buena parte de esta actitud tan generalizada, la de continuar en nuestra cotidianidad cómo si nada estuviera pasando, podría responder a mecanismos de defensa inherentes al ser humano y relativos a la propia estabilidad emocional, pero también a innumerables prejuicios, los que van desde motivaciones “religiosas” o políticas de las más variadas que conducen a rehusar un tratamiento determinado, aunque en otros casos a negar la existencia de una crisis ambiental como la que enfrentamos a escala planetaria, algo que podría estar implicando la lenta consumación de un suicidio colectivo, claro que como un acto del que no se tiene conciencia.

El priorizar el crecimiento económico y el aumento de la producción de bienes y servicios, sin entrar en otro tipo de consideraciones podrían estar llevándonos al abismo, de una manera mucho más acelerada de lo que pudiéramos imaginar. Tal es el caso del llamado calentamiento global y su relación con la intensa deforestación de las décadas más recientes (Bolsonaro y sus amigos en Brasil), la contaminación de los mantos freáticos y del agua de los ríos que amenazan las reservas de este líquido destinadas para el consumo humano presente y futuro. Los tiempos decimonónicos del novelista francés Julio Verne (1828-1905), quien en sus “Veinte mil leguas de viaje submarino”, a través de su personaje el Capitán Nemo, nos hablaba de los inagotables recursos de los mares, son sólo ya un lejano recuerdo.

Las imposibles discusiones entre las más diversas gentes y los encrespamientos de la atmósfera social, cada vez más frecuentes y revestidos de una complejidad creciente a medida que se prolongan la llamada pandemia y sus efectos se tornan más visibles, pero sobre todo porque da la impresión de ser un fenómeno de naturaleza patológica que al parecer llegó para quedarse, con el agravante de que el virus registra numerosas mutaciones lo que hace más complejo producir inmunidad, precisamente por esa condición del tantas veces mencionado agente patógeno.

Convendría recordar al respecto, y a propósito de las discusiones sobre los alcances y posibilidades de la llamada “vacunación”, como un evento que podría no serlo en estricto sentido, algunas consideraciones al respecto del doctor Juan Jaramillo Antillón ( LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS MODERNO Editorial Universidad de Costa Rica San José CR 2000), cuando nos recuerda que “Con el descubrimiento del antibiótico penicilina, el mundo médico se llenó de un optimismo desbordante y llegó a opinar que la era de las infecciones se había acabado y, poco a poco, todas las bacterias patógenas serían destruidas por los nuevos descubrimientos. Olvidaban que las bacterias son los seres vivos más viejos existentes y que conviven con el hombre en su intestino, alimentándose ahí y, a su vez, ayudan a este ser a sobrevivir. Ellas participan en la producción de diferentes elementos esenciales como la vitamina B 12, otras vitaminas y enzimas digestivas para metabolizar alimentos; aparte de combatir bacterias extrañas cuando son ingeridas, colaboran los mecanismos inmunológicos defensivos a nivel linfático de la pared intestinal. Hoy no solo las bacterias no han desaparecido, sino que estas y los virus no responden en muchos casos a los antibióticos. Por otro lado, las bacterias anteriormente susceptibles de destrucción por antibióticos simples se han hecho resistentes como es el caso de los estafilococos, el enterococo, las neisserias, el haemophilus influenzae y otros más; con ello, están provocando gran morbilidad y mortalidad en personas y niños infectados. Posiblemente, la causa fundamental de esto sea el uso abusivo y descuidado de antibióticos, que se emplean para combatir gripes e infecciones simples y, como resultado ello, aparecen las resistencias. Los antibióticos están siendo dados a los animales como los pollos y el ganado de engorde para aumentar su crecimiento, pero, a la vez, al ser ingeridos por las personas están sustancias les crean resistencia o contribuyen a producir alergias” (op.cit p 55). Es decir que la ciencia por un lado ha puesto límites o ha amenazado a los agentes patógenos más diversos, por el otro ha creado resistencia a nuevos tipos de virus, muchos de ellos resultado de las constantes mutaciones que se producen en la naturaleza, razón por la que: “Como corolario de este problema entre seres humanos y bacterias, debemos tener en cuenta que a menos que nos ataquen produciendo enfermedades, debemos tratar de convivir con ellas en nuestro interior y en el ambiente. En este caso, nos usufructúan y nosotros las necesitamos para diversos procesos necesarios para sobrevivir. Lo anterior es un fiel ejemplo de cómo el hombre descubre y crea sustancias salvadoras y a la vez en poco tiempo estas se convierten en un arma de doble filo. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta en Estados Unidos, 50 millones, de las 150 millones de recetas hechas para antibióticos en ese país, eran innecesarias y contribuyeron a la aparición de resistencias” (Jaramillo Antillón, op.cit).

Es probable que la solución a la presente crisis sanitaria pase por la vacunación voluntaria, asumida en el sentido de la naturaleza experimental de un procedimiento al que hubo que acudir para evitar mayores males en lo inmediato, dejando de lado las posturas o teorías de la conspiración que no hacen más que agravarla. Seguirá existiendo el problema del acceso de los “no vacunados” a ciertos espacios públicos, y la interminable discusión entre la ética utilitarista de algunos, en este caso los que rechazan ese procedimiento y una que busque ocasionar el menor mal posible, siempre en el entendido de que existe un potencial riesgo de ser afectado por el agente patógeno causante de esta crisis, la primera en la historia de la humanidad con estas dimensiones tan aterradoras.

Donald Trump: Palabras; Joe Biden: Acciones Bélicas

Lic. José A. Amesty R.

  • A pesar de su fama de terrorífico y belicoso, Trump ha sido el único presidente en varias décadas que no ha iniciado una guerra.

Biden tiene una larga carrera política, de apoyo a las guerras de los Estados Unidos, desde la invasión de Irak en 2003, a la prolongada ocupación de Afganistán.

  • Trump, vociferó la creación de un muro en la frontera mexicana, para erradicar la migración.

Biden, durante su campaña política, no hizo ninguna propuesta política concreta, para poner fin a las guerras interminables.

  • Donald, cree que se pueden deportar a 11 millones de inmigrantes. “Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.

Biden, apoyó la guerra en Yemen, durante la administración de Obama.

  • Trump, cree que el cambio climático es una mentira.

Biden cuando fue Senador, votó para autorizar la invasión a Irak y propuso dividir Irak en tres regiones separadas, basadas en la identidad étnica y sectaria.

  • Trump, se burla de los inmigrantes y las personas gordas. “Un muro en la frontera con México, nos ahorraría muchísimo dinero”.

Biden está recurriendo a los halcones favorables a las guerras, de la era de Obama para conformar su gabinete actual.

  • Donald, cree que nunca se equivoca.

Joe, actualmente más de un tercio, de su equipo de transición en el Pentágono, tiene como el empleo más reciente, a compañías que son financiadas por la industria armamentística o son directamente parte de esa industria bélica.

  • Trump, cree que le ganaría a China, “¿Cuándo fue la última vez que alguien vio ganarle, digamos, a China, en un acuerdo comercial? Nos matan. Yo le gano a China todo el tiempo. Todo el tiempo”.

Biden, las compañías de las que se nutre, tienen antecedentes comprobados de haber impulsado guerras y nuevos sistemas de armas, como los drones asesinos.

  • Trump, “¿Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su esposo, qué la hace pensar que satisfará a EEUU?”.

Biden, con Obama a su lado, intervino en Libia, impulsó la criminal guerra del Yemen, continuó la ocupación de Afganistán, apoyó al golpe de Estado en Honduras.

  • Donald, “Mis dedos son largos y bellos, como se ha documentado muy bien sobre otras partes de mi cuerpo”.

Joe, ahora, se está rodeando del mismo equipo de asesores y consultores, que ayudaron a embarcar a Estados Unidos en guerras sin destino.

  • Trump, “Lo bello de mí es que soy muy rico”.

Biden, fue uno de los cerebros de las políticas que se impusieron en Colombia, como fue el Plan Colombia, y toda la visión contrainsurgente ligada en ese plan.

  • Donald, “Nueva York está congelada y llena de nieve, necesitamos calentamiento global”. “El concepto de calentamiento global, fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva”.

Joe, durante su gobierno con Obama, proclamó la paz y la democracia, pero detrás de ese mensaje de paz, detrás de ese mensaje de democracia, se impulsaron confrontaciones militares abiertas; a pesar de su mensaje de paz, de su premio de paz, desarrolló confrontaciones militares en todo el mundo.

En resumen, ex funcionarios militares y operativos políticos, señalan que las palabras de Trump, no coinciden con sus acciones, como una de las principales razones por las que los militares acudieron en masa al candidato demócrata; y en sus palabras hay en muchas ocasiones: desconocimiento, racismo, xenofobia, burla, ingenuidad, orgullo, prepotencia, entre otras.

Y en relación a Joe Biden, quien todavía no asume la presidencia, pero sabe de los entretelones (y las cloacas) del imperio, declaró recientemente que, con él al frente, Estados Unidos está “listo para liderar al mundo y no retirarse, para volver a sentarse a la cabeza de la mesa, listo para desafiar a nuestros adversarios…”.

Biden, quizás quiera enmendar su impronta guerrera, anunciando recientemente colocar el combate contra el cambio climático en su agenda de prioridades.

Por esto, quisimos hacer mucho énfasis en el carácter guerrerista de Joe Biden y sin querer justificar a Trump. En lenguaje popular, Trump: bocón, jetón, Biden: de armas tomar.

 

Imagen tomada de la BBC.

ANEP se solidariza con la acción global por el medio ambiente

La crisis climática, consecuencia directa del modelo de producción extractivista, basada principalmente en el uso de combustibles fósiles y del consumo globalizado actual, pone en riesgo la supervivencia humana y la de un gran número de otras especies y ecosistemas, afectando especialmente a las poblaciones más empobrecidas y vulnerables.

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Crisis Sistémica y Cambio Climático

  • IPCC señala en su reciente informe que se necesitan cambios de gran alcance
  • Experto salvadoreño en Cambio Climático visita Costa Rica

Crisis Sistemica y Cambio Climatico

FECON, 9-10- 2018. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) emitió el pasado 8 de octubre su último informe en el cual asegura que “Para limitar el calentamiento global a 1,5 °C se necesitarían cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”.

El informe especial del IPCC sobre el calentamiento global se respalda en más de 6000 referencias de investigaciones de 133 autores y científicos de 40 países distintos, asegura que el planeta ya está sufriendo consecuencias de un calentamiento de 1°C. Entre estas: condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un menguante hielo marino en el Ártico.

Entre las alarmas que lanza este informe destaca que los arrecifes de coral disminuirían entre un 70% y un 90% con un calentamiento global de 1,5°C, mientras que prácticamente todos ellos (> 99%) desaparecerían con uno de 2°C.

En el informe se señala que para limitar el calentamiento global a 1,5°C se necesitarían transiciones «rápidas y de gran alcance» en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades. Sería necesario que las emisiones netas globales de dióxido de carbono (CO2) de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010.

Al mismo tiempo el Dr. Ricardo Navarro, experto en ciencias climáticas, visita el país y dará una conferencia abierta este jueves 11 de octubre, a las 4:30 PM en la casa Claretiana de Ejercicios Espirituales, en San Francisco de Guadalupe. Desde la Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza invitamos a este espacio.

Contacto:

Mariana Porras, Coecoceiba Amigos de la Tierra, teléfono: 83022360

Henry Picado Cerdas, FECON, teléfono 87609800

 

Notas:

1) Global Warming of 1.5 °C: http://www.ipcc.ch/report/sr15/

 

 

Enviado por FECON.

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Cambio climático: una reflexión obligada

Dennis Cabezas Badilla

Recurso hídrico
Imagen con fines ilustrativos.

 

El cambio climático, con su efecto principal: el calentamiento global, conforman el problema ambiental más grave y por lo tanto de urgente resolución al que nos enfrentamos los seres humanos en esta época de nuestra historia.

La capacidad de destrucción de esta situación es de una magnitud inimaginable en razón de sus devastadores efectos contra la sobrevivencia del ser humano. Algunos ubican su peligrosidad en sus afectaciones al medio ambiente, pero lo cierto es que a través de la historia de la humanidad han existido “cambios climáticos” cuyos efectos variaron radicalmente el medio ambiente, aun así el ser humano continuó su desarrollo.

Esa pasada situación, dado el grado máximo de desestabilización de los factores climáticos y la agresividad de sus resultados, parece lejana de repetirse; por eso es que afirmamos que el mayor peligro al que nos estamos enfrentando es la desaparición de la raza humana y de todo ser vivo, elementos que se pensaban como suposiciones sin sentido alguno, hoy las podemos ver en la realidad: hambrunas; desintegraciones poblacionales; cambios radicales en la conformación del clima, los recursos hídricos, etc. Ya dan evidencia cierta de que el ser humano se enfrenta a su extinción.

Pero, por otra parte, el calentamiento climático es efecto y no causa: síntoma de males y trastornos que tienen raíces más profundas. La acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera resulta de los impactos humanos sobre el territorio (“cambios de usos del suelo”) y la quema de combustibles fósiles. Es nada menos la base energética de la sociedad industrial, y sus formas de ocupación del territorio, lo que está en cuestión. Se hace urgente modificar el sistema de producción, transporte y consumo que hoy es ya insostenible y cambiarlo por un modelo productivo industrial y agrícola y unos modos de movilidad sostenibles, a la vez que avanzamos en el ahorro de energía y recursos. Debemos apostar por el desarrollo ambientalmente sostenible y socialmente justo.

Por lo antes expuesto es que se hace absolutamente imprescindible una acción rápida, concertada planetariamente y cuyo resultado sea el logro y ejecución de acuerdos en la forma más rápida posible.

Asumir un cambio de conducta, desde la práctica personal hasta la conformación de una nueva ética empresarial, política y comercial, provista de principios y valores que sobrepongan, ante cualquier otro interés, el interés superior de la vida humana, de las personas en toda la inmensa dimensión de su integralidad.

Debemos reconocer, todos los actores, que el actual modelo de explotación, consumo y acaparamiento de riqueza es el gran culpable de la crisis que nos confronta. Es este perverso modelo, propio de la sociedad industrial de los países desarrollados el que ha provocado este catastrófico choque; tenemos que poner freno en raya a tales desmanes, reiterando que, a partir de nuestra propia individualidad, debemos combatir el consumismo superfluo y el dejarnos arrastrar por la magia publicitaria que nos dibuja como seres exitosos, cuando lo que estamos haciendo es sostener y dar vida a ese modelo anti-natural y destructivo, orientado a la excesiva producción y al consumo sin razón.

Hagamos un alto…pero ya, una actuación conteste con nuestras responsabilidades hacia el futuro de la raza humana es de obligada ejecución, dejemos el lamento improductivo y pasemos a la acción vital, frente a quien sea, incluso frente a nuestras propias ambiciones; de lo contrario en un futuro, por cierto muy cercano, estaremos lamentando, echándole la culpa a otros, nuestra propia extinción.

 

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