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Etiqueta: cambio

UCR: Cambio climático influye drásticamente en la propagación de enfermedades como la malaria y el dengue

El incremento de lluvias y los cambios de temperatura favorecen la reproducción de mosquitos transmisores de enfermedades como Dengue y Malaria (foto con fines ilustrativos)

Expertos de Costa Rica analizaron la relación entre el ambiente y la salud en el marco de AmeriGeo 2023

Varios expertos del mundo se reúnen en la Universidad de Costa Rica para analizar datos y temas transcendentales sobre el futuro del planeta, en el marco del encuentro AmeriGeo 2023.

Este es el caso del Dr. Rodrigo Marín, director de Vigilancia de Salud de Costa Rica y la Dra. Adriana Troyo docente e investigadora de la Facultad de Microbiología de la UCR, quienes durante la ponencia Una Salud, explicaron cómo es que el cambio climático incide en la propagación de enfermedades y en el deterioro de la calidad de vida.

Ambos científicos analizaron la relación que existe entre el medio ambiente y la salud, desde una perspectiva en donde el cambio climático se constituye como una de las mayores amenazas para el bienestar del ser humano.

Durante su disertación, el Dr. Marín se refirió a cómo es que la salud está siendo y será afectada por los cambios de clima, a través de impactos directos como olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento del nivel del mar, e impactos indirectos como enfermedades de las vías respiratorias y las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y desplazamientos forzados.

El experto señaló que los cambios drásticos en las temperaturas han contribuido en las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo en los adultos mayores, así como con el aumento de la incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores (como la malaria y el dengue).

“El aedes aegypti que es el principal transmisor en Costa Rica anteriormente solo teníamos en las zonas de limón, en Guanacaste hoy prácticamente está en absolutamente en todo el territorio nacional. Y los principales depósitos tienen que ver con la destrucción del medio ambiente. Las llantas, los baldes, los tanques de almacenamiento de agua, plásticos, canoas y macetas” explicó el Dr. Marín.

Asimismo, agregó que la contaminación del aire a través de los aerosoles y alérgenos están relacionados con el aumento de las enfermedades respiratorias, y que el deterioro en la capa de ozono incide en los casos de cáncer de piel, y problemas dermatológicos.

El Dr. Marín también señaló que la reducción de los recursos hídricos influye en la disponibilidad de agua potable y en la eficiencia de los desagües, lo cual a su vez repercute en un aumento de incidencia de diarreas y enfermedades gastrointestinales.

En cuanto a seguridad alimentaria, el investigador señaló que el deterioro de la calidad y disponibilidad de alimentos en ciertas regiones repercute en materia de intoxicaciones, enfermedades carenciales y la desnutrición.

“En Costa Rica tenemos un serio problema, más en la zona norte y es el tema con mercurio, y también tenemos problema con arsénico, es decir varias de estas cosas también están en la palestra” añadió.

Por último, reafirmó que los cambios drásticos en las temperaturas han aumentado la reproducción, la resiliencia, y la distribución de enfermedades transmitidas por vectores (malaria y dengue), y que, a futuro, un aumento de uno o dos grados en las temperaturas podría provocar el incremento, en cientos de millones, por ejemplo, de los casos de dengue.

“Nosotros estuvimos eliminando la malaria en Costa Rica 2014 y 2015 y pensábamos que estábamos en la zona de confort sin ver el peligro estaba debajo. Así pasa, por ejemplo, con dengue. Nos pasamos unos cuantos años con unas cifras de dengue bastante bajas. En este momento tenemos un brote importante de dengue en Costa Rica tenemos cuatro serotipos y jugando a la vez y es importante también tenerlos presentes” explicó Marín.

Impacto del cambio climático en enfermedades transmitidas por vectores

La Dra. Adriana Troyo, docente e investigadora de la Facultad de Microbiología de la UCR puntualizó en cómo es que algunos efectos del cambio climático, como el calentamiento global, las lluvias y la variación de los ecosistemas pueden influir en que los vectores transmisores de enfermedades (como los artrópodos) se propaguen y con ellos también las enfermedades.

Desde su perspectiva, los cambios del ambiente son claves en materia de enfermedades como malaria y dengue, ya que pueden variar los ciclos de reproducción, el comportamiento, así como influir en la abundancia o disminución de los vectores.

En este sentido explicó que es vital contar con información de cada vector, para determinar su forma de vida y el período de tiempo que requiere cada patógeno para vivir dentro del vector y luego transmitirse. En su opinión, es allí donde el ambiente juega un papel trascendental, ya que el cambio de las temperaturas y las lluvias puede modificar el comportamiento y reproducción de los seres transmisores de enfermedades.

 “Por ejemplo, para mosquitos se sabe que a un poco más de temperatura, nos hace el ciclo de vida más rápido de los mosquitos, aumenta la reproducción y vamos a tener más mosquitos, y esto también nos modifica, la supervivencia, pero también el comportamiento, porque con temperaturas altas estos mosquitos tienden a picar más a ser más activos, tienen más actividad y esto también aumenta muchísimo la transmisión” explicó Troyo.

En cuanto a las lluvias, la experta aseguró que los cambios drásticos en la concentración de las aguas que caen y el efecto de la humedad, es un fenómeno climático que siempre va a estar relacionado a un aumento de casos de enfermedades transmitidas por vectores (malaria y dengue), ya que favorecen la reproducción, por medio de la aparición de nuevos criaderos.

Con respecto al cambio de los ecosistemas y la biodiversidad, la experta explicó que una perturbación al estado natural puede ser crítico dependiendo del vector, ya que puede provocar desequilibrios que favorecen la creación de reservorios para los patógenos, la creación de criaderos, la competencia entre animales depredadores, etc.

Por último, la investigadora destacó el papel de la tecnología y las soluciones de datos en materia de análisis y mapeo de vectores y transmisión de enfermedades.

Los sistemas de información geográfica son esenciales para poder hacer un mapeo de riesgos del vector, un mapeo de riesgos de la enfermedad, específicamente del sistema de alerta temprana y poder hacer predicciones o en sí, pues predicciones de lo que puede ocurrir con un aspecto de cambio climático, calentamiento global, etcétera. Entonces esto es lo que pueden utilizar de manera muy directa los programas de control de vectores. Y esta información sabemos que la podemos obtener de sistemas espaciales de tecnologías, obtener las variables de temperatura de uso de tierras, de población y otros más” expresó Troyo.

Además de esta charla sobre el dengue y la malaria, en el marco de Una Salud se trataron temas como: servicio de resiliencia para el calentamiento global; monitoreo de vectores en Uruguay; Casos de Dengue en Costa Rica; ciencia transdisciplinar en el nexo de clima, ambiente y salud; iniciativas de ambiente y salud en Chile; Salud urbana y calidad del aire en Latinoamérica, entre otros.

 

Tatiana Carmona Rizo

Fotógrafa Oficina de Comunicación Institucional, UCR

Células imaginativas y la transformación social

SURCOS presenta la siguiente información:

En el video que encontrarán a continuación en el canal de YouTube de SURCOS, se expone una reflexión sobre las células imaginativas y la transformación de una oruga en mariposa, esto como un proceso de cambio y del mismo modo, en la sociedad actual se da esa efervescencia evolutiva cuando hombres y mujeres se rebelan y luchan por un mundo diferente.

Adjuntamos el video y le invitamos a difundir:

Cuando la ilusión de progresismo no alcanza

Por Memo Acuña, (Sociólogo y escritor costarricense)

Muchas cosas faltaron en el acto de investidura de Joe Biden como el Presidente estadounidense #46 de la historia. Muchas. Otras irrumpieron en escena como mensaje directo y frontal: el discurso absolutamente doméstico y comprensible del presidente entrante, la referencia continua en la imagen televisiva a las banderas de Estados Unidos instaladas en la plaza del Capitolio, como símbolo de una audiencia que aplaudía, reverenciaba y hacía silencio al compás de las intervenciones en el estrado, el guiño de Jennifer lopez a la comunidad hispana con su brevísima frase en español clamando justicia.

La parafernalia del cambio tenía que ser contundente, rápida, apelando todavía a los efectos producidos por una aceitada industria cultural y su uso pragmático del espectáculo para transformarlo convirtiéndolo en el más significativo acto político y simbólico: el acto de credibilidad basado en el rigor de la música y el estruendo de los juegos artificiales.

El mismo día en que Biden se sentaba en la silla presidencial, emitía un conjunto de órdenes ejecutivas de impacto en materia migratoria: detener la construcción del muro fronterizo con México, iniciar un proceso de regularización y ciudadanización de más de 10 millones de personas indocumentadas durante los próximos 8 años, suspender la orden ejecutiva emitida durante la Administracion Trump en la que se endurecía la política migratoria al considerar prácticamente deportable toda persona indocumentada, reactivar la implementación del Programa de Acción Diferida para los llegados en la infancia (DACA) suspendido en la Administración anterior y eliminar el programa «Permanecer en México», que enviaba a ese país a toda persona solicitante de refugio.

Estas primeras ordenanzas se respaldaron en promesas de campaña en las que palabras más, palabras menos, el presidente demócrata se comprometía a desmontar toda la maquinaria de odio y discriminación hacia las personas migrantes instalada por Trump y sus correligionarios, cuyas cifras de comunidad alcanzan hoy la nada despreciable cantidad de 75 millones de seguidores en toda la unión americana, si se contabiliza el caudal electoral alcanzado en noviembre anterior.

Pese a la inmediatez de las órdenes ejecutivas emanadas en las primeras horas de mandato de la fórmula Biden-Harris, una política migratoria más amplia, conceptualizada ya como “integral, progresista y de avanzada” aguarda en espera de ser anunciada en los próximos días. Sin embargo, de nuevo la discusión política se anticipará a la razón humanitaria y la postergación de lo realmente necesario será una realidad.

Sobre Centroamérica, entre tanto, se ha establecido apoyar las causas estructurales de la migración e instalar centros de procesamiento en sus países para gestionar las solicitudes de refugio. Para la primera acción se presupuestaron 4.000.000 millones de dólares destinados a paliar las razones “subyacentes” mediante las cuales la gente sigue saliendo en colectivo y forzadamente de sus países.

Sin embargo, entre las tareas proyectadas se cruzan todavía enfoques basados en el esquema securitario que predominó en los últimos años. Si bien el anuncio de detener el muro fronterizo puede parecer un alivio, lo cierto es que todavía resta un segmento considerable de construcción encargada por Trump y sus aliados internos. El muro fronterizo en lo que toca a lo dispuesto por los contratos previos, no se termina hasta que se termine, a pesar de las disposiciones demócratas sobre el tema.  Se ha dicho además que Biden apelará (de nuevo) a la tecnología como recurso para la protección de la frontera con México y agilizar así los controles migratorios. Otra forma de continuar un muro, esta vez desde el vallado electrónico.

La disuasión y el control seguirán siendo verticales, con una participación mucho más protagónica de México y Guatemala en el control de las movilidades humanas, como se ha comprobado en las coyunturas recientes. Aún más, la propuesta de regularización para las más de 10 millones de personas indocumentadas indica que serán contempladas aquellas que llegaron a territorio estadounidense antes del 1 de enero de 2021, con lo cual se le asesta un golpe a aquellas personas centroamericanas que todavía transitan en colectivo y vía terrestre la región, con la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Dicho lo anterior, cualquier determinación medianamente distante a las emprendidas por la Administración de Donald Trump aparecerá como “progresista o integral”. La externalización de la frontera y las acciones de control y disuasión no son dimensiones transables para una industria que mueve millones de dólares anuales para resguardarse de sus “enemigos externos” incluídas las personas migrantes centroamericanas, el terrorismo y el narcotráfico.

El viernes 22 de enero el río Suchiate ubicado en la frontera entre México y Guatemala fue escenario una vez más de acciones de represión y disolución de grupos que han continuado su caminar pese a la violencia con que han sido abordados en su tránsito. Es decir, las personas continuarán saliendo de sus países si no se atacan las condiciones históricas de los proyectos de dominación de las élites centroamericanas, se elimina su tono racista, colonial y clasista y se construyen sociedades horizontales e inclusivas. Mucho de ese estado presente en los países centroamericanos ha tenido invariable e históricamente el sello del Departamento de Estado.

Al tiempo de la redacción y edición final de estas reflexiones, se anuncia el hallazgo de 19 cuerpos carbonizados en la zona de frontera entre México y Estados Unidos. Se presume que muchos de ellos son de origen centroamericano.  La maquinaria de la industria migratoria criminal y castigadora de las personas que se movilizan sigue su camino y no se detiene esperando que los vientos de cambio se terminen de instalar en la Casa Blanca.

Está por verse si la promesa de progresismo en materia de política migratoria en Estados Unidos cumple con el cometido de adecentar la atención hacia las personas centroamericanas que seguirán caminando, forzadas por las condiciones históricas y presentes en sus países de origen. De lo contrario, como tantos proyectos progresistas que se han visto pasar incluso en los mismos países centroamericanos, se convertirá en un fraude absoluto.

 

Foto: https://wradio.com.mx

Atisbo de la realidad post Covid-19

Hernán Alvarado

            Resulta paradójico el intento de descifrar una «nueva normalidad» que no es nueva ni normal. ¿Y cuál era la vieja normalidad? ¿Se trata de una palabreja más que pretende decir mucho y no dice nada? ¿Disimula acaso que la realidad de los más ricos nada tiene que ver con la de los más pobres? ¿Cambiará eso? Claro que no. En ese sentido, la «normalidad» anterior al Covid-19, a juzgar por la mayoría, refiere a una sociedad anómala, cada vez más inequitativa, injusta e insostenible.[1] En realidad, no se sabe en qué consiste la «nueva» normalidad, ni siquiera está claro cuándo terminará esta primera pandemia global. Aún así conviene buscar un hilo de luz utópica entre sus distópicas y despóticas posibilidades.

El rostro recortado

            La mascarilla, el escudo facial, el pañuelo o la bufanda, cubren el rostro de cada vez más personas en la calle, como ya se estaba volviendo hábito en los países del sudeste asiático. Agréguese anteojos oscuros y un sombrero para obtener un disfraz parapandémico. Parecen implementos necesarios, aunque no sea seguro cuánto contribuyen a mitigar el contagio, pues suponen buenas prácticas que son poco conocidas. No obstante, la máscara se está convirtiendo en símbolo de «responsabilidad individual», sobre todo para una política pública fallida que pretende lavarse las manos.

            Esa desaparición progresiva del rostro, siguiendo una intuición de Emmanuel Levinas (1906-1995) podría significar también el debilitamiento de la resistencia. Con su rostro tapado el otro obedece, arrebatándole su atuendo a los anarquistas, para quienes representaba rebeldía. El otro es ahora un peligro invisible e impredecible y sirve de pretexto para que los algoritmos y los modelos probabilísticos tomen la escena dictando los cursos de acción, como antes ya lo hacían las aplicaciones georeferenciadas. Hay que ver, por ejemplo, cómo tratan hoy las aerolíneas a sus clientes a través de los dispositivos móviles; cuidando su quebrantada rentabilidad, atrasan sus vuelos, cambian itinerarios y paradas a última hora, no devuelven el dinero de viajes truncados y no aceptan aplicarlos a otros. ¿Y el usuario? Bien, gracias, enmascarado y calladito sigue instrucciones en fila, a dos metros de distancia.

Un rostro en la arena

            Eso calza con la borradura del sujeto, tan propio de la post modernidad. Adiós al actor social, suplantado en adelante por un agente anónimo, sin arraigo ni historia, accesorio de la máquina y esclavo del sistema. Su narrativa errática e incoherente oscila entre el individualismo rapaz y la anomia, rayanas ambas en lo absurdo, a penas compensado por un consumismo voraz que amenaza la vida de la Madre Tierra. Michel Foucault (1926-1984) había intuido, muchos años atrás, que algo extraño podía suceder, puesto que ya había sucedido antes:

El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento. Y quizá también su próximo fin. Si esas disposiciones desaparecieran tal como aparecieron, si, por cualquier acontecimiento cuya posibilidad podemos cuando mucho presentir, pero cuya forma y promesa no conocemos por ahora, oscilaran, como lo hizo, a fines del siglo XVIII el suelo del pensamiento clásico, entonces podría apostarse a que el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro de arena.[2]

Una hipótesis radical

            El recorte del rostro propio y ajeno, su desvanecimiento masivo en el espacio urbano, tendrá impactos negativos sobre la subjetividad.[3] El otro se puede ir volviendo cada vez más abstracto, mirado de reojo por quien lo desconoce y le considera portador de la peste. El odio que destilan las redes sociales también indica ese vaciamiento de la humanidad del otro, al que se juzga in absentia, antojadizamente. ¿Será la venganza del «hombre masa» denunciado antaño por José Ortega y Gasset (1983-1955)?

            Estamos ante el triunfo del hemisferio izquierdo del cerebro cuya hegemonía progresiva, propiciada por la modernidad, podría ser la fuente, según MacGilchrits, del incremento de enfermedades mentales como esquizofrenia y autismo.[4] Las habilidades sociales dependen más bien de las facultades propias del hemisferio derecho. La comunicación, por ejemplo, depende mucho más de gesto y tono que de los mismos significantes que, no obstante, los transforma en signos. Aprendemos a ser humanos mirando el rostro de los cuidadores, verificamos los significados observando sus expresiones faciales. Basta notar que la risa es el feedback del sentido, tal como lo evidencian las bromas. Pero en pandemia la sonrisa queda confinada y, concomitantemente, el malhumor aflora y la violencia abunda.

            La «nueva normalidad» implica una comunicación reducida a significantes, con un impacto negativo sobre empatía y confianza, pues las máscaras nos aproximan más al robot que al animal, al programa más que al espíritu. Una comunicación empobrecida solo puede ser heraldo de una humanidad más pobre, en medio de su abundancia material. Peor aún, tras la mascarilla cuesta más hacerse oír y hacerse entender. Por lo demás, se le aconseja limitar su parloteo. Por ese camino, la persona quedará reducida al personaje abstracto del mercado, a vendedor o comprador, obsesionado con el cálculo de utilidades y atado al «lenguaje de las mercancías».[5] Puesto que el autoservicio tenderá a imponerse, ya no podrá hablar ni con los cajeros que también están siendo sustituidos por máquinas. De por sí que, como McGilchrits observa, el lenguaje sirve más para controlar que para comunicar.

De lo presencial a lo virtual

            El gran cambio que empuja la pandemia, consecuencia del enfoque que la OMS le ha imprimido, consiste en partir la realidad en dos. Esta resulta ser ahora bimodal, es decir, virtual y presencial. El mismo Coronavirus es más virtual que presencial, aunque sus efectos mortíferos sean tan reales como miles de cadáveres incinerados. Hasta hace poco la virtualidad era opcional y buena parte de la ciudadanía seguía ajena a las computadoras. En cambio, el uso de Internet durante esta crisis sanitaria ha aumentado, en promedio, alrededor de un 35%. El face to face disminuye mientras el screen to screen aumenta aceleradamente, cambio enorme que parece insignificante -nada más promisorio para una innovación.

            El teletrabajo y el teleaprendizaje enfrentaban prejuicios hasta en altas esferas académicas. Se había avanzado lentamente con reglamentos y protocolos.[6] Ahora se han convertido en modalidades indispensables por lo que medio mundo ha corrido a ponerse al día. En correspondencia, la brecha digital también ha quedado evidenciada y requiere ser cerrada cuanto antes. La «normalidad» que viene emergiendo implica, entonces, una digitalización y bancarización universales, escenario que iba a tardar mucho más.

            Una realidad virtual generalizada lo cambia todo. El capitalismo se volverá cada vez más automático, también más explotador, puesto que la computadora absorbe más tiempo que nada. A la vez será más volátil, más explosivo. Se puede vaticinar que sus crisis sistémicas serán cada vez más agudas y devastadoras. El teletrabajo aísla más o menos a la fuerza de trabajo, como la máscara al virus; así que puede aumentar su flexibilización y atomización.

            Sin embargo, también aumenta la conectividad virtual entre las personas, ya que el problema no está en el instrumento sino en el modo de usarlo. Esa tecnología también abre la posibilidad de un trabajo más colaborativo, más crítico y creativo, al conectar un cerebro con otros. Lo importante será aceptar que ella implica cambiar la estructura y dinámica de la organización, la tribu y el grupo, pues la cuestión seguirá siendo política: ¿cómo usar esta tecnología en red, para qué y al servicio de quién?[7]¿Servirá a la democracia cognitiva o a la manipulación mediática?

Entre el espanto y la ternura

            El manejo de la pandemia la ha convertido, como toda crisis, en un acelerador del cambio. ¿Cuál cambio? Quienes promueven la nueva normalidad celebran el retorno a lo mismo con gente más desconfiada, sometida e inmovilizada. Al decir de Franz Hinkelammert: «Cuando hoy se produce el infierno para la mayoría de la humanidad, hay otros que creen vivir en el cielo.» Sin embargo, al final todo dependerá de una conciencia social que escuche o no el llamado de supervivencia; el mandato de la vida que desemboca en el grito del sujeto. Premonitoriamente Hinkelammert alertaba sobre eso:

Se dice que en la Edad Media, y precisamente en el siglo XIV – después del estallido de la gran peste-, hubo fiestas en las cuales se bailaba hasta que el último estuviera arrasado por la muerte. Toda nuestra sociedad está bailando este baile. Hace falta interrumpirlo por lo menos un momento, para reflexionar, y ver si no es mejor enfrentar la peste para detenerla, en vez de seguir con este baile de muerte.[8]

            El avance tecnológico debe usarse para las mejores causas, más allá del enriquecimiento insaciable del 1% de la población. Pero, esa tecnología también puede ser fría y alienante, así que habrá que seguir defendiendo después cada abrazo, tanto como nuestro indispensable lazo con la trama de la vida.[9] De cierto modo, la humanidad seguirá viviendo, de aquí en adelante, al filo del abismo, «entre el espanto y la ternura».[10]

[1] El capitalismo salvaje deviene capitalismo suicida, será cuestión de tiempo, pues un crecimiento infinito en un planeta finito es sencillamente imposible, como insistía José Luis Sampedro (1917-2013).

[2] Foucault, M (1968) Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias sociales. Buenos Aires: Siglo XXI, p. 375.

[3] El concepto de «normalidad» ha sido cuestionado por casi toda psicología. En realidad, no soporta ni la primera pregunta: ¿qué diablos significa ser normal?

[4] MacGilchrist, I (2009) The Master and his Emissary. The divided brain and the making of the Western World. New expanded edition. New Haven and London: Yale University Press, chapter 12. Kindle, Loc 10255.

[5] Mencionado por Karl Marx (1818-1883) para aludir a la realidad fetichista del intercambio. Marx, K.(1980) El Capital. Crítica de la Economía Política. T I, V 1. México: Siglo XXI. 9ª, p. 63.

[6] En el 2019 se aprobó la Ley 9738 que regula el teletrabajo en Costa Rica, cuando ya lo hacían bajo esa modalidad unas 12,000 personas.

[7] No se consideran aquí los impactos sobre las comunidades rurales, donde todo lo dicho debe ser repensado pues posiblemente serán de los últimos bastiones de la resistencia contra la robotización del ser humano, amén de que garantizan la producción de alimentos y otros servicios ecosistémicos. Sobre sus realidades viene reflexionando para Surcos, entre otros, German Masís.

[8] Hinkelammert, F.J. (1998) El grito del sujeto. Del teatro-mundo del Evangelio de Juan al perro-mundo de la Globalización. San José: Editorial DEI, p.8.

[9] Hay una vislumbre esperanzadora en ElPaís.cr, del 3 de septiembre del 2020: Rafael Arias, «Bioeconomía: eje de la transformación productiva con equidad social y sostenibilidad ambiental».

[10] Según el dilema que plantea una canción de Silvio Rodríguez.

Imagen: Guayasamín y el abrazo

El Sistema Capitalista muere ante nosotros

Por José Rafael Quesada

La gran mentira del sistema es un texto de Silo, Madrid, 1993, justo en la época que estaba enviando las «Cartas a mis amigos», en que casi gritaba «… Todo está montado para las cúpulas, para las dirigencias, para los privilegiados, para un mísero 1% de la sociedad en el mundo. Creemos que es imperioso darle la vuelta a esto para que todo esté al servicio del pueblo, de la totalidad de la gente…”; dónde casi se refiere a esta época y lo calcaría con algunas pequeñas variantes después de 30 años de caída del socialismo y 27 años de proceso.

En estos días de corre y corre (casi todos entre la cocina y la sala), surgen las aves negras del capitalismo a defender el sistema a ultranza y gritos, los vemos desenfundar la lengua en las redes, los medios y las conferencias virtuales

Pero también vemos (en medio de la aplicación de cierres, cuarentena y datos estadísticos), la proliferación de engaño a la prensa y noticias falsas desde todos los bandos y ubicaciones «ideológicas», más mentiras…, porque ya lo hemos dicho los humanistas con Silo a la cabeza, también la izquierda es mentirosa.

Sea entonces, hace 30 años con la mirada desencajada, vimos las banderas agujereadas de las multitudes exigiendo cambio y luego los anuncios de la caída de los regímenes socialistas de casi todo el mundo y luego los anuncios victoriosos de los capitalistas celebrando la derrota unánime de la otra cara del sistema.

Y las dirigencias de la izquierda mundial, sin poder decir «esta boca es mía», inerme ante esa crucial derrota.

Y prácticamente sin sangre en las calles, porque la violencia ya había dejado de ser “partera de la historia” como proclamaron en una época militantes y militares.

¿Cómo será la caída de la otra parte del sistema? preguntó Silo en aquel momento… será que caerá el sistema capitalista y ojalá sin derroches de sangre y guerras? será que será …

Y bueno hoy pareciera, solo pareciera porque “nunca se sabe”, que estamos asistiendo a un extraño pero rápido vaciamiento del sistema capitalista y seguramente (ojalá), la caída del otro lado de este sistema destructor de la vida y la conciencia de la gente

Pero como suele ocurrir, las caras desencajadas aún están por verse y que además pasen a creerlo.

No significarán nada los reclamos de los sectores progresistas, sindicales, de trabajadores, por cuanto tampoco tendrían ya nada que defender, porque todo estaría derruido, hasta el trabajo como le conocemos… esa vil forma de esclavismo del espíritu humano, que muchos seguirán defendiendo, aunque desaparezca en acelerados saltos frente a nuestras narices.

¿Así es entonces, estamos asistiendo a un momento de la historia de caída del sistema y qué amanecerá mañana en nuestras casas, las ciudades y el sentido de nuestras vidas?

Amanecerá lo que la gente pueda decidir con la libertad que nos dará la desastrosa caída del sistema, sus instituciones moribundas o secas de muerte desde hace rato, la muerte de las bolsas y los mecanismos financieros que aún se resisten a morir… Todavía vemos en los foros a los agoreros de la banca, defender “la solidez” del sistema financiero local y global.

Pero sí solo sí, que habrá que llenarse de nuevas imágenes, nuevas de verdad, nuevas emociones, nuevos quehaceres y nuevas formas de sobrevivir y que parece sólo serán posibles sí se hacen en conjunto (muchos ya lo declaran), y será también olvidando mucho del pasado que hoy nos quiere agarrar por la cola y seguirse sosteniendo en nuestras cabezas.

Y dejar de lado las falsas creencias y esperanzas de recuperación de viejas instituciones, de viejos mitos sociales y también las falsas imágenes o referencias que nos quedan de este sistema otrora compuesto por los mitos capitalistas y socialistas, porque de todos modos ya no existen; así que no se vale jugar al rescate de lo que no existe.

Antes pensaba que había que construir sobre lo anterior o sostener lo bueno del pasado, pero ya no da chance; solo basta construir un nuevo mundo, una nueva sociedad ahora mundial de verdad, con sentido humano, con nuevas ideologías, nuevo estilo espiritual y nueva forma de ubicarse en el mundo.

Lo único que queda es fundar una sociedad humanista o que defina su sentido a partir de elegir al ser humano como valor principal. Lo demás es lo de más. Lo que queda es afirmar que el nuevo mundo entonces será Humanista o no lo será…

Buen día y a dejar de creer las mentiras del sistema.

Publicado en https://develop.pressenza.com/es/2020/03/el-sistema-capitalista-muere-ante-nosotros/  Enviado a SURCOS por el autor.

UCR: motivación y experiencia presentes en la Semana IQ 2017

  • Sobresale labor desde la Ingeniería Química para mitigar el cambio climático

 

Francesca Brunner Alfani,

Periodista Oficina de Divulgación e Información UCR

UCR motivacion y experiencia presentes en la Semana IQ 2017
La Semana IQ 2017 se realizó del 21 al 25 de agosto y contó con diversas charlas y talleres para personas interesadas en esta área y estudiantes de la carrera (foto Archivo ODI).

En el marco de la Semana IQ 2017 organizada por la Asociación de Estudiantes de Ingeniería Química se realizó una charla con el Ing. Kendal Blanco Salas, egresado de la Escuela de Ingeniería Química (EIQ) y quién presentó las diferentes opciones en las que un especialista de su área puede laborar y aportar en la lucha contra el cambio climático.

El Ing. Blanco Salas, graduado UCR en el 2014, trabaja actualmente en el Instituto Metereológico Nacional (IMN), en el apartado de Medio Ambiente y Emisiones de Gases, además de estar vinculado a proyectos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en temas relacionados.

En su charla titulada: Ingeniería química y cambio climático en Costa Rica, señaló que el papel de la ingeniera o ingeniero químico en esta área va desde la investigación profunda, monitoreo y estimación de gases de efecto invernadero en el ámbito local, hasta la medición de la huella de carbono, la determinación de los factores de emisión nacional y la realización del Inventario Nacional de Emisiones de Gases, entre otras aristas.

De igual forma el Ing. Blanco Salas motivó a las y los estudiantes a entrar en el campo del medio ambiente y cambio climático, “estoy tratando de convencerlos, si les gusta la proyección internacional probablemente no hay otro tema con mayor proyección externa que este”, aseveró.

Fabrica
Algunos de los principales gases de efecto invernadero que llegan a la atmósfera son el metano, dióxido de carbono y óxido de nitrógeno (foto Archivo ODI).

Actualmente, este especialista está revisando inventarios de emisiones de gases de otros países como parte de su participación dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático.

Además, contó que cuando estaba estudiando en la EIQ no sabía que el IMN contaba con ese programa y que se podía trabajar ahí, sin contar que él mismo pensaba que no quería trabajar en temas del medio ambiente ni para el sistema público, aunque terminó en ambos y dice amar lo que hace.

Su experiencia lo llevó a incentivar a las y los estudiantes a buscar otras opciones para que lleguen a trabajar en algo que realmente les cautive: “ese era el objetivo de la charla, que no sólo se enteraran de la parte de emisiones de gases, sino también que hay instituciones de las que uno no tiene ni la menor idea del campo que cubren y que la ingeniería química está ahí”, recalcó Blanco.

De igual forma expresó que en el ámbito nacional la labor más importante de esta carrera es “ayudar al desarrollo y a la misma sostenibilidad de ese desarrollo, elingeniero químico debería ser un factor clave para eso”, subrayó.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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