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Etiqueta: CIMAR

UCR: ¡El golfo de Nicoya a examen!

La información sobre las variables hidrodinámicas y fisicoquímicas del golfo de Nicoya está siendo actualizada por la UCR. Este contenido podrá ser utilizado en proyectos de gestión del espacio marino, estudios de calidad de aguas, maricultura, navegación e ingeniería costera, entre otros.

Cualquier tipo de actividad marina o costera que se realice en el golfo de Nicoya contará con información actual y detallada. Esto permitirá mejorar los resultados y propiciar un desarrollo en armonía con el medio ambiente.

 

La explotación de los recursos naturales debe ir de la mano del conocimiento científico, el cual certifique que cualquier actividad comercial, industrial o turística responde a los conceptos relacionados con el desarrollo sostenible. Por ejemplo, la conservación del entorno natural y la protección de las especies que allí habitan.

Al mismo tiempo, para que dichas actividades tengan éxito y mantengan esa constancia a lo largo del tiempo, sus desarrolladores o responsables necesitan información y datos actualizados que les permitan conocer las características de la zona en donde trabajan, para así adaptar sus labores de manera adecuada.

Precisamente, una de las áreas de mayor potencial de desarrollo es el golfo de Nicoya, en donde un equipo de especialistas de la Universidad de Costa Rica (UCR) llevan a cabo el proyecto Caracterización de variables hidrodinámicas y fisicoquímicas de la sección interna del golfo de Nicoya.

La Unidad de Ingeniería Marítima, de Ríos y de Estuarios (Imares), del Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII), tiene a cargo esta iniciativa, en conjunto con el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) y la Escuela de Ingeniería Civil (EIC).

Los especialistas que están inmersos en esta tarea son el Dr. Felipe Calleja Apéstegui, investigador del INII y docente en la Escuela de Ingeniería en Biosistemas; el Dr. Eddy Gómez Ramírez, experto del Cimar y de la Escuela de Química; y el Dr. Rafael Murillo Muñoz, especialista del INII y director de la EIC.

Paciencia, constancia y tecnología

El objetivo principal del proyecto es medir las variables hidrodinámicas y fisicoquímicas del golfo de Nicoya, específicamente en su sección interna, que va desde la desembocadura del río Tempisque hasta cerca de la isla San Lucas, con la finalidad de actualizar la información que existe. El propósito es recopilar más datos, tanto en términos de duración de los registros como en la resolución temporal y espacial de las mediciones.

“La información resultante podrá ser utilizada en futuros proyectos de gestión del espacio marino, estudios de calidad de aguas, maricultura, navegación, ingeniería costera, entre otras actividades. No pretendemos realizar un análisis dirigido a ninguna aplicación en particular, sino medir y poner a disposición de los interesados los datos que obtengamos. De esa forma, los usuarios podrán sustentar sus decisiones con datos confiables y rigurosos”, declaró Calleja.

A la fecha, este trabajo se encuentra en la etapa de procesamiento y análisis preliminar de los datos. Los resultados finales estarán disponibles para el público en general a finales del 2023 y se publicarán en internet.

“Se han encontrado datos interesantes, por ejemplo, en cuanto a las velocidades de las corrientes se observó que, en ciertas zonas del golfo de Nicoya, las corrientes máximas pueden alcanzar valores de más de 1.2 m/s. Además, se nota cómo la corriente suele moverse en dirección a lo largo del eje longitudinal del golfo (como es de esperarse), y las corrientes máximas se alcanzan en media marea bajante. Esto parece indicar que este golfo tiene más facilidad para vaciarse que para llenarse”, destacó el investigador.

La empresa Ocean Tours Costa de Pájaros brindó el servicio de transporte en bote, mientras que Coonatramar, encargada del ferry entre Puntarenas y Playa Naranjo, permitió la instalación de los sensores de presión en las terminales portuarias. Foto: cortesía de Felipe Calleja, UCR

En cuanto al nivel del mar y la propagación de la onda de marea, este estudio refleja que existe una diferencia de pocos minutos en cuanto al tiempo de la marea entre los márgenes este y oeste. A pesar de que Puntarenas (margen este) y Playa Naranjo (margen oeste) están en una latitud muy similar, la marea llega primero a Puntarenas, lo cual deja en evidencia el cambio de dirección que realiza el flujo mareal al momento de entrar al golfo de Nicoya.

Estos especialistas de la UCR identificaron que el desfase temporal de la marea aumenta a medida que el agua se mueve hacia el norte, con un desfase máximo de aproximadamente 25 minutos entre la Estación Interinstitucional Cipancí, cerca de la desembocadura del río Tempisque, y Puntarenas.

Las diversas muestras, que alimentan los análisis realizados en las pruebas de campo y en el laboratorio, se recopilaron en las épocas seca (marzo del 2022) y lluviosa (agosto del 2022). En la imagen aparecen Eddy Gómez (izq.) y Felipe Calleja. Foto: cortesía de Felipe Calleja, UCR

En relación con la batimetría (topografía submarina), en general los datos históricos de la profundidad del golfo de Nicoya continúan siendo acertados, afirmó Calleja, pues no hay cambios importantes en la profundidad con respecto a la carta náutica.

No obstante, cerca de la isla San Lucas sí existe un área de mayor profundidad que la reportada por la carta náutica. Esto podría tener implicaciones importantes en la hidrodinámica del golfo y la forma en que entra y sale el agua del estuario.

“Dichos análisis son preliminares y deben considerarse con cautela. Se requieren más mediciones para confirmar las hipótesis derivadas de este estudio y preferiblemente la implementación de herramientas numéricas, calibradas con datos medidos en campo, para entender mejor la hidrodinámica de la sección interna del golfo de Nicoya”, apuntó.

Aporte al desarrollo sostenible

Por su parte, el Dr. Gómez recalcó que la relevancia principal de este proyecto es que generará una base de datos bastante completa, sobre una lista de variables fisicoquímicas que fueron medidas, tanto in situ, como en un laboratorio.

En el laboratorio se analizaron muestras superficiales de agua, para cuantificar los materiales en suspensión, la clorofila y otros nutrientes como fosfato, silicato, nitrato, nitrito y amonio. Asimismo, en el sedimento colectado se cuantificó el tamaño del grano, el contenido de materia orgánica y el de carbonato.

“Es la primera vez que se hace una campaña de muestreo que incluya tantos sitios dentro de la zona interna del golfo de Nicoya. En este momento, se están depurando los resultados, pero hay algunos que son evidentes, como la marcada estacionalidad en variables como salinidad y materiales en suspensión; los cambios en los niveles de concentración en los nutrientes, según la época del año; y los cambios que existen en cuanto al tamaño del grano del sedimento, en un mismo sitio y entre épocas diferentes”, detalló Gómez.

Para el análisis de campo, este proyecto contó con el apoyo de la Universidad Nacional (UNA), por medio de la Estación Nacional de Ciencias Marinas (Ecmar), que se ubica en Punta Morales; del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

Instrumentos tecnológicos utilizados en las mediciones

Dispositivos

Ubicación

Misión

Correntímetros acústicos marca Nortek, modelos Aquadopp y AWAC.

Se colocan en el fondo del mar.

Miden la magnitud y la dirección de la corriente del agua; permiten caracterizar el oleaje.

Sensores de presión, de las marcas Nortek, Keller, Global Water y RBR.

Se fijan en estructuras de puertos o atracaderos.

Se configuran para medir, cada cierto tiempo, el nivel del mar.

Ecosonda y perfilador de corrientes, equipo acústico marca SonTek.

Desde la superficie del mar.

Miden la batimetría o topografía submarina y los perfiles de la velocidad de las corrientes. Trabaja en conjunto con un GPS externo.

Sonda multiparamétrica.

En toda la columna de agua.

Realiza mediciones de variables fisicoquímicas del agua, como temperatura, conductividad, turbidez y pH.

Draga mecánica para extracción de sedimento.

En el fondo del mar.

Extrae el sedimento que posteriormente es caracterizado, según el tamaño del grano.

Equipo de laboratorio químico.

Se usa para los análisis de laboratorio.

Se emplea para tareas de filtrado y medición de variables, como nutrientes disueltos en el agua o contenido de clorofila.

 

Otto Salas Murillo

Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

UCR: El pulmón planetario sigue en cuidados intensivos

De la salud de los océanos depende la vida planetaria, no solamente provee de alimento a millones de personas sino que produce el 50% del oxígeno, es vital en los ciclos climáticos y sustenta actividades ecoturísticas alrededor del mundo. Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez, UCR

Día Mundial de los Océanos

Cada acción humana puede revertir el daño que está sufriendo el mayor ecosistema global que sustenta la vida en el planeta

Costa Rica es un país absolutamente marino, y aunque tradicionalmente la población ha crecido de espaldas al mar, su mayor riqueza biológica está en sus 572 877 km2 de territorio marino, un 92 % de su extensión, frente a sólo el 8 % de tierra firme.

En el marco del Día Mundial de los Océanos, que se celebra cada 8 de junio, el tema de la salud de los océanos recobra importancia, ya que de ellos dependen todos los hábitats propicios para la humanidad, el clima y sus ciclos de lluvia, el agua potable, la alimentación de grandes poblaciones y la calidad de vida de las personas que habitan en las costas.

La Universidad de Costa Rica (UCR), mediante el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), lidera investigaciones científicas que inciden en políticas públicas para la protección del recurso marino, y desde la Acción Social (VAS) se apoyan los liderazgos comunitarios que son vitales para dar un giro definitivo a la destrucción del mayor pulmón del planeta. El programa de Acción Social del CIMAR, denominado “Ciencias Marinas y Limnológicas para las comunidades” (ED-1242), la UCR comparte los conocimientos generados en sus investigaciones sobre los ambientes acuáticos con las comunidades mediante charlas, talleres, cursos, la producción de material audiovisual y el fortalecimiento de organizaciones y liderazgos comunitarios que trabajan en la defensa y protección ambiental.

El Dr. Mario Espinoza Mendiola, coordinador del ED-1242, recalcó que el vínculo entre la investigación científica, la Acción Social y la docencia, así como con las comunidades, son parte del trabajo que se realiza desde el CIMAR. Además de fortalecer la presencia de la UCR en la sociedad, y la constante difusión en redes sociales, también se procura compartir con las personas lo que se hace en la universidad.

Una muestra de esto es el Primer Festival del Océano, que en el marco del Día Mundial de los Océanos, se está realizando en las comunidades de Cuajiniquil, el Jobo y en el parque central del cantón de La Cruz, en Guanacaste. Dicha actividad fue producto del esfuerzo de la iniciativa ciudadana denominada CC-Mar, que nació por idea de una estudiante del CIMAR.

Desde hace ocho años, el CIMAR ha estado presente en Bahía Santa Elena con una diversidad de proyectos científicos que han monitoreado las poblaciones de tiburones, rayas, tortugas y de peces de consumo comercial. Además de gestionar cambios en las prácticas de pesca y el ecoturismo que aseguren la sobrevivencia y la salud de las especies marinas de esa región.

Desafíos costarricenses

Para el Dr. Espinoza las zonas costeras costarricenses tienen grandes desafíos como la sobreexplotación del recurso marino, en parte por la pesca ilegal de barcos extranjeros que invaden el territorio. Muchas de esas embarcaciones siguen utilizando la pesca de arrastre para la captura de especies comerciales y no discriminan en otras, además de los enormes daños que causan en el fondo marino.

La mayor riqueza biológica de Costa Rica está en sus océanos, su territorio marino es de 572 877 km2 de marino, un 92% de su extensión frente al 8% de la superficie terrestre. Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez, UCR

En el caso de Bahía Santa Elena, “al estar en una zona fronteriza existe una fuerte actividad pesquera internacional que compite por el recurso marino. Esa sobrepesca es una amenaza muy importante que afecta a las comunidades costeras, se denota sobreexplotación de recursos y a los pescadores artesanales de la zona cada día les cuesta más sobrevivir en lo económico”, explicó el científico.

Por otra parte, muchos pescadores no han tenido las oportunidades formativas, que “no tienen las habilidades en otros idiomas o en finanzas para emprender, por lo que muchos no saben cómo enfrentarse a nuevas actividades”, agregó.

Gracias al fruto del trabajo del CIMAR en la zona de La Cruz, desde el año 2021, se fundó la organización CC-Mar, como un enfoque de participación ciudadana donde confluyen científicos, estudiantes universitarios, operadores turísticos, pescadores, entes gubernamentales y organizaciones comunitarias.

“Estamos tratando que CC-Mar se independice para que sea gestionada por la comunidad y formalizarla como una organización no gubernamental que pueda captar fondos y recursos. La idea es que con las personas y entidades agrupadas se puedan gestionar actividades ecoturísticas con valores agregados de sostenibilidad, y que se logre un beneficio local”, dijo Espinoza.

“En nuestro caso, todo el trabajo del CIMAR en las costas se refleja en las comunidades, con las que tenemos un gran enlace con esos liderazgos, que tiene un gran componente de sensibilización ambiental”, detalló.

Acciones locales de impacto mundial

Datos recientes de la Comunidad Europea, calculan que los océanos contienen alrededor de 150 millones de toneladas de plásticos y la presencia de microplásticos en la cadena alimenticia representan no solo un riesgo para las propias especies marinas sino para la humanidad. Y a esa cantidad, cada año se suman otras ocho toneladas al principal pulmón planetario, así descrito porque produce el 50 % del oxígeno y absorbe el 30 % del dióxido de carbono que se produce. A este ritmo, el Parlamento Europeo ha advertido que para el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar.

Por eso, Gretel Vega Alemán, vecina de Cuajiniquil, La Cruz, levantó la voz y aseguró que “todavía falta promover la conciencia ambiental, pero las comunidades van en crecimiento y debido a la migración se están provocando daños en zonas protegidas. Por ejemplo, en ciertas áreas no se pesca, pero vienen personas de distintos lugares a hacer pesca ilegal por temporadas diciendo que desconocen las regulaciones de nuestro país”.

El trabajo que realiza el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) y sus impactos sociales brinda insumos para que organizaciones comunitarias, pescadores artesanales y operadores turísticos realicen sus actividades de manera que se aseguren la sobrevivencia de las especies marinas y los ecosistemas asociados a los océanos. Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez, UCR

La esperanza de cambio está en las pequeñas acciones. Por ejemplo, Vega se ha sumado al trabajo del Corredor Turístico Costero (CTC) y simultáneamente administra un área protegida por la Asociación para el apoyo y promoción del turismo en Bahía Junquillal.

“En mi caso como gestora del CTC nos proponemos dar a conocer el cantón como un destino turístico, apoyar a organizaciones locales y a la conservación ambiental. El vínculo que tenemos con el profesor Mario y la UCR nos incentiva a hacer el turismo a partir de las investigaciones, pero sin sobreexplotación. De hecho, el CTC nació a partir de otra investigación científica privada. Por su parte la UCR ha ayudado a concientizar a las comunidades para que vean el recurso de la zona como único, aprendan a protegerlo y todos los resultados de CC-Mar son demasiados importantes para el uso racional de los recursos, mediante los talleres y charlas impartidas”.

En el mismo sentido, Lissy Ruiz Gonzaga, una joven 22 años y estudiante de la carrera de Turismo Ecológico, impartida por la Sede de Guanacaste, comentó que hace unos años “la comunidad no sabía lo que hacía en investigación científica en la UCR; pero ahora se dan a conocer los resultados y la gente se interesa en apoyar y aprender. De esta forma se pueden involucrar en estos procesos porque los beneficia, ya que este enfoque social permite que la comunidad opine y participe”.

Al inicio CC-Mar empezó con operadores turísticos y pescadores deportivos, y actualmente se hacen monitoreos, se creó una brigada ecológica, y se sumaron la Municipalidad de La Cruz, guardacostas y grupos juveniles, recalcó Ruiz.

LÉE MÁS: COMUNIDADES COSTERAS REALIZARÁN EL PRIMER FESTIVAL DEL OCÉANO

Liderazgos ambientales para el cambio

Para el Lic. Christian Zúñiga Gutiérrez, habitante de Santa Cruz, y estudiante de la Maestría en Desarrollo Sostenible con énfasis en Conservación, el CIMAR logró consolidar vínculos con el Área de Conservación Guanacaste (ACG) que tiene bajo su responsabilidad el Área Marino de Manejo Bahía Santa Elena, que desde 1986 ha impulsado el Programa de Educación Biológica, y posteriormente otro denominado Programa de Sensibilidad Marina.

Zúñiga, quien también cursó la carrera de Gestión Ecoturística en la Sede de Guanacaste de la UCR, actualmente es funcionario del ACG, destacó que la cogestión entre el CIMAR y la localidad ha tenido un gran impacto. “Es un trabajo excelente porque por ejemplo Bahía Santa Elena es una aula ecológica y las relaciones con las comunidades han mejorado mucho. Ellos tienen los botes y saben dónde están las especies marinas, y hemos hecho un buen complemento entre la ACG, comunidades y la UCR. A los pescadores artesanales los hemos involucrado en los monitoreos de especies, y el CIMAR ha sido bien recibido”.

De acuerdo con Zúñiga, las zonas costeras del país tienen problemas similares, cuyas poblaciones sienten el abandono institucional y que históricamente en las decisiones no son tomadas en cuenta. De ahí que reconoció que el aporte de la UCR “tiene un gran valor porque a las personas se les involucra en comités, actividades y este Primer Festival del Océano servirá para presentar a las comunidades las investigaciones científicas que se están haciendo y que no solo son extraerles conocimientos”.

“En nuestra región los jóvenes están participando en procesos ambientales, especialmente el relacionado con el recurso marino; pero esto debe ser un proceso constante a medida que ellos crezcan y creo que mediante organizaciones como CC-Mar se puede seguir promoviendo esa conciencia ambiental”, concluyó la gestora ambiental Gretel Vega Alemán.

Día Mundial de los Océanos (UCR, 2023)

Mediante la Acción Social del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) se comparte valiosa investigación científica con las comunidades costeras y personas que habitan en las riberas de ríos para generar cambios sustantivos en aras de la conservación y defensa de estos ecosistemas, fomentando el uso sostenible de los recursos ambientales a partir de relaciones armoniosas entre el ser humano y el ambiente. Producción y realización Hannia Rodríguez y Pedro Murillo.

 

Eduardo Muñoz S.

Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

UCR: Las playas sucumben ante la erosión costera

Las costas del Pacífico y del Caribe costarricense presentan serios problemas de erosión. Se proyecta que este fenómeno se agravará en las próximas décadas. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR

La erosión costera avanza a paso acelerado y vulnerabiliza los ecosistemas y comunidades del Pacífico y del Caribe que dependen del turismo

Roberto Serrano Ramírez vive en Gandoca, en el Caribe Sur costarricense, desde hace más de 20 años. Él cree que las tortugas baula (Dermochelys coriacea) llegan en menor cantidad que antes a esta zona por la erosión que el mar está provocando en las costas.

De 1 000 desoves por temporada que se registraban en el 2007, previo a la pandemia solamente se contabilizaron un poco más de 100, recuerda.

Esta realidad lo golpea, sobre todo al mencionar que en determinado momento la playa de Gandoca constituía el sitio preferido por las baulas para dejar su descendencia.

“Cuando una playa se erosiona, las arenas se trasladan a otra parte y esto impide que una tortuga pueda llegar a desovar. Las tortugas marinas tienen un fenómeno que se llama impronta, que consiste en que ellas regresan años después a desovar al mismo sitio en donde nacieron”, expresa Serrano.

Este agricultor y emprendedor depende, junto con su familia, del turismo, al igual que la mayoría de pobladores de Gandoca. Para él, si las tortugas no encuentran una playa adecuada donde desovar, migran a otros lugares donde no existe protección. Esto pone en riesgo a las poblaciones, ya disminuidas, de estos reptiles.

La playa Gandoca, localizada en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, en la provincia de Limón, es uno de los puntos del litoral Caribe que está siendo afectado por la erosión costera.

Estudios recientes de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de la Universidad Nacional (UNA) señalan que este proceso ha sido severo en los últimos años y se advierte sobre los cambios que muy posiblemente ocurran en el futuro.

Las consecuencias no solo son ecológicas, sino que también afectan a las comunidades de las áreas costeras.

Los científicos alertan de que la mayoría de los bordes costeros en el mundo están en estado de erosión y que un 70 % de las playas de arena están retrocediendo, como lo destaca el físico y oceanógrafo Dr. Omar Lizano Rodríguez, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la UCR.

Playas del Pacífico

En las últimas décadas ha habido erosión en la mayoría de las playas del Pacífico costarricense, incluso en la Isla del Coco, según sostiene el investigador. Este fenómeno se acentúa durante los ciclos de las mareas extraordinarias y en conjunción con otros componentes relacionados con el mar, como el aumento en el nivel del mar, el fenómeno de El Niño y las tormentas.

Aunque los estudios señalan diversos factores involucrados en los procesos de erosión de las costas, coinciden en destacar los efectos de la crisis climática como los principales responsables de los cambios en la configuración de las costas; es decir, de la pérdida de la línea de costa (que marca el límite entre la costa y la playa), la erosión y las inundaciones.

Se proyecta que el cambio climático alterará los ecosistemas y las zonas costeras. La mayor preocupación es el aumento en el nivel del mar, el cual es de aproximadamente 3 mm al año.

Este fenómeno ocurre por dos razones: el incremento de la temperatura de los océanos y, por ende, del volumen del agua (lo que se conoce como expansión térmica del agua), y el derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares de las montañas, lo cual implica la inyección de agua dulce a los mares.

Además, ha incrementado la velocidad de los vientos y hay una mayor intensidad de los ciclones tropicales. Esto genera una mayor altura de las olas, aumento de marejadas y mareas astronómicas.

En el Caribe, el Parque Nacional Cahuita y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo son algunos de los sitios más afectados por la erosión costera. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR

“La realidad es que cada vez es más frecuente la presencia de eventos extremos. El mayor desastre costero se puede generar cuando estos fenómenos se superponen”, agrega Lizano.

El oceanógrafo asegura que las playas con mayor erosión en el Pacífico son las que están expuestas al oleaje del mar abierto, pues estas áreas “son más fácilmente alcanzadas por el oleaje fuerte y tienen pérdida permanente de sedimentos”.

En la provincia de Guanacaste, es evidente la erosión costera en playas como Punta Guiones, Carrillo, Sámara, Nosara, Ostional, Lagarto, Pitahaya, Junquillal y Tamarindo, entre otras.

El Pacífico Central también ha mostrado elevaciones en el nivel del mar, mareas astronómicas y oleaje alto, como ocurrió durante el fenómeno de El Niño de 1997 y 1998 en playa Caldera, con fuertes impactos debido a la erosión. Como resultado, se produjo la ruptura de un dique, inundaciones en un caserío cercano y frecuentes mareas que llegan a la carretera.

En playa Azul, en la margen izquierda de la desembocadura del río Grande de Tárcoles, y en playa Manuel Antonio, a la entrada del parque nacional, se observan los efectos del oleaje en las palmeras y en algunas edificaciones que tuvieron que ser abandonadas o que se las tragó el mar.

En otras playas del Pacífico Sur, como Esterillos Oeste, Central y Este, Hermosa, Bejuco, Palo Seco, Isla Damas y Dominical, también se reportan procesos de erosión intensos. “Los residentes de playa Dominical dicen que el mar se está metiendo cada año más”, indica Lizano.

El investigador sugiere que algunos de estos cambios a lo largo de la costa del Pacífico y del Caribe podrían estar vinculados a los movimientos tectónicos en esas regiones, que han producido el levantamiento o el hundimiento de algunas áreas, lo cual repercute en el aumento del nivel del mar.

En la desembocadura del río Parrita, se está formando un cordón litoral a raíz de los sedimentos que descarga el río, esto compromete las edificaciones ubicadas al oeste de la desembocadura, en playa Bandera. Foto: cortesía de Omar Lizano.

La realidad del Caribe

La erosión en varios sectores del Caribe Sur ha sido reportada en diversos estudios de la Universidad Nacional.

Carolina Acosta Quesada, Estefanía Barquero Alvarado y Francisco Domínguez Barros analizaron la situación en la playa de Gandoca, en su tesis de licenciatura en Geografía, presentada en el 2020.

Ellos analizaron los cambios morfológicos que han impactado la línea de costa de la playa Gandoca. Para esto, utilizaron fotografías aéreas y elaboraron perfiles topográficos, lo cual complementaron con los testimonios de pobladores de la comunidad.

Los lugares más afectados por la erosión en el Caribe Sur son Puerto Vargas, en el Parque Nacional Cahuita, y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.

Entre el 2005 y el 2016, en la playa de Manzanillo, cerca de la entrada al refugio de vida silvestre, se documentó la pérdida de 2,1 metros de costa al año; es decir, 23 metros en total durante ese período.

De acuerdo con los profesionales, este fenómeno incide en el desarrollo de actividades humanas, tanto recreativas como sociales y económicas, así como en la permanencia de ecosistemas costeros de plantas y animales.

“Los habitantes de nuestra comunidad, en un gran porcentaje, viven del turismo. Y si no vienen tortugas a desovar, pues tampoco tendremos turistas. Esto hace que nuestros jóvenes tengan que salir a buscar trabajo a otras partes, que las personas que vivimos aquí, que tenemos desde hace muchos años un proyecto ecoturístico, tengamos cada vez menos fuentes de trabajo”, subraya Roberto Serrano.

Roberto Serrano, emprendedor turístico de Gandoca, afirma que la erosión costera ha tenido un impacto en la economía de los habitantes locales. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Además de las tortugas, entre Cahuita y Gandoca-Manzanillo se encuentran las principales áreas de arrecife de coral del Caribe costarricense. Los estudios efectuados en la zona desde 1979 evidencian que los efectos de El Niño provocaron el blanqueamiento masivo y muerte de muchas comunidades coralinas.

El trabajo de los geógrafos reveló, además, que la comunidad de Gandoca posee muy poco conocimiento sobre las causas y consecuencias de la erosión costera.

Otro indicador identificado por ellos fue la pérdida de humedales y orillales, los cuales son sitios de importancia hídrica.

Este factor es mencionado por Serrano, quien dice que ha habido afectación del bosque primario a lo largo de la costa. “La erosión ha provocado la caída de árboles inmensos, yo vi un árbol de más de 60 metros de altura caer al mar”, detalla.

Cambios tierra adentro

Pero no solamente los fenómenos que ocurren en el mar están acelerando algunos procesos de erosión costera, sino también las actividades tierra adentro. El manejo inadecuado de las cuencas hidrográficas es una de estas, pues tiene repercusiones en la calidad y cantidad de los sedimentos que llegan al mar.

La salud de una playa son los sedimentos, son lo más importante para su constitución. Lo que está sucediendo es que los seres humanos están interviniendo tierra adentro y extrayendo arenas de las cuencas. Al hacer esto, están quitando las fuentes de estabilidad de las playas”, indica Lizano.Algunos sitios en donde se nota la acumulación de sedimentos en la playa son el prestero de Junquillal, en la desembocadura del río Venado; en playa Azul, en la desembocadura del río Grande de Tárcoles; del río Coto en playa Zancudo y del río Parrita en playa Bandera.

“En Parrita —añade el científico— se está formando un cordón litoral a raíz de los sedimentos que descarga el río, esto compromete las edificaciones existentes al oeste de la desembocadura”.

La quema de manglares, como se identificó en el Humedal Nacional Térraba-Sierpe, en el Pacífico Sur, también provoca serios problemas de erosión. Estos ecosistemas son de gran importancia en los litorales costeros, pues tienen un efecto amortiguador del oleaje durante las tormentas marinas, los tsunamis y huracanes, y constituyen un hábitat fundamental para gran cantidad de especies marinas.

Frente a estos embates en las costas, algunas instituciones y comunidades desarrollan acciones de mitigación. En Gandoca, el pueblo ha participado en campañas de reforestación del manglar y de especies de árboles nativos.

Esta iniciativa generó empleo también para las mujeres. “Ellas, durante varios meses, sembraron árboles de coco y uva de playa. Nosotros sembramos mangle colorado. Actualmente, ese mangle está creciendo y estamos muy felices, porque se está multiplicando”, comenta Serrano con un tono de esperanza.

 

Patricia Blanco Picado,

Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR: 40 años de experiencia en el estudio de la biodiversidad marina y en la formación de profesionales

Jorge Cortés, catedrático de la UCR

El académico es un referente para la comunidad científica internacional de la ciencia hecha en Costa Rica

El Dr. Jorge Cortés Núñez, catedrático universitario, ha contribuido a lo largo de su carrera académica a la formación de cientos de profesionales e investigadores que hoy destacan a nivel nacional e internacional en el campo de las ciencias marinas. Foto: archivo ODI.

Sin el respaldo de la investigación científica, Costa Rica no hubiera podido posicionarse en el mapa mundial como un país que vale la pena conocer. Si a usted alguien le dijera eso, quizás no le creería. Sin embargo, lo cierto es que la ciencia ha estado detrás del desarrollo de la industria turística de nuestro país. Y, en este logro, el aporte del biólogo marino Jorge Cortés Núñez ha sido clave.

El conocimiento de la riqueza que habita en nuestros mares no se podría describir sin dejar de mencionar a este biólogo, especialista en arrecifes coralinos y biodiversidad marina. Sus trabajos fueron pioneros en estas áreas y motivaron a otros investigadores a continuar por la misma senda.

Cortés está convencido de que la generación de conocimiento ha servido para colocar al país en el mapa mundial y para avanzar en la conservación de nuestros recursos marinos. La relevancia de los océanos para Costa Rica y el planeta es uno de sus principales intereses.

“La importancia de la investigación científica en un país como Costa Rica y que esta se publique es porque nos pone en el mapa mundial como un lugar interesante. No es casualidad que la BBC, Nat Geo y empresas japonesas vengan a hacer documentales. Esa es la razón por la que vienen tantos turistas. Esta es una contribución de la ciencia que no se aprecia ni comenta”, afirmó el científico.

Actualmente, este académico labora en la Escuela de Biología y es investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), del cual ha sido director y subdirector.

A lo largo de cuatro décadas de trayectoria universitaria y 25 años de ser catedrático, Cortés ha contribuido a la formación de cientos de profesionales y de investigadores en el campo de las ciencias marinas. Ha sido tutor de seis trabajos de licenciatura, 27 de maestría, dos de doctorado y cuatro de posdoctorado, además de formar parte de 36 comités de tesis de grado y posgrado.

Su trabajo académico trasciende las fronteras nacionales. Muestra de ello es su participación en numerosos programas científicos internacionales en representación de Costa Rica y en expediciones marinas junto a reconocidos científicos de países como Estados Unidos.

Al respecto, el biólogo ha organizado 14 expediciones científicas, en su mayoría a la Isla del Coco, y también ha participado en nueve expediciones junto a otros investigadores, entre las que sobresalen a la Isla del Coco y Osa, en el Pacífico, como parte del programa Pristine Seas, de National Geographic.

Volver la vista al mar

A la par de sus investigaciones, Cortés ha promovido la idea de que como sociedad volvamos la mirada al mar para conocer la riqueza que encierra y conservarlo. Desde la creación de la red de parques nacionales de Costa Rica en la década de los años setenta, se pensaba solo en la biodiversidad terrestre y se le daba poca importancia al mar.

Sus primeros trabajos fueron sobre los arrecifes coralinos en el Caribe costarricense, que abarcaron su descripción y el impacto de la actividad humana y natural en estos ecosistemas marinos de gran importancia para el planeta.

El Dr. Jorge Cortés con Victoria Orphan, del Instituto Tecnológico de California, a punto de abordar el submarino en una de las expediciones al mar profundo en el Pacífico costarricense. Foto: cortesía de Jorge Cortés.

Además, Cortés estableció un programa de monitoreo de los pastos marinos y manglares en esa costa del país, que aún se mantiene y ha permitido conocer el funcionamiento y los ciclos naturales de estos ambientes.

En el campo de la biodiversidad presente en nuestros mares, el científico es autor del libro Marine Biodiversity of Costa Rica, Central America (Biodiversidad marina de Costa Rica, América Central), junto al también biólogo marino Dr. Ingo Wehrtmann.

El estudio mostró que el país es una de las zonas de más alta diversidad biológica en sus mares, en comparación con otras naciones más grandes que Costa Rica.

Sus investigaciones en la Isla del Coco, con la participación de investigadores de diversas áreas de la UCR y de la Universidad Nacional (UNA), constituyen los primeros aportes nacionales al descubrimiento de muchos organismos marinos en este parque nacional.

Durante seis años, Cortés coordinó y organizó varias expediciones científicas a la Isla, con financiamiento del Gobierno de Francia y del Consejo Nacional de Rectores (Conare), que dieron como resultado cerca de 40 publicaciones.

Del 2017 en adelante, el investigador se ha dedicado al estudio del mar profundo, con el objetivo de descubrir la vida en el fondo marino. Este interés lo ha llevado a participar en varias expediciones para descender a miles de metros en el océano Pacífico de Costa Rica, a bordo de embarcaciones estadounidenses.

“Ya hay mucho más conocimiento de esas zonas profundas y de la importancia de su conservación. Antes ni nos imaginábamos lo que había allí”, comentó.

El Dr. Cortés ha sido también el mentor de reconocidos investigadores de la UCR, que hoy ocupan destacadas posiciones en el Cimar y en diversos países. Con su trabajo, algunos científicos y científicas han logrado forjar un nombre como especialistas en su campo. La Dra. Odalisca Breedy Shadid es una de ellas, a quien se le reconoce como una autoridad mundial en octocorales.

“Como profesor eso es lo mejor que le puede pasar a uno, cuando ya los estudiantes empiezan a enseñarle”, dijo.

En la actualidad, Cortés sigue publicando trabajos acerca de la biodiversidad marina del país y coordina el proyecto Biomar sobre esta temática, que se desarrolla en el Área de Conservación Guanacaste (ACG) del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinac) del Ministerio del Ambiente.

El profesor e investigador está próximo a jubilarse, aunque espera seguir colaborando y estimulando a otros amantes de la biología marina que, como él, buscan aportar conocimiento sobre lo que tenemos en nuestros mares y costas, y sobre la riqueza que estos nos dan como sociedad.

En el 2019, el Dr. Jorge Cortés (a la derecha) en una de las expediciones a la Isla del Coco, a bordo del submarino DeepSee. Lo acompañan Sylvia Earle y el piloto Shmulik Blum. Foto: cortesía de Odalisca Breedy.

Hitos académicos

El Dr. Jorge Cortés Núñez obtuvo con honores el bachillerato en Biología en la Universidad de Costa Rica (UCR) en 1978. Posteriormente, realizó estudios de maestría en la Universidad McMaster de Ontario, Canadá, y de doctorado en Biología Marina en la Universidad de Miami, Florida, Estados Unidos.

El profesor de la Escuela de Biología e investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) comenzó como profesor interino en la UCR en 1981 y en 1996 fue nombrado catedrático.

En 1982, fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias Clodomiro Picado Twight, por un estudio sobre la sedimentación en los arrecifes coralinos de Cahuita, en la costa sur de Limón. Todavía esta investigación es muy citada por la comunidad científica internacional.

A lo largo de su carrera, el biólogo se ha destacado por su alta producción científica. Esto le valió en el 2019 el certificado de distinción por ser el docente del área de Ciencias Básicas de la UCR con el mayor puntaje del Régimen Académico.

Ha publicado más de 290 trabajos científicos y de divulgación, los cuales recogen los resultados de su trabajo de investigación. Es autor de un libro, así como editor de dos libros y de 17 suplementos especiales de revistas.

Desde el 2012, es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Costa Rica.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

UCR: La juventud limonense explora sus tesoros submarinos

Acción Social

La Sede del Caribe impulsa que los habitantes conozcan y protejan su entorno

Jóvenes del Caribe sur costarricense participan en talleres de buceo y arqueología submarina para reconocer las riquezas naturales de la zona y recopilar la historia sumergida en las aguas de esa región costarricense. Foto cortesía CCB.

Descubrir las maravillas que están bajo las aguas del Caribe costarricense es una aventura que hoy se convierte en una realidad para un grupo de personas que emprenden el viaje para develar las riquezas naturales y la arqueología marina que se preservan en la costa limonense.

El proyecto de Acción Social “El mar y sus beneficios” (EC-434) es una iniciativa de la Sede Caribe (SC) de la Universidad de Costa Rica (UCR) que consiste en brindar a la población de la zona costera del Caribe Sur las herramientas educativas para crear una relación entre el mar y sus pobladores, con el fin de desarrollar actividades turísticas y educativas, asimismo fortalecer su identidad cultural y contribuir con el desarrollo económico de la región.

Este proyecto surgió como una iniciativa de las poblaciones de Cahuita y Puerto Viejo, las que convocaron a la SC “para compartir con jóvenes que estaban aprendiendo buceo, al escuchar a los niños y jóvenes contar sus experiencias buceando, lo que aprendían y sus sueños, y decidimos ayudarles a continuar con sus capacitaciones y aprendizaje, ya que deseaban descubrir más sobre el fondo del mar y sus riquezas. Además de ver a padres motivados por lo que hacían sus hijos e hijas”, explicó la magister Marianita Harvey Chavarría, coordinadora del proyecto.

El proyecto EC-434 impacta directamente a niños, niñas y jóvenes de esa zona, aunque también a personas adultas que adquieren conocimientos diversos mediante el apoyo de la UCR e investigaciones comunitarias en temas como la arqueología subacuática y la historia y cultura afrocostarricense. Según Harvey, esto es muy significativo ya que es un aporte al país en la “ratificación de una nueva convención que protege el patrimonio cultural subacuático, desprotegido hasta ese momento”.

De acuerdo a la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático la riqueza de este patrimonio se sigue subestimando y pese a que los océanos cubren la mayor parte del planeta siguen ocultando sus secretos y la mayoría de naciones viven de espaldas a su territorio más extenso: el marino.

La Acción Social en la Sede Caribe se preocupa por documentar la riqueza submarina costarricense mediante la capacitación comunitaria. Foto cortesía CCB.

El mar no solo contiene riquezas naturales, también se encuentran vestigios de navíos hundidos a lo largo de la historia y ciudades tragadas por las olas se conservan en perfecto estado. No obstante, al igual que ocurre con el patrimonio arqueológico terrestre, el pillaje patrimonial marino es más común de lo que imagina la población, así como la destrucción de entornos, lo que ha borrado páginas del pasado del mundo.

Previo a la pandemia sanitaria del año 2020 el proyecto EC-434 impartió cursos de iniciación y profesionales de buceo scuba, seminarios, charlas, reuniones, festivales del mar con pescadores, participación en capturas de pez león, monitoreo de corales, capacitaciones variadas en áreas relacionadas. Además, giras y visitas a centros educativos, ponencias e incluso la producción de temas musicales alusivos a este tema.

En el 2020 se continuó trabajando con las comunidades mediante un protocolo avalado por el Ministerio de Salud para las prácticas de buceo, monitoreo de corales, siembra de palmeras, limpiezas de playas y arrecifes y capturas del pez león.

Mediante la virtualidad se involucró directamente a unas 200 personas del Caribe Sur en capacitaciones para la identificación de corales, elaboración de una cartografía de recursos culturales subacuáticos y campamentos sobre la pesca de arrastre y su impacto en los ecosistemas marinos. “Para el año 2021 se continuará el trabajo dual, combinando la presencialidad y la virtualidad para el desarrollo de las poblaciones impactadas por el proyecto”, comentó Harvey.

Este esfuerzo ha articulado los apoyos del gobierno de Dinamarca, el Museo Nacional de Costa Rica, el Ministerio de Cultura y Juventud y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), entre otras.

El mar no solo contiene riquezas naturales, también se encuentran vestigios de navíos hundidos a lo largo de la historia y ciudades tragadas por las olas se conservan en perfecto estado. Foto cortesia CCB.

Pese a lo exitoso del proyecto existen algunos obstáculos para su ejecución, como el pobre acceso a la red de Internet, un sistema educativo formal con falencias y la resistencia de algunas instituciones que no vinculan a las personas más jóvenes y sus comunidades en la gestión del patrimonio local, explicó Harvey.

Cosecha de éxitos

“He vivido un intenso intercambio de conocimientos entre los más jóvenes y el resto de la comunidad, saben mucho sobre su historia ancestral. He llevado prácticas de buceo avanzado y pronto iniciaré el entrenamiento para el de rescate. Lo que más me ha gustado es la participación de la comunidad, me llama la atención es que se ha logrado una gestión para la protección de las costas y cada día son más personas interesadas en ser parte de este proyecto”, comentó Ana María Arenas Moreno, quien dejó el Valle Central hace muchos años y convirtió a Puerto Viejo en su hogar.

Ella inició su vinculación cuando llegó al Centro Comunitario de Buceo Embajadores y Embajadoras del Mar (CCB), una de las contrapartes de la iniciativa interinstitucional, para involucrarse en alguna investigación sobre los efectos del cambio climático en las costas del Caribe Sur. Desde entonces ha participado en varias actividades. “Ahora entro al mar con otros ojos y una aprende a navegar entre los arrecifes de otra manera”, acotó Arenas.

Arenas será parte de una delegación que acompañará a jóvenes a capacitarse en los Cayos, Florida, Estados Unidos, en la conservación y técnicas de regeneración de corales mediante su cultivo. Gracias a los esfuerzos comunitarios e institucionales, unos 12 jóvenes serán becados, porque la mejor revolución de un pueblo es la educación, aseguró Leda Villa Porras, una líder comunitaria que dejó San José hace 45 años y se afincó en Cahuita.

“Yo apoyo el proyecto desde el CCB en la defensa del arrecife coralino, dándole oportunidades a nuestros jóvenes para que tengan conciencia de lo rico que es el mar, de todo lo que nos da y lo mucho que se irrespeta con proyectos no controlados. Desde aquí estamos luchando por un museo acuático para exhibir nuestra riqueza arqueológica submarina de la costa caribeña costarricense”, dijo Villa.

Para el presente año, las entidades organizadoras se proponen la fundación del Padi Dive Center Comunitario del Caribe, el impulso de un proyecto de gestión comunitaria en corales con la regencia del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar-UCR), una expedición arqueológica en conjunto con el gobierno danés y varios proyectos de emprendedurismo.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social

Pronunciamiento de la Escuela de Biología y el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) Universidad de Costa Rica: pesca de arrastre

22 de octubre de 2020
EB-1110-2020

  1. La mayoría de los recursos pesqueros en Costa Rica están sobre-explotados o colapsados.
  2. La pesca de arrastre no es selectiva. Esta pesquería no solo extrae muchos organismos que no serán aprovechados (fauna acompañante la cual es descartada por su poco o ningún valor comercial), sino que está impactando otras alternativas de desarrollo (pesca artesanal de escama, pesca deportiva y ecoturismo) a través de su indiscriminado impacto.
  3. El problema de la pesca de arrastre no es solamente la gran cantidad de la fauna acompañante, sino también su impacto en el lecho marino y la re-suspensión de sedimentos (con contaminantes).
  4. La pesca de camarón representa en Costa Rica apenas unos 4% del valor total desembarcado de la pesca en el Pacífico.
  5. No se justifica el daño ambiental tan amplio e irrestricto que la actividad produce y su impacto a otros sectores productivos del país, de los cuales dependen miles de personas.
  6. Hoy en día, la mayoría de los camarones provienen del cultivo y no de la pesca de arrastre. Se debería fortalecer una maricultivo amigable con el ambiente como alternativa para la pesca de arrastre. El cultivo del pargo con paquetes tecnológicos desarrollados por universidades públicas de Costa Rica, es un ejemplo de eso.
  7. No existe información sobre la cantidad de camarones disponible para la pesca de arrastre en el Pacífico de Costa Rica. Abrir ahora una pesca de arrastre podría generar falsas expectativas, porque no se puede excluir la posibilidad que el recurso camarón se agota rápidamente.
  8. El último estudio de INCOPESCA (2018) muestra una reducción considerable de la fauna de acompañamiento de camarón, pero es un estudio preliminar y es necesario validarlo en diferentes lugares y diferentes épocas.
  9. El 73% de especies de fauna de acompañamiento de camarón son capturados por la pesca artesanal.
  10. Considerando la situación actual, especialmente la falta de información sólida sobre el recurso camarón, no es prudente re-abrir un pesca de arrastre. Actualmente no existe ningún estudio en Costa Rica que evidencia la sostenibilidad de la pesca de arrastre.

Atentamente,
M.Sc. Daniel Briceño Lobo
Director, Escuela de Biología, UCR
Dr. Ingo Wehrtmann
Director, CIMAR, UCR

UCR: Se debe cultivar de forma más inteligente para preservar los cuerpos de agua dulce

Experto internacional señala a la agricultura y al uso excesivo de plaguicidas como fuertes contaminantes de los ríos y lagos

De acuerdo con el experto danés, Erik Jeppesen, el tratamiento de residuos en las aguas de los ríos contaminados es clave para su recuperación. Foto Cristian Araya.

Erik Jeppesen, científico danés especializado en biociencia y en ecología de los cuerpos de agua dulce, visitó la Universidad de Costa Rica (UCR) a finales del año 2019, con el propósito de intercambiar conocimiento sobre el estado de los ríos, lagos y otros cuerpos de agua dulce.

Jeppesen actualmente se desempeña como docente e investigador en la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.

El experto fue invitado por el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), como parte de las actividades de celebración de los 40 años de fundado. En la UCR Jeppesen impartió la conferencia titulada Climate change effects on freshwaters from the High Arctic to the tropics y compartió información con los científicos de ese centro de investigación.

El Cimar desarrollará un nuevo programa de investigación dirigido hacia la restauración de ecosistemas de agua dulce, principalmente los ríos urbanos, los cuales presentan altos niveles de contaminación.

—¿Cuáles son los principales problemas que afectan a los cuerpos de agua dulce en el mundo?

—El principal problema que tenemos es lo que llamamos eutrofización, que es cuando un exceso de nutrientes llega a los lagos. Estos provienen de diversas fuentes y actividades realizadas por los humanos, como las actividades agrícolas y ganaderas. Su efecto causa que los lagos en vez de estar azules, como los que tenemos en las montañas, se vean verdes como los que hay en las tierras más bajas, debido a que contienen algas que son muy tóxicas.

Otro problema relacionado con la eutrofización es el consumo de agua potable, porque muchos países alrededor del mundo dependen del agua de los lagos para extraer el agua que consumen.

El cambio climático también tiene un fuerte impacto en el agua. Distintos modelos calculan que actualmente un 20 % de la superficie terrestre del planeta está sufriendo problemas relacionados con la sequía. Al final del siglo esa superficie llegará al 50 %. Esto nos perjudicará a largo plaza porque necesitaremos es agua.

Las personas están cambiando de estrategia, han empezado a utilizar las aguas subterráneas en las áreas secas del mundo, donde es difícil que este líquido abunde. En lugares húmedos, como Costa Rica, esto no es un inconveniente, pues los acuíferos se recargan debido a la alta precipitación.

Además, el aumento de la población en el planeta incrementará la demanda de alimentos, y por ende, de agua.

—¿Este proceso ocurre también en los ríos?

—Con los ríos es una historia totalmente distinta, muchas veces estos se ven afectados a causa de que las personas varían el cauce y los canalizan para favorecer los cultivos agrícolas. Esto a la larga provoca la erosión de los suelos y que se laven materiales que pueden ser perjudiciales para las aguas.

—¿Cuáles técnicas se utilizan para restaurar estos ecosistemas?

—El tratamiento de residuos en las aguas es la clave, no solo hacerlo de forma mecánica, sino también remover la materia orgánica y los nutrientes, ya que estos son el principal problema. Este tipo de procesos son costosos y no están al alcance de todos, pero son necesarios.

También se necesitan regulaciones fuertes por parte de los Gobiernos sobre la agricultura, se debe reducir el uso de plaguicidas y enfocarse en una forma más inteligente de realizar agricultura. Existen lugares en donde el uso de estos agroquímicos se ha reducido entre un 40 % y un 50 % sin interferir en la producción y únicamente haciendo un uso más inteligente de estos.

El Dr. Ingo Wehrtmann, director del Cimar y el Dr. Gerardo Umaña, investigador, junto al Dr. Erik Jeppesen, de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, en una visita a la laguna de Río Cuarto, Alajuela. Foto cortesía del Cimar.

—¿Es posible restaurar estos ecosistemas?

—Por supuesto, pero eso implica tomar acciones lo antes posible. Se puede hacer mucho en zonas urbanas y agrícolas, se deben proteger los bosques para que se restauren los ciclos de autolimpieza en los ecosistemas y, sobre todo, ser más inteligentes en la forma en la que producimos nuestra comida.

—Usted como especialista ¿cómo mejoraría la realidad que vive un país en desarrollo, como Costa Rica, en relación con los ecosistemas de agua dulce?

—En primer lugar, tengo que decir que apenas he estado un par de días en este país y no sé mucho sobre la forma en la que funcionan las cosas aquí, me doy cuenta que tienen mucha agua, la falta de este líquido no es un problema para ustedes.

Sin embargo, ustedes no tienen un tratamiento eficiente de los residuos, de manera que sean procesados de forma mecánica, biológica y química. También está presente el problema de los plaguicidas. En este sentido, se debe mejorar la forma en la que se trata el agua que entra en contacto con estas sustancias y también se debe trabajar en su reducción.

Una mayor apertura a los mercados de productos orgánicos también es una buena alternativa para contribuir ambientalmente.

—¿Cómo podría colaborar con el Cimar en sus nuevos proyectos a futuro con cuerpos de agua dulce?

—Lo hemos estado discutiendo, pero esto va a depender de la disponibilidad del financiamiento de los proyectos. Podrían desarrollarse programas de gestión o incluso aplicar los estudios que hemos realizado en zonas templadas a áreas tropicales, ya que no sabemos bien cómo funcionarían. Creo que hay bastante potencial de efectuar trabajar conjuntamente.

David Esteban Chacón León

Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR, Voz experta: ¿Estamos científicamente preparados para abrir la pesca de arrastre de camarón en Costa Rica?

  • Por Dr. Ingo Wehrtmann, investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) Universidad de Costa Rica

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

La pesca de arrastre es una actividad pesquera utilizada mundialmente, tanto por la flota industrial como artesanal. Las redes operan en contacto con el suelo marino y capturan diversos organismos que viven sobre él.

El problema es, por un lado, el daño físico y biológico que provoca este arte de pesca sobre el fondo del mar y las comunidades asociadas a estos hábitats. Por otro lado, este arte de pesca tiene una baja selectividad en la que la red no solamente captura las especies objetivo (principalmente camarones y peces), sino también cualquier organismo que se encuentre frente a la red.

Al conjunto de estos organismos que no son blanco de la actividad pesquera se le denomina “fauna de acompañamiento” (FACA). Muchas veces, esta FACA -por su bajo valor comercial- se devuelve al mar, pero estos organismos tienen poca posibilidad de sobrevivir y, además, serán rápidamente consumidos por los depredadores que se congregan alrededor de los barcos.

La Sala Constitucional de Costa Rica, en su resolución del 2013 Nº 2013010540, reconoció, entre otros aspectos, el daño ambiental que provoca la pesca de arrastre y estableció que el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) “no podrá otorgar ningún permiso, autorización o licencia nueva, renovar los vencidos o reactivar los inactivos, para la pesca de camarón con redes de arrastre”.

Desde entonces, ¿qué ha pasado desde el punto de vista científico? ¿Tenemos suficiente evidencia técnico-científica para considerar una reapertura de la pesca de arrastre en Costa Rica?

Dos estudios

En los últimos años se han llevado a cabo solamente dos estudios relacionados con la pesca de arrastre en el país.

El primero se realizó en el marco del proyecto para la gestión sostenible de las capturas incidentales en la pesca de arrastre de fondo de América Latina y el Caribe, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) y ejecutado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO por su siglas en inglés) y, en Costa Rica, por el Incopesca.

Este estudio tuvo como objetivo general establecer diferencias en la línea base de la diversidad taxonómica de la FACA capturada con y sin el uso del dispositivo excluidor de peces (DEP) ojo de pescado, en redes para la captura de camarón fidel (Solenocera agassizii) y camarones rosados o pinky (Farfantepeaneus brevirostris), en caladeros de pesca en el Pacífico Norte y Central de Costa Rica. Esto se realizó con el fin de evaluar la influencia del DEP en la composición de las capturas incidentales.

Aunque este estudio indica una exclusión de la FACA con el DEP entre 30% (camarón fidel) y 23% (camarón pinky), a nivel general los porcentajes de la FACA siguen siendo muy altos, con un promedio de 77%. El hecho de que los investigadores capturaron en su estudio exclusivamente individuos inmaduros de camarón fidel es aún más preocupante, ya que pone en peligro la reproducción de la especie y en consecuencia, la supervivencia de la población de este camarón.

El segundo y más reciente estudio evaluó la disminución de la FACA en la pesca de arrastre de camarón pinky y fidel, mediante el uso de diferentes tamaños de luces de malla, aditamentos (DEP, DET y doble relinga) y otras mejoras. Esta investigación fue ejecutada por Incopesca entre los meses de octubre y diciembre del 2018.

En este estudio se analizaron cuatro tipos de redes con diferentes modificaciones técnicas en relación con la red tradicional o de control. El resultado sorprendente fue que la utilización de una variante de la red (red de experimento generó 1) una disminución de un 65% de la FACA en ambas especies de camarones comparado con la red control. Además, en el caso del camarón fidel, se capturaron principalmente individuos maduros, un resultado muy diferente comparado con el estudio anterior.

A pesar de los resultados positivos de este estudio, es importante resaltar que se trata de una investigación en una zona muy restringida desde la perspectiva geogrática, pues todos los muestreos se realizaron en la entrada al Golfo de Nicoya.

La limitación de tiempo representa otra debilidad importante del muestreo, especialmente si se considera que el período del experimento estaba bajo la influencia del fenómeno de El Niño, lo que podría no reflejar un comportamiento normal. Por lo tanto, surge la duda sobre la representatividad geográfica y temporal de los resultados obtenidos en este estudio.

Los autores, conscientes de las limitaciones de los datos obtenidos, insisten en el resumen de su informe en “… la necesidad de continuar con investigaciones que aporten información que aún se requiere para el manejo de las pesquerías de estas dos especies”.

Falta de información

Estas dos investigaciones recientes son de naturaleza técnica, en las cuales se investigó el impacto de diferentes modificaciones de la red para la disminución de la FACA, en dos especies de camarones de interés comercial.

Sin embargo, para implementar una pesca de camarón responsable y sostenible es indispensable contar con más información. Por ejemplo, es imprescindible tener una estimación confiable de la biomasa disponible de estos camarones en aguas costarricenses. Los dos estudios mencionados no fueron diseñados para explorar este aspecto.

Cualquier pescador, capitán o empresario responsable que quiera hacer una inversión importante en su barco y las redes modificadas, debería preguntarse: ¿en cuánto tiempo puedo recuperar económicamente mi inversión? En otras palabras, es necesario saber cuántos kilos de camarón se puede capturar durante por lo menos un año. Lastimosamente, no hay información confiable acerca de esta pregunta y existe mucha incertidumbre sobre si el recurso camarón (de aguas profundas) puede “soportar” una nueva pesca de arrastre y por cuánto tiempo.

Cabe resaltar que ninguno de los dos estudios generó información sobre los impactos que tiene la pesca de arrastre de camarón en los ecosistemas marinos a lo largo de la costa del Pacífico de Costa Rica.

No hay un análisis que identifique dónde exactamente se realizan los lances comerciales y con qué frecuencia. Conocer el impacto de la pesca de arrastre de camarón en las comunidades en el fondo del mar, así como el tiempo que requieren estas comunidades de organismos para recuperarse, es indispensable para un manejo responsable y con un enfoque ecosistémico.

La revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences publicó recientemente un análisis global de la reducción y recuperación de las comunidades en el fondo del mar después de la alteración por la pesca de arrastre. Los resultados de este mega análisis revelaron que en promedio cada paso de una red de arrastre remueve entre 6% y 41% de la fauna del lecho del mar, y se requiere entre 1,9 y 6,4 años para recuperar el ecosistema arrastrado.

¿Y cuál es la situación en Costa Rica? Por un lado, hay resultados alentadores sobre modificaciones de redes para disminuir la FACA en la pesca de camarón fidel y pinky que esperan ser corroborados mediante estudios más amplios referente a la escala geográfica y temporal.

Por otro lado, prácticamente no sabemos nada sobre dos aspectos fundamentales de la pesca de arrastre: (1) la biomasa presente de las dos especies de camarones (fidel y pinky) y (2) el impacto de la pesca de arrastre en los ecosistemas marinos.

Ante esta falta de conocimiento, sería irresponsable reabrir ahora esta práctica, ya que podría generar falsas expectativas en el sector pesquero. Desde un punto científico, es urgente implementar, en conjunto con el sector pesquero, un programa nacional de monitoreo de las poblaciones de estos camarones con la participación de las universidades que trabajan en la temática.

Este esfuerzo representaría un aporte valioso para la toma de decisiones en torno a abrir o no la pesca de arrastre de estas especies de camarón. Más aún, un programa de monitoreo es vital para cualquier plan de manejo de estos recursos pesqueros con un enfoque precautorio y ecosistémico.

 

Dr. Ingo WehrtmannI

Investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), Universidad de Costa Rica

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: El 68 % de todas las partículas encontradas en Jacó son estereofón

  • Se han tomado muestras en 11 playas costarricenses de las costas del Pacífico y el Caribe

  • Monitoreo de microplásticos en playas

Los microplásticos identificados en varias playas de Costa Rica tienen diferentes tamaños, formas y colores. Foto: Karla Richmond.

La presencia de residuos de plástico en el ambiente es una realidad que hasta hace muy poco tiempo se ha empezado a estudiar en el mundo.

La Universidad de Costa Rica (UCR) inició un primer estudio en playas de las costas del Pacífico y del Caribe, con la idea de crear una línea de investigación permanente en este campo.

Desde el 2007, esta institución participa en el proyecto internacional de investigación titulado “Fortalecimiento de la vigilancia y respuesta regionales para entornos marinos y costeros sostenibles”, financiado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en el que uno de sus componentes es el estudio de los microplásticos en los ecosistemas marinos.

“Las zonas costeras y el mar en general están inundados de microplásticos. Estas pequeñas partículas ya han empezado a encontrarse en los tractos digestivos de peces y en el plancton”, aseguró Álvaro Morales Ramírez, investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) y coordinador del proyecto por parte de la UCR.

Hasta el momento se han obtenido muestras de microplásticos en arenas de cinco playas del mar Caribe y seis del océano Pacífico, por medio de una técnica con la que se logran identificar las pequeñas partículas de plástico.

Cualquier partícula de plástico con un tamaño menor o igual a cinco milímetros es un microplástico. Mayor a esta cantidad se le considera un macroplástico.

Juan Guillermo Sagot Valverde, laboratorista químico del Cimar, se capacitó en la Universidad de Niteroi, en Brasil, en las técnicas usadas para recolectar residuos de plásticos en arenas de playas. Este país es uno de los pioneros en Latinoamérica en el monitoreo de microplásticos.

Según explicó Sagot, se han identificado microplásticos en Jacó, Esterillos, Puntarenas y Punta Morales, en el Pacífico, y en Manzanillo, Cocles, Puerto Viejo, Cieneguita, Playa Bonita y Westfalia, en el Caribe.

Entre los materiales que más se identificaron figuran principalmente polietileno y estereofón (poliestireno). En playa Jacó, por ejemplo, de todas las muestras obtenidas, un 68 % corresponde a estereofón.

Juan Guillermo Sagot, laboratorista químico del Cimar, se capacitó en Brasil en las técnicas para el monitoreo e identificación de microplásticos en la arena de las playas. Foto: Karla Richmond.

En esta playa del Pacífico se localizaron 67 microplásticos en 100 metros de arena, lo que corresponde a 54 por metro cuadrado y 21 por kilogramo.

Entre tanto, en Cieneguita, en el centro de la ciudad de Limón, se identificaron 120 microplásticos en 100 metros de arena, 96 por metro cuadrado y 52 por kilogramo.

“Extraer los fragmentos nos permitirá extrapolar los resultados y tener una noción de la masa de plásticos que están entrando al mar”, dijo Morales.

A partir de las muestras recolectadas, los investigadores del Cimar determinaron el tipo de plástico, la cantidad de microplásticos encontrada por metro cuadrado de arena seca y la abundancia según los colores. Este último aspecto es importante, ya que los colorantes sirven para diferenciar los tipos de materias usadas durante el proceso de fabricación del plástico.

El análisis de esta partículas se realiza con técnicas infrarrojas, así se podrán establecer las posibles fuentes de origen de los microplásticos. El Centro de Investigación en Electroquímica y Energía Química (Celeq), de la UCR, facilita el uso del equipo especializado con esta finalidad.

Hasta el momento se han tomado muestras de arena en cinco playas del mar Caribe y seis del océano Pacífico, por medio de una técnica con la que se logran identificar las pequeñas partículas de plástico. Foto: cortesía Laura Brenes.

Monitoreo regional

El estudio de los microplásticos se realiza mediante un método estandarizado, con el objetivo de comparar resultados de los 12 países latinoamericanos y del Caribe que participan en la investigación internacional.

La técnica se aplica para la identificación de microplásticos en las arenas de las playas y consiste en seleccionar cinco puntos a lo largo de 100 metros, con 20 metros de distancia entre un punto y otro. Con la ayuda de un cuadrante de madera de 50 centímetros cuadrados, se recoge la arena de la capa superficial y se separan los materiales vegetales como conchas, hojas y pedazos de madera.

Los microplásticos son transportados por las corrientes marinas y se depositan en la superficie de la arena debido a que son muy livianos. En el caso de las micropartículas de estereofón, estas son muy volátiles y se ha observado que llegan al mar por el aire.

De acuerdo con Morales, el estudio de microplásticos en Costa Rica es el primer esfuerzo para detectar la presencia de microplásticos en las playas, ya que es en estos lugares donde los residuos de plástico tienden a depositarse. “La idea es que esto sea una fase que nos permita establecer un programa de monitoreo en el Cimar, con el apoyo de otros centros de investigación de la UCR, para los estudios de los microplásticos en las costas del país”, aseguró.

Además de los microplásticos, los otros componentes del proyecto regional son el análisis de plaguicidas en aguas costeras, la acidificación de los océanos y la creación de un sistema de alerta temprano para evitar los efectos en la salud de las mareas rojas. A todos estos elementos se les conoce como estresores marino-costeros.

De acuerdo con los científicos, se está observando una transferencia de los microplásticos en la cadena alimentaria. Foto: Karla Richmond.

De la UCR participan en el proyecto, además del Cimar, el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA), el Centro de Investigación en Estructuras Microscópicas (Ciemic) y el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum).

«El OIEA, por medio de Arcal (Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe), tiene como objetivo que la información generada en el marco del proyecto de investigación se ponga a disposición de tomadores de decisión en un lenguaje adecuado para mejores políticas públicas en las zonas costeras», expresó el investigador.

Efectos en el mar

En el Pacífico norte existen dos grandes giros océanicos donde se concentran miles de toneladas de plástico, son las conocidas “islas de plástico”.

Si los seres humanos seguimos contaminando, para el 2050 el planeta tendrá más plástico que peces en los océanos, proyectan los científicos.

El vertido de plásticos en el mar tiene efectos negativos para la fauna, incluyendo para los seres vivos más pequeños, como el zooplacton. “Los microcrustáceos que se alimentan de microalgas están consumiendo esos microplásticos porque se confunden, ellos tienen mecanismos de filtración y no distinguen entre una microalga y una partícula muy pequeña de plástico”, indicó Morales.

Además, el zooplancton es el alimento de muchas especies de peces de interés comercial. Por lo tanto, “lo que estamos observando es una transferencia de esos microplásticos en la cadena alimentaria”, advirtió.

El proyecto “Fortalecimiento de la vigilancia y respuesta regionales para entornos marinos y costeros sostenibles” cuenta con una plataforma web, donde se colocará los resultados de la investigación sobre microplásticos, acidificación y marea rojas de todos los países, con el fin de que puedan ser consultados por el público y por los sectores tomadores de decisiones.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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La UCR organizará panel de expertos en PreCOP25

Especialistas presentarán la conferencia »Ciencia del océano y cambio climático en un país en desarrollo»

PreCOP25 se celebrará del 8 al 10 de octubre. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

El Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR) organizará la presentación de un grupo de expertos sobre el cambio climático en la PreCOP25, el próximo 9 de octubre, en el Centro Nacional de Convenciones.

“La idea surge de que nosotros como científicos debemos involucrarnos más en la parte de toma de decisiones, nuestro objetivo es llevar la información a las personas de la esfera política que forman parte de la toma de decisiones”, afirmó Celeste Sánchez Noguera, investigadora del Cimar y una de las expositoras en esta reunión, que se efectúa del 8 al 10 de octubre en Heredia, Costa Rica.

Ariel Troisi, de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, Ingo Wehrtmann, Celeste Sánchez Noguera, Jimena Samper Villarreal y Jorge Cortés Núñez, del Cimar, y Tayler Clarke, de la Universidad de la Columbia Británica, de Canadá, serán los investigadores encargados de hablar durante el panel.

La acidificación en los océanos, los retos para la ciencia oceánica y la investigación sobre el cambio climático en países en vías de desarrollo, los efectos del cambio climático en la pesquería, el carbono azul y los arrecifes de coral son algunos de los temas que se abordarán en la actividad.

“Cada temática se va a desarrollar en un formato en el que se demuestre el aporte de la ciencia y cuales acciones son importantes que se implementen en este momento” agregó la investigadora.

Sánchez dijo también que la temática general del conversatorio fue seleccionada porque “según todas la proyecciones, las regiones tropicales de los países en vías de desarrollo van ser las primeras en sufrir los efectos del cambio climático en las zonas marino-costeras”.

El PreCOP25 es la reunión previa a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP25), a la que asisten jefes de delegaciones, líderes y representantes nacionales e internacionales de diversos sectores para compartir sus posturas sobre las negociaciones climáticas. Se espera la asistencia de aproximadamente 600 personas.

 

David Esteban Chacón León

Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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