UCR: La juventud limonense explora sus tesoros submarinos

Acción Social

La Sede del Caribe impulsa que los habitantes conozcan y protejan su entorno

Jóvenes del Caribe sur costarricense participan en talleres de buceo y arqueología submarina para reconocer las riquezas naturales de la zona y recopilar la historia sumergida en las aguas de esa región costarricense. Foto cortesía CCB.

Descubrir las maravillas que están bajo las aguas del Caribe costarricense es una aventura que hoy se convierte en una realidad para un grupo de personas que emprenden el viaje para develar las riquezas naturales y la arqueología marina que se preservan en la costa limonense.

El proyecto de Acción Social “El mar y sus beneficios” (EC-434) es una iniciativa de la Sede Caribe (SC) de la Universidad de Costa Rica (UCR) que consiste en brindar a la población de la zona costera del Caribe Sur las herramientas educativas para crear una relación entre el mar y sus pobladores, con el fin de desarrollar actividades turísticas y educativas, asimismo fortalecer su identidad cultural y contribuir con el desarrollo económico de la región.

Este proyecto surgió como una iniciativa de las poblaciones de Cahuita y Puerto Viejo, las que convocaron a la SC “para compartir con jóvenes que estaban aprendiendo buceo, al escuchar a los niños y jóvenes contar sus experiencias buceando, lo que aprendían y sus sueños, y decidimos ayudarles a continuar con sus capacitaciones y aprendizaje, ya que deseaban descubrir más sobre el fondo del mar y sus riquezas. Además de ver a padres motivados por lo que hacían sus hijos e hijas”, explicó la magister Marianita Harvey Chavarría, coordinadora del proyecto.

El proyecto EC-434 impacta directamente a niños, niñas y jóvenes de esa zona, aunque también a personas adultas que adquieren conocimientos diversos mediante el apoyo de la UCR e investigaciones comunitarias en temas como la arqueología subacuática y la historia y cultura afrocostarricense. Según Harvey, esto es muy significativo ya que es un aporte al país en la “ratificación de una nueva convención que protege el patrimonio cultural subacuático, desprotegido hasta ese momento”.

De acuerdo a la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático la riqueza de este patrimonio se sigue subestimando y pese a que los océanos cubren la mayor parte del planeta siguen ocultando sus secretos y la mayoría de naciones viven de espaldas a su territorio más extenso: el marino.

La Acción Social en la Sede Caribe se preocupa por documentar la riqueza submarina costarricense mediante la capacitación comunitaria. Foto cortesía CCB.

El mar no solo contiene riquezas naturales, también se encuentran vestigios de navíos hundidos a lo largo de la historia y ciudades tragadas por las olas se conservan en perfecto estado. No obstante, al igual que ocurre con el patrimonio arqueológico terrestre, el pillaje patrimonial marino es más común de lo que imagina la población, así como la destrucción de entornos, lo que ha borrado páginas del pasado del mundo.

Previo a la pandemia sanitaria del año 2020 el proyecto EC-434 impartió cursos de iniciación y profesionales de buceo scuba, seminarios, charlas, reuniones, festivales del mar con pescadores, participación en capturas de pez león, monitoreo de corales, capacitaciones variadas en áreas relacionadas. Además, giras y visitas a centros educativos, ponencias e incluso la producción de temas musicales alusivos a este tema.

En el 2020 se continuó trabajando con las comunidades mediante un protocolo avalado por el Ministerio de Salud para las prácticas de buceo, monitoreo de corales, siembra de palmeras, limpiezas de playas y arrecifes y capturas del pez león.

Mediante la virtualidad se involucró directamente a unas 200 personas del Caribe Sur en capacitaciones para la identificación de corales, elaboración de una cartografía de recursos culturales subacuáticos y campamentos sobre la pesca de arrastre y su impacto en los ecosistemas marinos. “Para el año 2021 se continuará el trabajo dual, combinando la presencialidad y la virtualidad para el desarrollo de las poblaciones impactadas por el proyecto”, comentó Harvey.

Este esfuerzo ha articulado los apoyos del gobierno de Dinamarca, el Museo Nacional de Costa Rica, el Ministerio de Cultura y Juventud y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), entre otras.

El mar no solo contiene riquezas naturales, también se encuentran vestigios de navíos hundidos a lo largo de la historia y ciudades tragadas por las olas se conservan en perfecto estado. Foto cortesia CCB.

Pese a lo exitoso del proyecto existen algunos obstáculos para su ejecución, como el pobre acceso a la red de Internet, un sistema educativo formal con falencias y la resistencia de algunas instituciones que no vinculan a las personas más jóvenes y sus comunidades en la gestión del patrimonio local, explicó Harvey.

Cosecha de éxitos

“He vivido un intenso intercambio de conocimientos entre los más jóvenes y el resto de la comunidad, saben mucho sobre su historia ancestral. He llevado prácticas de buceo avanzado y pronto iniciaré el entrenamiento para el de rescate. Lo que más me ha gustado es la participación de la comunidad, me llama la atención es que se ha logrado una gestión para la protección de las costas y cada día son más personas interesadas en ser parte de este proyecto”, comentó Ana María Arenas Moreno, quien dejó el Valle Central hace muchos años y convirtió a Puerto Viejo en su hogar.

Ella inició su vinculación cuando llegó al Centro Comunitario de Buceo Embajadores y Embajadoras del Mar (CCB), una de las contrapartes de la iniciativa interinstitucional, para involucrarse en alguna investigación sobre los efectos del cambio climático en las costas del Caribe Sur. Desde entonces ha participado en varias actividades. “Ahora entro al mar con otros ojos y una aprende a navegar entre los arrecifes de otra manera”, acotó Arenas.

Arenas será parte de una delegación que acompañará a jóvenes a capacitarse en los Cayos, Florida, Estados Unidos, en la conservación y técnicas de regeneración de corales mediante su cultivo. Gracias a los esfuerzos comunitarios e institucionales, unos 12 jóvenes serán becados, porque la mejor revolución de un pueblo es la educación, aseguró Leda Villa Porras, una líder comunitaria que dejó San José hace 45 años y se afincó en Cahuita.

“Yo apoyo el proyecto desde el CCB en la defensa del arrecife coralino, dándole oportunidades a nuestros jóvenes para que tengan conciencia de lo rico que es el mar, de todo lo que nos da y lo mucho que se irrespeta con proyectos no controlados. Desde aquí estamos luchando por un museo acuático para exhibir nuestra riqueza arqueológica submarina de la costa caribeña costarricense”, dijo Villa.

Para el presente año, las entidades organizadoras se proponen la fundación del Padi Dive Center Comunitario del Caribe, el impulso de un proyecto de gestión comunitaria en corales con la regencia del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar-UCR), una expedición arqueológica en conjunto con el gobierno danés y varios proyectos de emprendedurismo.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social