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Proyecto »Respira UCR» es reconocido por la OCDE

En mayo del 2021, la UCR anunció que había culminado la construcción de forma exitosa de diez ventiladores mecánicos del proyecto Respira UCR, los cuales cumplen con todos los estándares de calidad establecidos para un dispositivo de alta tecnología. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El desarrollo de ventiladores mecánicos durante la pandemia para pacientes con COVID-19 es una innovación tica destacada entre 30 iniciativas del mundo

En marzo de 2020, cuando se inició la pandemia por el COVID-19 en Costa Rica, un grupo de investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) comenzó el diseño y la construcción de un prototipo de un ventilador mecánico de emergencia.

Se trataba al principio de un aparato rudimentario pensado para su uso de forma libre en la atención primaria y que podía ser aplicado de manera ambulante.

Un grupo de especialistas de ingeniería, física y artes plásticas fueron los autores del invento, al que denominaron Respira UCR. Este se basó en la idea de unos jóvenes ingenieros de España, quienes construyeron de forma casera un respirador en madera y liberaron en Internet los planos y las instrucciones de montaje de la innovación. 

La iniciativa se creó para cubrir las necesidades de asistencia respiratoria ante una eventual saturación de los hospitales nacionales, como había ocurrido en varios países.

Conforme la iniciativa avanzó, las expectativas técnicas y científicas fueron creciendo, hasta convertirse en un proyecto mucho más sofisticado, que atrajo la atención de las autoridades del Gobierno, de la empresa privada y de algunas representaciones diplomáticas en nuestro país. 

La experiencia culminó de forma exitosa con la construcción de diez ventiladores, los cuales cumplen con todos los estándares de calidad establecidos a nivel internacional para un dispositivo biomédico de alta tecnología, de clase tres.

Esto fue posible gracias al talento de científicos costarricenses, aunque también a la colaboración de decenas de personas y entidades, tanto públicas como privadas, nacionales y extranjeras, que aportaron ayuda financiera, materiales y en algunos casos su conocimiento.

Precisamente, esta sinergia de varios sectores en medio de una emergencia sanitaria fue el factor clave del proyecto Respira UCR destacado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre las mejores iniciativas biomédicas a nivel mundial.

La evaluación

Según el documento de la OCDE Cocreación durante el COVID-19. Treinta casos de estudios comparativos internacionales, el proyecto de la UCR ilustra la importancia de relacionar la investigación científica y las capacidades de producción para la elaboración de equipos médicos que son necesarios.

Las iniciativas de creación conjunta alrededor del orbe fueron evaluadas por la Dra. Muthu de Silva, académica de Birkbeck, Universidad de Londres, junto a los profesionales Orlagh Lavelle, Nikolas Schmidt y Caroline Paunov, de la Dirección de Ciencia, Tecnología e Innovación de la OCDE.

El Dr. Eduardo Calderón Obaldía, de la Escuela de Ingeniería Mecánica, y el Dr. Elian Conejo Rodríguez, de la Escuela de Física, forman parte del equipo que ideó y construyó e prototipo de un ventilador mecánico durante la pandemia. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El grupo de expertos tomó en cuenta las características principales de las iniciativas, incluida la información sobre los socios clave de creación conjunta y sus contribuciones, los resultados clave y el tamaño de las iniciativas.

Además, recopilaron información sobre cuáles instrumentos de creación conjunta se utilizaron, cómo se construyeron las redes que llevaron a la colaboración, qué tipo de cooperación interdisciplinaria tuvo lugar y qué papel jugaron los gobiernos en el proceso.

También, se analizaron los procedimientos adoptados para hacer frente a la “excepcionalidad” del COVID-19, incluida la urgencia de producir soluciones implementables, se resume en el documento de la OCDE.

Unión de esfuerzos

El reconocimiento de la OCDE fue otorgado en agosto del 2022 junto a otros 29 proyectos de cocreación provenientes de 23 países, entre estos Costa Rica, Chile, Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Bélgica, Reino Unido, México y Alemania.

De acuerdo con la publicación, el término cocreación se refiere a la producción y la innovación conjunta entre la academia, la industria, el sector público y la sociedad civil, para responder a los desafíos planteados por la pandemia.

“Una de las cosas que nos llamó la atención fue oír comparándonos con Finlandia y con otros países nórdicos, en donde la inversión de diferentes proyectos para la mitigación del COVID era de hasta 2 000 millones de euros. Los presupuestos eran muy elevados a diferencia de los nuestros”, subrayó el Dr. Elian Conejo Rodríguez, uno de los investigadores de Respira UCR y profesor de la Escuela de Física.

Otro de los artífices del proyecto, el Dr. Eduardo Calderón Obaldía, profesor de la Escuela de Ingeniería Mecánica, recordó que iniciaron el trabajo sin financiamiento. “Nosotros partimos de cero colones y llegamos a recolectar $90 000 tocando puerta por puerta”, rememoró.

La cocreación en la iniciativa costarricense se produjo entre la UCR, la empresa farmacéutica multinacional Roche; la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma), Elvatron, Servimetal y el Hospital Metropolitano de Costa Rica, para desarrollar un prototipo de un ventilador mecánico usando recursos y materiales locales. 

La innovación contó además con el financiamiento de las embajadas de Alemania, Suiza, Corea y China y con la asesoría de expertos del Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (Ceaco).

Los equipos fueron sometidos a ensayos con simuladores de última generación del Centro de Simulación en Salud de la UCR. Igualmente, se sometieron a pruebas preclínicas en biomodelos porcinos.

El prototipo del ventilador mecánico Respira UCR fue sometido a ensayos con simuladores de última generación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Respira UCR fue el único proyecto biomédico de los desarrollados en las universidades públicas que completó las pruebas preclínicas.

En Costa Rica existe un vacío legal para efectuar pruebas clínicas con humanos en dispositivos de clase tres, hechos localmente y para su uso en el ámbito nacional, ya que el país no cuenta con una industria de equipos biomédicos específicamente para el mercado local.

Esto implicó una limitación para el proyecto, que se vio imposibilitado de avanzar y cumplir con todas las etapas para lograr la inscripción de los ventiladores en el Ministerio de Salud.

Este proyecto, comentó Calderón, “generó una reacción positiva en el Gobierno”, de manera que estuvieron en comunicación con el anterior ministro de Salud, Daniel Salas Peraza; el expresidente ejecutivo de la Caja Costarricense del Seguro Social, Román Macaya Hayes, y el expresidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, para la donación de los ventiladores.

Una parte del éxito del proyecto recayó en la interacción entre los distintos especialistas, “de la parte mecánica, eléctrica, en las pruebas de campo con los médicos del Ceaco, que era donde estaba ubicado el foco de la pandemia en ese momento”, expresó Conejo.

Calderón consideró que como costarricenses debemos creer en nosotros mismos, “en que tenemos la capacidad para hacer las cosas del primer mundo”.

Dentro de los 30 proyectos distinguidos por la OCDE, únicamente hay iniciativas de tres países latinoamericanos: Costa Rica, Chile y México. Nuestro país tiene dos proyectos incluidos en la categoría de las iniciativas médicas innovadoras, Respira UCR y Fab Helmet, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), otra universidad pública.

Los investigades de Respira UCR prevén publicar a corto plazo al menos dos artículos científicos: uno que va a difundir el prototipo técnico y formativo del dispositivo y un segundo artículo acerca del protocolo que se siguió en la fase preclínica.

“Se pusieron la camiseta, todos nos pusimos la camiseta”, concluyó el Dr. Calderón.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

Karol Quesada Noguera
Asistente de la sección de Prensa de la Oficina de Divulgación e Información (ODI), UCR

UCR, Voz experta: La ruta crítica del vínculo Universidad-Sociedad

Por Dra. Marianela Cortés Muñoz

La Universidad de Costa Rica cuenta con un dinámico ecosistema interno de innovación donde interactúan, todos los días, más de 55 000 personas entre estudiantes, docentes-investigadores y administrativos. Es un entorno dinámico que cuenta con múltiples espacios educativos y de investigación como fincas y estaciones experimentales, museos, plantas piloto, laboratorios y reservas entre otros recursos. Cada día nuevas ideas germinan en los cursos, los proyectos, los espacios académicos y otras actividades; muchos actores universitarios trabajan también en comunidades del país.

La Universidad ha mantenido siempre una intensa colaboración con el sector social y productivo del país como parte de su fuerte compromiso con la sociedad y el desarrollo de Costa Rica. En el Estatuto Orgánico está claramente establecido ese compromiso; la visión de conexión se ha visto cristalizada entre otras cosas por el vínculo externo con la sociedad. Esto ha marcado, sin duda, la evolución del ecosistema y ha permitido que el conocimiento gestado en la UCR permita resolver problemas y necesidades de la sociedad y del sector socio-productivo e impacte a las personas.

La UCR cuenta con muchas formas de vinculación, desde las cuales además también de nutre de ideas nuevas y de conocimiento de terceros para alimentar el círculo virtuoso. Una forma de potenciar el desarrollo del país es a través de la generación de innovación mediante la transferencia de conocimientos novedosos que estén protegidos por herramientas de propiedad intelectual.

Dentro de este contexto es importante mencionar que la protección de la propiedad intelectual en una Universidad Pública debe comprenderse como una herramienta que permita tomar decisiones estratégicas tanto para la Universidad como para el país. De la gestión de esos procesos de protección y transferencia de conocimiento con potencial innovador está a cargo Proinnova, un actor clave universitario que construye puentes entre el conocimiento y la innovación y procura poner de la propiedad institucional al servicio del país.

El trabajo desarrollado en los últimos años ha rendido sus frutos interesantes. Desde el año 2013, cuando se tenían 11 contratos de licencia hasta la actualidad donde han realizado 20 transferencias tecnológicas de propiedad industrial y derechos de autor y se tienen 37 contratos de licencia; esto representa un crecimiento importante. Se tiene adicionalmente 12 empresas derivadas o spin off, que en contexto de pandemia representan además una vía para la generación de empleo en el futuro. Más allá de los indicadores lo más importante es lo que esto significa, las transferencias representan la generación de innovación social e innovación tecnológica con impacto en el país y a nivel internacional también. Ese conocimiento novedoso promueve el desarrollo económico, social y ambiental.

Fruto de esa gestión se tienen 51 productos y servicios innovadores disponibles en el sector socioproductivo y que se han puesto a disposición de usuarios y beneficiarios. El caso más maduro de transferencia tecnológica de la Universidad es el del Híbrido de la Papaya Pococí, se producen las semillas en la estación experimental Fabio Baudrit y en la estación experimental Los Diamantes del INTA y se pone a disposición de productores nacionales. Esta tecnología le ha generado al país más de $30.4 millones en divisas de exportación. La venta de la semilla ha generado ingresos para el INTA y la UCR por 697 millones de colones a lo largo de los años ($1.3 millones). En el caso de la estación experimental de la Universidad se invierte en la producción de la semilla y en proyectos de beneficio para los investigadores y los estudiantes. La UCR también ha desarrollado otros híbridos de gran importancia para el sector agrícola nacional y para aportar a la nutrición de los costarricenses (trabajo realizado por varios equipos en la Estación Fabio Baudrit) y además otros productos innovadores para el agro desarrollados en el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) que constituyen una opción ante el uso de agroquímicos. Los híbridos de chile dulce, de tomate y el fertibiol y degradabiol han generado alrededor de 87 millones de colones en ventas y esos recursos alimentan la investigación y el desarrollo de nuevos productos.

Como un ejemplo del impacto que involucra la transferencia tecnológica, de una muestra de 14 contratos de licencia que tiene firmados la Universidad con empresas, se han generado, a diciembre 2020, alrededor de 504 millones de colones de valor económico para el país además de la generación de empleo, encadenamientos productivos, conexión con el mercado de exportación, etc. Actualmente se sigue avanzando y conforme los procesos de apropiación tecnológica y pruebas de mercado así lo permitan y más productos lleguen a la sociedad ese valor económico seguirá aumentado. Algunas de las tecnologías UCR pueden llegar a tener un impacto internacional, como es el caso de la patente de hemoderivados del Instituto Clodomiro Picado cuyo licenciamiento ha llevado a la construcción de una planta farmacéutica y el escalamiento de la tecnología en Colombia.

La Universidad tiene ejemplos de casos transferidos a la sociedad o en proceso de transferencia, provenientes de todas las áreas del conocimiento, esto ratifica que la innovación puede surgir en cualquier área. El trabajo realizado hasta la fecha evidencia el compromiso de la Universidad de Costa Rica en generar nuevo conocimiento a través de la investigación, la acción social y la docencia y de potenciar la transferencia del mismo para mejorar la vida de las personas a través de la generación de empleo en empresas u organizaciones existentes que potencian sus actividades al recibir conocimiento innovador que plantea nuevas oportunidades, creación de empresas y nuevas oportunidades para emprendedores, desarrollo de nuevos productos, promover encadenamientos productivos con oportunidades de valor agregado, generar nuevos mercados de exportación, promover la innovación social y generar novedosas formas de entender y abordar los retos para provocar nuevas dinámicas sociales y convertir al ciudadano en un protagonista y brindar soluciones a problemas locales y mundiales, entre otros.

¿Qué viene?

Existen muchas oportunidades dadas las fortalezas de la Universidad de Costa Rica en varios ámbitos, pero particularmente en la investigación y en todo el potencial de generar impacto en nuestro país y más allá de las fronteras. Desde el ámbito de acción de Proinnova, en los años venideros, la Universidad deberá trabajar en seis esferas estratégicas que le permitirán evolucionar en el proceso de potenciar el desarrollo país. Esas esferas prioritarias se presentan en la figura 1.

Figura 1. Esferas de acción futura de la UCR en el ámbito de la transferencia tecnológica y la innovación.

La UCR deberá abordar y potenciar su modelo de gestión de la innovación para volver más eficiente su proceso de transferencia tecnológica y aprovechar proyectos internacionales para incorporar mejores prácticas y potenciar el impacto, deberá además trabajar el fomento de la cultura de innovación a través de un programa exponencial de capacitación. Por otro lado, debe continuar impulsando el tema de las actividades, acciones y proyectos relacionados con el combate del COVID-19 y la recuperación y reconstrucción del país. El establecimiento de políticas de propiedad intelectual para la Universidad y un procedimiento para la creación de spin-off o empresas derivadas son temas prioritarios.

La comunicación de todo lo que acontece en el ámbito de la innovación generada desde la Universidad debe plantearse de forma estratégica para evidenciar sus alcances y rendir cuentas a la Sociedad. El ecosistema de innovación y emprendimiento nacional debe ser dinamizado desde acciones promovidas por todos los actores del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología para la Innovación y ese contexto la UCR debe tener un rol protagónico.

La Universidad cuenta con muchas formas de vinculación Universidad-Sociedad que deben de ser potenciadas en los años venideros y que ratifican el compromiso de nuestra Universidad con el desarrollo económico, social y ambiental del país.

 

Marianela Cortés Muñoz
Directora de Proinnova-UCR