Encuesta Actualidades de la Escuela de Estadística de la UCR
El estudio revela que quienes menos se cuidan consideran el virus como “poco peligroso”
Según el equipo investigador, la creencia en controversias y conspiraciones pueden ser una barrera para el cumplimiento de las medidas de prevención contra el COVID-19. Imagen con fines ilustrativos. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.
La Encuesta Nacional sobre el COVID-19 realizada por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) revela que casi la mitad de la ciudadanía cree en las teorías de la conspiración alrededor del surgimiento del virus.
El 55,9 % de las personas consultadas piensa que el virus SARS-CoV-2 fue creado en un laboratorio, mientras que el 48 % asegura que se trata de un arma biológica y el 47 % manifiesta que este tiene la intención de disminuir la población mundial.
Por otro lado, un agrupamiento de la escala de conspiraciones expone que el 38,2 % de las personas tiene una creencia alta en conspiraciones, el 36,9 % una creencia media y el 24,9 % una baja. Según el equipo investigador, esto demuestra que existe una parte importante de la población que cree en tales ideas.
De acuerdo con Benjamín Reyes Fernández, psicólogo de la salud, docente de la Escuela de Psicología e investigador del Instituto de Investigaciones en Psicología de la UCR, este tipo de creencias surgen y toman fuerza en contextos de crisis. El motivo es que se mezcla un rasgo de la personalidad llamado “conspiracionismo” (según el cual se tiende a pensar que «eventos importantes» son orquestados en secreto por actores malévolos y poderosos) con el denominado “negacionismo”, que es la tendencia a rechazar la información experta y autorizada de relatos importantes.
A pesar de la significativa creencia en conspiraciones en torno al COVID-19, expuesta por el estudio, no se encontró evidencia de algún vínculo entre estas posturas y la prevención o el riesgo de infección. Es decir, las personas que manifestaron estar de acuerdo con estas teorías no necesariamente traducen sus creencias en irrespeto a las normas sanitarias de prevención.
Sin embargo, Reyes considera que, en general, quienes sostienen estas creencias tienden a descuidar más las medidas sanitarias y no guardan la distancia con otras personas, rompen su “burbuja social” y no se lavan las manos con frecuencia. Para el investigador, estos comportamientos encierran un gran peligro, porque no solo ponen en riesgo la salud de las personas que irrespetan las medidas sanitarias, sino también a otras personas, eventualmente, más vulnerables.
“Unos cientos de muertos pueden no ser perceptibles a simple vista. A fin de cuentas, la mortalidad por COVID-19 en Costa Rica anda ligeramente sobre el 1 %. Entonces, la mayoría de los conocidos se recuperan y la gente confía más en su «simple vista» que en la ciencia. Es como que le dijeras a la gente que vivió antes de Galileo que crea que la Tierra gira alrededor del Sol, cuando lo «evidente» (evidencia anecdótica) es que el Sol sale por el este y se oculta por el oeste. Es decir, a simple vista, el Sol gira alrededor de la Tierra», ilustró Reyes.
Lo que sí logró constatar la encuesta es que quienes han adoptado un bajo grado de medidas preventivas para protegerse del COVID-19 consideran, con más frecuencia, que el virus es poco peligroso. Para el equipo investigador, “esto significa que algunas controversias pueden ser una barrera para cumplir con las medidas preventivas”.
El estudio también consultó sobre las controversias y descubrió que es poco frecuente la creencia de que el virus surgió por comer carne de murciélago (20,2 %), que es un castigo divino (18,6 %) o que es poco peligroso (15,5 %).
Cerca de la mitad de las personas entrevistadas manifestaron haber leído o escuchado noticias sobre el COVID-19 consideradas falsas (47,9 %), entre las que destacan una exageración en la cantidad de casos reportados (22,4 %), un abultamiento en la cantidad de muertes reportadas (13,3 %) y la manipulación de datos por parte de los Gobiernos (9,5 %).
En este sentido, Reyes manifiesta que quienes consideran una exageración la cantidad de fallecimientos reportados por la pandemia puede ser porque no comprendan que, por un asunto de protocolo, se debe clasificar a las personas como “muertas por COVID-19”, aunque la interacción o afectación fisiológica del virus con cada organismo, distintos factores de riesgo y condiciones de salud, todavía esté en estudio.
“No se trata de que los científicos estén mintiendo o intentando manipular. Es que el papel del COVID-19 en cada fallecimiento está siendo esclarecido. Hay estudios internacionales, con autopsias, que han encontrado que, en la mayoría de muertes de personas con COVID-19, esta enfermedad parece haber jugado un papel relevante en el fallecimiento”, apuntó.
La Encuesta Nacional sobre COVID-19 fue desarrollada por los estudiantes del curso Diseño de Encuestas por Muestreo de la Escuela de Estadística de la UCR, del 10 al 27 de octubre, y es la décima versión de la Encuesta Actualidades que realiza esta unidad académica anualmente. El estudio incluyó una muestra probabilística de 1 287 personas mayores de edad, usuarias de telefonía celular y abordó los siguientes temas: percepciones de vulnerabilidad hacia el COVID-19 y el bienestar subjetivo, preferencia y confianza en los medios de comunicación que informan sobre el COVID-19, conocimiento de los síntomas del COVID-19, adopción de medidas preventivas para protegerse del COVID-19, práctica de medidas preventivas contra el COVID-19, actitudes hacia las regulaciones impuestas por el COVID-19, actitud hacia las pruebas masivas para diagnosticar el COVID-19, manifestaciones de ansiedad debido al COVID-19, creencia en conspiraciones y controversias en torno al COVID-19, impacto del COVID-19 en la economía de los hogares, variaciones en el consumo de los hogares debido al COVID-19 y tradiciones de fin de año en época de pandemia.
Josué González Carrillo, Paula Rodríguez Mora y Sergio Varela Soto son los estudiantes que tuvieron a cargo el desarrollo de la parte de la encuesta que profundizó en la creencia en conspiraciones y controversias. Ellos explican que, como ha sucedido en otras ocasiones, a la par de la proliferación del nuevo virus, también surgió una ola de mensajes relacionados con conspiraciones y controversias en torno al tema. Este fenómeno es interpretado por Johann Vega Dientsmaier, psiquiatra peruano, como un intento por entender una situación mundial que requiere explicaciones y que aún no encuentra respuesta.
“Aunque las controversias son poco frecuentes, lo cierto es que se perfilan como una barrera para cumplir con las medidas que contribuyen a prevenir el contagio (particularmente la que reza que el virus es poco peligroso)”, destacan los estudiantes en su análisis.
Fernando Montero Bolaños Periodista, Oficina de Divulgación e Información
La población que asumiría el riesgo son quienes tienen estudios universitarios y un mayor nivel económico, revela encuesta
Una cuarta parte de la población costarricense está dispuesta a arriesgarse al contagio del COVID-19 para celebrar la Navidad y el Año Nuevo con familiares fuera de su burbuja social. Así lo revela la Encuesta de Actualidades 2020 publicada el 16 de diciembre del presente año.
La Encuesta Actualidades es un esfuerzo realizado cada año por estudiantes de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR), la cual consulta la opinión de los y las costarricenses sobre temas cotidianos.
En esta ocasión, la encuesta tuvo un enfoque especial a raíz de la pandemia y abordó un total de 12 temas. Entre ellos está el de las “Tradiciones de fin de año en época de pandemia”, efectuada por Sebastián Duarte Rojas, Sebastián Montero Jiménez y Natalia Núñez Calderón.
Al analizar los datos obtenidos de 1 287 entrevistas, cuya tasa de respuesta fue del 50 %, el equipo de investigación encontró que un 23,6 % piensa compartir las noches del 24 y del 31 de diciembre con otros familiares o amigos que no viven en el hogar; es decir, fuera de su burbuja social.
“Es posible afirmar que, de no tener los cuidados necesarios, aproximadamente una de cada cuatro personas se someterá a riesgo de infección por COVID-19 en las noches del 24 y 31 de diciembre, cifra que es mayor entre quienes han adoptado menos prácticas preventivas que son casi el 33,7 %”, indicó Sebastián Montero.
Dato poco usual
De acuerdo con Montero, las personas que más están dispuestas a arriesgarse son aquellas con educación universitaria (32,2 %) y entre costarricenses (25,1 %).
De igual forma, ese deseo se da más en aquellas personas que poseen mayores facilidades económicas y cuyos ingresos se vieron poco o nada afectados por el COVID-19.
“Un aspecto importante es que este porcentaje también es más alto entre quienes, por lo general, sostienen prácticas de riesgo (40,2 %) y aquellos que han adoptado menos medidas para prevenir el contagio (33,7 %)”, manifestó Montero.
Para la Dra. Ileana Vargas Ureña, directora de la Escuela de Salud Pública de la UCR, ese comportamiento podría deberse a que las personas con un nivel educativo más alto, y con mayores recursos económicos, podrían tener una sensación de mayor seguridad frente al virus.
“Muy posiblemente las personas con un nivel educativo más alto y con más recursos piensen que tienen un buen manejo de todas las medidas de protección como el protocolo o el distanciamiento. También, que tienen el dinero para comprar todo lo que necesiten, entonces eso les quita un poco el miedo al contagio. Otro aspecto es que tal vez estas personas cuentan con seguros privados adicionales que les podrían permitir recibir una atención más rápida a nivel privado. Por lo tanto, es tan solo una sensación de que, al tener los medios económicos, pueden sobrepasar cualquier problema”, opinó la Dra. Vargas.
Menos tamales
Debido al impacto del COVID-19, en este 2020 diversos hogares costarricenses consideran tener menos dinero para elaborar este alimento. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR.
Otro aspecto abordado por el grupo fue la cantidad de personas anuentes a preparar tamales. Como resultado, esta costumbre está presente en el 57,3 % de los hogares costarricenses y no se registran cambios con respecto al año 2014.
Sin embargo, si se dan importantes modificaciones en cuanto a la cantidad de hogares que podrán preparar este platillo. En relación con los datos expuestos, solo el 29,1 % de las personas consultadas dijo que los hará.
“Distinto a años anteriores, se espera que para finales del 2020 disminuya el número de hogares en los que se harán tamales. Esa disminución se explica, en parte, porque la tradición de hacerlos es más alta en hogares con grandes dificultades económicas y en los que han sido perjudicados económicamente por el COVID-19”, ahondó Montero.
Por lo tanto, según los estudiantes, no es de extrañar que los hogares que harán tamales sean aquellos que no han visto sus ingresos afectados por la pandemia (un 35,2 %) y los que pueden ahorrar con el ingreso familiar, quienes son cerca del 37,1 %.
De igual forma, la “tamaleada” podría guardar relación con la diseminación del virus. Los resultados sugieren que los hogares que harán tamales tienen la magnitud más alta de riesgo, cuando en estos residen personas que también celebrarán fuera de su burbuja en las noches del 24 y 31, si se compara con los hogares en los que no residen este tipo de personas.
“Aunque se espera que para este año el número de hogares dedicados a hacer tamales se reduzca considerablemente, lo cierto es que hay indicios de que esta actividad, de no tenerse los cuidados debidos, puede contribuir a diseminar el virus”, indicó el equipo en su documento.
En declaraciones anteriores, la Dra. Patricia Sedó Masís, docente de la Escuela de Nutrición de la UCR, manifestó que el tamal es uno de los mayores íconos de la tradición alimentaria costarricense.
Por lo tanto, y si se tiene la posibilidad económica, no hay que dejarlos de hacer. En cambio, hay que buscar formas seguras para preparar este alimento tradicional y emplear recetas más sanas.
“Lo que podemos hacer es innovar. Por ejemplo, que una burbuja de la familia haga los tamales y los reparta, y no esa gran unión familiar que se daba antes. Esto ayuda a evitar los contagios. De igual forma, si hay preocupación de que el alimento lleve el virus, por lo general es muy difícil debido a las altas temperaturas a las cuales está sometido el alimento”, destacó la Dra. Marcela Dumani Echandi, docente de la Escuela de Nutrición de la UCR.
Además, agregó: “Con respecto a la preparación, no hay que olvidar que este alimento se puede elaborar en formas más sanas, como incluir vainicas, zanahorias y, al hacer caldos de las carnes, desgrasarlos para que no sea una añadidura más a la grasa de la masa. También, medirse con la sal y aprovechar los vegetales ya sean crudos o con una cocción mínima previa al tamal”, concluyó la Dra. Dumani.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Trabajo interdisciplinario de siete unidades académicas
El Ministerio de Salud capacitará a tomadores de decisión en el uso de la herramienta
Personas usando mascarillas en el centro de San José, Costa Rica. Foto: Karla Richmond, UCR.
El país contará, próximamente, con una herramienta que integra la informaciónepidemiológicade COVID-19 con datos sobre la vulnerabilidadsociosanitariade cada distrito y cantón, con el objetivo de facilitar la toma de decisiones por parte de las autoridades competentes. Se trata de la Plataforma de Monitoreo de COVID-19 que están desarrollando siete unidades académicas de la Universidad de Costa Rica a solicitud del Ministerio de Salud. A este esfuerzo se unieron desarrollos previos realizados por la Universidad de Costa Rica como el cálculo de la tasa R generada por el Observatorio del Desarrollo y el Centro Centroamericano de Población, ambas instancias de la UCR.
El M.Sc. Rodolfo Romero Redondo, docente e investigador de las Escuelas de Administración Pública e Ingeniería Industrial, explica que en la plataforma convergen diversos puntos de vista sobre la pandemia. De esta manera, los datos estadísticos se integran con el modelamiento matemático, las ciencias del comportamiento, los determinantes sociales de la saludy la administración pública, para tener una aproximación a la información más acertada, que sea de utilidad para quien deba tomar decisiones de política pública a nivel distrital, cantonal y nacional.
La versión más actualizada de la Plataforma muestra todos los datos de cada territorio con solo posicionar el cursor en un punto del mapa. Imagen cortesía del Equipo de Investigación – Observatorio del Desarrollo UCR. Fuente Plataforma Toma de Decisiones COVID-19 MS-UCR.
“Hay muchísima información en torno al COVID-19. Necesitamos enfocar la información y los datos para que el tomador de decisiones los tenga de manera útil. En una emergencia como esta, el tomador de decisiones no puede dedicar mucho tiempo a analizar. Tiene que ser algo muy expedito, un instrumento amigable y con la información que le sirve”, destacó Romero.
Una de las principales riquezas de la Plataforma es que aborda el temadela pandemia no solo desde la perspectiva de la amenaza, sino también desde la vulnerabilidad de la población por medio de un análisis sociosanitario. El nivel educativo, la condición económica, la ocupación del territorio, el uso del suelo, los estilos de vida, el uso ambiental y la adaptabilidad de una comunidad pueden magnificar o aminorar los efectos de la pandemia.
En este sentido, Keylor Castro, punto focal de Gestión de Riesgo para el Ministerio de Salud, destaca que no es lo mismo atender una emergencia en un cantón con alta densidad poblacional, donde es difícil garantizar el distanciamiento y el aislamiento, que en un cantón de baja densidad poblacional.
“La idea es que el indicador sociosanitario sea una herramienta para ser utilizada por el Ministerio de Salud para orientar las acciones a nivel local sobre cuáles deberían ser las acciones y los cantones que, primeramente, deberíamos estar afrontando”, detalló.
Por ejemplo, la prevalencia de la enfermedad, que consiste en la cantidad de casos por cada mil habitantes, puede registrar bajos niveles en un cantón. Pero, al cruzar este indicador con rangos de edades y condición económica, podría mostrar una mayor incidencia en personas adultas mayores y en condiciones de pobreza. Este nuevo dato ayudaría a las autoridades locales a darle prioridad a esta población.
“Esta información nos ayuda a tomar decisiones operativas. Por ejemplo, la apertura de un albergue para personas positivas. La Plataforma nos ayudaría a definir cuántos albergues se requieren, de qué clase y para qué tipo de población, para lograr cortar cadenas de transmisión y garantizar condiciones adecuadas para el aislamiento de estas personas”, ilustró Castro.
Adicionalmente, este instrumento cuenta con un análisis prospectivo que muestra el riesgo potencial que tendrá cada distrito y cantón en las siguientes 4 semanas. Para Romero y Castro esto permite hacer un uso más eficiente de los recursos limitados con los que cuenta la institucionalidad pública.
La herramienta también cuenta con un análisis del comportamiento territorial de la pandemia desarrollado por un equipo de investigación de la Escuela de Geografía. Consiste en la visualización del movimiento de la enfermedad en un mapa, a manera de “corredoresgeográficos” o manchas de color. A partir de esta información, las autoridades pueden definir medidas de contención en los bordes de las manchas para evitar la expansión del contagio.
Melvin Lizano, docente e investigador de la Escuela de Geografía, explica que el virus se desplaza geográficamente porque las personas tienen necesidad de moverse de un lugar a otro. Tomando en cuenta esta realidad, se genera un análisis de corredores geográficos de transmisión de la COVID-19 a partir del estudio de los 15, 20 y 40 distritos que presentan el mayor número de casos activos por semana.
“Este seguimiento permite conocer zonas donde se da un mayor ensanchamiento de corredores o agrupaciones (clúster) distritales contiguos, con el fin de evitar que estas zonas ganen más terreno semana a semana. Lo anterior sugeriría la migración del virus hacia otras áreas geográficas con poca prevalencia o número de casos activos. Esto se hace a partir de una lectura del espacio fundamentado en un criterio de proximidad espacial”, añadió Lizano.
En esta línea, también se está realizando un análisis más detallado de paradas de autobuses que están sirviendo como “corredores” de transmisión entre comunidades, con el fin de que las autoridades competentes tomen las decisiones necesarias para disminuir el riesgo de contagio.
La plataforma incluye gráficos dinámicos que muestran la evolución de los casos activos y recuperados, así como los fallecimientos en una línea de tiempo y por provincias. Asimismo, incluye un gráfico que compara la efectividad de las medidas sanitarias con la probabilidad de que el Sistema Nacional de Salud identifique y le dé atención oportuna a todos los contagios.
Romero explica que esta comparación es importante porque el éxito de la contención pública es identificar a las personas contagiadas y atenderlas adecuadamente, así como aislarlas para evitar más contagios. “En la medida en que el país desarrolle estrategias para identificar y darle trazabilidad a las personas, las medidas públicas de contención van a ser más efectivas”, afirmó.
La plataforma de monitoreo de la COVID-19 incluye el uso de gráficos dinámicos y la visualización geográfica del comportamiento de la enfermedad a nivel nacional, cantonal y distrital. Imagen cortesía del Equipo de Investigación – Observatorio del Desarrollo UCR. Fuente Plataforma Toma de Decisiones COVID-19 MS-UCR.
Sección por sección
La Plataforma de Monitoreo de la COVID-19 tiene cuatro apartados principales. El primero describe el análisis de vulnerabilidad sociosanitaria. El segundo presenta un análisis de la vulnerabilidad en corredores geográficos y el índice de transmisibilidad en el territorio. En la tercera sección se encuentra el análisis de la probabilidad de la contención y, en la última parte, se alberga información estadística básica de todo el país, incluido el tema de hospitalización.
Además, contiene información actualizada sobre casos acumulados, casos activos, número de personas internadas en Salón y en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). La herramienta también facilita los informes generados por el equipo de investigación, un glosario de términos que permiten hacer una mejor lectura del reporte, así como comentarios y recomendaciones generales. Cada apartado también incluye la metodología utilizada para llegar a los resultados correspondientes.
Al ingresar en el primer apartado se puede ver información relacionadaconla vulnerabilidad sociosanitaria desde la perspectiva cantonal. Cantón por cantón, se puede apreciar el comportamiento actual, y por las siguientes cuatro semanas, de la pandemia y de los factores asociados a la vulnerabilidad sociosanitaria. También se puede hacer lo mismo a nivel distrital.
El segundo apartado seconcentra enel análisis de la vulnerabilidad desde la perspectiva de corredores geográficos. Allí se puede ver el “comportamiento de la mancha” sobre el mapa. Es decir, cómo la enfermedad se va expandiendo en el territorio. Esta información es de vital importancia para establecer medidas de contención en los límites de los cantones y distritos más afectados, con el fin de evitar que el contagio se extienda a otros territorios.
En esa misma sección también se incluye el análisis del índice de transmisibilidad en el territorio a nivel nacional, cantonal y distrital. Los datos pueden apreciarse mediante gráficos o de manera georeferenciada en un mapa.
En el tercer apartadose encuentraun gráfico que determina el nivel de probabilidadde que las personas contagiadas sean identificadas y atendidas por el Sistema Nacional de Saludasociado a las medidas de contención sanitaria que el país ha tenido hasta el momento. Este análisis de probabilidades permite determinar la efectividad de las medidas de contención y de trazabilidad en la población.
La última sección contiene información generalque permite ver la evolución dela enfermedad en el país, como la cantidad de casos acumulados y activos por fecha, casos confirmados por día, la tasa de reproducibilidad y la tasa de letalidad diaria por COVID-19.
Guaner Rojas, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas y docente de la Escuela de Estadística, explica que la Plataforma se nutre de datos que provienen del modelado estadístico y epidemiológico que se genera en el equipo de trabajo. Entre las metodologías desarrolladas para la elaboración de esta herramienta destaca una que captura el comportamiento de la curva epidémica de acuerdo con la confirmación de los casos observados para proyectar los casos que se acumularían en días posteriores. Otra metodología se relaciona con la estimación de número de casos no detectados de personas asintomáticas o con síntomas muy leves que se han acumulado a la fecha.
“También se ha generado información sobre probabilidades de contención y de cuarentena. Estas probabilidades se obtienen a partir de la estimación de un modelo epidemiológico de comportamientos y nos ha ayudado a observar si las medidas sanitarias se reflejan en el comportamiento de los casos”, detalló.
En la plataforma de monitoreo de la COVID-19 se cruzan los datos epidemiológicos de la enfermedad con varios factores de vulnerabilidad de cada región del país para que las autoridades locales puedan tomar decisiones más acertadas. Imagen cortesía del Equipo de Investigación – Observatorio del Desarrollo UCR. Fuente Plataforma Toma de Decisiones COVID-19 MS-UCR.
Una herramienta para definir política pública
La Plataforma es para uso exclusivo del Ministerio de Salud. Para ello, se iniciará una capacitación de su personal de campo para un correcto uso de la herramienta, con el fin de asesorar a los Comités Regionales, Municipales y Comunales de Emergencia. También se espera que forme parte del Sistema de Gestión de Información COVID-19 por parte del Ministerio de Salud y que, en los próximos meses, se pueda dar el proceso de transferencia tecnológica de la aplicación de la UCR hacia el Ministerio.
“Esto es producto de un montón de iniciativas que tenemos, todas en paralelo trabajando sobre capas, para poder dotar al Ministerio de Salud de todas estas herramientas para quitarle lo operativo y ponerlo, ahora sí, a analizar la información y poder tomar decisiones y poder definir política pública. Para mí, esa es la piedra angular de este proyecto”, sintetizó Castro.
En este sentido, Daniel Salas, ministro de Salud, instó a que se capacite a las autoridades cantonales para el uso de los datos y que se entienda qué tipo de decisión se puede tomar con cada gráfico. Aseguró que el nivel de información sistematizada es importante y, más transcendental, será el hecho de que a nivel local se utilice la información para la toma de decisiones.
“La idea es que esta herramienta no sea solo para el tema del COVID-19, sino que se convierta en un instrumento prototipo para otros temas como el dengue o el zika”, anunció Romero.
De acuerdo con Catalina Artavia, investigadora de la Escuela de Administración Pública, contar con una herramienta que contiene información basada en escenarios probables, datos relevantes y actualizados sobre la evolución de la pandemia a nivel nacional, cantonal y distrital, permite tomar decisiones informadas con miras a implementar mejoras en las políticas públicas de atención a la emergencia,con el fin de evitar un aumento descontrolado de casos de COVID-19y valorar posibles estrategias de reactivación económica.
“A partir de la información que brinda la plataforma, las autoridades pueden tomar decisiones más acertadas en cuanto a la inversión. Así los recursos públicos pueden ser destinados a resolver problemáticas reales. Al mismo tiempo, permite predecir comportamientos futuros. Esto ayuda a incidir de forma más eficiente y eficaz en torno a la inversión, desarrollo de políticas públicas y medidas a nivel nacional orientadas a la generación de valor público”, subrayó Artavia.
Esto lo confirma Carlos Marschall, docente e investigador de la Escuela de Estadística y jefe de la Unidad de Análisis Prospectivo y Política Pública del Ministerio de Planificación y Política Económica (Mideplan), quien asegura que esta Plataforma de Monitoreo de la COVID-19 “contribuye como un insumo para la definición de la política pública que debe y deberá realizar el país, con la finalidad de articular y coordinar, en el Sistema Nacional de Planificación, las intervenciones públicas requeridas en el marco de los recursos disponibles”.
Gilbert Brenes, director del Centro Centroamericano de Población, asegura que la herramienta es útil para proveerle a las autoridades del Ministerio de Salud información alternativa o con aproximaciones diferentes de visualización. “En otras palabras, la Mesa de Situación genera ya productos propios. Esta plataforma complementa esos productos para ofrecer hipótesis y posibles planes de acción alternativos”, añadió.
Por su parte, Agustín Gómez, docente e investigador de la Escuela de Estadística y coordinador de la Unidad de Estadística del Observatorio del Desarrollo, destaca que la Plataforma será de gran utilidad para la gestión municipal. “Los alcances de la herramienta en estos momentos son ilimitados en cuanto a la visualización interactiva y modelos de predicción muy potentes a nivel distrital, cantonal y nacional”, agregó.
La Plataforma de Monitoreo de la COVID-19 fue desarrollada por Diego Quirós, docente de las Escuelas de Estadística y Ciencias de la Computación e Informática, con la colaboración de Sebastián Cruz, Katherine Angulo, Vladimir Sagot y Lucía Elizondo, estudiantes de la carrera de Ciencias de la Computación e Informática.
Actualmente, el proyecto se encuentra inscrito en el Observatorio del Desarrollo con el código 748-C0-245 “Análisis y simulación espacial de la Pandemia COVID-19 a nivel cantonal, para el caso de Costa Rica”.
Fernando Montero Bolaños Periodista, Oficina de Divulgación e Información