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Etiqueta: Daniel Ortega

Carta abierta a Rosario Murillo

(Colonia El Carmen, Managua Nicaragua)

Myrna Eligia Torres Rivas*

Rosario, recuerdo como la conocí en casa de mis padres, Profesor Edelberto Torres Espinoza y mi madre, Marta Rivas F. en San José de Costa Rica a finales de la década del 70 del siglo pasado, creo, ya cercano al triunfo de la Revolución Sandinista, que llevaba años luchando, derramando sangre de jóvenes, campesinos y estudiantes humildes contra la tiranía somocista.

Usted sabía que el triunfo estaba cerca ,pues junto a usted estaba ya su actual consorte Daniel Ortega que había estado preso nueve largos años y había sido liberado por el Comando de Elite del grupo guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional aquella memorable Navidad de finales de los 60, cuando en casa del amigo del tirano Tacho Somoza, Chema Castillo, celebraban la Navidad con finos whiskeys, champagne, carnes sazonadas con exquisiteces esta fiesta de origen Cristiano y de pronto entre el bullicio de alegría y música que había en el elegante comedor decorado con primor y arte se oye la voz varonil del compañero Hugo Torres que decía: ¡Quietos, todos están detenidos, no se muevan si quieren conservar sus vidas! Y el grupo de chavalos temerarios que lo acompañaban detienen al dueño de la casa, Chema Castillo, y al Embajador de los Estados Unidos en Nicaragua, salen a la cochera y los empujan a que monten el Cadillac negro, con placa Diplomática, ordenan al chofer dirigirse a tal dirección, lejos del lugar y es allí donde se comunican con el presidente Somoza para anunciarle lo sucedido y empezar los trámites de la liberación de su petición, en un tiempo concreto, en caso de no ceder, ambos rehenes serían ejecutados.

Lo planificado fue exitoso y al dar las noticias las distintas agencias internacionales el nombre de la guerrilla nicaragüense fue conocida por todo lo grande. El ánimo del pueblo, de los combatientes tanto en Nicaragua como internacionalmente fue enorme.

Pero ahora, volvamos a casa de mis padres allá en San José de Costa Rica. La visita de Daniel y usted al hogar de los Torres-Rivas era que les permitiera leer documentos de Sandino y cartas de Carlos Fonseca Amador, pues Rosario pensaba tempranamente ya en la fundación del Archivo histórico sandinista.

Papá con la generosidad innata que siempre lo caracterizó le mostró el archivo. Allí estuvo ella leyendo y cuando hubo terminado sacó varias cartas y documentos que le interesaron y los guardó. Mamá quedó pasmada al oír lo que Rosario le decía a papá: me llevo esto, lo considero utilísimo, abrió su bolsa y guardó el fajo de cartas.

El 22 de agosto de 1978 fue tomado el Palacio Nacional por diez valerosos miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Aquí Edén Pastora se llenó de gloria internacional como el Comandante Cero, pues cada uno de los participantes tenía un número. Desgraciadamente 40 años después siendo ya Daniel un traidor, Edén se unió a él y en 2018 disparó a los jóvenes estudiantes que protestaban en las primeras manifestaciones por una causa justa, lo que causó muertes y dejó ciegos a muchos de estos jóvenes. Un año después Edén “murió de Coronavirus” en el Hospital Militar de Managua.

En ese ataque al Palacio Dora María Téllez, No 2 dichosamente viva, digna y valiente, después de haber estado dos años en prisión en condiciones indignas por orden de ustedes dos sigue demostrando con hechos el amor a su patria y a su pueblo.

En los albores del triunfo, otro sector de la sociedad los músicos y cantantes Carlos, su grupo Los de Palacagüina y Luis Mejía Godoy cosechaban premios y aplausos en España, daban a conocer las heroicidades de los chavalos del Frente Sandinista; los escritores, poetisas, como quizá las más relevantes, Gioconda Belli, Vida Luz Meneses, QEPD. Cantaban a los muertos y a los vivos. Hubo niños como Luis Alfonso Velásquez de tan solo diez años, vendedor de periódicos que por anunciar un crimen somocista, un chofer con su camión se le fue encima y lo aplastó, ahora un parque infantil lleva su nombre y así, aún vive en la memoria colectiva.

Quiero hacerle varias preguntas Rosario, usted por múltiples razones tiene más remembranzas que yo de lo que fue la epopeya del triunfo de la Revolución, y lo que significó para nuestra América Latina. Su actual consorte Daniel Ortega sin haber participado en ningún combate, llegó a ser presidente de Nicaragua, y lo fue por la estrategia guerrerista de Humberto Ortega, QEPD su hermano el cual ustedes enviaron a la muerte el 30 de septiembre del 2024.

Rosario, usted desde su temprana adolescencia tuvo deseos, metas y todo lo ha cumplido, de ser madre a los 16 años, de casarse en la nueva Catedral y ser bendecida por el Cardenal monseñor Obando y Bravo, furibundo crítico del verdadero sandinismo. Usted transformó el orden de la Naturaleza de las calles de Managua, “sembrando árboles de hojalata” rosados, amarillos, azules, etc. iluminados con luces artificiales “en las soleadas avenidas tropicales, cortando bellos árboles naturales que vierten sus racimos de flores como pequeños chorros de flores amarillas, -caña fístola- otros como los flamboyanes con llamas de flore, otros color de rosas pálidas.

Cambiaste el color rojo y negro de la bandera de Augusto C Sandino por un rosado chicha.

Muchos queremos que no utilices como Partido, más el nombre del noble héroe, Augusto C. Sandino, pues del verdadero sandinismo no queda nada. Además, Sandino fue un hombre valiente y sin tacha. Ahora es la tiranía Ortega-Murillo con innovaciones tiránicas novedosas, que nunca antes fueron usadas por los múltiples tiranos que ha padecido nuestro continente, como la de quitar la nacionalidad a los connacionales que discrepen de sus ideas y otras aberraciones que has inventado, ahora plasmadas en la nueva Ley 761.

Tengo en mis manos el Programa Histórico del Frente Sandinista de Liberación Nacional, conocido como la herencia programática de Sandino y presentado al pueblo nicaragüense en 1969. Lo hojeo y en el capítulo IV, Legislación Laboral y Seguridad Social, acápite 5 “abolir los despidos injustificados.

Ustedes han sido capaces de mandar a la cárcel a sus jueces de la ley, serviles a sus mandatos como Zoila Luz Ramos, Yadira Centeno, a militares fieles igualmente serviles y asesinos como el señorito Bayardo Arce, Lenin Cerna y otros. Y son cientos de empleados que han enviado al “descanso obligado” por ustedes. Unos se han marchado al vía crucis de la emigración, otros a la miseria continua.

Rosario, acordate que tenés muchos hijos, nietos y estos seres van a cargar con parte de tu Karma, yo te pido en nombre de miles de nicas, hombres, mujeres, campesinos, obreras, ricos y pobres, que ambos renuncien convoquen a elecciones en paz que no haya mas sangre, odio, rencor en nuestra nicaragua.

Nicaragua es un pueblo que tiene más de medio siglo de no estar en Paz, llegó el triunfo y antes del año la “contra ayudada por Estados Unidos” continuó el baño de sangre y ahora ya van cerca de diez años en que se vive con miedo. Tomen consciencia de cada decisión que toman los dos, todas las lágrimas derramadas, las angustias, que han hecho sufrir a la sociedad entera, todo recaerá en ustedes dos y a todos los lacayos serviles que utilizan para llevar a cabo sus injustas fechorías.

Recuerdo que fuiste seguidora del Gran Maestro de la India, Sai Baba, ¿Por qué te alejaste de sus enseñanzas? Ahora has entrado a las cavernas del mal Quiero cerrar esta carta con las palabras de este mismo Avatar:

“crean que todos los corazones están motivados por el mismo y Único Dios. Que todos los nombres en todos los idiomas, y todas las formas que el hombre pueda concebir, representan al mismo y Único dios. Para adorarle mejor se le adora por medio del Amor. Este es el mensaje que deseo tomen en sus corazones. Empiecen el día con Amor –llenen el día con Amor- Este es el camino hacia Dios y hacia la Paz

*Algún lugar del Planeta, 13 de diciembre del 2024

Hace ocho años, Costa Rica puso en su lugar a Daniel Ortega

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Por medios civilizados, acudiendo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Tribunal de la ONU en La Haya, Países Bajos, se ordenó a los invasores comandados por Edén Pastora (+), salir de la limonense isla Calero, y pagar por los daños causados al humedal tico.

– Recordemos:

Sabíamos que las 300 ha de isla Portillo, invadidas por el soldado Pastora y sus hombres, eran costarricenses. Pero Nicaragua decía y defendió lo contrario. Cuando la Corte declaró que isla Portillo (parte de isla Calero) era nuestra, el titular en La Prensa de Nicaragua resaltó que Nicaragua había PERDIDO isla Portillo, y que lamentablemente la laguna «Harbour Head» había quedado enclavada en territorio costarricense, por lo cual, para llegar a sus aguas (como es más factible por mar) las embarcaciones nicas han de pedir autorización a Costa Rica, para navegar por mar territorial costarricense.

Además, aunque Pastora decía lo contrario (no se podía esperar mucho de él) la CIJ condenó a Nicaragua por la apertura de los caños artificiales y POR EL DAÑO AMBIENTAL provocado sobre el humedal Ramsar. Y muy importante, A INDEMNIZAR A COSTA RICA por ese daño ambiental. Pago que hubo de cumplirse dentro de los siguientes 12 meses. No es correcto haber dicho (como Pastora y algunos por aquí lo afirmaron) que no se hubiese condenado a Nicaragua por ese daño al ecosistema costarricense.

– En cuanto a la trocha fronteriza en territorio tico, la Corte reafirmó lo determinado años antes, al rechazar las medidas cautelares solicitadas por los súbditos del sátrapa Ortega, puesto que Nicaragua NO pudo demostrar el alegado daño causado a la navegabilidad del río San Juan, entre otros, porque los jueces dieron por buenos los estudios hechos por profesionales del ICE, principalmente, que cuantificaron un aumento insignificante en los sedimentos, de entre un 1 y un 2%. Sí expresaron los magistrados, correctamente, que existía RIESGO ambiental con la construcción de la carretera y que, por tanto, debió de haberse presentado un estudio de impacto ambiental previo. Sobre esto, el fallo fortaleció la normativa ambiental de ambas naciones, pues Ortega se había negado a entregar estudios sobre el fallido proyecto hidroeléctrico Brito… que hubiera secado el río San Juan en un gran trecho, y el también fallido proyecto de un gigantesco canal interoceánico. Ahora las reglas son otras, para ambas naciones.

Fue interesante el que No se diera la llamada sentencia «salomónica», que algunos dijeron que se daría (otro error de algunos analistas ticos). Lo cierto es que el fallo fue contundente a favor de Costa Rica y demostró que el equipo profesional costarricense era de la mayor calidad, con la incorporación de expertos extranjeros que siempre nos dieron confianza y que, como se demostró, siempre caminaron por buenos caminos. Los especialistas nacionales (encabezados por don Édgar Ugalde, don Arnoldo Brenes, don Sergio Ugalde…) con su trabajo calificado y gran dedicación, nos dieron una gran alegría a la mayoría de los costarricenses, destacándose asimismo en la parte diplomática, el canciller Enrique Castillo. Vencieron, y vencieron bien, frente a un equipo nicaragüense que, algunos dijeron, era altamente calificado, con expertos reconocidos, que incluso habían «humillado a Colombia» (algo que no es cierto) y que seguramente se lucirían frente al equipo costarricense. Bueno, ¡qué bueno!, que por aquí también se equivocaron.

Costa Rica recuperó su integridad y soberanía territorial en un área que mide más de CUATRO VECES lo que mide el parque metropolitano La Sabana, aunque, como es lógico, se ve como un pequeño punto en los mapas a escala 1:50.000 del IGN.

Lo celebramos entonces y lo seguimos celebrando, y más cuando pensamos en cómo nos sentiríamos los compatriotas en el hipotético caso de que la sentencia hubiere sido a favor de Nicaragua, y hubiéramos perdido (nosotros sí) ese rico humedal costarricense, que por un momento estuvo usurpado por la bota militar de soldados al mando del sátrapa Daniel Ortega.

Carta expresa preocupación por acciones del gobierno de Nicaragua y se solidariza con las personas a quienes se les despojó de su nacionalidad

Los abajo firmantes expresamos nuestra preocupación por las recientes acciones del gobierno de Nicaragua y nos solidarizamos con los ciudadanos nicaragüenses a los que se les ha despojado de su nacionalidad.

El 9 de febrero de 2023 el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, después de modificar la Constitución de Nicaragua, despojó de su nacionalidad a 222 presos políticos, incluyendo jóvenes universitarios, militantes políticos, líderes campesinos, sacerdotes y periodistas. El 15 de febrero se despojó a otros 92 nicaragüenses de su nacionalidad, entre los cuales se encuentran el escritor y premio Cervantes de literatura Sergio Ramírez y la reconocida poeta Gioconda Belli. Estos hechos violan el derecho humano fundamental a tener una nacionalidad y la prohibición a que se prive arbitrariamente de ella a cualquier ser humano, consignada en el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo 20 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

En los últimos años al menos dieciocho universidades han sido canceladas arbitrariamente como una forma de control ante la rebelión estudiantil de 2018 que dejó 328 muertos, cerca de 2 mil heridos y cientos de detenidos. El gobierno de Daniel Ortega ha cancelado también el estatus legal de más de 3 mil organizaciones no gubernamentales, incluyendo aquellas que defienden los derechos humanos y de las mujeres. Veintiséis medios de comunicación han sido cerrados y más de doscientos periodistas han debido exiliarse. Por si fuera poco, desde 2018 se prohíbe la entrada a organismos internacionales de derechos humanos, incluyendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Exhortamos a la comunidad internacional a que se pronuncie y asuma un papel activo en todas las acciones que puedan llevar al cese de los abusos y las violaciones a los derechos humanos cometidos por el régimen Ortega-Murillo. Exhortamos también al gobierno nicaragüense a que detenga la represión contra su pueblo.

Para sumar su firma envíe su nombre al correo ocr@urukeditores.com o al WhatsApp 8393-0561.

Reconciliar la izquierda con la democracia

“La libertad solo para los simpatizantes del gobierno, solo para los miembros de un partido —por muy numerosos que sean— no es libertad. La libertad es siempre la libertad de quienes piensan diferente. No se trata de un fanatismo de la ‘justicia’, sino que lo que hay de revitalizante, sanador y purificador en la libertad política depende de esta esencia y pierde sus efectos cuando la ‘libertad’ se convierte en privilegio».
Rosa Luxemburgo”
.[1]

Juan Carlos Cruz Barrientos, comunicador social.

Entre las variadas reflexiones que hay en el seno de la oposición nicaragüense, se plantea la cuestión de que si Daniel Ortega es igual o peor que Somoza, la respuesta que se dé al respecto, resulta insuficiente para explicar la situación de Nicaragua y menos aún para buscar alternativas superadoras, ya que una respuesta posible es que “Somoza era mejor”, con las implicaciones que eso tendría para la acción política democrática. Y es que reducir lo político a la esfera personal, puede resultar útil básicamente como recurso propagandístico, pero no ayuda a emprender transformaciones raizales. La política, en tanto que dimensión del ejercicio del poder, no se explica a partir de personas, sino como expresión de relaciones entre fuerzas sociales.

Puede resultar de mayor utilidad caracterizar políticamente al régimen y hurgar en la cultura política que lo sustenta. El cuanto a la caracterización nos preguntamos ¿estamos frente a un régimen autoritario o totalitario? Guy Hermet ve en los autoritarismos un amplio espectro de situaciones políticas en las que los “poderes estatales se concentran en manos de individuos o grupos que se preocupan, ante todo, por preservar su destino político de los peligros de un juego competitivo que no controlan totalmente»[1] De manera que la esencia del autoritarismo es la tendencia a monopolizar el poder político, por su parte Kryzhanouski lo diferencia del totalitarismo porque los sistemas totalitarios tienden a controlar toda la vida social, y no solo la actividad política[2].

De acuerdo con esa última diferenciación, es posible afirmar que en Nicaragua hubo una transición del autoritarismo al totalitarismo por parte del régimen, en tanto que no hay esfera de la vida nicaragüense que no esté bajo su control.

Hanna Arendt establecía una precisa distinción entre regímenes autoritarios y totalitarios. Según la pensadora alemana, el autoritarismo restringía la libertad, mientras que el totalitarismo la suprimía. El núcleo del totalitarismo como concepto radicaba en que los dominados quedaban bajo el arbitrio absoluto de quien ejercía el mando. Y ni siquiera se veía al Estado como principal detentor del poder. Arendt consideraba que eran más bien el partido, provisto de una concepción del mundo, y su líder quienes buscaban legitimar su dominación con una gran narrativa ideológica vinculada a la «sociedad sin clases», por un lado, o a la «superioridad de la propia raza y del propio pueblo», por el otro. (Merkel,2017).

En cuanto a la cultura política que sustenta al régimen, es posible identificar por un lado la tradición política autoritaria de la izquierda bolchevique y por otro, el caudillismo latinoamericano. Nuestro punto de vista es que el régimen nicaragüense resume ambas culturas políticas y que sobre esto nos parece relevante profundizar, teniendo presente que el gran desafío que tiene ante sí la oposición de izquierda y progresista en Nicaragua, es procurar una transición del totalitarismo a la democracia plural y participativa.

En ese sentido, tomamos como punto de partida para la presente reflexión el confinamiento por razones de conciencia de la excomandante guerrillera Dora María Téllez, quien junto con otras figuras históricas del sandinismo y liderazgos de las fuerzas opositoras, guardan prisión en las mazmorras de la dictadura.

Frente a lo que hoy sufre Dora María y meses atrás Hugo Torres, otra figura histórica del sandinismo muerto como resultado del maltrato carcelario, un sector de las izquierdas, como el que agrupa el Foro de Sao Pablo, justifican y respaldan a Ortega, mientras otros, se repliegan al campo de la indiferencia o directamente a la derecha, para condenar sin más, el derrotero seguido por ese proceso.

El hecho de que la Sandinista fuera la última revolución triunfante en el mundo y que concitara tanta ilusión en tanta gente, impone un esfuerzo por explicar la experiencia sandinista, desde la perspectiva de otra izquierda que no legitima las formas totalitarias del ejercicio del poder, en contra de quienes, en cuyo nombre se ejerce ese poder.

Lo que estamos viendo en Nicaragua es la toma del poder, por parte de una familia y sus allegados, que se han rodeado de privilegios y arrogado potestades absolutas, dando lugar a un régimen totalitario que interpela a las izquierdas y las incita a volver sobre el debate iniciado en los albores de la revolución rusa sobre democracia y socialismo. Ese es el llamado que vienen haciendo diversos intelectuales progresistas y de izquierda, desde el ascenso de Ortega al poder a partir del 2006.

Raúl Zibechi es una de las voces que se han levantado para increpar a esa izquierda (…) a la que “no le incomoda el régimen porque no quiere mirarse en ese espejo, en ningún espejo que les devuelva su obsesión por el poder. Esa izquierda que cacarea “golpe” cada vez que le propinan un revés político, que acusa a la derecha de sus propias limitaciones, prefiere mirar para otro lado cuando se trata de Nicaragua y de las presas y presos políticos torturados en nombre de una “revolución”, que sólo existe en su imaginación”.

Por supuesto que no se trata de hurgar en el arsenal ideológico de la derecha para analizar lo que ocurre en Nicaragua ni para cuestionar la actitud de las izquierdas, sino de retomar una línea de pensamiento y práctica política democrática desde la izquierda revolucionaria, que tienen en Rosa Luxemburgo uno de sus exponentes más representativos en toda su producción intelectual, pero particularmente con su texto “La revolución rusa”, cuyos cuestionamientos cobran renovada vigencia en la realidad de Nicaragua y su gobierno auto llamado “cristiano y socialista”.

En La Revolución Rusa, Luxemburgo escribió:

“…cuanto más democráticas las instituciones, cuanto más vitales y potentes se presentan las pulsaciones de la vida política de masas, tanto más directa y total resulta su eficacia, a despecho de las insignias anquilosadas del partido, listas electorales perimidas, etc. Es cierto que toda institución democrática tiene sus límites y sus ausencias, (…) pero el remedio inventado por Trotsky y Lenin, la supresión de la democracia en general, es aún peor que el mal que se quiere evitar: sofoca, en efecto, la fuente viva de la que únicamente pueden surgir las correcciones de las insuficiencias congénitas a las instituciones sociales, una vida política activa, libre y enérgica de las más amplias masas.”[3]

Para Luxemburgo sin una ilimitada libertad de prensa, sin una vida libre de asociación y de reunión, es totalmente imposible concebir el dominio de las grandes masas populares.”[4] ¨Para ella sin elecciones generales, libertad de prensa y de reunión ilimitada, lucha libre de opinión y en toda institución pública, la vida se extingue, se torna aparente y lo único activo que queda es la burocracia.”[5]

Entre las múltiples manifestaciones de totalitarismo de la dictadura orteguista, sobresale el inhumano encarcelamiento y aislamiento que sufre la revolucionaria Dora María Téllez, bajo el cargo de “traición a la patria” que recuerda la ignominia de los juicios stalinistas contra la disidencia. Lo mismo cabe afirmar del excomandante guerrillero Hugo Torres, que murió en prisión como resultado del maltrato carcelario y de Víctor Hugo Tinoco, otra figura histórica del sandinismo, que sufre todo tipo de privaciones a pesar de su delicado estado de salud.

Al respecto Raúl Zibechi[6] escribió: “Las izquierdas del mundo tienen una enorme deuda teórica y política porque nunca miraron de frente el estalinismo, como si ese régimen no hubiera salido de las propias entrañas de la revolución rusa. Comprender cómo se llegó a ese régimen feroz y criminal encabezado por Stalin, requiere evidentemente mirarse en el espejo, sacar conclusiones serias que no pueden consistir en echar todas las culpas al enemigo, como suele hacerse siempre desde ese sector.

En diferentes escalas de aplicación, una buena parte de las izquierdas heredan del stalinismo un conjunto de rasgos como el monopolio de un partido único, la condena y persecución del pensamiento crítico bajo cargos de “desviaciones”, “traidores”, “agentes del imperialismo”, etc. y el desconocimiento de los derechos civiles, que han sido naturalizados como parte del programa revolucionario.

Otras derivaciones stalinistas son el culto y la “fe” en los dirigentes que ascienden a la categoría de “indispensables” y la justificación absoluta de cualquier error en nombre de la causa “superior” del socialismo.

De ahí derivan tres comportamientos de las izquierdas: la primera es la idea de que para que cambie el estado de cosas se necesitan figuras mesiánicas; la segunda es la idealización de las revoluciones anteriores sin estudiar ni aprender críticamente de sus errores y la tercera, el desdén de los movimientos sociales con un origen distinto a la corriente dominante en el poder. Este desdén hacia los movimientos sociales, fácilmente se torna en descalificación de todos aquellos actores sociales y sujetos políticos, que como nuestros pueblos indígenas y poblaciones afrodescendientes, no estaban consignados en los manuales soviéticos[7].

Visto por Isabel Rauber, se trata de una izquierda “forjada en tiempos de predominio del dogmatismo estéril y paralizador, sin márgenes para albergar, contener y proyectar distintas miradas o propuestas, esa izquierda partidaria de núcleo comunista mayoritario, equiparó la defensa de la revolución socialista de octubre con el alineamiento incólume irrestricto y absoluto a las definiciones provenientes de Moscú y de sus organizaciones internacionales, sintiéndose convocada a imponerlas en todo lugar como “la única” verdad revolucionaria. Y así lo hicieron no solo con sus organizaciones y posicionamientos políticos, sino también a través de publicaciones, academias, el arte… (…) sino con el conjunto de las izquierdas de siglo XX.[8].

Estamos por lo tanto ante una herencia de que busca, además de mesías, “tierras prometidas” que encarnen lo que los comunistas aprendieron a ver en la Unión Soviética. Eso es lo que algunas izquierdas quieren ver en la Nicaragua de Ortega y Murillo.

Como destacó Pierre Broué, “El estalinismo, al eliminar cualquier posición alternativa, al no permitir la existencia de críticas internas en nombre de una disciplina vertical y autoritaria, hizo del Partido Bolchevique y de las instituciones bolcheviques máquinas burocráticas de muerte. El vocabulario hacia el enemigo interno aparece en casi todos sus discursos. Las organizaciones contrarrevolucionarias se convierten en aparatos donde surge un nuevo catecismo en torno al “marxismo-leninismo”, brota una nueva religión, un dogma. Sus detractores se convierten en los enemigos directos, y más peligrosos. Aparecen frases como “desviación de derecha”, “desviación de izquierda”, “desviación pequeñoburguesa” o “influencia socialdemócrata” (Broué, 1997, p. 600-601)[9].

Pero todo apunta a que las izquierdas han cerrado los ojos esa tradición y la historia se sigue repitiendo desde 1917. Esta suerte de legitimidad ideológica y política del autoritarismo, el verticalismo y la lógica militar de orden y mando, han encontrado tierra fértil en sociedades, como las latinoamericanas, con tradiciones autocráticas y autoritarias, condición que complica el tránsito a sociedades más democráticas.

En pueblos que han vivido por años regidos por el modelo cultural y espiritual “superior – inferior”, “mando – obediencia”, no es sencillo invertir las relaciones de poder en sus prácticas cotidianas. Más bien lo “natural” es aceptar y reproducir esas relaciones en las que suele haber una figura que encarna una suerte de “hombre-dios”.

En nuestra América, esa matriz ha prevalecido, desde la colonia, dando como resultado sociedades altamente desiguales y polarizadas entre las élites y pueblos, con burocracias administrando las desigualdades para que el estado de cosas se mantenga. Es así como el proceso por el cual nuestras sociedades pasaron de sociedades cacicales prehispánicas, al modelo de dominación colonial y luego al dominio neocolonial administrado por las élites criollas, está marcado por el autoritarismo y las relaciones de sumisión.

Si la izquierda quiere prevalecer como posibilidad civilizatoria debe cuestionar y extirpar las simientes totalitarias que han sobrevivido en sus entrañas. Eso pasa por comprender y trascender el stalinismo así como los paradigmas eurocéntricos, antropocéntricos, patriarcales y economicistas que marcaron a la mayoría de las izquierdas durante el siglo XX.

Recordando a Salvador Allende, “La revolución es aprovechar lo mejor que otros hicieron y lo mejor de nuestra historia, de nuestro pueblo, para cimentar el futuro. La revolución no es arrasar y destruir. Es construir y levantar con una nueva mentalidad una patria más amplia y generosa para todos los chilenos”.[10]

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Bibliografía

Broué, Pierre.(1992). El Partido Bolchevique. Primera edición: En francés, en 1962; En castellano, en 1973 por Editorial Ayuso, Madrid. Traducción: Ramón García

Luxemburgo, Rosa (1918). Crítica de la Revolución Rusa. [trad.] José Aricó. Buenos Aires: La Rosa Blindada, 1969. pág. 113. Estudio preliminar de Georgy Lukács.

_1918. Ob. Cit. pág. 118.

_1918. Ob. Cit. pág. 119

Luxemburg, Rosa (1974) “Zur russischen Revolution”, En: Gesammelte Werke, vol. 4, Berlin: Dietz, p. 359.

Merkel, Wolfgang. Por qué perduran los regímenes autoritarios. NUSO Nº 267 / Enero – Febrero 2017.

Rauber, Isabel. (2021). La época histórica de la izquierda entre el sueño revolucionario, la ideología y el pragmatismo político. Derroteros indo-afro-latinoamericanos. En: Una mirada crítica desde la izquierda. Colección Grupos de Trabajo. CLACSO. Buenos Aires. Agosto de 2021

Yauheni Kryzhanouski Del autoritarismo ruso a la guerra en Ucrania. Sin Permiso 11_12_22. Tomado de: ttps://aoc.media/analyse/2022/11/22/de-lautoritarisme-russe-a-la-guerre-en-ukraine/.

Zibechi, Raúl. Las izquierdas ante Dora María Téllez. Periódico La Jornada Viernes 02 de diciembre de 2022. P 15


[1] Guy Hermet, “El autoritarismo”, en Madeleine Grawitz, Jean Leca (dirs), Tratado de ciencia política. Vol. 2: Los regímenes políticos contemporáneos, París, PUF, 1985, p. 271.

[2] Yauheni Kryzhanouski Del autoritarismo ruso a la guerra en Ucrania. Sin Permiso diciembre 11, 2022.

[3] Luxemburgo, Rosa (1918). Crítica de la Revolución Rusa. [trad.] José Aricó. Buenos Aires: La Rosa Blindada, 1969. pág. 113. Estudio preliminar de Georgy Lukács.

[4] Luxemburgo, Rosa (1918). Ob. Cit. pág. 118.

[5] Luxemburgo, Rosa (1918). Ob. Cit. pág. 119

[6] Zibechi, Raúl. Las izquierdas ante Dora María Téllez. Periódico La Jornada Viernes 02 de diciembre de 2022. P 15

[7] Para ahondar en la visón soviética del mundo, ver el texto de Afanasiev “Fundamentos del comunismo científico” (1977), publicado por Editorial Progreso de Moscú, que resume y proyecta claramente las posiciones del PCUS y de la izquierda comunista o revolucionaria del siglo XX”.

[8] Rauber, Isabel. (2021). La época histórica de la izquierda entre el sueño revolucionario, la ideología y el pragmatismo político. Derroteros indo-afro-latinoamericanos. En: Una mirada crítica desde la izquierda. Colección Grupos de Trabajo. CLACSO. Buenos Aires. Agosto de 2021

[9] Broué, Pierre. (1992). El Partido Bolchevique. Primera edición: En francés, en 1962; En castellano, en 1973 por Editorial Ayuso, Madrid. Traducción: Ramón García Fernández. Esta edición: Marxists Internet Archive, marzo 2012. Digitalización: Martin Fahlgren, 2012.

[10] Salvador Allende. Visita presidencial al Congreso Nacional de Colombia, Bogotá. 30 de agosto de 1971


Valdrack Ludwing Jaentschke Whitaker: Un hombre de las entrañas de la dictadura

Juan Carlos Cruz Barrientos

El nuevo encargado de negocios y relaciones consulares de Nicaragua en Costa Rica, Valdrack Ludwing Jaentschke Whitaker, tiene un largo historial de servidumbre a Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Originario de Bluefields, ha trabajado en relaciones exteriores desde el regreso de Daniel al gobierno, ocupándose entre otros cargos de las relaciones con los países del Caribe, desempeñándose como embajador plenipotenciario ante Surinam, un país señalado como paraíso fiscal y campo de operaciones del narcotráfico. Fue vicecanciller de la República desde 2007 hasta 2020.
Su trayectoria se caracteriza por tener altos y bajos pasando de preferido a desterrado; pero siempre dispuesto a cumplir cualquier tarea para Daniel y Rosario. En los últimos tiempos no se oía hablar de él, pero siempre ha estado en las esferas de poder como «asesor» de relaciones exteriores, también ha representado a Nicaragua en organismos internacionales como la OEA y la ONU. Quisieron ponerlo de embajador en EEUU pero no obtuvo el beneplácito de la administración Obama.
Antes de la victoria de Ortega en 2007, tenía una ONG que trabajaba con financiamiento de USAID, en el tema de la gobernabilidad y la participación ciudadana con sociedad civil, cuyo monto fue de $10 millones, pero no logró completar el período para el que fue contratado por presuntos malos manejos y parcialidad en la distribución de fondos a favor del FSLN. Luego se volvió un enemigo acérrimo de las ONG.
En la década de los 80 fue parte de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior. En ese carácter, estuvo en la embajada de Nicaragua en Honduras, mientras se dieron diversos ataques a opositores al FSLN que provocaron sus muertes. Su actuación siempre ha sido de total sumisión a los deseos del régimen, con énfasis en acciones turbias, de inteligencia e incluso violentas con efectos nefastos para los opositores.
Fuentes opositoras aseguran que su nombramiento busca, por una parte, aprovechar el pragmatismo del mandatario costarricense basado en las oportunidades de negocios y el bajo perfil del tema de los derechos humanos que ha manifestado y, por otra parte, desarrollar acciones de inteligencia en las filas de la oposición.

 

Foto: https://www.oncenoticias.hn/

Ni fu ni fa: El SICA, tan cerca del poder y tan lejos de los pueblos

Abelardo Morales Gamboa

Que a Nicaragua le corresponda, por turno, nombrar al secretario general del SICA, Sistema de Integración Centroamericana, es algo que ni fu ni fa… El SICA es un ave que no levantó vuelo. Sus alas fueron cortadas por una narrativa vacía sobre la integración regional, por la burocratización de sus instituciones que pasaron a depender del apoyo financiero masivo de la Unión Europea hasta que este se acabó cuando los europeos dejaron de creer el cuento del ave fénix; también por la captura de espacios, puestos y cargos por algunos remanentes de las viejas oligarquías.

Los mecanismos de integración económica han sido funcionales a las élites mientras estos faciliten la subordinación de las economías regionales a los procesos de acumulación transnacional de capitales, ¡pero hasta allí! El CAFTA, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, creó una nueva dinámica y, desde entonces, el mercado regional no ha promovido ni provocado ninguna otra forma de integración que no sea la de continuar por la senda de la subordinada integración periférica, característica desde tiempos coloniales.

Ese costoso aparataje no ha asumido ningún compromiso frente a los profundos abismos sociales que marcan la desigualdad y la exclusión en las sociedades centroamericanas, ni frente a la corrupción, el narcotráfico y la supeditación del ejercicio del poder a la violencia, al crimen organizado y la corrosión de las instituciones, principalmente de los aparatos de justicia.

El hambre y la desigualdad, pero también la violencia y la falta de Estado, expulsan diariamente desde los países del norte de la región, incluido Nicaragua, a miles de familias, lanzadas a uno de los corredores de la muerte más peligrosos del mundo; y los líderes políticos de esos países, tanto como los burócratas del SICA, silban como mirando hacia otro lado. Ni qué decir de la falta de voluntad estatal para concertar políticas y acordar mecanismos humanitarios en sistema de movilidad de personas, dejado a la mano de fuerzas, en muchos casos ilegítimas. Existe un mercado regional de mano de obra altamente lucrativo, quizás la única forma de integración realmente existente, pero al margen de la voluntad política de las élites económicas y políticas para incorporarlo a los procesos regionales.

La prometida integración de los pueblos quedó enterrada desde hace más de una década, cuando el llamado Consejo Consultivo se convirtió en un órgano meramente decorativo que, además de la debilidad de sus resoluciones sin contenido decisorio, no cumple ninguna función. Los pocos intentos orientados a la integración social de las primeras décadas, así como las iniciativas de integración de sectores sociales, se disecaron debido a la falta de impulso político y a la debilidad misma de las organizaciones civiles y sociales para construir una integración desde abajo.

La llegada de Daniel Ortega y de la nueva oligarquía sandinista al poder en Nicaragua no solo no cambió las cosas, sino que las agravó. El gobierno de Nicaragua abandonó muchos si no todos los espacios de participación de su país en el SICA y no desaprovechó oportunidad para torpedear algunos otros. Daniel Ortega dejó de participar en las cumbres presidenciales y en su lugar enviaba delegaciones de segundo nivel; además, dado su carácter autoritario y represivo, a partir de 2018, se convirtió en un obstáculo más de la moribunda dinámica regional. Algo diferente fue lo que intentó, sin mucho aire, el FMLN con su llegada al poder en El Salvador en 2009. Promesas, discursos y nada más.

El que ahora el gobierno de Nicaragua tenga la posibilidad de nombrar al secretario general del SICA y que eso en Costa Rica origine esotéricas controversias, me recuerda que la ausencia de una estrategia de política regional de Costa Rica hacia Centroamérica ha sido consustancial con esa caída al vacío de la integración regional. De allí que las reacciones tanto del lado del gobierno al que le importan más los negocios que los derechos humanos como de otros sectores, enredados en viejas telarañas ideológicas, sean apenas un poco más de la bulla que se produce en las discusiones inter-élites que no conducen a nada y que no están motivadas por ningún afán de compromiso con la restauración del proceso regional.

Entre tanto, Ortega y su camarilla intentarán sacar provecho de la figura de la Secretaría General del SICA hasta donde les alcance, para tratar lavarle la cara a su régimen autoritario, opresor y falto de legitimidad. Y pare de contar porque “solidaridad de los pueblos”, como alguien dijo, ¡nada que ver!

 

Enviado a SURCOS por el autor.

Imagen tomada de: www.integracion-lac.info

Los Presidentes y gobiernos de Costa Rica ante su política exterior y ante el Gobierno de Nicaragua y Cuba

Vladimir de la Cruz

La política exterior del Estado y de la República la decide el Presidente de la República y su Ministro de Relaciones Exteriores. Esto está establecido en la Constitución y así se ha respetado siempre, aun cuando frente a decisiones de ese tipo hayan actuado los presidentes, en sus períodos gubernativos, y haya habido ciudadanos que no hubieran compartido sus decisiones.

La realidad política de los países vecinos, Panamá y Nicaragua, y la de los centroamericanos, del resto de Latinoamérica y del Caribe, y la del mundo, en general, es ajena a nosotros, y es resultado de sus propios pueblos tener los gobiernos que tienen, y las formas de gobierno que han establecido. En la vida política, como en la familiar, los vecinos y parientes no se escogen. Se escogen los amigos. Esto puede provocar acercamientos y alejamientos, encuentros y desencuentros, con vecinos, parientes y hasta con los amigos.

Costa Rica desde 1847 inició su proceso de reconocimiento diplomático de países, a la vez que se nos reconocía de la misma forma. Así hemos reconocido para efectos de relaciones diplomáticas, a muchos gobiernos de países, aun cuando no hayamos compartido sus formas internas de organización política y de gobernar. Así se han establecido las relaciones diplomáticas de Costa Rica, hoy con alrededor de 100 país y con alrededor de 50 Embajadas.

Puede no gustarnos el gobierno de Nicaragua encabezado por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, pero es el gobierno de Nicaragua.

Puede no gustarnos la forma de ejercer ese gobierno, la forma en que se ha actuado contra sectores de la oposición política, de la represión directa que viene sufriendo el pueblo nicaragüense, la forma como se ha actuado ilegalizando partidos políticos, organizaciones sociales, ONGs, limitando derechos y libertades ciudadanas, inhabilitando partidos políticos y a líderes opositores, destituyendo diputados y fracciones legislativas completas.

Puede no gustarnos la forma de Ortega y de Murillo de violentar el Estado de Derecho nicaragüense, pero eso lo hace en función de tener controlada la Asamblea Legislativa, por mayoría de diputados, electos en procesos electorales, como sucede con Bukele en El Salvador o con Maduro en Venezuela.

Puede no gustarnos la forma de manipulación y de hacer actuar a los Poderes Públicos, a la Corte de Justicia y al propio Tribunal Electoral de Nicaragua, por parte del Gobierno de Ortega y Murillo.

Puede no gustarnos la represión y acciones violentas contra el ejercicio libre del periodismo, de los periodistas y el cierre y obligada expatriación de ciudadanos nicaragüenses, periodistas y comunicadores sociales.

Puede no gustarnos la acción del Gobierno contra los disidentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional que han encarcelado, que han hecho morir en prisión y que también los han obligado a marchar de su país porque no les garantizan la vida.

No nos gusta la represión contra intelectuales, escritores, como Sergio Ramírez a quien casi han desnacionalizado, a Ernesto Cardenal, a los hermanos Mejía Godoy, a Carlos y Luis Enrique, a Gioconda Belli, entre muchos.

Puede no gustarnos la existencia de presos políticos en Nicaragua. La forma de presos políticos puede ser variable. Aquí mismo en Costa Rica actuaciones policiales y judiciales contra dirigentes sociales han hecho que se califique algunas detenciones como de “presos políticos”, por parte de los afectados y sus organizaciones políticas o sociales.

El asesinato selectivo de dirigentes indígenas, en Costa Rica, es casi similar a la forma como actúan escuadrones de la muerte en Guatemala y en Colombia, con complicidad de autoridades policiales, que son de gobierno, y con empresarios y acaparadores de tierra locales, interesados en quitarles tierras a los indígenas nacionales.

Podemos igualar el gobierno de Ortega y Murillo a una Dictadura, una Tiranía, a una Satrapía y casi a una Dinastía. Usualmente se le iguala a una dictadura, con las formas de gobernar de los Somoza, que también realizaron elecciones cuando eran gobernantes.

Pueden darnos asco, producirnos repugnancia sus personas y sus figuras, pero son los que representan, a todos los efectos nacionales e internacionales, a las estructuras político institucionales y políticas, ante otros gobiernos con sus relaciones diplomáticas y en los Organismos Internacionales y Regionales con sus representantes. También representan, nos guste o no, a los ojos internacionales al pueblo nicaragüense. De la misma forma los representantes diplomáticos de Costa Rica representan al Presidente, al Gobierno y al pueblo costarricense, y estos pueden no gustar a nacionales, a opositores de los Gobiernos e incluso a sectores políticos, sociales y económicos de otros gobiernos.

En el conjunto de las relaciones históricas, vecinales, políticas y diplomáticas con Nicaragua, la historia no ha sido la mejor, aunque no hemos llegado a un enfrentamiento militar entre países. A tensiones militares sí, pero a conflictos armados no, al menos todavía. Tampoco veo en perspectiva un enfrentamiento militar con Nicaragua. Como ha dicho el Papa respecto a la OTAN y Rusia, los Estados Unidos ha puesto a ladrar a la OTAN en a frontera rusa. Así actúa el gobierno nicaragüense de vez en cuando. Ladra en nuestra frontera.

Siempre ha habido en Nicaragua gobernantes hostiles hacia nosotros, desde que el Partido de Nicoya decidió por su cuenta adherirse, incorporarse, anexarse a Costa Rica, hace ya prácticamente 200 años, en 1824. Celebraremos esa Anexión como lo hicimos con el Bicentenario de la Independencia, le duela o no al Gobierno Nicaragüense.

William Walker fue invitado por Nicaragüenses para que llegara a ese país, en circunstancias de un grave conflicto interno que tenían, y estando allí se impuso como líder militar y como gobernante, e impuso la esclavitud. Nos obligó a marchar sobre Nicaragua, por el peligro que él, Walker, significaba para Costa Rica, por las intenciones que manifestaron el Presidente Rivas y William Walker, a finales de 1855, publicando un mapa de Nicaragua que comprendía toda la Península de Nicoya y extendía su límite desde la desembocadura del Río Tempisque hasta la desembocadura del Río San Juan.

Entramos a Nicaragua pocos días después de haber derrotado a Walker, después de haber ingresado a Costa Rica, en su afán expansionista y conquistador, en la Batalla de Santa Rosa, el 20 de marzo de 1856. El 10 de abril le habíamos provocado en Sardinal otra derrota, y unas horas después en la ciudad de Rivas, donde ya estaba el Ejército libertador de Costa Rica, le infligimos la más grave derrota, que postergó su rendición al 1 de mayo de 1857, por la peste del cólera que nos hizo retroceder para luego regresar al terreno de los combates, con el apoyo de los ejércitos centroamericanos, en el segundo semestre de 1856, y que comandamos a partir de enero de 1857.

La liberación que hicimos de Nicaragua de William Walker, y de la esclavitud que les había impuesto, pareciera que en el ADN político de muchos nicaragüenses nos la siguen cobrando, que hubieran preferido haber sido colonia norteamericana bajo un régimen esclavista. El que tiene mentalidad de esclavo sigue siendo a todos lo efectos esclavo.

Luego, a pesar del Tratado Cañas Jerez, de 1858 hasta finales del siglo XIX Nicaragua siguió peleando, incluso en escenarios judiciales internacionales, contra nosotros su soberanía en el Río San Juan, pelea que la llevó hasta el gobierno de Laura Chinchilla, cuando se metió con tropas en una parte del territorio nacional, en el conflicto, más político diplomático que militar, llamado de Isla Calero, hasta que la Corte Internacional de Justicia nos dio la razón.

Presidentes nicaragüenses, del Siglo XX, que querían agrupar a los nicaragüenses alrededor suyo, de sus gobiernos y políticas, inventaban un conflicto con Costa Rica para, de esa manera, unir a sus ciudadanos alrededor de sus gobiernos.

En la lucha del General de Hombres Libres, Augusto César Sandino, colaboramos en la década de 1920 no solo solidariamente, contra la ocupación norteamericana de esos años. Igual lo hicimos en la década anterior, la de 1910, en la sublevación del Patriota Benjamín Zeledón contra la ocupación norteamericana de Nicaragua en esos años. Del General Jorge Volio, entre otros se distinguió en esa lucha y solidaridad.

De esta forma de hacer política Daniel Ortega no se ha quedado atrás. Cada vez que puede lo hace, a modo de distraer de los principales problemas de Nicaragua y de la reacción interna contra su gobierno.

La lucha contra los Somoza fue seguida de cerca por los costarricenses. No nos gustaba su ejercicio de Gobierno, pero los gobiernos de Costa Rica, desde 1934, cuando se instauró la dictadura y la dinastía de los Somoza en el Poder, han mantenido relaciones diplomáticas y comerciales con Nicaragua. En algunas épocas muy amistosas.

Las relaciones comerciales en cierta forma condicionan las diplomáticas, porque grupos nacionales de empresarios realizan negocios y les va muy bien con ellos en Nicaragua. Basta ver los índices de exportación agrícola nacional a Nicaragua, y ver también el flujo comercial hacia Centroamérica, que se realiza pasando por el territorio Nicaragüense. También Costa Rica se ha beneficiado de inversionistas nicaragüenses, en distintas actividades, entre ellos inversiones de capital del clan familiar de los Ortega Murillo, capital que por invertido en Costa Rica genera socios, aliados e interesados con ese capital, algunos de ellos con ascenso a gobiernos.

Después del ajusticiamiento que se hizo de Anastasio Somoza García, en 1956, siguieron los otros Somoza, los Somoza Debayle, y sus títeres de gobierno. Con ellos se mantuvieron relaciones diplomáticas y comerciales.

El territorio nacional a partir de los años 60s. empezó a utilizarse por combatientes anti somocistas. Los gobiernos de Costa Rica, a veces los toleraban y muchas veces los reprimían y expulsaban del país. José Figueres Ferrer incluso llegó a expulsar a Nicaragua guerrilleros que fueron muertos en ese país. En su oportunidad la Corte Suprema de Justicia sancionó por ello a Figueres y le advirtió que eso no lo podía volver a hacer.

En la década del 60, por el impacto de la Guerra Fría y del triunfo de la Revolución Cubana, los Estados Unidos impulsó el Mercado Común Centroamericano, para asuntos regionales de comercio, el Consejo de Defensa Centroamericano, que unificó a los Ejército de Centroamérica e integró como observador a Costa Rica de ese bloque militar. El Embajador de Costa Rica, en Guatemala, representa al país ante el CONDECA, que tiene la sede allí.

También impulsaron la ROCAP para uniformar procesos educativos en toda Centroamérica, desnacionalizando y desnaturalizando en esos textos nuestra Historia, nuestras tradiciones y nuestra idiosincrasia.

Los gobiernos de Costa Rica en esa políticas marcharon juntos con la dictadura Somocista y con toda las dictaduras existentes en Centroamérica. El Gobierno de Abel Pacheco firmó el Acta de agresión militar de Estados Unidos contra Irak como socio y aliado militar en esa intervención norteamericana en Irak, para la que buscó gobernantes serviles que le acompañaran, para una justificación internacional de la agresión.

Aparte de la lucha de Carazo contra los Somoza, el Presidente Oscar Arias es el que ha mantenido más claramente su postura antimilitar y antidictatorial en Centroamérica. Fue quien acogió al Presidente Manuel Zelaya, en el golpe de Estado que le dieron en Honduras, en el 2009, y ha mantenido una pública lucha sostenida contra gobiernos de este tipo. La Presidenta Laura Chinchilla lo ha hecho particularmente con Daniel Ortega.

A finales de la década del 70 importante papel jugó el pueblo y la juventud costarricense en la lucha armada contra la dictadura, incluso participando con columnas militares que de modo importante se desempeñaron en esa caída.

Luego se contribuyó, de igual manera, con combatientes costarricenses, a enfrentar la lucha que contra el nuevo gobierno sandinista se impulsaba, desde Costa Rica, con colaboración del gobierno liberacionista de Luis Alberto Monge Alvarez, y con financiamiento de la CIA, del Gobierno de los Estados Unidos, y con el negocio de la droga que se impuso para financiar a las bandas criminales anti sandinistas, que provoco el escándalo Irán-Contras.

La caída de Somoza estuvo presionada principalmente por la lucha de los Frentes guerrilleros, que internamente peleaban en Nicaragua, la oposición interna político, civil y religiosa, y por la presión internacional de bloques de países que en esos últimos años de la década del 70 se constituyeron y sumaron buscando una salida política más que militar.

Del lado costarricense, el Gobierno de Rodrigo Carazo, comparado con los anteriores, respecto a los Somoza, fue definitorio e invaluable en el apoyo a la lucha guerrillera final prestando el territorio fronterizo costarricense para ese propósito.

La década sandinista de gobierno, 1979-1990, no fue fácil. Le bloquearon, sabotearon e impusieron elecciones a Nicaragua, en 1985 y en 1990, como un modelo político a desarrollar, democrático electoral.

La elección de 1990 la perdió Daniel Ortega. Subió al Gobierno Violeta Chamorro, y desde allí hasta el 2006 alternaron en el gobierno nicaragüense otros partidos y políticos.

Durante esos años el Frente Sandinista se mantuvo en la lucha electoral, hasta que recuperó el Gobierno en el 2006.

Desde 1979 hasta hoy, con Nicaragua, todos los gobiernos de Costa Rica han tenido relaciones políticas, diplomáticas y comerciales. Con algunos más tensas que con otros, pero se han mantenido, gusten o no a los gobernantes costarricenses los personajes que gobiernan Nicaragua, entre ellos Daniel Ortega desde el 2006, actualmente con su esposa Rosario Murillo.

En Nicaragua no hay una oposición política unida frente al grupo gobernante de Daniel Ortega.

La oposición existente de manera legal es permitida y está dividida, manipulada y mediatizada por Ortega y por la Murillo.

La oposición disidente de ese control orteguista ha sido obligada al exilio, la repatriación forzada, a la cárcel y represión, a la disolución de sus organizaciones de resistencia.

No hay en Nicaragua, ni fuera de Nicaragua, en Costa Rica, Honduras o el Salvador, grupos de carácter guerrillero que quieran derrocar a Daniel Ortega. En el interior de Nicaragua tampoco hay resistencia militar.

No hay condiciones sociales y organizativas en posibilidad de desarrollar una lucha armada interna contra el gobierno de Ortega y Murillo. En este momento el pueblo nicaragüense no tiene ninguna opción de este tipo existente, ni en Nicaragua ni fuera de Nicaragua.

Tiene el pueblo nicaragüense que hacer esfuerzos heroicos para recuperar espacios políticos internos y de participación electoral, que son los que por ahora darían alguna esperanza en la posibilidad de cambiar el Gobierno. En ese sentido juegan las reglas de la democracia electoral controlada por los Ortega y sus institucionalidad mediatizada y controlada. Lo que se gana por elecciones se puede perder por elecciones. Pero hay que organizarse y unirse, las tareas principales, en esa dirección.

El Ejército de Nicaragua, es grande. No es el más grande de Centroamérica, que lo es en tamaño el de Guatemala siguiéndole Honduras, que son fuerzas militares más grandes que el de Nicaragua.

Las alianzas militares que tiene Nicaragua con Estados Unidos, con los ejército centroamericanos y de otros países, entre ellos Rusia, son propias de países que tiene ejércitos. Costa Rica tiene alianza militar con Estados Unidos, en su lucha contra las drogas y en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, desde 1948.

Algunos de los que hoy critican al gobierno de Nicaragua le agregan sus críticas la presencia de unos militares de Rusia, que han llegado en estos día, sin criticar las otras alianzas, y la presencia de militares también de los Estados Unidos, tratando de pintar un peligro mayor de Nicaragua contra Costa Rica. Eso es un error a mi manera de ver. Cualquier país que tenga Ejercito es superior en ese campo a la Fuerza Pública costarricense, por el equipamiento, no tanto quizá por la formación de los mandos policiales nacionales que reciben un entrenamiento de formación militar, y así lo hacen si siguen enviando a policías, a centros de entrenamientos militares, de distintos ejércitos y países.

En la década del 50 operó la Organización de Estados Centroamericanos, ODECA, que estuvo presidida por el costarricense Marco Tulio Zeledón Cambronero, un anticomunista de marca. La ODECA evolucionó a la Secretaría de Integración Centroamericana, que hoy es el organismo político institucional más importante de la región junto con el Banco Centroamericano de Integración Económica.

La participación de países en estos organismos es soberana. Está el que quiere estar y es aceptado para estar.

En la OEA estamos desde su fundación, junto con los países del continente, que desde 1948, se fue ampliando en miembros.

En la SICA como en la OEA, desde sus fundaciones, hemos compartido sillas con representantes de gobiernos dictatoriales, tiránicos, despóticos, genocidas, violadores de Derechos Humanos, surgidos de golpes de Estado, sin que nosotros avaláramos lo que esos gobiernos hacían y representaban, y pocas veces criticando sus actuaciones.

Con motivo de la Revolución Cubana, los gobiernos representados en la OEA, actuando como un organismo de colonias de los Estados Unidos, expulsaron a Cuba de esa organización, exceptuando al Gobierno de México que se opuso a esa expulsión y mantuvo las relaciones diplomáticas.

El Gobierno de Mario Echandi en 1958 rompió relaciones diplomáticas con Cuba, las que se mantuvieron rotas hasta el año 2008 que las restableció el Presidente Oscar Arias, quedando en ese momento solo tres países del continente que no las tenían, entre ellos Estados Unidos. Durante todos esos años los gobiernos de Costa Rica, que siguieron al de Echandi, no tuvieron relaciones con Cuba, mientras mantuvieron relaciones con las dictaduras de todo el continente, países que empezaron a salir de esas dictaduras a partir de 1990.

El Gobierno de Barak Obama estableció las relaciones con Cuba. Débilmente se mantuvieron con Trump y se mantienen con Biden. Hubiera sido muy vergonzoso para Costa Rica haberlas restablecido después de Estados Unidos, hubiéramos parecido como un perrito faldero de ese país.

Poco tiempo después la OEA reconsideró la situación de Cuba, le abrieron las puertas a su retorno, condicionándole su ingreso y soberanamente Cuba dijo que no le interesaba regresar a la OEA. La reunión de la Cumbre de América, recién celebrada en California, fue una derrota diplomática para los Estados Unidos, por el aislamiento que impuso de invitados a esa Cumbre que hizo desistir de asistir, con sus Presidentes y Jefes de Estado, a países latinoamericanos y algunos de ellos enviaron funcionarios de segundo orden diplomático.

En el recién pasado Gobierno de Carlos Alvarado se firmó con el Gobierno de Cuba una Carta de Intenciones en el campo educativo, que no ha tenido ninguna eficacia ni puesta en ejecución. No produjo ningún resultado práctico, efectivo ni para Cuba ni para nosotros. Era eso “intenciones”.

El Gobierno del Presidente Rodrigo Chaves en sus primeros actos como Presidente anuló, canceló, dejó sin efecto esa Carta de Intenciones. Para mí hizo mal y solo el ridículo de su acto, de colocarse innecesariamente en una pose, para la foto, de actuar “contra Cuba”, con un acto que no había tenido a ese momento ninguna trascendencia. Pudo haber dejado “congelada” esa Carta de Intenciones como estaba y nada hubiera pasado. Pero, hay en el Presidente Chaves un gusanillo que lo llama constantemente a mandar mensajes “anticomunistas”, dentro de esta nueva Guerra Fría que se está desarrollando, con muchas aristas, una de ellas alertando del “peligro comunista”, como también ha hecho referencias, en igual sentido anticomunista, post elecciones refiriéndose a la pasada campaña electoral, como si en esa campaña hubiera habido un real peligro comunista participando en elecciones.

LA SICA como organismo colectivo centroamericano acordó por los Presidentes de Centroamérica, mecanismos de dirección colectiva, desde hace muchos años, estableciendo una rotación de su principal Director o Secretario Ejecutivo. De esta manera se impuso la rotación por país, lo que inevitable, que en esta ocasión le corresponda a Nicaragua. Puede ser no deseable a los ojos costarricenses, o de algunos costarricenses, pero así es. Este año le corresponde a Nicaragua ejercer la Dirección de la SICA. En Costa Rica se ha desatado una reacción, principalmente por parte de los expresidentes de la República, presionando al actual Presidente Rodrigo Chaves Robles para que no apoye y rechace el candidato propuesto por Nicaragua. El candidato propuesto actuó beligerantemente en el conflicto de Isla Calero contra nosotros, y eso es lo que más se le cobra. Si a él lo ha propuesto el gobierno nicaragüense no lo podemos evitar. Es su derecho, que nos toca respetar. No se le puede pedir al Gobierno nicaragüense que proponga otra persona, como se hace cuando se nombran Embajadores, que los gobiernos, en esos casos, sí pueden objetar a los candidatos que se les proponen.

Con Nicaragua mantendremos diferentes núcleos de contradicciones. La SICA puede ser un escenario para llamar la atención sobre lo que al Gobierno de Costa Rica no le parezca de las actuaciones del gobierno nicaragüense.

El candidato puede no gustarnos. Podemos criticar de él posturas anti costarricenses que ha tenido defendiendo su país. Podemos criticar que el Gobierno de Nicaragua lo haya postulado, como decisión soberana que tiene de hacerlo.

La SICA hasta ahora ha actuado en Centroamérica, República Dominicana y Panamá bastante bien. No tiene por qué cambiar esas políticas por la presencia de un Nicaragüense, que no nos gusta, cuando allí hay representantes de otros siete países que toman decisiones colectivas, dentro de sus objetivos fundamentales de asegurar y fortalecer la Región con la Paz, la Libertad, la Democracia y el Desarrollo, todo dentro de su misión institucional de contribuir al proceso de integración económica.

La SICA como organización tiene países fundadores, los que siguieron adhiriéndose e integrándose, para un total de ocho. A ellos se suman once países Observadores Regionales, entre ellos Estados Unidos, y 21 países como Observadores Extrarregionales, entre ellos Rusia. Ese es un mundo amplio y ajeno…

La rotación de los Directores ha sido establecida y aceptada en su funcionamiento. Le corresponde a Nicaragua este período.

El Gobierno del Presidente Rodrigo Chaves ha decidido apoyar la candidatura ofrecida por el Gobierno de Nicaragua, como acto soberano nacional y como potestad constitucional que tiene. Con rechazar la candidatura del propuesto no se evita que lo sustituyan por otro, porque a Nicaragua le corresponde la Dirección en este momento. Todos los demás gobiernos aceptan el candidato propuesto. Con rechazarlo no se va a caer el Gobierno de Ortega y de la Murillo. Esta es la realidad política.

El Presidente Oscar Arias cuando estableció relaciones con la República Popular China tuvo una reacción muy fuerte interna de sectores empresariales, de empresarios en particular, de políticos que habían viajado a Taiwán invitados por el gobierno taiwanés y que tenían muchos compromisos con Taiwán, con artículos y anuncios pagados en contra de su decisión. Se impuso el Presidente como debía ser.

A la llegada de los representantes de la República Popular China se produjo una reacción al revés, en favor de esa nueva relación, especialmente de la comunidad china. Hoy se ve que fue un acierto esas relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China.

Cuando a finales de los 60s, en el Gobierno de José Joaquín Trejos Fernández, y a principios del gobierno de José Figueres, en 1970-1971, ambos presidentes, representando grupos empresariales de la producción, y el comercio de café y luego de azúcar, le pidieron a Manuel Mora Valverde, Secretario General del Partido Comunista de Costa Rica, Vanguardia Popular, que actuara de Agente Comercial del Gobierno, para tratar de “vender”, “colocara” el café y el azúcar costarricense en los países socialistas, no se objetó por la necesidad económica de los productores y comercializadores que se vendiera café y azúcar a la URSS y a los países socialistas. Cuando como resultado de esas negociaciones se consideró por parte de José Figueres Ferrer, restablecer las relaciones diplomáticas que con la URSS había establecido Rafael Angel Calderón Guardia, que el suspendió durante la Juna de Gobierno, se desató en el país una campaña feroz contra un acto legítimo del Presidente Figueres. Una campaña por el NO para las relaciones diplomáticas, y otra por el SI para esas relaciones.

Por la representación de Nicaragua en la SICA nadie va a mover un dedo en el país probablemente. Pero, las valoraciones políticas de las relaciones que ha hecho el Presidente Chaves son válidas de su ejercicio de Gobierno. Ni la Asamblea Legislativa puede imponerle su voluntad. Pueden opinar los diputados, los ciudadanos, como lo hago yo, en favor o en contra de la decisión del Presidente Chaves, pero es su decisión legítima y constitucional, que él tiene de las relaciones internacionales del país.

El comercio con Nicaragua y con Centroamérica aprovechando el territorio de ese país es importante para el país y para el sector productivo y comercial de Costa Rica. Si mantenemos relaciones diplomáticas de bajo perfil con este nombramiento no se van a alterar. Si se llegara a establecer un Embajador en Nicaragua, gana también Costa Rica, si no rompemos las relaciones diplomáticas.

Apoyar el candidato de Nicaragua no le impide al Presidente Chaves criticar lo que le corresponda, y cuando él lo considere pertinente, de las políticas de gobierno, especialmente en el plano interno, respecto a libertades y derechos, represión y violación de Derechos Humanos.

He sido un crítico del Gobierno de Ortega y de la Murillo, en distintos medios, como lo he sido del Presidente Chaves, pero en este asunto le doy la razón al Presidente Rodrigo Chaves. El decide las relaciones internacionales de Costa Rica, nos guste o no cómo las maneje.

El mundo de hoy, el surgido y desarrollado después de la caída del mundo socialista, de superada la Guerra Fría del período 1945-1991, del surgimiento de nuevas relaciones internacionales, es muy complejo, es más que un nudo de contradicciones. Ahí estamos y tenemos que saber caminar, en mucho, con pragmatismo, oportunidad y sentido de la realidad, afirmando nuestra Soberanía y los ejes que han guiado la Política Exterior costarricense desde hace muchos años.

Resolución de la Dirección de la Alianza Progresista sobre la situación en Nicaragua

“La Alianza Progresista denuncia ante la comunidad internacional a la dictadura de Daniel Ortega que ha destruido todo estándar democrático, vulnerado todas las normas de convivencia y los Derechos Humanos de los nicaragüenses.

Llama a los gobiernos de la región, a la Organización de Estados Americanos (OEA), a los gobiernos europeos, a la Unión Europea y a la Secretaría General de Naciones Unidas, a tomar las acciones diplomáticas y políticas que correspondan ante la magnitud del drama que vive Nicaragua. Les llamamos a presionar al régimen de Ortega para que abra la posibilidad de una solución democrática, mediante la realización de elecciones libres.

Llama a los partidos y organizaciones progresistas a desplegar su apoyo político para lograr el cese de la tortura a todas las presas y presos políticos y su libertad incondicional, entre ellos el liderazgo de Unamos encarcelado, así como por el retorno seguro de exiliadas y exiliados políticos.

Reitera su solidaridad con el pueblo de Nicaragua y en particular con todas las fuerzas democráticas.

El pueblo de Nicaragua tiene derecho a la democracia, a la justicia y a la paz”.

Lea la resolución completa en español, inglés o francés: https://alianza-progresista.info/…/resolucion-de-la…/

La geopolítica regional y los extravíos de alguna gente

Rogelio Cedeño Castro

Dando una muestra de sensatez, de sentido de lo que es la realpolitik (muchos imaginaron repúblicas y principados que jamás existieron, como decía Nicolás de Maquiavelo) y hasta de lo que es el instinto de conservación, la señora Keiko Fujimori, la candidata presidencial de la ultraderecha peruana ha dicho, hace pocas horas, mientras lleva adelante sus planes para deslegitimar el triunfo electoral del profesor Pedro Castillo (y de ser posible impedir también su proclamación), que el Perú es una nación importante y decisiva en términos de la geopolítica y la geoestrategia político-militar del Pacífico sudamericano, un territorio que hay que controlar: Es así como Keiko Fujimori, a medida que se le van cayendo sus falsas denuncias de fraude ante los organismos electorales, dice que su lucha no es sólo contra Pedro Castillo y Perú Libre, sino contra la izquierda internacional y el mentado “comunismo” de los que ella, siempre tan democrática y tan generosa, quiere proteger al Perú, cueste lo que cueste.

Es por eso que sus personeros han continuado haciendo falsas denuncias de fraude electoral, y pidiendo la anulación de actas electorales, para retrasar la proclamación del nuevo presidente y mientras tanto -por así decirlo- se preparan, de manera sigilosa, para introducir reformas constitucionales en el parlamento que controlan, pues con ellas harán imposible la tarea del nuevo gobierno, al que esperaban derribar o “bancar” como se acostumbra a decir en ese país, si es que este llega a instalarse el próximo 28 de julio. De previo, al igual que hicieron con Alan García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, y el mismo Alberto Fujimori, en 1990, la oligarquía llamará al profesor Pedro Castillo para imponerle su hoja de ruta, diciéndole lo que tendrá que hacer en su mandato de cinco años. Ya hemos visto como terminaron esos presidentes peruanos tan obedientes al establishment.

Mientras esto sucede, en las latitudes que están al sur de la línea ecuatorial, en el paralelo diez norte de esa demarcación geográfica, tan imaginaria como esencial, buena parte de la izquierda local apuesta por la sustitución del gobierno de Nicaragua (según algunos de sus voceros Daniel Ortega parece ser el único dictador que existe en la región, es el abominable dictador), para poner en su lugar a otro gobernante o “dictador” más dócil a los EEUU, con la ingenua creencia de que así van a restablecer los principios originarios de aquella revolución sandinista que el viento se llevó, al igual que la llevada a cabo por los liberales nicaragüenses en 1893.

Desconociendo la geopolítica, dentro de lo que constituye un dato imposible de ignorar, la izquierda no puede, so pena de cometer un suicidio, adoptar la agenda geopolítica de Washington y de Luis Almagro, el secretario general de la OEA, quien ya ha pedido para el día martes 15 de junio, una sesión del organismo para sancionar al gobierno de Nicaragua, todo ello mientras el gobierno de Bolivia ha instruido a su nuevo embajador ante la OEA para que pida la destitución de Luis Almagro de su alto cargo regional, dada su intervención decisiva en el golpe de estado de noviembre de 2019, con el que derrocaron al entonces presidente boliviano Evo Morales Ayma, bajo falsas acusaciones de fraude electoral. Por este camino, los líderes y voceros de cierta izquierda regional terminarán pidiendo la libertad de la golpista Yanine Áñez, a pesar de los crímenes de lesa humanidad que ésta llevó a cabo, durante los once meses que duró su “mandato”.

Con independencia de lo que pensemos del gobierno de Nicaragua, de sí nos agrada o no, nos parece que aquí hay algo que no cuadra, las cuentas no cierran, pues como dice un viejo dicho por ahí: aquí hay gato encerrado, una sospecha que aumenta cuando observamos el silencio de alguna gente frente a la sanguinaria represión que lleva a cabo el régimen uribista contra el pueblo colombiano. La señora Keiko Fujimori nos demuestra que sabe en lo que está, no hay duda de que tiene un agudo sentido de la geopolítica y de la oportunidad, algo de lo que parece carecer buena parte de la izquierda regional. La gran pregunta sigue siendo: ¿Qué es lo que está en juego en nuestra área continental, vista como todo?

“Silencio a cualquier costo: Tácticas del Estado para profundizar la represión en Nicaragua”

SURCOS comparte la siguiente publicación:

Amnistía Internacional presenta una nueva publicación a cerca de la situación de represión que se está viviendo en Nicaragua.

Adjuntamos la introducción del texto y extendemos la invitación a leer el artículo completo que se encontrará disponible para descarga al final de la nota.

  1. Introducción:

Cuando las imágenes de la violenta represión contra las protestas masivas que iniciaron en abril de 2018, por una serie de reformas al sistema de seguridad social en Nicaragua, colmaron las portadas de los principales diarios de todo el mundo, parecía que la crisis de derechos humanos en el país había llegado a su punto más álgido.

Para finales de abril de 2018 era difícil pensar que las cosas podían empeorar. El gobierno del presidente Daniel Ortega hacía uso de todo el aparato de seguridad para castigar a quienes se atrevían a manifestarse en las calles exigiendo rendición de cuentas. Dos años después, la realidad continúa superando las peores predicciones.

La evidencia y testimonios contenidos en este informe muestran la forma en la que el gobierno de Nicaragua no solo ha profundizado, sino que ha perfeccionado su aparato represivo, poniendo en práctica una serie de tácticas sofisticadas para silenciar cualquier forma de crítica y demanda social, a cualquier precio.

Las violaciones de derechos humanos, incluida a la libertad de expresión, no son nuevas en Nicaragua. Sin embargo, el uso de nuevas herramientas, como algunas de las que serán presentadas y descritas en este documento, indican el comienzo de un capítulo más sombrío en la historia reciente del país.

Durante abril y mayo de 2018, las autoridades hicieron un uso excesivo, desproporcionado y, con frecuencia, innecesario de la fuerza e implementaron una estrategia en ocasiones deliberadamente letal contra las personas que se manifestaban.1

La negativa del gobierno a cesar la represión, en los meses posteriores, continuó sumando víctimas fatales y heridos a manos de agentes del Estado y grupos parapoliciales armados afines al gobierno, lo que aumentó la indignación social. Numerosas localidades respondieron a la estrategia represiva levantando barricadas y, en ocasiones, utilizando morteros artesanales para defenderse.

En respuesta, en julio de 2018, Ortega anunció la “Operación para la Paz”, que se conoció popularmente como “Operación Limpieza”. Ésta consistió en destruir por la fuerza las barricadas y enviar a grupos combinados de fuerzas parapoliciales armadas y agentes de la Policía Nacional a enfrentar a quienes se manifestaban. 2

En su momento, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo que la puesta en marcha de la Operación Limpieza estaba marcando un punto de inflexión en la crisis de derechos humanos en Nicaragua. 3

Pocos meses después, en diciembre de 2018, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para Nicaragua, instalado bajo el auspicio de la CIDH con el fin de coadyuvar en las investigaciones de los hechos violentos ocurridos en el contexto de las protestas, concluyó que la respuesta represiva del Estado se dio en el marco de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil. El GIEI afirmó que las autoridades nicaragüenses realizaron “conductas que de acuerdo con el derecho internacional deben considerarse crímenes de lesa humanidad, particularmente asesinatos, privación arbitraria de la libertad y el crimen de persecución”. 4

A pesar del escrutinio internacional, la respuesta represiva contra quienes se manifestaban y promovían el respeto a los derechos humanos continuó durante 2019.

De acuerdo con datos del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), en el 2019 se continuaron reportando casos de homicidios selectivos de personas identificadas como participantes en las protestas o como opositoras al gobierno, incluyendo al menos 40 casos de posibles ejecuciones extrajudiciales, muchas contra personas campesinas.5

Durante ese año el gobierno se cerró al escrutinio internacional y no permitió la entrada de organismos internacionales de derechos humanos, situación que continuaba hasta finales del 2020.

Organizaciones locales actualmente denuncian que las autoridades siguen utilizando al Poder Judicial como uno de los brazos represivos para encarcelar a activistas en procesos arbitrarios.6 A finales de noviembre de 2020, fecha de finalización de este informe, más de 100 personas continuaban tras las rejas de manera arbitraria.7

Dentro de las cárceles, las personas detenidas bajo cargos que podrían esconder una motivación política siguen reportando malos tratos y hostigamiento, como elementos adicionales de castigo por sus actividades. Además, fuera de las cárceles, quienes trabajan en la promoción y defensa de los derechos humanos son víctimas de una campaña de hostigamiento sistemática, diseñada para detener su labor.

Fuera de las prisiones, activistas excarceladas y sus familias denuncian que el acoso tras volver a sus hogares es tal que les impide ejercer cualquier tipo de trabajo relacionado con los derechos humanos, u otras actividades. En algunos casos, el hostigamiento se materializa en actos de intimidación y acoso por parte de la policía, fuerzas parapoliciales o redes de control local vinculadas con las autoridades.

En otros casos, la represión es más directa. Desde 2018, el gobierno ha cancelado el registro legal y confiscado los bienes de al menos 10 organizaciones de derechos humanos. Las autoridades también han criminalizado a periodistas y cerrado medios de comunicación considerados críticos.

Durante la segunda mitad del año 2020, la Asamblea Nacional, controlada en su mayoría por miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido del presidente Daniel Ortega, aprobó una serie de leyes que restringen considerablemente el ejercicio de los derechos humanos. La Ley de Regulación de Agentes Extranjeros,8 por ejemplo, cuyo aparente objetivo es fiscalizar el dinero que organizaciones reciben para evitar la “injerencia extranjera”, en la práctica podría forzar a las organizaciones a cerrar sus puertas ante los obstáculos para financiar sus actividades legítimas.

La Ley Especial de Ciberdelitos, por su parte, bajo el pretexto de evitar la propagación de “noticias falsas”, define un marco legal que puede ser utilizado para castigar penalmente a quienes expresen opiniones que, a los ojos de las autoridades, “produzcan alarma, temor o zozobra”.9 En la misma línea, se aprobó, en primera lectura, una reforma constitucional que permitiría la pena a perpetuidad. Debido a la vaguedad del texto que se propone reformar, existe el temor fundado de que sea otra herramienta que pueda ser utilizada para criminalizar a personas percibidas como opositoras.

Personas defensoras de derechos humanos temen que lo peor todavía no ha llegado. Afirman que, en el contexto preelectoral de cara a los comicios presidenciales de noviembre 2021, las violaciones a los derechos humanos, que no se han detenido, se recrudecerán mientras el gobierno busca silenciar cualquier forma de oposición, a cualquier costo.

Mientras tanto, la justicia, la verdad y la reparación para las víctimas de ejecuciones extrajudiciales y sus familiares, quienes han sido objeto de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos, y de otras violaciones de derechos humanos o de crímenes de derecho internacional, continúan siendo una ilusión.

Tras la finalización de este documento, en noviembre de 2020, los reportes sobre el incremento de los actos de hostigamiento contra las personas identificadas como opositoras al gobierno, defensores de los derechos humanos, periodistas, así como víctimas de violaciones de los derechos humanos y sus familias, continuaron sin pausa. Adicionalmente, en diciembre de 2020, la Asamblea Nacional aprobó la “Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y la Autodeterminación para la Paz”, cuya aprobación fue rechazada por la CIDH, quien además señaló que su contendido limita el ejercicio de los derechos políticos protegidos por las normas internacionales de derechos humanos. 10

 

Enviado por Juan Carlos Cruz Barrientos.