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Etiqueta: delincuencia

Castigo y más castigo

Óscar Madrigal

Así puede definirse la política penal que marca el país. Efectivamente el país, porque todo mundo está de acuerdo en combatir la delincuencia a base de más punición, castigo y represión.

La Asamblea Legislativa tramita a golpe de tambor leyes que aumenten penas y limiten garantías. Aplican la doctrina Bukele en su esencia: represión y castigo.

Por supuesto que la política criminal, aprobada por los diputados y el poder ejecutivo, con el aplauso generalizado está principalmente dirigida hacia los sectores más pobres y marginados de la sociedad.

Cuando se castiga a la gente mediante reformas penales hay que tener presente que también se les está castigando cuando se reducen las partidas presupuestarias para educación, salud, Cen-Cinai, apoyo a la infancia y reducción de presupuesto universitario. Unas son represivas pero las otras reducen y limitan la prevención. En otras palabras, se privilegia el castigo sobre la prevención.

Un Estado que actúe de esta manera está condenando a los pobres, a los marginados, al círculo de la violencia. Y en esta tesitura está prácticamente toda la sociedad, hasta nuestros llamados “expertos” penalistas y criminólogos. ¿Cómo ir a contracorriente?

Un clásico ejemplo de una política penal o punitiva del Estado costarricense es la reforma que se pretende para aumentar los periodos de tiempo o de vigencia en que los delitos aparecerán en la llamada Hoja de Delincuencia. Si en estos momentos un delito que alguien cometa aparecerá en esa Hoja en un determinado plazo, ahora con la reforma se pretende que aparezca en un tanto de años más. ¿Es esta una política correcta? Las personas que han delinquido y solicitan posteriormente trabajo es porque quieren reconciliarse con la sociedad, pretenden reinsertarse, como dicen. Pero el Estado se las pone más difícil por mayor tiempo. ¿Y quiénes buscan trabajo? Por supuesto no son los hijos de las clases medias altas o clases altas, sino los hijos de los sectores pobres, los más necesitados. Están creando un verdadero círculo vicioso, contra los que más los necesitan.

Aunque no lo digamos, pensamos como Bukele, que las cárceles son la solución a la delincuencia y el narcotráfico.

Ni amigos, ni pares, ni adversarios: la distancia del juez

Walter Antillón

1.- Desde hace años he venido observando una práctica que me parece institucionalmente incorrecta y que consiste en que, cada cierto tiempo, Ministros o funcionarios de los Ministerios de Justicia, o de Seguridad Pública, han convocado al Ministerio Público, o personalmente al Fiscal General de la República, a participar en reuniones heterogéneas (a veces con participación de la DEA u otros cuerpos policiales extranjeros) para discutir y convenir en políticas, tácticas o campañas dirigidas a combatir ciertas formas de delincuencia que, se estima, amenazan la vida o la seguridad de los ciudadanos. Mi discrepancia se funda en que la Fiscalía es el órgano de la Justicia que con absoluta autonomía e imparcialidad ejercita la acción penal, esto es, la función requirente del Estado, contra cualesquiera personas sin distinción, según el mérito de la causa; de manera que sus agentes, por elementales reglas de higiene institucional, deberán sustraerse de toda ocasión que pueda conducirlos a participar en planes de cooperación o acciones conjuntas con otros cuerpos funcionariales de donde puedan resultar situaciones de influencias, empatías o sentimientos afines con funcionarios públicos nacionales o extranjeros; funcionarios a quienes eventualmente, el día de mañana, los fiscales podrían estar llamados a acusar como presuntos autores de delito (como, por lo demás, ocurre con alguna frecuencia).

2.- Ahora bien, en los últimos tiempos, y particularmente en el actual Gobierno, se ha recaído lamentablemente en dicha práctica, pero en grado mayor, cuando se convoca a los señores Presidente de la Corte Suprema de Justicia y Fiscal General de la República, junto con Diputados, Ministros y otros, a reuniones de urgencia en Casa Presidencial; reuniones lideradas por el señor Presidente de la República con el justo empeño de detener la ola de violencia que viene padeciendo nuestro País. Me parece que la última de dichas convocatorias ha tenido lugar el 3 de octubre del año próximo pasado (ver “elmundo.cr” del 2 de octubre citado).

3.- Igualmente ahora, y con mayor razón, los ciudadanos debemos señalar lo gravemente incorrecto de dicha práctica. El ejercicio independiente e imparcial de la potestad jurisdiccional del Estado (en sus formas judicante y requiriente) que ejercen en forma ordinaria jueces, magistrados, fiscales y defensores del Poder Judicial, consiste en la aplicación de la Constitución y las Leyes a los casos concretos sometidos a su conocimiento; de manera que perseguir y cumplir objetivos como “combatir”, “detener” o “contener” actos individuales o procesos sociales precalificados como dañinos, peligrosos, etc., son, por definición, ejecución de políticas criminales, lo cual es actividad radicalmente ajeno a la esfera de competencias de aquel Poder.

Tanto es así que, por ejemplo, como resultado del proceso jurisdiccional seguido contra una persona, podría ocurrir, tanto la condena penal de ésta, como también su absolución, con eventuales cargos criminales contra las autoridades que torpe y maliciosamente la implicaron en el caso; porque jueces y fiscales, al examinar objetivamente la conducta de un imputado, también tienen el deber de detectar e identificar los eventuales abusos e infracciones de las autoridades que intervinieron en el caso, y proceder de conformidad.

4.- Las anteriores consideraciones vienen primariamente respaldadas en la tradición liberal y garantista del constitucionalismo moderno, de matriz ilustrada (Locke, Montesquieu). Y al respecto los ciudadanos tenemos el deber de destacar y señalar el amplio desarrollo que en nuestra época ha experimentado la clásica doctrina de la separación entre las funciones y los poderes supremos del Estado.

Porque, en efecto, dichas funciones e instituciones/poderes han sido objeto de renovados análisis doctrinarios, con notables resultados a partir de la consideración de las dos grandes dimensiones de la fenomenología de la producción jurídica, a saber:

  1. a) Una dimensión activa, que corresponde a la función general de gobernar (legislar y ejecutar a tenor de lo legislado) y se expresa en forma de voluntad, poder, innovación y disposición.
  2. b) Una dimensión no activa, que corresponde a la función general de garantizar secundariamente el derecho (juzgar), y se expresa como conocimiento, saber, conservación y constatación.

(ver, por todos, Luigi Ferrajoli: Principia Iuris. Teoria del diritto e della democrazia; Laterza, Bari, 2007; pág. 871 y sigtes.)

5.- La evolución institucional en los países más avanzados acusa claramente la tendencia a atenuar la distancia entre ambas instituciones representativas (parlamento y gobierno: legislar y administrar), conformando entre ellas una relación de condivisión funcional; y opuestamente, la tendencia a acentuar la distancia de las dos frente a la otra institución: la no representativa (judicial), cuya función (y también su legitimación) es garantizar el derecho, caso de fallar otras garantías de carácter primario.

Por ejemplo, la salud de los costarricenses goza de la garantía primaria de la Caja Costarricense de Seguro Social; pero si, debido a las alevosías de presidencias y directivas neoliberales que la apuñalan desde adentro, o corruptelas similares, la garantía primaria falla, bien sabemos los usuarios de las múltiples veces que la Sala Constitucional ha hecho funcionar la garantía secundaria.

6.- En conclusión, el carácter esencial, vital, de la función de garantía secundaria del Poder Judicial para asegurar el Estado Constitucional de Derecho y la vigencia de los derechos humanos de la población, nos obligan a extremar las salvaguardas de la independencia interna y externa, y la alta dignidad de cada uno de los jueces y magistrados de dicho Poder, así como del Fiscal General de la República y, plausiblemente, de los restantes fiscales y defensores.

7.- Ni amigos, ni pares, ni adversarios de los demás funcionarios públicos, los fiscales, los defensores, los jueces y los magistrados del Poder Judicial constituyen un orden aparte, cuya distancia y condición deben ser escrupulosamente respetadas; bajo pena de incurrir, en el más leve de los casos, en violación a las normas de corrección constitucional vigentes en todo país civilizado.

Imagen: UCR. 

Las municipalidades deben asumir un rol más protagónico en el campo de la educación pública

José Luis Pacheco Murillo

Si en algo se diferenció Costa Rica en el siglo pasado fue en el tema de la educación. El dedicar tiempo y presupuesto para la educación fue vital para que el desarrollo económico y social se diera de la forma en que se dio. La educación pública, gratuita y obligatoria significó la posibilidad del desarrollo individual y colectivo.

Desgraciadamente a partir de los años 80s el interés de los dirigentes políticos por la educación decayó y eso ha significado un retroceso que de igual manera es individual y colectivo.

Eso ha significado también que las consecuencias de ese abandono educativo se vean reflejadas hoy en lo que es delincuencia, indigencia, drogadicción, sicariato, hogares destruidos, violencia a todo nivel y en todos los rincones. Una verdadera crisis desde todo punto de vista.

Creo importante que las municipalidades asuman un rol más protagónico en el campo de la educación pública, en el apoyo a las instituciones educativas y a los estudiantes, niños, jóvenes y adultos a través de becas. Es urgente que la educación tome su protagonismo para el desarrollo de los cantones y del país.

Es necesario que retomemos responsabilidad en los hogares en cuanto a darle estímulo a los niños y jóvenes para que la educación sea la prioridad y que a ella se sume la formación en valores éticos y morales.

Si es posible volver a sembrar esa semilla de la educación y la formación para que en el país tengamos asegurado un mejor futuro. También apoyar a los educadores para que puedan ejercer su vocación y profesión sin las presiones de leyes que les amenazan un día si y otro también con su destitución tan solo por querer disciplinar.

Dios quiera que entendamos que sin una educación y formación adecuadas nuestro futuro está comprometido y de igual forma el del país. Hagamos lo posible por recuperar lo perdido en el campo de la educación, será beneficioso para todos.

La seguridad ciudadana debe ser un compromiso compartido

José Luis Pacheco Murillo

La ola de violencia no cesa y cada día nos enteramos de nuevos asesinatos y nuevas agresiones a las que se unen las estafas electrónicas, que tanto daño causan a quienes se ven afectados con ellas.

Desde hace rato los asesinatos acontecidos este año superaron a los de todo el año pasado y aún faltan tres meses para finalizar el año lo que indica el crecimiento de la criminalidad.

Los cuerpos policiales poco han podido hacer en el campo más importante que es el de la prevención. La tarea es enorme en contra de crimen organizado, la lucha contra la corrupción y el incremento de delitos. Pero debe enfrentarse de manera decidida y debe darse una coordinación entre todos los cuerpos policiales incluidas las policías municipales, las que deben fortalecerse en cuanto a número de efectivos y capacitación.

Ayer se eligió un nuevo director para el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y en sus primeras manifestaciones indicó el reto que tiene para enfrentar esa delincuencia, pero también indicó sobre la falta de recursos económicos para hacerlo. Es urgente dotar al OIJ del presupuesto necesario para combatir el crimen en todas sus formas.

Es necesario que los ciudadanos recobremos la confianza en nuestros cuerpos policiales y desde luego en la posibilidad de andar por las calles con la certeza de que nada nos sucederá. Hoy esto es difícil de conseguir, la gente está asustada ante tanto crimen.

Dios quiera que este nuevo nombramiento traiga consigo nuevas estrategias y nuevos apoyos económicos para combatir la delincuencia y que haya más compromiso gubernamental de hacer lo posible por promover la prevención del delito con más y mejor educación, con más y mejores empleos y con más y mejores oportunidades para el deporte, la cultura y la recreación, aunado a un compromiso también de la ciudadanía para estar más alertas y no dejarse robar y estafar tan fácilmente como en ocasiones sucede.

Algunas notas sobre coyuntura socio – política en Costa Rica

Por: CE del MTC

  1. Situación social
    • 1.1 La situación social en Costa Rica se sigue agravando. Algunos de los indicadores que muestran esta situación de crisis, son: desempleo, subempleo, pobreza, deterioro de los servicios sociales y delincuencia.
    • 1.2 De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, al 4 de mayo de 2023, la tasa de desempleo estaba afectando al 10,6% de la población económicamente activa (PEA).
    • 1.3 Por su parte, el subempleo, es decir, trabajos mal pagados y de baja calidad, en esa misma fecha, mayo 2023, llegaba al 7%.
    • 1.4 El Ministerio de Trabajo ha valorado de manera positiva las nuevas mediciones del empleo y el subempleo expresando que hay una tendencia a la baja. Pero el Colegio de Economistas ha planteado que si bien se está llegando a los niveles pre pandemia, esto no es para celebrarlo ya que en ese momento las cifras eran altas, a este fenómeno, este Colegio, lo denomina, “desempleo estructural”. El desempleo y el subempleo afecta especialmente a personas jóvenes, mujeres y personas mayores. Algunos analistas, igualmente, han señalado que las cifras actualizadas de desempleo y subempleo son mayores a estas actualizaciones ya que recientemente se registra una disminución de personas que buscan empleo vía desmotivación, razón por la cual, no es que ha bajado el desempleo, si no que menos personas buscan trabajo.
    • 1.5 En cuanto a situación de pobreza esta se situaba en diciembre del 2022 en un 25%, superando en tres puntos porcentuales, las cifras pre pandemia. La pobreza extrema pasó de un 6% a un 8% entre mayo 2022 y abril 2023.
    • 1.6 En lo que respecta a servicios públicos tales como salud, educación, vivienda, la situación se viene agravando día con día. El tema de las listas de espera no se resuelve. Igualmente se ha paralizado el plan de construcciones de nueva infraestructura afectando la construcción de nuevos hospitales tales son los casos de Limón y Cartago.   A la educación se le viene bajando el presupuesto. El presidente Chaves ha dicho que a su parecer el 8% del PIB para educación él lo ve como una política populista. En Vivienda, de acuerdo con una noticia de La Nación del 19 de junio del 2023: “La cantidad de bonos de vivienda formalizados en el 2022 por el Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), tocó un mínimo que no se veía desde 1999, cuando se otorgaron 6.621 de estos beneficios; mientras que el monto total colocado registró dos años consecutivos en caída, con una cifra que no se veía desde el 2015.”
    • 1.7 Finalmente, como corolario de esta situación muy regresiva de la sociedad costarricense se registra un incremento sostenido de la criminalidad, apareciendo o profundizándose fenómenos como el sicariato, el narcomenudeo, los feminicidios, los homicidios, entre otros graves problemas. De acuerdo con una nota de Delfino CR del 3 de mayo del 2023: “El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó este miércoles que Costa Rica ya alcanzó la cifra de 300 homicidios, es decir, ha registrado en promedio 2.4 homicidios al día. Cada mes del año 2023 ha roto hasta ahora el récord de homicidios de su par del año previo.  A la fecha, las cifras superan por 93 a la cantidad de homicidios registrada en el mismo lapso durante el 2022 (207), año que cerró con el número más alto de homicidios en la historia del país con 656. Además, es alarmante que entre el 2012 y 2022 se registran 257 feminicidios y solo en los primeros días de enero 2023, 10 mujeres son asesinadas.

2. Situación política

    • 2.1 El gobierno se ha debilitado, pero sigue siendo fuerte. De acuerdo con el CIEP de la UCR, según su encuesta de abril del 2023, se constata una tendencia a la caída de las opiniones positivas en el desempeño de Chaves en tanto presidente de la República. De modo que, entre noviembre del 2022 y abril del 2023, perdió 5% de opiniones positivas, situándose en un 60% de opiniones positivas.

No obstante, el apoyo a Chaves sigue siendo muy importante, es decir, casi dos terceras partes de la población sigue respaldando su gestión. Otros datos a tener en cuenta son los suministrados por el Observatorio de Comunicación Digital de la U. Latina, en el sentido de que las opiniones positivas hacia Chaves en redes pasaron de un 65,3% en junio del 2022 a un 32.7% en mayo del 2023. Tanto el estudio de la UCR como el de la UL constituyen mediciones de opinión pública.

    • 2.2 El otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el de las luchas sociales o movimientos sociales. Algunos de los movimientos sucedidos en los últimos meses son: el 19 de abril hubo concentración frente a Casa presidencial y piquetes en ruta 32 convocados por el Bloque de Vivienda para exigir al ministro de Hacienda que le pague al BANHVI los 10.000 millones de colones que forman parte del Presupuesto Nacional y se archive proyecto 23.450, debe indicarse que se están perdiendo 1.300 viviendas del bono ordinario”;marcha de los agricultores en San José el 29 de marzo, lucha por asfaltado ruta 811 donde comunidades aledañas se unen para incidir en las autoridades municipales y gestionar comunicación directa con el gobierno; manifestaciones con bloqueos y piquete de apoyo en el Ministerio de Hacienda del pueblo limonense  el 1º de junio, por un conjunto de peticiones desde indemnizaciones para los ex muelleros hasta la lucha por restituir al Banhvi los 10 mil millones recortados;  huelga de las(os) trabajadoras(es) de la CCSS el día jueves 8 de junio, y, finalmente la manifestación del sector educativo el día 20 de junio.  Han sido movimientos importantes puesto que muestran una cierta respuesta desde el campo de las luchas. Pero generalmente han sido movimientos fragmentarios con escasa articulación entre diferentes movimientos sociales. Parece que hay una tendencia al ascenso de las luchas, pero por el momento no se consolida.
    • 2.3 El movimiento indígena merece una mención específica. La lucha por la tierra, específicamente, las recuperaciones de tierra han sido una constante en los últimos años. En algunos de los territorios indígenas del sur del país, tales son los casos de Salitre, Térraba, China Kichá y Cabagra se han dado importantísimos procesos de recuperación de tierras. Los colonos y finqueros han realizado intentos de volver a tomar lo que consideran sus tierras, pero la férrea resistencia lo ha impedido. Muy importante es señalar la condena del asesino de Jerhy Rivera en el juicio que finalizó el 1º de febrero del 2023, condenando a 22 años de cárcel al asesino de este dirigente indígena. El movimiento indígena está en momentos de fuerza y recuperación. Sería muy importante avanzar en articulación de este movimiento con otros movimientos sociales y políticos del país en la perspectiva de la articulación y la hegemonía obrera, trabajadora, mujeres, indígena, campesina y popular.
    • 2.4 El llamado a la huelga por parte de los sindicatos del sector salud para el 5 de julio del 2023. Esta huelga podría ser muy importante ya que se da en un nuevo contexto político de la CCSS y de deterioro del gobierno de Chaves. En concreto, la resolución de la Sala IV en el sentido de que la medida ejecutada por el gobierno de destitución de la anterior Junta Directiva es inconstitucional, resolviendo esté órgano, la restitución inmediata de la representante sindical y el representante cooperativista. De manera que, es de esperar que esta huelga se produzca en el marco de un salto en el deterioro de la autoridad gubernamental.
    • 2.5 Hasta el momento la respuesta del gobierno frente a estas marchas y movimientos ha sido la de minimizar su fuerza y a desestimar las demandas. Ningún movimiento ha resultado victorioso en sus demandas específicas. Lo positivo de estos procesos de movilización es que han desemperezado ciertos sectores de lucha, pero todavía han sido esfuerzos débiles. Hasta el momento sigue prevaleciendo la desarticulación, pero a lo mejor la situación podría cambiar con la huelga de la CCSS del 5 de julio.

3. Nuestra política

    • 3.1 Nuestra orientación principal sigue siendo la de apoyo y participación en las demandas inmediatas de la clase trabajadora y el pueblo. Se debería continuar trabajando en la perspectiva de la solidaridad con las luchas y movimientos que se presenten, tales como defensa de la CCSS, defensa de los derechos de los pueblos indígenas en especial su derecho a la tierra; por supuesto se debe mencionar el derecho a la vivienda digna; educación, centrado en la consigna de cumplimiento del 8% del PIB para la educación.
    • 3.2 Con el llamado a la huelga de la Caja para el próximo 5 de julio esta se convierte en la tarea más importante de la coyuntura actual. Se debe tomar en cuenta que el objetivo de esta huelga es muy político, defensa de la autonomía de la Caja. Muy bien hay que defender la autonomía de la Caja, pero debemos ser vigilantes al mismo tiempo de lo que haga cualquiera sea la Junta Directiva que se instale en la Caja.
    • 3.3 La consigna de Encuentro Obrero y Popular para enfrentar la crisis y para articular las luchas es una orientación correcta, pero de difícil realización en este momento puesto que las principales direcciones del movimiento de masas no están de acuerdo con esa política y porque somos muy débiles como para imponer esa orientación por nosotros mismos. Igualmente, pareciera que la mayor parte de las masas en este momento no comprende la necesidad de la unificación de las luchas. Pero dado que la situación se está poniendo más dinámica pudiera ser que en un cierto plazo la consigna de Encuentro Obrero y Popular se ponga a la orden del día.
    • 3.4 Otra consigna importante tiene que ver con el tema de la deuda interna y externa. Como se sabe, cerca de la mitad del presupuesto estatal se lo está llevando el pago de la deuda. Por ejemplo, para el caso del presupuesto 2023 este rubro se lleva el 44,1% del total de presupuesto. De igual manera, el gobierno sigue recurriendo a nuevas deudas para cumplir con sus compromisos, así en este presupuesto del 2023 se proyecta que un 40,9% se financiará con nuevo endeudamiento, en tanto que el restante 59,1% se financiará mediante impuestos.

El alto endeudamiento incide en muchos aspectos: congelamiento salarial de las personas trabajadoras del sector público, no cumplimiento de la deuda con la CCSS, recortes presupuestarios a salud, vivienda y educación, recorte de pensiones. Es muy importante saber a quiénes se debe. Al respecto se debe recordar que la Sala IV resolvió que los nombres de los tenedores de bonos de deuda pública es información confidencial. Por tanto, no sabemos a manos de quiénes están yendo los altísimos pagos por intereses y principal de la deuda. El conocimiento público de los prestamistas del Estado es una información muy relevante para que el pueblo tome a criterio respecto a esta deuda.

San José, 28 de junio 2023.

mtc012000@gmail.com

Bukele y la democracia populista

Valentín Díaz Gutiérrez

Etimológicamente, democracia significa el poder del pueblo, pero como «pueblo» no es un todo categórico, sino una amalgama llena de matices hemos, convenido de manera casi unánime que democracia es el gobierno de o para las mayorías. Y como definición no está nada mal.

Pero solo es eso una bonita definición que no llena ni de lejos las aspiraciones de esas mayorías.

¿Y cuáles son esas aspiraciones? Maslow, fundador de la psicología humanista, y creador de la famosa pirámide, formula en su teoría una jerarquía de esas necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados en el escalón superior de ella.

Así que en la base de esa pirámide y en la realidad, las mayorías de cualquier democracia aspiran a satisfacer las necesidades básicas de alimento, ropa y cobijo. Creo que todos podemos estar de acuerdo con él.

A medida que uno va ascendiendo en la pirámide, sus aspiraciones se van ampliando y se van haciendo cada vez más sofisticadas, pero sobre todo surge el deseo innato de no perder la posición adquirida. Es el origen del pensamiento conservador, se perciba uno de izquierda o de derecha. Por encima de toda ideología y espiritualidad, ese egoísmo es parte del sentido común o mayoritario. Nadie quiere perder los privilegios que esa posición favorable en la pirámide confiere. Todos queremos mantenerlos si no acrecentarlos para nosotros y nuestros descendientes.

Y eso, aun siendo conscientes de que esa cómoda posición se sostiene sobre las injusticias en la base de la pirámide donde sigue habiendo personas que literalmente se mueren de hambre.

La sociabilidad, y eso lo digo yo, es la habilidad adquirida de mirar hacia otro lado y «tirar palante». Y esa peculiar sociabilidad también se extiende hacia las capas más bajas de la pirámide, no vayamos a idealizar. Es la dura y darwiniana lucha por la supervivencia.

¿Qué me he alejado mucho de Bukele? Pues no tanto si considero que muchos, muchos en mi entorno, parecen temer que se esté incubando un Bukele en su vecindario. En ese entorno donde nos preocupamos tanto por cosas tan abstractas como la libertad y el derecho. ¿La libertad y el derecho de quién?

No nos engañemos, no queramos mirar para otro lado con esas poses progresistas. Nuestra estabilidad en la pirámide depende de que sigan pasando esas cosas en el subsuelo. Por eso a Bukele se le ve y se le juzga dependiendo de la posición desde la que emitimos el juicio.

Vivimos en sociedades inmensamente desiguales e injustas. Bukele no es el responsable de ello, aunque sea como nosotros, como ustedes que tanto le critican, beneficiario de ellas. Su carrera política la inicia en el FMLN llegando a ser alcalde de San Salvador, momento en el que por discrepancias políticas es expulsado del partido. Y cuando llega a la presidencia lo hace con el principal objetivo de acabar con la delincuencia. Y como los habían hecho antes los gobiernos precedentes, empieza unas negociaciones con las maras, reduciendo significativamente los niveles de violencia.

Esas negociaciones oficiosas fueron muy contestadas por sus compatriotas, lo que no deja de ser normal en una sociedad democrática. Lo que es más anormal es que el propio Departamento del Tesoro de USA se inmiscuyera en un asunto interno de El Salvador como ya lo había hecho con el tema del Bitcoin, una vez más la sombra del Imperio apareciendo sospechosamente.

En ese clima de tensiones políticas internas y externas ocurre el fin de semana sangriento de marzo 2022, donde se cometen 76 homicidios atribuidos a las maras y que ocasionaron el estado de excepción y todo lo que ahora se cuestiona. La historia de esa «matanza» está aún por escribir y entre tanto hay muchas conjeturas respecto a la misma.

Ese hecho fue el detonante necesario para declarar el estado de excepción que a juzgar por las apariencias puede ser renovado durante todo el mandato de presidente.

Desde entonces, miles de salvadoreños han sido detenidos y encarcelados y se han producido múltiples violaciones de derechos humanos y detenciones arbitrarias que serían como los daños colaterales de esta guerra interna contra la delincuencia organizada o contra una parte de ella. Contra la que operaba en esa base de la pirámide, convirtiendo la vida de los salvadoreños pobres en un verdadero infierno. Y son esos ciudadanos que se sienten liberados por su carismático presidente los que le dan su respaldo en las encuestas de opinión. La gran mayoría que hasta ahora estaba soportando los rigores y la violencia de los mareros.

A nosotros, los que en El Salvador y fuera de él, estando en los escalones por encima de esa base caótica, nos cuesta entender la situación, nos percibamos de izquierda o derecha, porque como escribí antes, nuestra sociabilidad nos impide ver lo que ocurre ahí abajo. No se trata de estar con o contra Bukele o con o contra el próximo líder populista que surja. Se trata de ver con objetividad y hacer algo al respecto y con urgencia, porque la olla común sobre la que se asientan nuestras sociedades post socialdemócratas está a punto de explotar.

Dolientes de ocasión en el templo neoliberal

Marcos Chinchilla Montes

No siempre una persona asesinada en las calles josefinas recibe tanta atención mediática como la que viene recibiendo Marco Calzada; incluso la Conferencia Episcopal y hasta algunas personas diputadas se dieron en el pecho ante tan ingrata muerte.

Quisiera recordarle a esos medios y a otros tantos dolientes de ocasión, que dos menores de edad que yo conocía fueron vilmente asesinados en similares términos en los barrios del sur: a Graciela con doce años, una bala le cegó la vida; y a David con casi 15 años de edad, lo mataron a tiros. Recientemente murió Kendra a sus 21 años, consumidora de drogas desde los 13 años, madre adolescente, ignorada por el sistema.

No vi a los medios, a la Conferencia Episcopal y a los diputados indignados por esas muertes; claro, todo apunta a que hay muertos que valen más que otros. Los miserables son solo una estadística policial; desechables desde siempre y hasta la muerte; personas a las que se les negó un proyecto de vida, aunque también tienen familia y amistades a quienes les duele su partida. Incluso por varios años queda hasta un grafitti en alguna pared del barrio.

Pero vale recordarle a esos dolientes de ocasión, que en muchos casos ellos fueron y son cómplices del asesinato de Marco, de Graciela, de David, de Kendra y de cientos de personas que mueren a manos de la delincuencia y el crimen organizado. Durante más de 40 años impulsaron políticas económicas que tejieron una sociedad de exclusión y pobreza, una sociedad en la cual el ser humano no se constituye por lo que es, sino por lo que tiene, y la seguridad material -negada para millones de personas por el modelo económico neoliberal-, se debe conseguir a toda costa, aunque sea por medio de la violencia y la muerte, por el robo de un celular que finalmente termina en las manos de un taxista igualmente cómplice.

La Costa Rica que se distinguía por sus altos niveles de justicia y seguridad social, quedó enterrada por la voracidad neoliberal que sigue siendo la máxima.

Se equivocan esos dolientes de ocasión si piensan que con oraciones, cierre de bares, nuevas leyes, más policías o hasta cámaras con reconocimiento facial, la ola delictiva va a desaparecer o reducirse; la misma es estructural, y para superarla se requieren medidas estructurales orientadas a distribuir la riqueza, fortalecer la seguridad social y crear oportunidades de desarrollo humano realmente incluyentes. Pero eso es mucho pedirle a la clase política, al empresariado o a un Nogui Acosta que está más interesado en cobrarle nuevos impuestos a la clase trabajadora. Recuérdese este gobierno le da aumentos de salarios del 98% a sus ministros, mientras que a la población trabajadora le receta un exiguo 1.24% de aumento, valor no solo incapaz de compensar la inflación, sino que también a la postre aumentará la exclusión social, inexorable caldo de cultivo de la violencia que vive el país.

Décadas atrás entrevisté en Ciudad Juárez a un menor de edad que era parte de un cartel de droga; su autopercepción sobre su futuro era muy reducido: tenis, armas, mujeres, una camioneta, dinero para su madre. Todo se tenía que tener y disfrutar ya: mañana posiblemente estaría muerto. Justo así, piensa una parte de nuestra niñez y adolescencia; la cárcel no le asusta, la muerte no es con ellos, el futuro no existe. Nuestros dolientes de ocasión tienen perdida su batalla moralizadora desde su misma concepción.

PD. Y que dicha no fue una mujer a la que asesinaron en el barrio chino, lo más selecto del conservadurismo machista costarricense habría terminado de rematarla con frases como “que hacía una mujer sola a las 12 de la noche en San José”, “o se lo merecía por aventada”.

Es el modelo económico, dice el director del OIJ

Óscar Madrigal

El día de ayer participé en un programa de radio llamado “Alternativas” sobre el tema de la criminalidad en el país. Resumo algunas ideas que expuse.

Hace unos tres días el director del OIJ, Walter Espinoza, decía en una entrevista en La Nación:

“Recientemente el Informe del Estado de la Región reveló que Centroamérica bajó sus índices de homicidios durante la última década con excepción de Costa Rica, que se mantiene con niveles similares al 2010.

De acuerdo con Espinoza, el enfrentamiento entre bandas narco locales, sumado a problemas de índole social como pobreza, desempleo, desigualdad, falta de oportunidades y poca distribución de la riqueza, hacen que la tasa nacional de homicidios no disminuya”.

El director del OIJ es consciente que el actual modelo de desarrollo económico que genera desigualdad, pobreza, desempleo, injusta distribución de la riqueza es también la causante de que los delitos, por ejemplo, de homicidios, no disminuyan.

Los estudios sobre la criminalidad también han demostrado que la delincuencia no es un problema de los pobres. Otras naciones mucho más pobres que la nuestra, muestras índices menores de delitos, como por ejemplo los homicidios.

Sin embargo, los partidos políticos que han gobernado en las dos últimas décadas han enfrentado el problema de la criminalidad solo desde la perspectiva de un derecho penal autoritario, aumentado las penas y los delitos desde mediados de los años 90, sin que esta política haya producido ningún beneficio. Solo ha aumentado el autoritarismo sin beneficio para la sociedad.

Las clases dominantes creen que las leyes penales resolverán problemas sociales, cuando es evidente que las leyes por sí solas no resuelven los problemas de la sociedad, lo que solo se logra con políticas públicas dirigidas a enfrentar las causas de la criminalidad. Sin embargo, las actuales políticas de austeridad, de recorte a los programas de atención social que impulsa el actual Gobierno, solo agudizará la criminalidad del país. Además, las leyes anti-huelgas, la criminalización de la protesta social, junto a las políticas autoritarias del proyecto de Empleo Público, se orientan a crear un sistema político cada vez más autoritario y, por tanto, menos democrático.

Costa Rica ha pasado a ocupar el top de los países más desiguales del mundo, según el Banco Mundial, y ahora también a estar entre los primeros 5 lugares del continente con la mayor cantidad de privados de libertad por habitantes y con el mayor índice de mujeres privadas de libertad de Centroamérica.

Se sabe también que las cárceles no resocializan a esas personas, las cuales por lo general se encuentran hacinadas y violándose en muchos casos sus derechos humanos.

A lo anterior debe agregarse que la aplicación de las leyes, lo que llamamos la justicia, no parece operar de la misma manera para todas las clases sociales. Los escándalos de corrupción no terminan en juicios o sentencias, sobre todo cuando se trata de personas adineradas o pertenecientes a las clases poderosas económicamente.

Las estadísticas así lo indican: de todos los casos denunciados por corrupción solo el 20% van a juicio después de 3 o 7 años; de los que van a juicio solo el 7% terminan con sentencia y solo la mitad de ellas en sentencias condenatorias. Pero lo más llamativo es que se trata de casos “menores” como el tráfico que pide una “mordida” o el funcionario municipal una “comisión”. Los grandes actos de corrupción que involucran a los miembros de los clanes poderosos económicamente no aparecen nunca juzgados.

La llamada clase política, por otra parte, está carcomida por la corrupción. Casi todos los partidos políticos han sido condenados por estafa o están siendo acusados por estos delitos: el PLN, el PAC, el partido evangélico de Justo Orozco, el PASE de Oscar López, el Libertario de Otto Guevara, el partido del doctor Hernández, el PUSC y muchos otros. De igual manera, prácticamente todos los expresidentes han enfrentado acusaciones por corrupción por casos como Alcatel, Caja, la Trocha, Cementazo, Cochinilla y otros.

La corrupción de los políticos produce una degeneración en la sociedad porque hay muy pocos referentes y porque la ética en la función pública parece no importar o importar bien poco, como el caso por ejemplo de Figueres. Ese es el mensaje equivocado que se dirige a la ciudadanía sobre los valores y la virtudes de los políticos.

Los componentes de orden social hacen que la criminalidad no descienda en Costa Rica, como lo afirma el director del OIJ. Es necesario, consecuentemente, cambiar el modelo de desarrollo económico, el modelo de acumulación de capital como dirían otros, que está generando o produciendo esos problemas.

En términos generales, solo una democratización de nuestra vida social, económica y cultural podrá disminuir y enfrentar acertadamente la creciente delincuencia nacional.

Decisiones políticas que atentan contra la salud y la vida

Juan Huaylupo Alcázar[1]

Es dramático para la ciudadanía costarricense que gran parte de la prensa hablada y escrita se encuentre sintonizada y sincronizada en la difusión de contenidos asociados a dar espacio preferente a la violencia delincuencial, al futbol, así como a validar como pertinentes las opiniones y decisiones de quienes dominan y de los que formal y aparentemente, nos gobiernan y representan, mientras están ausentes los análisis sobre situación y condición de los sectores más vulnerables y de los nuevos empobrecidos de la sociedad. No solo en la prensa está ausente esta reflexión y preocupación, también lo está en las vocerías gubernamentales que contradictoriamente atacan el trabajo y remuneración de los trabajadores, a la vez que repiten demagógicamente los anuncios de que juntos saldremos adelante y que todo será resuelto satisfactoriamente. Estas prácticas dejan sin contenido y significación a nuestra democracia.

El discurso del poder usa una engañosa prédica en favor de las mayorías para confundir, desmovilizar y enmascarar las acciones que convienen a los propietarios de corporaciones empresariales asociadas con la globalidad del capital. Luego, la demagogia igualitaria y de espurio nacionalismo de las palabras del gobierno, solo defiende los intereses y argumentos de quienes han privatizado la riqueza social; mientras que los otros, a los que consideran objetos del poder, son condenados a sufrir los efectos de las calamidades provocadas por las brechas económicas, sociales y políticas creadas y profundizadas por poderes totalitarios.

La pandemia ha dejado de ser una problemática sanitaria, para convertirse en el pretexto para justificar la eliminación de toda oposición y resistencia de los trabajadores, destruir la organicidad social y reavivar los añejos intentos de privatización de los activos públicos, pero también para disponer de la salud y la vida de los ciudadanos, a quienes se pretende culpar de sus propios padecimientos sanitarios y condición social. Desde esta conveniente distorsión de hechos e interpretaciones de los económicamente poderosos también se acusa a las instituciones que velan por la salud pública de ser responsables del creciente empobrecimiento al establecer las restricciones sanitarias necesarias y consistentes como prevención de la salud pública. Los empresarios, de este y otros países, se presentan como víctimas, cuando por sus exigencias y presión, son causantes del crecimiento exponencial de los contaminados y fallecidos.

Las voces, necesidades y esperanzas de los pobres, no importan a los ricos ni al poder estatal, que solo se interesan por mantener el statuo quo y la reproducción de su dominación. Así, eliminar las restricciones sanitarias son mandatos privados contra la salud pública a la vez que constituyen auténticos atentados contra los derechos humanos, y de esta manera se transparenta el desprecio hacia los otros de parte de propietarios que se imaginan dueños del país, del destino de la sociedad y de la vida. Estas prácticas del poder en Costa Rica son regresivas creaciones económicas y políticas del esclavismo y del fascismo de otros tiempos y espacios.

El apoyo de los pobres a las demandas empresariales, es el único recurso de quienes no tienen alternativas de resistencia y están dispuestos a ser sobreexplotados y ser sometidos a labores que comprometen su supervivencia cotidiana ante la precaria, excluyente y burocratizada ayuda estatal.

Las evidencias nacionales y de otros contextos han mostrado que, eliminando las restricciones sanitarias, ha habido un incremento de infectados y fallecidos por el coronavirus. No obstante, no es denunciado por la prensa y, por lo contrario, se culpa a las víctimas de no guardar las recomendaciones sanitarias, cuando en realidad son los poderes prevalecientes los causantes de las tragedias individuales y familiares.

Gran parte de los medios informativos sufren los efectos colaterales de la descomposición de sus falsedades y bodrios informativos, así como, por su evidente subordinación política, por ello se leen y escuchan menos. Estas prácticas denigran una noble profesión que expresó en diversos momentos de la historia su enfrentamiento contra toda forma de totalitarismo para defender la investigación, los derechos ciudadanos y el bien común.

[1] Catedrático en Administración Pública. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de Costa Rica.

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