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Etiqueta: desarrollo socioeconómico

Los retos del presente para el progreso humano

Alberto Salom Echeverría

“Si vamos a sentar los cimientos para un futuro seguro,

entonces los siglos de degradación ambiental deben detenerse y revertirse.

Esta es una prioridad económicamente racional y alcanzable.”

Dr. Tony Juniper.

Introducción.

Hay un libro muy didáctico, cuya lectura recomiendo; se llama “Como estamos acabando con el Planeta.” Fue escrito por el autor Tony Juniper en el año 2021 y traducido al español en el 2022. Juniper es un especialista británico en asuntos del medio ambiente. También se ha desempeñado como director ejecutivo de la organización “Amigos de la Tierra” en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Me he apoyado en su escrito, precisamente por su orden expositivo y la cantidad de datos actualizados que presenta, en torno a cuestiones relacionadas con el desarrollo socioeconómico y las implicaciones medioambientales que el progreso ha traído consigo.

No obstante, estamos en el medio de un dilema que siempre está presente cuando se aborda la temática del progreso de la humanidad en la época industrial. No cabe la menor duda que la industrialización en todo el mundo, especialmente la que prendió desde mediados del siglo XIX, redundó en un gran adelanto en muchos aspectos de la vida para sectores importantes de la población, en particular en el mundo occidental desarrollado, aunque, es justo decirlo, no solo en él. Las ingentes luchas de los trabajadores se convirtieron en un factor clave para que ello fuera posible y, como veremos, la investigación científica y tecnológica fue decisiva en campos como el de la salud, la ingeniería, la producción, entre otros. Empero, el mismo tipo de desarrollo, sobre todo desde el siglo veinte, como lo ha expresado Juniper ha acarreado que la atmósfera de la Tierra tenga ahora mayor concentración de gases de efecto invernadero que en cualquier otro momento desde hace por lo menos 800.000 años. La ciencia conoce con precisión que la fuente principal de estos gases, que ponen en grave riesgo la vida, está constituida por el uso de energía basada en los combustibles fósiles y que ellos son la causa decisiva y eficiente del cambio climático que padecemos. (Cfr. Juniper, Tony. “Cómo Estamos Acabando con el Planeta.” (2022) Primera edición en español. Emiratos Árabes Unidos.) Pero, además el desarrollo generado en el capitalismo avanzado ha resultado más que en ningún otro sistema, un modelo altamente concentrador de la riqueza y, por lo tanto, desigual por naturaleza. Esto último hace que, hasta los efectos más perniciosos del calentamiento, recaigan con particular severidad sobre las poblaciones más vulnerables en todo el orbe y, estén poniendo en grave riesgo la vida en el Planeta. He ahí el dilema al que estamos enfrentados.

Principales logros del desarrollo industrial que hemos conocido.

El desarrollo industrial se caracterizó por la invención de nuevas máquinas no conocidas en la agricultura, que permitieron intensificar la producción empleando sustancialmente menos manos de obra. Es decir, la industria implicó un gran desplazamiento de mano de obra y, por lo tanto, derivó en un enorme desempleo. Tanto es así, que en un inicio los movimientos laborales se dieron a la tarea de destruir las nuevas máquinas, suponiendo que ellas eran las causantes de su desocupación.

Aun así, la enorme inventiva humana, apoyada en el conocimiento, fue haciendo aparecer la máquina de vapor mediante la que hace su aparición la locomotora y los barcos movidos a vapor, también llamados con menos frecuencia “piróscafos”. Un poco más tarde se inventa el telégrafo, en 1886; por su parte, Carl Benz patenta el primer vehículo motorizado y, por fin en 1903, en una estructura de madera, abeto, fresno y alas de tela de muselina se construyó el primer aeroplano impulsado por un primitivo motor. Otra de las singulares invenciones de esta época industrial fue la radio, patentada por vez primera por el italiano Guillermo Marconi en 1897, es decir, ya en los albores del siglo XX. Todos los vehículos de locomoción mediante el motor dieron origen a la primera revolución de las comunicaciones, la cual indujo un primer cambio radical en el modo de vida de las personas y entre las naciones, agilizando el comercio; asimismo, el telégrafo y la radio dinamizaron concurrentemente las comunicaciones por medio de ondas electromagnéticas que se difunden en un espectro muy amplio de frecuencias.

En la segunda mitad de la centuria pasada, la ciencia nos llevó a innovaciones tecnológicas todavía más sofisticadas y trascendentales, como fueron la robótica, la informática y otros descubrimientos hechos posibles por la nanociencia. Se trata esta vez, de una revolución científica y tecnológica sin precedentes que ha impactado casi todos los campos del quehacer humano, pero de manera particular, una vez más el de las comunicaciones, permitiendo que amplias capas de la población mundial accedieran a una mejor calidad de vida. La nanociencia es la que estudia fenómenos fisicoquímicos a escala microscópica permitiendo, mediante la nanotecnología la manipulación de la materia a escala atómica y subatómica que ha revolucionado principalmente las ciencias de la salud, disponiendo de herramientas moleculares.

La industria hizo que cambiara vertiginosamente la organización del trabajo, ya que su base radica en la transformación de la materia prima en nuevos productos y, estos a su vez, se convirtieron en insumos para dar origen a otros productos más elaborados, hasta la obtención del bien final. Cada nueva fase del proceso productivo le va suministrando, merced al trabajo humano acumulado en ella un valor agregado, es decir riqueza multiplicada. No puedo dejar de mencionar otro extraordinario salto que se produjo por medio del descubrimiento de la electricidad. Data de tiempos remotos, desde que los griegos descubrieron la electricidad estática. Pero, fue Benjamín Franklin desde 1752, quien había descubierto que la energía de las tormentas y las así llamadas botellas de Leyden (o botellas de vidrio para recibir cargas eléctricas) eran exactamente lo mismo. De este modo se instaura la ciencia de la electricidad. El descubrimiento de la luz eléctrica en cambio, en medio de un controvertido debate, se le atribuye mayoritariamente a Thomas Alba Edison, tras conseguir que una bombilla brillara por 48 horas seguidas. Poco tiempo después la luz eléctrica iluminaba las ciudades.

No puedo abandonar este recuento, sin mencionar el portentoso descubrimiento de la primera vacuna efectiva en la historia, como fue la vacuna contra la viruela que menciona Juniper en su libro ya citado en este ensayo. El científico que la descubrió fue el médico Edward Jenner entre 1796-98. El descubrimiento permitió combatir hasta erradicar la viruela que, se había convertido en una verdadera epidemia en casi todos los continentes, causando la muerte de millones de vidas humanas. Luego, de acuerdo con muchos criterios, en pleno siglo XX, el Dr. Alexander Fleming descubre, pero, de una manera casual en 1928, la penicilina, que es el primer antibiótico que ha permitido a la humanidad hacer frente a las infecciones de origen bacteriano. Sin embargo, independientemente del hallazgo casual del Dr. Fleming y sin el menor propósito de demeritarlo, el uso medicinal de la penicilina fue posible gracias a los trabajos de investigación del científico costarricense, Dr. Clodomiro Picado Twight. Por medio de este antibiótico se calcula que se han salvado al menos 200 millones de vidas humanas en el mundo. Es por eso y por otros meritorios trabajos del Dr. Clodomiro Picado que Costa Rica le otorgó el benemeritazgo.

Asimismo, gracias al científico Metchnikov, considerado por muchos el padre de la inmunología, fue posible conocer el principio de la autoinmunidad en el cuerpo humano. Vendrían luego otros descubrimientos en el campo de la salud como fueron, la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina; las vacunas contra la hepatitis A y B; la vacuna contra el VPH; la antigripal y la vacuna anti meningocócica; y una de las más relevantes de nuestra época, la vacuna contra la COVID-19.

Lo cierto es que hoy, la población mundial tiene mejor salud que nunca, más niños en todo el mundo tienen acceso a la educación; el analfabetismo ha cedido y se reduce todavía más. Con todo y las penurias que pasan algunos, cada vez más personas pueden consumir agua potable, la gente disfruta de más y mejores condiciones de vivienda y de carreteras, el comercio ha crecido y esto permite un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, especialmente en los países de mayor desarrollo. Gracias a la internet, hoy muchas regiones y ciudades del mundo han podido integrarse al comercio y los servicios, sin importar su ubicación. Por todo ello, en una buena parte de los países, la pobreza se ha reducido, permitiendo que la gente viva mejor. Probablemente me quede corto en la mención de los beneficios que se han alcanzado debido al progreso humano. Pero…

PERO, los problemas con los que lidiamos constituyen un duro valladar para avanzar.

No obstante, lo expresado en el breve recuento realizado, los problemas y retos que debemos enfrentar no solo son enormes, sino que muchos de ellos se han creado o reproducido como consecuencia del estilo de desarrollo consumista, depredador, regresivo, sobre todo merced al neoliberalismo que prevalece en muchos países del mundo; se trata en suma de un estilo de desarrollo contaminador del ambiente, concentrador y espoliador de la desigualdad social.

Lo que nos ocurre es paradójico: nunca habíamos crecido tanto económicamente, pero a causa del tipo de crecimiento incoado, nos estamos empezando a devorar a nosotros mismos. Mucha gente ha salido de la pobreza y de la pobreza extrema, pero un mal mayor nos acecha, una creciente desigualdad social se convierte en una carlanca, sí en efecto un collar de estrangulamiento que ralentiza ahora el progreso de los más postergados. El comercio fluye y es hoy más intenso que nunca, pero la mayor parte se produce entre los países ricos y los beneficios de este al interior de los países más desarrollados, son acaparados por las capas más ricas y opulentas de las sociedades. Dice con razón el Dr. Juniper que: “El comercio en los 48 países menos desarrollados, según la ONU, está obstaculizado por falta de infraestructura. Por eso a menudo en ellos se comercia con bienes y servicios de bajo valor.” (Ibidem) Todo el comercio producido por la totalidad de los países menos desarrollados llega apenas a $236.000 millones; mientras tanto, unas pocas naciones que son las más desarrollados, producen la astronómica suma de $23,6 billones, en tanto que el resto del mundo junto alcanza la suma de $23,3 billones. Solo un país, los EE. UU que es el mayor comerciante mundial, refiere el Dr. Tony Juniper, que este produce un valor comercial de $3,9 billones; o sea, más que los 48 países menos desarrollados.

Las comunicaciones han favorecido el diálogo entre naciones, pero hoy el poder político y económico se ha tornado unipolar y una sola potencia, Los Estados Unidos, ostenta el mayor poderío militar y lo usa como un látigo para castigar al que se opone a sus designios; interviene militarmente en muchas partes provocando muerte y destrucción por doquier, como recientemente en Afganistán e Iraq donde acorraló y extorsionó a los países que convirtió en sus víctimas.

Es verídico que la Revolución Industrial aceleró los procesos de urbanización, pero hoy, a causa de lo anterior la migración fluye masivamente hacia las urbes más desarrolladas, presionando la sostenibilidad de las ciudades. Dice el escritor y activista ambiental, social y político George Monbiot, citado a su vez por Juniper que: “En muchas ciudades la presión en las infraestructuras (viviendas, agua, alcantarillado, transporte, electricidad) y en la calidad de vida […] se hace insoportable.” (Ibid.)

Quizás, lo más grave para la humanidad, de todo lo corrido, por las secuelas que está acarreando es que el desarrollo basado en la Revolución Industrial se ha sustentado y continúa por ese camino, en la producción en grandes cantidades de energías fósiles (básicamente carbón, petróleo y gas natural), para generar electricidad pero, como lo dijera sabiamente el arzobispo Desmond Tutu, recientemente fallecido “No podemos seguir alimentando la adicción a los combustibles fósiles como si no existiera el mañana, porque entonces no habrá mañana.” (Ibid). Sencillamente, no podemos continuar por esa ruta intentando sostener el estilo más consumista que se ha desarrollado. Ya no nos es posible seguir haciéndolo.

Finalmente, termino este ensayo citando una vez más al Dr. Juniper, para ahorrarme palabras porque lo expresado por él, lo suscribo a pie juntillas: “La quema de combustibles fósiles y los incendios forestales son factores importantes que no solo impulsan el cambio climático, sino que también generan contaminación en el aire, la cual mata a millones de personas cada año. Además, el agotamiento de los recursos también provoca numerosas tensiones económicas y sociales. Las reservas de pesca fluvial y marítima sufren más presión que nunca. El daño al suelo es un problema mundial, de la misma manera que lo es la deforestación y la disminución de la diversidad de las especies. La degradación de los ecosistemas significa que puede avecinarse una extinción de animales y plantas. Esto podría suponer muy pronto la mayor pérdida de especies desde el exterminio de los dinosaurios hace 65 millones de años. Todos estos cambios ambientales tendrán un impacto cada vez mayor en el crecimiento económico, y amenazan con revertir los logros sociales.” (Ibid. PP. 11 y 12). En su lugar, debemos aferrarnos a un desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza y con la vida.

UNA: Parques nacionales aportan un billón de colones a la economía del país

La implementación de políticas ambientales para la protección de parques nacionales y reservas biológicas ha sido considerada por una parte de la población como un gasto, no obstante, un estudio reciente deja al descubierto su aporte socioeconómico para el país.

El estudio “Contribuciones de los Parques Nacionales y Reservas Biológicas al desarrollo socioeconómico de Costa Rica, 2018: Línea base para el análisis de los efectos de la pandemia de COVID-19” dirigió sus esfuerzos en la actualización de la información pertinente al aporte económico de los PNRB en el año 2018, donde se evidenció la importancia no solo ecológica sino también económica, social e institucional, lo cual se refleja en actividades como el turismo, la protección del recurso hídrico para el abastecimiento de agua a comunidades y generación de energía hidroeléctrica, la investigación científica y otros servicios ambientales.

 De esta manera la investigación llevada a cabo por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional (CINPE-UNA) con el apoyo del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), estimó que el aporte a nivel nacional de los parques nacionales y reservas biológicas fue de aproximadamente ₡1.119.955.196.505 ($1.900.634.361 dólares estadounidenses) para el año 2018.

Las empresas dedicadas a actividades relacionadas con el turismo fueron las más beneficiadas con la existencia de los parques nacionales y reservas biológicas con aproximadamente ¢915.424.100.253 del total de ingresos, representando el 81.74% del aporte total generado. El servicio de mantenimiento del recurso hídrico por parte de estas áreas protegidas permitió obtener cerca de ¢153.943.524.777 en generación de electricidad.

Como se mencionó anteriormente, la actividad relacionada con los PNRB que más obtuvo beneficios (81,7%) fue el turismo, por lo anterior y teniendo en cuenta los tres posibles escenarios esbozados por la Organización Mundial de Turismo (OMT), que apuntaban a declives en las llegadas de turistas internacionales para el 2020, se efectuó un análisis de los posibles efectos en los aportes de los PNRB, calculados en el presente estudio. En el escenario 1 los aportes disminuirán un 56%, en el escenario 2 disminuirán un 66% y en el tercer escenario la disminución será de 68%. En el cuadro adjunto 2 se incluyen la variación en los aportes de los PNRB dependiendo de cada escenario.

Las actividades económicas más importantes dentro de la actividad turística que se desarrolla alrededor de PNRB son el alojamiento, la venta de alimentos, el transporte y el entretenimiento, que se verán afectadas por esta disminución en los aportes.

***Para mayor información con: Mary Luz Moreno, investigadora Cinpe-UNA (8355-8425) o con la Oficina de Comunicación de la Universidad Nacional, (8674-8535).

 

Enviado por Oficina de Comunicación, UNA.

La acuicultura como alternativa para el desarrollo de las comunidades costeras ante los desafíos actuales

Este miércoles 04 de noviembre a las 6:00 p.m., La Vicerrectoría de Investigación en Coordinación de la UTN, con la Dirección de Investigación de la Sede del Pacífico, la Carrera de Ingeniería en Acuicultura y el Programa Alumni le invita al conversatorio: “La acuicultura como alternativa para el desarrollo de las comunidades costeras ante los desafíos actuales”.

Como moderador estará a cargo Pedro García Blanco y los expositores serán: MSc. Guillermo Hurtado Cam, Licda. Silvia Ramírez Flores, MSc. Nelson Peña Navarro y MSc. Carlos Alvarado Ruiz.

El conversatorio será virtual, por lo que el enlace para la reunión por Zoom puede verlo con detalle en la siguiente imagen.

 

Imagen ilustrativa, UNA.

San Carlos y su mitológica excepcionalidad

Adriano Corrales Arias*

A mediados de junio San Carlos ingresó a la calificación de los cinco cantones con más diagnósticos de coronavirus en el país. La Región Norte, a la que pertenece el cantón junto con Guatuso, Los Chiles, Río Cuarto, Upala, Sarapiquí, parte de San Ramón y Zarcero, concentra la mayor afectación del país. Lo anterior, qué duda cabe, obedece a la extensa zona fronteriza que posee; al otro lado, la dictadura familiar Ortega/Murillo, cual, si se tratase de una novela del realismo mágico o maravilloso con visos de terror, ha desdeñado la presencia del Covid-19, el cual ya es una pandemia de contagio comunitario en el hermano país. Muchos nicaragüenses que trasiegan por los nudos ciegos de esa amplia, lluviosa y compleja línea fronteriza, llegan contagiados y no guardan cuarentena. Pero ellos, según las cifras, están lejos de ser el mayor foco de contagio.

Cientos de sancarleños, alarmados, mejor dicho, asustados, han pegado el grito al cielo, incluido el sui generis alcalde. Varias comunidades se han “organizado” para protestar y no permitir la instalación de centros de atención sanitaria. Se ha desatado una ola de xenofobia que culpabiliza a los nicaragüenses, desconociendo o invisiblizando la triste historia de migrantes que han repoblado la región desde inicios del siglo XX, siempre huyendo de las patéticas condiciones políticas y socieconómicas de su país. Sobre ello volveré más adelante. Lo que me interesa señalar es que muchos habitantes del cantón más extenso de Costa Rica, y uno de los más prósperos, se parapetan en la supuesta exclusividad del mismo, reforzada por odas, ditirambos y canciones folclóricas que aluden a que “mi linda tierra” es única en el país y en el mundo, y que podría sobrevivir aislada del país (¿y de Nicaragua?) pues es poderosa y auto sustentable.

La mitología sancarleña que, con justa razón, critica el vallecentrismo sociocultural y político imperante, hace que también desde el centro se incube un imaginario que desvirtúa la realidad, tanto del cantón como de la región. Cuando se habla de sancarleños, en el valle central imaginan ganaderos o comerciantes, “polos con plata,” casi millonarios en un lugar donde llueve no solo agua, sino cántaros de leche y miel, durante trece meses al año. Si bien San Carlos concentra importantes polos de desarrollo como Ciudad Quesada, La Fortuna, Aguas Zarcas, Pital o Venecia, también posee amplios territorios con agudos problemas socioeconómicos. Las asimetrías, incluso al interior de esos mismos distritos, como en el resto del país, son extraordinarias.

Cutris, por ejemplo, es uno de los distritos más grandes de Costa Rica, el más extenso del cantón, junto a Pocosol; en conjunto suman 1504 km², lo que representa casi el 3% del territorio nacional. Pero incuban el drama y las contradicciones propias de un país sumido en la deriva neoliberal desde hace cuarenta años. Su nivel de infraestructura es pésimo, sus rutas de penetración desastrosas. Sí, han experimentado algunas mejoras por parte de la municipalidad (financiadas por la cooperación alemana); muchos kilómetros fueron reparados, aunque en lastre, así que, con los años y las lluvias, el deterioro se acrecienta. Y a malos caminos, peores puentes; la mayoría son viejos y construidos con tucas o tipo hamaca, o los ya tristemente célebres “Bailey”. Muchos son arrastrados por aguas crecidas en época lluviosa. Los comités de vecinos invierten esfuerzos y recursos propios para repararlos pero la burocracia poco ayuda; algunas estructuras de metal esperan a la orilla de ríos para su instalación. Son caminos restringidos por su condición de casi inaccesibilidad; grandes charcos y barriales impiden el paso de vehículos que no sean 4×4 y, en momentos extremos, de cualquier automotor. Eso provoca escasos y pésimos servicios de transporte público. El caballo sigue siendo el principal medio de transporte, o el sustituto posmoderno (para quienes pueden): la motocicleta.

En una zona altamente lluviosa, paradójicamente, el agua se convierte en otro grave problema. A pesar de ser una región casi devastada por madereros con los incentivos financieros que recibieron décadas atrás para talar grandes extensiones, aún sobreviven parches de bosques y hasta es posible encontrar nacientes de agua. Pero la atomización local y la falta de apoyo municipal, hace que en muchas comunidades no existan acueductos para llevar agua potable a sus pobladores. Es común encontrar pozos artesanales construidos a pico y pala sin más paredes que la misma tierra, lo que los convierte en depósitos de aguas lodosas, algunos cercanos a los escusados: bombas de tiempo en términos sanitarios. Pocas familias, por razones económicas, tienen pozos perforados con paredes de alcantarillas y desinfección rutinaria. En varios poblados, donde los hay, los puestos de salud presentan una infraestructura lamentable.

La electrificación es de reciente ingreso gracias a la condición solidaria de la cooperativa de electrificación (Coopelesca RL) y a los grupos locales que han servido de contraparte para el financiamiento de las obras. Largas distancias y malos caminos afectan también la atención de las emergencias. El Comité Auxiliar de Cruz Roja de Santa Rosa atiende a los dos extensos distritos. Es quizás el Comité Auxiliar que más territorio cubre en todo el país con los obstáculos agregados de caminos y puentes inexistentes o en mal estado. Sus funcionarios son auténticos héroes sancarleños. De tal modo que las asimetrías y carencias son enormes, no así las respuestas de las instituciones gubernamentales, incluida la municipalidad. La organización local, por el escaso valor electoral para los partidos tradicionales, es débil y presa del clientelismo, en especial las Asociaciones de Desarrollo donde las hay. Por eso la presencia de proyectos como los de la minería a cielo abierto abrió el apetito de muchos dirigentes comunales, así como la utopía del “desarrollo” en comunidades dejadas, históricamente, a la mano de Dios. Este complejo tema requiere de un artículo aparte. Hasta el momento no se han producido iniciativas tangibles que permitan un mejor desarrollo social para Cutris donde, de nuevo, la minería ilegal propicia la reaparición de voces que exigen la actividad extractivista.

Por otra parte, el imparable avance del cultivo de la piña se suma e incide con mayores calamidades como la contaminación con agroquímicos. Es el caso de comunidades como Santa Rita, La Tabla y Santa Isabel de Río Cuarto, cuyas Asadas se vieron en problemas por la contaminación de sus fuentes de agua. También causó indignación el incidente en agosto del año pasado en la comunidad de San Juan de Platanar, distrito de Florencia, cuando la fumigación de una piñera alcanzó a la escuela local y causó la hospitalización de varios menores de edad, docentes y padres de familia. De manera tal que San Carlos y la Región Norte son territorios con problemáticas muy complejas debido a una historia singular y al abandono del Estado, mismo que ha venido siendo desmontado por la contrarreforma neoliberal de la oligarquía criolla, empresas transnacionales y, sobre todo, organismos financieros internacionales, con la aviesa intención de convertir en negocio sus servicios estratégicos.

Recordemos que la región, en su parte norte, fue colonizada, en primera instancia, por nicaragüesnses. Huleros, raicilleros, cazadores y traficantes nicas esclavizaron y exterminaron a cientos de indígenas guatusos; los cazaban como venados. Hasta los años sesenta del siglo pasado la presencia del estado costarricense era casi nula; la moneda de curso en comunidades como Upala, Los Chiles, San Rafael de Guatuso o Boca de San Carlos, era el córdoba nicaragüense. Casi todos los pobladores de la linea fronteriza poseen vínculos familiares a ambos lados. Mientras tanto, la colonización del sur de la región a finales del siglo XIX y principios del XX, expresamente San Carlos, se dio por habitantes del valle central o de cantones vecinos como Naranjo, San Ramón, Grecia, Atenas, incluida la misma Alajuela. La herencia cultural entonces en Ciudad Quesada y los principales focos de desarrollo como La Fortuna, Aguas Zarcas, Venecia o Pital, es vallecentrista, es decir, individualista, desconfiada, católica y conservadora. Sin embargo, por lo rudo de dicha colonización, el sancarleño “sureño” también desarrolló un fuerte emprendedurismo, una vocación de ayuda mutua y una tendencia a la organización comunal (cooperativa) para enfrentar emergencias o edificar infraestructura comunitaria. De tal modo que un vecino de Ciudad Quesada, a pesar de sentirse sancarleño de “mi linda tierra”, en el fondo piensa parecido que un josefino respecto de sus congéneres en Cutris o Pocosol, por ejemplo. El vallecentrismo se replica de una manera obscena. Y ni se diga lo que se piensa acerca de los vecinos del norte.

En la década de los años noventa, con los inicios de la contrarreforma neoliberal (Paes), el país intenta incorporarse a los procesos de globalización de la economía mundial. La racionalidad económica del nuevo modelo hace que algunas actividades acudan a la contratación de población migrante. Los sectores de la agricultura de exportación como el banano, el café, la caña y los llamados productos no tradicionales (yuca, cítricos, macadamia, piña, melón, etc), basan su “fortaleza” en la utilización intensiva de fuerza de trabajo migrante contratada en precarias condiciones. El desarrollo turístico y la creciente informalización de la economía también abrieron espacios para la inserción de nicaragüenses en la construcción y otras actividades del sector servicios. Estas dinámicas ocurren en el marco de una modificación del mercado laboral costarricense caracterizada por la variación en la oferta laboral donde los trabajadores costarricenses gozan de salarios relativamente altos, puesto que la legislación laboral contempla un importante aporte del sector patronal a la seguridad social y se asegura una serie de prestaciones sociales. Por otra parte, los niveles educativos de la población costarricense le permiten desplazarse hacia sectores como el industrial y servicios, dejando un vacío en las labores menos calificadas, que son ocupadas por nicaragüenses.

Lo anterior permite comprender que ciertamente Nicaragua, por sus lamentables condiciones socieconómicas y políticas, es un país que expulsa mano de obra y a su población en general, pero que la nueva y asimétrica estructura productiva montada sobre un Estado Social de Derecho cada vez más fracturado y amenazado, propicia también la inmigración constante en busca de trabajo y sustento. San Carlos y la Región Norte son espacios donde, por la cantidad de empresas agroexportadoras instaladas, esta realidad es cotidiana y múltiple. En los últimos años, mucha mano de obra costarricense no calificada ha sido desplazada por la migrante, la cual no protesta ni exige las garantías sociales tal y como el costarricense suele hacerlo. Aunque la nueva y cada vez más anti trabajadora legislación, acorde con el estado galopante de la contrarreforma, ha empezado a cerrar derechos como el de sindicalización, de huelga o de salarios crecientes incluido. Hasta el seguro social quieren eliminar para favorecer grandes intereses que desean lucrar con la salud.

Así pues, las manifestaciones de muchos sancarleños oponiéndose a la instalación de centros de recuperación para el Covid-19 en sus comunidades, o en contra de los migrantes nicaragüenses, obedecen a un marco ideológico individualista y xenófobo, pero sobre todo chauvinista, potenciado por una falsa excepcionalidad. No dudo de que muchas de esas manifestaciones tóxicas estén siendo alentadas por intereses espurios y por predicadores de la mala fe, es decir, políticos de baja monta, esos que pululan en busca de curules o puestos gubernamentales. La incidencia de nuevos fundamentalismos religiosos es, probablemente, otro de los agentes que agitan la hoguera. Aterran esas expresiones por su aspereza filo racista, por la intolerancia y las falacias que esgrimen. Ojalá que la pandemia no produzca una hecatombe, pero que nos procure mayor humanidad, solidaridad, justicia y compasión, no sólo para combatir esas absurdas y peligrosas posiciones, sino para defender y profundizar el Estado Social de Derecho que permita el cierre de las grandes desigualdades que sufrimos; pero en especial la ignorancia, el chauvinismo, la xenofobia y la peligrosa intoxicación ideológica que padecemos.

*Escritor.

Imagen tomada de https://www.francetvinfo.fr