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Etiqueta: desigualdad socioeconómica

Mercado laboral costarricense se ha vuelto más “selectivo”

Greivin Salazar Álvarez

Greivin Salazar Álvarez, Observatorio Económico y Social,
Escuela de Economía, UNA

La emergencia sanitaria generada por el COVID, así como su respectivo proceso de recuperación y vuelta a una “nueva normalidad”, ha generado una serie de cambios en el mercado laboral costarricense, los que han implicado una serie de retos a nivel país.

Uno de esos cambios apunta hacia una mayor “selectividad del mercado laboral”, en términos de que en la actualidad son más los empleos generados para personas con un nivel educativo relativamente alto que bajo.

A lo largo del 2019 (un año antes del inicio de la pandemia), en promedio, 34 de cada 100 empleos correspondían a personas con un mínimo de educación primaria (incompleta o completa), mientras que para personas con educación universitaria (sin con título), la cifra fue de 26 de cada 100, lo que significó una diferencia a favor del primer grupo de 8 puntos.

Esta situación ha venido cambiando, especialmente desde el 2023, siendo que en la actualidad los datos son completamente opuestos. Es de esta manera, que para el I trimestre del 2024 (último dato disponible) 29 de cada 100 empleos son para personas con un mínimo de educación primaria y 32 de cada 100 para personas con educación universitaria, la diferencia es de 3 puntos, pero ahora a favor del segundo grupo.

Estos resultados se podrían considerar positivos en un escenario de cierta normalidad económica, lo cual no es el caso, por cuanto es preciso recordar que la pandemia generó una importante salida de personas del mercado laboral, especialmente en ocupaciones de baja calificación. De hecho, en términos generales a la fecha existen alrededor de 22 000 puestos de trabajo menos con respecto a inicios del 2020 (considerando únicamente los rangos de edad de 15 a 59 años, para así aislar el efecto jubilación anticipado observado al cierre del 2023).

¿A qué se debe esta situación? Uno de los factores determinantes ha sido el acrecentamiento de la histórica dualidad productiva y su mayor visibilidad en el mercado laboral.

De acuerdo con el índice mensual de actividad económica (IMAE) que publica el Banco Central de Costa Rica (BCCR), entre febrero 2020 y abril 2024, la producción nacional ha tenido un crecimiento acumulado del 13%, para el caso de las empresas del régimen definitivo (más de base local) del 7%, mientras que para aquellas pertenecientes al régimen especial (asociada con la inversión extranjera directa) del 61%.

Sin embargo, la preparación y habilidades que normalmente demandan estas últimas firmas (más orientadas a las ingenierías, manejo de un segundo idioma, capacidad de trabajo en equipo, liderazgo, creatividad y resolución de problemas, entre otras) difieren de las requeridas por las primeras y no todas las personas disponen de las mismas (“núcleo duro” asociado a la llamada economía tradicional).

Lo anterior, se ha visto reflejado en el mercado laboral, por cuanto entre el 2019 y los primeros tres meses del 2024, el empleo formal (asociado a actividades que requieren normalmente más preparación) ha crecido un 14%, mientras que el informal se ha contraído en un 18%.

Ante este panorama, surgen una serie de retos a manera de tareas constantes, a saber:

Fortalecer los encadenamientos productivos entre las empresas nacionales y la inversión extranjera directa, para superar la dualidad productiva; así mismo, desconcentrar el esfuerzo productivo nacional más allá del área central del país (según datos del BCCR, para el 2020 solo los cantones de San José y Alajuela generaron el 35% de la producción nacional, en contraste, 66 cantones aportan a penas el 31%).

En este sentido se requiere extender el esfuerzo productivo y de atracción de la inversión extranjera directa a las llamadas zonas periféricas del país, para lo cual es indispensable mejorar su infraestructura, servicios y calificación del talento humano, identificando desde un inicio las posibles articulaciones con el aparato productivo regional (no al contrario, que primero se atrae la IED y luego se busca como concretar dicha articulación). Para tales efectos, es recomendable valorar las potencialidades que ofrecen las “ciudades intermedias” como articuladoras de la dinámica del centro del país con el resto de las regiones.

Fortalecer las habilidades del núcleo duro, para que las personas que decidan reinsertarse al mercado laboral puedan hacer frente a su creciente “selectividad”, o bien, para aquellas otras que están dentro de este (desempleada u ocupada) puedan en el mediano plazo trasladarse a ocupaciones de mayor productividad y retribución.

Por tanto, se debe fortalecer los vínculos entre las instituciones formadoras del talento humano y el sector productivo, siendo este último un actor interesado, especialmente al considerar la escasez de personal que se ha venido observando (según la firma Man Power, el 70% de los empleadores encuestados en el país expresaron tener dificultades para encontrar el talento que requieren, cifra históricamente alta).

Para el caso de la reinserción laboral femenina, es indispensable implementar el fortalecimiento de las redes de cuido (niños y personas adultas mayores), bajo un enfoque tripartito: sector público, empresa privada y comunidades, dado que la principal razón entre las mujeres para encontrarse fuera del mercado laboral ha sido la atención de obligaciones familiares (un 42% según la última encuesta continua de empleo – I trimestre 2024 – elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos).

En conclusión, esta es apenas una breve propuesta sobre medidas que se deben tomar con el objetivo de que la dinámica del mercado laboral observada en los últimos años no se convierta en factor para una mayor desigualdad socioeconómica en el país.


1.Son aquellas ciudades que tienen una cantidad relativamente importante de relaciones económicas con la médula (centro del país) y con los cantones más alejados, tal es el caso de Pococí, San Carlos, Pérez Zeledón y Liberia (Para más información consultar Informe del Estado de la Nación 2021, pág. 157-174.

UNA: Pronunciamiento del Consejo Universitario

SURCOS comparte el siguiente Pronunciamiento del Consejo Universitario de la UNA:

25 de febrero de 2021
UNA-SCU-ACUE–2021

Señores
Comunidad Nacional y Universitaria
Señores
Consejo Nacional de Rectores (Conare)
Señores
Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica
Señores
Consejo Institucional del Instituto Tecnológico de Costa Rica
Señores
Consejo Universitario de la Universidad Estatal a Distancia
Señores
Consejo Universitario de la Universidad Técnica Nacional

Estimados señores:

Les transcribo el acuerdo tomado por el Consejo Universitario de la Universidad Nacional, según el artículo, inciso, de la sesión ordinaria celebrada el 25 de febrero de 2021, acta n.o 3993, que dice:

APOYO DEL CONSEJO UNIVERSITARIO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AL ENCUENTRO MULTISECTORIAL CONTRA EL PROYECTO DE EMPLEO PUBLICO

CONSIDERANDO:

  1. El Estatuto Orgánico de la Universidad Nacional, artículo 37, establece que una de las funciones del Consejo Universitario es “pronunciarse y manifestar la posición de la Universidad Nacional en asuntos de importancia nacional e internacional”.
  2. La reunión que se llevó a cabo el día de 25 de febrero de 2021 por organizaciones sociales, sindicales, comunidades universitarias, municipales y movimiento estudiantil universitario que tomó el siguiente acuerdo:

CONSIDERANDO QUE:

  1. Los efectos de la pandemia del COVID han profundizado asimetrías sociales y económicas que el país venía presentando como mayor concentración de la riqueza, menor capacidad redistributiva del ingreso nacional, incremento acelerado de la pobreza y de la desigualdad social, incremento desmedido del desempleo afectando principalmente a mujeres y jóvenes, mayor precarización de la inserción laboral, entre otros.
  2. En lugar de ampliar la inversión social y el papel del Estado, para hacer frente a esa realidad, las élites económicas y políticas han venido proponiendo una acción fiscalista y de austeridad presupuestaria, que no sólo pone en riesgo la acción misma del Estado, sino que deja en la indefensión a miles de costarricenses.
  3. Los medios de comunicación privados en forma homogénea han lanzado una virulenta campaña orientada a culpar al sector público y principalmente a la clase trabajadora como los responsables de los problemas en las finanzas públicas, algo absolutamente fuera de toda lógica real.
  4. El gobierno actual y las fuerzas políticas representadas en la Asamblea Legislativa PLN, PUSC, PAC, Restauración Nacional y Nueva República, vienen desarrollando una agenda legislativa absolutamente regresiva que descarga los costos de la crisis en los sectores medios y la clase trabajadora.
  5. Que la crisis de las Finanzas Públicas no es responsabilidad de los salarios de la clase trabajadora del sector público y mucho menos del Gasto Público, es responsabilidad del fraude fiscal corporativo que sustenta su accionar en la evasión y la elusión continuada. Se deben gravar las grandes rentas de capital, al sector financiero, al patrimonio y principalmente a las grandes riquezas.
  6. La estrategia de recorte y austeridad presupuestaria a la institucionalidad pública pone en peligro no sólo el desarrollo de políticas públicas y de servicios públicos, sino la existencia misma del Estado Social que ha garantizado que Costa Rica posea indicadores de desarrollo humano por encima de la media de la región.
  7. El Proyecto sobre Empleo Público que actualmente se tramita en la Asamblea Legislativa es una iniciativa sin proceso real de consulta a las organizaciones sindicales y autoridades de instituciones públicas, que además es un proyecto que atenta contra autonomías constitucionales y contra autonomías institucionales, que tiene un carácter claramente autoritario y antidemocrático y que representa el desmantelamiento del Estado Social Costarricense.

POR TANTO, SE ACUERDA:

  • CREAR UN FRENTE NACIONAL DE DEFENSA DEL ESTADO SOCIAL COSTARRICENSE QUE INVOLUCRE A COMUNIDADES UNIVERSITARIAS, A ORGANIZACIONES SINDICALES TANTO DEL SECTOR PÚBLICO COMO PRIVADO, A ORGANIZACIONES COMUNALES Y DE VECINOS, A MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO, A ORGANIZACIONES FEMINISTAS Y DE MUJERES, A ORGANIZACIONES DE PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES AGRÍCOLAS, A AUTORIDADES MUNICIPALES, A JUNTAS COMUNALES DE SALUD, Y OTRAS.
  • DESARROLLAR DIVERSAS ACTIVIDADES DE SENSIBILIZACIÓN A LA OPINIÓN PÚBLICA A FIN DE QUE COMPRENDAN QUE EL PROYECTO DE EMPLEO PÚBLICO NO BUSCA MEJORAR LA EFICACIA, NI ORDENAR AL SECTOR PÚBLICO, SINO DESMANTELAR EL ESTADO Y PRECARIZAR CONDICIONES LABORALES Y SALARIALES DE LA CLASE TRABAJADORA.
  • ENFRENTAR EN FORMA CONJUNTA TODA LA AGENDA LEGISLATIVA QUE EN EL MARCO DEL ACUERDO CON EL FMI PRETENDE CARGAR SOBRE LOS HOMBROS DE LOS SECTORES MEDIOS Y LABORALES EL COSTO DE LA CRISIS ECONÓMICA, POR MEDIO DE UN AUMENTO DE LA CARGA IMPOSITIVA.

4-        DESARROLLAR ACTIVIDADES DE SENSIBILIZACIÓN PARA EL MEJORAMIENTO DEL TRABAJO DENTRO DE LAS INSTITUCIONES A FIN DE GARANTIZAR LA DEFENSA DEL ESTADO SOCIAL COSTARRICENSE.

  1. La participación activa del M.Ed. Francisco González Alvarado, rector, la Dra. Carolina España Chavarría y el M.ag. Esteban Araya Salazar, miembros del Consejo Universitario en el Encuentro Multisectorial contra el Proyecto Ley de Empleo Público.

POR TANTO, SE ACUERDA:

  1. APOYAR LAS INICIATIVAS EMANADAS DE LA REUNION DEL GRUPO DE ORGANIZACIONES SOCIALES, SINDICALES, COMUNIDADES UNIVERSITARIAS, MUNICIPALES Y MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO LLAMADO PROGRAMA ENCUENTRO MULTISECTORIAL CONTRA EL PROYECTO DE EMPLEO PUBLICO. ACUERDO FIRME.
  2. SOLICITAR A LAS OFICINAS DE COMUNICACIÓN Y RELACIONES PÚBLICAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL QUE COMUNIQUEN Y DIVULGUEN, EN REDES SOCIALES Y LOS MEDIOS DISPONIBLES, ESTA DECLARATORIA. ACUERDO FIRME.

Atentamente,
CONSEJO UNIVERSITARIO
Tomás Marino Herrera
Presidente

lsr/w/misdoc/acuerdo/

C:        Contraloría Universitaria
Asesoría Jurídica
Oficina de Comunicación
Oficina de Relaciones Públicas

LA FÁBULA DEL AHORRO

Óscar Madrigal

Introito (a 2 voces)

A los economistas neoliberales les encanta comparar el Estado con una familia, para manifestar que hay que equilibrar ingresos con egresos.

Drama (5 actores)

La familia Conejín está gastando más de lo que les ingresa. Entonces deciden dejar de comer carne y reducir sus gastos en educación y cultura.

Desde afuera otros vecinos los vitorean manifestándoles lo bueno de su actitud y disposición, porque ahora sí están AHORRANDO.

Otros les dicen que deben continuar haciendo ese esfuerzo y que tal vez deberían recortar algunos otros gastos. La familia Conejín deja de ir al cine y comprar mejores ropas.

Otras familias expresan su gran satisfacción: “Ve ahora si están ahorrando”. Así deben seguir por los próximos 10 años para que puedan equilibrar sus gastos.

Y por supuesto la familia Conejín paga puntualmente sus impuestos, que les rebajan del salario.

La familia Conejín está convencida de que ahora sí ahorran y colaborado con el resto de familias del vecindario y que tal vez dentro de una década pueda hasta aumentar su patrimonio. Además, está feliz porque otras familias del barrio las felicitan por estar AHORRANDO.

Moraleja (todos)

En estos términos está planteada la negociación del Gobierno con el FMI. Ahora sí vamos a AHORRAR, recortando al máximo el gasto social.

Lo que no toman en cuenta es que en la sociedad hay otras familias distintas a la familia Conejín a las cuales les sobra todo y que, lógicamente, no practican ese tipo de ahorro.

O nos unimos, o nos hundimos como país: tal es la disyuntiva ante la grave crisis actual

Luis Fernando Astorga Gatjens
luferag@gmail.com

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), al analizar la situación económica actual y las perspectivas post-pandémicas (todavía no claramente dibujadas), señala un severo incremento de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad en los países de la región latinoamericana y caribeña.

En este contexto de análisis y previsión del panorama económico y social, este prestigioso organismo de las Naciones Unidas, fija para Costa Rica una situación de significativo decrecimiento económico y de un preocupante aumento de la pobreza y la desigualdad social.

El decrecimiento del país que CEPAL (en coincidencia con el FMI), había estimado inicialmente en -3,3 %, en el más reciente reporte lo proyecta en -5,5 %. Todo hace prever que el golpe económico que sufrirá el país en este 2020, será mucho mayor de lo esperado. Valga indicar que estos números negativos podrían ser aún más negativos, si la pandemia y sus severos efectos, se prolongan por más tiempo de lo que se vaticina en el presente.

Por otra parte, el incremento de la desigualdad, la CEPAL lo valora entre un 3 y casi un 4 %. Es oportuno aquí recordar que el Coeficiente de Gini sirve para medir los niveles en la desigualdad en los ingresos en un país. Es decir, cómo se distribuyen los ingresos que se generan. Se trata de un valor numérico que va del 0 al 1. El cero representanta la perfecta igualdad en la distribución de los ingresos. Así las cosas, en la medida en que la cifra se acerca a cero, la igualdad es mayor y cuando, está más cerca de uno se da lo contrario.

Costa Rica en las últimas décadas ha venido perdiendo terreno en el Coeficiente de Gini, de manera sostenida. Lo cual es un reflejo del aumento de la desigualdad. Según el Banco Mundial, ocupa el poco honroso lugar noveno entre los más desiguales del mundo. Y si la proyección de la CEPAL se cumple, la desigualdad será mucho mayor. Éramos tantos y parió la abuela, como bien lo sintetiza este refrán popular.

Y lo que aparecen como números y datos estadísticos fríos se traduce en miles hogares costarricenses donde el hambre, se asomaría irremisiblemente a sus puertas. Se trata de un panorama desolador donde para muchas personas apenas habrá recursos para una dura supervivencia.

En el presente, ya se han empezado a generar múltiples brotes de reclamo social ante el Gobierno, por la falta de una respuesta clara y contundente ante el panorama económico y social, actual y futuro. La desesperación es una mala consejera que, si no se contiene, se puede desbordar y llevar al país al caos.

Hay también fundados reclamos de que la pesada carga que genera la crisis está muy mal distribuida. Hay sectores muy afectados por la crisis (trabajadores despedidos o a quienes se les redujo la jornada laboral; agricultores pequeños y medianos; medianos, pequeños y microempresarios; un sector importante de las y los trabajadores del sector público –particularmente, los de salarios más bajos–; trabajadores y trabajadoras informales; mujeres jefas de hogar; personas mayores; personas con discapacidad; entre otros), hay sectores que han salido hasta ahora casi indemnes e, incluso, hay otros que han obtenido ganancias en medio de la crisis. Estos últimos constituyen una pequeña minoría, pero muy poderosa, que no han contribuido pagando los impuestos que les corresponde, utilizado para ello diversos mecanismo de evasión y elusión fiscal, como bien lo señaló el exministro de Hacienda, Rodrigo Chaves Robles.

En las circunstancias actuales es urgente y necesario que todas y todos nos percatemos de que el país nunca antes ha enfrentado un desafío de dimensiones tan grandes. Si la situación económica, política y social era muy difícil antes de la pandemia, todo hace prever que la crisis que generan las obligadas medidas restrictivas ahondará la crisis.

Lo más complicado es que esta desafiante emergencia encuentra a un país con un débil liderazgo gubernamental y con una gran división producto de una atomización de intereses. Asimismo, hay agrupaciones políticas que no han medido con claridad los graves alcances de la pandemia y añoran una pronta vuelta a la normalidad anterior. Y eso no va a suceder. El mundo y el país ha de cambiar inevitablemente y todavía no están definidos los hilos de ese nuevo tejido de normalidad post-pandemia. Estas agrupaciones, en vez de formular propuestas con un sentido unitario y patriótico, están enmarañadas en lo que podrán obtener en las elecciones del 2022.

La desafiante tarea dirigida a evitar que la pobreza y la desigualdad nos desborden, así como el caos social y político, obliga a una imprescindible toma de consciencia inmediata y lúcida, y la renuncia coyuntural de los intereses particulares y de grupo, a favor de una acción unitaria, de un diálogo constructivo para buscar una solución nacional, viable y patriótica. Sólo de esta manera, podremos recuperar y tener un país, en el cual podamos celebrar el segundo centenario de su fundación.

O nos unimos, o nos hundimos como país: Tal es la disyuntiva ante la grave crisis actual. Y el tiempo corre en nuestra contra.

 

Enviado por el autor.

¿Por qué Costa Rica no es un país “pura vida”?

Luis Fernando Astorga Gatjens,
luferag@gmail.com

Tengo que confesar que nunca me ha gustado el “pura vida” que utilizamos como parte de nuestra idiosincrasia y que hemos proyectado internacionalmente, como signo de identidad propia. Siempre lo he rechazado porque considero que es engañoso y autocomplaciente.

Es oportuno recordar que, aunque aparece como un genuino producto nacional, realmente, se trata de un producto importado de México. Su historia empieza con una película mexicana del año 1956, protagonizada por el comediante, José Hipólito, cuyo alias artístico fue “Clavillazo”. El título de ese filme azteca fue, precisamente, “Pura vida”.

Mi rechazo tiene que ver con que esa expresión se asocia a otra situación que es igualmente engañosa: Que somos una nación muy feliz. Así se ha proyectado en una de esas superficiales encuestas que han caracterizado al país sino como el más feliz, si como uno de los más felices del mundo.

Si analizamos con algún detenimiento nuestra realidad, cada vez hay menos motivos para que la felicidad sea un componente dominante de la gran mayoría de las y los costarricenses.

Debemos de preguntarnos: ¿Cómo pueden ser las mayorías felices en un país que desde hace más de treinta años empezó una cuenta regresiva en los relativos avances en desarrollo humano y distribución de la riqueza, hasta situarnos en el presente, en el poco honroso octavo lugar entre los países más desiguales del mundo?

La pobreza y la desigualdad social han ganado terreno al compás de una creciente e indignante concentración de la riqueza en pocas manos. Y éste, que era un fenómeno notorio antes de la grave crisis actual, la pandemia de la covid-19, lo acrecentó y lo mostró en una dimensión nunca antes conocida ni reconocida.

El país del “pura vida” que muestra el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) en su publicidad internacional, desafortunadamente, hace mucho tiempo no es en el que habitan una gran mayoría de las y los costarricenses, que viven bajo las duras condiciones de pobreza que la pandemia ha hecho crecer. Según la última encuesta de hogares, realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la pobreza ya llegó al 26 %. Asimismo, ese “pura vida” se queda vacío cuando casi la cuarta parte de la población económica activa (PEA), enfrenta las duras condiciones del desempleo.

Igualmente, ese “pura vida” emerge más como caricatura que realidad alegre y cotidiana, para quienes se les redujo severamente la jornada laboral y, consecuentemente, su salario. O para ese casi 50 % que vive dentro de los trabajos informales que desde marzo generan limitados o nulos ingresos. El hambre y con ella, la desesperación, ya ha estado visitando a muchas familias.

Lo más grave y preocupante es que cuando miramos el horizonte, la incertidumbre de una crisis de múltiples dimensiones (sanitaria, económica, social, política), es lo que está marcando, en forma dominante, el futuro de nuestro país.

Tengo la certeza de que lo único que puede devolver la esperanza como país, como sociedad, es el compromiso general con la solidaridad. No podemos salir adelante con un país formado por corporaciones que no miran más allá de su propio espacio de intereses.

No es posible que salgamos adelante como nación ante esta enorme y desafiante crisis, a cuyo fondo todavía no hemos llegado aún, si quienes habitamos este territorio hermoso y multicolor, no renunciamos a intereses individuales y de grupo, y nos ponemos a trabajar en forma unitaria y solidaria. Tal debe ser la idea-fuerza que nos guíe en bicentenario de Costa Rica. Solo siguiendo ese camino podremos darle sentido como país, a un “pura vida” más democrático y que realmente sea una expresión idiosincrática más cercana a una realidad que hoy es muy lejana.

(17 de octubre, 2020)

 

Enviado a SURCOS por el autor.