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Etiqueta: economía nacional

Foro «Impacto del Cooperativismo en la Economía Nacional»

Desde el Sindicato Nacional de Periodistas, junto con COOPETB y con el apoyo de COLPER, se realizó al foro «Impacto del Cooperativismo en la Economía Nacional» de manera bimodal. De manera presencial fue en el Colegio de Periodistas en Sabana Este, virtualmente, en la plataforma de zoom. 

En este foro participaron Avelino Fallas, director ejecutivo CPCA, Isabel Camareno, presidenta CONACOOP y Alejandro Ortega, director ejecutivo INFOCOOP.

Universidad Nacional de Costa Rica se pronuncia en contra de toda forma de discriminación hacia las poblaciones trabajadoras migrantes

El Consejo Universitario de la UNA se pronunció en contra de toda forma de discriminación hacia las poblaciones trabajadoras migrantes. Dando importancia al papel de la población migrante en la economía costarricense y la necesidad de gestionar políticas públicas a favor de esta población.

Según los datos del pronunciamiento la población trabajadora migrante genera un impacto positivo en la economía nacional, el cual se estima en un 12%, según lo establece el documento Estudios Económicos de la OCDE: Costa Rica 2018. Además, las relaciones poblacionales han generado un conjunto de experiencias familiares binacionales y un recurso social y cultural para el desarrollo del país.

Debido a la situación de la pandemia del COVID-19 el contexto económico y social que atraviesa el país ha generado un 18,5%1 de desempleo, lo que incluye tanto a nacionales como a migrantes, situación que debe ser un tema de especial atención por parte de la presidencia de la República.

El decreto n.° 42766-MGP-S-MAG, establece el procedimiento de ingreso, documentación y permanencia legal de las personas extranjeras bajo la categoría especial de personas trabajadoras temporales para laborar en el sector agrícola en el marco del estado de emergencia nacional por COVID-19.

Este documento destaca que los sectores agropecuario, agroindustrial y agroexportador han manifestado su preocupación por la carencia o insuficiencia de mano de obra nacional o residente en el país y en consecuencia, se ha dejado un vacío muy grande en ese sector de la economía del país. […]

Para atender la necesidad de mano de obra para la actividad productiva agrícola, se suscribió el Convenio Binacional entre los Estados de Costa Rica y Nicaragua, con el objetivo de regular los aspectos de contratación temporal de personas trabajadoras del país vecino para las actividades agrícolas en territorio nacional.

Entre los acuerdos de la sesión están:

-Destacar la importancia de la población trabajadora migrante en la sociedad costarricense y su contribución a la economía nacional.

-Rechazar toda forma de discriminación en contra de la población migrante específica.

Además, se solicita al gobierno:

-Generar acciones específicas y mecanismos efectivas para la formulación y ejecución de políticas públicas enfatizadas a la no discriminación y la deposición de discursos discriminatorios en contra de poblaciones migrantes trabajadoras.

-Formular políticas de reactivación económica que reconozcan a la población migrante trabajadora como parte intrínseca del modelo de crecimiento y desarrollo económico del país.

-Generar espacios de diálogo social con la participación plena de las organizaciones de empleadores y trabajadores para la definición de medidas integrales cuya finalidad sea combatir la crisis actual y que contemplen la participación de la población trabajadora migrante.

Cabe mencionar que en 2020 el Consejo Académico del Instituto de Estudios de la Población (Idespo), mediante el acuerdo UNA-CO-IDESPO-ACUE-133-2020, argumentaba sobre la reivindicación de las poblaciones trabajadoras migrantes en el país, al respecto destacaba la importancia de:

-Invitar a profundizar en el conocimiento de las causas de la migración que ingresa a Costa Rica con fines sociolaborales a través de la historia del país.

-Reconocer la característica de segmentación laboral de la sociedad costarricense que produce una inserción histórica específica y diferenciada de población trabajadora migrante en sectores acotados de la economía nacional.

-Invitar a las poblaciones que viven en Costa Rica a desarrollar acciones de solidaridad , empatía y compañía para contender de forma colectiva los efectos de la crisis sanitaria experimentada en la actualidad.

Información resumida del acuerdo tomado por el Consejo Universitario de la Universidad Nacional, según el artículo VI, inciso I, de la sesión ordinaria celebrada el 20 de mayo de 2021, acta no 4017.

 

Información compartida con SURCOS por el Departamento de Comunicación UNA

Red Nacional de Autosostenimiento: «Construyamos Unidos una Costa Rica productiva y próspera»

LA RED NACIONAL DE AUTOSOSTENIMIENTO hace un llamado a los pequeños y medianos productores de las diferentes regiones del país a unirse a este proyecto ciudadano para que «Construyamos Unidos una Costa Rica productiva y próspera».

Fomentamos la producción y el consumo de todas las áreas de la producción para reconstruir la economía nacional desde la perspectiva ciudadana y acorde a las necesidades de toda población.

Costa Rica: crisis del empleo y mentiritas empresariales

Luis Paulino Vargas Solís

Costa Rica- crisis del empleo y mentiritas empresariales

Es seguramente cierto que la economía de Costa Rica ha perdido competitividad, lo cual tiene importancia en cuanto somos una economía capitalista y una parte mayoritaria del empleo y la producción depende de industrias y empresas que funcionan bajo reglas capitalistas, es decir, guiadas principalmente por criterios de ganancia, lo cual les exige cierto nivel mínimo de competitividad. En ese punto llevan razón las cámaras empresariales. Y, sin embargo, está claro que estos poderosos sectores no ofrecen un diagnóstico que merezca consideración alguna. Sus irrespetuosas estridencias, cargadas de cinismo, son un monumento a la charlatanería y la irresponsabilidad.

Han mentido de manera desvergonzada en relación con el precio de la electricidad y los niveles de tributación que afectan las ganancias empresariales. Y mientras mienten, al mismo tiempo promueven la irresponsabilidad tributaria y el ataque a los sistemas de seguridad social, todo lo cual adquiere el cariz de una imprudente y peligrosa guerra de clases promovida desde arriba.

Más allá de toda esa histeria empresarial, es cierto que hay un fondo económico problemático, que afecta no tanto a esas cúpulas empresariales poderosas, sino a la economía en su conjunto y, en especial, a la amplia base de empresas pequeñas y medianas. Haciendo de lado tanta superchería y destemplanza, propongo aquí un ejercicio de reflexión que, muy en síntesis, se esfuerza por aportar un punto de vista serio y fundamentado.

Costa Rica- crisis del empleo y mentiritas empresariales2

1) Estos problemas que tanto furor levantan hoy no son novedosos en absoluto: el bajo crecimiento de la economía y la pésima –más bien catastrófica- situación del empleo son problemas que se remontan a 2009. Es una especie de crisis económica larvada y silenciosa;  un estado de depresión económica que no se manifiesta como un colapso repentino y violento, sino como un largo proceso de estancamiento y gradual retroceso. O sea, resulta verdaderamente grotesco que quieran hacer pasar por nuevo lo que para un millón de trabajadoras y trabajadores costarricenses ha sido motivo de angustia laboral por más de un quinquenio.

2) Como ya dije, la costarricense es predominantemente una economía capitalista. Por su parte, el capitalismo se orienta hacia la acumulación incesante de capitales –o sea hacia el crecimiento económico- pero ese movimiento expansivo está regulado por la ganancia, es decir, por la tasa de rentabilidad que se obtiene sobre las inversiones empresariales. Pero las inversiones, como las ganancias que puedan obtenerse, están siempre envueltas en una nebulosa de incertidumbres; las empresas saben cuánto ganaron (o perdieron) en el pasado pero no cuánto ganarán en el futuro, con el agravante de que sus inversiones son siempre una apuesta al futuro construida sobre el terreno inestable de las expectativas empresariales. A veces son certeras y exitosas y otras veces no. Para que una inversión realizada hoy pueda dar los frutos esperados, se requerirá que en los años venideros haya mercados en expansión donde colocar la producción que resulta de esas nuevas inversiones. Y, con seguridad, ahí empiezan los problemas que la economía costarricense viene padeciendo. Es muy factible que las anticipaciones optimistas que prevalecían en los años de auge de 2006-2007, y aún los momentáneos y no muy vigorosos rebrotes de entusiasmo que surgieron hacia 2012, luego se hayan topado con la realidad de mercados que se muestran poco propicios. Las expectativas empresariales han ido chocando con realidades poco halagüeñas lo que, progresivamente, profundiza el ambiente sombrío y, con ello, perpetúa la debilidad de la economía.

Costa Rica- crisis del empleo y mentiritas empresariales3

3) Inciden en todo esto varias tendencias negativas que confluyen y se refuerzan:

a) El comportamiento frágil y vacilante de la economía mundial durante el período posterior a la fase aguda (2008-2009) de la crisis mundial. Dada la amplitud y características de la apertura de la economía costarricense-en gran medida influida por los tratados comerciales-, ello perjudica el desempeño de las exportaciones y el turismo, en especial cuando se trata de empresas nacionales pequeñas y medianas.

b) Pero también impactan –incluso de forma más severa- varios factores internos. Primero, el agudo deterioro que el empleo registró en 2009 a raíz del impacto de la crisis mundial. Ello juega en contra de las empresas que producen para el mercado nacional, el cual pierde capacidad de demanda al deteriorarse el poder adquisitivo de quienes padecen situaciones laborales anómalas. En cuanto los problemas del empleo persisten y se agravan, con ello se favorece que los salarios se deterioren, puesto que a las empresas les sobran personas a quienes contratar pagándoles menos. Pero al hacerlo así el mercado interno se debilita aún más y, de nueva cuenta, ello incide negativamente sobre los problemas del empleo.

c) Desde finales de 2005, el tipo de cambio colón-dólar entra en un movimiento de mediano y largo plazo que tiende a ubicarlo en niveles artificiales. Ello es así puesto que los niveles de inflación en Costa Rica se mantienen sostenidamente por encima de los índices de inflación de la mayoría de los países con los que se comercia. Esto crea una situación de creciente estrés competitivo para las empresas exportadoras y turísticas –en especial las de capital nacional pequeñas y medianas- así como para las que compiten con productos importados. Tal es, posiblemente, el fardo más pesado que hoy frena la creación de empleos. Hay básicamente dos vías para tratar de compensar esa creciente desventaja: mediante reducción de los salarios reales o a través de ganancias sustanciales de productividad. Lo primero efectivamente se viene intentando, con dañinas consecuencias sociales y debilitando adicionalmente –como expliqué más arriba- el mercado interno con perjuicio para las empresas que producen para este último, lo cual lastra el desempeño general de la economía. Lo segundo encuentra limitaciones en factores generales de la propia economía costarricense –como las grandes falencias de la infraestructura de transportes y el conservadurismo del empresariado tico- y en la limitada capacidad inversora que, sobre todo en las actuales circunstancias, enfrentan muchas empresas, puesto que para mejorar la productividad se necesitan inversiones que incorporen tecnologías más avanzadas. Mas no olvidemos que tales tecnologías tienden a destruir empleos, cosa indeseable en nuestras actuales circunstancias.

d) Esa disminuida capacidad para la inversión que modernice los sistemas productivos de las empresas, encuentra una limitación adicional en el altísimo costo de financiamiento. Con tasas de interés superiores al 15%, solo empresas muy rentables podrían asumir tales créditos.

e) La combinación “tipo de cambio sobrevaluado + elevadas tasas de interés” –con todos sus nefastas consecuencias sobre la producción y el empleo- configura una juego rentístico-financiero, ampliamente favorable a la banca (pública y privada). Es una situación deplorable cuyo principal responsable es el Banco Central.

d) Esta combinación de factores objetivos interactúa con y refuerzan los factores sicológicos sombríos. Las pesimistas expectativas empresariales se refuerzan así en círculo vicioso. De ahí que el estancamiento tienda a perpetuarse. Se necesitará una muy significativa reorientación de la política económica, en ámbitos como la inversión pública, tasas de interés y crédito y, en particular, corrección del tipo de cambio, para que pueda haber a corto plazo una recuperación económica significativa, la cual, sin embargo, estará inevitablemente influida por lo que pase en la economía mundial.

 

Tomado del Blog Soñar con los pies en la tierra de Luis Paulino Vargas:

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2015/03/costa-rica-crisis-del-empleo-y.html

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La crisis ideológica y moral del empresariado costarricense

Luis Paulino Vargas Solís

La crisis ideológica y moral del empresariado costarricense
Ronald Jiménez, presidente UCCAEP.

 

Tomo como punto de partida y referente ilustrativo una nota publicada en La Nación con el título “Empresarios piden al Gobierno decretar emergencia nacional por desempleo” (27-1-2015). Quienes así hablan lo hacen a nombre de todo el empresariado costarricense, lo cual es evidentemente falaz. Sin duda alguna esas voces no representan al amplísimo ejército de micro y pequeñas empresas de Costa Rica. Hecha esa salvedad, quede claro por favor que esta crítica se enfoca exclusivamente en esos sectores empresariales de cúpula, cuyos intereses dominan la agenda y el discurso de la UCCAEP.

La mencionada crónica periodística informa que se le solicita al gobierno “…señales prontas y claras para aumentar la confianza de los empresarios”, cuando al mismo tiempo se critican como contraproducentes la situación del déficit fiscal, el levantamiento del veto a la reforma procesal laboral y “la falta de acciones” que reduzcan el precio de la electricidad. Enfatizo, sin embargo, que este es, tan solo, un episodio más dentro de una larguísima y lacrimógena  telenovela, en la que los amargos plañidos empresariales se entreveran con la reiteración incansable de las mismas exigencias.

La crisis ideológica y moral del empresariado costarricense2
Otra empresa nacional que pasa a manos extranjeras.

Celebremos que el empresariado hable de empleo. Todo un avance, puesto que estas élites y sus ideólogos-economistas insisten en que el único problema económico importante es el  fiscal. Mas esto no cambia el problema de fondo: ese empresariado sigue dando signos de que, como clase propietaria económicamente dominante, es sin embargo un sector incapaz de liderar el desarrollo capitalista de Costa Rica. Uno lo observa, por ejemplo, en la facilidad con que empresas nacionales de larga trayectoria (el ejemplo más reciente es Ópticas Visión, pero sería fácil construir una larguísima lista) son entregadas en manos de capitales extranjeros. En el caso que aquí nos ocupa, y frente a una situación evidentemente problemática, es obvio que el empresariado ni está dispuesto a hacer sacrificio alguno –como correspondería a un sector que, en lo personal y familiar, goza de una muy holgada situación económica- ni es capaz de aportar una sola propuesta de medio ver.

Cuando el empresariado señala la reforma procesal laboral como un factor que estaría incidiendo en el debilitamiento de la economía, con ello ofrece un diagnóstico por completo carente de sustento empírico, puesto que el levantamiento del veto de esa ley es asunto muy reciente, mientras que la atonía económica viene de mucho tiempo atrás. Cuando reitera la exigencia de rebajar las tarifas eléctricas lo hace a sabiendas de que a corto plazo la única forma de hacerlo es, o bien desfinanciando al ICE y poniendo su contabilidad en rojo –lo que obligaría a cancelar inversiones con consecuencias futuras muy dañinas- o bien mediante un “rebalanceo” que incremente la tarifa residencial (la que se cobra a las familias) para reducir la que pagan las empresas, lo cual sería obviamente injusto y podría desatar un estallido social. Aparte que, por otro lado, no hay ninguna evidencia convincente que respalde la cantinela histérica según la cual las tarifas eléctricas en Costa Rica son particularmente elevadas. En general, la información disponible sugiere justo lo contrario, con lo cual se agregan más dudas en relación con la seriedad de esos planteamientos empresariales.

Lo cierto es que la mala situación económica actual está muy relacionada con diversas decisiones de política en las cuales el empresariado ha tenido mucho que ver, lo que les hace corresponsables de aquello mismo que deploran. Por ejemplo: una de las razones detrás de la pérdida de competitividad de que ese empresariado se queja, tiene que ver con las graves deficiencias que arrastra la infraestructura de transportes en Costa Rica. Esto, a su vez, se origina en políticas de restricción de la inversión pública que empezaron a aplicarse –con total apoyo empresarial- desde mediados de los años ochenta del pasado siglo. Esas políticas, inspiradas en una ideología anti-estatista chata y mezquina, son de la misma naturaleza de las que ahora exige ese empresariado a propósito del problema fiscal. Hoy, como treinta años antes, se insiste en aplicar tijera y machete, en vez de promover un esfuerzo serio que mejore la calidad y eficiencia de los servicios e instituciones públicas.

La crisis ideológica y moral del empresariado costarricense3
El «otro» mundo empresarial.

Deberían además reconocer que urge una reforma tributaria de fondo, que incremente los ingresos públicos y que se diseñe desde criterios mínimos de equidad. Lo cual supondría un ejercicio mínimo de responsabilidad ciudadana por parte de esos empresarios: para cumplir como es debido con sus obligaciones tributarias, y para reconocer que en todo momento -y en especial en momentos de apuro y dificultad- quienes más tienen deberían aportar más. Y, sin embargo, pareciera obvio que este sector carece hoy de esa estatura ética y republicana.

Es especialmente llamativa la omisión empresarial en relación con la situación del tipo de cambio y las tasas de interés. O, por lo menos, la omisión por parte de las dirigencias de la UCCAEP, reconociendo que otros sectores vinculados a la exportación y el turismo, menos influyentes y poderosos, sí han expresado preocupación sobre el tipo de cambio. Es una situación ampliamente ventajosa para el negocio bancario –y secundariamente para el comercio importador- pero que tiene serias implicaciones negativas para la producción y la generación de empleos. Esto seguramente evidencia que los intereses de los distintos sectores empresariales no son homogéneos, y que algunos de esos intereses –los de las finanzas más que cualquier otro- son hoy los que están predominando. Con grave menoscabo para algunos otros, por cierto. Lo cual tan solo agrega nuevos interrogantes acerca del respeto que estas estridencias empresariales merecen.

Costa Rica vive hoy momentos especialmente difíciles. Según todas las trazas, la iniciativa que marque el rumbo para superar esta situación no vendrá de estos poderosos grupos empresariales. Otros sectores han de asumir el liderazgo si es que queremos salvarnos del abismo.

 

Tomado del Blog “Soñar con los pies en la tierra” de Luis Paulino Vargas:

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2015/02/la-crisis-ideologica-y-moral-del.html

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La baja del precio del petróleo Implicaciones para la economía costarricense

Luis Paulino Vargas Solís

La baja del precio del petróleo

En el segundo semestre de 2014 los precios del petróleo a nivel mundial literalmente se derrumbaron, con una caída de alrededor del 50%. Suponiendo que esta situación pudiera tener perdurabilidad durante el año que inicia ¿qué podría significar para Costa Rica? Propongo aquí algunas ideas, al modo de hipótesis que buscan alimentar una reflexión más amplia, en relación con el contexto que plantean algunas de las condiciones fundamentales que rigen en la economía costarricense actual.

1) Como sabemos, la rebaja mundial de los precios se traslada con relativa lentitud y atraso a los precios internos, como consecuencia de las metodologías que aplica la ARESEP (lo cual también incide cuando se dan alzas), y ese proceso puede verse además afectado por otros factores, como podría ser la evolución del precio del dólar -en caso de que éste sufriese alguna apreciación o depreciación de cierta significación- así como la vigencia del impuesto que afecta los precios de los combustibles.

2) Seguramente se reduciría el monto de las divisas que el país gasta por este concepto. Siendo que la rebaja del precio internacional es, grosso modo, de un 50%, ello significa que, potencialmente, podrían economizarse alrededor de 1100 millones de dólares (tomando como referencia el dato de 2013, año en que la importación de combustibles superó los $ 2200 millones). Sin embargo, es improbable que ello ocurra porque, con seguridad, se tenderá a aumentar el gasto en combustibles fósiles, lo cual es, claramente, un efecto indeseable de la rebaja del precio, por sus implicaciones ambientales y porque desestimula las prácticas energéticas austeras así como la búsqueda de otras fuentes de energía, más limpias y amigables con la naturaleza.

3) En todo caso, es muy probable que haya un importante ahorro de divisas, lo cual tiene especial significación en un año -2015- en el que, razonablemente, se pueden anticipar menos entradas de capitales en virtud, principalmente, de los cambios que están experimentando las políticas monetarias aplicadas por la Reserva Federal estadounidense. Recuérdese que, por su parte, el Banco Central de Costa Rica está apegado a un recetario conservador y ortodoxo de políticas, centrado unilateralmente en el control de la inflación, en función de lo cual procura mantener estable el tipo de cambio. Un menor gasto de divisas en petróleo es, por lo tanto, una ayudita que de seguro agradecerán.

4) En principio la rebaja de los combustibles implica que más dinero queda en las manos de las personas y las empresas, disponible para ser utilizado para otros fines (a ello habrá que deducir, en todo caso, lo que se gaste de más en combustibles, como efecto derivado de los menores precios, según lo que indiqué en el punto 2). La pregunta entonces es ¿podrá esto estimular la economía en la medida en que la gente decida consumir otras cosas y las empresas quieran, quizá, incrementar sus inversiones? Responder estas preguntas obliga a algunas precisiones adicionales.

La baja del precio del petróleo2

5) Primero, si aumenta el consumo de las personas ¿qué implicaciones tiene esto? Recordemos, antes que nada, que buena parte del consumo de más se irá en productos importados. Y con más razón todavía puesto que la sobrevalorización del colón respecto del dólar -que posiblemente persistirá conforme lo que indico en el punto 3- abarata los productos importados (por ejemplo, las galletas, los frijoles o las pastas) relativamente a sus contrapartes de producción nacional. La parte del consumo adicional que se vaya en importaciones no tendrá ningún efecto positivo para estimular la economía nacional, aunque sí reducirá el efecto neto del ahorro de divisas originado en la rebaja de los combustibles.

6) En cuanto a la inversión empresarial, tengamos en cuenta que ésta se ve afectada por diversos factores. El costo de los combustibles es uno entre otros –más significativo en algunas actividades que en otras- y aunque el menor precio podría tener un efecto positivo, este acaso no sería de gran significación en la medida en que hay otras condiciones menos favorables que no se estarían modificando. Una de estas es el tipo de cambio, con el considerable nivel de sobrevaloración que presenta, lo cual resta competitividad a las empresas turísticas, exportadoras y también a las que disputan el mercado nacional con productos importados. Otro elemento que perjudica la inversión productiva y la generación de empleos, tiene que ver con las tasas de interés, excesivamente altas, así como el manejo mismo de las políticas crediticias por parte de los bancos, las cuales están sistemáticamente sesgadas en contra de las empresas pequeñas y medianas. Son condiciones –activamente propiciadas por el propio Banco Central- que rinden excelente retribución a la banca a costa de las actividades productivas. Por lo demás, y en general, hay un ambiente dominado por expectativas sombrías y aunque la rebaja de los combustibles podría mejorar un poco el humor empresarial, difícilmente compensará los factores adversos, caso que estos no mejoren de forma apreciable.

La baja del precio del petróleo3

7) La idea de que se liberará dinero que la gente puede destinar a consumir otras cosas (punto 5), es válida en el momento inmediato pero podría dejar de serlo con al pasar los meses. La cuestión es que, aun cuando con la baja en los combustibles seguramente bajará un poco la inflación, la tendencia que hemos observado en los últimos años es hacia el deterioro gradual del poder adquisitivo de los salarios, cosa que se da en la mayoría de los sectores de la economía, con la excepción del sector público –donde hay una pequeña mejoría- y las actividades financieras, donde el alza sí es muy considerable. Vale decir: aunque la inflación es relativamente baja, aun así los salarios se quedan a la zaga. Si esta tendencia general no se corrige –y dada la debilidad organizativa de la fuerza de trabajo y el grave deterioro del empleo es improbable que tal corrección se dé- a la larga los mejores precios de los combustibles serán un alegrón de burro sin implicaciones efectivas para las condiciones de vida de la mayoría de la gente.

En conclusión: los posibles efectos benéficos derivados del abaratamiento del petróleo, posiblemente se verían reducidos en virtud de las actuales condiciones de la economía costarricense y en razón, además, del esquema de políticas que las autoridades económicas –en especial el Banco Central- insisten en aplicar.

 

Tomado del Blog Soñar con los pies en la tierra de Luis Paulino Vargas Solís.

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2015/01/la-baja-del-precio-del-petroleo.html

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La economía de Costa Rica en 2015: la recuperación que nunca llega

Luis Paulino Vargas Solís

La economía de Costa Rica en 2015- la recuperación que nunca llega

Al concluir 2014, la economía de Costa Rica acumula siete años consecutivos con un desempeño por debajo de sus estándares históricos. Aún si excluimos el bienio 2008-2009, en el que impactó la fase aguda de la crisis económica mundial, lo que observamos en el período subsiguiente (un quinquenio completo), es un desempeño mediocre que, con el paso del tiempo, tiende a deteriorarse de forma gradual. Ello se visibiliza en la evolución de diversos indicadores macroeconómicos, como el crecimiento del PIB o de las exportaciones. Pero salta a la vista, de modo mucho más dramático, al ver los datos sobre empleo, pobreza y desigualdad. En ese contexto el problema del déficit fiscal, como tantos otros en las actuales circunstancias, ha devenido crónico. Y es que, en efecto, si quisiéramos apelar a una metáfora médica, cabría entonces hablar de un complejo síndrome en el cual concurren simultáneamente una amplia gama de síntomas, todos los cuales empezaron a manifestarse en 2009 y, llegados a 2015, no dan signo alguno de mejoría cuando, en la mayoría de los casos, parecen deslizarse por una pendiente de gradual pero sostenido empeoramiento.

 

¿Una economía en depresión?

Tiene entonces sentido hablar de una situación de depresión de la economía costarricense, y ello desde dos perspectivas. Primero, porque, desde cualquier punto de vista que se le evalúe, el desempeño económico se sitúa claramente por debajo de sus tendencias históricas, incluso aquellas –más bien mediocres- del período neoliberal posterior a 1984. Segundo, porque, además, es una situación que tiende perpetuarse durante un dilatado período, el cual entra ya a su octavo año.

Pero si, además, ponemos atención al aspecto político de la cuestión, cabe entonces hablar de una nueva fase del Proyecto Histórico Neoliberal, la cual posiblemente arranca a las alturas de 2005-2006, pero cuyas consecuencias principales se hacen visibles en la etapa posterior a 2009 y hasta la actualidad. Esta nueva fase –a mi juicio la tercera en el devenir de ese proyecto histórico- está marcada por el predominio de los intereses del negocio financiero, lo cual a su vez se visibiliza en tres aspectos clave de la política económica: la política de objetivos de inflación por parte del Banco Central y, en relación con ésta, el manejo de las tasas de interés y del tipo de cambio del colón frente al dólar. Ahí se juega mucho de la suerte de la economía costarricense.

Dejemos claro esto último: tasas de interés y tipo de cambio son las dos herramientas que el Banco Central manipula para dar cumplimiento a sus metas inflacionarias. Y, a su vez, el logro de esos objetivos en materia de precios, como el comportamiento que en ese contexto adquieren las tasas de interés y el valor del dólar, claramente apuntan en un sentido: favorecer la rentabilidad del negocio financiero. Se facilita así que la banca obtenga recursos externos en dólares para alimentar los circuitos internos de crédito en moneda extranjera, como, más en general, se procura de esa forma mantener los flujos de capitales provenientes del exterior. A la vez que, con tasas de interés muy superiores al nivel de inflación, y con una diferencia sustancial entre tasas activas (las que se cobran sobre los créditos) y tasas pasivas (las que se pagan sobre los ahorros) se garantizan condiciones de elevada rentabilidad para las actividades financieras.

Todo ello, sin embargo, conlleva un costo muy alto, pues implica colgar al cuello de la economía real (no la puramente financiera) un ancla que la hace caminar a paso lento. De ahí, por otra parte, los gravísimos problemas del empleo, de los que resultan consecuencias ulteriores sobre la pobreza y la desigualdad, pero también sobre la situación fiscal, cuyo estado de crónico deterioro es principalmente reflejo de la debilidad subyacente de la economía. Aunque también es por entero razonable suponer que, de no ser por ese elevado déficit fiscal, el estancamiento económico se habría agudizado, incluso al extremo de la recesión.

La economía de Costa Rica en 2015- la recuperación que nunca llega

Año 2015 ¿Cambiará esta situación? ¿Se recuperará la economía?

Un factor podría jugar a favor: el relativo empuje que la economía estadounidense ha adquirido durante el segundo semestre de 2014, supuesto que se sostenga durante el año que empieza. Ese país todavía representa cerca del 40% del total de las exportaciones costarricenses, y parte también importante de la inversión extranjera y del turismo que se reciben. Y, sin embargo, acontece que el resto de los centros económicos principales –Europa y Japón- siguen atrapados en un estancamiento del que no hay perspectiva alguna de pronta recuperación. Por su parte, las llamadas economías emergentes –con China a la cabeza- han perdido tracción de forma más que notable, y difícilmente tendrán una mejoría significativa en 2015. Estas condiciones más bien turbias podrían debilitar, eventualmente dar al traste, con la recuperación de la economía estadounidense.

Este escenario ha incorporado en meses recientes un factor adicional de complejización: la caída del precio del petróleo. La interpretación optimista señala que esto podría incentivar el consumo y, por esa vía, la recuperación. Pero hay un riesgo efectivo que se agudiza: el de la deflación. Ese es un fantasma que atormenta a Japón y causa angustia en Europa y del cual no está libre la economía estadounidense. Si la baja del petróleo agudizara la presión deflacionista, las consecuencias podrían ser realmente perversas.

Queda pendiente de dilucidar, además, cómo evolucionará la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense, particularmente respecto del momento en que empezarían a elevarse de nuevo las tasas de interés: quizá hacia el segundo semestre de 2015 o acaso hasta 2016. Sí es innegable que ello provoca tremenda inquietud ¿lo soportará la economía estadounidense?

En breve: la mejoría de la economía estadounidense podría transmitir algunos impulsos positivos que mejoren en algo el desempeño de la economía costarricense el año venidero, pero, dado el contexto mundial general, es poco probable que ello pueda representar ninguna mejora significativa.

Y, sin embargo, acontece que incluso en la improbable hipótesis de una coyuntura mundial especialmente favorable, ésta chocaría contra diques internos que aminorarían significativamente sus posibles efectos positivos. Ello es así en virtud del énfasis dominante de las actuales políticas económicas,  las cuales, lideradas desde el Banco Central, se enfocan, como he explicado, en objetivos inflacionarios lo que, en la práctica, repercute en tasas de interés reales (descontada la inflación) muy altas y un tipo de cambio ampliamente sobrevaluado. Y aunque esto favorece al negocio financiero, en cambio frena la inversión productiva y la generación de empleos. Si esas condiciones no se corrigen –y por ahora no se avizora cambio alguno en la política del Banco Central- se vuelve difícil lograr una recuperación vigorosa, ni siquiera en condiciones mundiales más propicias que las actuales.

Si suponemos –como es razonable imaginar- que el Banco Central no modificará sus políticas, queda por considerar la posibilidad de que en el año venidero tenga lugar algún ajuste fiscal de relativa envergadura, lo cual no es descabellado dada la fuerte presión que el poder económico, la mayoría de partidos de oposición y los oligopolios mediáticos ejercen sobre el gobierno del presidente Solís. Si tal cosa ocurriera –un ajuste fiscal del orden del 1% del PIB según la fórmula mágica que Ottón Solís se sacó de su chistera- ello agregaría severas presiones recesivas sobre una economía que, de todas formas, anda muy debilitada.

Algunos posibles escenarios para 2015

La economía de Costa Rica en 2015- la recuperación que nunca llega3

De tal forma, y para resumir, propongo tres posibles escenarios básicos:

a) La economía estadounidense se mantiene en curso de recuperación; Europa y Japón se salvan de la deflación; el desempeño de las “economías emergentes” no se deteriora adicionalmente; ni la política monetaria ni la política fiscal en Costa Rica sufren modificación significativa. En tal caso, la economía de Costa Rica crecería en los alrededores del 4-5% sin avance apreciable en materia de empleo y pobreza.

b) Manteniendo las mismas condiciones anteriores, pero adicionando un ajuste fiscal significativo al interior de la economía costarricense. Esta crecería entonces en los alrededores del 2-3% con un deterioro adicional en el empleo (crecimiento de 1-2 puntos en las tasas de desempleo) y la pobreza.

c) Condiciones menos favorable a nivel mundial –incluso cierta agudización de las tendencias deflacionistas- y el mismo ajuste fiscal interno. Ello podría llevar el crecimiento a cero o negativo, con agravamiento significativo de los problemas de empleo.

 

Tomado del Blog “Soñar con los pies en la tierra” de Luis Paulino Vargas Solís.

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/search?q=La+econom%C3%ADa+de+Costa+Rica+en+2015

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El poder de las finanzas ¿Quién manda en Costa Rica?

Luis Paulino Vargas Solís

El poder de las finanzas

Si usted revisa las tasas de interés que los bancos en Costa Rica –públicos y privados- cobran sobre el crédito destinado a actividades productivas como la agricultura, la industria y la construcción, se encontrará con que éstas oscilan en el rango de 14 al 19% anual. Entretanto la inflación se sitúa en este momento en un 5% con tendencia decreciente (fue 3,68% para todo 2013). Si luego usted mira las tasas de interés sobre depósitos, se encontrará que para un año plazo se paga un interés de alrededor del 6,5%. Adviértanse entonces dos detalles:

(a) el amplio margen entre las tasas activas (las que se cobran sobre créditos concedidos)  y tasas pasivas (las que se pagan sobre los depósitos);

(b) el amplio margen que asimismo existe entre esas tasas activas y los índices de inflación.

El punto (a) nos advierte sobre dos posibilidades: que la banca (tanto pública como privada) es muy ineficiente, lo cual se refleja en un margen muy amplio entre las tasas a las cuales se captan recursos y las tasas a las que se conceden los créditos, o bien que hay un juego de extracción de rentas, que los bancos realizan por medio de ese amplio margen. Lo más probable es que en la realidad lo que se da es una combinación de ambas cosas.

El punto (b), por su parte, refuerza la tesis de la extracción de rentas, pero en este caso directamente del bolsillo de los clientes a los que los bancos conceden crédito, toda vez que se les hace pagar unas tasas de interés que, una vez compensada la inflación, dejan un amplio margen a favor de los bancos.

El poder de las finanzas2

Obsérvese, por otro lado, lo que ocurre con el tipo de cambio colón-dólar. Recordemos que por tres años consecutivos –entre los últimos meses de 2010 y finales de 2013- el dólar se mantuvo pegado en 500 colones o poquito más. Cierto que a inicios de 2014 las cosas cambiaron: a finales de enero empezó a darse una devaluación que llevó el tipo de cambio a cerca de 570 colones hacia el 10-11 de marzo. Luego de lo cual la intervención del Banco Central hizo que el valor del dólar volviese a deslizarse hacia abajo. Y si bien no volvió a los gloriosos 500 colones, si se ha estabilizado –desde hace ya más de cuatro meses- en los alrededores de 540 colones por dólar.

¿Quién gana y quién pierde con esta estabilización del dólar? Es usual que se piense que la ganancia es para toda la población, entre otras cosas porque ello contribuye a que la inflación se estabilice y, obviamente, abarata relativamente los productos importados. Y, sin embargo, estos beneficios son discutibles, en primer lugar porque no obstante la relativamente baja inflación, los datos disponibles (elaborados por el INEC) claramente muestran que durante estos años de inflación reducida (2009 en adelante), los salarios sin embargo se han quedado a la zaga. A fin de cuentas, pues, el poder adquisitivo de los ingresos de la mayoría de la población va cuesta abajo.

Es ciertamente paradójico: tipo de cambio estable, baja inflación y…¿salarios reales decrecientes? Creo que la explicación de esto último hay que buscarla en tres factores estrechamente relacionados entre sí: el debilitado dinamismo de la economía, el grave deterioro de la situación del empleo y la desorganización de los trabajadores y trabajadoras. Ello ofrece un cuadro propicio al deterioro de los salarios.

Y, en fin, ¿por qué la economía se ha mantenido débil y, encima, por qué tiende a debilitarse aún más en los últimos dos años? Las razones son diversas y algunas tienen que ver con los efectos negativos derivados de la muy mediocre evolución de la economía mundial durante los últimos siete años. Pero también hay factores internos que afectan. Uno de los cuales es, muy probablemente, el tipo de cambio. El asunto es que la estabilidad aparente que durante años ha mostrado éste último, implica, cuando se descuenta la evolución de la inflación, un aumento de los costos relativos con que –comparativamente a sus competidoras externas- producen las empresas costarricenses. Y ello afecta al sector turismo, a las actividades exportadoras pero también a las industrias y actividades económicas cuya producción compite con productos importados. Una forma de ilustrarlo es viendo la evolución que registran las exportaciones costarricenses. En los años anteriores a 2008 –especialmente el bienio 2006 y 2007- crecían en los alrededores del 15% anual. Tras el bajón de 2009 y hasta la actualidad, ello ya no es posible. Hubo un amago de recuperación en 2012, el cual demostró ser muy transitorio. En los últimos dos años el comportamiento de las exportaciones es simplemente decepcionante (su crecimiento es cero o negativo).

Así pues, y en contra de lo que usualmente se cree, la situación que se registra en relación con el tipo de cambio colón-dólar genera mucho más daño que beneficio. Eso es así para la mayor parte de la economía y de la población, aunque no para los bancos. Para éstos el tipo de cambio férreamente estabilizado es un excelente negocio. En primer lugar porque ello propicia la atracción de capitales en dólares que alimentan la colocación de créditos con ganancias más que sustanciales para los bancos. En segundo lugar porque el tipo de cambio estable actúa como una ancla que frena la inflación y contribuye a mantenerla baja. Lo cual también favorece el negocio bancario, ya que, como hemos visto, estos colocan créditos sobre los cuales cobran tasas de interés mucho más altas que la inflación vigente.

El poder de las finanzas3

Todo este juego financiero en relación con tasas de interés y tipo de cambio redunda finalmente en lo mismo: jugosas ganancias para el sector financiero. No es casualidad que la actividad financiera crezca a tasas que exceden del 7% anual cuando la economía en su conjunto lo hace al 3,5%-3,6% anual. Visto de otra forma: la proporción que los servicios financieros representaban en el PIB era del 4,0% a inicios del nuevo siglo, alcanzó 4,7% en 2006 y salta al 5,8% en 2014.

En síntesis: la conducción de la economía en gran medida responde a los intereses del negocio financiero (banca y flujos de capitales), con consecuencias muy dañinas para la actividad productiva, la generación del empleo y las situaciones de pobreza y desigualdad. Y aunque por una cuestión de extensión aquí no podré explicarlo, incluso toda la discusión sobre déficit fiscal y recortes presupuestarios está igualmente condicionada por el predominio de tales intereses.

 

Tomado del Blog Soñar con los Pies en la Tierra de Luis Paulino Vargas.

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2014/11/el-poder-de-las-finanzas-quien-manda-en.html

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Austeridad fiscal: La receta equivocada

Luis Paulino Vargas Solís

Austeridad fiscal- La receta equivocada

Durante las últimas semanas un tema ha dominado el debate político en Costa Rica: el problema del déficit fiscal y, en particular, las diversas propuestas que intentan disminuirlo mediante el recorte del gasto público. En forma muy sintética, este artículo analiza algunas facetas de la cuestión que, en general, son ignoradas o invisibilizadas en ese debate.

 

Acerca de las consecuencias del déficit fiscal

Estas propuestas de austeridad se justifican a partir de planteamientos que atribuyen al déficit una larga serie de terribles consecuencias dañinas. Muy poco de todo ello encuentra apoyo en los datos de la realidad.

En primer lugar, se aduce que el déficit provoca inflación y elevación de las tasas de interés. Ninguna evidencia disponible respalda tales afirmaciones. Por seis años al hilo la magnitud del déficit ha sido considerable –tendencialmente creciente- cuando, al mismo tiempo, la inflación se ha sostenido en mínimos históricos. Por su parte, las tasas de interés han experimentado ocasionales episodios de alza. Pero igualmente se ha comprobado que es factible bajarlas a sus usuales niveles históricos, tan solo con que se apliquen las políticas apropiadas. El caso es que las condiciones de la economía durante estos años invalidan tales presunciones. Y, sin embargo, se insiste dogmáticamente en repetirlas.

Asimismo se asegura que con el déficit crece también la deuda pública y, con ello, aumenta asimismo la posibilidad de que las “calificadoras internacionales de riesgo” degraden la “nota” que le atribuyen a Costa Rica, en cuyo caso la obtención de financiamiento externo se vuelven más astringente. Esto tiene su dosis de verdad; ya hemos visto como una de esas calificadoras ha querido “castigarnos”. Sin embargo, y como es obvio, ello no tiene a corto plazo consecuencias apreciables, aunque sí podría tenerlas en períodos más largos. En particular, subrayemos que el problema de la deuda tiene una doble faceta: lo importante no es cuánto crezca en términos absolutos, sino, sobre todo, su crecimiento relativamente al crecimiento de la economía nacional (o sea, respecto del ritmo de aumento del PIB). Este segundo aspecto de la cuestión no ha recibido adecuada atención. Todo el interés, en cambio, se concentra en la restricción del gasto público para intentar frenar el alza de la deuda, sin percibir que, en realidad, devolverle dinamismo a la economía es un objetivo mucho más importante. Sobre esto último, volveré luego.

Austeridad fiscal- La receta equivocada2

La “mística de la mutilación”

La política de recorte por la que se ha optado, se basa en una serie de supuestos no explícitos. En primera instancia, es clarísimo que se manejan hipótesis fervorosamente anti-estatistas y, en particular, fieramente estigmatizantes respecto de las personas que trabajan en el sector público. Esa es la justifican detrás de las tijeras y el machete: porque presuntamente en el sector público pululan la corrupción y la ineficiencia y porque sus empleados y empleadas gozan de grandes privilegios y son gente vagabunda e inepta.

Desde este discurso maniqueo y satanizante se impulsan políticas restrictivas que tienen el potencial de profundizar los procesos de desmantelamiento e inutilización del sector público. Ello es así puesto que, en primera instancia, las medidas restrictivas han sido promovidas sin otro criterio como no sea los juicios arbitrariamente formulados desde un despacho legislativo. Pero, además, debería ser obvio que para lograr mayor eficiencia y eficacia lo que se necesita prioritariamente es mejorar la organización y fortalecer el funcionamiento de las instituciones públicas, no debilitarlas aún más. Porque lo que se recorta simplemente desaparece, y ello sería justificable solo si se pudiera demostrar que la oferta de servicios públicos excede de las necesidades existentes. Evidentemente ese no es el caso. Lo contrario es lo cierto: ni los servicios públicos ni la inversión pública son –ni en calidad ni en cantidad- lo que debieran ser. Se necesita más y mejor, nunca menos.

 

La receta equivocada

Austeridad fiscal- La receta equivocada3

Anoté más arriba que el crecimiento de la deuda pública que deriva de la persistencia del déficit, deviene un problema que merece atención en la medida en que crezca su dimensión relativa respecto del tamaño del PIB. Ello nos remite al problema del dinamismo de la economía o, mejor dicho, al de la ausencia de ese dinamismo, según se ratifica en la persistencia (por siete años al hilo) de un crecimiento económico muy inferior a los estándares históricos de la economía costarricense, con una situación del empleo sumamente deteriorada. Ello configura lo que propongo considerar una situación de depresión económica: porque el desempeño de la economía se degrada por debajo de sus niveles históricos y porque esa situación se convierte en una tendencia que se prolonga durante un largo período sin que se avizore ninguna pronta mejoría.

En ese contexto, la obsesión fiscalista que enfatiza el recorte y la restricción implica un doble error: en primer lugar, pone el énfasis donde no debiera, distrayéndolo de lo que es realmente prioritario (la dinamización de la economía); y, en segundo lugar, porque la fórmula de la austeridad genera presiones recesivas adicionales en una economía debilitada que, de por sí, anda renqueante.

Al respecto, debe enfatizarse que, con alta probabilidad, uno de los factores que más ha incidido en la persistencia por seis años seguidos de un déficit fiscal significativo, ha sido, precisamente, el estado de crónica debilidad en que la economía ha quedado atrapada. Ello sin duda ha debilitado los ingresos que recibe el gobierno y, por lo tanto, repercute en la persistencia del déficit y en el crecimiento de la deuda. Aparte que una economía que evoluciona en ralentí es una receta segura para que el peso relativo de la deuda se incremente.

Por lo tanto, la fórmula del recorte, en cuanto seguramente agravaría la atonía económica, al cabo podría traer consigo un agravamiento del déficit y, entonces, una agudización del problema de la deuda, tanto en su magnitud absoluta como en su dimensión relativa.

 

Información tomada del Blog “Soñar con los pies en la tierra” de Luis Paulino Vargas: http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2014/11/austeridad-fiscal-la-receta-equivocada.html

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Crisis fiscal y estancamiento económico: Costa Rica una economía en depresión

Luis Paulino Vargas Solís

 Crisis fiscal y estancamiento económico Costa Rica una economía en depresión

El 20 de octubre pasado La Nación publicó una nota titulada “Gasto de consumo de las familias pierde potencia”. Varios indicadores son examinados para dejar en evidencia lo que, en todo caso, viene siendo obvio para cualquier analista económico medio informado: que el gasto de consumo de familias y personas ha venido perdiendo fuerza, dentro de un movimiento declinante que empieza a manifestarse en 2010 y el cual, por lo tanto, se ha prolongado por un período extenso sin que, a la fecha, muestre signos de mejoría. Al día siguiente, ese mismo medio publicó una nota que hace referencia al modestísimo ritmo de crecimiento de las exportaciones. Si uno se remite a la página web del Banco Central, podrá confirmar que éste es un fenómeno que empezó a manifestarse desde tiempo atrás. En los años posteriores a 2009 las exportaciones no lograron recuperar su dinamismo previo a ese año, pero, en particular, en los últimos dos años han quedado prácticamente estancadas. Si revisamos la información atinente a inversión de las empresas (según el indicador “formación bruta de capital”), se notará que también esta variable muestra un comportamiento declinante.

Las razones de por qué ocurren tales cosas son diversas. En el caso del consumo de las familias inciden con seguridad dos factores: el agudo deterioro del empleo y el trazo declinante que el poder adquisitivo de los salarios viene dibujando por ya varios años. No sabemos si podría estar incidiendo también el peso de un endeudamiento acumulado que, llegados al momento actual, obliga a un ajuste restrictivo del gasto familiar. Probablemente hay también hay un factor subjetivo: la gente se siente insegura y teme por su futuro, lo cual la lleva a ser más comedida en su gasto. No es, sin embargo, algo antojadizo, ya que, como he indicado, detrás está la realidad de una muy mala situación del empleo y un deterioro tendencial y acumulativo del poder adquisitivo de los ingresos familiares. Imposible entonces no sentirse pesimistas.

El débil comportamiento de las exportaciones es seguramente consecuencia de un par de factores: el estancamiento general que padece la economía mundial, incluyendo los principales mercados de las exportaciones de Costa Rica, y, a la par, el alto grado de sobrevaloración del colón frente al dólar. Lo primero recorta el dinamismo de la demanda proveniente del mundo; lo segundo eleva los costos relativos de las exportaciones y las pone en riesgo de perder mercados.

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Aunque siempre hay sectores a los que les va mejor, lo cierto es que todo esto demarca un contexto general poco propicio para muchas empresas, las cuales seguramente perciben que sus ventas no van bien y que, por lo tanto, sus ganancias no se mueven como quisieran, siendo que, además, aquellas que compiten con productos importados, también sufren el castigo de la sobrevaloración del colón frente al dólar. Y aunque no es infrecuente que las empresas traten de resolver el problema mediante una presión laboral más intensa y jornadas más largas (es a eso a lo que en Costa Rica llaman “eficiencia”), y procuran además contener los salarios, al cabo esos mecanismos resultan dañinos. Ello es así puesto que la resistencia física y mental de las personas trabajadoras no es infinita y su motivación y productividad declinan cuando se abusa de su esfuerzo y capacidad. Pero, además, la opción de restringir los salarios actúan como un bumerang: se deteriora el poder adquisitivo de las personas, lo que a su vez incide negativamente en el consumo y, por lo tanto, frena las ventas de muchas empresas.

En vista de todo lo anterior, no es de extrañar que también en las empresas cunda el pesimismo, lo que las hace más cautelosas a la hora de decidir sobre nuevas inversiones. Ello se refleja en los datos no muy halagadores de la “formación bruta de capital”.

O sea, el panorama económico general está dominando por un humor sombrío y, a la vez, está afectado por un cúmulo de factores económicos de signo negativo. Ello da lugar a una suerte de círculo vicioso: produce un crecimiento económico muy bajo con graves problemas de empleo, todo lo cual a su vez incide en que el deterioro de las expectativas continúe y el estancamiento se prolongue.

Es razonable pensar que la economía de Costa Rica atraviesa una fase de depresión económica que ya se prolonga por siete años (empezó en 2008). Habló aquí de depresión en un doble sentido: por el largo período implicado y porque durante todo ese tiempo el desempeño de la economía se mantiene, de forma sostenida, por debajo de sus estándares históricos. Pero con un agravante adicional: en los últimos dos años -2013 y 2014- la debilidad económica da signos de agudización.

Crisis fiscal y estancamiento económico- Costa Rica una economía en depresión3

Desde 2009 el déficit fiscal se sitúa en niveles considerables y tendencialmente crecientes. Ya son seis años consecutivos y, con mucha seguridad, su persistencia, e incluso su tendencia a agravarse, en buena medida se deben a la debilidad general de la economía, ya que ello incide negativamente sobre los ingresos que el gobierno recauda. Pero incluso en presencia de tal déficit, la política fiscal se ha esforzado por contener al máximo sus gastos de consumo y sus inversiones, lo cual se refleja claramente en las estadísticas de cuentas nacionales. De manera que tampoco la demanda que el gobierno crea  tiene un efecto estimulante apreciable sobre la economía, ya que se la mantiene encorsetada tanto como se ha podido.

Si el anterior análisis es correcto, ello debería conducir a tres conclusiones principales:

a) La “austeridad fiscal” tan solo recortaría adicionalmente el muy disminuido empuje de la economía, arriesgando, incluso, aproximarla a los límites de la recesión abierta;

b) Al debilitarse aún más la economía, con ello se debilitarán adicionalmente los ingresos tributarios del gobierno, por lo que, en vez de aminorarse, el problema del déficit fiscal podría agravarse;

c) Es tarea urgente explorar y poner en marcha nuevas alternativas de política pública, orientadas a la dinamización de la economía, para romper el círculo vicioso de la depresión económica, generar empleos abundantes y de calidad y disminuir el déficit fiscal de una forma sostenible.

 

Tomado de Blog de Luis Paulino Vargas “Soñar con los pies en la tierra”

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2014/10/crisis-fiscal-y-estancamiento-economico.html

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